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Estudios de filosofía práctica e historia de las ideas

On-line version ISSN 1851-9490

Estud. filos. práct. hist. ideas vol.18 no.1 Mendoza June 2016

 

DOSSIER

Biopolítica y neuroliberalismo. La cacería estudiantil de Ayotzinapa

Biopolitics and Neuroliberalism: the Student Hunting of Ayotzinapa

 

Hugo E. Biagini

CECIES

 

Recibido: 18/11/2015
Aceptado: 20/04/2016


Resumen

En el texto se hace hincapié en los tenebrosos elementos sacrificiales que le ha acarreado al movimiento estudiantil perteneciente a la combativa Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, situada en el Estado mexicano de Guerrero, dominado por el narcotráfico y un gobierno municipal que actúa en complicidad con este último. Se trata de un establecimiento que, además de formar maestros populares, se halla enrolado en las luchas sociales y políticas. A fines de 2014 fueron reprimidos brutalmente y objeto de desaparición forzosa unos 43 alumnos de esa Escuela, lo cual dio lugar a una ininterrumpida protesta civil con muy diversos ribetes internos y mundiales cuyas múltiples expresiones procuran explicitarse en el trabajo. Por otra parte, se incursiona en el trasfondo ideológico que viene acompañando el devenir institucional mexicano bajo el manto del neoliberalismo -al cual el autor ha optado por reconceptuar como neuroliberalismo en distintos ensayos suyos y en colaboración. Conjuntamente, se enfoca la problemática en cuestión desde un ángulo doctrinario y existencial específico: el del necropoder y el pensamiento crítico. Entre los referentes bibliográficos principales pueden citarse desde Foucault y Mbembe a Holloway y González Casanova.

Palabras clave: Ayotzinapa; Escuela Normal; Neoliberalismo, Biopolítica, Necroempoderamiento.

Abstract

The paper deals with the engagement of mexican student movement in Ayotzinapa Rural College and the repressive way that the local goverment and the narco-maffia fought against those students, with the disappearance and destruction of their bodies and cadavers, around september 2014. The case has an enormous influence in world and local public opinion, with different movilizations and artistic expressions that have a very critical reading of Mexican treatment in the field of Human Rights. Mexican and international neoliberalism, as well as bio and necropolitics, has been specially analyzed with the auxiliary tool of critical thinking. Between the theoretical authors that are close involved in these approaches, we can find Michel Foucault, Achille Mbembe, John Holloway and Pablo González Casanova.

Keywords: Ayotzinapa; Normal College; Neoliberalism; Biopolitics; Necropower.


 

Los desaparecidos, los cadáveres sin identidad, los secuestrados, los alcanzados
por los estragos de la violencia, son entidades elocuentes en sí mismas, al tiempo
que ponen de manifiesto la fragilidad del ser humano que habita en sociedad.
Esta situación posee ribetes únicos en ciertos sectores del continente americano.

(Alonso, R. 2015).

Escenario

Uno de los más horrorosos casos que ha debido apelar al cielo para su escarmiento, tuvo lugar en México hacia septiembre de 2014 y sus clamores siguen tronando a diario. En principio, se trató de un nuevo eslabón en la historia del movimiento estudiantil: una de las principales expresiones civiles alternativas, dotadas con una impronta histórica de resistencia o transformación y en los últimos tiempos, más puntualmente, frente al neuroliberalismo y a un Estado como el mexicano, de ese mismo signo ideológico pero narco-terrorista a la par1.

La Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, en el Estado de Guerrero, de fuerte componente indígena, constituye uno de los pocos legados subsistentes de la Revolución Mexicana y de su afán por masificar la educación; una revolución que llegó a crear la delegación estudiantil en sus embajadas al exterior. En ese tipo de establecimiento se ha mantenido una larga tradición identitaria de lucha social, activismo político y formación de maestros populares, bajo premisas antielitistas como la de "estudiamos para el pueblo".

En líneas generales, las Escuelas Normales Rurales defienden las demandas de los sectores marginados, mientras chocan con el modelo dominante de la enseñanza como un lucro mercantil y al servicio de los emprendimientos privados. Conceptuadas para el poder económico, mediático y político como "semilleros de guerrilleros" (PRI), "refugio de vagos" (Televisa) o "guaridas del crimen organizado" (Diario El Universal), se llegó a exigir su clausura invocando su carácter de centros donde se forman profesores para "el reclutamiento subversivo" (otras estigmatizaciones afines: "nidos comunistas" o "kinderes de bolcheviques" y "escuelas ácratas"). Uno de los sobrevivientes de la represión, Francisco Sánchez Nava, ha testimoniado con nitidez las actividades llevadas a cabo en su propio establecimiento y el compromiso militante que el mismo conlleva, al cual, retomando una extendida caracterización, lo visualiza como cuna de conciencia (social) que se pretende silenciar:

Ayotzinapa es una escuela normal donde estudiamos los hijos de los campesinos. A las siete de la mañana desayunamos, después entramos a clase. A las tres y media terminamos de estudiar y a las cuatro tenemos que trabajar la tierra, sembramos maíz, arroz, frijol, y también alimentamos vacas, cerdos, gallinas, para sostener nuestra economía. El Estado (de Guerrero) nos hace llegar 50 pesos al día para las tres comidas, eso no alcanza ni para una comida hoy en México. Terminada la actividad de campo, regresamos a la (escuela) normal, donde los compañeros de tercero y cuarto nos dan una plática de cómo este sistema nos explota, cómo somos pisoteados por un gobierno corrupto (López de San Miguel, M. 2015)2.

En setiembre de 2014, mientras los normalistas de Ayotzinapa planteaban distintas reivindicaciones, fueron reprimidos brutalmente en la ciudad próxima de Iguala, dejando un saldo emblemático de 43 desaparecidos, con la complicidad de narcotraficantes, fuerzas de seguridad, dirigencias políticas y de los mismos Estados Unidos, que -según figuras consulares como Chomsky- negocian con los carteles mexicanos y los proveen de armas aniquiladoras, como también lo han hecho otros países como Alemania y Francia.

Puede esbozarse un cuadro dantesco en el cual, mutatis mutandi, los alumnos adolescentes habrían sido trasladados a un basurero para ser triturados e incinerados y arrojados sus restos en bolsas al río. Uno de los estudiantes apresados, Julio César Mondragón, fue tendido en la vía pública con la piel arrancada de la cara y los ojos desorbitados para insuflar el terror en una población civil cuya existencia ha trascurrido en medio del crimen organizado, con miles y miles de atroces ejecuciones y desapariciones forzadas. Por otra parte, así como se lleva a cabo en México la "limpieza social" como práctica política, la trata de cuerpos resulta allí un gran negocio, no sólo a través de la prostitución, el trabajo servil y el comercio de órganos sino también con la venta de niños a los Estados Unidos y Canadá, habiendo desaparecido más de medio millón de ellos, entre 4 y 12 años, durante los últimos seis años (siendo 2/3 partes de género femenino).

Resistencias

Los ensañamientos criminales contra el estudiantado -sólo equiparables a los que tuvieron lugar durante las tristemente célebres dictaduras cívico-militares de Sudamérica- desencadenaron una serie de manifestaciones multitudinarias en todo México y, más tarde, en la sociedad mundial, produciéndose muchísimas demandas estentórea desde distintos sectores sociales: "¡Vivos los llevaron, vivos los queremos!", "¡Pasemos de la indignación a la digna acción!", "Todos somos Ayotzinapa", "Fue el Estado" (como una organización delictiva de suyo) "Es el gobierno el que ha matado a todos los luchadores sociales", "Vivimos en un país donde uno tiene que callarse pero Ayotzinapa no se calla nunca", "Quisieron enterrarnos pero no sabían que éramos semillas", "Qué cosecha un país cuando siembra cuerpos", "Ni la lluvia ni el viento detendrán el movimiento". Frente a los cordones policiales que impedían la circulación de los normalistas y sus madres, se sostuvo: "Nosotros no traemos nada de armas ni cosas peligrosas, andamos buscando 43 vidas, nada más", junto a esta otra proposición "Que no se vote en Guerrero hasta que no se encuentre a nuestros hijos", denunciándose a un sistema corrupto e incapaz de resolver los grandes conflictos de la región.

Para la escritora Elena Poniatowska (2014), México "se ha convertido en una tumba sin nombre", mientras que la periodista Ana Ceceña (2014), ha llegado hablar de una guerra social con participación activa de los jóvenes, un 70% de la población, quienes más reclaman en las calles, por resultar uno de los sectores más golpeados por el neuroliberalismo. Hasta los estudiantes de las universidades privadas, bastiones de la burguesía, se movilizaron en apoyo a los normalistas ultimados. Hubo plantones de 43 horas en el Palacio de Bellas Artes, mientras una muchedumbre y 43 asociaciones civiles, una por cada estudiante ultimado, desfilaron por la plaza central del Zócalo. Se repitieron consignas como "Pediremos que el gobierno actual renuncie, porque cuando el pobre muere el rico tiene que caer" o "Disculpe las molestias pero nos están matando", un revival más cruento de los términos con los cuales enfrentaban a la policía las pancartas de los sesenta: "Soy un ser humano; no doblar, agujerear ni mutilar".

Además de la movilización de repudio en cientos de ciudades mundiales, también se produjo en México el bloqueo de autopistas, la toma simbólica de aeropuertos, espacios municipales y radios para pedir la renuncia de Peña Nieto, así como otras exteriorizaciones menos pacíficas como el incendio de edificios como el Palacio de Gobierno de Guerrero y el Palacio Nacional en el DF, o levantamientos con piedras, palos y rifles reclamando la formación de gobiernos paralelos. Han aparecido "Carteles humanos" de jóvenes estudiantes sin ninguna vestimenta posando en puentes y transportes, con su piel desnuda escrita con leyendas alusivas a los normalistas desaparecidos, mientras que Edgar Olguín, autor del proyecto "Poner el cuerpo: sacar la voz", declara que "es más alarmante ver un cuerpo desnudo que un cadáver calcinado".

Del otro lado, se hicieron oídos sordos a esos reclamos: "No vamos a ceder aunque la plaza pública pida sangre y espectáculo", mientras se utilizaban drones espías para vigilar universitarios y manifestantes para facilitar su detención, o se amenazaba con abrir fuego contra los padres de los alumnos de Ayotzinapa que osaran acercarse a los cuarteles para buscar a sus hijos en eventuales cárceles clandestinas. Esos mismos padres a los que se acusa de ser vividores que especulan con su dolor y de estar manipulados para que hagan denuncias internacionales, que con ello se deshonra al país y que "la ropa sucia se lava en casa". Asimismo, el odio racista y clasista circula por las redes sociales y en las cuentas de Twitter se ataca a los mismos normalistas desaparecidos, tratándoselos de delincuentes cuya muerte resultó merecida.

Pero no fue tan solo la "plaza pública" la que levantó su repudio. Evocamos aquí, entre otros a la Organización Mundial contra la Tortura, Amnistía Internacional, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas o la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, interesada en impedir que se diluya un caso, dividido en muchas causas penales y distintos juzgados, por más que el secretario de la Defensa, alardease de que no iba a permitir que se interrogara a "sus" soldados con motivo de normalistas que toman autobuses o camiones con mercancía.

Human Rights Watch, por su parte, exigió en otro registro, que se conocieran las 20.000 personas identificadas pero sin paradero y otras 22.000 extraviadas. Muy destacados intelectuales oficiaron como padrinos de egresados en el Normal de Ayotzinapa pertenecientes a la cohorte 2011-2014, "Sangre, resistencia y esperanza". El mismo Cuauhtemoc Cárdenas, fundador del PRD frente a la corrupción del PRI, abandonó las filas de su partido por el asesinato de los estudiantes de la Escuela de Magisterio de Ayotzinapa, que había sido creada bajo el mandato presidencial de su padre, habida cuenta de la complicidad del alcalde lugareño, José Luis Abarca, miembro del PRD. Entre las principales agrupaciones orgánicas mexicanas que le han salido al cruce al latrocinio se encuentran la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas, la Asamblea Universitaria Académica, la Asamblea Nacional Popular y la Coordinadora Estatal de los Trabajadores de la Educación.

El vocablo 'Ayotzinapa', el lugar de las tortugas en náhuatl, pasó a ser redenominado como el lugar de las torturas, el sitio que trae a colación el Plan Cóndor conosureño de los '80; un film testimonial fue titulado "Ayotzinapa, crónica de un crimen de Estado". En la primera Bienal mundial de Carteles por Ayotzinapa, es elegido en primer término un afiche en el que, sobre un gran esqueleto, aparece el mapa de México, con el Estado de Guerrero como si fuera un fémur fracturado, con lo cual se trasunta la tragedia radiográfica que vive un país con cientos de fosas clandestinas en su haber; también se levanta un antimonumento de metal en la calle Reforma, una de las más transitadas avenidas mexicanas. En el mismo DF, se había erigido un memorial sobre las 8000 víctimas de la violencia del Estado, en el cual, se inscriben los nombres de los 43 normalistas desaparecidos.

Fuera de México, la caravana "43 Sudamérica" recorre el mundo para pedir justicia y para que no se cierre el caso como sucedió con otras matanzas de estudiantes como las de Tlatelolco. La caravana ha recorrido Uruguay, Brasil y Argentina, donde visitaron el Museo del Che y acompañaron las denuncias contra las desapariciones forzadas. Posteriormente, los normalistas efectuaron giras por Europa y Estados Unidos, donde una pancarta de los padres de los normalistas rezaba frente a la Casa Blanca: "Estados Unidos pone las balas y México los muertos". Un colectivo, París-Ayotzinapa, al grito de Neoliberalismo, cuestionó los honores que el presidente de Francia brindó a su par de México.

El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), creado especialmente para identificar restos de personas de muy dudosa identidad, pese a trabajar muy tenazmente, como lo ha hecho en otras partes del mundo, no ha logrado grandes resultados positivos, tras haber sido reconocidas sus investigaciones como las más valederas por parte de la comunidad afectada, aunque también se los ha acusado de tener intereses ocultos que los ha llevado a mentir y desestabilizar. Desvalorizaciones como esas han dado lugar a que se hable de "la doble moral de la prensa burguesa", así entendida:

Cuando se trata de reforzar al régimen represivo, la intervención de los extranjeros es un apoyo solidario, cuando en el extranjero se denuncian los abusos y las injusticias cometidas por el Estado mexicano, se trata de injerencia en asuntos de política interior. (Anónimo. 2015).

Un laboratorio de ADN en Austria, de la Universidad de Innsbruck, descubrió que uno de los 43 estudiantes, cuyos restos fueron arrojados al río, pertenece al grupo devastado, pero resultan muy bajas las posibilidades de individualizar a los demás por las malas condiciones de esos restos humanos. Cuantiosos operativos, que han contado con participación de buzos y espeleólogos, se han llevado inútilmente a cabo.

Todo ello cabe ser actualizado con referencia a una sucesión de muy diversos aconteceres y emprendimientos adicionales en torno a la matanza de Iguala. Por una parte, tenemos una avalancha de alegatos librescos sobre Ayotzinapa tanto en papel como on line3, así como la filmación de muestras gráficas, películas y documentales4 o, en materia musical, las interpretaciones de "Ayotzinapa en mí" registradas por Calle 13, el cancionero presentado en Chicago por Raúl Sorantes y Febronio Zatarain ("El desamor y las desapariciones de Ayotzinapa"), y la conmovedora pieza compuesta por Julieta Venegas (2015) en homenaje a los normalistas y centrada en los secuestros forzados, que incluye estrofas como las siguientes:

Fue un José o un Pedro
Desapareció ayer
Un hombre sin apellido
Lo levantaron y fue
Otro desaparecido
De calles y escuelas también
Van cayendo sin rumbo
El mundo tiembla […]

Justicia va por las calles
Pidiendo entrada en cualquier dirección
Nadie la escucha ni mira
No saben bien para que sirvió
Es la memoria perdida
¿A quién toca despertar?
Tanto tiempo perdido
Que el mundo tiemble

Que explote todo por aquí
Que todo despierte
Dime si vas a permitir
Que esto suceda ante ti
Que explote todo por aquí
Que todo despierte
¿Quién les va a pedir perdón?
O dar explicación […]

Por otra parte, aparece la renovada movilización de la sociedad civil frente a una causa judicial que lleva casi cien tomos de expedientado y decenas de miles de fojas tribunalicias. Entre las numerosas acciones de respaldo que han ido gestándose en diferentes niveles se encuentran:

  • las encendidas agitaciones y expectativas generadas durante la visita del papa Francisco a México;

  • la imponente misa realizada en estadio de Morelia con la presencia de miles de sacerdotes y seminaristas;

  • la función disparadora o 'epidémica' que ha producido Ayotzinapa para dar con otros casos de desapariciones en todo México, al punto de que el mismo Ejecutivo haya tenido que propiciar una legislación castigando con 90 años de prisión a la desaparición de personas y con 20 años más a la desintegración de cadáveres;

  • la apelación al Parlamento europeo ante el desconocimiento flagrante de los derechos humanos en México y el pedido de las mujeres ganadoras del Premio Nobel de la Paz para que el Estado mexicano se decida a impartir justicia;

  • la recolección de miles y miles de firmas para exigir la verdad y la realización de una Jornada Global por Ayotzinapa con caravanas por todo el territorio mexicano;

  • gestos tan puntuales como el de la viuda de Eduardo Galeano dedicando el honoris causa que la Universidad de Guadalajara le dedicara a su marido;

  • el cierre de la Escuela Normal Rural por parte del cuerpo docente y el alumnado como protesta defensiva.

Frente a ese cuadro reivindicativo no dejan de multiplicarse los embates refractarios: la proclividad del Estado a criminalizar a los estudiantes y vincularlos con el narcotráfico, habida cuenta por lo demás del importante tráfico de heroína que circula de Iguala hacia los Estados Unidos; la arremetida de la derecha contra las abogadas defensoras internacionales de los desaparecidos por considerarlas "amigas de los terroristas" y falsificadoras de pruebas; la obstrucción oficial para que el Papa sea visitado por los familiares de los normalistas; el deslinde de toda responsabilidad por el gobierno federal y la anulación de fotos y videos de la represión en Iguala por parte de los militares.

Contexto histórico e ideológico

En cuanto al origen y alcance de los luctuosos episodios, se formularon diversas pero convergentes versiones sobre el trasfondo local en cuestión, como la clara resultante del accionar neuroliberal; una apreciación que no resulta nada peregrina en un país que ha estado durante más de tres décadas regido oficial e ininterrumpidamente por el neuroliberalismo: con desmantelamiento de las empresas paraestatales y al servicio de las privatizaciones, el capital transnacional, la concentración de riquezas y la exclusión social, con la escuela y la salud pública derruidas y el campesinado sin tierra. A esos conocidos indicadores modélicos, debe añadirse la existencia de una narcoeconomía que, por ocupar a medio millón de personas, la convierte en la "empresa" más grande de México, patrocinadora tanto del armado de carreras y campañas políticas como de acallar la protesta popular.

Un México que fue el primero en firmar los TLC con Estados Unidos, pese a los incontables enemigos que aquellos han cosechado -según lo ha remarcado una autora norteamericana como Martha Nussbaum, haciéndose eco de una dilatada sensibilidad mundial. Mientras tanto, recrudece, en tierra mexicana, la pobreza y la indigencia, la corrupción, el enriquecimiento ilícito, la impunidad y las violaciones de los DDHH hasta erigirse en un paraíso macabro, compuesto por un grupúsculo de multimillonarios y tapizado por cadáveres fantasmagóricos. Los narcotraficantes se han trasmutado en grandes terratenientes que destruyen el tejido social y atacan las organizaciones civiles. Todo ello sideralmente alejado de ese maravilloso país prometido, que iba a dejar atrás al descalificado populismo antidemocrático precedente, para terminar en un feroz capitalismo amiguista o de compadres, inclinado a beneficiar a las empresas más allegadas al poder político y también, a privatizar y entregar los recursos nacionales y naturales.

Un México que, en medio de la informalidad y el desempleo inducidas por el neuroliberalismo, posee uno de los porcentajes más altos de jóvenes "Nini" que ni estudian ni trabajan, con una precariedad educativa que los convierte en "Nono" (no pueden, no los aceptan), que son reclutados por grupos delictivos o quedan afuera del sistema universitario, como le ocurrió al 91% de quienes se examinaron para ingresar a la UNAM. Los adolescentes y jóvenes del interior son los que menos oportunidades tienen y están presionados para migrar a las grandes ciudades o a Estados Unidos, detrás del evanescente sueño americano. Otras opciones son las desfavorecidas Escuelas Normales rurales, cuya acentuada radicalización ha hecho que se las pretenda reducir a la formación de "técnicos en turismo", además de que ya resulte incompatible la cultura juvenil campesina para los parámetros modernizadores de la globalización financiera.

Pese a esa atmósfera mercantilista y antisolidaria, se puede hallar a un pueblo en pie de guerra y a una juventud que no ha dejado de impugnar ese estilo individualista de vida, como es el caso del normalista sobreviviente citado al comienzo, quien ha advertido que en México se mata a las personas humildes que levantan la voz y que hay que articular la lucha social para revertirlo (por más que se criminalice esa resistencia comunitaria y se dictamine impunemente la vida y la muerte de las personas).

Qué grado agudo de enfrentamiento y problematicidad se encuentra en esas convicciones del arsenal ultraegocéntrico y anticomunitario que arrastra consigo la plataforma neuroliberal, según se desprende de análisis como los efectuados por Foucault cuando señala que esa plataforma tiene como objetivo por excelencia la instalación de una tecnología de gobierno que condiciona a los gobernados para amoldarse a las pautas fijadas por el mercado; para lograr que cada uno resulte capaz de ser "empresario de sí mismo".

Con ello se procura implantar una nueva racionalidad y un nuevo sujeto, competitivo y rapaz, mientras, como interpreta García de la Huerta, se "reduce la libertad política a la económica" y se "sustituye al ciudadano por el animal labrador/consumidor" (García de la Huerta, M. 2010). El propio Foucault ha tratado las relaciones entre poder, cuerpo y estrategias de disciplinamiento, de cómo el cuerpo ha sido atormentado y desmembrado a lo largo de la historia, al punto de poder aludir a una verdadera "anatomía política" (Foucault, M. 1975) y a la lucha de clases como enfrentamiento corporal, al estilo de una puja gladiatoria en la cual gana, como en el mercado, el combatiente de mayor poder -según lo hemos puesto de manifiesto en nuestro libro, El neuroliberalismo y la ética del más fuerte (Biagini, H y Fernández Peychaux, D. 2014).

Volvemos así a un México encarnando la más cruda expresión del neuroliberalismo, esa ideología posesiva y destructora para la cual el cuerpo humano denota una mercancía cosificada y manipulable. Según los lineamientos trazados por Sayak Valencia, para lo que denomina como el capitalismo gore o necrocapitalismo, se bordea una "crueldad ultra especializada" en la vida cotidiana, con violencia brutal y derramamiento de sangre por el crimen organizado, con su alto monto de "vísceras y desmembramientos", como una "herramienta de necroempoderamiento". También se ha hecho referencia a la comercialización política del asesinato, es decir, cuando la destrucción del cuerpo se convierte en una mercancía valorada que produce suculentos réditos económicos, entonces los decapitados, los torturados y los desollados ejemplifican "una mutilación y desacralización del cuerpo humano" (Lamas, M. 2014).

Tales corporalidades deformes serían el reflejo más elocuente del modelo neuroliberal, entendido como necropolítica, en tanto poder arbitrario de hacer morir y dejar vivir, según sostiene Achille Mbembe, para el cual la biopolítica misma no deja de consistir en el poder capitalista no solo sobre las ideologías sino sobre los cuerpos también. Mbembe va a percibir como un imaginario de la modernidad el credo en "la existencia del Otro como un atentado a mi propia vida, como una amenaza mortal o un peligro absoluto cuya eliminación biofísica reforzaría mi potencial de vida y de seguridad" (Mbembe, A. 2011). Si bien ese politólogo camerunés considera que el Estado nazi facilitó, con su postulado sobre la 'solución final', el acceso al derecho de matar, debe recordarse que el mismo contaría con fuertes precedentes en las campañas decimonónicas de exterminio que se efectuaron como si fueran una verdadera conquista del desierto y en las cuales hasta se instaló el apotegma Morssua, vita mea (Biagini, H. 1995)5.

En un libro coordinado por Abelardo Barra Ruata, se ha incursionado en las tecnologías capaces de desarticular cuerpos como "auxiliares poderosos del biopoder", mientras se enfatiza la especial aptitud del cuerpo humano para interactuar, abrirse a la otredad y desanimalizarnos. Asimismo, se destaca allí la explotación social de los cuerpos hasta anularnos y convertirlos en vergonzantes desperdicios, junto al reduccionismo del hombre a pura animalidad por parte de los totalitarismos cuyo objetivo apunta a:

… lograr que el enemigo se convierta en un montón de huesos y nervaduras forradas por vestigios de piel. La historia testimonia innumerables conductas sádicas destinadas a quitar la cara o el rostro, al disidente, al otro, al desvalido (Barra Ruata, A. 2012).

Si resulta en última instancia no demasiado materializable la posibilidad de un capitalismo más humanizado, en México ello parece mucho menos factible, porque allí se marcha muy a contrapelo de la creencia que el Estado moderno surge para garantizar seguridad y respeto al cuerpo de las personas junto a su libre circulación. Allí están para desmentir esa creencia los cuerpos adolescentes masacrados de Ayotzinapa, los cuales no pueden ni siquiera asemejarse a los cadáveres despedazados en guerras atroces y sin cuartel que impiden reconocer el carácter de humanos a esas víctimas de otros humanos. En Ayotzinapa, la desaparición de los cuerpos estudiantiles ni siquiera les otorga a esos cuerpos su previa condición de seres vivos, a diferencia de lo que ocurría en los campos de concentración nazis con la cremación de las personas exterminadas.

John Holloway, que enfatiza a Ayotzinapa nada menos que como una "expresión concentrada de la cuarta guerra mundial", se refiere al pensamiento crítico metafóricamente: por una parte, como la tormenta que representa la organización de una sociedad centrada en la lógica de la ganancia junto con un sistema que nos está matando. Por otra, ese pensamiento también supone buscar la esperanza en medio de esa tormenta y crear mejores condiciones de existencia (Holloway, J. 2015). Dicha manera de concebir el pensamiento crítico también es resaltada por Pablo González Casanova cuando afirma:

[el] orden mundial alternativo puede ser estudiado y construido como un mundo emergente. Su curso no sólo depende de las fuerzas dominantes sino […] de las fuerzas antisistémicas en gestación (González Casanova, P. 2002).

Por lo demás, desde nuestra aventajada óptica sudamericana, podríamos admitir, con algunos autores, que en Latinoamérica se estarían insinuando tales condiciones de cambio frente al neuroliberalismo, por tratarse de una significativa "contraexperiencia política con respecto al orden racional dominante"-el del ismo aquél- y en la cual puede llegar a restringirse "la extensión ilimitada del sujeto neoliberal" (Alemán, J. 2013).

Sin embargo, a la problemática cercanía física de México con los Estados Unidos -largamente mentada-, viene a yuxtaponerse la identificación de sus gobernantes con un modelo de despojo tan afín al de su colosal vecino norteño. Para colmo de males, tenemos el distanciamiento mexicano del bloque progresista sudamericano empeñado en impulsar una etapa posneoconservadora y hasta alejado del nuevo giro hacia una izquierda alternativa que empieza a emerger en varias naciones europeas. De la unidad organizativa comunitaria y de una fuerte presencia estudiantil, puede vislumbrarse la posibilidad de revertir ese estado anómalo de cosas. Por qué no pensar en la emergencia de una reacción colectiva como las que se han dado en los grandes momentos de flujo popular en Nuestramérica como fueron el Cordobazo y otras puebladas similares. Al fin de cuentas, estamos refiriéndonos a un país en el cual, más allá de los vaivenes ulteriores y su compleja realidad actual, llegó a protagonizar una de las primeras grandes revoluciones sociales de la historia.

Notas

1. Sobre el devenir contemporáneo de los movimientos juveniles y estudiantiles, véase: Biagini, H.2012. Se utiliza aquí el neologismo 'neuroliberalismo' o 'neuroliberal', conforme a las propuestas efectuadas en distintos trabajos nuestros y en el libro de Biagini, H y Fernández Peychaux, D. 2014.

2. Citado por Mercedes López San Miguel en su reportaje al estudiante Francisco Sánchez Nava. Quieren hacer desaparecer la escuela normal de Ayotzinapa. http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-273444-2015-05-25.html

3. Libros individuales o grupales como el de la Sociedad de estudiantes de El Colegio de México. 2015. Faltan más. 43 voces por Ayotzinapa, México D.F: https://web.facebook.com/faltanmas/?_rdr; Mónaco, P. 2015. Ayotzinapa. Horas eternas. México: Ediciones B; Maldonado, T.2015. Ayotzinapa. El rostro de los desaparecidos, México: Planeta; Miranda, A.2015. Los 43 normalistas que conmocionaron a México. México: Servicios Editoriales Especializados/UAG; AA.VV. 2015.Ayotzinapa, la travesía de las tortugas México: Proceso; Aguayo, S. 2015. De Tlatelolco a Ayotzinapa. México: Proceso; Mastrogiovanni, F. 2015. Los 43 de Ayotzinapa. México: Grijalbo-Proceso o Valenzuela, J. M. (coord.). 2015. Juvenicidio. Ayotzinapa y las vidas precarias en América Latina y España. México.NED; Solís, J. 2015. Ayotzinapa y yo. Anecdotario. México, Editorial Los Reyes. En este último libro, que no pasa de ser un simple folleto de 61 páginas, fue escrito por un ex directivo de la Escuela Normal en cuestión, que pone en duda el compromiso político y el buen desempeño imperante en ese establecimiento, mientras culpabiliza a un alumnado que ha sido objeto de reiteradas acciones penales y represión policial.

4. Con títulos de este tenor: "Ayotzinapa: Acción visual", "Un rugido de silencio" (muestra plástica con 43 carteles ad hoc), "Marchas por Ayotzinapa", "Ayotzinapa: Crónica de un crimen de Estado", "Mirar morir", "La noche de Iguala" (de tinte oficialista), "Ayotzinapa 26" (reúne 43 cortometrajes alusivos y fue patrocinada por Amnistía Internacional), o "Meister des Todes" (sobre el contrabando de armas alemanas para los narcos y policías mexicanos). A título ilustrativo, se ha esculpido a los 43 normalistas sobre el tronco de un árbol en la Escuela Normal de Ayotzinapa, donde se quiere significar la violación de los derechos humanos en distintas regiones mexicanas. Ver: "Artista esculpe a los 43 normalistas en un tronco en Ayotzinapa". Sin embargo. México, marzo 7 del 2016, Sección Sur.

5. En nuestros días, a nivel cotidiano y en rechazo a las políticas de inclusión social posneoliberales, suelen proferirse consignas como: "a los negros hay que matarlos a todos", entendiendo por negros a vastos y diversos sectores étnicos desvalorizados, muchas veces ligados a la inmigración fronteriza.

Bibliografía

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