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Estudios de filosofía práctica e historia de las ideas

versión On-line ISSN 1851-9490

Estud. filos. práct. hist. ideas vol.15 no.2 Mendoza dic. 2013

 

COMENTARIO DE LIBROS

Rubinelli, María Luisa (comp.) (2013), Nosotros los latinoamericanos. Identidad y diversidad. Homenaje a Arturo A. Roig.

San Salvador de Jujuy, EDIUNJU, Colección Cultura e Identidad, ISBN 978-950-721-439-1 (180 páginas)

 

Laura Aldana Contardi

UNCuyo - Universidad de Mendoza - CONICET

 

Arturo Andrés Roig se dio a la tarea de pensar sin que pueda encasillarse su obra en un territorio disciplinar determinado. Su labor como profesor, historiador y filósofo se encuentra articulada con sus elaboraciones teóricas en diversos ámbitos disciplinares: la historia de las ideas, la filosofía latinoamericana, la pedagogía universitaria. Su obra, sutil y rigurosa, se inserta en un contexto de debate acerca de la liberación que desemboca en un humanismo crítico y en la moral de la emergencia. Moviliza tradiciones, categorías y figuras simbólicas de la tradición filosófica europea y latinoamericana para esclarecer cuestiones filosóficas y metodológicas. Lee la tradición y se orienta a dilucidar la pregunta acerca de la cuestión de la emancipación humana, que conlleva la afirmación crítica del sujeto. Entregado a la tarea de pensar Arturo Roig propone, crea entramados categoriales que devienen herramientas imprescindibles para todos aquellos que se interrogan y reflexionan sobre la identidad y diversidad de los latinoamericanos. Es por ello que en 2009 Horacio Cerutti Guldberg ha señalado, en su Filosofando y con el mazo dando, que si queremos enterarnos del estado en que se encuentra al día de hoy la vanguardia de reflexión filosófica nuestroamericanista, se impone reexaminar meticulosamente la obra de Arturo Andrés Roig. La diversidad de contribuciones que compila María Luisa Rubinelli constituye un aporte más a la tarea propuesta por Horacio Cerutti Guldberg.

En el prólogo, Yamandú Acosta remarca la significación de Arturo Andrés Roig en el pensamiento latinoamericano. El autoconocimiento en términos de "identidad y diversidad" que posibilita la construcción de un "nosotros" se muestra en la obra del pensador mendocino como uno de los ejes centrales para constituir un humanismo crítico.

María Luisa Rubinelli, en la Introducción, explicita el objetivo general del libro: realizar un homenaje a la obra de Arturo Roig, homenaje que se ha realizado con el apoyo de la Red de Integración de Nuestra América (REDINA), de la que la Universidad Nacional de Jujuy, a través de la Unidad de Investigación Pensamiento Latinoamericano, relaciones interétnicas e interculturales de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales, participa.

Un discurso que Arturo Roig pronunció en el año 2003 y en el cual la filosofía es caracterizada, a partir de su origen histórico, como un acto de humildad, de modestia y de timidez, es analizado por Beatriz Bruce. Precisamente es este acto de humildad lo que definía a la filosofía como un amor, un deseo de saber. Para Roig la actitud filosófica siempre tiene un comienzo concreto, histórico, en el momento en que el sujeto del filosofar se tiene a sí mismo como valioso. Bruce analiza las dos metáforas presentes en el discurso mediante las cuales es posible acercarse al modo en que se entiende la actividad filosófica. La primera metáfora, la de la casa, remite a la morada y se relaciona con la filosofía articulada con la complejidad de lo cotidiano. La morada es topos y tópico, lugar y asunto, de la filosofía. La metáfora del camino se relaciona con los "accesos" a la casa. Los caminos son múltiples y diversos, la filosofía ha de ocuparse de recorrer caminos alternativos que tiendan a la ruptura de las estructuras de dominación. Para Roig la filosofía tiene a la base una noción de temporalidad abierta donde el futuro no es repetición necesaria de lo dado. La dialéctica del filosofar se organiza sobre la posibilidad de una ruptura de totalidades objetivas, buscando caminos alternativos para pensar nuestra morada.

Uno de los ámbitos disciplinares de los que se ha ocupado Arturo Roig es el de la Historia de las Ideas, disciplina que adquiere características específicas en América Latina. Fernán Gustavo Carreras muestra la fecundidad de su obra para recuperar, abordar y construir una historia crítica de nuestras ideas. El marco teórico metodológico que le aporta Roig le ha permitido a Carreras realizar una lectura filosófica de la obra de Bernardo Canal Feijóo que, si bien no era filósofo, se destaca por ser un ensayista multifacético. De este modo Carreras se ocupa de mostrar cómo en su obra se da un ejercicio del a priori antropológico. En el análisis de la constitución del sujeto argentino que realiza el autor se muestra que el proceso se desarrolla sobre la base de la relación dominador-dominado, relación que ha sido instaurada desde la conquista. En ese proceso el sujeto oprimido, marginado socialmente y explotado, es reducido al silencio. Sin embargo, como sujeto está silenciado pero no es mudo, por tanto es factible escuchar su voz. De modo tal que su pensamiento filosófico está profunda y conscientemente vinculado a un proyecto político que se construye desde la crítica a las filosofías eurocéntricas y justificatorias de los procesos de dominación.

Otro aspecto fundamental de la obra del pensador mendocino representado por la relación entre el discurso político y el discurso filosófico ha sido puesto de relieve por Carlos Pérez Zavala. El móvil del discurso político es una demanda social formulada por el pueblo mismo, pero re-formulada por los políticos. La demanda social se formula en relación con el sistema productivo, se trata entonces de una demanda económica. La reformulación hecha por el discurso político conlleva la justificación que proviene del discurso filosófico. Es por eso que se muestra como necesario volver a plantear y explicitar la función de conocimiento propia de la filosofía, así como la relación entre filosofía e ideología.

Catalina León Pesántez se ocupa de reconstruir en su estudio los trabajos de Arturo Roig referidos a la filosofía ecuatoriana. Concretamente se centra en reflexionar sobre el "sesgo" antropológico del humanismo colonial. Arturo Roig distingue tres itinerarios del humanismo: paternalista, ambiguo y emergente, tomando al hecho colonial como fundamento histórico para su explicación, en la región andina y en la experiencia ecuatoriana.

Hacia fines de la década de 1960 e inicios de los '70 se gestó en América Latina el movimiento de la Filosofía Latinoamericana de la Liberación. Del surgimiento y desarrollo de tal movimiento se ha ocupado Adriana María Arpini en sus investigaciones, en el artículo que incluye el libro se ocupa de la participación de Arturo Roig en ese movimiento. Afirmar que la filosofía latinoamericana es un saber de vida, implica volver a pensar la relación entre filosofía y racionalidad. La vida es un quehacer, es decir, un hacerse y un gestarse del hombre que solamente puede ser entendido en su naturaleza desde la estructura y dinámicas sociales. Por lo tanto queda acentuado que la filosofía es un hecho social que muestra los caracteres de la realidad, en especial la conflictividad. La actitud de la sospecha cobra especial significado en el ejercicio filosófico; esta actitud no es una actitud teórica sino que es previa a ella, puede servir de motor a la crítica e impulsar su emergencia en el nivel discursivo. La función crítica de la filosofía se plasma cuando el filosofar asume la ambigüedad de su inserción socio-histórica. Roig ha mostrado que una filosofía de América, desde y sobre América, es el único modo de acceder a lo universal, pues es una filosofía desde la propia temporalidad. El comienzo del filosofar acontece cuando nos ponemos a nosotros mismos como valiosos y consideramos valioso el conocernos a nosotros mismos. Es decir, el punto de partida del filosofar es el derecho a la subjetividad y el descubrir nuevos horizontes de autoconocimiento. Por esto Roig señala la necesidad de superar la filosofía del concepto y propone avanzar en la comprensión de un filosofar como práctica de liberación. Esto implicaría rehacer el propio pasado filosófico desde una historia de las ideas que se ha ampliado metodológicamente, lo que permite una autocomprensión dentro del sistema de conexiones de una época. De este modo, la filosofía latinoamericana como estudio de los modos de objetivación se abre a varias dimensiones: una epistemológica, otra que posibilita dar respuesta a la contextualización de la filosofía misma así como una que se transforma en herramienta para enfrentar las nuevas modalidades de totalización ideológica.

María Luisa Rubinelli se concentra en el estudio de la ampliación metodológica propuesta por Roig, destacando que en todo discurso se encuentra presente el aspecto axiológico como el político. En 1974 el filósofo mendocino propone al Comité de Historia de las Ideas una serie de recomendaciones metodológicas. En ellas sostiene la necesidad de partir de una concepción de la idea entendida como un elemento significativo que integra una estructura más amplia; propone aplicar un tratamiento dialéctico de la Historia de las ideas, de modo tal que no se aborde como historia académica; plantea encarar problemas concretos latinoamericanos y dar preferencia a la Historia de las ideas como historia de la conciencia social latinoamericana. A partir de la resignificación de elementos claves de la propuesta de Roig tales como la noción de "universo discursivo", la relación discursividad- cotidianidad, Rubinelli destaca la referencialidad de los relatos a la cotidianidad, así como el carácter de emergentes de los sujetos que intervienen en los discursos. Así, los personajes de las narraciones populares fantásticas, por ejemplo el narrante y los oyentes, son entendidos como sujetos plenamente activos. Los relatos muestran la diversidad que va configurando de manera conflictiva la identidad de los sujetos hacia el interior y exterior de su comunidad de pertenencia. Estos procesos son complejos porque implican diversos, y a veces contradictorios, sistemas de jerarquización de valores que los sujetos participantes ponen en juego. La diversidad cultural que caracteriza a América Latina, nos dice la autora del capítulo, está dada por la multiplicidad de aportes que la conforman, diversidad rastreable en los relatos populares, por ejemplo. Se hace necesaria por lo tanto una antropología de la emergencia desde la cual sea posible rescatar la discontinuidad que irrumpe en la historia cuando los sujetos sociales luchan por el reconocimiento de su dignidad.

El modo en que Arturo Roig retoma el conatus del que habla Spinoza en su Ética para llegar a la propuesta del a priori antropológico es trabajado por Gloria Silvana Elías. Retomando un estudio de Gerardo Oviedo, quien señala que la determinación del conatus en la perspectiva de Roig asume una proyección y encarnación histórico-práctica que dicha categoría no posee en su original formulación spinoziana, Elías destaca que para el filósofo mendocino el impulso conativo es fuente de la autoafirmación axiológica del nosotros, del autorreconocimiento originario, anterior a cualquier sistema u objetivación histórica. El "nosotros" no es una nueva versión de sujeto hipostasiado, sino el reconocimiento de que cada ser humano es digno, merece ser amado, y es un fin en sí. El reconocimiento de sí como valioso conlleva también el de los demás.

Otro abordaje de la obra de Arturo Roig es el que realiza Cristina Rochetti, quien se focaliza en analizar dos categorías claves: experiencia y expectativa. Para ello centra su análisis en Platón o la filosofía como libertad y expectativa (1972). La autora rescata la experiencia de lectura realizada por Roig de los textos de Platón, experiencia que le posibilita plantear la filosofía como experiencia y, además, abrir la multiplicidad de sentidos propuestos en los textos del filósofo griego. 

Estudios culturales, compromisos y diversidades es el tema del que se ocupa Ricardo Slavutsky. El autor del estudio afirma que los estudios culturales en las últimas décadas han ocupado el espacio de estudio sobre la diversidad, invadiendo el territorio que tradicionalmente había ocupado la antropología; también han desplazado los trabajos de campo intensivos, por estudios interpretativos enfocados en las representaciones. De modo tal que los estudios culturales han contribuido al proceso de deconstrucción de las grandes narrativas sociales modernas y eurocéntricas, pero desanclando la problemática de la diversidad de las experiencias territoriales de luchas nacionales, étnicas o sociales. Es por esto que propone reflexionar críticamente sobre esta cuestión para resituar los esfuerzos de los pensadores latinoamericanos que han actuado comprometiéndose con la emancipación.

El libro cumple su objetivo: destaca el valor de la producción teórica de Arturo Andrés Roig, es por ello que resulta interesante para aquellos que se ocupan de estudiar su pensamiento. Contribuye a la reconstrucción de su contexto discursivo al ponerlo en diálogo con otros autores y tradiciones filosóficas, tal como ocurre en los artículos de Fernán Gustavo Carreras y Gloria Silvana Elías. Muestran, los trabajos, los textos de Roig en su productividad: no sólo lo que dicen sus escritos, sino lo que ha posibilitado su obra.

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