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Estudios de filosofía práctica e historia de las ideas

On-line version ISSN 1851-9490

Estud. filos. práct. hist. ideas vol.14 no.2 Mendoza Dec. 2012

 

ARTÍCULOS

Un caleidoscopio - Gran ola. Dialéctica de la racionalidad tecnológica en la obra de Herbert Marcuse1

A kaleidoscope - Big wave. Technological rationality dialectics in Herbert Marcuse's work

 

Natalia Fischetti

Universidad Nacional de Cuyo - Universidad Nacional de Lanús - CONICET

 


Resumen

El presente texto corresponde a la presentación de la defensa de la tesis "La racionalidad científico-tecnológica. Aportes a la reflexión epistemológica en la obra de Herbert Marcuse", dirigida por la Dra. Delia Albarracín en la Maestría en Metodología de la Investigación Científica de la Universidad Nacional de Lanús, que dirige Esther Díaz, el 26 de agosto de 2011. En lo que sigue queremos sintetizar una lectura de la obra de Herbert Marcuse que pone el énfasis en un cruce posible entre su visión antropológica y su visión epistemológica desde una metodología que denominamos dialéctica. La confluencia propuesta supone considerar a la categoría racionalidad tecnológica como una categoría central de su obra que permite estructurar una lectura de conceptos que, aventuramos, siguen vigentes para pensar y re-pensar nuestra condición humana. Esta categoría reúne reflexiones filosóficas y políticas en el intento por desnudar la principal ideología que permite cohesionar a los individuos en los modelos sociales centrales del siglo XX.

Palabras clave: Racionalidad tecnológica; Dialéctica; Epistemología; Metodología; Política.

Abstract

This text is a part of the M.S. Dissertation, "Scientific-technological rationality. Contributions to an epistemological reflection on Herbert Marcuse's work", under the supervision of PhD Delia Albarracín for the Master in Methodology for Scientific Investigation, Lanús University, directed by Esther Díaz, held on August 26th, 2011. What follows is a summary of our approach to Herbert Marcuse's work, which focuses on the crossing between the anthropological and the epistemological vision, from a methodological view that we call dialectics. The proposed convergence implies that the technological rationality category is central in his work and permits a certain reading of concepts that are still in force to think over our human condition. This category joins philosophical and political reflections in an attempt to unveil the main ideology that unites individuals in the XXth century's principal social models.

Key words: Technological rationality; Dialectics; Epistemology; Methodology; Politics.


 

Los saberes científicos y antropológicos en la trama del pensamiento occidental son convocantes en la búsqueda de nuevos interrogantes a viejas soluciones y de nuevas respuestas a preguntas imposibles acerca de la cuestión humana. En los cruces disciplinarios se encuentra Herbert Marcuse (Alemania, 1898-1979) ya que sus escritos se mueven fluidamente entre saberes de distinta etiología. Sus textos son difícilmente clasificables en una topología del saber. Sus búsquedas durante casi todo el siglo XX tienen como telón de fondo la inasible pregunta por la liberación humana, en la dialéctica de la emancipación individual en sociedades también libres. Marcuse recorre con erudición de modo polémico algunos de los principales saberes de la filosofía, de la teoría política, de las ciencias sociales, del arte, de las ciencias naturales, del psicoanálisis de su tiempo... Su filiación a la Escuela de Frankfurt lo coloca en lo que Perry Anderson (Londres, 1938) llama "marxismo occidental", lo que implica que hace lecturas no ortodoxas y en clave filosófica de la obra de Karl Marx (1818-1883). A mitad de siglo realiza uno de los principales intentos filosóficos de conciliar marxismo y psicoanálisis en su obra Eros y civilización. Su vocación filosófica se aúna con su vocación política evidenciada en su participación en algunos de los movimientos revolucionarios del siglo XX, con los que se compromete políticamente, ya desde la cátedra, ya desde la reflexión teórica.

Un recorrido por los principales elementos de su obra, desde sus artículos en la revista Die Gesselschaft en los años 20, pasando por los que publicó en la Zeitscrift fur Sozialforschung, sus libros editados en los Estados Unidos y un sin número de conferencias dictadas ante públicos diversos en la última etapa de su vida, abre interrogantes y propone tesis interpretativas y también contra-fácticas, es decir, utópicas, entendiendo la utopía como posibilidad.

Ante la riqueza policromática de un discurso multidisciplinar, proponemos una lectura que pone el énfasis en un cruce posible entre su visión antropológica y su visión epistemológica desde una metodología que denominamos dialéctica. La confluencia propuesta supone considerar a la categoría racionalidad tecnológica como una categoría central de su obra que permite estructurar una lectura de conceptos que, aventuramos, siguen vigentes para pensar y re-pensar nuestra condición humana. Esta categoría reúne reflexiones antropológicas y también epistemológicas en el intento por desnudar la principal ideología que permite cohesionar a los individuos en los modelos sociales centrales del siglo XX.

La dialéctica o teoría crítica en la voz de Marcuse adopta un modo particular de funcionamiento que no ha tenido la relevancia que, creemos, merece, tanto al interior de su propia obra como con relación a proposiciones generales, a la vez de denuncia y de contrapropuesta utópica, siempre con el horizonte de la emancipación social e individual.

Queremos presentar la categoría de racionalidad tecnológica como aporte a la reflexión epistemológica a partir de tres ejes que proponemos como vinculantes en la obra de Marcuse: su crítica al empirismo radical, la crítica de las ideologías y el psicoanálisis como teoría crítica. Destacamos como elemento central de la propuesta la dialéctica de Marcuse, en tanto modo teórico y metodológico de trabajo conceptual. La dialéctica marcuseana se juega en la tensión inscripta en los conceptos, que los vuelve ya sea inmanentes, afirmativos de lo real, como lo dado, naturalizado o trascendentes, negadores de la realidad al mostrar sus posibilidades históricas y utópicas, contradictorias de lo instituido.

La gran ola. Fijeza y arte

Para pensar la categoría de racionalidad tecnológica proponemos una interpretación ad hoc de una obra de arte. Una xilografía del siglo XIX del pintor japonés Katsushika Hokusai (Tokio, 1760-1849): La gran ola de Kanagawa. Con ella queremos evidenciar el movimiento de una tensión dialéctica. Con la imagen que convocamos buscamos representar al mismo tiempo la monstruosa fijeza de la realidad de la amenaza de la racionalidad tecnológica sobre la humanidad en un plano detenido y también la posibilidad del arte de constituirse en una denuncia que desnuda a la realidad en su pretensión instituyente y naturalizante para mostrar otras racionalidades posibles, quizá emancipadoras.

La gran ola de Kanagawa, sugerimos, es una imagen representativa de la racionalidad tecnológica que se erige como afirmativa del status quo. La racionalidad tecnológica es una racionalidad instrumental y eficiente que se levanta como una gran ola avasallante de otros modos posibles de la racionalidad. La lógica de la ciencia moderna, heredera de la racionalidad occidental, extendida a todos los órdenes de la vida, psicológicos, sociales, económicos y políticos de individuos devenidos masa, manipulables y controlables.

Una gran ola monocromática que se alza en la única dimensión de lo real, lo dado, lo instituido, lo afirmativo del status quo. Una gran ola estática, inmóvil, que sostiene el monstruoso progreso cuantitativo de los inventos técnicos. Una gran ola cuya espuma forma las garras de una dominación de la naturaleza y de la humanidad. Una gran ola que amenaza aniquilar a la humanidad, los pescadores en sus embarcaciones, trabajadores mecidos con la violencia de la alienación, que denunciara Marx, debatiéndose entre la vida y la muerte. Una gran ola, aceptada por todos y hasta defendida por muchos desde una falsa conciencia, una ideología conservadora...

Pero, ¿quién puede predecir el desenlace?, pregunta retóricamente Sigmund Freud (1856-1939) en el final de El malestar en la cultura. Una lectura de la dialéctica de Georg W. F. Hegel (1770-1831), desde la perspectiva de la negación, tal como propone Marcuse, permitirá afirmar la posibilidad de que, quizá, los trabajadores puedan sobrevivir a la ola con sus embarcaciones y encontrar la negación de la misma. Quizá, "un peligroso quizá», dice Friedrich Nietzsche (1844-1900), "una carreta de hermosas posibilidades". La sensibilidad que promueve el arte y la belleza son elementos de otras formas posibles de la racionalidad no eficiente.

Hemos leído la obra de Marcuse desde tres claves convergentes: una metodológica, una conceptual y otra epistemológica. Con relación a la cuestión metodológica, buscamos presentar una interpretación de la dialéctica o teoría crítica en Marcuse en tanto permite comprender su particular despliegue metodológico de los conceptos y teorías y evidenciar que el marco teórico de su obra es uno con su metodología dialéctica. Este señalamiento tiene la intención última de mostrar las posibilidades que abre la interpretación dialéctica para el despliegue de los saberes en tanto críticos. Con relación a lo conceptual, queremos hacer visible la centralidad de la categoría racionalidad tecnológica en la obra completa de Marcuse y señalar con ello la originalidad de presentar a Marcuse como epistemólogo crítico. Para ello, entonces, hemos construido la categoría a partir de una metodología dialéctica con un enfoque epistemológico desde una propuesta que permite establecer cruces entre la crítica al empirismo radical, el psicoanálisis como teoría crítica y la crítica de las ideologías. En clave epistemológica, queremos destacar una lectura transversal de la obra de Marcuse que pone el foco en sus reflexiones acerca de la ciencia, la técnica y la tecnología en el siglo XX, que permite proponer una ampliación de la epistemología desde una perspectiva social y política.

Con relación a los tres temas nombrados, en el empirismo radical enfatizamos en su crítica a la filosofía analítica, en el psicoanálisis queremos mostrar la interpretación en clave dialéctica de algunos conceptos centrales de la metapsicología de Freud, así como señalar el nexo profundo entre la dinámica de la psiquis, el yo, el ello y el superyó, la dinámica de los instintos de Eros y tánatos y su vinculación con el desarrollo de la civilización. Finalmente en la crítica de las ideologías desplegamos una interpretación dialéctica de la ciencia y la técnica como ideologías, ligadas al análisis clásico de Marx acerca de la automatización como posibilidad de la emancipación, que permiten actualizar la crítica de las ideologías en su vinculación con la cuestión epistemológica.

Proponemos que hay en el pensamiento de Marcuse una cierta centralidad de la cuestión epistemológica en el cruce de los tres enfoques que permite reflexionar críticamente acerca de la ciencia, la técnica y la tecnología. Defendemos que esta reflexión histórica, política y antropológica de cuestiones epistemológicas abre posibilidades para repensar la vinculación esencial de la teoría y de la praxis, aún en nuestro siglo XXI.

Un caleidoscopio - gran ola

Caleidoscopio: mirar la belleza o la belleza de la mirada en el caleidoscopio. Los mismos elementos en movimiento promueven infinitas posibilidades para una mirada humana que no acepta el velo impuesto a la detención de los cambios cualitativos hacia una sociedad humana constituida por individuos libres. El caleidoscopio como posibilidades multicolores de reorganización social en función de los deseos, las necesidades humanas, vitales, de libertad que harían imposible, afirma Marcuse, la aceptación pasiva de la fijada dominación social. La dialéctica que rige todo el movimiento se juega quizá entre individuos libres en sociedades libres por la utilización de la ciencia y la tecnología en favor de la eliminación del trabajo alienado, posibilidad que ha dejado de ser utópica.

Pero, por el momento, denuncia Marcuse hasta la década del 70, la racionalidad tecnológica es el fundamento de la dominación social. En sus palabras:

Mi propósito es demostrar el carácter interno instrumentalista de esta racionalidad científica gracias al cual es una tecnología a priori, y el a priori de una tecnología específica; esto es, una tecnología como forma de control social y de dominación.

Proponemos un análisis en tres niveles o momentos complementarios e interdependientes: un nivel metodológico, un nivel categorial y un nivel epistemológico. En el nivel metodológico desarrollamos un enfoque dialéctico en dos sentidos: como lente para la interpretación de la categoría de racionalidad tecnológica en la obra de Marcuse y como aporte de la teoría crítica a la metodología de las ciencias sociales. En el nivel categorial presentamos una interpretación de la categoría "racionalidad tecnológica" desde el enfoque dialéctico señalado a partir de la crítica de Marcuse del positivismo y de la ideología, construidos fundamentalmente desde sus perspectivas de la teoría crítica de Marx y de la metapsicología de Freud. En el tercer nivel, un nivel que llamamos epistemológico, sintetizamos las posiciones de Marcuse frente a discusiones propias de la epistemología del siglo XX en relación con las ciencias y las humanidades, con la neutralidad de la ciencia y con la idea de progreso. Los tres niveles se asumen mutuamente para la comprensión de nuevas posibilidades para las humanidades, las ciencias, la sociedad, los individuos y la naturaleza.

En el nivel metodológico, la dialéctica entre lo real, lo dado y lo posible, lo utópico, es la columna vertebral con la que hemos estructurado la presentación de los resultados de la investigación. Desarrollamos la dialéctica como sinónimo de teoría crítica en la obra de Marcuse para mostrar su centralidad en ocasión de pensar nuestro presente desde la categoría de racionalidad tecnológica. Una categoría que, decimos, reúne características y problemáticas antropológicas, epistemológicas, políticas, sociales, en fin una categoría filosófica en sentido amplio. La metodología presentada es una con el marco teórico porque partimos del supuesto de que ambos, la teoría y el método, son inescindibles en una investigación de estas características. Por esto convocamos ciertas perspectivas de la teoría de Hegel y de Marx como antecedentes teórico-metodológicos de una propuesta que interpreta la dialéctica a la vez como sustrato y como herramienta del saber en el siglo XX y sus continuaciones y quiebres en nuestro siglo XXI.

La dialéctica es crítica en Marcuse porque es capaz de mostrar lo afirmativo de nuestra cultura al mismo tiempo que puede manifestar su negación al revelar otras alternativas posibles a lo instituido. Esta es la posición que queremos desarrollar para el fundamento de la ciencia y la tecnología, conceptualizado como racionalidad tecnológica. Porque, aun cuando hemos presentado en general una denuncia, la crítica se apoya en una dialéctica donde la negación cumple el papel de oponerse a lo dado, mostrando otras posibilidades frente a la represión, la opresión y la dominación denunciadas. En este sentido, el cambio propuesto tiene que ver con una transformación radical, una modificación de características cualitativamente distintas a las actuales, porque, para Marcuse, otra racionalidad es posible, una racionalidad fundada en la gratificación, una racionalidad liberadora.

Proponemos presentar en tres ejes también, tres cuestiones epistemológicas en sentido amplio que están interrelacionadas de tal modo que otras reorganizaciones de los conceptos serían posibles. Se entrecruzan y fundamentan entre sí en la obra de Marcuse lo que denomina en sentido genérico una crítica al positivismo, una crítica de las ideologías anclada en Marx y una lectura del psicoanálisis del último Freud en clave crítica. Estas cuestiones convergen para pensar una epistemología crítica en tanto remite la discusión acerca de la ciencia, la técnica y la tecnología a una discusión política. Para ello desplegamos dialécticamente, en pares de espejos, la categoría de racionalidad tecnológica.

Un caleidoscopio dialéctico

Espejar, reflejar, especular, reflexionar. La dialéctica de los conceptos con su espejo. La bidimensión de lo real y lo posible. El espejo como lo otro, como la negación de lo que se afirma a-críticamente. El espejo crítico que se desdobla en otras posibilidades para lo real. Los mismos espejos en movimiento para generar otras lecturas de múltiples posibilidades en la historia humana. Un caleidoscopio de espejos-conceptos no fijados sino en el libre movimiento que les permite reconfigurarse, reinventarse. Un caleidoscopio que es a la vez técnica y arte.

Nuestra investigación tiene como objetivo mostrar que, desde un enfoque que prioriza las reflexiones epistemológicas, en los escritos de Marcuse se encuentran abundantes insumos para pensar la ciencia críticamente. El trabajo hermenéutico de la obra de Marcuse vinculado a la categoría de racionalidad tecnológica arroja como resultado el señalamiento de los conceptos con los que reflexiona críticamente sobre la ciencia y la tecnología, tales como su interpretación de la dialéctica de Hegel y Marx, las categorías del psicoanálisis de Freud en su metapsicología, su noción de ideología a partir de las teorías de Marx, Max Weber (1864-1920) y Edmund Husserl (1859-1938) y sus análisis antropológicos, estéticos y políticos de la ciencia. A partir de la exégesis realizada destacamos sus tesis en el marco de una perspectiva epistemológica que no sólo analiza la problemática de la técnica y la tecnología, sino también la de la ciencia regida por el criterio positivista para el análisis de los fundamentos de las ciencias sociales, las naturales y también la filosofía en el siglo XX.

Presentamos a continuación una breve síntesis de los principales resultados alcanzados.

Capitalismo y saberes. Crítica al positivismo

La crítica general de Marcuse al positivismo es el primer eje transversal a la tesis que vamos a presentar. Un tercio de un caleidoscopio que ha dejado de ser tal en la medida en que se ha fijado en la apariencia inmediata del sentido común. Una realidad monocromática. Una lógica positivista, dice Marcuse de manera genérica para referirse a todas aquellas formas del saber que, frente a una dialéctica hegeliana que destaca el momento de negación, reivindican el momento de afirmación de lo dado, del conocimiento mediante la experiencia de los hechos. El positivismo entonces se opone a todo elemento trascendente, a toda metafísica, a todo idealismo.

Racionalidad moderna - racionalidad crítica

Afirmamos que es posible rastrear en Marcuse los orígenes de la racionalidad tecnológica y sus continuidades y discontinuidades con respecto a la racionalidad ontológica aristotélica, racionalidad y ciencia moderna e inmanencia en Husserl y racionalidad, ciencia y capitalismo en Weber a partir de su crítica a la falsa abstracción.

La racionalidad tecnológica, en tanto es una racionalidad política de la ciencia y la técnica, es la racionalidad propia del hombre unidimensional, que se conserva en una única dimensión de pensamiento y conducta. Este modo de la razón tiene cierta continuidad con lo que Marcuse llama la falsa abstracción de la racionalidad ontológica de la lógica formal aristotélica que permitió que el pensamiento se abstrajera de las desigualdades concretas de la realidad social. La lógica formal, que elimina las contradicciones entre la esencia y la apariencia es el primer paso hacia el pensamiento científico. Para el último Husserl, esta falsa abstracción, que permitió identificar lo racional y lo empírico, culminó en el proyecto racional de un mundo en el que las formas matemáticas terminaron por abstraerse de las formas morales, estéticas y políticas de Platón. El proyecto de dominación de la razón se concretó en la ciencia moderna en la que se aúnan la racionalidad matemática y el método experimental con la consecuente inmanencia de una ciencia de hechos, que, denuncia Husserl, conlleva seres humanos de hechos.

Para Weber, esta racionalidad se afianza como racionalidad formal en el contexto del capitalismo industrial, una racionalidad instrumental con un fin indiscutible a conseguir en tanto lógica del capitalismo: eficacia, precisión y cálculo. La lectura de Marcuse evidencia que esta razón, que se pretende abstracta y pura, cobra cuerpo en la administración, asume los valores del capitalismo y es concreta en la dominación. La razón técnica en tanto modo universal de la razón, se caracteriza por la matematización, la experimentación, la burocracia y el control, la calculabilidad y la funcionalidad de la ciencia y de la vida. Esto la vuelve irracional, afirma, porque la propia razón se torna instrumento, se reifica. De este modo, la tecnología se vuelve una fuerza de dominación que supone que la ciencia es instrumental por sí misma y genera dependencia al orden objetivo de las cosas, tal como lo dicta el mercado.

Lógica de la eficiencia - lógica dialéctica

Marcuse denuncia los saberes que se pretenden neutrales, herramientas de la lógica eficiente del capitalismo en el siglo XX, destacando el fundamento operacionalista que atraviesa tanto a las ciencias naturales, a las sociales como a la filosofía en auge, la filosofía analítica. Todos estos saberes dejan fuera la cuestión social y política en su pretensión de neutralidad.

La racionalidad tecnológica, en tanto unidimensional, no dialéctica, tiene como antecedente el éxito del positivismo en el siglo XIX que se opuso a la lógica de la dialéctica hegeliana. Marcuse se enfrenta al positivismo, en tanto cierre de la dialéctica de la negación de lo instituido, en los saberes del siglo XX. Critica las corrientes positivistas en las ciencias sociales y las naturales centradas en lo que denomina operacionalismo. El operacionalismo supone la dilución de los objetos en operaciones mentales por las que son desmaterializados. Este apriorismo permite la suspensión del juicio sobre los mismos y la posibilidad de tratar las cosas por su potencialidad para ser manipuladas. Así, las cosas y también los sujetos de las ciencias sociales son fundamentalmente considerados según su función y fácilmente cuantificados y conducidos.

En esta línea, planteamos la discusión con la filosofía analítica del lenguaje en la voz del Wittgenstein de las Investigaciones Filosóficas, que propone que la filosofía se ocupe de la clarificación del lenguaje ordinario, al estilo de una gramática. De este modo la filosofía se vuelve neutral porque cumple sólo con una función descriptiva. Esta filosofía en auge en la segunda mitad del siglo XX es positiva para Marcuse en contraposición con la filosofía negativa o dialéctica que propone. La filosofía crítica, a diferencia de la analítica, busca interpretar el lenguaje y la realidad en función de los contextos históricos, sociales y políticos. Estas interpretaciones hacen de la filosofía un saber comprometido éticamente. Además, la filosofía dialéctica postula conceptos universales capaces de trascender el sentido común.

Positivismo - teoría crítica

La crítica de Marcuse a la racionalidad tecnológica le permite fundamentar una crítica al problema epistemológico de las escisiones entre teoría y praxis, ciencia y tecnología y ciencias y humanidades. Estas divisiones y escisiones son funcionales al capitalismo porque los problemas de la investigación y la academia se separan de las cuestiones sociales y políticas.

Con relación a la pretensión de neutralidad de la ciencia que surge de la separación arbitraria entre la ciencia "pura" y la ciencia "aplicada", Marcuse reinstala las posiciones de Husserl y de Weber. Destaca que la escisión de la ciencia con respecto a la filosofía en la modernidad responde a las necesidades de dominio de la realidad empírica, pero se presenta como abstracta porque lo hace desde un método que se supone puro y universal, ajeno a la ética y a la política. Sin embargo concluye Marcuse apoyado en Husserl que el carácter de dominación que es intrínseco a la racionalidad tecnológica es inherente a la ciencia físico-matemática moderna por ser siempre potencialmente aplicable. En relación con la sociología de Weber, Marcuse quiere destacar que la ciencia y la tecnología constituyen una racionalidad formal, burocrática, administrativa, escindida de toda valoración, en el contexto del capitalismo industrial. La paradoja se encuentra en que en esta racionalidad que se pretende a-valorativa subyacen los valores del capitalismo porque es una ciencia "universal" con un origen histórico-contingente, una ciencia "abstracta" con intereses concretos de dominación.

Sintetizamos también la crítica de Marcuse a la división de los saberes a partir de la modernidad en la que pone en evidencia una falsa dialéctica de las ciencias y las humanidades porque, por un lado las muestra como aisladas en la separación de la teoría con respecto a la práctica, y por otro lado las une en la lógica operacional y conductista del positivismo en la sociedad industrial altamente desarrollada. La verdadera dialéctica implicaría, por el contrario, el trabajo conjunto de las ciencias y las humanidades en oposición a la racionalidad tecnológica e instrumental denunciada. La ciencia y la tecnología juegan un rol importante, fundamental en este cambio cualitativo. Lo que se ha reprimido del logos de la tecnología es su posibilidad de alcanzar la paz, y hoy la tecnología debilita a la humanidad en este sentido, aun cuando muchos seres humanos crean ser más poderosos que nunca antes en la historia. Por el contrario, pensamos que hoy estamos colocados a merced de la tecnología, lo que nos empobrece.

Capitalismo y deseos. Epistemología y psicoanálisis

La dialéctica de lo positivo y lo negativo, de lo real y lo posible es aplicada metodológicamente también a la obra tardía de Freud. Entendemos que duplica los conceptos freudianos, resignificándolos al introducir la historia en la comprensión de los mismos, al usarlos para interpretar la sociedad de su época. Nuestra tesis postula que cada concepto duplicado por Marcuse viene a significar lo real de la sociedad industrial avanzada en su unidimensionalidad. Lo posible se encuentra más cercano a la interpretación del propio Freud, en la que, para Marcuse, está inscripta la crítica, la posibilidad de la transformación individual y social. Se hace patente un entrecruzamiento temporal donde el presente en su unidimensionalidad real en las sociedades industriales avanzadas requiere cierta comprensión de los orígenes ontogenéticos (del individuo) y filogenéticos (de la civilización) con la perspectiva de la transformación de la sociedad según nuevas posibilidades en el futuro. La obra de Freud constituye un referente teórico de Marcuse, al mismo tiempo sujeto y objeto de su particular metodología dialéctica.

Racionalidad tecnológica - Racionalidad crítica

Queremos mostrar el ejercicio dialéctico que realiza Marcuse de algunos conceptos centrales de la metapsicología de Freud, ejercicio que le permite extrapolarlos desde el campo psicológico al campo político. Parte de su mérito reside en este esfuerzo constante por utilizar categorías de la historia de la filosofía y de distintas ciencias sociales y también naturales de un modo ecléctico y novedoso al hacerlas jugar en la comprensión política de su presente con vistas a su transformación.

Pero frente a las posibilidades de cambio, constituye nuestra interpretación el análisis de una disminución y final eliminación de la dialéctica de la ciencia en algunos textos clave de la Escuela de Frankfurt, para señalar además cuál es el aporte de Marcuse a la discusión en torno a la racionalidad instrumental. En el "círculo interior" de la Escuela de Frankfurt, en textos de Theodor Adorno (1903-1969) y Max Horkheimer (1895-1973), se despliega la crítica a la teoría tradicional propia de la ciencia moderna, a la razón bajo la lógica de la dominación, y a la racionalidad subjetiva e instrumental en la sociedad occidental y se contrapone dialécticamente a las mismas con una teoría y una racionalidad críticas. En este debate participa Marcuse con la impronta de un análisis histórico y sistemático de la racionalidad instrumental como tecnológica. Racionalidad que ha eliminado de sí a la dialéctica y a la crítica que busca la trasformación de lo dado. Pensamos entonces a la ciencia en tanto constituyente de la racionalidad moderna en una progresiva pérdida de su capacidad dialéctica, al mostrar cómo ha ido abandonando sistemáticamente sus componentes críticos en función del éxito de la ciencia moderna con sus características tecnocráticas, que permiten el ejercicio de la dominación sobre la humanidad y la naturaleza. Esta racionalidad instrumental, que ha producido el primado de la eficacia en la elección de los medios para alcanzar los fines dados por el capitalismo industrial, ha conducido al final de la dialéctica de la ciencia en sus posibilidades críticas con el primado de la unidimensionalidad de lo dado en la racionalidad tecnológica.

Racionalidad tecnológica - Instintos

A la luz de la racionalidad tecnológica, los conceptos de la metapsicología de Freud, en su extrapolación social y política, se vuelven dialécticos, tanto porque permiten denunciar a una sociedad represiva en su afirmación como porque indican claves para su negación.

Este ejercicio dialéctico que realiza de algunos conceptos centrales de la metapsicología de Freud, le permite extrapolarlos desde el campo psicológico al campo político. La primera importante resemantización la propone Marcuse con el Performance principle, a la vez comprendido en español como principio de actuación y de rendimiento. El principio de realidad ha prevalecido históricamente según una lógica del rendimiento que organiza a los individuos en estratos sociales según su actuación económica competitiva, según su rendimiento en el mercado.

La civilización o cultura contiene y aúna tanto los elementos materiales de la civilización como los culturales, es decir todo aquello que está vinculado a las actividades psíquicas superiores. Para Marcuse en la civilización desarrollada, la civilización industrial contemporánea, lo cultural o espiritual mantiene un lugar marginal o se ha convertido en un elemento funcional, afirmativo del status quo. Este desarrollo de la civilización se ha traducido en un modo histórico de organización, coordinación, regimentación y control de la vida privada y pública, en definitiva ha devenido en administración de la dominación. Toda cultura requiere para Freud la represión, es decir la contención y hasta la supresión de los instintos más poderosos, Eros y Tánatos, el amor y la muerte. La represión es inherente al mismo desarrollo cultural. Pero la realidad de la civilización industrial contemporánea muestra un exceso en la represión primaria, una represión excedente o sobrerrepresión (Surplus-Repression). Este modo de represión denunciado se consolida como la auténtica, verdadera y necesaria represión para el desarrollo cultural, ocultando otras posibilidades para este último al acallar la voluntad humana de gratificación.

Racionalidad tecnológica - Progreso

Argumentamos que el psicoanálisis como herramienta crítica le permite a Marcuse trabajar sobre una de las cuestiones centrales de la epistemología: la idea de progreso. En este punto, proponemos un cruce entre el psicoanálisis y la epistemología para mostrar la dialéctica entre el progreso cuantitativo y el progreso cualitativo. Incorporamos aquí el análisis freudiano de la fantasía como clave crítica para pensar las posibilidades de la emancipación.

La presentación de la crítica al modo de desarrollo del progreso según la lógica de la racionalidad tecnológica supone la denuncia del predominio desde la modernidad de un progreso material y cuantitativo frente a un progreso humano y cualitativo. La dialéctica propuesta en cambio es la de que se desarrolle una tendencia contraria que redunde en la modificación estructural y hasta metodológica de la ciencia hacia la emancipación. Para ello hemos señalado que se abren nuevas dimensiones posibles en el ámbito estético, en la sensibilidad y en el arte.

Ideología del capital y epistemología

Desde la perspectiva de Marcuse, los individuos se vuelven sumisos porque la racionalidad tecnológica, tal como la hemos descrito como intrínsecamente política, actúa a nivel de los instintos, produciendo un dominio social, aparentemente no autoritario. Por el contrario, existe la creencia generalizada de que lo real es racional. La racionalidad tecnológica genera ese conformismo que ha sido producido a nivel instintivo. Este conformismo constituye la ideología de la sociedad industrial altamente desarrollada.

Marcuse trabaja su discurso de la ideología según la metodología dialéctica que hemos querido mostrar desde el inicio. Esta dialéctica se encuentra ya en el propio Marx, lo que permitiría afirmar que la "dialéctica", la "teoría crítica" y la "crítica de las ideologías", pueden ser tomadas aquí como sinónimos en tanto teórica y metodológicamente centrales a la obra de Marcuse. La ideología propia de la racionalidad tecnológica es tanto el final de la dialéctica en el sentido de la definitiva afirmación de lo dado y ocultamiento de las contradicciones, como la superación de lo real en la vislumbre de lo posible.

Racionalidad tecnológica - racionalidad política

Con el eje esta vez en el marxismo, la racionalidad tecnológica se desdobla en una racionalidad política, en tanto ejerce acciones para la revolución de las condiciones de alienación del trabajo en el sistema capitalista. Para ello es preciso recuperar el fundamento antropológico de los Manuscritos de 1844, que pone el énfasis en la noción de trabajo como esencial a la humanidad.

El problema que denuncia Marcuse es el protagonismo de estos modos positivos de desarrollo de las ciencias y de las humanidades en la sociedad industrial altamente desarrollada que conllevan el fenómeno de la asimilación. La asimilación, como un derivado en estas sociedades de la integración, es un concepto que permite explicar la dificultad evidente de que la clase obrera se constituya en el sujeto de la revolución, tal como Marx lo había previsto. La asimilación se produce en los individuos entre el ámbito de producción económica y el ámbito de producción simbólica. Esto se ve en la administración tecnológica del tiempo de trabajo tanto como del tiempo libre que vuelve a la racionalidad tecnológica totalitaria aunque se oculte, ideológicamente, tras los velos del progreso y el bienestar. Para Marcuse la sociedad industrial altamente desarrollada es totalitaria de un modo perverso porque la integración de los individuos se produce voluntariamente por una asimilación en el ámbito del consumo, para satisfacer necesidades "falsas" que son creadas por el mismo aparato productivo.

Sociedades represivas - sociedades liberadoras

El problema de la asimilación, de la aceptación pasiva y hasta gustosa de los hombres a los sistemas de dominación es un elemento que se produce tanto en la sociedad industrial avanzada, como en la Alemania nazi y en el marxismo soviético. Destacamos que la categoría de racionalidad tecnológica se constituye para Marcuse en el fundamento de las tres sociedades en tanto la ciencia y la técnica constituyen el sustrato de la producción, aún con sus diferencias. También la lógica de la tecnología, la lógica de la eficiencia se extiende a todos los órdenes de la vida, favoreciendo la asimilación en las sociedades represivas. Este elemento demuestra la importancia económica y política de la ciencia y la técnica en el siglo XX, lo que, afirmamos, convoca inevitablemente a la epistemología a tornarse en política.

Hemos querido mostrar que este renunciamiento del individuo para su integración en lo existente en el contexto descrito del capitalismo monopólico es el punto que Marcuse encuentra en común con el Estado totalitario en la Alemania nazi. También en la sociedad fascista todo se encuentra administrado científicamente y los individuos hacen recaer sus deseos y responsabilidades en las instituciones, portadoras de la verdad (ideológica). Algo similar ocurre en la sociedad soviético-marxista que, al igual que la sociedad industrial altamente desarrollada, se fundamenta en la tecnología industrial, haciendo que la productividad, la administración y el control devengan en fin último social por sobre el fin revolucionario.

Fetichismo tecnológico - Tecnología

En relación con la noción de ideología en Marcuse, proponemos que es también una noción que interpreta de modo dialéctico. El nexo con la cuestión epistemológica viene dado por la dialéctica mecanización-automatización, que recupera de los Grundrisse, lo que permite pensar la tecnología al mismo tiempo como falsa conciencia, en tanto fetiche, o como posibilidad de la liberación del trabajo alienado, como emancipadora.

En relación con la ideología y la ciencia, hemos querido mostrar la resignificación históricamente situada que realiza Marcuse de la obra de Marx para señalar cómo el fetichismo de la mercancía ha devenido en un fetichismo de la tecnología en el siglo XX. También releyendo a Marx, Marcuse reivindica la noción de automatización que el primero comprende como la tendencia propia del capital de convertirse en capital fijo o maquinaria, lo que produce la contradicción propia del capital al requerir cada vez menos fuerza viva de trabajo. La ideología o inversión real se da porque el sistema de producción centrado en el desarrollo del capital fijo se mantiene como propiedad privada, y porque entonces la ciencia es el motor del sistema productivo en lugar de que lo sea el tiempo de los trabajadores. Para Marcuse, siguiendo a Marx, el capitalismo se enfrenta a su propia disolución con la posibilidad de la consumación de la automatización. De este modo, en la sociedad industrial altamente desarrollada, Marcuse propone la comprensión de la ciencia y la tecnología dialécticamente: en su desarrollo real como ocultamiento de las contradicciones por la racionalidad tecnológica con la consecuente contención del cambio social, y en su desarrollo potencial como inscribiendo en sí la posibilidad misma de la emancipación. Hemos propuesto entonces que este cruce entre ideología y ciencia desde una asimilación de la crítica de las ideologías con la dialéctica y la teoría crítica en Marcuse permite pensar conjuntamente la epistemología y la política.

Final en movimiento

Llegados a este punto queremos decir que hemos desarrollado propositivamente la hipótesis explicativa fuerte de nuestra investigación que afirmaba que "Si la discusión en torno a la ciencia y la tecnología es ineludible en nuestra época, entonces la reflexión filosófica de la teoría crítica en la obra de Herbert Marcuse sobre la ciencia y la tecnología en las sociedades del siglo XX representa un análisis cuya significatividad es preciso recuperar, ya que constituye un aporte para la reflexión sobre la ciencia desde una visión ampliada de la epistemología. Frente al positivismo dominante se abre camino una crítica que nos permite renovar hoy la reflexión sobre el nexo indisoluble entre la ciencia, la tecnología, la política y la sociedad que se ha recrudecido con el avance del capitalismo en su fase tardía".

Con la dialéctica propuesta hemos querido mostrar que, lejos de toda fetichización de la tecnología, Marcuse aboga por la unión de las categorías estéticas con la tecnología. Si hubiera un cambio cualitativo, este cambio se reflejaría en una resignificación del trabajo en el sistema productivo y una consecuente resignificación del tiempo libre. Una transformación cualitativa de las necesidades, necesidades vitales de libertad, modificaría al sujeto de las mismas. Al ser las necesidades humanas históricamente determinadas, una sociedad libre y racional las cambiaría al punto de modificar al propio ser humano. La modificación de las necesidades humanas, distanciadas de la dominación y manipulación actuales, redundaría en una desublimación como satisfacción, como liberación, como felicidad. Esto no supone una vuelta a un estado de naturaleza, anterior a la cultura, pero sí implica un cambio también radical en la idea de progreso vigente en nuestras sociedades. En ellas sería preciso hacer converger técnica y arte, trabajo y juego.

Es por todo esto que este recorrido por el caleidoscopio conceptual es uno dentro de todos los posibles. Si lo giramos, los espejos reconfiguran la imagen. La gran ola en movimiento abre múltiples posibilidades en el dinamismo de la historia si las lógicas tecnológica y estética se entrecruzan para poner en juego la liberación humana. "En la medida en que los valores estéticos son los valores no agresivos por excelencia, el arte como tecnología y técnica implicaría la aparición de una racionalidad nueva en la construcción de una sociedad libre, es decir, la aparición de modos y de fines nuevos en el propio progreso técnico." (cita)

Es posible la transformación del arte en técnica y de la técnica en arte. Aquí la racionalidad tecnológica se vuelve ella misma dialéctica si participa de otras lógicas. Racionalidad tecnológica y racionalidad estética en el espejo crítico.

Notas

1. Quiero agradecer muy especialmente a Delia Albarracín y a Adriana Arpini por su dirección, acompañamiento y colaboración en el desarrollo de la investigación y escritura de la tesis. A Leandro Ferrón por las imágenes que diseñó para la presentación de la defensa de tesis, algunas de las cuales embellecen este texto. A Manuel Cuervo por sus lecturas críticas del texto de la defensa y a Gabriel Liceaga, Mariana Alvarado, Virginia Grosso y Pilar Rodríguez por sus oportunas sugerencias sobre la presentación. A los evaluadores: Alejandra Gabriele, Daniel Dei y Patricia Digiglio, por sus valiosos aportes para la continuidad de esta investigación.

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