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Prohistoria

versión On-line ISSN 1851-9504

Prohistoria vol.21  Rosario jun. 2014

 

RESEÑAS

Traverso, Enzo El final de la modernidad judía. Historia de un giro conservador, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2014, 238 pp. Traducido por Gustau Muños. - ISBN 978-987-719-023-6.

Juan Francisco Fantino

Universidad del Salvador (USAL) - Universidad Argentina John F. Kennedy (UK) - Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), Argentina
jf.fantino@gmail.com

Con este nuevo trabajo, Enzo Traverso, historiador especializado en las relaciones entre diversas miradas y tradiciones intelectuales (el marxismo, la cultura judía europea modernay, entre otros, la Escuela de Frankfurt) interpretadas en función de las catástrofes y genocidios del siglo XX, lleva adelante una manera de historiar la Europa del siglo pasado a través del prisma de la historia judía.

 La propuesta de este trabajo es construir un relato en torno al nacimiento, desarrollo y ocaso de la modernidad judía. Esta es definida como un período de gran impulso intelectual, literario, científico y artístico por parte de figuras de origen judío. Ubicándola en el continente europeo, Traverso extiende la modernidad judía desde el decreto de Emancipación de la Asamblea Nacional francesa (1791) hasta el Holocausto. De acuerdo con el autor, la característica constitutiva de la modernidad judía fue la de ser uno de los principales focos de pensamiento crítico del mundo occidental. Luego del genocidio perpetrado por el nazismo, la modernidad judía agotó su trayectoria derivando en una tendencia general que, de acuerdo con Traverso, debe ser interpretada como un giro conservador.

Para el autor, los ejes que explican este giro deben identificarse con los movimientos de la población judía de Europa a los Estados Unidos e Israel. Otro punto a tener en cuenta es el fin del antisemitismo, por la emergencia de la islamofobia, como modelador de las culturas nacionales europeas. A su vez, la Memoria del Holocausto constituida en "religión civil" de las democracias liberales y la consecuente transformación de los judíos de "pueblo paria" en minoría beneficiaria de un pasado con el cual el Occidente democrático busca medir sus virtudes éticas. También contempla la generalización, en el actual mundo globalizado, de otrora rasgos distintivos de la diáspora judía (movilidad, carácter urbano, textualidad y extraterritorialidad). Y, por último, a partir de la creación del estado de Israel, la reinvención de la "cuestión judía", ahora ubicada bajo una forma estatal y nacional.

Para Traverso, este trabajo no solo debe limitarse a una historia del siglo XX, fundamentalmente, a través de la trayectoria de la modernidad judía, también debe ser una invitación a interpretar el tiempo presente.

El final de la modernidad judía, a través de sus miradas, debates y tradiciones, es un libro de historia intelectual. Escrito como ensayo, se analiza una gran cantidad de autores, tomados tanto dentro como fuera de la intelectualidad judía.

Desde el punto de vista temático, la obra parte de la definición de la modernidad. Según Traverso, la "modernidad judía" tiene que ser comprendida como la historia judía asociada a la historia de Europa en las dimensiones social, política y cultural. El escrito sostiene que, desde la Emancipación, el mundo judío inició un proceso de secularización por el cual comenzó a integrarse en las comunidades nacionales. La judeidad (en su aspecto religioso principalmente) parecía quedar en el ámbito de lo privado. Sin embargo, Traverso destaca los elementos formadores de un pensamiento crítico: el proceso de asimilación, en muchas sociedades, quedó solo en el plano discursivo; el antisemitismo se convirtió en un componente que, a través de la estigmatización y exclusión de los judíos, moldeó las nuevas comunidades nacionales, y, en ciertos grupos, se transformó en una forma radical de rechazo a la modernidad. De este modo, los judíos, sobre todo en su aspecto cosmopolita y en la carencia de un estado, encarnaron la modernidad y polarizaron ante el rechazo de los conservadores.

Desde la categoría-teorizada por Hanna Arendt– de "judío paria", Traverso postula que la intelectualidad judía buscó superar la situación imperante por medio de la creación de un estado soberano propio (postura del sionismo), mientras que otros proponían hacer estallar dicha semántica, en otras palabras, debía romperse el sistema de dominación y postular una opción de corte socialista e internacionalista que superase la lógica capitalista y nacionalista (dentro del mundo judío, Marx, Trotski y Rosa Luxemburgo quizás hayan sido los exponentes más reconocidos de esta posición).

Para el autor, la "cuestión judía" es polisémica, por un lado, la Emancipación dio lugar a la existencia de la problemática de los judíos. Por el otro, dos cuestiones seguían latentes, la primera se refería a destruir todo lo logrado por la Emancipación, a manera de reacción ante el avance de la modernidad. La segunda cuestión era la opresión a la cual los judíos seguían siendo sometidos.

Desde este contexto, la obra de Traverso va postulando cómo ese proceso de emancipación, ante el avance del antisemitismo, devino en un callejón sin salida. La tragedia de la Primera Guerra Mundial, la convulsión de la Revolución Rusa y la llegada al poder del régimen nazi conllevaron a que dicha integración en tanto judíos (en todas sus facetas) se tornara inviable. Ante las políticas nazis que tienen su corolario en el Holocausto, primero como exiliados y luego como sobrevivientes no escuchados, poco a poco, ese posicionamiento crítico irá mutando en un discurso dominante muy distinto al precedente.

Horror de Auschwitz mediante, la prácticamente desaparición de las comunidades judías europeas (ya sea por el exilio, la exterminación física o el posterior proceso migratorio de los sobrevivientes del Holocausto), la creación del estado de Israel, la Guerra Fría, el fin del antisemitismo en Europa y el lento establecimiento de la memoria del Holocausto como una "religión civil" que brindará forma a las democracias liberales del mundo capitalista (especialmente las europeas occidentales) y colocará a Israel como el legítimo administrador de la misma, conllevarán un reposicionamiento ideológico cuya principal característica es el alejamiento del pensamiento crítico. En Hanna Arendt, desenvolviendo un pensamiento propio entre la impronta europea y la americana, Traverso rescata a una figura de la convergencia de dichas tensiones que-aunque no esté exenta de diatribas– logró desarrollar una lúcida y coherente alternativa intelectual frente a la nueva postura conservadora.

Puntos interesantes trabajados por Traverso, a partir del giro conservador, es el papel de la memoria del Holocausto, colocada en el lugar de "religión civil". El autor entiende que es un modo de pasado cristalizado (hecho único e irrepetible), solo se está permitido acercarse a través del discurso oficial, no admite la interpelación o el pensamiento crítico: el pasado queda convertido en dogma que debe ser recordado y transmitido. A su vez, esa memoria instrumentalizada por Israel (posicionado en el lugar de su legítimo administrador) pasa a justificar acciones que, en pos de garantizar la seguridad de los israelíes/judíos, tiene por consecuencia la opresión del pueblo palestino. Traverso interpreta que el fin de la modernidad judía aparejó una paradoja de la historia, mediante la cual los judíos-israelíes, antes colectivo oprimido, mutaron en grupo opresor frente a los palestinos. En este sentido, cierra su trabajo con una observación del intelectual palestino Edward Said en presentarse como "el último intelectual judío".

El trabajo de Traverso, sustentado en el análisis de una importante cantidad de autores, no va en detrimento de la profundidad y calidad del análisis reflexivo. Sin tener la intención de ubicar a la modernidad judía más allá del ámbito europeo, sin embargo, siendo un colectivo cosmopolita, des-territorializado y constituido en la diáspora, este libro abre ventanas para pensar qué sostenían otras voces del mundo judío. En otro aspecto, no deja de ser un libro de reflexión sobre el hoy en lo referido a la continuidad del fenómeno opresivo y los usos del pasado. La actual situación de los palestinos remite, en muchos aspectos, a lo sufrido por los judíos a lo largo de casi toda su historia. El hecho de haber avanzado en la condena del antisemitismo no implicó el definitivo fin de la opresión y la discriminación hacia otros grupos. Y en este caso: ¿la necesaria acción de condenar el antisemitismo y no olvidar el Holocausto, son argumentos legitimadores de las políticas, por parte del estado de Israel, hacia los palestinos?

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