COMENTARIOS DE LIBROS

Macedonio Fernández Filósofo, el sujeto, la experiencia y el amor de Marisa Muñoz: Una lectura y una escritura macedoniana

Buenos Aires, Ed. Corregidor, 2013, 352 p., ISBN 978-950-05-2061-4

 

Jaime Villanueva Donoso¹

Doctorado en Estudios Interdisciplinarios
Universidad de Valparaíso

 

La profesora de filosofía de la Universidad Nacional de Cuyo Dra. Marisa Alejandra Muñoz en su libro nos muestra a un Macedonio Fernández capaz de cruzar diversas dimensiones y disciplinas dentro de las humanidades y ciencias sociales.

Por ejemplo, desde la literatura manifiesta poderosos fundamentos para la elaboración de un proyecto que permita dar cuenta de una reflexión sobre el ser humano, una meditación por la situación del sujeto, donde la sujetividad (propia del sujeto, por eso no "Subjetividad") de la que hablaba Arturo Roig logra hacerse presente (Roig, 2002).

El libro pasa por diferentes aspectos de la historia de las ideas en Argentina y las relaciones intelectuales que, desde ahí, se establecen con Macedonio Fernández. Esto corresponde a la primera parte del texto, denominada como una "Cartografía filosófica".

A la luz del trabajo de la profesora Muñoz, vemos que Macedonio Fernández se excluyó, por ejemplo, de la polémica entre positivistas y antipositivistas de comienzo del siglo XX por considerarla una discusión academicista. En ese sentido, su trabajo excedía la intención de dar cuenta de la realidad como algo externo y objetivo por sí mismo. Con ello, si el positivismo era o no un método eficiente para el estudio de la sociedad no le parecía particularmente sustantivo, al menos no en comparación a otros proyectos. En ese sentido, la autora muestra cómo podemos contrastarlo con la Metafísica de la experiencia de José Ingenieros (1918).

La autora propone integrar la lectura de Macedonio Fernández y tomar un camino de estudio para su obra que contemple una conexión entre oralidad y escritura, asumiendo que desde mucho antes se ha planteado al autor en un desconexión donde habría una preeminencia de la oralidad por sobre el texto escrito.

Asimismo, la idea de integración también aborda una reunión de formas de escritura, léase la literaria y la filosófica.

Si bien hubo quienes rechazaron la "seriedad filosófica" de Macedonio como Adolfo Carpio, hubo quienes lo destacaron como un juicioso lector y estudioso de Kant, como lo señala Jorge Dotti.

En el planteamiento de la profesora Marisa Muñoz, la discusión es también filosófica, conjuntamente con literaria. La autora señala que los textos adquieren una especie de solapamiento de ideas donde la lectura no se puede reducir a una sola forma de escritura, es decir, a una lectura únicamente disciplinaria. En tal sentido, ella escribe lo siguiente:

La génesis de los textos filosóficos no obedece a un proceso natural; hay imposiciones, elusiones, alusiones. En este sentido lo filosófico, más que una cualidad, es también las diferentes formas en que nos relacionamos con los textos, con lo escrito, qué hacemos con lo dicho y cómo reconstruimos lo no-dicho. Entendiéndolo así propuse como tarea dibujar una nueva cartografía plural de ideas, con localizaciones críticas que permitan acercarnos a la filosofía con nuevas miradas. Macedonio Fernández es un punto de fuga a muchos lugares comunes, pero al mismo tiempo puede ser un ancla para pensar la filosofía en la Argentina (pág. 62)

Lo literario es filosófico y psicológico también, con lo que da paso al capítulo 2, el que se titula precisamente "Intersecciones filosóficas y literarias".

Es acá donde se destaca la influencia del aspecto psicológico de autores como Henri Bergson, el cual se ofrece como superación de mecanicismo y del finalismo, dando espacio a la reflexión por el sujeto y su constitución psicológica.

Marisa Muñoz nos recuerda que Macedonio Fernández nos habla de una "psicología atomista" señalando que "todo átomo es sustrato de la conciencia" (pág. 86). Esto le da una dimensión fisiológica en la construcción del sujeto.

Por otro lado, la autora expone, entre muchos, el planteamiento Macedonio Fernández respecto a que la memoria de los sujetos no incide en su identidad si es que no diferenciamos entre una memoria productiva y otra reproductiva.

En estos elementos, la profesora Muñoz observa que el autor estudiado nos ofrece el esbozo de una teoría del amor, en la medida que, entre otras muchas cosas, el autor reconocerá aspectos de la lógica de los sentimientos, término empleado por la teoría de los sentimientos del psicólogo francés Théodule-Armand Ribot,  leído por Macedonio a través de la revista publicada en Argentina Revue Philosophique.

Para Macedonio Fernández la pasión y el amor eran principios constitutivos de la subjetividad, o sujetividad como llamaría años después Arturo Roig.

La segunda parte del libro, denominada "Mapas del sujeto" comienza con el capítulo 3 titulado "Equipajes de fin de siglo: Macedonio Fernández y el comienzo de una trayectoria intelectual".

En esta parte se aborda la preocupación de Macedonio Fernández por la moral, la política, las leyes y la importancia de lo jurídico en una época en la que él concebía un desplazamiento teológico. También es relevante consignar cómo a través de su preocupación jurídica alcanza una constatación de género interesante para su época, al respecto la autora escribe:

La mujer ha sido mantenida desde hace mucho tiempo -dice Macedonio- por casi todas las legislaciones en una minoridad permanente. La ley de Mann quería que nunca se gobernara sola haciéndola pasar de la potestad del padre a la del marido, a la de los hijos, a la de los parientes, etc... En cuanto a los derechos políticos, jamás los ha disfrutado la mujer... la mujer no es una persona de nuestro derecho constitucional, ni de casi ningún otro contemporáneo (pág, 162).

En el capítulo 4, llamado "Esbozo de un programa de trabajo metafísico con alcance teórico-experimental" en el que la autora muestra los esfuerzos de Macedonio Fernández por trazar los esbozos de una metafísica que se ocupe de la 'existencia', en miras de acercarse, con ello, a la propuesta de una ontología del ser en clave fenoménica.

En el capítulo 5 "La experiencia metafísica, personal y mística" se comienza a visualizar en forma más definida su idea del sujeto y la experiencia del amor, estableciendo algunas distancias metafísica con autores importantes de la historia del pensamiento universal, como lo manifiesta en su crítica al sujeto kanteano por su constitución racional y abstracta.

Resulta ciertamente interesante y profundo el trabajo de Marisa Muñoz, especialmente por mostrarnos no una, sino muchas dimensiones para acceder a la obra de Macedonio Fernández, que al mismo tiempo nos ayuda a re-pensar la cultura latinoamericana y su producción intelectual, la cual presenta interesantes claves de lectura, muchas veces alejadas de los cánones.

Probablemente, anticipando a aspectos del psicoanálisis o de la teoría crítica, el proyecto de Macedonio Fernández pone en tensión gran parte de la articulación del pensamiento latinoamericano.

En ese sentido, el libro Macedonio Fernández Filósofo; el sujeto, la experiencia y el amor es un aporte ya que conjuntamente con todo lo anterior, nos sirve como un material estimable para reflexionar respecto a cómo se ha ido construyendo y difundiendo el pensamiento argentino y el latinoamericano, así como el desarrollo de las humanidades y las ciencias sociales en nuestro continente.

Notas

1. Jaime Villanueva Donoso (Viña del Mar, 1978). Licenciado y Magíster en Filosofía por la Universidad de Valparaíso. Integrante del Centro de Estudios del Pensamiento Iberoamericano CEPIB-UV. Cursando Doctorado en Estudios interdisciplinarios sobre Pensamiento, Cultura y Sociedad en la Universidad de Valparaíso, Chile. Correo: jaime.villanueva@uvach.cl