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Prohistoria

versión On-line ISSN 1851-9504

Prohistoria vol.15  Rosario ene./jun. 2011

 

ARTÍCULOS

Socialismo y peronismo en la historiografía sobre el Partido Socialista1

 

Silvana Ferreyra

Docente de la Universidad Nacional de Mar del Plata e investigadora de CONICET
silvanaferreyra82@gmail.com

 


Resumen

Este artículo es un estado de la cuestión sobre el lugar del peronismo en la historiografía sobre el socialismo en la Argentina. Por un lado, analizamos cómo influyó el peronismo en la formulación de los interrogantes que guiaron las investigaciones sobre la historia del Partido Socialista. A tal efecto nos detendremos en los trabajos del revisionismo de izquierda, la historiografía de la transición democrática y el campo de estudio sobre la historia de la izquierda. A continuación analizamos los trabajos que se enfocaron en la historia del socialismo después de 1945, concentrándonos fundamentalmente en los estudios sobre antiperonismo. Nuestro objetivo es resaltar un conjunto de problemas que consideramos relevantes a la hora de elaborar un cuestionario propio para una investigación sobre el Partido Socialista Democrático.

Palabras clave: Historiografía; Partido Socialista; Peronismo; Antiperonismo; Izquierda

Abstract

This article is a state of the art on peronism's place in the historiography about socialism in Argentina. On the one hand, we analyze how did peronism influence in the formulation of research questions that guide history of the Socialist Party. For this purpose we explore the investigations of the left's revisionism, the historiography of the democratic transition and the field of left history's studies. Later on we discuss papers about history of socialism after 1945, concentrating primarily on studies of anti-Peronism. Our goal is to highlight a set of relevant problems to elaborate a questionnaire for an investigation on Democratic Socialist Party.

Keywords: Historiography; Socialist Party; Peronismo; Antiperonism; Left


 

Introducción

Hace unos años iniciaba una investigación sobre el Partido Socialista Democrático2 entre 1955 y 1966.3 En los primeros acercamientos al tema realicé una serie de lecturas sobre las relaciones entre socialismo y peronismo que consideré fundamentales para ir precisando un sistema de problemas que guiase mi trabajo, más allá de las intuiciones iniciales que tenía al respecto. El universo de lecturas con el que me encontré, que iba desde literatura gris hasta tesis doctorales, era acotado, incluso cuando decidí no limitarme a las lecturas post '55 sino incorporar aquellos textos que abordaban -más o menos directamente- la historia del Partido Socialista (PS) desde 1945.

Aunque guiados por temáticas generales muy diversas, en las que después nos detendremos, el punto de contacto más visible entre todos ellos era la pregunta sobre la crisis del socialismo. Esta pregunta tomaba un matiz específico tras el advenimiento del peronismo, pues el alineamiento del PS en la coalición antiperonista lo había alejado cada vez más de los círculos obreros en particular y de las expresiones populares en general, a la vez que había disminuido considerablemente su caudal electoral y por ende, bloqueado su representación parlamentaria. No obstante, la pregunta sobre el "fracaso" del socialismo como expresión de masas en la Argentina era un interrogante de más largo plazo, cuya formulación no remitía necesariamente a un momento particular de la historia partidaria. El problema general, presente más o menos explícitamente en prácticamente todos los trabajos sobre la historia del socialismo en la Argentina, era por qué no se había desarrollado en el país un partido socialista fuerte, vinculado con un movimiento obrero socialista y con incidencia en el poder ejecutivo, tal como había ocurrido en los países europeos.4

Algunos trabajos consideraron que las causas de que el PS no se haya convertido en una expresión de masas residían en las particularidades del desarrollo capitalista en la Argentina. En este sentido, preguntarse sobre el fracaso del socialismo era suponer que el desarrollo del capitalismo en una sociedad industrial y con él, el crecimiento del proletariado moderno, habrían de conducir necesariamente al surgimiento de un movimiento obrero socialista y al triunfo del partido que lo aglutinaba. En la medida en que este aserto fue puesto en duda incluso para los socialismos más exitosos de Europa5 su plausibilidad resultó seriamente cuestionada. Juan Carlos Torre ha evidenciado también como este tipo de explicaciones, que en su lectura derivaban del trabajo de Sombart ¿Por qué no hay socialismo en los Estados Unidos?, han sido atacadas por diversos flancos, perdiendo capacidad explicativa.6

Otro tipo de interpretaciones para el desarrollo limitado del socialismo local, las más numerosas, partieron del análisis político. Desde esta óptica las causas podrían haber sido internas, es decir, ligadas al partido (sus ideas, sus dirigentes, sus dinámicas organizacionales) y visualizarse como "errores" o podrían relacionarse con procesos externos, vinculándose centralmente con el carácter del sistema político e identificándose como "obstáculos" al crecimiento partidario. En ambos tipos de análisis de la dimensión política aparece el fenómeno peronista como componente central de los interrogantes que movilizan las investigaciones históricas sobre el socialismo, incluso con prescindencia del período de la historia partidaria recortado. Si bien esto puede resultar evidente por la centralidad social y política que reviste el peronismo en la escena nacional a partir de la segunda mitad del siglo XX,7 el objetivo de este artículo será realizar una aproximación crítica y situada a la historiografía sobre el PS,8 analizando en qué modo el peronismo aparece -muchas veces de modo implícito-  como un elemento central en los interrogantes que movilizan estas investigaciones.

Para organizar la exposición hemos dividido el trabajo en dos partes. En un primer apartado nos ocuparemos del lugar del peronismo en la historiografía sobre el socialismo que se aboca a su devenir en los años previos a 1945. Con este fin delimitamos tres generaciones9 de autores cuyos problemas historiográficos generales los han llevado a indagar en la historia del socialismo en la Argentina: el revisionismo de izquierda, los historiadores de la transición democrática y la historiografía sobre la izquierda. En la segunda parte nos concentraremos en los trabajos que se abocaron a la historia del socialismo después del advenimiento del peronismo, vinculándose la mayor parte de los mismos con el naciente campo de estudios sobre el antiperonismo. Resulta difícil encontrar aquí una problemática común que nos permita identificarlos como una generación, ya que el paraguas que los unifica es temático antes que problemático.

En las reflexiones finales, efectuaremos un balance de nuestra aproximación a la historiografía sobre el socialismo como puntapié en la construcción de un sistema de problemas sobre la historia del PS posterior al primer peronismo.

Socialismo y peronismo antes del peronismo

El revisionismo de izquierda y el socialismo cipayo

En su estudio sobre las concepciones del peronismo delineadas por la izquierda a partir de 1955, Altamirano10 sugirió que los nuevos modos de vinculación que se impulsaron entre peronismo y socialismo llevaron a una reconceptualización por parte de la izquierda del fenómeno peronista. Esta reformulación implicó la crítica a la interpretación construida por la "izquierda tradicional", cuyo rasgo central era la identificación entre peronismo y totalitarismo y, por consiguiente, involucró una revisión de la historia de esa izquierda con el objeto de identificar qué elementos habían incidido en su declarada oposición a los movimientos nacional populares que se habían desarrollado en la escena nacional.

En sintonía con nuestro objetivo, en este apartado nos hemos concentrado en las obras de ese revisionismo de izquierda que dedicó una parte considerable de su análisis al Partido Socialista, aunque muchas veces esto implicaba la comparación constante con el Partido Comunista, al que consideraban la otra pata de esta "izquierda tradicional". En este sentido, los trabajos más específicos que hemos seleccionado son Juan B. Justo y el socialismo cipayo (1960) de Jorge Enea Spilimbergo y Manuel Ugarte. Del vasallaje a la liberación nacional. De la liberación nacional al socialismo (1973) deNorberto Galasso, éste último vinculado a una coyuntura histórica diferente a la de los restantes trabajos que forman parte de nuestro corpus, escritos en la segunda mitad de los años cincuenta. Por su parte, Revolución y contrarrevolución en la Argentina de Jorge Abelardo Ramos (1957), aunque temáticamente más amplio que los anteriores, fue incluido por su carácter fundante para esta tradición. Asimismo, la vinculación de Ramos con el Partido Socialista Obrero, escindido de del PS en 1936, así como su militancia junto con Spilimbergo en el Partido Socialista de la Revolución Nacional (1954) los ligaban de una manera particular con la organización. También como obra general, aunque escrita desde la óptica de un ex miembro del Partido Comunista y militante del Movimiento Obrero Comunista durante el primer peronismo, analizaremos la Historia Crítica de los Partidos Políticos (1956) de Rodolfo Puiggrós, donde el autor dedicó varias páginas a la historia del socialismo, ofreciendo una mirada compleja y con más claroscuros y matices que las anteriores. Finalmente, incluimos al análisis de La formación de la conciencia nacional de Hernández Arregui, el único de los trabajos reseñados donde no aparece el "recelo del converso", pues el autor es un ex forjista tempranamente convertido al peronismo pero sin vínculos estrechos con la "izquierda tradicional".

¿Cuáles eran las principales hipótesis que estos autores sostenían sobre la historia del Partido Socialista, como parte fundamental de la "izquierda tradicional"? La caracterización del PS como cipayo condensaba en gran medida el significado histórico que estos trabajos buscaban atribuirle al partido. Según estos autores, una de las principales expresiones de esta situación era la defensa a ultranza que el PS ejercía en torno a posiciones librecambistas, lo cual no sólo los colocaba del lado del capital imperialista inglés y yanqui sino también como aliados de la oligarquía terrateniente argentina, a la vez que dejaba en evidencia su carácter pequeño burgués.

En algunas ocasiones, estos posicionamientos se adjudicaban a la ignorancia por parte de los dirigentes del PS, tanto del fenómeno imperialista como de las consecuencias arrasadoras que el mercado libre podía tener sobre el desarrollo económico autónomo de semi-colonias como la Argentina. En definitiva, se suponía que los socialistas caían en un tremendo error, pues por defender los derechos de los consumidores, acababan perjudicando a la totalidad del pueblo. En el peor de los casos, del cual se solía sospechar más frecuentemente, estas posiciones respondían a una comunión objetiva y voluntaria de intereses con los conservadores, la oligarquía y el imperialismo. La idea de "contubernio", acuñada por Joaquín Coca, tomó vigor como elemento explicativo, pero no ya para aludir a la creación del Partido Socialista Independendiente en 1927 y la conformación de la Concordancia en los años treinta, sino para caracterizar al Partido Socialista a lo largo de su historia. En esta línea, Puiggrós definió el contubernio de modo amplio, proyectándolo hasta el período peronista:

"Puede definirse el contubernio como la unión efectiva u objetiva de las fuerzas interesadas en paralizar la obra y derrocar a un gobierno nacional-democrático con ancha base popular. El contubernio resucitará años más tarde en otras condiciones, con el nombre de Unión Democrática."11

Otra característica importante de la historiografía del revisionismo de izquierda fue su rescate de un grupo de líderes opositores a la "lacra juanbejutista", que habían intentando imprimirle una tendencia más nacional al PS. Aunque con diferente énfasis eran exonerados: Joaquín Coca, Manuel Ugarte, Lugones, Palacios, Ingenieros, del Valle Iberlucea, Payró, Germán Ave Lallemant. Los jóvenes de la izquierda socialista, que estaban también en un proceso de reelaboración de la historia partidaria12 compartieron en buena medida este panteón, pero se diferenciaron en la crítica directa a la figura de Juan B. Justo, pues para ellos seguía siendo un referente. Spilimbergo, quien dedica todo un libro a su denostación, se cuida de mencionarlo cuando actúa como interlocutor de este grupo, por ejemplo, así lo elimina del relato en el documento que escribe como contribución del Centro Socialista de Caseros en el 45º Congreso del Partido Socialista Argentino durante septiembre 1960.13 Los ataques de Spilimbergo y Ramos en esta etapa se dirigen especialmente a José Luis Romero y a Abel Latendorf, dos referentes de la juventud socialista, cuya conducción disputaban. Para Spilimbergo si la fracción que rompía en ese momento no lograba superar las categorías mentales heredadas caería en los mismos errores que todas las anteriores escisiones del PS.14

Otra diferencia importante radicaba en la ubicación histórica del PS en el espectro partidario. Mientras que como hemos visto para los autores de la "izquierda nacional" el socialismo ha estado aliado con los conservadores y la oligarquía desde sus orígenes, la izquierda socialista creía que el partido viró hacia la derecha después del peronismo y, especialmente, a partir de su participación en la "revolución libertadora". La operación historiográfica que hacen los autores de la "izquierda nacional" podría definirse como la retroversión de la imagen del PS ghioldista hacia los orígenes. En última instancia, el Partido Socialista Democrático no sería una muestra de la derechización partidaria si no una manifestación caricaturesca de algo que se venía incubando desde los inicios. Ilustremos con palabras de Ramos esta tesis:

"Estas citas no hacen sino probar la verdadera naturaleza del socialismo amarillo argentino desde su fundación: al mostrar sus orígenes, pretendemos probar que dicho partido no ha modificado su carácter reaccionario en setenta años de existencia. La leyenda de su "evolución hacia la derecha", base teórica en que reposa cierto reformismo de izquierda para postular su regeneración no resiste el análisis. El retorno a las fuentes no demuestra sino que el PS ha terminado exactamente donde empezó su funesta carrera"15

El recurso historiográfico más utilizado para darle entidad a esta comparación era el anacronismo. La operación consistía en trasladar un concepto o una imagen del presente al pasado, teniendo en cuenta que el elemento trasladado no forma parte legítimamente del momento histórico en el que es inserto, aunque puede servir para iluminar líneas de continuidad que se quieren remarcar. De este modo, los autores de la izquierda nacional marcaban paralelismos entre el plan Prebisch en 1955 y los artículos que a fines del siglo XIX Justo publicaba en La Nación criticando las "industrias artificiales"; entre el aval a la proscripción del peronismo y la participación en elecciones durante el fraude de los años treinta y la abstención radial; entre los comandos civiles que tomaron sindicatos durante la "libertadora" y la colaboración de gremialistas ferroviarios del PS con el gobierno del presidente Justo; etc. En la siguiente cita se puede apreciar con claridad la utilización de este recurso...

"Cuando el gobierno de Quintana concedió la amnistía a los revolucionarios radicales, Justo y su partido se revelan como geniales aunque modestos precursores del "se acabó la leche de la clemencia" pronunciado por el verdugo Américo Ghioldi cuando los fusilamientos de junio del 56."16

En definitiva, pueden señalarse varios aspectos débiles en la construcción histórica de esta generación, tales como la utilización de los métodos más tradicionales de la historia de las ideas y el uso de un universo restringido de fuentes; al mismo tiempo que, como veremos, varias de sus hipótesis centrales han sido falsadas por las generaciones posteriores. No obstante, consideremos enriquecedor revisar estos trabajos a la hora de elaborar un cuestionario en torno a la relación entre socialismo y peronismo y no archivarlos sin más como parte de una denostada "historia militante".

La historiografía de la transición: El Partido Socialista como difusor de una cultura política democrática

Entre los años del exilio y de la recuperación democrática vieron a la luz una serie de trabajos interesados en la historia del Partido Socialista. Como ha señalado Estela Spinelli, "Había que encontrar una tradición democrática, acorralada, adormecida, frecuentemente derrotada, pero al final existente en la cultura política o en las culturas políticas del los argentinos. (...) En esa preocupación por la política hubo un interés nuevo y una rehabilitación de la trayectoria del Partido Socialista (...) asentado en la revalorización de la formación de una cultura ciudadana y democrática que había sido su vocación más clara."17 Lo propio ha señalado Cecilia Lesgart,18 afirmando que el tránsito teórico de la izquierda intelectual desde la idea de revolución hacia la de democracia estuvo caracterizado por la reflexión en torno al socialismo como profundización de la democracia, entendiendo que el avance de la organización popular no podía hacerse sin antes recuperar los contenidos del Estado de Derecho, ideario que estaba también presente en el eurocomunismo.

Aunque como vemos no estaba exenta de motivaciones políticas, estos autores construyeron una historia más "académica" que la anterior; en otras palabras, con mayor diversidad y abundancia de fuentes, estilos narrativos menos adjetivados y métodos de análisis más complejos.19 Para esta generación, el populismo que la izquierda nacional había considerado el sustrato para la construcción de una identidad de izquierda, no era otra cosa que un límite prácticamente insalvable para el desarrollo de una democracia social y pluralista en la Argentina.

Buena parte estos intelectuales se vincularon a partir de una serie de emprendimientos editoriales, tales como Controversia, Punto de Vista, La Ciudad Futura y convergieron desde 1984 en torno al Club de Cultura Socialista. Algunos de ellos realizaron sus investigaciones académicas en el PEHESA (Programa de Estudios de Historia Económica y Social Americana) de dónde surgió un proyecto de investigación que buscaba recuperar aquellos espacios donde "anidó" la democracia en la Argentina durante los períodos signados por distintas formas de autoritarismo. Si Hilda Sábato se concentró en el siglo XIX, Luis Alberto Romero y Leandro Gutierrez historizaron el período de entreguerras. En concreto, se centraron en la red de conferencias, sociedades de fomento, bibliotecas y libros baratos, "ámbitos" de la cultura de los "sectores populares" en las que invariablemente encontraban militando a los socialistas. Desde la perspectiva de estos autores, con la llegada del peronismo este tipo de participación democrática en asociaciones civiles barriales se vio seriamente afectado por el verticalismo y el autoritarismo que instalaron las prácticas estatales y partidarias impuestas por este régimen.20

Varios trabajos se han inspirado en esta línea de investigación, y algunos de ellos han abordado el tema del Partido Socialista como cuestión central del análisis. Bereztein, partiendo del marco teórico de Angelo Panebianco, consideró que la política cultural, entendida como la organización de un conjunto de instituciones educativas, periódicos, revistas y otros ámbitos de formación y difusión de ideas y discursos para proyectarlos a la sociedad, fue central en la creación de incentivos a la participación política de carácter selectivo y colectivo en el PS.21 Aunque partiendo de otras herramientas conceptuales, vinculadas a los trabajos de Raymond Williams, Dora Barrancos también se concentró en las experiencias educativas y culturales del socialismo hasta 1930.22 Ambos coincidieron en que, aunque incorporó matices propios, el discurso socialista se apropió de elementos del sistema cultural existente, inscribiéndose más en el orden de las culturas opositoras que de las alternativas.

Por su parte, Juan Carlos Portantiero y José María Aricó, quienes tenían una larga experiencia de militancia compartida desde los años sesenta, primero en el Partido Comunista y después en el grupo Pasado y Presente, desarrollaron un programa de investigación también relacionado con la historia del socialismo, aunque desde otro ángulo. Ambos se concentraron en la figura de Juan B. Justo al considerar que podía constituirse como el ícono de una tradición de izquierda democrática que, lejos de ser denostada por su carácter reformista o cipayo, debía ser reivindicada por constituirse como "el proyecto más coherente de nacionalización de las masas, de incorporación de los trabajadores a la vida nacional y de construcción de una democracia social avanzada, hasta el arribo del peronismo."23 En efecto, Aricó dedicó gran parte de su trabajo a desmentir que el proyecto justista haya consistido en el trasplante mecánico de ideas europeas a la realidad argentina y, aunque con un perfil más cercano a la divulgación, Portantiero escribió una biografía de Justo que perseguía objetivos similares.24 No obstante, al interrogarse respecto a cuáles fueron las razones que impidieron el triunfo de un partido socialdemocráta en la Argentina, esbozaron algunas críticas al proyecto justista. Partiendo de un análisis gramsciano, para Aricó la principal debilidad de este pensamiento era la incomprensión de que el único camino viable para la transformación de la sociedad pasaba necesariamente por el ascenso al poder de un bloque de fuerzas sociales y políticas populares antes que por una identificación total entre política y clase. Esta incomprensión se habría traducido principalmente en la oposición global e irrestricta al yrigoyenismo y al peronismo. En cuanto a la actuación posterior, no es difícil desprender del planteo de Aricó que el rechazo a esta fuerza política ya no se vinculó solamente a su negación a pensar el rol del proletariado en un bloque de fuerzas populares, sino que apareció ligado principalmente con un pasaje del gradualismo justista hacia "las sinuosas mallas del transformismo burgués", mediada por la transformación del criterio de realidad fundante de la hipótesis de Justo.

En definitiva, tal como ha señalado Martínez Mazzola25 para la obra de Portantiero, todos estos trabajos buscaron alternativas a la matriz estado-céntrica que habrían compartido la tradición populista y los socialismos del bloque soviético. El PS aparece entonces como promotor de reformas "desde abajo", desde una "contra-sociedad" organizativa estructurada en torno al PS, menos "pervertida por la política clientelística".

La historiografía sobre la izquierda: la clase obrera y las alternativas al justismo

En los últimos años una historia sobre la izquierda intenta constituirse como campo específico dentro de la profesión. En lo que respecta al Partido Socialista podríamos señalar que el libro de Hernán Camarero y Carlos Herrera,26 sintetiza sus principales lineamientos. Se trata de rescatar de la historia partidaria las corrientes internas que se enfrentaron al justismo, con cierto énfasis en las rupturas vinculadas con una tradición izquierdista y obrera, para rebatir la idea de la existencia de un equipo dirigente estable en el PS. Según los autores para hacer la historia del partido debe colocarse el énfasis en sus conflictos internos. La hipótesis es que el proyecto político socialista tenía un carácter inestable y bifronte que aunaba un programa de transformación social radical con un modelo de accionar de reforma por integración social; un partido revolucionario que se definía por su identidad de clase trabajadora y un partido reformista legal de base pluriclasista.

Los orígenes de estos planteos pueden ubicarse en los artículos de Pla27 y Falcón,28 donde estos autores rastrean las disidencias internas al justismo en las primeras décadas de existencia del PS. Otro antecedente puede leerse en María Cristina Tortti,29 quien estudió las rupturas del Partido Socialista hasta las vísperas del peronismo con el objetivo de conocer las estrategias sindicales que desplegaron sus militantes. En esta línea, las críticas que el "ala izquierda" del partido profería al oficialismo tenían siempre un núcleo común: el descuido de la actividad gremial, relacionado con el alejamiento de la clase obrera, la subsiguiente hipertrofia de la actividad parlamentaria, junto con la absolutización del programa mínimo. No obstante, la mayor parte de los dirigentes gremiales socialistas parecen haber permanecido relativamente ajenos a estas discusiones partidarias. De este modo, la actividad sindical socialista, lejos de mostrar signos de crisis, llegaba a su apogeo en la mitad de los años treinta, cuando los gremialistas socialistas tomaron la CGT para desalojar a los dirigentes sindicalistas, lo cual complejiza aún más las explicaciones sobre los orígenes del peronismo.

Posteriormente, indagaciones empíricas específicas fortalecieron una de las hipótesis centrales de esta generación, desmitificando la idea del justismo como el único socialismo existente en la Argentina, afirmación que habían contribuido a robustecer - aunque con matices valorativos opuestos-  tanto la historiografía del revisionismo como la de la transición democrática. Por este camino, algunos trabajos exploraron nuevamente en las discusiones que se entablaron entre los distintos personajes y organizaciones que dieron finalmente origen al Partido Socialista30. También se han desarrollado una serie de estudios en torno a las rupturas puntuales que se sucedieron una vez consolidada la organización, tales como la de los sindicalistas revolucionarios en 190631, la que desembocó en la formación del PC en 191732 y la del Partido Socialista Obrero en 1936.33

Este grupo de autores comparte con la generación de la transición democrática una visión profesional del trabajo histórico, razón por la cual hay espacios para el diálogo y la amalgama entre ambas posiciones. A diferencia de lo ocurrido con los grupos de autores analizados anteriormente, resulta difícil vincularlos directamente a una expresión política. Al respecto, Camarero y Herrera señalaron que "quizás el valor de estos trabajos no debiera agotarse en una pura perspectiva académica: un estudio de las vicisitudes y las encrucijadas del PS, de sus aciertos y de sus fracasos puede constituir también un aporte para una mejor comprensión del presente político de la izquierda argentina"34. La izquierda imaginada por algunos de los autores mencionados difiere en su carácter de la izquierda democrática que coadyuvaba a construir la generación anterior, diferencia que queda de manifiesto en el intento por recuperar el perfil obrero y revolucionario de estas organizaciones antes que sus rasgos más reformistas.

Socialismo y peronismo a partir del peronismo

El Partido Socialista y el antiperonismo

En los últimos años la historiografía sobre peronismo se ha ampliado hasta cubrir un sinnúmero de dimensiones y temáticas. Las investigaciones sobre antiperonismo son parte de este fenómeno y su propuesta ha sido desplazar el foco de la inquietud por el peronismo strictu sensu hacia la dicotomía peronismo/antiperonismo, buscando comprender cómo y por qué la cultura política en la Argentina está signada por este enfrentamiento.35 En este marco, los discursos y las prácticas del Partido Socialista habrían incidido en la conformación de una cultura política anti-peronista, mucho más allá de lo que su peso electoral sugiere.

Para fines expositivos dividiremos las investigaciones en tres ejes secundarios. En primer lugar, los estudios que se abocaron al análisis del PS como parte de la oposición institucional al peronismo. En esta línea, señalamos la tesis doctoral de Marcela García Sebastiani36, quien en su análisis sobre los partidos políticos opositores al peronismo (UCR y PS), buscó dilucidar como actuó la oposición para explicar la propia dinámica del sistema de poder y las posibilidades de estabilidad o ruptura de un régimen democrático. Para la autora el quiebre se produce en 1951, cuando la dinámica partidaria opositora, en buena medida porque el gobierno anuló muchos espacios concretos para desplegar la competencia político-partidaria, se transformó de oposición "leal" en "desleal", según las categorías acuñadas por Juan Linz. En el caso del socialismo, la pérdida de representación parlamentaria sería central para explicar su deterioro.37 Podemos seguir este eje en las investigaciones de María Estela Spinelli quien se ocupó de la trascendencia y actuación de la dirigencia político partidaria anti-peronista durante los gobiernos de la "revolución libertadora". Tal como la misma autora describe en la introducción de su libro, durante el desarrollo de la investigación el conflicto peronismo/antiperonismo, que al inicio era sólo una de las claves de análisis, se fue transformando en el aspecto central de la investigación, aunque la preocupación inicial por la díada autoritarismo-  democracia y el problema de la inestabilidad política no desapareció. La fusión de estas problemáticas queda clara en la formulación de los propósitos de la investigación: "Era necesario comprender y explicar por qué para los antiperonistas fue necesario excluir al peronismo para construir un régimen democrático, sin ver en ello incompatibilidad alguna con la democracia."38 La respuesta, cuya apuesta metodológica pasa por el ejercicio de comprensión de los actores, residía en el choque histórico entre dos concepciones antagónicas de democracia: la representativa y pluralista, centrada en el funcionamiento del sistema político, frente a la popular o mayoritaria, centrada en la libertad del sufragio. Respecto al PS, cuyos dirigentes adherían a la primera concepción, Spinelli destaca el importante rol que jugó su proyecto desperonizador como parte de lo que denomina "antiperonismo radicalizado", en el diseño de las políticas que para la transición implementó el gobierno de Aramburu y Rojas.

Un segundo eje lo constituyen los estudios sobre el antifascismo. Uno de los más significativos es la investigación de Andrés Bisso, donde muestra los tres "dones" que el posicionamiento antifascista trajo para el PS partir de la segunda mitad de los treinta: un aumento de la cohesión interna, una mayor posibilidad de negociación con el radicalismo, socio mayoritario de una posible unidad democrática, y un acercamiento a un nuevo electorado de sectores medios que, en ocasiones como las elecciones de 1942 en Capital Federal, lo podía coronar con el éxito al considerarlo como el principal defensor de las libertades democráticas frente al fraude local y el nazi-fascismo mundial. Pero con el fin de la segunda guerra y el crecimiento del peronismo aparecieron nuevas coordenadas políticas en la escena política nacional, el antifascismo liberal socialista no logró entonces traducir en votos el capital político y social adquirido en las movilizaciones contra el fraude. Para Bisso las asociaciones civiles democráticas y antifascistas habían sido "nidos" de la democracia durante la entreguerra, pero no habrían logrado trasladar su efectividad hacia otros modos de representatividad.39 Para el mismo período, Portantiero apuntó a dejar en evidencia que existieron en el seno del Partido Socialista alternativas a este camino "eticista" que lo habría alejado de su base social obrera tras el advenimiento del peronismo, lo cual obligaba a pensar la crisis del PS no sólo a partir de elementos internos. Para demostrar la existencia de este universo más complejo al interior del partido, evidenció que los debates no se daban solo en torno al eje democracia-  fascismo sino también a partir del tópico estado-mercado.40 Los artículos de Portantiero post 2001 se enfocaron en un giro en el PS de los años treinta, desde una política económica ortodoxa vinculada al librecambismo hacia una defensa de la intervención estatal. Para Martínez Mazzola, fueron la experiencia del neoliberalismo y el fracaso de la experiencia de la Alianza las que lo llevaron ha considerar como insuficiente un discurso republicano que no fuese acompañado de un programa de transformaciones estructurales, lo cual lo empujó a indagar en las propuestas de intervención estatal en la tradición socialista, en contraposición a lo que habría hecho durante la década anterior.41 Por otro lado, los trabajos de Carlos Herrera42 han hecho hincapié en los vaivenes de la caracterización del peronismo como totalitarismo en el seno del PS, problematizando en torno a las alternativas a la interpretación ghioldista del peronismo como nazi-fascismo. Aunque pasa revista a una serie de incidentes (Cúneo, Dickman, entre otros) se concentra en la caracterización que González hizo del peronismo en el 37º Congreso Nacional del Partido (1950). González al igual que Ghioldi, consideraba al peronismo como una dictadura, pero admitía que eran innegables los avances que en torno al programa mínimo del PS se habían logrado durante ese gobierno. En este sentido, consideraba que lo único que podía hacer el PS para diferenciarse de los partidos burgueses era asumir el programa máximo de socialización, abandonando el eje antitotalitario de lucha contra el peronismo.

Un tercer eje lo integran los trabajos que se abocan a problemas vinculados con las identidades y las tradiciones políticas. Una perspectiva interesante en esta línea la ofrecen las investigaciones de Aboy Carlés quien, pese a haber introducido críticas a la perspectiva de Laclau, continuó en su línea política e interpretativa al no considerar democracia y populismo como fenómenos excluyentes. El desafío para este autor es abandonar la idea del organicismo como escollo de la democracia y comenzar a considerarlo como uno de sus rasgos centrales. En esta línea, Aboy Carlés considera que el proceso democratizador que implicó el peronismo no estaría vinculado únicamente a la ruptura fundacional que hizo presente lo irrepresentable, sino que los populismos han sido fuerzas democratizantes (en el sentido jacobino del término) también en el momento posterior de recomposición comunitaria, porque su homogeneización osciló entre la beligerancia y el compromiso.43

De este modo, Aboy Carlés procura brindar una respuesta a las críticas que De Ipola y Portantiero habrían realizado al trabajo de Laclau, donde enfatizaban en el carácter del peronismo como transformismo al considerar que los populismos acaban con su potencialidad disruptiva en la integración de un nuevo orden de tipo organicista. No obstante, retoma un aspecto del desarrollo de estos autores al admitir que el costo del recurrente mecanismo de inclusión y exclusión del adversario del propio campo de la representación política legítima supuso una constante inestabilidad del demos que volvió quimérica la institucionalización de un régimen político pluralista. Por otra parte, realiza un valioso aporte a la teoría de Laclau desarrollando en profundidad la idea de significantes flotantes, evidenciando como el flotamiento de una demanda puede darse no sólo entre dos proyectos hegemónicos antagónicos y dos identidades en pugna, sino también al interior mismo de una de esas identidades en un juego en que la heterogeneidad interna y la heterogeneidad externa son conjugadas a través de un movimiento pendular que pretende alcanzar la imposible representación de un espacio comunitario homogéneo, mecanismo que constituiría la especificidad del populismo. En esta línea, Aboy Carlés dirige un proyecto denominado "Los otros del populismo. Las identidades no peronistas en la Argentina (1943-1960)", donde se profundiza tanto en el modo en que la identidad peronista se impregna de elementos de las identidades "no peronistas" cómo en la forma en que las identidades "no peronistas" están penetradas por aspectos populistas, todo esto como parte de un proceso de articulación hegemónica del peronismo.44 Dentro de este grupo, Ricardo Martínez Mazzola se ha especializado en las relaciones entre socialismo y populismo, influenciado más tangencialmente por la grilla laclausiana y retomando centralmente los tópicos vinculados a la articulación del socialismo con el movimiento nacional popular que habían preocupado a Aricó y Portantiero. Para Mazzola el tema sigue rebelándose de actualidad a partir de la ruptura del socialismo, originada en su dispar relación con el kirchnerismo. Una de las preguntas que atraviesa sus investigaciones es entonces ¿por qué el socialismo se ha enfrentado históricamente a los movimientos nacional populares? En esta línea sus trabajos se han concentrado en la relación entre PS e yrigoyenismo,45 aunque en el último tiempo su campo de preocupaciones se ha extendido al período peronista. Para Mazzola la estigmatización de los populismos imposibilitó la constitución de un discurso capaz de articular motivos y símbolos de importancia en la identidad popular, instalándose una "concepción pedagógica de la política" que tendría marcada permanencia en las prácticas y en la definición de la izquierda argentina, ampliando su distancia respecto a otros actores sociales y políticos.

En la lógica de buena parte de estos trabajos el peronismo habría aportado a la democratización a partir de la ampliación de la ciudadanía social, aunque este proceso habría ido en detrimento del avance del pluralismo y los derechos civiles. Acha y Quiroga han caracterizado esta interpretación como la visión "normalizadora" del peronismo.46 En esta clave, los trabajos académicos sobre el antiperonismo no buscan reivindicar una u otra línea política, sino que apuntan a comprender cuáles fueron las razones que llevaron a los distintos actores del arco opositor a definir al peronismo como totalitarismo, concepción que los estudios no avalan, aunque intentan no criticar desde una posición moralizante como lo habría hecho la "izquierda nacional". Asimismo, en varios trabajos continúa apareciendo el horizonte de la democracia social y pluralista propio de la generación de la transición democrática, es decir de la conciliación entre libertad y justicia social, como una posibilidad ocluida por el avance del peronismo. Las inquietudes de la historiografía de izquierda por identificar corrientes alternativas a la tradición justista, ahora encarnada por Repetto y Ghioldi, también se manifiestan en algunas de las investigaciones sobre este período. Allí se inscribe la tesis de María Cristina Tortti47 que trata la ruptura de 1958 entre Partido Socialista Argentino y Partido Socialista Democrático y la de 1961 entre PSA y Partido Socialista Argentino de Vanguardia. A diferencia de los trabajos anteriores, y aunque su trabajo ayuda a complejizar el panorama sobre el ámbito político no peronista, el horizonte de debate de la autora está ubicado en el campo de la historia de la "nueva izquierda" y los años setenta antes que en el universo de estudios sobre el peronismo. Su objetivo es rastrear el proceso de redefinición identitaria que llevó en el seno de la organización desde el cuestionamiento de la tradición socialista hacia nuevas definiciones político-ideológicas.

En definitiva, por el momento no existe una unidad problemática clara entre los trabajos vinculados a la historia del PS después del peronismo. Varios estudios han abordado su trayectoria desde el interés por una temática común, el antiperonismo, pero con interrogantes diversos. Al respecto, en cierto modo, es palpable el diagnóstico que elaboró Halperin Donghi sobre la producción historiográfica de los últimos años:

"Una historia en la cual se consideran los temas como si fuera un edificio que hay que completar: ahora se ha hecho esto, ahora hay que comenzar a hacer un poco de historia más cuidadosa de las estructuras económicas. (...) es un programa de investigación histórica, no es un programa de esclarecimiento del presente y del futuro a través del pasado. Es una reiteración de algo que ya había pasado con la generación positivista."48

Reflexiones finales

Si pensamos a partir de la fórmula presentista que "toda historia es historia contemporánea", no resulta extraño que los trabajos de historia política elaborados a partir de la segunda mitad del siglo XX relacionen sus preguntas con el peronismo. No obstante, consideramos que identificar y contextualizar estos interrogantes podría ser útil para reconstruir un cuestionario de trabajo que nos permita aproximarnos a la historia del socialismo posterior al primer peronismo. A partir del análisis que hemos realizado en esta ponencia podríamos sintetizar los interrogantes elaborados hasta el momentos en dos grandes preguntas que, aunque con matices valorativos diversos, movilizaron las investigaciones sobre socialismo en la Argentina. En concreto, ¿Por qué no se desarrolló un movimiento obrero socialista de masas en la Argentina? y ¿Por qué fracasó el proyecto de una democracia social y pluralista propio de una izquierda democrática?

Los primeros en intentar construir una respuesta al interrogante sobre la ausencia de un desarrollo importante del socialismo entre los trabajadores fueron los autores del revisionismo de izquierda, aunque no formularan el interrogante a partir del deseo sobre su concreción. Su pregunta tuvo como punto de partida la observación de la desconexión entre socialismo y movimiento obrero después del peronismo y fundamentalmente, durante la autodenominada "revolución libertadora" cuando, incluso con el tutelaje del gobierno de facto, los antiperonistas no lograron insertarse plenamente en el mundo sindical. Pero estos autores no buscaron la respuesta en el período en que surgía el interrogante sino que extendieron hacia los orígenes partidarios, considerando que existió una alianza entre el justismo, la oligarquía y el imperialismo inglés que ponía en evidencia como el socialismo nunca había expresado los intereses de las clases subalternas. Décadas después, otra generación historiográfica reconstruyó la trayectoria de una corriente de izquierda en el socialismo, alternativa al justismo, que la izquierda nacional había reducido sólo a algunas figuras paradigmáticas. Desde otro ángulo, pues no impugnaban la herencia justista, tanto Aricó como Portantiero mostraron también que para los años treinta existía un fuerte movimiento obrero de izquierda, en buena medida vinculado al socialismo. Las explicaciones sobre la incapacidad de la izquierda para construir una alternativa hegemónica se centraron, o bien en tensiones intrínsecas y lecturas erróneas de la realidad que impidieron la articulación de una alternativa autónoma al reformismo estatal, o bien en que el peronismo constituyó una suerte de "apuesta imbatible" para que ésta continuará su desarrollo.

La historia del socialismo post 55 perdió interés entonces para estos autores pues se trataba de una historia aparentemente desvinculada de la clase obrera, donde la línea antifascista dentro del partido habría obtenido primacía después de los años cuarenta. Al respecto, nos parece necesario cuestionar estos supuestos e indagar en esos vínculos, interrogándonos en qué medida podemos caracterizar la trayectoria del PSD como un fenómeno de transformismo.49 Rastrear la tensión entre la adhesión al bloque antiperonista y la continuidad de la identificación con los trabajadores es un elemento clave de la investigación sobre el PSD entre 1955-1966 en particular y sobre el PS post 1945 en general. En este camino, creemos que un recorte interesante debería detenerse en distintos aspectos, tales como el análisis de la base electoral, los programas y declaraciones, los proyectos en las legislaturas y municipios, su participación en los 32 gremios democráticos, el seguimiento de su trayectoria en gremios que continuaron vinculados al socialismo (municipales de Capital Federal, empleados de comercio, ferroviarios), entre otras cuestiones.

Retomando el segundo interrogante ¿Por qué fracasó el proyecto de una democracia social y pluralista en el país? aparece otra dimensión problemática: la identificación entre historiografía de la transición democrática e historiografía socialista. Omar Acha ha señalado que, en el camino abierto por José Luis Romero en la cátedra de Historia Social, el progresismo socialista sufrió una metamorfosis político-académica que lo convirtió en el dispositivo de construcción del campo historiográfico argentinos desde 1984.50 Una visión democrático-elitista del progreso social y una organización social liberal-republicana fueron los ejes compartidos por estas interpretaciones. En esta línea, la democracia socialista aparecía como "una positiva solución a la disyuntiva entre demagogia y autocracia; disyuntiva que parece ser el triste sino de nuestra inequívoca vocación democrática, traicionada cada vez que parecía al borde de su logro."51 Aunque el período 1955- 1966 ofrece muchas claves para responder esta pregunta, la identificación entre el punto de vista del informante y del historiador parece haber frenado su indagación. Al respecto, en este período queda más claramente en evidencia la convivencia de dos concepciones de la acción política y de la democracia52 cuyo análisis puede ser de utilidad para dejar de concebir a la democracia social liberal como modelo, como horizonte único, deseable y posible de equilibrio entre libertad y justicia social. El propio Tulio Halperin Donghi ha señalado que la democracia representativa, cuya adulteración según el autor se había iniciado en 1931 y 1946, tuvo su golpe más grave en 1955, pues lo asestaron sus propios restauradores.53 Algunas investigaciones han recuperado las relaciones entre la tradición democrática y el populismo en la Argentina54, a la vez que han señalado el enfrentamiento histórico del socialismo con las mismas55. En esta línea, nos interesa rastrear la incidencia del socialismo en el campo político, el tejido social, el mundo de las ideas y el entramado cultural que constituyó el antiperonismo durante la segunda mitad del siglo XX y, en un plano más general, su contribución a la difusión de un sentido común liberal de la política. Su efectividad se encontraría centralmente en el mantenimiento de una red societal que la historiografía habría considerado desactivada por la "represión del estado peronista" pero cuya permanencia es manifiesta cuando efectuamos el seguimiento del partido socialista, por ejemplo, en el marco de algunas localidades de la Provincia de Buenos Aires ¿Cómo fueron estas experiencias y qué proyectos llevaron adelante? ¿Qué cambios introdujo en sus prácticas la "política plebeya" desplegada por el peronismo? ¿Cuál fue el nexo entre éstas y la acción que los socialistas desplegaron en el parlamento y en los gobiernos municipales? Probablemente estos "ámbitos" nos ayuden a escribir una historia del socialismo más alejada del énfasis en el discurso iluminista y los modelos liberales, y más vinculada con la política concreta.

 

Mar del Plata, febrero 2011.

Notas

1. Agradezco los enriquecedores comentarios que Marité Brachetta, Hernán Camarero, Carlos Herrera y María Estela Spinelli realizaron a versiones preliminares de este trabajo.

2. En 1958 el PS se dividió en dos fracciones a las que poco después la justicia electoral otorgaría los nombres de Partido Socialista Democrático (PSD) y Partido Socialista Argentino (PSA). El primer grupo estaba integrado por el sector más tradicional del partido, vinculado con una línea liberal - democrática, la cual se había establecido como estrategia política predominante desde las campañas antifascistas en los años treinta. Los emergentes más claros de esta tendencia fueron Américo Ghioldi y Nicolás Repetto, aunque también conviene mencionar a Francisco Pérez Leirós, Juan Antonio Solari, Teodoro Bronzini, Manuel Bessaso y Jacinto Oddone entre sus dirigentes más destacados. La otra fracción, donde las juventudes ocuparon un espacio predominante, estaba preocupada por retomar su vínculo con los trabajadores y alejarse del antiperonismo más intransigente, aunque continuaba caracterizando al régimen peronista como totalitario. Sus representantes más salientes fueron Alfredo Palacios, Alicia Moreau de Justo, Carlos Sánchez Viamonte, José Luis Romero, Ramón Muñiz, David Tieffenberg y Abel Alexis Latendorf, quienes conformaban un grupo ciertamente heterogéneo. El recorte de nuestra investigación se extiende hacia 1955 pues las diferencias entre ambas fracciones comenzaron a suscitarse a partir de los posicionamientos frente al gobierno de la "revolución libertadora" (denominación que se autoimpuso el gobierno cívico- militar que había derrocado al peronismo) a quienes los socialistas venían acompañando entusiastamente desde sus inicios, pero aún más a partir de la designación presidencial de Aramburu. Si bien ambos grupos eran antiperonistas y avalaban la "desperonización" total del ámbito político y gremial, un sector del partido comenzó a sentirse alarmado frente al sesgo revanchista que los grupos patronales estaban imponiéndole al gobierno provisional. Mientras el ghioldismo consideró que se debía continuar con una defensa incondicional del nuevo régimen en nombre de la libertad y la democracia, los renovadores empezaron a atacar la política social y económica del gobierno.

3. La investigación forma parte de un proyecto de tesis doctoral, financiado por una beca del CONICET, denominado "El socialismo ante la crisis y la proscripción. Perfil social, discurso y prácticas políticas del Partido Socialista Democrático: una mirada desde la Provincia de Buenos Aires y sus espacios locales (1955-1966)" y dirigido por la Dra. María Liliana Da Orden.

4. Aunque no rechazamos las comparaciones como herramienta del análisis histórico, recurso que por el contrario nos parece fundamental para no caer en el relativismo más absoluto, el problema nos aparece cuando se advierte que las comparaciones se establecen frente a un modelo "deseable" o "normal".

5. PRZEWORSKI, Adam y SPRAGUE, John Paper Stones. A History of Electoral Socialism, University of Chicago Press, Chicago, 1986.         [ Links ]

6. TORRE, Juan Carlos "Por qué no existió un fuerte movimiento socialista en Argentina", en HILB, Claudia (comp.) El político y el científico. Ensayos en homenaje a Juan Carlos Portantiero, Siglo XXI, Buenos Aires, 2009, pp. 33-50.         [ Links ]

7. Los trabajos de la "historiografía oficial" sobre el socialismo no han sido incluidos aquí pues la mayoría de ellos fueron escritos en el período anterior al peronismo, al que la propia organización caracteriza como su "edad de oro". Debemos admitir que el análisis de ciertos textos incorporaría nuevos tópicos, aunque hemos decidido prescindir de los mismos por razones de espacio. A modo de ejemplo podemos señalar: VERDE TELLO, Pedro La división socialista. Su origen y desarrollo. Actual organización del PSD, Nuevas Bases, Buenos Aires, 1963 y REPETTO,         [ Links ] Nicolás Mi paso por la política, De Uriburu a Perón, Santiago Rueda, Buenos Aires, 1957.         [ Links ]

8. No pretendemos aquí hacer un estado de la cuestión exhaustivo sino profundizar en algunos trabajos que consideramos representativos de corrientes más generales. Para un balance bibliográfico más detallado sobre la historia del socialismo en Argentina véase CAMARERO, Hernán y HERRERA, Carlos (eds.) "Introducción", en El partido socialista en Argentina. Sociedad, política e ideas a través de un siglo, Prometeo, Buenos Aires, 2005, pp. 9-73.         [ Links ]

9. Usamos aquí el concepto de generación en un sentido laxo, refiriendo a un "inventario de enigmas compartidos" antes que a una marca etaria. Para una explicación más detallada de este uso véase ACHA, Omar "Intelectuales en el ocaso de la ciudad letrada: Los albores de una nueva generación crítica en América Latina", en Nuevo Topo. Revista de Historia y Pensamiento Crítico, núm. 6, 2009, pp. 9-25.         [ Links ]

10. ALTAMIRANO, Carlos Bajo el signo de las masas (1943-1973), Ariel, Buenos Aires, 2001.         [ Links ]

11. PUIGGRÓS, Rodolfo Historia crítica de los partidos políticos argentinos, s/d, 1956, p. 206.         [ Links ]

12. Véase GIUSSANI, Pablo "El socialismo: alternativa nacional", en Situación, núm. 1, Buenos Aires, marzo 1960.         [ Links ]

13. Este documento denominado "Peronismo, frondizismo y socialismo. Tesis para una izquierda nacional" es incorporado a la edición de 1969 que incluye, junto con el ensayo sobre Juan B. Justo y el socialismo cipayo, varios artículos que fueron publicados posteriormente. La nueva edición es SPILIMBERGO, Jorge Enea El socialismo en la Argentina. Del socialismo cipayo a la izquierda nacional, Mar dulce, Buenos Aires, 1969.         [ Links ]

14. Una perspectiva similar en VAZEILLES, José Los socialistas, Jorge Álvarez, Buenos Aires, 1967.         [ Links ]

15. RAMOS, Jorge Abelardo Revolución y contrarrevolución en la Argentina, Amerindia, Buenos Aires, 1957, t. 2, p. 287.         [ Links ]

16. SPILIMBERGO, Jorge Enea El socialismo en..., cit., p. 122.

17. SPINELLI, María Estela "Historiografía política argentina. Explicación y comprensión en el análisis de la segunda mitad del siglo XX", en Anuario del Centro de Estudios Históricos Prof. Carlos S.A. Segreti, núm. 7, Córdoba, 2008, p. 318.         [ Links ]

18. LESGART, Cecilia "Usos de la transición a la democracia. Ensayo, ciencia y política en la década del ochenta", en Estudios Sociales, núm. 22/3, Santa Fe, 2002.         [ Links ]

19. Pese a esta aclaración nos parece importante señalar que no nos guiaremos por una clasificación que es usual en la historiografía política, pero fundamentalmente en la historiografía sobre las izquierdas, la distinción entre "historia académica" e "historia militante". Aunque esta distinción tiene utilidades analíticas, consideramos que su eje central puede llevar a equívocos. Nos referimos a considerar la "historia militante" impregnada por el juicio del historiador y la "historia académica" más o menos próxima a la objetividad. Sin duda, la "historiografía militante" declara sus finalidades políticas al reconstruir el pasado, siendo el principal riesgo en este caso la distorsión de algunos hechos o la simplificación de ciertas realidades. No obstante, tal como ha señalado Devoto, la "historiografía académica" tampoco puede desvincularse del destino político de un país, aunque probablemente sus ritmos sean menos coyunturales. DEVOTO, Fernando "Escribir la Historia Argentina. En torno a tres enfoques recientes del pasado nacional", s/d, 1996.         [ Links ]

20. ROMERO, Luis Alberto y GUTIÉRREZ, Leandro Sectores populares, cultura y política. Buenos Aires en la entreguerra, Sudamericana, Buenos Aires, 1995.         [ Links ]

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24. PORTANTIERO, Juan Carlos Juan B. Justo, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 1999.         [ Links ]

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26. CAMARERO, Hernán y HERRERA, Carlos (eds.) El partido socialista..., cit.

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29. TORTTI, María Cristina Estrategia del Partido Socialista. Reformismo político y reformismo sindical, CEAL Buenos Aires, 1989.         [ Links ]

30. Véase POY, Lucas y GAIDO, Daniel "Antes de Justo. Los inmigrantes alemanes y la "prehistoria" del socialismo argentino (1888-1894)", en Actas XII Jornadas Interescuelas Departamentos de Historia, Bariloche, 2009 y TARCUS,         [ Links ] Horacio Marx en la Argentina. Sus primeros lectores obreros, intelectuales y científicos, Siglo XXI, Buenos Aires, 2007.         [ Links ]

31. BELKIN, Alejandro Sobre los orígenes del sindicalismo revolucionario en la Argentina, Cuadernos de Trabajo, núm. 74, Centro Cultural de la Cooperación, Buenos Aires, 2006.         [ Links ]

32. CAMPIONE, Daniel El comunismo en la Argentina. Sus primeros pasos, Ediciones del Centro Cultural de la Cooperación, Buenos Aires, 2005.         [ Links ]

33. IÑIGO CARRERA, Nicolás "Alternativas revolucionarias en los treinta: la alianza obrera Spartacus y el Partido Socialista Obrero", en BIAGINI, Hugo y ROIG, Arturo (comps.) El pensamiento alternativo en la Argentina del siglo XX, Biblos, Buenos Aires, 2006, pp. 319-342.         [ Links ]

34. CAMARERO, Hernán y HERRERA, Carlos (eds.) El partido socialista..., cit., p. 73.

35. Esta perspectiva de tradiciones enfrentadas, aunque en una óptica de más largo plazo, puede rastrearse en la obra de Tulio Halperin Donghi. El autor ha insertado el enfrentamiento peronismo- antiperonismo en un conflicto de legitimidades entre el principio de la política como ejercicio de la virtud republicana y el de la política como administración de un estado que sea un instrumento eficaz de perfeccionamiento social y económico, el cual rastrea desde la oposición entre el estado de Buenos Aires y la república mitrista, pero cuyo enfrentamiento se consolida entre radicales y conservadores. HALPERIN DONGHI, Tulio "A treinta años de Argentina en el callejón", en Punto de Vista, núm. 46, agosto 1993.         [ Links ]

36. GARCIA SEBASTIANI, Marcela Los antiperonistas en la Argentina peronista. Radicales y socialistas en la política argentina entre 1943 y 1951, Prometeo, Buenos Aires, 2005.         [ Links ]

37. En sintonía con este planteo, Da Orden muestra como la participación de Teodoro Bronzini en la cámara de diputados de la Provincia de Buenos Aires durante el primer peronismo, generó prácticas políticas menos radicalizadas en este espacio que las que mantenía una cúpula partidaria cada vez más alejada de la política concreta. DA ORDEN, María Liliana "Socialismo y peronismo en la provincia de Buenos Aires: discurso y práctica legislativa durante el gobierno de Mercante, 1948-1952", en MELÓN, Julio y QUIROGA, Nicolás (comps.) El peronismo bonaerense, Suárez, Mar del Plata, 2006.         [ Links ]

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39. BISSO, Andrés Acción Argentina. Un antifascismo nacional en tiempos de guerra mundial, Prometeo, Buenos Aires, 2005.         [ Links ]

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41. MARTÍNEZ MAZZOLA, Ricardo "Un difícil encuentro..., cit.

42.HERRERA, Carlos "¿La hipótesis de Ghioldi? El socialismo y la caracterización del peronismo (1943-1956)", en CAMARERO, Hernán y HERRERA, Carlos (eds.)  El partido socialista..., cit., pp. 343- 366 y "         [ Links ]El PS ante el peronismo, 1950. El debate González-Ghioldi", en Taller, núm. 21, Buenos Aires, 2004.         [ Links ]

43. ABOY CARLÉS, Gerardo "Populismo y democracia en la Argentina Contemporánea. Entre la democracia y la refundación", en Estudios Sociales, núm. 28, Santa Fé, primer semestre 2005, p. 134.         [ Links ]

44. En esta línea de investigación, por su mayor vinculación con la historia del antiperonismo y del socialismo, conviene mencionar: AZZOLINI, Nicolás "Democracia, fascismo y populismo. Apuntes sobre la conformación del espacio político no peronista", en Actas IX Congreso Nacional de Ciencia Política, Santa Fe, SAAP, 2009;         [ Links ] BURDMAN, Javier "Ghioldi y La Vanguardia ante el surgimiento del peronismo. La disputa por los trabajadores y la justicia social desde un enfoque ideológico discursivo", en Actas Primer Congreso de Estudios sobre el Peronismo. La primera década, Mar del Plata, 2008;         [ Links ] VIANA, Juan Manuel "El giro ético en el pensamiento socialista argentino: del subjetivismo de Alejandro Korn al antipopulismo de Américo Ghioldi", en Actas Jornadas XII Jornadas Interescuelas Departamentos de Historia. Bariloche, 2009.         [ Links ]

45. MARTÍNEZ MAZZOLA, Ricardo "Tradición de izquierda y populismo: primeros enfrentamientos. El Partido Socialista ante la política "obrerista" de Yrigoyen. (Argentina, 1916-1922)", en XXVIII Congreso Internacional de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA), Río de Janeiro, 2009.         [ Links ]

46. ACHA, Omar y QUIROGA, Nicolás "La normalización del primer peronismo en la historiografía argentina reciente", en EIAL nº 21, Tel Aviv, diciembre. 2009        [ Links ]

47. TORTTI, María Cristina El "viejo" Partido Socialista y los orígenes de la "nueva" izquierda, Prometeo, Buenos Aires, 2009.         [ Links ] Véase en una perspectiva similar BLANCO, Cecilia "La erosión de la unidad partidaria en el PS, 1955-58", en CAMARERO, Hernán y HERRERA, Carlos (eds.) El partido socialista..., cit., pp. 367- 390.         [ Links ]

48. HORA, Roy y TRÍMBOLI, Javier "Entrevista a Tulio Halperin Donghi", en Pensar la Argentina: Los historiadores hablan de historia y política, El Cielo por Asalto Buenos Aires, El Cielo por Asalto, 1994, p. 45.         [ Links ]

49. Gramsci formula una doble acepción para el concepto de transformismo. La primera refiere a una de las formas históricas de la "revolución- restauración" o la "revolución pasiva". Es esta definición la que se ha seguido en muchos casos para caracterizar al estado peronista. En una segunda variante, el transformismo se entiende como el movimiento de intelectuales o grupos políticos enteros que pasan al campo moderado. GRAMSCI, Antonio El Risorgimiento, Juan Pablo Editor, Mexico, 1980, p. 205.         [ Links ] Esta última noción de transformismo fue utilizada, aunque muy tangencialmente, por Aricó para caracterizar la historia partidaria a partir de los años treinta. Sin embargo, el desarrollo de investigaciones posteriores han demostrado un panorama más complejo para esta década. La ruptura de 1958 nos hace pensar que recién a partir de ese momento el concepto puede servirnos para caracterizar al partido en su conjunto y no un fenómeno molecular, vinculado a personalidades puntuales. En este sentido, puede diferenciarse la idea de transformismo de la de burocratización, en su sentido micheliano, pues busca profundizar en los cambios operados no sólo en las dirigencias, sino también en los cuadros medios, militantes y bases sociales del movimiento político, aunque intentaremos no apuntar a la lectura del proceso como un todo coherente.

50. ACHA, Omar Historia crítica..., cit.

51. ROMERO, José Luis Las ideas políticas en Argentina, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 1956, p. 259.         [ Links ]

52 SPINELLI, María Estela Los vencedores..., cit.

53. HALPERIN DONGHI, Tulio La larga agonía de la Argentina peronista, Ariel, Buenos Aires, 1994, p. 49.         [ Links ]

54. ABOY CARLÉS, Gerardo "Populismo y democracia..., cit.

55. MARTÍNEZ MAZZOLA, Ricardo "Tradición de izquierda..., cit.

Recibido con pedido de publicación el 26/09/2010
Aceptado para su publicación el 23/03/2011
Versión definitiva recibida el 17/04/2011

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