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Prohistoria

versão On-line ISSN 1851-9504

Prohistoria vol.15  Rosario jan./jun. 2011

 

ARTÍCULOS

En los márgenes del Imperio Español y de la Historia natural

 

Félix de Azara colector (1787-1789)

Marcelo Fabián Figueroa

Docente e investigadora en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Tucumán y en el ISES de CONICET
marcelofigueroaar@yahoo.com

 


Resumen

Este trabajo estudia la recolección de aves realizada por Félix de Azara durante sus viajes como demarcador de la Expedición de la América Meridional. Focaliza en especial las prácticas de recolección de especímenes y su posterior envío al Real Gabinete de Historia Natural de Madrid entre 1787 y 1789. Pretende explicar los dispositivos científicos y administrativos usados por la Historia natural los cuales fueron herramientas usadas por la administración colonial y explicar una actividad que tuvo amplia difusión en el virreinato del Río de la Plata.

Palabras Clave: Félix de Azara; Historia Natural; Historia de la Ciencia

Abstract

This paper focuses the collecting practices developed by Félix de Azara during his journeys as surveryor of the Expedición de la América Meridional. It identifies the collected birds and their shipping to the Royal Cabinet of Natural History of Madrid between 1787 and 1789. It hopes to explains the scientific and administrative mechanisms used by the Natural History which was a tool of colonial government, on one hand, and explains an activity which was common in the viceroyalty of River Plate, on the other one.

Key Words: Félix de Azara; Natural History; History of the Science


 

Introducción

Félix de Azara inició su prolongada estancia americana en 1781 y durante veinte años, dada su condición de funcionario de la corona española, desarrolló múltiples tareas que se tradujeron en la confección de mapas, la redacción de informes económico-demográficos y una profusión de obras manuscritas y editadas que versaban sobre diversos aspectos de la Historia natural rioplatense. Azara arribó al virreinato del Río de la Plata como uno de los ingenieros que la corona española había destinado para determinar sobre el terreno la línea demarcatoria entre las posesiones de los reinos ibéricos en la América meridional según lo había prescripto el Tratado Preliminar de San Ildefonso en 1777.

Como otros miembros de la Expedición de la América Meridional, tal es el caso de Diego de Alvear o Juan Francisco Aguirre1, Azara investigó y escribió sobre diversos aspectos de la historia civil y natural de las regiones bajo inspección. Sin embargo su labor sistemática y constante, el acceso de sus escritos a las imprentas francesas,2 la consideración de la que fueron objeto sus investigaciones en Francia a inicios siglo XIX así como las referencias que Charles Darwin le destinó a su obra le reservaron un lugar destacado en la historia de la ciencia hispana y americana en ambos márgenes del Atlántico de fines del siglo XVIII e inicios del siglo XIX.

La historiografía escrutó la faz naturalista de Azara y una serie de trabajos, entre los que cabría incluir a las clásicas obras de Enrique Álvarez,3 Joaquín Templado,4 Olivier Baulny,5 etc., identificaron y explicaron sus ideas biológicas para establecer el aporte efectuado por Azara a la noción de evolución que más tarde, durante el siglo XIX, iba a sistematizar Charles Darwin. Tales historiadores contribuyeron a dilucidar algunos de los nexos que vincularon a la obra de Azara con la de Darwin -pese a que el pensamiento del primero se haya mantenido en un plano creacionista y providencialista que toleraba, sin embargo, la posible extinción de las especies6- y así magnificaron la figura de Azara como la de un científico de cuño hispano.

Si bien algunos historiadores puntualizaron la necesidad de reflexionar sobre el contexto institucional en el cual Azara desarrolló sus investigaciones para relacionar sus ideas científicas y sus tareas como ingeniero demarcador de límites7, puede decirse, que la historiografía privilegió el estudio de sus ideas biológicas y el análisis de sus obras editadas.

En el presente artículo se enfoca la faz científica de Félix de Azara desde otra perspectiva, se estudian las recolecciones de aves que realizó durante sus viajes por Misiones, Corrientes y el Paraguay tanto como su remisión al Real Gabinete de Historia natural de Madrid entre 1787 y 1789. La mención que la historiografía hizo de las recolecciones naturalistas realizadas por Azara no implicó que las haya transformado en un tópico específico susceptible de estudio, algo que sí sucedió con su trabajo cartográfico para el cual se cuentan con trabajos que dan cuenta de la dinámica de las recolecciones de datos que le permitieron realizar sus mapas.8 Mención aparte merecerían, por un lado, el breve y añoso trabajo de Ángel Cabrera quien ilustró la faz de "naturalista colector" de Azara al identificar algunos de sus envíos y señalar la importancia de investigar este aspecto9 y, por el otro, los trabajos de Thomas F. Glick y David Quinlan y Bárbara Beddall quienes estudiaron las recolecciones de Azara a través de sus obras publicadas y sin considerar su inserción en la expedición demarcadora de límites.10

El enfoque que aquí se sostiene privilegia el estudio de las prácticas a través de las cuales Azara recolectó las evidencias científicas que le permitieron sintetizar sus ideas biológicas y además sitúa a aquellas en el contexto de la Expedición de la América Meridional, pues, esta última habría sido el locus institucional que alumbró a dichas recolecciones.

Este trabajo se funda en los documentos manuscritos de carácter administrativo -tales como cartas, instrucciones, reales comunicaciones, inventarios, índices, etc.- los que, producidos en torno de la recolección y remisión de las aves11, contienen indicios que permiten reconstruir tales prácticas.

Esta perspectiva considera en especial los "factores externos"12 que influyeron sus prácticas de recolección e identifica "lo más trivial y cotidiano"13 de éstas para articular así el trabajo naturalista de Azara con el ámbito institucional que le subyacía.14 Por ello, cuando se observan las recolecciones realizadas por Azara se descubre un trabajo rústico -casi artesanal- que con muchos altibajos se desarrollaba en distantes territorios coloniales y cuyos minúsculos aportes resultaban, sin embargo, cruciales para surtir a las vitrinas de los gabinetes metropolitanos. A su vez se da relieve a un locus institucional el que, según las necesidades del gobierno colonial, habría vertebrado los viajes, las inspecciones, las recolecciones y las remisiones de aves que Azara efectuó de manera accesoria a sus tareas topográficas como demarcador, pues, la recolección de especímenes naturales fue una de las actividades a través de las cuales se expresaba el gobierno colonial español en América.

Estudiar las prácticas de recolección desplegadas por Azara en relación al contexto institucional que las erigió puede resultar útil para reconstruir el trabajo de campo que subyacía y alimentaba en la distancia a la Historia natural de gabinete que se hacía en la metrópolis y para avanzar por esta senda en la identificación y explicación de una de las múltiples actividades científicas que animaron la vida cultural del virreinato del Río de la Plata. La recolección de objetos naturales fue una práctica muy extendida entre civiles y religiosos que se prolongó aún después de 181015 y que durante el período virreinal cobró vida en relación a aquellas instituciones ligadas al gobierno colonial de allí que tanto la expedición demarcadora de límites como las recolecciones naturalistas efectuadas por Azara puedan servir para comprender el tipo de ciencia practicada en un virreinato que como el del Río de la Plata y a diferencia de los de Perú o Nueva España contó con pocas, modestas y tardías instituciones académicas y científicas.

Más allá de los gabinetes metropolitanos: Prácticas de recolección e Historia natural

El estudio de las prácticas de recolección vinculadas a la formación de las colecciones científicas se constituyó en los últimos años en un sub-campo de investigación con identidad propia. Bajo la denominación de "Collecting History" aquel se vio favorecido por la impronta histórica y sociológica que en las últimas tres décadas nutrió a la historia de la ciencia en general y que modificó de un modo profundo la tradicional perspectiva filosófica sobre la cual se había fundado ésta en su versión más clásica durante el siglo XX.

Hoy y gracias a un crecido número de obras se considera a las prácticas de recolección como un fenómeno histórico complejo y dinámico. Tal estado de cosas resulta deudor de la consideración que las colecciones de Historia natural recibieron de los historiadores quienes las incluyeron como un objeto de estudio más ubicándolas junto a las colecciones artísticas. Los historiadores asimilaron a aquellas con una de las formas en que se expresó el coleccionismo durante la Edad Moderna, en especial desde 1492 cuando una plétora de plantas, animales y curiosidades procedentes del Nuevo Mundo arribó a Europa.

El estudio de las colecciones de Historia natural sirvió para comprender que detrás de las vitrinas de los gabinetes europeos existían otras historias que, ocurridas en distantes territorios ultramarinos, tenían que ver con las alternativas propias de la recolección de las piezas exhibidas en los gabinetes. Esta toma de conciencia acerca de la deriva transatlántica de los objetos naturales atesorados por diversas instituciones metropolitanas16 permitió redefinir los agentes y las prácticas vinculadas a la identificación, recolección, transporte, exhibición y conservación de las piezas que constituyeron las colecciones.

La historia de las recolecciones ha sufrido una severa y provechosa translación que implicó: dejar de lado el estudio de la colección en sí misma para observar las prácticas de recolección y explicar a dichas prácticas en relación a los espacios en el cual éstas se desarrollaron. Por ello las prácticas de recolección pueden ser entendidas como un comportamiento a través del cual quien recolectaba conectaba a su vez a otros agentes así como objetos naturales, instituciones y territorios. De allí que el contexto histórico resulte un aspecto prevalente para reconocer los intereses que impulsaron a cada recolección en particular.17

Junto a este interés por contextualizar a las prácticas de recolección se identifica también un pronunciado interés por las dimensiones sociológicas de estas prácticas. Pues, entendidas como un componente clave en la producción de conocimiento, aquellas serían un vector fundamental de la historia de algunas disciplinas tales como la Historia natural, la mineralogía, la etnografía, etc. durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Tal característica sería definitoria y permite hablar de un tipo particular de disciplinas que podrían llamarse "collecting science". En este sentido el hecho de recolectar no es considerado tan solo como el mero acto de reunir plantas o curiosidades en territorios lejanos, al contrario, recolectar equivaldría a seleccionar las evidencias científicas usadas en la producción de conocimiento. La selección desarrollada en el terreno por los colectores sería la primera y crucial etapa en la obtención de los datos usados luego por los naturalistas de gabinete. Por ello las prácticas de recolección pueden ser definidas como prácticas experimentales18 fundadas sobre un innegable carácter práctico19 y material.

De este modo los historiadores descubrieron un amplio espectro de agentes y espacios situados más allá de los ámbitos metropolitanos y académicos. Este rasgo resulta fundamental puesto que las recolecciones se desarrollaban en distantes territorios coloniales, de allí la invisibilidad de los agentes involucrados en las mismas. Por ello, una colección puede ser explicada como el resultado de un proceso de negociación protagonizado por las instituciones científicas y quienes se desempeñaban como sus recolectores.20 A su vez, la complejidad de los procesos de recolección mostró la interconexión de diversas instituciones -académicas y no académicas- así como de los distantes territorios -metropolitanos y coloniales- que quedaban conectados a través de las prácticas de recolección, así las nociones de centro y periferia pudieron ser repensadas y definidos con límites más difusos sus respectivos perímetros.

Entonces, no resulta extraño que las prácticas de recolección fueran identificadas como uno de los dispositivos usados por los imperios coloniales europeos durante la Edad Moderna.21 La corona española poseía una larga tradición en el desarrollo de protocolos e instituciones especializadas en el acopio y registro de información etnográfica y natural relativa a América. Desde fines del siglo XV ambas actividades -acopio y registro- caracterizaron a la ciencia desarrollada por la corona española durante el período colonial a través de instituciones tales como la Casa de la Contratación y el Consejo de Indias22 y a las cuales se sumarían durante el siglo XVIII las expediciones científicas y las de límites. Por ejemplo, los cuestionarios que, con motivo de la conquista de México, fueron implementados en 1523 por Carlos V para obtener información sobre los recursos naturales y los pueblos indígenas para establecer el cobro de los tributos debidos a la corona. Las respuestas emitidas por los indígenas, vecinos y autoridades coloniales se denominaron Relaciones Geográficas y contenían información etnográfica y natural. Tal ejemplo permite pensar en las transferencias de conocimientos producidas entre los agentes, territorios e instituciones involucrados en los procesos de recolección de información natural. La inclusión de aquellas variables que permitan reconstruir el carácter material, técnico, transatlántico y político-institucional que caracterizó a la recolección de objetos naturales resulta valiosa para entender los modos en que la Historia natural fue practicada23 en relación a los imperativos del gobierno colonial.24

Modalidades de recolección: La expedición de la América Meridional (1779-1801)

Durante el siglo XVIII las expediciones de límites trataron de materializar en las colonias americanas uno de los objetivos reformistas perseguidos por la corona española: establecer unos límites jurisdiccionales que aseguraran la ocupación efectiva de los territorios de frontera donde pudieran establecerse nuevas poblaciones españolas que impidieran así las sublevaciones indígenas, el desarrollo del contrabando y la intromisión de las órdenes misionales o de otras potencias europeas.25 La búsqueda de dicho fin se tradujo en la organización de la Expedición de Límites (1751-1761) y la Expedición de la América Meridional (1779-1801) que de manera respectiva trataron de fijar sobre el terreno lo acordado de un modo sucesivo por las coronas española y portuguesa a través del Tratado de Madrid (1750) y el Tratado Preliminar de Límites (1777). Ambas empresas estaban impulsadas por la idea de que un territorio podía ser fijado, delimitado y usufructuado de manera precisa por medio de la astronomía y la geodesia.26

Aquella fijación del territorio implicaba la visita de los emisarios de la corona a las zonas de frontera y la recolección de una ingente cantidad de datos sobre los hombres y la naturaleza del lugar. Las expediciones españolas del siglo XVIII en general -tanto las que tenían un objetivo científico explícito tales como las expediciones botánicas o mineralógicas como las que tenían por fin la fijación de límites- estuvieron vinculadas con la acumulación de información sobre América.27

Sin embargo y dado que en las expediciones de límites, la recolección de datos era subsidiaria de una tarea administrativa tal cual lo era la demarcación cabe preguntar: ¿cuál fue el tenor de estas recolecciones?, ¿dónde radicaba su valor?

El conjunto de tareas desplegadas por las comisiones demarcadoras fueron realizadas por los ingenieros militares de la corona quienes constituían un selecto cuerpo técnico y profesional que hacia fines del siglo XVIII contaba con 206 miembros dispersos por los dominios de la monarquía y cuyas tareas tenían que ver con el ordenamiento del territorio en sus vertientes militar y civil.

El reconocimiento del territorio con fines civiles constituía una de las tareas asignadas a los ingenieros. La Ordenanza de 1718, que hizo de aquellos el primer cuerpo de técnicos de la corona, les encomendaba la tarea de reconocer y describir la ubicación de las ciudades, fuentes de aprovisionamiento de agua, etc. Dicha tarea abarcaba la confección de los mapas y la realización de prospecciones topográficas. Sin embargo estas atribuciones civiles perdieron fuerza con la Ordenanza de 1768 que asimilaba a los Ingenieros con los demás cuerpos del ejército y fundía sus funciones con las de los militares, orientándolos además al estudio de la cartografía y de la matemática.28

Las funciones militares fueron prevalentes a pesar de que en 1774 se crearon tres ramos: Academias Militares, de Plazas y Fortificaciones; de Caminos, Puentes, Edificios de Arquitectura Civil; y el de Canales de Riego y Navegación.29

Sobre los ingenieros gravitó siempre su primigenia labor de descripción territorial, sobre todo en los que pasaban en funciones hacia América. La Ordenanza de 1768 prescribía el envío de informes, planos, descripciones y proyectos vinculados a los recursos humanos y naturales de los territorios que inspeccionaran.

En consecuencia los ingenieros, más allá de su depurada formación, no estaban instruidos en las teorías y los métodos de la Historia natural. Félix de Azara, por ejemplo, había completado en 1767 su formación como ingeniero militar al obtener el grado de subteniente de infantería e ingeniero delineador de ejércitos, plazas y fronteras. Él había cultivado aquellas disciplinas cuantificables como la física, la geometría, la hidráulica, la geología, la astronomía, etc. que se ofrecían en las instituciones militares peninsulares y que tenían por fin la formación de especialistas en la construcción de fortificaciones, la delineación de mapas o la realización de prospecciones topográficas, pero nada sabía de Historia natural.

Sin embargo, y más allá de estas limitaciones, los informes científicos producidos por los miembros de las expediciones de límites constituyen un aporte remarcable de las coronas ibéricas no sólo por la amplitud de los resultados alumbrados sino también por la singularidad de su factura. Tales informes fueron escritos en relación a los proyectos de ordenación territorial de los espacios de frontera. De allí su categoría de "literatura administrativa" que, sin desmedro de sus aspiraciones científicas, debía contribuir a la fijación de los límites y aprovechar los territorios adyacentes. La manifiesta sincronía de las investigaciones sobre los tres reinos de la naturaleza que desarrollaron tanto del lado portugués como del español Rodríguez Ferreira30 y Félix de Azara no sería fortuita.31

Otros historiadores han considerado que la ciencia practicada por las expediciones de límites contribuyó a la expansión de la frontera imperial. Por ello la frontera -"los bordes del Imperio"- sería la principal protagonista en este tipo de incursión científica pues por ser desconocida los datos allí obtenidos desafiaban las concepciones establecidas. Las actividades científicas desarrolladas por estas expediciones eran distintas a las desplegadas por la ciencia metropolitana. Su carácter "transitorio" y "frugal" estaría unido más al usufructo del territorio inspeccionado y menos a los debates teóricos de las academias.32

Cabe entender a las expediciones de límites como un dispositivo a través del cual la corona española trató de definir los contornos de sus territorios americanos para vincularlos así a "relaciones de propiedad"33 y cuyos fundamentos estaban dados por la apropiación política de la ciencia. Delimitar territorios desconocidos, y por lo tanto esquivos al gobierno colonial, fue la función primordial de estas expediciones en las cuales la recolección de información y objetos naturales emergió como una actividad accesoria a su misión primordial.34 Si bien las instrucciones dadas a los demarcadores ordenaban la descripción de los "[...] bosques, campos, montañas [...] y [...] los animales raros [...] cuadrúpedos como bolatiles, y todos los objetos que se jusgasen interesantes a la Fisica e Historia Natural"35 los itinerarios y los tiempos de la expedición estaban dados por la necesidad político-administrativa de establecer el límite y no por la búsqueda de nuevos especímenes o evidencias tal como ocurría en las expediciones botánicas o mineralógicas.36 Sin embargo, la Expedición de Límites (1751-1761) fue un locus donde se fraguó la posesión metropolitana de nuevas evidencias naturales gracias a su capacidad para inspeccionar unos territorios que como los del Río de la Plata no recibieron ninguna expedición científica con el objetivo expreso de estudiar su naturaleza. Por ello el valor de las recolecciones ornitológicas de Azara habría estado dado por aquella circunstancia.

Las recolecciones y los envíos de Azara (1787-1789)

Félix de Azara acopió durante sus viajes como miembro de las comisiones demarcadoras de límites una parte sustancial de la información topográfica y biológica con la cual elaboró los mapas, los estudios de Historia natural y los informes económico-demográficos que lo transformaron en un personaje reconocible de la vida cultural del virreinato rioplatense. Dichas travesías por el Paraguay se inscriben en los primeros tiempos de su prolongada estancia en la América meridional y guardan relación con sus esfuerzos por convertirse en uno de los recolectores del Real Gabinete de Historia natural de Madrid a fines de la década del ochenta. Se trata de once viajes realizados entre junio de 1784 y noviembre de 1787 gracias a los cuales Azara se hizo con un corpus de datos geográficos y naturalistas que procedían tanto de sus propias observaciones como del aporte de sus informantes y subalternos37. Aquel corpus incluía la descripción del terreno, la caracterización de los grupos indígenas que habían vivido en las misiones jesuíticas, la disposición espacial de sus pueblos, el inventario de los recursos naturales propios de la región, etc. Las aves que él remitió a Madrid a partir de 1788 fueron recolectadas en este contexto, es decir, en los intersticios de su trabajo como demarcador. Esta circunstancia permitiría explicar tanto sus prácticas de recolección como la calidad científica de las piezas que recolectó.

El primer contacto de Félix de Azara con el Real Gabinete ocurrió en 1787, casi tres años después del inicio de sus viajes por el Paraguay, Misiones y Corrientes. Azara es mencionado en el informe que el Gobernador Intendente del Paraguay, Joaquín Alós, le envió al ministro de Indias, José Gálvez, en noviembre de aquel año con la intención de que este documento llegara a manos del director del Real Gabinete, Eugenio Izquierdo. Alós, quien era también un aficionado a la Historia natural, se dirigía al rey para ofrecerle al Real Gabinete "algunas materias petrificadas" y sus servicios como recolector en el Paraguay.38 En su ofrecimiento Alós hablaba del envío de una colección de petrificaciones reunida por él mismo y de otra colección de pájaros formada por Azara junto a la respectiva descripción de los ejemplares que la componían la cual había sido realizada también por éste último.

En el proyecto de Alós, Azara, aparece como su colaborador que se había "[...] dedicado de continuo a descubrir, y observar cuantos objetos se le han proporcionado sin dispensarse la fatiga de salir a la campaña [...] se halla dotado de un entendimiento nada vulgar, y posee los conocimientos físicos [...]".39 Sin embargo, la colaboración entre Alós y Azara no llegó a fructificar, las desavenencias personales entre ambos fueron un obstáculo insalvable. De allí que tiempo después Azara ofreciera sus servicios al Real Gabinete para recolectar y remitir pájaros de la América meridional. 

En 1788 puede fecharse el segundo contacto de Azara como recolector con una institución metropolitana. Esta vez se trataba de un "[...] cajón que incluye 84 aves sumergidas en aguardiente, con sus descripciones [...]" y que tenía como destinatario a Antonio Valdez y Bazán, titular de la Secretaría de Hacienda, Guerra y Marina. En la carta que acompañaba a este cajón Azara hacía referencia al envío de un mapa del Paraguay que sería llevado hasta esa corte por Pedro Melo de Portugal, quien fuera ex Gobernador del Paraguay y futuro Virrey del Río de la Plata. A través de esta carta Azara informaba sobre la remisión de sus recolecciones gracias a la mediación del Virrey Loreto y su intención de "[...] continuar con las remesas de esta especie mientras me halle por acá [...]" ya que había logrado describir "[...] 244 especies de pájaros con bastantes cuadrúpedos".40

En septiembre de 1788 Azara se comunicó con el Real Gabinete de Historia natural. La carta en cuestión iba destinada a su Director, Eugenio Izquierdo, y en ella Azara describió las recolecciones ornitológicas que había realizado hasta la fecha y presentó su proyecto de profundizar en el estudio de las aves del Paraguay gracias a la inclusión como recolector del gabinete de un colaborador suyo, el también aficionado Pablo Noseda41 quien era además cura párroco de San Ignacio. Tanto cuando Azara ponderaba sus esfuerzos para llenar una tercera botija con nuevas aves como cuando proponía a Noseda como colector, a cambio de "[...] la pólvora y munición necesarias con alguna gratificación como costear sus viajes [...]",42 se vislumbra su intención de afianzarse en el plano institucional como recolector correspondiente del Real Gabinete.

Azara emerge aquí como un aficionado que buscaba darle a su trabajo como recolector en el seno de la expedición de límites el reconocimiento institucional que hasta ese momento no había recibido. Por ello hablaba de continuar y profundizar sus recolecciones pero "[...] sin perjuicio de su encargo de división de límites, y solamente en los ratos y vacantes que este le permita [...]".43

 Su aspiración resultaba viable porque existían unos mecanismos institucionales que incentivaban el envío de información natural desde América y también por la procedencia geográfica de las piezas remitidas por Azara.

La corona española, y en especial sus instituciones académicas, propiciaron el envío de información geográfica, histórica y natural desde América para acrecentar, actualizar y corregir los datos con que contaba la metrópolis. Muchos de los emprendimientos desarrollados durante el siglo XVIII dependían de la información que fluía desde ultramar a través de una profusa red de corresponsales. Cada institución, tal es el caso del Real Jardín Botánico o la Real Academia de la Historia, poseyó sus propios informantes quienes podían obtener a cambio una membresía o bien la inclusión de su nombre en las obras editadas por aquellas instituciones. Tal intercambio de contraprestaciones implicaba sin lugar a dudas un incentivo que la corona supo administrar a través del reconocimiento de los servicios prestados por el informante.44

A su vez las recolecciones de Azara se desarrollaban en unos territorios lejanos y excéntricos que, como los del virreinato del Río de la Plata en general, no habían sido pródigos en la recepción de expediciones científicas tal como había sucedido con otras regiones coloniales. Por ello sus recolecciones eran valiosas, pues, al proceder de zonas antes no inspeccionadas tenían el carácter de primicias científicas. Las aves acopiadas por Azara eran tan solo uno de los productos científicos alumbrados por ese particular locus institucional que eran las expediciones de límites y que le permitían a la corona española practicar ciencia a la distancia.45

Sin embargo, tal dispersión espacial se saldaba con la inclusión de unos agentes, tal es el caso de Azara, cuyo trabajo no siempre respondía a las expectativas de las instituciones científicas metropolitanas.46 De hecho esta sería una de las variables que explicaría la negativa del vicedirector del Real Gabinete, José Clavijo, a aceptar los muestras remitidas por Azara al Real Gabinete. La mala calidad de los ejemplares acopiados por este último estaría en relación a su desconocimiento de los métodos usados por la Historia natural a fines el siglo XVIII más allá de su adscripción a un específico cuerpo de profesionales con una refinada formación.

En consecuencia, tanto el valor como la calidad de las recolecciones efectuadas por Azara y sus colaboradores locales, tal es el caso de Noseda,47 estaban relacionadas con el ámbito institucional en el que habían sido producidas y cuyo potencial provenía de la capacidad de éste para inspeccionar vastos territorios de frontera desconocidos hasta ese momento por las instituciones científicas metropolitanas.

Durante el año 1789 Azara continuó realizando sus recolecciones ornitológicas aún cuando éstas no contaban con la aprobación de los facultativos de Madrid y él no fuera aceptado aún como colector del Real Gabinete en el Paraguay. El 19 de marzo remitió a Madrid "[...] 84 pajarillos de 61 especies [...] un cuadrúpedo nombrado Muycuré, Tercera especie [...] y así mismo la descripción de otras aves".48

Hacia julio del mismo año y en relación a su envío de marzo Azara firmó una carta cuyo destinatario era el Secretario de Estado, el Conde de Floridablanca. En este documento, salpicado de agradecimientos por su reciente nombramiento como Capitán de Navío, Azara ponderó el trabajo que como recolector había venido desarrollando. Entre los pliegues de su auto preconización se entrevé la definición de su trabajo naturalista desde las vertientes de la descripción y de la recolección. De allí que sostuviera que sus recolecciones eran únicas pues su valor estaba dado tanto por el volumen de la información como por su procedencia geográfica. El interés de su trabajo radicaba en proporcionar a la ciencia de gabinete las evidencias para que sucesivas investigaciones, más especializadas y orientadas hacia la elaboración de taxonomías, pudieran producir obras de ornitología sobre las aves que habitaban en todos los territorios gobernados por la corona española.49

Sin embargo y pese al lúcido entusiasmo que Azara expresaba en torno de sus recolecciones, éstas no cumplían con los requisitos exigidos a una pieza de gabinete. Como muchísimos otros envíos procedentes de España o ultramar las piezas enviadas por Azara habían sido mal recolectadas, deficientemente acondicionadas o bien ya conocidas.50

Como resultado de estas circunstancias una parte considerable de las recolecciones efectuadas por Azara no resultaban útiles para la ciencia de gabinete. La alteración en los colores evidenciada por las muestras, según el juicio expresado por el baylio Antonio Valdez en su nota de acuse de recibo del 22 de julio de 1789,51 atentaba contra la calidad de las piezas, en especial si se tiene en cuenta que una parte sustancial del estudio de la naturaleza durante el siglo XVIII consistía en identificar, describir y establecer los caracteres morfológicos de aves, animales y plantas en general. La distancia constituía el principal desafío que la práctica de la Historia natural debió sortear durante los siglos XVI, XVII y XVIII, por ello la elaboración de protocolos orientados a establecer un método para la identificación, recolección, transporte y conservación de los objetos naturales trató de vencer los efectos negativos causados por aquella. La precariedad de los medios y de las prácticas usadas por Azara y los funcionarios coloniales52 para almacenar y conservar las muestras recolectadas invalidaron su utilidad científica.

Una vez más en 1789 puede identificarse otra remesa compuesta por "[...] dos Botijas [...] la una con ciento y ocho Avecillas de ochenta y siete especies, y la otra con ochenta y dos, de setenta y seis envueltas y separadas en lienzos, y conservadas en aguardiente [...]".53 A este envío del mes de septiembre le sucedió otro, fechado el 25 de noviembre, a través del cual el Virrey Loreto expedía los "[...] dos Tomos con el título de Apuntaciones para la Historia natural de las Aves de la provincia el Paraguay [...]"54 y que venían a completar el envío precedente. Ambas remesas fueron recibidas en la Secretaría de Gracia y Justicia del Ministerio de Indias por Antonio Porlier y remitidas luego al Real Gabinete en febrero y marzo de 1790 de manera respectiva. Tales envíos conformaron la muestra que escrutó José Clavijo y Fajardo para dictaminar su calidad científica como piezas de gabinete.

El 17 de marzo el Conde de Floridablanca le remitió a Clavijo los dos tomos de las Apuntaciones... junto a la enjundiosa carta escrita por Félix de Azara para que Clavijo "[...] en vista de lo que dice acerca de su expresada obra, y examinándola al mismo tiempo, me informe V. S. lo que se le ofrezca y parezca".55 Poco tiempo después, hacia el 13 de abril, Clavijo emitió el juicio que se le había solicitado, y gracias al cual la labor naturalista de Azara fue definida por el valor de sus descripciones ornitológicas y no por el de sus recolecciones.56

El trabajo naturalista de Azara caracterizado por la observación, registro y recolección de aves se veía comprometido en esta última fase, si a esto se le suma el hecho de que desde 1787 el Real Gabinete modificó los criterios que guiaban la acumulación de especímenes puede entenderse la recepción que las recolecciones de Azara tuvieron en la metrópolis. Desde su reapertura en 1776 el Real Gabinete había estado dirigido por Pedro Franco Dávila cuyo gusto indiscriminado por los objetos naturales dio lugar a que esta institución se asemejara más a una cámara de maravillas y menos a un museo de ciencias naturales ordenado con criterios taxonómicos. Con la muerte de Dávila en 1787, el ascenso de Eugenio Izquierdo y José Clavijo como director y vicedirector y el apoyo dado por el Conde de Floridablanca, el Real Gabinete sufrió un severo viraje en busca de una fisonomía moderna en la cual la investigación y la docencia estuvieran guiadas por estrictos criterios taxonómicos.57

De allí la recepción de la que fueron objeto las recolecciones ornitológicas de Azara quien tiempo después efectuó otras remisiones.58 Sin embargo éstas fueron intermitentes, su fugaz e ilustrativo trabajo de recolección desarrollado entre 1787 y 1790 e impulsado por su interés en convertirse en uno de los recolectores coloniales del Real Gabinete ilumina, gracias a sus deficiencias, los avatares ligados a la práctica de la Historia natural desarrollada por aquél en el seno de la expedición demarcadora de límites.

Las aves recolectadas por Azara, ¿piezas de gabinete?

El correcto manejo de los objetos naturales recolectados en lejanos territorios ultramarinos, donde no siempre existían las condiciones estipuladas por la preceptiva estipulada por la Historia natural, constituyó un tópico central de la práctica de la ciencia de gabinete y de la de campo. La meticulosa recolección de los objetos naturales así como su correcta remisión eran dos fases esenciales del trabajo de campo que nutría a las vitrinas de los gabinetes. Durante el siglo XVIII abundantes textos editados y manuscritos producidos por las academias y las instituciones relacionadas al gobierno colonial trataron de establecer una preceptiva para aquellas prácticas. Dichos textos proponían técnicas que estaban relacionadas a la consecución de dos objetivos: preservar las muestras a lo largo del tiempo poniéndolas al resguardo del ataque de hongos e insectos mediante el uso de sustancias químicas y conservar los caracteres únicos que constituían el talante natural de ese espécimen.59 Tales fines buscaban según las Observations... en tornar viable la representación fiel de una planta o un animal exótico a los cuales el naturalista de gabinete observaba muerto y descontextualizado, lejos del escenario natural que les había sido propio.

Entre los animales estudiados se destacaban los pájaros. Para algunos autores éstos eran importantes por su belleza y por su comportamiento, dos aspectos que pertenecían al orden de lo estético y de lo científico pero que resultaban inseparables si se quería estudiar el color de su plumaje o las causas por los cuales migraban.60 La conservación de las piezas ornitológicas estaba relacionada con la conservación de los rasgos físicos de los ejemplares en exhibición pues esta era la condición para elaborar las taxonomías que constituían parte esencial del trabajo de la Historia natural dieciochesca.61

Sobre los pájaros enviados por Azara pesaban los efectos negativos de una deficiente técnica de recolección y de conservación62. Puede decirse entonces que sus remisiones eran imperfectas ya que una tosca técnica de recolección había alterado su morfología externa. Muestra de ello serían las evidencias que se pueden hallar en el detallado Indice...63 que acompañó al envío de una "Botijuela" con "84 individuos" en junio de 1788.

En este documento no sólo se reseñaban los nombres de los pájaros remitidos sino también de manera somera sus principales atributos como objetos materiales y evidencias científicas. La descripción incluía el registro del número de ejemplares enviados y la ponderación de sus cualidades. Esta información, distribuida en cuatro columnas, constituye una radiografía que descubre las características de los ejemplares remitidos. En la última columna se reseñan el sexo de los ejemplares y su condición material al momento de su despacho en Buenos Aires. Así como es posible saber que de la "Había" remitida existían dos variedades, y que del "Ypecù-mi" viajaban "dos Individuos macho y hembra", de muchos otros se podía conocer su deficiente estado material. Tal sería el caso del "Guayrà-a pè" que tenía "las puntas de las alas cortadas", del "Choehy" del cual se enviaba un ejemplar al que "le falta una pluma central en la cola", del "Pepuaza 3º" que había perdido "un costado de la cola", del "Pecio doradillo" del cual se remitían dos pero de los cuales sólo era "uno bueno",64 etc.

Los pájaros enviados por Azara no conservaban las exactas apariencias del ser vivo por lo tanto no podían ser considerados piezas de gabinete, las alteraciones físicas que habían sufrido los tornaban en evidencias inservibles para los naturalistas quienes estaban interesados en identificar sus caracteres morfológicos distintivos. La Instrucción... escrita por el primer director del Real Gabinete, Pedro Franco Dávila, y enviada a los virreinatos y gobernaciones de la corona en 1776 prescribía, por ejemplo, el modo en que las aves debían ser preparadas y conservadas a través del uso de "polvos", "aguardiente de caña" o la disecación.65

Además, los animales eran seres vivientes que se movían por ello su conservación debía contemplar esta aspecto para dar una idea exacta de los mismos. La correcta recolección y conservación de los pájaros era fundamental para su estudio y exhibición de un modo verosímil.66 En el caso de los pájaros, y al contrario de lo que sucedía con los vegetales o los minerales, la ausencia de los rasgos vitales no podía tolerarse, pues las aves se caracterizaban por sus movimientos ágiles lo que las tornaba más sensibles a los imperativos de la exhibición en las vitrinas.67

Las aves enviadas por Azara eran imperfectas debido a su deficiente recolección. La mala calidad de los pájaros aves remitidos habría provenido del tratamiento defectuoso del que fueron objeto en el momento inmediato a su muerte. Los protocolos de Historia natural diferenciaban dos grandes momentos en la preparación y conservación de las muestras, uno referido al instante contiguo a la muerte del animal y otro posterior que se correspondía con su recepción metropolitana. Mientras la conservación efectuada en el primer momento se debía hacer en el lugar en que el ejemplar había sido muerto y perseguía la inmediata fijación de los caracteres del animal mientras éste estuviera fresco, la conservación realizada en el segundo momento se hacía en el gabinete y propendía al mantenimiento y gestión de las aves en exposición con el objetivo de que perduraran el mayor tiempo posible.68

Azara, por ejemplo, desconocía las técnicas de disecación,69 tal déficit fue suplido en parte por su extraordinaria capacidad para la descripción. Además, no poseía conocimientos ornitológicos, dicha circunstancia lo enfrentaba al dilema de decidir qué datos y qué informantes eran "creíbles" para configurar su explicación y saldar así el déficit de su saber. Ambos aspectos resultan cruciales pues Azara usaba su escopeta para recolectar los pájaros de allí que los efectos de las balas tuvieran efectos devastadores sobre las piezas que resentían la calidad de la descripción del ejemplar. En general este recurso alteraba la morfología externa de los pájaros al hacerles perder sus ojos70 o bien al alterar sus colores naturales71. En muchos casos las descripciones resultaban incompletas e imprecisas72 y daban lugar a hipótesis que intentaban suplir la carencia de datos causada por una deficiente recolección.73

Entonces, ¿cómo estudiar el ejemplar incompleto de "Quiriquiri" al cual no acompañaba una descripción de sus ojos pues una bala los había hecho desaparecer?74. Para el Abad Manesse los ojos « [...] étant les organes qui peignent mieux leur caractere, & donnent plus d'expression á leurs qualités physiques & morales, sont aussi la partie qu'il faut le moins négliger [...] »,75 de allí que se impusiera a los colectores la prioridad de describirlos de manera inmediata a la muerte del ejemplar y de sustituirlos por piezas artificiales de vidrio, madera o papel una vez disecados. Por su delicada constitución los ojos eran uno de los órganos que primero se descomponían y con ellos la posibilidad de establecer importantes rasgos morfológicos. Mientras los huesos podían ser conservados los ojos no y por ello eran referidos en los textos científicos, dada su condición de órganos vitales que debían ser descriptos, en los papeles administrativos de los gabinetes debido a que eran piezas artificiales y sustitutas que formaban parte de la cultura material de estas instituciones. Tal es el caso del encargo que Pedro Franco Dávila hiciera a París para comprar ojos artificiales de cristal76 y dotar así a las colecciones del Real Gabinete de este componente fundamental cuya ausencia comprometía el efecto realista que se debía dar a los ejemplares allí exhibidos.

Conclusión

La pequeña historia de las recolecciones y remisiones de aves que Félix de Azara efectuó entre 1788 y 1789 permitió poner de relieve los claroscuros del dispositivo político-administrativo que alumbró a dichos envíos. La deficiente técnica de recolección empleada por Azara tenía su contrapartida en el hecho de que los pájaros que estudió provenían de territorios no inspeccionados antes por la Historia natural española. De allí que la importancia de la información natural producida por la Expedición de la América Meridional tuviera que ver con su capacidad para describir e inventariar la naturaleza del virreinato del Río de la Plata que no había sido receptor de una expedición científica.

Por ello, y dadas las características del locus institucional en que Azara efectuó sus recolecciones, la información ornitológica remitida por aquél a Madrid resultaba valiosa por las puntillosas descripciones que daban cuenta de los inservibles pájaros enviados. Dichas aves eran en su gran mayoría desconocidas por los naturalistas metropolitanos y por ello su descripción resultaba crucial para la elaboración de taxonomías. De allí que para Antonio Pineda, quien en 1789 arribó al virreinato del Río de la Plata como jefe de los naturalistas de la Expedición Malaspina y revisó los manuscritos de Azara a instancias del virrey Loreto, el demarcador haya sido ante todo un naturalista descriptor cuya "exactitud geométrica" le había permitido recolectar por escrito unas valiosas descripciones que serían útiles a "[...] un conocedor versado en la América [...]"77 cuando quisiera estudiar las aves americanas.

Del mismo modo la pequeña historia de las recolecciones efectuadas por Azara permite dibujar los contornos de una actividad que, ligada a la producción de conocimiento naturalista, tuvo amplia difusión en el virreinato del Río de la Plata durante el período colonial. Por los temas que abordó, los agentes que involucró, los métodos de que se valió y los ámbitos en los cuales se desarrolló la recolección de información natural fue una actividad que en gran medida estuvo ligada a las exigencias del gobierno colonial español en América. De allí su importancia para esbozar un cuadro que de cuenta de las múltiples actividades científicas que animaron la vida cultural del virreinato rioplatense caracterizado, a diferencia de otros espacios coloniales, por la modestia -cuando no ausencia- de instituciones académicas.

Tucumán, febrero 2011

Notas

1. ALVEAR, Diego Relación histórica y geográfica de la Provincia de Misiones (1736), Instituto de Investigaciones Geohistóricas-CONICET, Resistencia, Chaco, 2000;         [ Links ] AGUIRRE, Juan Francisco Discurso Histórico sobre el Paraguay (1805), Union Académique Internationale, Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 2003.         [ Links ]

2. Los escritos de Azara tuvieron una fría recepción en España, de hecho su Essais sur l'histoire naturelle des quadrupèdes de la province du Paraguay (1801) fue editado en Francia. En España publicó sus obras sobre los cuadrúpedos (1802) y las aves (1805), sin embargo no pudo publicar en 1805 su Descripción e Historia del Paraguay y del Río de la Plata pese al beneplácito que Manuel Godoy expresó por esta obra. Ver, MARTÍNEZ TEJERO, Vicente Piedras, fósiles, plantas, insectos, peces, pájaros. Naturalistas Aragoneses, Instituto de Estudios Aragoneses-Gobierno de Aragón-Instituto de Estudios Turolenses-Ibercaja, Zaragoza, 2005, pp. 92-93.         [ Links ]

3. ÁLVAREZ LÓPEZ, Enrique Félix de Azara, Aguilar, Madrid, 1935;         [ Links ] ÁLVAREZ LÓPEZ, Enrique, "Félix de Azara, precursor de Darwin", en Revista de Occidente, vol. 43, 1943, pp. 149-166;         [ Links ] ÁLVAREZ LÓPEZ, Enrique, "Comentarios y anotaciones acerca de la obra de D. Félix de Azara", en Miscelánea Americanista, vol. III, 1952, pp. 9-52;         [ Links ] ÁLVAREZ LÓPEZ, Enrique, "Azara y Darwin", en Revista de Indias, núm. 83, 1961, pp. 63-93.         [ Links ]

4. TEMPLADO, Joaquín "El valor de la obra biológica de Félix de Azara", en Arbor, núm. 150, 1958, p. 198-211.         [ Links ]

5. BAULNY, Olivier Félix de Azara. Un aragonais précureur de Darwin, Marrimpouey Jeune, Pau, 1968.         [ Links ]

6. CAPEL, Horacio "El ingeniero militar Félix de Azara y la frontera americana como reto para la ciencia española", en Scripta Vetera, 2005, pp. 1-60. p. 19 y ss.         [ Links ]

7. Ver LUCENA GIRALDO, Manuel y BARRUECO RODRÍGUEZ, Alberto (eds.) Escritos fronterizos. Félix de Azara, ICONA, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, Madrid, 1994,         [ Links ] y CAPEL, Horacio, "El ingeniero...", cit.

8. MARTÍNEZ MARTÍN, Carmen "Aportaciones cartográficas de D. Félix de Azara sobre el Virreinato del río de la Plata", en Revista Complutense de Historia de América, núm. 23, 1997, pp. 167-192;         [ Links ] y de la misma autora "Una "Carta esférica" del aragonés D. Félix de Azara levantada en los primeros años de su estancia en la Provincia de Paraguay", en Actas del VII Congreso Internacional de Historia de América, Zaragoza. 1998.         [ Links ]

9. CABRERA, Ángel, "Los envíos de Félix de Azara al Real Gabinete de Historia Natural de Madrid", Asociación Española para el Progreso de la Ciencia, vol. I, núm. 1, 1934, pp. 98-100.         [ Links ]

10. GLICK, Thomas F. y QUINLAN David M., "Félix de Azara: The Myth of the Isolated Genius in Spanish Science", en Journal of the History of Biology, vol. 8, núm. 1, 1975, pp. 67-83;         [ Links ] BEDDALL, Barbara G., "Un naturalista original: Don Félix de Azara, 1746-1821", en Journal of the History of Biology, vol. 8, núm. 1, 1975, pp. 15-66;         [ Links ] BEDDALL, Barbara G, "The Isolated Spanish Genius-Myth or Reality? Félix de Azara and the Birds of Paraguay", en Journal of the History of Biology, vol. 16, núm. 2, 1983, pp. 225-258.         [ Links ] Para este segundo artículo Beddall usó el texto manuscrito de las Apuntaciones para la historia natural de las aves de la provincia del Paraguay escrito por Azara en 1789.

11. Tales fuentes permitirían reconstruir los avatares del trabajo científico y no tan solo identificar ideas científicas. BRIAN, Eric, "Archives et mémoire des sciences: enjeux historiographiques", en Revue d'Histoire Moderne et Contemporaine, núm. 48-4 bis, 2001, pp. 44-48.         [ Links ]

12. CUNNINGHAM, Andrew y WILLIAMS, Perry, "De-centring the "big-picture": The origins of modern science and the origins of science", en British Journal for History of science, núm. 26, 1993, pp. 414, 419 y 420.         [ Links ]

13. PESTRE, Dominique, "Science des philosophes, science des historiens", en Le debat, núm. 102, 1998, pp. 99-106. p. 101.         [ Links ]

14. Sobre este aspecto ver ROGER, Jacques, "Pour une histoire historienne des sciences", en ROGER, Jacques Pour une histoire des sciences à part entière, Albin Michel, Paris, 1995, pp. 48-58;         [ Links ] SHAPIN, Seteven, "The house of experiment in Seventeenth-Century England", en Isis. Núm. 79, 1988, p. 373;         [ Links ] WITHERS, Charles W. J., "Where was the Atlantic Enlightenment?- Questions of Geography", en MANNING, Susan y COGLIANO, Francis, D. (eds.) The Atlantic Enlightenment, Ashgate, England and USA, 2008. p. 42.         [ Links ]  

15. Ver MARILUZ URQUIJO, José María El virreinato del Río de la Plata en la época del Marqués de Avilés (1799-1801), Academia Nacional de la Historia, Buenos Aires, 1964. p. 256;         [ Links ] ASÚA, Miguel La ciencia de mayo. La cultura científica en el Río de la Plata 1800-1820, FCE, Buenos Aires, 2010. p. 117.         [ Links ]

16. DELBURGO, James y DEW, Nicholas (eds.) Science and Empire in the Atlantic World, Routledge, New Haven, 2008, pp. 11-12.         [ Links ]

17. SCHNAPPER, Antoine Le géant, la licorne, la tulipe. Collections françaises au XVIIe siècle, Flammarion, Paris, 1988. p. 7.         [ Links ] BERETTA, Marco (ed.) From Private to Public. Natural Collections and Museums, Science History Publication, U.S.A, 2005. p. VII.         [ Links ]

18. KOHLER, Robert "Finders, Keepers: Collecting Sciences and Collecting Practice", en History of Science, vol. 45, núm. 150, 2007, p. 430.         [ Links ]

19. SPARY, Emma "Pierre Pomet's Parisian Cabinet: Revisitng the Invisible and the Visible in Early Modern Collections", en BERETTA, Marco (ed.) From private...,cit. p. 66.         [ Links ]

20. SPARY, Emma From Private...,cit. p. 78; BROWNE, Janet "Do collections make collectors?", en BERETTA, Marco (ed.) From private...,cit. p. 171;         [ Links ] PEARCE, Susan On Collecting. An investigation into collecting in the European tradition, Routledge, New York, 1995, p. 4;         [ Links ] JASANOFF, Maya "Collectors of Empire: Objects, Conquests and Imperial Self-fashioning", en Past & Present, núm. 184, 2005, pp. 109-135.         [ Links ]

21. Ver Osiris, vol. 15, 2000.         [ Links ] Nature and Empire: Science and the Colonial Enterprise. Special Issue compiled by MACLEOD, Roy; GREEN, Jack y MORGAN, Philip D. (eds.) "Introduction: the present state of Atlantic History", en GREEN, Jack y MORGAN, Philip D. (eds.) Atlantic History. A critical appraisal, Oxford University Press, New York, 2009, New York p. 15.         [ Links ]

22. ACHIM, Miruna "Science in translation: the comerce of facts and artifacts in the transtlantic Spanish world", en Journal of Spanish Cultural Studies, vol. 8, núm. 2, 2007, pp. 107-115. p. 107-108;         [ Links ] BARRERA OSORIO, Antonio Experiencing Nature: The Spanish American Empire and the Early Scientific Revolution, University of Texs Press, Austin, 2006;         [ Links ] PIMENTEL, Juan "The Iberian vision: Science and Empire in the framework of a Universal Monarchy 1500-1800", en Osiris, vol. 15, 2000, pp. 17-30.         [ Links ]

23. Se trata de estudiar las "practicalities of empire". BLEICHMAR, Daniela; DE VOS, Paula; HUFFINE, Kristin y SHEEHAN, Kevin (eds.) Science in the Spanish and Portuguese Empires, 1500-1800, Stanford University Press, Stanford, California, 2009, p. XXXI.         [ Links ]

24. Ver Podgorny, Irina "Naturaleza, colecciones y museos en Iberoamérica /1770-1850)", en Castilla, Américo (comp.) El museo en escena. Política y cultura en América Latina, Paidós, Fundación Typa, Buenos Aires, 2010, p. 57, 58, 59.         [ Links ]

25. LUCENA GIRALDO, Manuel "El reformismo de frontera", en GUIMERÁ, Agustín (ed.) El reformismo borbónico, Alianza, Madrid, 1996, p. 268.         [ Links ]

26. CAPEL, Horacio, "La invención del territorio. Ingenieros y arquitectos de la Ilustración en España y América", en Anthropos, Suplementos: La Geografía hoy. Textos, historia y documentación, núm. 43, 1994, pp. 98-115.         [ Links ]

27. VALVERDE PÉREZ, Nuria Actos de precisión. Instrumentos científicos, opinión pública y economía moral en la Ilustración Española, CSIC, Madrid, 2007, p. 124.         [ Links ]

28. CAPEL, Horacio; SÁNCHEZ, Joan Eugeni y MONCADA, Omar De Palas a Minerva. La formación científica y la estructura institucional de los ingenieros militares en el siglo XVIII, Serbal-CSIC, Barcelona, 1988, pp. 35, 36, 75, 322, 338 y 340.         [ Links ]

29. SÁNCHEZ, Joan Eugeni "La estructura institucional de una corporación científica: El Cuerpo de Ingenieros Militares en el siglo XVIII", en PESET, José Luis (coord.) Ciencia, vida y espacio en Iberoamérica. Vol. II, CSIC, Madrid, 1989, p. 5-6.         [ Links ]

30. Sobre los comisarios portugueses ver SOUZA TORRES, Simei María "Dominios y fronteras en la Amazonía colonial. El Tratado de San Ildefonso (1777-1790)", en Fronteras de la Historia, vol. 8, 2003, pp. 195-226.         [ Links ]

31. SALA CATALÁ, José "La ciencia en las comisiones de límites hispano-portuguesas: su proyección internacional", en SOLANO, Francisco y BERNABEU ALBERT, Salvador (coords.) Estudios (nuevos y viejos) sobre la Frontera, Anexos de la Revista de Indias, 4, CSIC, Centro de Estudios Históricos, Departamento de Historia de América, Madrid, 1991, pp. 277, 279-280, 284.         [ Links ]

32. BERNABEU ALBERT, Salvador, "Los científicos del desierto. Ciencia y técnica en Baja California durante la centuria ilustrada", en Revista de Indias, vol. LI, núm. 192, 1991, pp. 419-429. p. 419, 420.         [ Links ]

33. VALVERDE PÉREZ, Nuria Actos...,cit., p. 154.

34. Aunque accesoria a la demarcación la recolección de aves se benefició de las órdenes e instrucciones dadas por las autoridades coloniales. Azara acrecentó así sus recolecciones, durante su viaje de noviembre de 1787 aprovechó las órdenes emitidas por el Teniente gobernador de Concepción para que un "Baqueano" y los "Indios" del lugar acopiaran aves antes de su arribo. Archivo del Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid (en adelante  AMNCN-M), Félix de Azara. Ms. 402, p. 143v.

35. Real Academia de la Historia-Madrid (en adelante, RAH-M). Colección Mata Linares. Tomo LXI, 9-9-3/1716. Diego de Alvear. Diario de la segunda partida de la demarcación de límites entre los dominios de España y Portugal etc. p. 34v.

36. SALA CATALÁ, José "Ciencia y técnica en las expediciones de límites hispano-portuguesas: Una aproximación", en FERNÁNDEZ PÉREZ, Joaquín y GONZÁLEZ TASCÓN, Ignacio (eds.) Ciencia, técnica y Estado en la España Ilustrada, Ministerio de Educación y Ciencia, Secretaría de Estado de Universidades e Investigación, Sociedad Española de Historia de las Ciencias y de las Técnicas, Zaragoza, 1990. pp. 241-243.         [ Links ]

37. RAH-M. Colección Mata Linares. Tomo LXV, 9-9-3/1720. Félix de Azara. Geografía Física y Esférica de Las Provincias del Paraguay y Misiones Guaranís. Compuesta por Dn. Félix de Azara Capitán de Navío de la Rl. Armada. En la Asumpción del Paraguay, año de MDCCXC (1790).         [ Links ]

38. Archivo General de Indias, Sevilla (en adelante, AGI-S). Indiferente General, 1545, p. 1.

39. AGI-S. Indiferente General, 1545, pp. 3-4.

40. AGI-S. Indiferente General, 1544, p. 1.

41. Pablo Blas Noseda fue uno de los colaboradores más prolíficos con los que contó Félix de Azara, Glick y Quinlan consideran en su artículo ya citado que Noseda recolectó el 85% de las aves reunidas por Azara. Ver también SELVA, Manuel "Manuscritos inéditos del padre Noseda sobre aves del Paraguay", en Physis, núm. 3, 1917. pp. 180-186; FURLONG, Guillermo Historia social y cultural del río de la Plata (1536-1810). El trasplante cultural: ciencia, TEA, Buenos Aires, 1969, p. 368;         [ Links ] PENHOS, Marta Ver, conocer, dominar. Imágenes de Sudamérica a fines del siglo XVIII, Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 2005, pp. 210 y 211.         [ Links ] Sin lugar a dudas la determinación de los colaboradores de Félix de Azara en el virreinato rioplatense constituye un aspecto crucial para comprender su trabajo como colector. En este sentido los trabajos referidos contribuyeron a esclarecer este punto, sin embargo el pormenorizado cotejo de sus obras escritas y manuscritas así como de sus cartas podría arrojar nuevos indicios en torno a esta problemática.

42. AMNCN-M. Félix de Azara. Ms. 403. p. 1.

43. AMNCN-M. Félix de Azara. Ms. 406. p. 1 y 2.

44. Apuntamiento de las Noticias que habrán de pedirse a los Virreyes, Presidentes y Gobernadores de Nueva España, Perú, Nuevo Reino de Granada, Tierra Firme, Guatemala, Chile y de las Islas de Barlovento y Filipinas por considerarse necesarias para haber de escribir con acierto y exactitud la Historia Civil y Natural de las Indias, como Cronista Mayor de ellas en los términos que prescribe la Real Instrucción de 25 de septiembre de 1762 y conforme a lo resuelto por Su Majestad a consulta del Real y Supremo Consejo de las mismas Indias de 26 de junio de 1762. Editada en, SOLANO, Francisco (ed.) Cuestionarios para la formación de las relaciones geográficas de Indias, siglos XVI-XIX, CSIC, Madrid, 1988, pp. 170-171.         [ Links ]

45. Sobre la relación entre distancia, transporte y aprovisionamiento de los gabinetes y museos Ver PODGORNY, Irina, "Antigüedades portátiles: transportes, ruinas y comunicaciones en la arqueología del siglo XIX", en Historia, ciencias, saúde-manghinos, vol. 15, núm. 3, 2008, pp. p. 579 y 591.         [ Links ]

46. Archivo Histórico Nacional, Madrid (en adelante, AHN-M), Estado, Legajo 3410-2. Noticias concernientes a la Historia Natural de algunas Aves y cuadrúpedos de la Provincia del Paraguay acopiadas por Dn. Félix de Azara. p. 3.

47. AHN-M, Estado, Legajo 3410-2, pp. 1-2.

48. AGI-S. Buenos Aires, 107, p. 1.

49. AMNCN-M. Félix de Azara. Ms. 405, p. 1 y 2.

50. MONTERO, Ángel La Paleontología y sus colecciones desde el Real Gabinete de Historia natural al Museo Nacional de Ciencias naturales, CSIC, Museo Nacional de Ciencias naturales, Madrid, 2003, pp. 91-93.         [ Links ]

51. Citado en CABRERA, Ángel "Los envíos...,cit. p. 99.

52. AGI-S. Buenos Aires, 107, p. 1.

53. AGI-S. Indiferente General, 1545, p. 1.

54. AGI-S. Indiferente General, 1545, p. 1.

55. AMNCN-M. Félix de Azara. Ms. 407. p. 1.

56. "[...] los tomos quedan colocados en la biblioteca de este Real Gabinete [...] pues aunque muchas de las Aves que describe Azara son conocidas de los Naturalistas [...] hay en su obra cantidad de Aves de que no se halla noticia en los Autores que he visto [...]".  AMNCN-M. Félix de Azara. Ms. 408.

57. VALVERDE PÉREZ, Nuria Actos...,cit., p. 184; PIMENTEL, Juan "La naturaleza representada: El Gabinete de Maravillas de Franco Dávila", en PIMENTEL, Juan Testigos del mundo. Ciencia, literatura y viajes en la Ilustración, Marcial Pons, Madrid, 2003, p. 176.         [ Links ]

58. Se hace referencia a un envío de inicios de 1790 remitido por el Virrey Arredondo. AGI-S, Indiferente General, 1545. Por su parte Ángel Cabrera en su artículo ya citado registra otro envío de 1802.

59. MOUTON-FONTENILLE DE LA CLOTTE, Marie-Jacques-Phillipe y HÉNON, Jacques-Marie Observations et experiences sur l'art d'empailler et de conserver les oiseaux, Bruyset, Lyon, 1801, p. II.         [ Links ]

60. MOUTON-FONTENILLE DE LA CLOTTE, Marie-Jacques-Phillipe y HÉNON, Jacques-Marie Observations..., cit., p. II-III.

61. MOUTON-FONTENILLE DE LA CLOTTE, Marie-Jacques-Phillipe y HÉNON, Jacques-Marie Observations..., cit., p. IV.

62. Las Instrucciones dadas a los colectores de la Expedición Mineralógica de los Hermanos Heuland (1795-1800) ilustran este aspecto, en el artículo 6º se lee, "...también se debe cuidar, en cuanto a las aves, que sus plumas estén bien conservadas y cabales, que no se hallen manchadas de sangre".  AMNCN-M. Ms. 664e, p. 6.

63. AMNCN-M. Félix de Azara. Ms. 402. Índice de las Aves contenidas en la Botijuela 1ª.

64. AMNCN-M. Félix de Azara. Ms. 402, p. 1-2.

65. DÁVILA, Pedro Franco Instrucción para aumentar las colecciones del gabinete de Historia natural de Madrid (1776). Editada por LEMOINE VILLICAÑA, Ernesto, Boletín del Archivo General de la Nación, núm. 2, México, 1961. p. 218.         [ Links ]

66. MOUTON-FONTENILLE DE LA CLOTTE, Marie-Jacques-Phillipe y HÉNON, Jacques-Marie Observations..., cit., p. I.

67. MANESSE, Denis-Joseph Traité sur le manière d'empailler et de conserver les animaux, les pelleteries et les laines... dédié à M. Daubenton, Guillot, Paris, 1787, p. 2-3.         [ Links ]

68. MOUTON-FONTENILLE DE LA CLOTTE, Marie-Jacques-Phillipe y HÉNON, Jacques-Marie Observations..., cit., p 3.

69. "...yo no sé dibujar, ni aquí hay quien entienda de esto. Tampoco sé disecar o desollar el animal para llenarlo de paja de modo que conserve su figura, y así cuando supiera, y tuviera desecantes que aquí todo falta [...]". AHN-M, Estado, Legajo 3410-2, p. 3.

70. AHN-M, Estado, Legajo 3410-2, p. 21.

71. "...lo restante estaba teñido en sangre como la boca, y por eso no refiero su color...". AHN-M, Estado, Legajo 3410-2, p. 31.

72. "Los ojos (no los tenía este individuo muerto el día anterior)..." AHN-M, Estado, Legajo 3410-2, p. 124.

73. AHN-M, Estado, Legajo 3410-2, p. 121.

74. AHN-M, Estado, Legajo 3410-2, p. 57.

75. MANESSE, Denis-Joseph Traité sur..., cit., p. 180.

76. ROMERO CASTILLO, Abel Copia de documentos referentes a Pedro Franco Dávila, fundador del Gabinete de Historia Natural de Madrid, de varios archivos españoles, 2 vols. mecanografiados.         [ Links ] AHN-M. Estado. Libro. 1030. Vol. 1. Documento nº 62. Encargo de ojos de pájaros a Paris; cosas del antiguo Gabinete que pide Franco Dávila, y otros asuntos. Madrid, 22 de marzo de 1773. p. 156.

77.  AMNCN-M, Ms. 562, p. 5.

Recibido con pedido de publicación el 25/06/2010
Aceptado para su publicación el 27/08/2010
Versión definitiva recibida el 21/02/2011

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