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Prohistoria

versão On-line ISSN 1851-9504

Prohistoria vol.21  Rosario jun. 2014

 

ARTÍCULOS

Asociacionismo y mutualismo en Tucumán. Una reflexión a partir de la visita de Léopold Mabilleau en 1912

Vanesa Teitelbaum

Instituto Superior de Estudios Sociales, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Universidad Nacional de Tucumán, Argentina; e-mail: vteitel@yahoo.com


Resumen

Este estudio examina expresiones poco exploradas por la historiografía sobre el asociacionismo en Tucumán a comienzos del siglo XX, a partir de la visita en 1912 del renombrado experto europeo en mutualidad, Léopold Mabilleau. Su estancia permite plantear una serie de interrogantes, relacionados con la gravitación y los vínculos de las asociaciones de ayuda mutua, así como las nociones y el papel que se le asignó al mutualismo. A partir de estas preguntas, el artículo reconstruye el entramado asociativo, especialmente mutual, entre mediados del siglo XIX y comienzos del XX y ofrece una interpretación en torno a la ausencia de mutuales de trabajadores en la visita estudiada.

Palabras clave: Sociedades mutuales; Trabajadores; Socorro mutuo; Socialismo; Reforma social.

Associationism and Mutualism in Tucumán. A Reflection from the Visit of Léopold Mabilleau in 1912

Abstract

This study examines expressions unexplored by the historiography on the associationism in Tucumán at the beginning of the 20th century. The visit of the renowned European expert on mutuality, Léopold Mabilleau, allows to raise a number of questions, for example, related to the gravitation and the relations of associations of mutual aid and concepts and roles assigned to Mutualism. The article, which is oriented to rebuild the associative network, especially the mutual one, between mid 19th century and beginning of 20th century, is based on the previous questions. To sum up, this study was useful to explain the absence of mutual worker representation in the studied events.

Key words: Mutual societies; Mutual aid; Workers; Socialism; Social reform.


Introducción

El estudio del movimiento asociativo, campo de estudio fértil en la historiografía social argentina, especialmente desde la recuperación democrática, produjo abundantes aportes provenientes sobre todo de la historia social y política. Grosso modo, podemos señalar que las variables institucionales fueron algunas de las cuestiones privilegiadas en estudios que bucearon en la naturaleza y las funciones de sociedades empresariales, obreras, rurales y étnicas, entre otras. Dichas investigaciones plantearon hipótesis y marcos explicativos insoslayables para reconstruir las prácticas, las relaciones y las dificultades que caracterizaron al asociacionismo y su inscripción en la esfera pública.1 A su vez, debido a la notoria importancia que alcanzó el fenómeno inmigratorio en Argentina desde mediados del siglo XIX, sujetos privilegiados en los estudios sobre el asociacionismo fueron las sociedades conformadas a partir de las comunidades de inmigrantes.2

En la actualidad, estos aportes se complementan con análisis que recuperan preguntas y preocupaciones presentes en los estudios anteriores, al tiempo que ahondan en problemáticas relacionadas con la sociabilidad y la construcción de culturas asociativas, la conformación de liderazgos, redes y trayectorias al interior de las asociaciones, el papel de las negociaciones, los vínculos ínter-asociativos y las complejas relaciones con el poder público.3

A pesar de su importancia, las contribuciones referidas al asociacionismo en Tucumán entre finales del siglo XIX y comienzos del XX son todavía escasas y centradas en su mayoría en corporaciones y asociaciones vinculadas a la agro-industria azucarera (de industriales, cañeros, trabajadores).4 No obstante, recientemente comenzó a desarrollarse una nueva línea de trabajo orientada a la investigación de las sociedades de trabajadores y su impacto en las prácticas de sociabilidad y de cultura, en las protestas gestadas por las duras condiciones de vida y de trabajo y en las primeras incursiones en la vida política en la ciudad de San Miguel de Tucumán y algunas localidades del interior de la provincia.5

Con el propósito de avanzar en la explicación del asociacionismo tucumano, el presente estudio se propone examinar la formación de sociedades de ayuda mutua-especialmente en el mundo del trabajo– sus características más salientes, sus relaciones ínter-asociativas y con el poder público e investigar las nociones que circularon en torno al mutualismo y su papel para propiciar reformas sociales. Para ello, revisaremos expresiones asociativas poco exploradas como la visita a Tucumán, en 1912, del renombrado experto europeo en mutualidad, Léopold Mabilleau.

Invitado por el Museo Social Argentino, entre agosto y septiembre de ese año, este prestigioso intelectual y universitario francés dictó varias conferencias en la capital del país y en algunas provincias del interior como Mendoza y Tucumán. Además de la exitosa inserción de estas economías regionales en el modelo agro-exportador, a través de la especialización azucarera y de la industria vitivinícola, respectivamente, tiene sentido suponer que otras razones alentaron la invitación a Mabilleau. En esa dirección, y para el caso tucumano, la visita se inscribe en un clima de ideas signado por el interés en las teorías mutualistas y cooperativistas. En particular, sobresalió la activa participación de representantes del poder político, intelectual, económico y profesional en la organización y la recepción del visitante. En contraste, resulta llamativa la ausencia en dichos eventos de mutuales de trabajadores, en especial de algunas de las más antiguas y prestigiosas, como la Sociedad Argentina de Socorros Mutuos de Obreros y la sociedad Unión Tipográfica.

En función de estas consideraciones, nos planteamos una serie de interrogantes que orientarán el análisis. ¿Qué mutuales se destacaron en la época?, ¿cómo se relacionaban las asociaciones de ayuda mutua entre sí y con los poderes públicos?, ¿cuáles fueron las nociones que circularon en torno al mutualismo y qué papel se le otorgó a este movimiento? El artículo comienza con una reconstrucción del entramado asociativo tucumano entre mediados del siglo XIX y comienzos del XX, en el cual situamos los preparativos de la visita de Mabilleau. Posteriormente, ofrece una interpretación sobre la ausencia de representación obrera en las expresiones observadas durante la estancia del líder del mutualismo europeo en Tucumán.

El trabajo se basa en un conjunto de fuentes. Por un lado, se apoya en la prensa, en particular en los artículos difundidos por El Orden, principal diario de Tucumán durante la época estudiada.6 De acuerdo al papel característico de la prensa en el periodo, el diario participó activamente en la contienda política, al apoyar en una primera etapa al gobierno nacional de Roca y provincial de Benjamín Paz. Posteriormente, el diario fluctuó hasta convertirse a comienzos del siglo XX en un ejemplo claro de prensa opositora que funcionaba sin el sostén del gobierno local. Hacia 1902-1903, con la fractura del bloque de poder representado por el partido "Unión Provincial", fuerza política que apoyaba al gobernador Lucas Córdoba (1895-1898 y 1901-1904) y la división de esta fuerza política, hasta entonces hegemónica en la provincia, los escindidos formaron un nuevo partido, la "Unión Popular", integrada por un poderoso sector económico y político de industriales azucareros enrolados en la oposición al roquismo y a la política provincial de Córdoba. Para entonces, El Orden se convirtió en el portavoz de esta nueva corriente política y recrudeció sus críticas al "luquismo"-denominación que hacía alusión directa a la figura del gobernador Lucas Córdoba– inscribiéndose abiertamente en el sector opositor al roquismo.7

Tras el breve gobierno de José Antonio Olmos (1904-1905), que a pesar de mostrarse equidistante de ambas fuerzas políticas culminó abruptamente su mandato sumido en fuertes cuestionamientos, la "Unión Popular" y la "Unión Provincial" proclamaron conjuntamente a un miembro de una acomodada familia de industriales azucareros propietaria del ingenio San Pablo, el ingeniero Luis F. Nougués, quien gobernó la provincia entre 1906 y 1909.8 En esos años-y como sostiene María Celia Bravo– los efectos de la lucha obrera que se revelaron especialmente con la primera gran huelga de trabajadores del azúcar desarrollada en 1904, conjuntamente con el ascenso de los representantes del reformismo social a posiciones legislativas, alentaron la sanción de las primeras leyes sociales y laborales.9

Las reformas sociales impulsadas al calor de la protesta y los intereses sectoriales derivados de la especialización azucarera impactaron en la política provincial, tal como se reflejó también durante el mandato de José Frías Silva (1909-1912), dirigente de la "Unión Popular" con trayectoria política como antiguo presidente del Senado y gobernador interino, quien, además, era dueño de los ingenios San José y Santa Lucía.10 Para esa época, El Orden, sin abandonar su definición partidista, plasmada en una activa participación en la arena pública, combinó el tratamiento otorgado a la problemática política con la incorporación de nuevos tópicos referidos al comercio, las finanzas, la actividad azucarera, la vida cultural, las manifestaciones religiosas, etc.11

Otro material indispensable para esta investigación fue la documentación resguardada en el Archivo Histórico de Tucumán (en adelante AHT), especialmente en la Sección Administrativa (en adelante SA), donde localizamos solicitudes de reconocimiento jurídico, reglamentos, estatutos y comunicaciones entabladas entre las mutuales y el gobierno. Un repositorio documental clave fue, además, la Biblioteca Popular Obrera "María Luisa Buffo de Ferro" (en adelante BPO. BF), de Monteros (Tucumán), que contiene documentos-hasta ahora inexplorados– correspondientes a la vida de una mutual que alcanzó una notable proyección en el tiempo: el Centro de Trabajadores de Socorros Mutuos de Obreros, de Monteros, fundado en 1899. En esa dirección, revisamos los libros de sesiones de comisiones directivas, las actas de asambleas generales y extraordinarias y las diversas carpetas que reúnen correspondencia, artículos de prensa, cartas de socios y documentación interna del Centro.

1. El asociacionismo se viste de fiesta: la formación de mutuales y la llegada de Mabilleau a la provincia

En sintonía con los procesos desarrollados en otras provincias argentinas, hacia finales del siglo XIX, adquirió mayor impulso la formación de sociedades de naturaleza diversa en San Miguel de Tucumán, capital y centro administrativo y comercial de la provincia, y en algunas de las principales localidades del interior. En efecto, asociaciones culturales, sociales, deportivas, de recreo y,12 principalmente, mutuales, afloraron en la provincia en un contexto signado por la modernización de la infraestructura urbana, el crecimiento de la población y la especialización económica, basada en la agroindustria azucarera.

Al influjo de las corrientes organizadas en el mundo del trabajo, como el anarquismo y, especialmente, el socialismo, en la primera década del siglo XX adquirieron vigor otro tipo de asociaciones, como centros de lectura y de estudio y, mayoritariamente, sociedades de resistencia y gremios orientados a conseguir el mejoramiento de las condiciones de vida y de trabajo mediante la protesta.

Sin embargo, las líneas divisorias entre las asociaciones no eran rígidas. Por ejemplo, no era extraño que las sociedades de resistencia desarrollaran también un conjunto de actividades recreativas, como bailes, con el fin de fomentar la participación de los trabajadores en dichas organizaciones. Esta práctica no estuvo exenta de disputas entre los activistas obreros, especialmente entre los anarquistas que consideraban que estos eventos obstaculizaban el avance de la lucha obrera, verdadero objetivo de las sociedades de resistencia.13

De esta forma, y a pesar de los debates y discusiones entre militantes y dirigentes obreros, en la práctica asociacionista no era atípico que las funciones se complementaran. En todo caso, es factible suponer que las fronteras fueron porosas,14 y así, por ejemplo, como existieron gremios que llevaron adelante tareas mutuales también hubo sociedades de socorro mutuo que contemplaron la protesta obrera.

Esta multiplicidad de funciones dificulta la clasificación de las sociedades según sus fines y atributos y obstaculiza la tarea de definirlas de acuerdo con una categoría excluyente (mutual, de recreo, de beneficencia, gremial, etc.).15 Teniendo en cuenta estas consideraciones, en el Anexo de este trabajo presento un panorama general del mundo asociativo en Tucumán entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. Esta reconstrucción no busca agotar el universo de asociaciones de la época. Sin embargo, presenta un horizonte más completo del fenómeno asociativo local del que teníamos hasta ahora, al incluir distintos tipos de sociedades: mutuales, patrióticas, de beneficencia, de recreo, gremios, sociedades de resistencia, masónicas, culturales, deportivas, entre otras, que gradualmente se forjaron en el espacio urbano, especialmente en la ciudad de San Miguel de Tucumán. Además, el cuadro de asociaciones podría complementar la información disponible en otras fuentes, como el Tercer Censo Nacional de 1914 que en su sección correspondiente a las mutuales en la provincia no incluyó todas las localizadas para ese periodo.

Consciente de la dificultad de abarcar la problemática del asociacionismo en sus distintos aspectos y variantes, en este artículo únicamente me voy a referir a las mutuales, cuyo propósito esencial-como es sabido– consistía en proteger y socorrer a sus miembros ante la enfermedad, la invalidez y el fallecimiento. Además, las mutuales contemplaron la organización de actividades recreativas, culturales y educativas a través de la organización de veladas y tertulias literario-musicales, rifas y bailes, así como del impulso a proyectos para la construcción de bibliotecas y salones de lectura.16

Diversos factores explican el interés creciente por la formación de mutuales. Los problemas y los gastos que ocasionaban la necesidad de recibir atención médica y adquirir medicamentos, la eventual pérdida del trabajo, los accidentes laborales, sumados a la importancia del ritual de un entierro digno,17 conformaban atractivos fundamentales para la creación de sociedades de ayuda mutua, en un contexto signado por la falta de políticas públicas orientadas a la protección y previsión social. En ese marco, podemos situar la emergencia a mediados del siglo XIX del movimiento mutualista, especialmente fecundo entre las comunidades de inmigrantes en Argentina.18

También en Tucumán el fenómeno mutualista se plasmó principalmente en las colectividades de inmigrantes que formaron sus propias asociaciones para mejorar la situación de sus paisanos y sirvieron como un canal para atender y resolver los problemas de salud y de trabajo, al tiempo que buscaron fomentar los lazos culturales y de pertenencia entre sus miembros. La mutual más antigua que se creó en Tucumán fue la Sociedad Extranjera de Socorros Mutuos, establecida en 1868 con comerciantes de origen italiano, mayoritariamente. Varios años después, en 1878, se fundaron la Sociedad Española, integrada por comerciantes, artesanos y oficiales de nacionalidad argentina y española y la Sociedad Italiana, compuesta en gran parte por comerciantes, artesanos y oficiales. Cinco años después se creó la Sociedad Francesa, con socios de profesiones varias.19

Hacia finales de la década de 1880, podemos observar la formación de mutuales en el mundo del trabajo, establecidas, ya sea a partir del domicilio, la ocupación o el oficio de los socios. Tal como era usual en este tipo de asociación, las mutuales funcionaron mediante el pago por parte de sus asociados de cuotas de ingreso y de mensualidades, con lo cual se formaba un fondo común destinado a cubrir las ayudas a los trabajadores. Además de este tipo de socios, denominados en los reglamentos como socios activos o propietarios, las asociaciones incluyeron la figura del socio honorario o protector que remitía a un individuo con influencia (empresarios, políticos, incluso los mismos funcionarios de gobierno) que apoyaban a las mutuales y le otorgaban mayor reconocimiento en el medio.

Junto con los fines genéricos de las mutuales, referidos principalmente a la asistencia de la salud y la cobertura ante el fallecimiento, las sociedades de ayuda mutua contemplaron entre los socorros previstos la falta de trabajo. En esa dirección, las mutuales podían contribuir a disminuir los problemas ocasionados por la enfermedad, la falta de trabajo, la invalidez y el fallecimiento, al menos para aquel trabajador con capacidad de afrontar el gasto del ingreso y la mensualidad necesaria para formar parte de una mutual.20

En el universo asociativo de los trabajadores se destacaron mutuales como la Sociedad Argentina de Socorros Mutuos de Obreros, fundada en 1877, con un contingente heterogéneo de trabajadores de nacionalidad argentina. Esta sociedad de ayuda mutua de trabajadores, la más antigua dentro de este rubro, llegó a ocupar un lugar destacado dentro del entramado asociativo de la época. A partir del análisis de los documentos de esta mutual, advertimos que sus socios contaban con asistencia médica, botica, ayuda pecuniaria y cobertura en el caso de fallecimiento. Esto último incluía la posibilidad de ser enterrado en el panteón de la sociedad, beneficio que brindaron las asociaciones más destacadas del mutualismo. Por otra parte, el trabajador que integraba la Sociedad Argentina de Socorros Mutuos de Obreros disponía de un marco propicio para participar en las actividades de sociabilidad y cultura que organizaba la sociedad y solía apoyarse en las relaciones ínter-asociativas que esta institución sostenía.21

En esa tónica, interesa subrayar la importancia de esta mutual en el campo asociativo de la época, tal como se manifestó en los numerosos actos públicos en los que participó o en las renombradas personalidades que asistieron a sus conmemoraciones. A modo de ejemplo, podemos mencionar la gran fiesta que organizó en 1914 para celebrar su 37° aniversario y a la cual concurrieron las principales autoridades de la provincia. Tal como estaba previsto, a las 8:30 de la mañana comenzaron los festejos con una ceremonia religiosa desarrollada en el templo de San Francisco, encabezada por un conocido sacerdote de la época (fray Salvador Villalba). Posteriormente, reunidos en el local social de la Sociedad Argentina, un renombrado líder obrero local, el tipógrafo Daniel R. Villagrán, pronunció un discurso alusivo a la fecha. Luego se sirvió un almuerzo que contó con la presencia del Dr. Ernesto E. Padilla, para entonces gobernador de la provincia, del Ministro de Gobierno, el Dr. Pedro Cossio y "varios caballeros de nuestra sociedad", tal como quedó registrado en una fotografía de la época.22

Respecto a las mutuales de oficio se destacaron la Sociedad Protectora de Socorros Mutuos de Panaderos, creada en 1889, y la Sociedad Unión Tipográfica, de 1894. Esta última incluyó en su reglamento la falta de trabajo como causal del socorro y contempló, a su vez, una ayuda económica en caso de que los miembros de la asociación se encontrasen ante una situación de conflicto laboral suscitado por una protesta orientada a mejorar sus condiciones de trabajo. Además, de forma semejante a la Sociedad Argentina, la mutual de los tipógrafos mantuvo fluidos vínculos con otras asociaciones y encabezó numerosas actividades sociales y culturales, como veladas y tertulias destinadas a favorecer el adelanto educativo y el acceso a la cultura de sus miembros.23

Tanto la Sociedad Unión Tipográfica como la Sociedad Argentina de Socorros Mutuos de Obreros propiciaron la sociabilidad, la educación y la cultura de los trabajadores a través de proyectos para establecer bibliotecas y fundar periódicos. También por su labor cultural, plasmada especialmente en la creación en 1906 de una biblioteca que funciona hasta el día de hoy, se destacó una mutual del interior de la provincia de Tucumán: el Centro de Trabajadores de Socorros Mutuos de Monteros, asociación que alcanzó una durabilidad notable al prolongarse incluso más allá de la década de 1970.24

Para 1914, y de acuerdo con la información proporcionada por el Tercer Censo Nacional, las mutuales que funcionaban en la provincia eran las siguientes: en la ciudad de San Miguel de Tucumán: la Extranjera de Socorros Mutuos (1868), la Sociedad Argentina de Socorros Mutuos (1877), la Española (1878), la Italiana (1878), la Francesa (1893) y la Unión Tipográfica de Socorros Mutuos (1902). En el interior de la provincia, el Centro de Socorros Mutuos (Aguilares, 1899), el Centro de Trabajadores (Monteros, 1899), la sociedad Umberto I (Concepción, 1904) y la Sociedad Progreso (Villa Alberdi, 1906).25

Sin duda, la lectura del Censo requiere precauciones particulares. Entre otras cuestiones, debemos considerar los esquemas y presupuestos que orientaron la elaboración del censo de mutuales de 1913-publicado en el Tercer Censo Nacional de 1914– y el cual, como sostiene Hernán Otero, fue poco preciso al momento de interrogar, por ejemplo, por la nacionalidad y la profesión de los asociados, centrándose en la mayoría de sus miembros.26 Además, no podemos olvidar la variedad de situaciones no contempladas por esta fuente, que dejó fuera a sociedades mutuales que funcionaron en Tucumán durante la época relevada, tal como se evidencia en el Anexo de este trabajo.

Sin embargo, si tomamos los recaudos necesarios al examinar los datos que proporciona, el Censo de 1914 ofrece información valiosa que permite inferir aspectos relacionados con el número de socios de las mutuales, sus recursos económicos y la distribución del socorro. Así, de acuerdo con esta fuente, sabemos que la Sociedad Argentina contaba con 410 asociados, divididos en 319 varones y 91 mujeres, tenía un capital social de 46.966 pesos m/n y había distribuido 5.879 socorros y 785 pensiones. Es interesante comparar estos números con los de otras mutuales de trabajadores. Por ejemplo, respecto al número de socios las diferencias eran notables y frente a los más de 400 socios de la Sociedad Argentina, el Centro de Trabajadores de Socorros Mutuos de Monteros contaba con 100 miembros, mientras que el resto de mutuales del interior de la provincia, el Centro de Socorros Mutuos (de Aguilares), la sociedad Umberto I (de Concepción) y la Sociedad Progreso (de Villa Alberdi), no sobrepasaban los 51 socios. Por su parte, la sociedad Unión Tipográfica contaba con 30 asociados. En cuanto a la disponibilidad de recursos económicos las distancias también eran significativas. Ante los 46.966 pesos m/n de la Sociedad Argentina, los tipógrafos no superaban los 6.500 pesos m/n, el Centro de Trabajadores de Socorros Mutuos de Monteros disponía de 1.900 pesos m/n, la sociedad Progreso de 1.500 pesos m/n de, el Centro de Socorros Mutuos de Aguilares 832 pesos m/n y la asociación Umberto I, de Villa Alberdi de 800 pesos m/n. Con relación a la distribución de socorros, la sociedad Unión Tipográfica ostentaba una leve ventaja sobre la Sociedad Argentina, al haber distribuido 6.502 socorros frente a los 5.879 que repartió la Sociedad Argentina. Las cifras de los socorros distribuidos de las otras mutuales de trabajadores eran considerablemente menores, ya que el Centro de Trabajadores de Socorros Mutuos de Monteros entregó 980 socorros, el Centro de Socorros Mutuos de Aguilares 406, la sociedad Umberto I 400 y la sociedad Progreso 225. En el caso de las pensiones entregadas, además de la Sociedad Argentina que había acordado 785 pensiones, únicamente el Centro de Socorros Mutuos de Aguilares concedió pensiones, llegando al número de 138.27

Si comparamos los datos de la Sociedad Argentina con los de las mutuales étnicas también es posible observar la importancia de esta mutual de trabajadores. Para 1914 la Sociedad Extranjera de Socorros Mutuos tenía 46 socios y disponía de un capital social de 30.500 pesos m/n, la Sociedad Italiana, por su parte, con 680 asociados y un capital social valuado en 140.000 pesos m/n, había distribuido 12.700 socorros, mientras la Sociedad Francesa, integrada por 153 socios, contaba con un capital social de 103.000 pesos m/n y había repartido 515 socorros.28

¿Cómo podemos interpretar la información precedente? Con los sesgos propios de este tipo de fuentes, sus datos nos permiten reconstruir algunos contornos fundamentales del asociacionismo mutual tucumano. En especial, y esto es en rigor lo que me interesa demostrar, contribuyen a plantear la relevancia que alcanzaron en la época algunas sociedades de trabajadores como la Sociedad Argentina de Socorros Mutuos de Obreros, el Centro de Trabajadores de Socorros Mutuos de Monteros y la asociación de tipógrafos. No obstante, esta importancia, la cual puede comprobarse a su vez con otros testimonios, como la prensa, los reglamentos y estatutos mutuales, los libros de actas y de sesiones y las cartas entre las sociedades y los poderes públicos, no parecieron gravitar demasiado-a nuestro entender– en la organización de actividades que rodearon la estadía de Léopold Mabilleau en la provincia.

Descripto por El Orden como "el leader del mutualismo" y "el incansable apóstol de la mutualidad", numerosos artículos se dedicaron a comentar la llegada de Mabilleau a la Argentina.29 Por ejemplo, según afirmaba esta publicación, Mabilleau (1853-1941), formado como filósofo y sociólogo, contaba con una sólida reputación lograda a través de una sostenida y fructífera labor como propagandista del mutualismo que lo llevó a realizar numerosas misiones en el extranjero y difundir sus doctrinas en las revistas científicas más importantes de Europa. Su prestigio se fundaba, además, en los importantes cargos que ocupaba, como profesor del Colegio de Francia, miembro del Instituto y presidente del Museo Social, establecido en París en 1894.30

Invitado al país por el Museo Social creado en Buenos Aires en 1911, al influjo del Museo Social francés, Mabilleau llegó al país en el invierno de 1912 e impartió en la Capital Federal varias conferencias sobre mutualismo y sociología. Como muestra de reconocimiento a la fecunda labor que encabezó en su país de origen y a las tareas de difusión que efectuó en las numerosas ciudades del extranjero que visitó, las asociaciones porteñas organizaron distintas actividades para agasajarlo. Una muestra en ese sentido fue el gran banquete que se ofreció en su honor y al cual fueron invitados los delegados de un conjunto amplio de sociedades de naturaleza diversa-como la Federación de las Sociedades Italianas de Buenos Aires, la Caja Internacional Mutua de Pensiones, la Sociedad General de Farmacia, el Aéreo Club Argentino, la sociedad Los Veteranos de Armés de Terre et de Mer, la Sociedad Belga de Socorros Mutuos, Sociedad de Higiene Pública e Ingeniería Sanitaria, la Sociedad Euskal Echea, la Sociedad de Madres, la sociedad Biblioteca Americana, la Sociedad General San Martín y la Sociedad Italiana Unitá, entre otras.31 Al respecto el diario La Gaceta, de Tucumán, difundió una pequeña noticia en la cual comentaba acerca de este imponente banquete que se realizaría en el Teatro Colón y al cual tenían previsto asistir alrededor de 900 comensales.32

Poco tiempo después, a finales de septiembre, Mabilleau confirmó su visita a Tucumán y rápidamente se conformó una comisión encargada de su recepción y de todos los eventos que acompañarían su estadía. Dicha comisión fue encabezada por la Sociedad Sarmiento, principal asociación cultural de la época en la provincia, e integró a empresarios azucareros como Luis y Ambrosio Nougués, en representación del ingenio San Pablo, e Isaías Padilla, en nombre del ingenio Mercedes, colectividades de inmigrantes, mediante la intervención de Francisco Martínez, delegado de la Sociedad Española, Emilio Bec, en nombre de la Sociedad Francesa y Ernesto Gritti por la Sociedad Italiana. Finalmente, Napoleón Paz, por El Círculo, uno de los espacios de sociabilidad más importantes de la elite tucumana de entonces, el cónsul francés Bernardo Fourzanz, el delegado de la Cooperativa Ferrocarrilera Manuel Martínez, Juan B. Terán, Ramón Codeiro y A. Guasch, como representantes de una asociación reciente, el Centro Pro-Patria, Alberto Uttinger por la Logia Masónica, Juan Heller, por la Sociedad Sarmiento, León Rougés y M. Moiset d´Espanet, completaban la comisión.33

Resulta evidente la representación de individuos de gran poder económico, como los empresarios azucareros, y de personalidades y asociaciones destacadas en el ámbito intelectual, cultural, mutual, profesional, comercial y técnico tucumano. En efecto, una lectura de la nómina de esta delegación permite afirmar que sus miembros formaban parte de los sectores influyentes en la sociedad tucumana. Asimismo, al igual que lo observado para la capital del país, llama la atención la ausencia de los trabajadores y de sus asociaciones en la comisión convocada para preparar las actividades que acompañarían la visita de Mabilleau. Estrechamente relacionado con lo anterior, los eventos organizados a lo largo de su estadía contemplaban un recorrido por los espacios sobresalientes de la vida económica, política e institucional, sin alcanzar ninguna de las expresiones características del asociacionismo en el mundo del trabajo. En particular, el programa de actividades previsto iniciaba con una recepción e incluía visitas al ingenio Mercedes-propiedad de la familia Padilla, íntimamente vinculada a la vida política–, a la Escuela de Agricultura, una recepción en la Casa de Francia y un "gran almuerzo popular" en el Bar Centenario.34

De acuerdo con lo expuesto, es factible afirmar la articulación entre las prácticas tucumanas y las que tuvieron lugar en Buenos Aires, donde la visita de Mabilleau también implicó prácticas de sociabilidad y relaciones asociativas y con los poderes públicos sin representación del asociacionismo laboral. A su vez, e íntimamente relacionado con esta cuestión, podemos proponer que la misma composición del Museo Social Argentino, entendido como institución característica de las elites determinó, en gran medida, este recorte.35 Sin embargo, y como trataré de mostrar a continuación, esta no fue la única explicación plausible.

2. Una explicación en torno a la exclusión de las sociedades mutuales de trabajadores

Relaciones asociativas

La exclusión de asociaciones de trabajadores en los preparativos que acompañaron la visita de Mabilleau en Tucumán no fue un asunto caprichoso ni fortuito. Por el contrario, tiene sentido suponer que la misma respondió al interés de aquellos sectores sociales que alarmados por la difusión de las corrientes de izquierda en el mundo del trabajo y el incremento de la conflictividad obrera apoyaron la creación de mutuales en el mundo del trabajo, percibidas como instituciones más beneficiosas y apropiadas para alcanzar reformas sociales, capaces de evitar las huelgas y otras estrategias de protesta motorizadas por el movimiento obrero.

En esa tónica, podemos vincular la preocupación que manifestaron un conjunto heterogéneo de voces, entre los que podemos situar a políticos de distintos signo, empresarios azucareros, comerciantes y líderes católicos, con la gran huelga de peones y jornaleros del azúcar de 1904. El alcance y la magnitud de la protesta originaron en los grupos propietarios un "sentimiento de amenaza" que los llevó a atender, de forma incipiente, los temas vinculados con las condiciones laborales en talleres, fábricas y otros establecimientos productivos y de servicios localizados en el ámbito rural y urbano. De esta manera, los primeros debates públicos referidos al trabajo y las propuestas para promover un mejoramiento de la situación los trabajadores adquirieron mayor impulso al calor de la protesta obrera.

El interés que despertaba el mutualismo puede inscribirse en este clima de ideas del cual participó la prensa encabezada por El Orden, portavoz de intereses sectoriales y un actor clave del poder público. Sin embargo, de acuerdo con la valoración favorable a las mutuales resulta llamativa la ausencia de sociedades de ayuda mutua de trabajadores en los eventos involucrados en la estadía de Mabilleau en Tucumán, especialmente de aquellas que gozaban de mayor reconocimiento, como la Sociedad Argentina de Socorros Mutuos de Obreros y la Sociedad Unión Tipográfica. Una explicación posible podría recoger argumentos de clase, ya que en dichas actividades participaron únicamente miembros de los grupos de poder-económico, social, político, cultural– y no las clases trabajadoras. En ese sentido, observamos la presencia de personajes y asociaciones de la elite, junto con algunas sociedades formadas por grupos de profesionales, comerciantes y técnicos que integraban las mutuales de inmigrantes, sin que participaran sociedades conformadas mayoritariamente por trabajadores. Al respecto, quizás sean necesarias algunas aclaraciones. Cuando destaco la ausencia de mutuales de trabajadores en las prácticas estudiadas en estas páginas aludo puntualmente a la comisión que se conformó para organizar las actividades del viajero y a los actos programados para esos días, como las visitas al ingenio Mercedes, a la Escuela de Agricultura, etc. No me refiero a la posibilidad de que los trabajadores hayan asistido como público a las conferencias que tuvieron lugar en la provincia-tanto la que se desarrolló en la Sociedad Sarmiento como la que tuvo lugar en el Teatro Alberdi– o que concurrieran al almuerzo previsto en el Bar Centenario, aunque no tenemos constancia de su presencia en las fuentes consultadas.

Las fuentes consultadas permiten proponer algunas cuestiones más. Por ejemplo, que las sociedades de ayuda mutua se relacionaron entre sí pero sin traspasar necesariamente las fronteras más fuertes que las dividían. En ese sentido, tal vez hayan sido más frecuentes las relaciones entre las mutuales de tipo étnico con los dueños de ingenios azucareros y el poder público, por un lado y, por el otro, los vínculos entre las mutuales de trabajadores. A modo de ejemplo, podemos mencionar la relación entablada entre la Unión Tipográfica y la Sociedad Argentina de Socorros Mutuos de Obreros, especialmente a través de la activa participación de los tipógrafos en la dirigencia de la Sociedad Argentina y en un órgano de expresión estrechamente relacionado con esta sociedad, como La ilustración Obrera. Periódico literario de la juventud obrera, de literatura, artes e intereses generales, publicación de corta vida sobre la que hasta ahora no se tenía ninguna noticia. En ese sentido, sobresalió la figura del conocido dirigente obrero-mencionado antes en este trabajo– Daniel Villagrán, tipógrafo, quien se desempeñó como uno de los redactores de La ilustración Obrera y a finales de la década de 1890 fue secretario de la Sociedad Argentina de S.M. de Obreros.

Además, era frecuente que las asociaciones participaran de las celebraciones y eventos organizados por otras sociedades, ya sea para conmemorar aniversarios del mundo asociativo, recordar efemérides claves del calendario patrio o recaudar fondos para alguna obra mutual, tal como se reflejó en la velada literario-musical y el baile organizados por la Sociedad Argentina de Socorros Mutuos de Obreros para festejar el Centenario de la Independencia en 1910.36 En esa misma celebración patria otro ejemplo fue el banquete y el baile organizado por el Centro de Trabajadores de Socorros Mutuos de Monteros, junto con la Sociedad de Obreros de Socorros Mutuos.37

En síntesis, los vínculos ínter-asociativos se manifestaban en la circulación de dirigentes entre los espacios asociativos, la organización de actividades conjuntas entre las asociaciones y la participación de las mutuales en los principales eventos de la vida institucional, como los aniversarios.38 A su vez, las mutuales de trabajadores asistían a las conmemoraciones patrióticas: desfiles, homenajes e inauguración de monumentos, organizadas por el poder político y ocupaban generalmente un lugar preestablecido en calles y plazas en donde exhibían sus estandartes e insignias.39 En ese sentido, una celebración fundamental fue el Te Deum del 25 de mayo, ceremonia religiosa que conmemoraba la Independencia y al que eran invitadas las mutuales todos los años.40

El vínculo de las mutuales con el poder político se manifestó también a través de la gestión de subsidios ante las autoridades de gobierno municipal y provincial, generalmente con el fin de solventar las obras de infraestructura más onerosas de la vida asociativa, como la construcción del salón social o la edificación de un panteón en el cementerio.41 Las negociaciones de las mutuales para acceder a las ayudas económicas, sin embargo, no estuvieron exentas de conflictos y reticencias, lo cual generó la apelación a la figura de los intermediarios, generalmente representantes legislativos a los que acudieron las mutuales de trabajadores en búsqueda de su apoyo e influencia.42

Mutualismo, socialismo y reforma social

Mabilleau impartió la principal de sus disertaciones en el local de la Sociedad Sarmiento, ámbito que congregó a un numeroso público, compuesto-según El Orden– por "distinguidas damas, caballeros, miembros del Poder Ejecutivo de la provincia, magistrados, sacerdotes, hombres del foro y de la prensa".43 A su vez, el impacto de esta conferencia se plasmó en un artículo de La Gaceta que destacaba el paso por la tribuna de esta asociación de distinguidos intelectuales como el Dr. Rodríguez, Mr. Mabilleau y el Dr. Aráoz Alfaro.44 Sin embargo, el diario no otorgó demasiada importancia a la visita, ya que a diferencia de El Orden no dedicó un lugar especial y sistemático a difundir las actividades de Mabilleau. Únicamente publicó dicha nota que elogiaba la renovada vitalidad de la Sociedad Sarmiento y especialmente la labor de su presidente, el Dr. Juan Heller, al afirmar que "la tribuna que por largo tiempo había permanecido muda, como si Tucumán estuviese en plena crisis de hombres de pensamiento ha resurgido con inusitado brillo."45

Pronunciada en un perfecto español, el conferenciante destacaba la importancia de las instituciones denominadas museos sociales, espacios que a partir de la experiencia francesa habían establecido el grueso de "las naciones civilizadas" como Alemania, Italia, Austria, Bélgica, Estados Unidos, España y Argentina.46

"El museo social argentino, que como todos los institutos argentinos no quiere quedar atrás de sus congéneres, mandó a París a su director, el profesor Tomás Amadeo, pidiendo que yo viniese a la Argentina para exponer lo que nosotros hemos hecho con este maravilloso instrumento de acción, hecho metódicamente y científicamente, para el mejoramiento material, intelectual y moral del trabajador, y también para la paz y la prosperidad de nuestra patria. Y por eso he venido, señores, arrebatado por una hermosa esperanza, la de conquistar, yo no diré a nuestra idea porque no es nueva en sí, ni extraña para vosotros, sino a nuestra práctica, a nuestro arranque social, un país joven y poderoso, cuya adhesión será una fuerza y un premio sin igual."47

Apoyado en su mirada de Argentina como un país poderoso pero joven, Mabilleau insistía en la necesidad de que este Estado imitara el ejemplo de Francia y, en ese sentido, adoptara su práctica y "empuje social" y abandonara el rasgo de sociedad inorgánica, atributo que-según el viajero– caracterizaba a toda nación joven. De esta forma, el especialista en mutualismo internacional no ocultaba su visión sobre el carácter de los latinoamericanos, descriptos en términos de conductas guiadas por el instinto, las características geográficas y el temperamento de la raza. Para revertir esta situación, rescataba el accionar del Museo Social, entendido como una institución científica capaz de contribuir al mejoramiento general del trabajador y del resto de la población.

De acuerdo con la literatura sobre el tema, sabemos que el Museo Social Argentino se había conformado al despuntar la década de 1910 con el propósito de estudiar la cuestión social y luchar por "el mejoramiento social y económico de todas las clases sociales, mediante la elevación de su cultura general y el arraigo en las masas, rurales y urbanas, de los ideales de pacificación social". Como señala Hebe Carmen Pelosi, el modelo en el cual se basó el Museo Social en Argentina fue el del Museo Social de París, fundado por el conde de Chambrun como un espacio conformado por líderes industriales, políticos y promotores científicos que buscaba "el equilibrio entre el marco social y la iniciativa individual, el acento estaba puesto en las relaciones sociales con la comunidad industrial, y no disimularon que su planteamiento buscaba combatir el socialismo."48

Según la teoría solidarista que sustentaba al Museo Social francés, el énfasis estaba puesto en la armonía, el equilibrio entre lo social y lo individual, aspiración que podía alcanzarse mediante el mutualismo, presentado como una instancia apropiada para promover reformas sociales capaces de alentar el mejoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores. Por esa vía, además, se pensaba contrarrestar la influencia del socialismo entre la clase obrera.49

Tales ideas inspiraron al Museo Social argentino que brindó un fuerte apoyo a la difusión del mutualismo, el cual experimentó un gran crecimiento en esa época. En ese clima de ideas, podemos situar la llegada de Mabilleau al país y, en particular, su arribo a Tucumán, así como la fuerte vinculación que se estableció entre el Museo Social Argentino y las figuras más representativas del reformismo social.50

El interés por invitar a Mabilleau a la provincia se robusteció con las nociones en torno al mutualismo, percibido como una herramienta eficaz para impedir el avance del socialismo, movimiento fuertemente cuestionado desde distintos sectores de la opinión pública, tal como se reflejó en la prensa local.

"Mabilleau es actualmente presidente de la Mutualidad francesa que cuenta con ocho millones de adherentes y da cada año en París un banquete de 50 mil cubiertos con asistencia del presidente de la república y todos los ministros [...] La Mutualidad en Francia ha detenido grandemente el avance del socialismo, pues produce la evolución mutua sin huelgas, sin revoluciones y sin actos perturbadores. El mutualismo tiene que implantarse forzosamente en este país. Por eso Mabilleau debe también venir a Tucumán, como ‘centro de grandes fábricas’ y a Mendoza, ‘la región de los viñedos’."51

Esta concepción del mutualismo, entendido como un freno al socialismo, puede explicar la importancia otorgada al socorro mutuo y a las instituciones encargadas de promoverlo que mostraron amplios sectores sociales en la provincia. En contraste con la lucha obrera, la mutual representaba una instancia fecunda para mejorar la situación de sus asociados sin recurrir necesariamente a la protesta como vía de transformación social. En esa dirección, un extenso abanico de expresiones provenientes, por ejemplo, de políticos de signo liberal y reformista y de empresarios azucareros consustanciados con el catolicismo social, se pronunciaron a favor del socorro, definido como un canal fértil para la conservación del orden social y público, el mejoramiento moral y material de la población y la difusión y el aprendizaje de hábitos y comportamientos reputados favorablemente, como el ahorro, las conductas cívicas, la discusión racional y la honestidad.

Por su parte, los dirigentes obreros afines a las corrientes de izquierda en el mundo del trabajo albergaban serias sospechas en torno a las mutuales, percibidas como instituciones poco aptas para la protesta y la lucha obrera. En efecto, un análisis de las resoluciones dictadas por los congresos obreros durante el periodo reveló que el socorro mutuo era un tópico controvertido en las discusiones de las centrales obreras. En líneas generales, los activistas y los líderes socialistas y, en especial, los anarquistas, desconfiaban del mutualismo, sobre todo por su carácter poli-clasista, defensivo y reformista.52

A modo de cierre

En las páginas interiores examinamos algunos contornos del mundo asociativo tucumano que homenajeó y acompañó las labores de propaganda y difusión cultural desplegadas por Mabilleau, proveniente de una de las regiones emblemáticas del asociacionismo y, en especial, del mutualismo y el cooperativismo como Francia. La activa presencia de empresarios azucareros, dirigentes de las mutuales étnicas y de las asociaciones más influyentes de la provincia a nivel cultural e intelectual, así como la ausencia de representación obrera en la conducción de tales prácticas, llevan a pensar en el recorte social de las expresiones asociativas.

Por un lado, se entiende que las sociedades de resistencia y los gremios obreros no fueran convocados, ya que mientras estas asociaciones percibían la lucha obrera como uno de sus nortes fundamentales, los organizadores de la estancia de Mabilleau propugnaban por la reforma social que desestimaba la protesta y subrayaba, en cambio, el valor de la cooperación y el socorro mutuo. Sin embargo, menos comprensible resultó la ausencia de mutuales de trabajadores y, sobre todo, de sociedades de antigua data y reconocido prestigio, como la Sociedad Argentina de Socorros Mutuos de Obreros, la sociedad Unión Tipográfica y el Centro de Socorros Mutuos de Trabajadores de Monteros. Con lo cual, una lectura plausible remite-como hemos planteado en el trabajo– a las fronteras sociales.

En efecto, podríamos proponer que la visita de Mabilleau fue tratada como un asunto que concernía a las capas medias y altas de la sociedad tucumana que debatían propuestas para atender las manifestaciones de la conflictividad social a través de la mutualidad y la cooperación. Dicho en otras palabras, ¿no estamos acaso en presencia de proyectos formulados desde arriba, desde los grupos de poder para aplicarlos al mundo del trabajo? En todo caso, lo cierto fue que las iniciativas de los sectores prominentes orientadas a establecer reformas sociales otorgaban un lugar esencial al mutualismo, premisa que remitía a un asunto de dirigencias que, por ejemplo, recortaban su accionar al campo de las mutuales étnicas, los ingenios azucareros y las instituciones agroindustriales y buscaba contrarrestar el avance de las corrientes de izquierda en el mundo del trabajo. En consecuencia, los discursos de los grupos influyentes-incluidos los líderes mutualistas de las asociaciones de inmigrantes– valoraban positivamente al mutualismo pero al mismo tiempo albergaban serias suspicacias sobre las mutuales compuestas mayoritariamente por trabajadores, al sospechar que las mismas podían coquetear con otras manifestaciones del activismo obrero como la protesta. Y es probable que esta misma desconfianza haya sido otra de las razones que expliquen la falta de delegados de mutuales de trabajadores en los eventos que rodearon la visita de Mabilleau.

Finalmente, me gustaría realizar unas breves reflexiones sobre las especificidades del asociacionismo y el mutualismo tucumano. En esa dirección, quisiera inscribir, en primer lugar, la ausencia de mutuales de trabajadores en la visita de Mabilleau en el horizonte de cuestiones de clase. Estrechamente relacionado con lo anterior, podemos vincular el interés que despertaron las teorías y prácticas mutualistas en el escenario local con el temor a las ideologías de izquierda en el mundo del trabajo, como el anarquismo y el socialismo.53 En ese contexto, un suceso clave fue la huelga de 1904 que preocupó especialmente al gobierno y a los sectores de poder, sobre todo a industriales y empresarios del azúcar. La extensión de la agitación obrera, especialmente notoria en los Centros Cosmopolitas del Departamento de Cruz Alta-principal área azucarera de la provincia–, el liderazgo del socialismo, plasmado en la figura del renombrado propagandista obrero Adrián Patroni y, sobre todo, la inminente paralización general de la industria azucarera signaron los contornos del conflicto que obligó a las autoridades a asumir un papel más activo en materia de política y legislación laboral.54

San Miguel de Tucumán, agosto de 2014

ANEXO

Asociaciones en Tucumán entre finales del siglo XIX y comienzos del XX*

A) Sociedades formadas por colectivos de inmigrantes

1. Mutuales
Sociedad Extranjera de Socorros Mutuos (1868)
Sociedad Española (1878)
Sociedad Italiana (1878)
Sociedad Francesa de Socorros Mutuos (1893)
Sociedad Unión Israelita (1912)

2. Centros culturales, sociales y educativos
Casa de España
Casa de Francia
Casa de Italia
Centro Asturiano
Centro Catalá de Cultura
Centro Artístico Valenciano
Alianza Francesa

B) Sociedades de trabajadores

1. Mutuales
Sociedad Argentina de Socorros Mutuos (1877)
Sociedad Protectora de Socorros Mutuos de Panaderos (1889)
Sociedad Unión Tipográfica (1894).
Centro de Socorros Mutuos (Aguilares, 1899)
Centro de Trabajadores (Monteros, 1899)
Umberto I (Concepción, 1904)
La Mutua: sociedad de socorros mutuos para empleados públicos y de comercio (1905)
Sociedad Progreso (Villa Alberdi, 1906)

2. Centros socialistas y anarquistas
Centro Cosmopolita de Trabajadores (1897)
Centro Cosmopolita de Monteros (1894)
Centro Cosmopolita de Concepción (1895)
Sociedad de Socorros Mutuos de Mujeres (1898)
Centro Socialista (1904)
Centro de Obreros Anarquistas de lecturas sociológicas (1905)
Centro Socialista en Villa Alberdi (1917)

3. Centrales obreras
Federación Obrera Tucumana (FOA, 1902)
Unión General de Trabajadores (UGT, 1906)

4. Gremios, cooperativas y sociedades de resistencia
Centro de Maestros (1897). Más tarde se forma el Círculo de Magisterio
Asociación de empleados Públicos (1901)
Asociación de carteros (1901)
Sociedad gremial de Albañiles y Anexos (1902)
Sociedad Cooperativa Ferroviaria de Consumos (1902)
Sociedad gremial de Obreros Sastres (1902)
Gremio de Panaderos (1903)
Sociedad Gremial de Cocheros (1903)
Sociedad de Empleados de Comercio (1903). En 1904: Sociedad Unión Dependientes de Comercio
Gremio de Carpinteros (1903). En 1905: Sociedad Gremial de carpinteros
Centro de Almaceneros (1903)
Sociedad de Mozos de hoteles y confiterías (1904)
Federación de Obreros Fundidores
Sociedad de Obreros Municipales (1905)
Gremio de Herreros y Anexos (1905)
Sociedad Mozos de Mano (1905)
Sociedad de Resistencia y mejoramiento "Unión Pintores de Tucumán" (1905)
Asociación de Telegrafistas (1907)
Círculo de Magisterio
Gremio de Confiteros y hoteleros
Sociedad de Cocineras y mucamas
Gremio de Conductores
Sociedad de resistencia de Artes Gráficas
Sociedad gremial de Chauffeurs
Asociación de oficiales peluqueros

C) Centros católicos
Círculo de Obreros Católicos (1894)
Círculo de Obreros en Monteros (1899)
Centro Católico (1897)
Sociedad Obrera del santísimo Nombre de Jesús (1899)
"Sociedad Obreros Unidos" de Socorros Mutuos (1900). Después se llama:
Sociedad de Socorros Mutuos de Obreros de San José (1902)
Centro católico de cultura (1912)

D) Asociaciones de beneficencia
Sociedad de Beneficencia
Asociación Francesa de Beneficencia
Beneficencia Española
Comisión Protectora de los Hospitales Municipales
San Vicente de Paul
Sociedad de Beneficencia (Monteros)
Sociedad Damas de Misericordia (Medinas)

E) Asociaciones culturales, patrióticas y masónicas
Sociedad Sarmiento (1882)
Sociedad Alberdi (1903)
Sociedad y Biblioteca Bartolomé Mitre (1906)
La Estrella de Tucumán (masónica)
Comité de Libre Pensamiento (1912)
Sociedad Amigos de la Educación
Sociedad "Amadeo Jacques"
Asociación Pro-Patria (1912)
Liga Patriótica Tucumana

F) Clubes políticos, sociales y recreativos
Club de Obreros Independientes (1901)
Círculo Liberal de Obreros (Famaillá)
Centro Bernardino Rivadavia
Club Social de Obreros (1905)
Club del Progreso de Monteros (1906)
Club Social
Club Social (Monteros)
Club Social (Medinas)
Centro Social "Monteagudo"
Centro Social Ferroviario
Orfeón "Principiantes Unidos"
El Círculo (1912)
Orfeón Unión Argentina (1912)
Centro Social y Recreativo (1914)
Club Femenino Leandro N. Alem
Club de la Juventud

G) Asociaciones deportivas
Stand Suizo (Manantial)
Hipódromo Belgrano
Tiro General Belgrano (Concepción)
Sport Club Tucumán
Club Atlético Belgrano (1912)
Club Argentino del Norte (1912)

H) Sociedades patronales
"La nueva Unión" (sociedad de patrones peluqueros) (1912)
Sociedad de dueños de sastrerías (1913)
Liga de propietarios (1915)

Notas

1 De ningún modo pretendo realizar una revisión exhaustiva de la bibliografía sobre el asociacionismo en Argentina. Únicamente mencionaré algunos de los análisis que resultaron especialmente útiles para esta investigación, como los de DI STEFANO, Roberto "Capítulo Uno/ 1776-1860", en AA.VV. De las cofradías a las organizaciones de la sociedad civil". Historia de la iniciativa asociativa en Argentina, 1776-1990, Edilab, Buenos Aires, 2002, pp. 23-97,         [ Links ] SÁBATO, Hilda La política en las calles. Entre el voto y la movilización, Buenos Aires, 1862-1880, Colección Historia y Cultura, Sudamericana, Buenos Aires, 1998 y "Capí         [ Links ]tulo 2/1860-1920, Estado y sociedad civil", en AA.VV. De las cofradías a las organizaciones de la sociedad civil...cit., pp. 99-167; ROMERO, Luis Alberto "Capítulo 3/1920-1976. El Estado y las corporaciones", en AA.VV. De las cofradías a las organizaciones de la sociedad civil...cit.y GONZÁLEZ BERNALDO, Pilar Civilidad y política en los orígenes de la Nación Argentina. Las sociabilidades en Buenos Aires, 1829-1962, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2002.         [ Links ]

2 En este terreno se destacaron, por ejemplo, los trabajos de DEVOTO, Fernando y FERNÁNDEZ, Alejandro "Mutualismo étnico, liderazgo y participación política. Algunas hipótesis de trabajo", en ARMUS, Diego (comp.), Mundo urbano y cultura popular, Sudamericana, Buenos Aires, 1990 y OTERO,         [ Links ] Hernán "El asociacionismo francés en la Argentina. Una perspectiva secular", E.I.A.L., Vol. 21, núm. 2, 2010, pp. 123-150.         [ Links ]

3 A modo ilustrativo, FERNÁNDEZ, Sandra y VIDELA Oscar (comps.) Ciudad oblicua. Aproximaciones e intérpretes de la entreguerra rosarina, La Quinta Pata y Camino Ediciones, Rosario, 2008;         [ Links ] GONZÁLEZ BERNALDO, Pilar "El momento mutualista en la formulación de un sistema de protección social en Argentina: socorro mutuo y prevención subsidiada a comienzos del siglo XX, Revista de Indias, vol. LXXIII, 2013 y BRAVO,         [ Links ] María Celia y FERNÁNDEZ, Sandra (coords.) Formando el espacio público: asociacionismos y política. Siglos XIX y XX, Editorial de la Universidad Nacional de Tucumán, Tucumán, 2014, pp. 7-24.         [ Links ] Para un balance actual de la historiografía del asociacionismo en Argentina, BRAVO, María Celia y FERNÁNDEZ, Sandra "El prisma de lo político. Las asociaciones en el espacio público argentino, siglo XX", en BRAVO, María Celia y FERNÁNDEZ, Sandra Formando el espacio público...cit.,pp. 7-24.

4 LANDABURU, Alejandra "Organizaciones de la sociedad civil, trabajadores y empresarios azucareros. Tucumán, fines del siglo XIX y principios del XX", X Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia, Universidad Nacional de Rosario, 2005;         [ Links ] BRAVO, María Celia Campesinos, azúcar y política: cañeros, acción corporativa y vida política en Tucumán (1895-1930), Prohistoria, Rosario, 2008 y LENIS,         [ Links ] María "Estrategias corporativas y discurso empresario: el Centro Azucarero Argentino, 1894-1923", Tesis doctoral inédita, Universidad Nacional de Tucumán, 2009.         [ Links ]

5 Algunos resultados se plasmaron en BRAVO, María Celia y TEITELBAUM, Vanesa "Socialistas y católicos disputando el mundo los trabajadores. Protesta, sociabilidad y política en Tucumán (1895-1910)", Entrepasados. Revista de Historia, núm. 35, 2009 y "El mutualismo y la compleja relació         [ Links ]n con el gremialismo (Tucumán, 1877-1914)", en BRAVO, María Celia y FERNÁNDEZ, Sandra Formando el espacio público...cit.,pp. 57-77. También, TEITELBAUM, Vanesa "El mutualismo en el mundo del trabajo (Tucumán, Argentina, 1877-1914)", Varia Historia, Vol. 27, núm., 46, Belo Horizonte (Brasil), 2011, pp. 665-688;         [ Links ] "Contra la tiranía del mostrador. La campaña de la prensa y los trabajadores por el descanso dominical en Tucumán del entre-siglo", Anuario de Estudios Americanos, Vol. 68, núm. 1, enero-junio, Sevilla, 2011, pp. 223-252;         [ Links ] "El Centro Cosmopolita de Trabajadores: un espacio de referencia del movimiento obrero en el norte argentino en los umbrales del siglo XX", Estudios Sociales, revista universitaria semestral, Año XXI, núm. 40, 2011, pp. 145-174;         [ Links ] "Los centros obreros como ámbitos de cultura, protesta y política (Tucumán, 1895-1910)", en AA. VV. La clase obrera y el Centenario-1910- trabajos de investigación, Central de Trabajadores de la Argentina Ediciones, 2011, pp. 71-112 y "Protecció         [ Links ]n, cultura y sociabilidad: El Centro de Trabajadores de Socorros Mutuos de Monteros, (Tucumán, Argentina, 1890-1913)", Encuentros Latinoamericanos, núm. 14, 2012.         [ Links ]

6 Fundado en 1883, en plena época roquista, El Orden no solo fue el diario más importante de la época en Tucumán sino, también, el de más larga vida, ya que incluso en 1948 seguía existiendo, aunque muy disminuido (GARCÍA SORIANO, Manuel "El periodismo tucumano: 1817-1900. Ensayo de investigación sobre un aspecto de la cultura de Tucumán durante el siglo XIX", Cuadernos de Humanitas, 38, Universidad Nacional de Tucumán, Facultad de Filosofía y Letras, Tucumán, 1972, 30-39).         [ Links ]

7 BRAVO, María Celia "Liberales, socialistas e Iglesia frente a la situación de los trabajadores en Tucumán, en SURIANO, Juan La cuestión social en la Argentina, 1870-1943, La Colmena, Buenos Aires, 2000, pp. 31-61.         [ Links ]

8 PAÉZ DE LA TORRE, Carlos Historia ilustrada de Tucumán, Libreros y Editores Asociados, Tucumán, 1994, pp. 375-381.         [ Links ]

9 En 1907 se dictó la ley de descanso dominical, la ley del amparo del hogar que declaraba exentos del pago de contribuciones a las pequeñas y medianas propiedades y la ley de jubilaciones y pensiones para funcionarios, empleados y agentes civiles de la administración. Por su parte, los convencionales incluyeron un artículo en la Constitución provincial de ese año que obligaba a la Legislatura a reglamentar el trabajo y la salubridad en las fábricas y otros establecimientos laborales, sobre todo en el caso del trabajo de mujeres y niños. BRAVO, María Celia "Liberales, socialistas...cit., p. 56 y OSTENGO DE AHUMADA, Ana María La Legislación laboral en Tucumán, Recopilación ordenada de Leyes, decretos y resoluciones sobre derecho del trabajo y seguridad social 1839-1969, T. I, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Instituto del Trabajo Juan Bautista Alberdi, Universidad Nacional de Tucumán, 1969, pp. 99-114.         [ Links ]

10 PAÉZ DE LA TORRE, Carlos Historia ilustrada de Tucumán...cit., pp. 381-382.

11 La información proporcionada por esta fuente se complementó con los datos obtenidos de La Gaceta, diario fundado en 1912 con la aspiración de representar al periodismo independiente y moderno. De poca relevancia en sus inicios, con el tiempo llegó a convertirse en el diario de mayor trayectoria provincial y asumió gran protagonismo en el escenario regional del Norte argentino.

12 LIZONDO BORDA, Manuel Historia de Tucumán, siglo XIX, Imprenta El Progreso, Tucumán, 1948, p. 223.         [ Links ] Estudios recientes sobre la Sociedad de Beneficencia y la Sociedad Sarmiento son las tesis doctorales de GARGIULO, Cecilia La Sociedad de Beneficencia en la política social. Tucumán, 1874-1917. Tesis Doctoral Inédita, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Tucumán, 2012 y VIGNOLI,         [ Links ] Marcela Sociabilidad y cultura política en Tucumán, 1880-1916. Tesis Doctoral inédita, Universidad Nacional de Tucumán, 2011.         [ Links ]

13 FALCÓN, Ricardo El mundo del trabajo urbano (1890-1914), Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1986, pp. 91-92.         [ Links ]

14 AGULHON, Maurice El Círculo burgués. La sociabilidad en Francia, 1810-1848, Siglo XXI editores, Buenos Aires, 2009, p. 43.         [ Links ]

15 Otros elementos a considerar son los sugeridos por OTERO, Hernán "El asociacionismo francés...", cit., como la fugacidad con la cual algunas asociaciones se formaban y luego dejaban de existir, los procesos de división y de fusión de las sociedades y la dificultad para acceder a sus fuentes, todas ellas cuestiones que trascienden el caso que nos ocupa y-podríamos sugerir– se extienden al asociacionismo en general.

16 Siguiendo a la historiografía sobre el tema, es factible afirmar que muchas mutuales funcionaron también como asociaciones sociales, culturales, educativas y recreativas. Al respecto, KOCKA, Jürgen "Los artesanos, los trabajadores y el Estado: hacia una historia social de los comienzos del movimiento obrero alemán", Historia Social, núm. 12, 1992, pp. 101-118 y SÁ         [ Links ]BATO, Hilda "Capítulo 2/1860-1920..." cit., pp. 99-167.

17 THOMPSON, E. P. La formación de la clase obrera en Inglaterra, Tomo I, Crítica, Barcelona, 1989, especialmente pp. 464-476.         [ Links ]

18 Como sostiene Pilar González Bernaldo, la prestación de servicios médicos y farmacéuticos explica en gran medida el atractivo que irradiaba este tipo de sociedades, especialmente fértiles entre los colectivos de españoles, italianos y franceses y que para 1914, año en que publicó el Tercer Censo Nacional, experimentaron un pico en su creación (GONZÁLEZ BERNALDO, Pilar "El momento mutualista...", cit., pp. 170-171).

19 III Censo Nacional de la República Argentina, 1914, Vol. 10, Talleres Gráficos L. J. Rosso, Buenos Aires, 1916, pp. 288-289.         [ Links ] Un trabajo pionero sobre el tema es el de LANDABURU, Alejandra "Organizaciones de la sociedad civil...", cit.

20 TEITELBAUM, Vanesa "El mutualismo...", cit., pp. 665-688.

21 AHT, SA, Año 1877, Vol. 133; AHT, SA, Año 1899, Volúmenes 248 y 255; AHT, SA, Año 1903, Vol. 29; El Orden, 15/6/1903 y 22/10/1907.         [ Links ]

22 La imagen mostraba a un grupo de socios, elegantemente vestidos, junto con las autoridades e incluso algunos niños en las escalinatas del local de la Sociedad Argentina (El Orden, 23/11/1914).         [ Links ]

23 AHT, SA, Año 1894, Vol. 206. El Orden, 25/09/1903 y 30/09/1903.         [ Links ]

24 TEITELBAUM, Vanesa "Protección, cultura y sociabilidad...", cit. Durante el periodo funcionaron también en Monteros asociaciones como el Club Social y el Centro Cosmopolita, espacios que en 1896 decidieron fusionarse para resolver los problemas económicos y las dificultades que obstaculizaban su marcha. Resultado de esta unión fue una nueva sociedad denominada el Club del Progreso. Además, a comienzos del siglo XX existían la Sociedad Obrera de Socorros Mutuos, que trabajaba para construir su propio panteón y la Sociedad y Biblioteca Bartolomé Mitre que se creó como una asociación literaria y cuya biblioteca, que data del año 1906, continúa funcionando hasta el día de hoy. En suma, si bien con menor intensidad que en la capital provincial, en el interior de la provincia, especialmente en Monteros, Concepción y Aguilares, también cobraba forma la constitución de un entramado asociativo. En esta última localidad, por ejemplo, sobresalía el Centro de Socorros Mutuos, fundado al igual que el de Monteros en 1899. AHT, SA, Vol. 222, 1896.

25 III Censo Nacional de la República Argentina ...,cit.,pp. 288-289.

26 OTERO, Hernán "El asociacionismo francés...", cit. pp. 133, 137-138.

27 III Censo Nacional de la República Argentina..., cit., pp. 288-289.

28 Mucho más poderosa era la Sociedad Española que disfrutaba de un capital social de 205.260 pesos m/n, 1.325 asociados y había distribuido 1.568 pensiones. III Censo Nacional de la República Argentina..., cit., pp. 288-289.

29 El Orden, 13/08/1912.         [ Links ]

30 El Orden, 16/08/1912.         [ Links ]

31 El Orden, 13/08/1912.

32 La Gaceta, 8/09/1912.         [ Links ]

33 El Orden, 18/09/1912.         [ Links ]

34 El Orden, 18/09/1912 y 19/09/1912.

35 En efecto, los dirigentes del Museo Social Argentino formaban parte de los grupos influyentes a nivel social, político, cultural y económico, con fuerte anclaje en los ámbitos profesionales y universitarios (PELOSI, Hebe Carmen "El Centenario y la cuestión social. Una iniciativa académica", Temas de historia argentina y americana, núm. 5, Pontificia Universidad Católica Argentina, Facultad de Filosofía y Letras, Instituto de Historia Argentina y Americana, Buenos Aires, julio-diciembre de 2004, pp. 85-103).         [ Links ]

36 El Orden, 7/05/1910.         [ Links ] Otra muestra de las relaciones ínter-asociativas se reflejó en actividades como las que organizó en 1912 el Centro Católico, cuando preparó la fiesta en honor de la salud y en donde participó la Sociedad Argentina, especialmente invitada. La Gaceta, 19/11/1912.         [ Links ]

37 BPO. BF, Monteros (Tucumán). Libros de Sesiones de Comisiones Directivas (en adelante Comisiones Directivas), 1899-1908. Sesión del 16/06/1910.

38 Por ejemplo, véase la invitación de la presidenta de la Sociedad de Beneficencia al centro para que este concurriese en corporación al hospital Lamadrid el día 24 de mayo a hacer acto en la Comisión de los enfermos (BPO. BF., Comisiones Directivas, 1899-1908, Sesión del 14/05/1903). Más adelante, la presidenta de la cofradía del S. Rosario invitó al centro a la procesión y función en honor de la patrona de Monteros: la virgen de Rosario (BPO. BF., Comisiones Directivas, 1899-1908, Sesión del 10/10/1913).

39 BRAVO María Celia y TEITELBAUM, Vanesa "El mutualismo y la compleja relación con el gremialismo..." cit.,pp. 57-77.

40 Al respecto, BPO. BF., Comisiones Directivas, 1899-1908, sesión del 29/05/1901, sesión del 26/06/1902, sesión del 14/ 05/1903 y sesión del 31/05/1905.

41 Véase, por ejemplo, BPO. BF., Comisiones Directivas, 1899-1908, sesión del 14/05/1903 y sesión del 3/03/1904. Las gestiones para obtener subsidios del Estado también se manifestaron en la prensa local. Una muestra en ese sentido se reflejó, por ejemplo, en la designación que realizó la Sociedad Argentina de S.M. de Obreros para que uno de sus socios actuara como comisionado especial para solicitar los subsidios ante los poderes públicos para terminar la construcción del salón social. La Gaceta, 8/11/1912.         [ Links ]

42 Más información en TEITELBAUM, Vanesa "El Centro de Trabajadores de Socorros Mutuos de Monteros (Tucumán, Argentina) y el difícil trayecto de gestión de subsidios entre 1899 y 1940", Trashumante. Revista americana de historia social, 2014, aceptado para su publicación.         [ Links ]

43 El Orden, 21/09/1912.         [ Links ]

44 La Gaceta, 29/09/1912.         [ Links ]

45 La Gaceta, 29/09/1912. Los orígenes de la Sociedad Sarmiento y algunas de las principales actividades que organizó en sus primeros 50 años de vida pueden verse en el libro que publicó con motivo de dicho aniversario. Entre las conferencias y veladas más sobresalientes, la asociación destacaba la de "Joaquín V. González en 1905, Estanislao S. Zeballos, en 1908, el ilustre escritor español Don Ramón del Valle Inclán, y el renombrado sociólogo italiano Enrique Ferri, en 1910 o 1911; Ricardo Rojas, en 1914; el eximio y hoy glorioso pensador Don José Ortega y Gasset, en 1916 [...]", La Sociedad Sarmiento en su Cincuentenario, 1882-Tucumán-1932. Edición de la Comisión Directiva de la Sociedad, Miguel Violetto y Cía.-Impresores, Tucumán, p. 115.

46 El Orden, 21/09/1912.

47 El Orden, 21/09/1912.

48 PELOSI, Hebe "El Centenario y la cuestión social...", cit., pp. 85-86.

49 En un análisis reciente, Pilar González Bernaldo sugiere que a comienzos del siglo XX, el contexto de creciente conflictividad social coincidió con "una intensa circulación de saberes, solicitados por los sectores dirigentes en busca de nuevos conocimientos que brindasen respuestas adecuadas a la cuestión obrera. Y entre estos, la doctrina solidarista ofrecía una filosofía que se postulaba como la superación de las dos doctrinas enfrentadas-la individualista y la colectivista-, y un método para llegar a ella: el mutualismo". Tal como señala la autora, la teoría del solidarismo "se erige tanto contra el individualismo como contra el Estado providencia (el concepto ya es utilizado entonces)", lo cual sitúa "al mutualismo en el centro del dispositivo de promoción de la solidaridad social" y explica "el renovado interés que van a manifestar los sectores reformistas locales, entre los cuales encontramos universitarios, profesiones liberales, políticos y técnicos por las tradicionales prácticas del socorro mutuo como camino posible hacia la reforma social", GONZÁLEZ BERNALDO, Pilar "El momento mutualista...", cit., pp. 170-171.

50 "En 1912 Leopold Mabilleau, director del Musée parisino, fue designado miembro honorario del MSA (al igual que otras figuras vinculadas al reformismo social europeo como Enrico Ferri, Max Nordau y Adolfo Posada), y un representante del organismo francés, Edmond Contand Delpech, viajó a Buenos Aires en lo que sería la primera de varias misiones de cooperación entre las dos instituciones. En París, Tomás Amadeo se reunió con Mabilleau y León Bourgeois, el ministro de trabajo francés, y rápidamente se organizó una serie de conferencias de Mabilleau en Buenos Aires", ZIMMERMANN, Eduardo Los liberales reformistas. La cuestión social en la Argentina, 1890-1916, Sudamericana, Universidad de San Andrés, Buenos Aires, 1994, p. 76.         [ Links ]

51 El Orden, 13/08/1912.         [ Links ]

52 Más información al respecto en BRAVO, María Celia y TEITELBAUM, Vanesa "El mutualismo..." cit., pp. 57-77.

53 Sobre la estrecha relación entre la conflictividad obrera y las estrategias de resolución de la cuestión social por parte del Estado resultaron sumamente sugerentes los trabajos de Juan Suriano. Por ejemplo, SURIANO, Juan "Introducción: una aproximación a la definición de la cuestión social en Argentina", en SURIANO, JuanLa cuestión social...cit.,pp. 5 y 19-20.

54 El surgimiento y el desarrollo de esta huelga se puede seguir a través de los artículos de El Orden, 11/06/1904,         [ Links ] 13/06/1904, 14/06/1904, 17/06/1904, 20/06/1904, 21/06/1904, 22/06/1904, 25/06/1904, 27/06/1904 y 28/06/1904. Un estudio fundamental sobre el tema en BRAVO, María Celia "Liberales, socialistas...", cit.

* Esta lista no pretende ser exhaustiva sino mostrar un panorama general de la formación de asociaciones en Tucumán en el periodo mencionado. (Fuente: Elaboración propia a partir de la revisión del diario El Orden, 1897-1917 y La Gaceta,         [ Links ] 1912)         [ Links ]

Recibido con pedido de publicación el 5 de noviembre de 2013
Aceptado para su publicación el 31 de enero de 2014
Versión definitiva recibida el 6 de agosto de 2014

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