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Prohistoria

versión On-line ISSN 1851-9504

Prohistoria vol.10  Rosario dic. 2006

 

RESEÑAS

ANDÚJAR CASTILLO, Francisco El sonido del dinero. Monarquía, ejército y venalidad en la España del siglo XVIII, Marcial Pons Historia, Madrid, 2004, 485 pp. ISBN 84-95379-90-2.

 

"Sin que suene el dinero". Así lo demandó Miguel Ric Egea en una carta dirigida al oficial mayor de la secretaría del Despacho de Guerra en el proceso que inició para la consecución de un despacho de coronel a favor de Alonso Villalpando Ric, su sobrino.
Desde que Francisco Andújar Castillo elaboró su tesis doctoral sobre el ejército de los Borbones, publicada con el título de Los militares en la España del siglo XVIII: un estudio social (Universidad de Granada, 1991) ha ido introduciendo nuevas variables y perspectivas en sus investigaciones, llegadas desde la historia social del poder o la nueva historia política (como el patronazgo o el peso de la familia en la toma de decisiones políticas), consiguiendo importantes progresos en el conocimiento de una institución tan importante, y a la vez tan compleja, como era el ejército durante el siglo XVIII. Durante este tiempo, por ejemplo, ha abordado cuestiones relacionadas con su educación, su privilegiado fuero o sobre los centros de poder militar y las Capitanías Generales.
Esta vez, bajo un título muy sugerente y prologado por el experto sobre la administración española del Antiguo Régimen Jean Pierre Dedieu, presenta los resultados de sus últimas investigaciones introduciendo un nuevo elemento, muchas veces olvidado, que ayuda a conformar en toda su complejidad el cotidiano funcionamiento y la aparente rigidez de la jerarquía de ascensos y nombramientos, como fue la venalidad en los cargos de la oficialidad a lo largo de toda esa centuria.
Por lo tanto aborda, tomando como hilo conductor la institución militar, una de las cuestiones olvidadas en el panorama historiográfico actual: la compraventa de los cargos durante los reinados de los Borbones. Hasta ahora, y salvo alguna excepción, los planteamientos han apuntado básicamente a que la racionalización empleada en las diferentes administraciones que se llevaron a cabo a partir de la llegada al trono de Felipe V fue acabando con este tipo de prácticas, lo que la diferenció de una época mucho más incierta para la historia de España como fue el reinado de los últimos Austrias, donde las incapacidades personales junto con las imperiosas necesidades de la Hacienda Real provocaron una multitudinaria venta de cargos y de honores en las diferentes administraciones y ámbitos políticos y económicos de la Monarquía.
Perfectamente documentado con los legajos conservados en el Archivo General de Simancas y el Archivo Histórico Nacional de Madrid, así como por los datos informatizados albergados en la base de datos Fichoz mantenidos por Jean Pierre Dedieu, el repaso de la Gaceta de Madrid y su sobresaliente experiencia en el conocimiento del ejército borbónico, así como en el tratamiento de las fuentes documentales, Francisco Andújar consigue demostrar que la venalidad se prolongó en España a lo largo del siglo XVIII y presenta los cuatro mecanismos utilizados para la realización de estas operaciones.
El primero y el más extendido, definido como venalidad privada, se realizó a través de asentistas y oficiales reclutadores que, ante la incapacidad de la Corona de reclutar las tropas en momentos de guerra, recibieron despachos de oficiales en blanco a cambio de la formación del regimiento completo, vestido y armado. Por otra parte, la venalidad pública la iniciaba la propia secretaría del Despacho de Guerra por medio de una negociación directa entre los futuros compradores y los intermediarios dedicados a buscar los posibles inversores. Por último, los otros dos mecanismos fueron derivaciones de las descritas anteriormente y se desarrollaron durante los reinados de Carlos III y Carlos IV, respectivamente.
Para la presentación de estos resultados, el libro se divide en cuatro partes muy relacionadas con los diferentes reinados en España durante el siglo XVIII, insertando este fenómeno en los contextos particulares de cada periodo y explicando, clara y minuciosamente, los pasos llevados a cabo para la formación de los regimientos marcados por la venalidad, como por ejemplo el regimiento de Lucena y el regimiento de Fusileros Reales para el servicio de Artillería, durante el reinado de Felipe V.
Entre estos capítulos, quizás el más logrado sea el que se adentra en las operaciones venales desarrolladas a través de la clientela del marqués de la Ensenada, en la que muestra perfectamente, en lo referente a la venalidad, las redes establecidas en torno a la secretaría del Despacho de Guerra, durante los primeros años del reinado de Fernando VI.
Como bien contempla el autor, "la complejidad de la tarea de estudiar la venalidad deviene del objeto mismo del estudio" (que se silencia tanto por parte del comprador como por parte del vendedor, la Corona), lo que hace más meritoria la investigación. En ella muestra, a lo largo de este tiempo, los valores monetarios que alcanzaron en la "almoneda" los cargos de oficiales expuestos a la venalidad.
En cambio, no debemos pensar que todo se vende. Aunque este ejercicio no acabó en los años menos belicosos, lo que colaboró a que algunas carreras militares -las más vertiginosas- pudieran fundamentarse enteramente en esta compraventa, es evidente que fue en los periodos de guerra cuando los mecanismos de la venalidad se extendieron más ampliamente, por la falta de efectivos en el ejército y, cómo no, con la sempiterna escasez de dinero en las arcas Reales.
Asimismo, también pudieron realizarse compras ocasionales por parte de oficiales que se sintieron necesitados de un espaldarazo a su carrera, por particulares que desearon honores a través de un grado de oficial y no debemos olvidarnos de aquellos militares que forjaron sus ascensos por el conducto "ordinario" sin recurrir a estas operaciones venales.
Por otra parte, Francisco Andújar contempla, acertadamente, el ennoblecimiento que supuso esta vía rápida de entrada en los puestos de oficiales en el ejército. Para alcanzar ciertos grados había que demostrar la nobleza de sangre, y la venalidad, junto con la flexibilidad de los agentes del rey, abriría la puerta de la distinción a muchas familias provenientes del comercio. También apunta la relación que pudo haber existido entre la consecución de los grados de oficial y la inmediata obtención de un hábito de alguna de las órdenes militares del momento.
A este respecto, hace un esfuerzo por determinar qué motivaciones les llevaron a invertir en estas cuestiones y la procedencia y el origen social los demandantes de estas operaciones venales. Sin ninguna duda, se trata de uno de los propósitos más ambiciosos y complicados de este libro. La propia configuración de las redes sociales de las elites en el Antiguo Régimen provoca que resulten escasas las clasificaciones en las clásicas categorías sociales utilizadas hasta ahora, y que se haga necesaria una determinada investigación sobre la compleja política familiar de colocación de sus vástagos en carreras en el marco amplio de la Monarquía.
Además, en esta investigación se están proponiendo cuestiones relacionadas con el poder absoluto del rey, que delegó parte de su "gracia" en diferentes agentes para poder levantar regimientos y hacer frente a las necesidades militares de la Monarquía. Por otro lado, en el texto quedan planteadas las propias contradicciones surgidas entre las grandes políticas trazadas en los reales decretos y las reales órdenes y el ejercicio cotidiano del poder, muy determinado por la imperante exigencia de la resolución de los problemas más inmediatos.
Evidentemente, las consecuencias de estas ventas de los grados de oficiales provocaron importantes carencias en los cuerpos militares españoles. Entre otras, niños con el grado de capitán, coroneles sin ninguna experiencia en el ejercicio de las armas y, probablemente, la frustración de aquellos oficiales de carrera que tuvieron que cumplir largos años de servicio para la materialización de sus ascensos y que debieron compartir sus espacios con estos otros militares, cuyo único mérito fue el dinero.
En definitiva, El sonido del dinero. Monarquía, ejército y venalidad en la España del siglo XVIII supone una obra de obligada lectura para aquellos que se acerquen al estudio del ejército borbónico, para los que investiguen sobre la sociedad del siglo XVIII, para los estudiosos de la administración, así como para aquellos interesados por las formas de gobierno y el reparto de poder en el Antiguo Régimen. Probablemente, Francisco Andújar esté continuando con esta línea de investigación y pronto presentará nuevos e interesantes resultados que darán más luz a un fenómeno tan importante como fue la venalidad y, en general, al conocimiento del ejército durante el siglo XVIII.

Por Rafael Guerrero Elecalde (UPV - prohistoria)

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