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Estudios de filosofía práctica e historia de las ideas

versión On-line ISSN 1851-9490

Estud. filos. práct. hist. ideas vol.22 no.1 Mendoza jun. 2020

 

DOSIER

Presentación del Dosier
Feminismos latinoamericanos: trayectorias, junturas, tensiones, aperturas.

Latin American Feminisms: Trajectories, Joints, Tensions, Openings.

 

Coordinadoras:

 

Mariana Alvarado1

INCIHUSA CCT Mendoza

 

Claudia Zapata2

Universidad de Chile

 

La posición que las mujeres ocupamos en el orden social, o mejor dicho, a la que hemos sido confinadas desde tiempos inmemoriales por el orden patriarcal, establece límites a lo que podemos conocer y a lo que constituye el conocimiento legítimo. La hegemonía masculina impone una visión del mundo que pese a su pretensión de universalidad y neutralidad, no puede ser otra cosa que un relato parcial que busca naturalizar esa posición de dominio.

A la luz de esta historia, el feminismo constituye una grieta en la alta pared del patriarcado, una fisura que creció y creció, complejizándose en sus múltiples derivas, dando paso a una heterogeneidad problemática y a la vez desafiante que ha determinado la necesidad de pluralizar sus conceptos fundamentales: ya no es la mujer, como se decía antaño, sino las mujeres; y tampoco es el feminismo, sino los feminismos. No obstante esa diversificación necesaria, el efecto fundamental de los feminismos ha sido el potencial para desnaturalizar ese universalismo funcional a los intereses de los hombres en la sociedad, aquello que ha sido denominado por las ancestras de nuestras tradiciones teóricas como el régimen heteropatriarcal.

Ese feminismo en singular de los primeros tiempos experimentó (experimenta), como bien sabemos, la paradoja de cuestionar el universalismo masculino instalando el universalismo femenino de ciertas mujeres: aquellas en su mayoría burguesas, en su mayoría hetero, en su mayoría blancas, en su mayoría de sociedades metropolitanas… La develación y la denuncia de ese universalismo femenino blanco y burgués significó la transformación radical y la expansión de esos primeros brotes. No fue fácil, porque nunca es fácil hacerse un lugar en el mundo para las y los sujetos oprimidos de todas las sociedades, pero esa expansión ha sido real y ha significado tantos debates de envergadura como la construcción de nuevas teorías que hacen posible cuestionamientos contundentes al entramado modernidad-colonialidad-patriarcado y sus contubernios con el capitalismo. Pese a las polémicas y los desencuentros el gesto crítico es el mismo: desnudar la falacia de los universalismos intencionados a partir de la propia experiencia situada; así lo hicieron las mujeres blancas con los hombres blancos; así lo hicieron las mujeres blancas obreras con las mujeres blancas burguesas, y así también lo hicieron las mujeres negras, chicanas e indígenas con las mujeres blancas y burguesas.

Las mujeres latinoamericanas hemos sido partícipes de este proceso que sigue su curso y que lo seguirá mientras existan las desigualdades profundas que nos subordinan a los hombres (y a las mujeres burguesas). En ese construirnos como sujetas que cuestionan el orden hegemónico (patriarcal, colonial o capitalista, o todos juntos como proponen las vertientes actuales) ha sido fundamental la apropiación crítica de nuestras biografías diversas, que afloran como los anclajes que conceden peso y sentido a las teorías feministas del sur o teorías antipatriarcales del sur –si queremos incluir a quienes, producto de esos mismos cuestionamientos, no suscriben la palabra feminismo o se toman con precaución su uso, en pleno desarrollo de ideologías propias y situadas (pensamos en algunas mujeres indígenas y afrodescendientes que inician potentes críticas al patriarcado desde ese lugar)–.

La vida de las mujeres, las diferentes vidas de las mujeres en América Latina, pueden ser el punto de partida para preguntas necesarias acerca de nosotras y de nuestras vidas, de las vidas que deseamos/esperamos vivir desde el desafío de hurgar en las intersecciones de raza, clase, edad, religión, etnia, sexo y género.

El constructo “mujeres de América Latina” (auto) designa a las inadecuadas y desobedientes que traducen, transitan y trafican pensares y quehaceres; las que emergen inesperadamente para interrumpir el monólogo logofalocentrado y caracterizan la imprevisibilidad y la discontinuidad desafiando las normas de producción del discurso científico euronortecentrado como forma de resistencia. Estar a la escucha de nuestras propias producciones, volver audibles nuestras contribuciones, atender a los desarrollos de nuestros debates, estar alerta a los intereses que los determinan y denunciar la intransitabilidad de nuestras propuestas en nuestros propios territorios, son las provocaciones que nos animaron a realizar este dossier en el que se delinea un corpus con voces de mujeres para (re) situar la pregunta filosófica–política por el locus en/desde/para el sur que intervenga la historia de las ideas latinoamericanas y que contribuya a la crítica del andamiaje de la tradición patriarcal, capitalista y colonial de construcción del poder, del saber, el género, la clase y la sexualidad.

Los trabajos que integran el presente dossier son elaboraciones y propuestas acerca de las inquietudes actuales que recorren un campo feminista efervescente, que vive un momento de masividad y apertura, en el que no conviene olvidar estas trayectorias marcadas por la diversidad de los debates y los desencuentros que conforman un legado que nos constituye en el presente.

En efecto, los artículos que componen este volumen urgan en esas genealogías y visibilizan a las ancestras de estas trayectorias feministas: activistas-teóricas, militantes-intelectuales, okupas-institucionalizadas, docentes-investigadoras, académicas-feministas, etc.

Terezinha Oliveira Teca, en su artículo “Tecendo palavras com (desa)fios, resiliências e resistências”, recorre las fusiones que visibilizan los efectos perversos que produce la intersección educación-raza-sexo para un cuerpo con inserción académica. Desde una narrativa de experiencia que dialoga con autoras racializadas como Carolina Maria de Jesus, Lélia González, Glória Anzaldúa e Conceição Evaristo se sumerge en la lectura del escenario sociopolítico brasilero y nos propone un ejercicio de descolonización mental, iniciado en un aula de Educação de Jovens e Adultos (EJA) en la ciudad de Salvador de Bahía en el que se apertura hacia la búsqueda de un nombre para el espacio de inserción como intelectual.

Por su parte, Nuria Calafell, María Emilia Ruiz y Valeria Prato advierten y atienden la intersección profesionales-trabajadoras-cuidadoras de otrxs, mujeres cis de clase media del interior de la Argentina en la cotidianidad de las prácticas, desde la vivencia de todos los días, a partir de la pluralidad de miradas, en las formas de habitar, visibilizando los lugares desde los que co-creamos y co-producimos, en esta reconfiguración permanente de nuestras tramas pre-existentes y re-existentes, desde la oralidad, en conversación, habitando la experiencia. En el artículo “Trayectorias y hallazgos de la red de sostenes”proponenun recorrido por algunas de las acciones, prácticas y reflexiones llevadas a cabo por tres mujeres pertenecientes a la “Red de sostenes”, una agrupación con perspectiva de género que trabaja cotidiana y comunitariamente en la localidad cordobesa de Unquillo, Córdoba, Argentina para anudar epistemicamente territorio-cuerpo-cuidados-comunidad, un entramado que se erige como primer lugar de enunciación, de sanación, emancipación, liberación y alegría.

“La Conversación”, título del artículo que nos entrega Valeria Fernández Hasan, emerge del gesto de repliegue y reflexión sobre la precipitación de sentidos y prácticas que la marea verde marcó para el movimiento de mujeres/feministas argentino. Fernández encuentra entre las jóvenes recién llegadas y las pioneras de extensa trayectoria, entre las nietas y las brujas, las hijas y las madres, las pibas y las históricas –en las calles, en las redes, marcando la agenda mediática desde la blogósfera a través del ciberactivismo– modulaciones diversas; han desbaratado las fórmulas de asociación de los feminismos en la encrucijada que trama alianzas entre la estrategia, la persistencia, la argumentación y, la potencia movilizadora, la masividad y visibilidad en la lucha. El análisis se focaliza en dos encuentros entre feministas académicas y feministas activistas realizados en la Provincia de Mendoza con la intención de recoger las marcas de la conversación feminista en las voces de Claudia Korol, Alejandra Ciriza, Claudia Laudano y Mabel Gabarra como gesto político de construcción de acuerdos en una organización que se quiere horizontal.

Por su parte, Graciela Queirolo aborda el presente del movimiento feminista en Argentina y Chile, reflexionando sobre la conmemoración del 8 de marzo de 2019 en Buenos Aires y Santiago. En su artículo. “Mujeres, Historias y Feminismos. Reflexiones desde Argentina y Chile”Queirolocomparte y expande un recorrido que encuentra un inicio para la Historia de las Mujeres, en tanto campo de la historiografía, hasta nuestros días. Desde la celebración de efemérides que rescatan la participación de las mujeres en organizaciones de la sociedad civil hacia la construcción de relatos que se proponen interpretar tales fenómenos así como festejar la condición femenina; desde las narraciones en las que predomina el tono excepcional que vincula automáticamente a un cuerpo de mujer con una agenda feminista que insiste en la excepcionalidad, en la genialidad, en la valentía hasta las intervenciones que la Historia de las Mujeres pudo gestionar en la academia en un proceso de restitución de las mujeres en la Historia y de las historias de las mujeres en una Historia por narrar. En esta línea de indagación Valeria Silvina Pita ingresa en la aventura de un grupo de historiadoras y una antropóloga de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA de publicar pesquisas empíricas y anhelos políticos y profesionales en torno a una historiografía reciente y periférica que a veinte años conocemos como “La colección de Historia de las Mujeres en Argentina”.

Desde el campo de los estudios literarios, Mario Federico David Cabrera propone un ejercicio de reflexión trasnacional que tiene como objeto el funcionamiento de una etiqueta que agrupa una amplia gama de producciones narrativas bajo el nombre de “literatura de mujeres” que habilitó cantidad de polémicas y debates referidos no solo al esencialismo de género que la sostiene sino también al régimen de visibilidad/ invisibilidad que coloca a las escrituras de mujeres como un subgénero dentro del canon literario. “El peso de la escritura: crítica feminista y ficciones del cuerpo”explora un conjunto de textos ficcionales, propiciando un acercamiento a un corpus de escritoras argentinas y chilenas contemporáneas, en modulaciones del testimonio y la construcción de memorias femeninas para pensar la escritura como práctica política–epistémica que batalla contra las omisiones de la Historia y la neutralización masculina del conocimiento para subvertir el archivo desde la experiencia de las mujeres.

También interrogando los campos de producción de conocimiento, Ana Soledad Gil y Paula Morales entienden que los Women’s Studies, orientados a cuestionar el cuerpo del saber científico tradicional, visibilizaron la crítica hacia usos androcéntricos y sexistas del lenguaje. El producir conocimiento desde la teoría de las mujeres permitió comprender el conjunto de operaciones mediante las cuales la lengua se presenta como “neutral”. La crítica feminista abrió un “todos” que decía contenernos pero en el que no teníamos lugar. En la dimensión expresiva del lenguaje es donde se “argamasa” la violencia simbólica que solapa naturalizaciones que conocemos como sexismo, adrocentrimo, logofalocentrismo, epistemicidios. Desde el campo de la comunicación, en el cruce con los estudios de género/feminismos y la educación se advierten “Tensiones y posiciones respecto del uso de la lengua”que con la irrupción del #NiUnaMenos (2015), los Paros Internacionales de Mujeres y la Marea Verde han sido recepcionados en un campo de decibilidad que augura nombrar lo que no podía ser dicho. Del lenguaje no sexista e inclusivo al lenguaje inclusivE se instalan incomodidades, malestares, resquemores extrapolados en preguntas insidiosas ¿Qué perspectivas teóricas, ideológicas y qué prácticas concretas acompañan las ideas de que el lenguaje puede transformarse? ¿Qué de nuestras subjetividades y posiciones en el mundo, se ponen en juego ante cambios y devenires en tornos a las formas del decir? ¿Qué nos pasa con los corrimientos de lo decible/no decible en torno al discurso social? ¿Cómo es que esos movimientos suceden y por qué?

María Victoria Martínez Espínola propone en “Perspectivas feministas en/de/desde América Latina” un recorte que advierte las especificidades de tránsitos comunes: colonialidad, género y racialización. En perspectiva benjaminiana asume que el pasado que interesa a los y las subalternas es el tiempo ahora; un tiempo que debe ser entendido en el sentido secular y colectivo de acción revolucionaria, un tiempo que se nutre de la mirada hacia atrás. En un intento por trazar genealogías de manera heterodoxa amplía la audibilidad de lo que el feminismo poscolonial, el feminismo descolonial, el feminismos comunitario y algunas posiciones feministas del contexto andino nos vienen a decir desde Abya Yala.

En “Otras voces desde el Sur”, Mariana Guerra Pérez asume los aportes del feminismo poscolonial, decolonial y los feminismos latinoamericanos en las formas de administrar–gestionar-tramitar-significar el género y la raza. Recoge los aportes de Oyèrónkẹ́ Oyěwùmí, María Lugones, Rita Segato y los modos en los que los manifiestos de mujeres originarias de las 36 naciones en territorio argentino configuran un locus de enunciación colectivo y situado que subvierte lo establecido para dejar de ser dichas por otros y querer-poder enunciar(se).

Con la tapa de nuestro Dossier compartimos una xilografía cedida especialmente por la artista plástica mendocina Natalia Cabrera, curadora y coordinadora del Espacio de Arte de la Universidad Tecnológica Nacional. Con “Las Olas” elige elementos que registran y contienen a la vez, en un movimiento a través de un tiempo. Tal como Natalia lo vive, las manos son la fuerza, el impulso, la energía también la inercia del vaivén, de la repetición aunque diferente cada vez, acumulada y diversificada a lo largo del tiempo que se mueve y mueve por todas las costas, como los feminismos en la historia, como las historias de los feminismos.

Notas

1. Investigadora Adjunta INCIHUSA CCT Mendoza. Dra del PICT 2016 0590 “Feminismos del Sur. Experiencias y narrativas contemporáneas en la frontera academia/activismos” MINCyT. unodeloscuartos@gmail.com

2. Académica del Centro de Estudios Culturales Latinoamericanos de la Universidad de Chile. Este trabajo se enmarca en el Proyecto Fondecyt 1190723 “Discursos antipatriarcales en autoras indígenas de Guatemala, Bolivia y Chile”. claudia_zcl@uchile.cl

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