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Prohistoria

On-line version ISSN 1851-9504

Prohistoria vol.18  Rosario July./Dec. 2012

 

RESEÑAS

ROLDAN, Diego P. La invención de las masas. Ciudad, corporalidades y culturas. Rosario, 1910-1945,  Universidad Nacional de la Plata, La Plata, 2012, ISBN 978-950-340-900-8, 244 pp.,

Sebastián Godoy (UNR-CECUR)

 

"I don't mind stealing bread
From the mouths of decadence,
But I can't feed on the powerless
When my cup's already overfilled..."
Chris Cornell, Hunger Strike

El libro comienza con un gesto que lo enmarca en una tradición de discurso que podemos definir como "historiografía". Esta forma de pensar y enunciar busca, entre otras cosas, hermanar a los herederos de Heródoto y Tucídides alrededor de un sentido de pertenencia pulido por el filtro epistemológico de la Modernidad. Sin embargo, en ese mismo gesto, Roldán ensaya una evasión: Habita esa tradición, pero de manera oblicua, esquiva e incómoda, para así conjurarla desde adentro y despojarla de sus ropajes de solemnidad. En ese movimiento, descarta "...intencionalmente las urgencias de una mímesis realista. Prefiere, en cambio, no borrar el trabajo incesante que produce la mirada, las luces y las sombras que arroja el ángulo de observación que participa de manera inevitable en la construcción de esos datos." (Roldán, 2012: 14)

El autor se enfrenta en este libro al mismo problema que otros historiadores de lo subalterno, es decir, cómo darle voz o como hacer hablar a aquellos que en su tiempo no tuvieron forma y quizá tampoco intenciones de registrar su voz. Marginadas de la mayoría de las fuentes escritas que sirven de estrado a los sectores dominantes, las masas nunca hablan en nombre propio en estos textos. Solo son descritas y referidas por las elites como un problema a tratar, cuando no un mero fenómeno del paisaje.

Cómo hablar de los desposeídos, cuando la propia copa rebalsa, cantaban algunos músicos de Seattle. Un proverbio dice que para darle a un árbol, hay que apuntar a una estrella. Roldán parece intentar esa estrategia: para hablar de las masas, mira hacia un cometa. Partiendo del clivaje que significó 1910 en la historia argentina, se describe cómo el arribo del Halley desataba una serie de expectativas, deseos y temores en distintos tratadistas así como en la población rosarina.

El camino iniciado en el Centenario con el cruce de discursos, construcción de saberes y horizontes de expectativas yuxtapuestos, es desandado por el autor para exhumar los mecanismos mediante los cuales el sujeto colectivo "masas" fue delineándose como entidad efectiva, problemática y destinatario de estudios y políticas. Este camino polifurcado por narrativas variadas, termina con el advenimiento del peronismo. Este es un gesto de periodización que coloca a las masas (al menos en Rosario) con un importante grado de maduración en las puertas del "17 de octubre." Inevitablemente, Roldán debe mantenerse anclado al aparato disciplinar histórico, por lo cual construye un atalaya documental que cimienta su construcción. El mismo autor nos cuenta de su experiencia con las fuentes: censos, anuarios, periódicos, todos ellos alojados en diversas locaciones de acopio de documentos. Empero estos dispositivos discursivos no hablan por sí mismos, y es ahí donde radica la invención de la Invención de las masas, en la representación de una situación pretérita en la que las disposiciones del poder se cruzan con las energías sociales que con su uso reconfiguran el espacio y su experiencia.

La factura del libro refleja la intención de habitar/evadir del autor. Si bien sus cuatro partes funcionan como eje ordenador de lo que fue su tesis de doctorado, la manera de recorrerlas escapan esquematismo hermenéutico que hacen suponer prima facie. El objetivo es hablar de quienes son hablados por otros. Esos otros, los dominantes, buscan diseñar y moldear mediante ese discurso. Sin embargo, las prácticas de los postergados (referidas por los dominantes), de alguna manera logran esquivar y resignificar las intenciones de quienes intentan prescribirlas.

En un primer momento, el libro indaga sobre los las construcciones gnoseológico/discursivas con apetencias performativas que, mediante su traducción en (bio)políticas públicas, intentaron operar sobre el objeto "masas" hacia el Centenario. Luego, se recupera la disposición de los espacios urbanos y sus reconfiguraciones y reapropiaciones por quienes los vivían/utilizaban. En un tercer momento, el texto se sumerge en las prácticas culturales más ligadas al tiempo libre, la recreación y el ocio, temática previamente trabajada por Roldán. La relación conflictiva y pendulante entre elites y sectores populares tiene su corolario más significativo en las prácticas sociales y culturales, tópico que es explorado en profundidad en la cuarta parte de la obra.

En el comienzo, el autor muestra la lente con la qué habrá de construir su narrativa: prácticas, discursos, direccionalidades, resistencias, políticas. Del éxtasis a la agonía, se fueron sedimentando los diversos registros acerca de la Nación, el progreso, la inmigración, el crecimiento, los cuerpos/máquinas, el trabajo y la fatiga (gran contraprovidencia de la perfectibilidad del motor humano para muchos intelectuales de la época). En una pendulación que hilvana trayectorias, Roldán sopesa construcciones conceptuales europeas con racionalizaciones y gestiones de Estado argentinas, dejando al descubierto preocupaciones comunes que marcaban las agendas de la época.

El libro analiza asimismo la configuración espacial de la ciudad. Desde el eje central del Parque de la Independencia, se va trazando un mapa en el que se delinean el centro y las periferias, mediados por los discursos higiénico-estéticos, los espacios verdes, los balnearios, todos ellos cargados de significantes otorgados por los usos sociales de la población y sus andamiajes imaginarios. Roldán muestra cómo las elites buscaron proyectar un diseño que los mantuviera alejados de la parte malsana del tejido social, mientras que el paisaje urbanizado fue paulatinamente invadido por los colectivos subalternos que horadaban las funciones imaginadas por el poder. En ese contexto de nacimiento de los barrios, diversos actores y entidades asumieron posiciones en las disputas por el contenido social y el sentido de esos espacios. El objetivo de esta parte del estudio es mostrar que esa morfología es producto de procesos socio-históricos.

En un tercer momento, el autor enfoca una mirada oblicua sobre ciertas prácticas de entretenimiento y su puja con el advenimiento de la industria cultural y la sociedad de consumo masivo. El movimiento que atraviesa las prácticas reseñadas (fútbol, bibliotecas populares y cine) consiste en un primer florecimiento de manera relativamente autónoma respecto al mercado y el Estado, a manos de grupos sociales que las imaginan como propias; para luego ser paulatinamente cooptadas y redefinidas por los mecanismos del capitalismo y la floreciente sociedad de masas.

Disputas culturales de diverso calibre horadaron el desarrollo de estos espacios de producción de sentido, en Rosario durante la primera mitad del siglo XX. Las relaciones sociales, espaciales, simbólicas y económicas cruzadas por instituciones de variada extracción constituyeron el escenario de la configuración magmática de las masas en su faceta de productoras y consumidoras de entretenimiento. En estos enfrentamientos, los intentos de las elites de disciplinar los cuerpos y comportamientos se vieron siempre coartados por las resistencias (a veces inorgánicas, a veces planificadas) de los sectores populares.

El texto esboza la formación de las masas populares a través de las líneas escritas por los sectores dominantes que las definen desde la censura, la reprobación, la condescendencia y (por qué no) el espanto. Sin embargo, es recién en la última parte del libro cuando el autor se sumerge de lleno en las interacciones entre los sectores dominantes y los subalternos, entre los narradores y los narrados. Precisamente es a esta altura del volumen cuando la multiplicidad de tramas recorridas en sus secciones anteriores llega a formar parte de un diálogo en un sentido más pleno.

Siguiendo la máxima brechtiana "no tomes lo normal como cosa natural", Roldán busca deconstruir y "desexotizar" una idea-fuerza tan naturalizada como inadvertida tanto por sus contemporáneos como por los historiadores: la (in)cultura. El término aparece en las narraciones de interacciones entre elites y sectores populares como homónimo de lo irracional y barbárico. Sin embargo, estas prácticas son definidas en el libro como "tácticas de codificación y decodificación de identidad social" y "ritual de autoafirmación de la cultura juvenil y popular." (Roldán: 209) Mediante estas resistencias y formas de ocupar los espacios de teatralización de estas acciones, los subalternos elaboraron sus estrategias identitarias gracias a las cuales pudieron sobrevivir en tanto colectivo social relativamente cohesionado frente a los embates normativizantes de los sectores dominantes.

Los espacios son los lugares y prendas de choque cultural entre esos actores sociales y el carnaval es uno de los más significativos desde la perspectiva del libro. Si bien es un objeto de estudio recurrentemente tematizado por los cientistas sociales como un ritual cíclico en donde la inversión y evasión emergen como corte permitido con la cotidianeidad, Roldán ensaya una mirada un tanto más amplia: el carnaval funciona en el caso estudiado, sobre todo, como articulador de afirmaciones comunitarias en el que se da una circularidad cultural que no necesariamente invierte sino que amalgama los roles. La (in)cultura aparece en este esquema como un agente de caos con una función ordenadora y constructora de interacciones cruzadas.

La arquitectura del texto no busca construir un discurso cronológica o temáticamente organizado. La intención está orientada más bien en echar luz (imperfectamente) a algunas de las multiplicidades y aporías de las condiciones de posibilidad de emergencia de una sociedad de masas en una de las principales ciudades de la Argentina contemporánea. El hilvanado del relato obtiene su fecundidad del enfoque analítico y el andamiaje con el que el autor rodea ese objeto de estudio siempre inasible y esquivo que son aquellos seres que abundan, tienen poco y no consiguen hablar por sí mismos en los escenarios de la historia.

En palabras de Roldán, el núcleo del estudio pasa por las relaciones sectores populares-elites, la elaboración de un tiempo-ciudad y una corporalidad configurada en la silueta de las masas. Interacciones, rituales, saberes, discursos, cuerpo, trabajo, espacios, prácticas, dominación y resistencia; marcan el derrotero por el que circularemos el texto. Empero, el orden y factura de sus apartados no determina en forma significativa la naturaleza del sentido con el que podemos bañar a estos personajes y sus formas de vivir el espacio-tiempo. Por más que la parábola despegue y aterrice en el Centenario y sus múltiples aristas dentro de este poliedro de inteligibilidad, es lo que ilumina este astro en su camino lo que verdaderamente nos lega este libro.

En el recorrido hacia el árbol, mientras miraba la estrella, la saeta mostró a quienes poblaron las calles, los parques y las tribunas para tratar de presenciar y habitar de alguna manera el acometimiento del disparo. La energía social involucrada en tal combustión no dejó huellas propias o puras en el papel, pero sí en quienes escribieron sobre él. El intento sincero de reconstruir e iluminar a ese otro que logra afirmarse identitaria y culturalmente frente a los embates de la dominación, constituye el mayor valor de esta obra.

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