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Prohistoria

versión On-line ISSN 1851-9504

Prohistoria vol.22  Rosario dic. 2014

 

ARTÍCULOS

Radicalismo en tránsito. La reconstrucción democrática argentina en perspectiva subnacional y partidaria (1982-1987)

Marcela Ferrari

Centro de Estudios Históricos, Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina (CEHis, UNMdP), Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET), Argentina; e-mail: marcelapatriciaferrari@gmail.com


Resumen

Este artículo analiza la reconstrucción democrática en Argentina a la luz de lo ocurrido en la provincia de Buenos Aires, desde la perspectiva de la Unión Cívica Radical, entre el triunfo electoral de 1983 y la derrota de 1987. Atribuye ese desplazamiento al contexto económico-social nacional adverso y a cuestiones partidarias. Sostiene que el modo de sortear las dificultades y el internismo partidario ralentizaron la circulación de dirigentes y dificultaron la formulación de proyectos atractivos que, sumados a factores externos al partido, le enajenaron el favor de las mayorías ciudadanas.

Palabras clave: Argentina; Reconstrucción democrática; Partidos políticos; Unión Cívica Radical; Provincia de Buenos Aires.

Radicalism in Translation. The Democratic Reconstruction in Argentina: a Provincial and Partisan Perspective (1982-1987)

Abstract

This article analyzes the democratic reconstruction in Argentina, especially in Buenos Aires province, focusing in the perspective of the Union Civica Radical, between the electoral victory of 1983 and the defeat of 1987. It attributes this displacement to the adverse social-economic and to some party issues. It argues that the way to resolve the internal difficulties slowed the partisan leaders circulation and hindered the development of attractive projects which, together with external factors, alienated the preference of the majority of citizens.

Key words: Argentine; Democratic Reconstruction; Political Parties; Union Civica Radical; Buenos Aires Province.


Introducción

La experiencia de reconstrucción del sistema político-institucional argentino iniciada tras el colapso de la última dictadura militar tuvo como actores colectivos principales a los partidos políticos. De las dos fuerzas que competían con posibilidades de éxito, la Unión Cívica Radical (UCR) y el Partido Justicialista (PJ), la más armada era la primera, que se reorganizó siguiendo las formas establecidas por su carta orgánica y, bajo la conducción nacional de Raúl Alfonsín, triunfó en las elecciones de 1983.

Ese resultado no necesariamente se repitió en cada uno de los estados subnacionales,1 pero sí en la provincia de Buenos Aires -el primer estado argentino si se tiene en cuenta la magnitud de su población y sus aportes a la economía nacional-, cuyo populoso conurbano era un tradicional bastión peronista.2 De modo que la inesperada victoria radical sorprendió en buena medida a propios y ajenos.

Este trabajo analiza el proceso de reconstrucción democrática en Argentina a la luz de lo ocurrido en el distrito bonaerense y desde la perspectiva de la UCR. En diálogo con la bibliografía especializada en el tema,3 indaga la experiencia política de esa organización entre la apertura democrática que, en un clima de entusiasmo generalizado, derivó en su consagración como partido de gobierno, y 1987, cuando la voluntad de las mayorías se inclinó a favor de un peronismo renovado. Ese último comportamiento electoral expresaba, en buena medida, el descontento generalizado en el orden nacional ante la imposibilidad del gobierno para dar respuestas acabadas a los múltiples desafíos que enfrentó. No había solucionado una crisis económica aguda, cuyos rasgos sobresalientes eran la estanflación y el fuerte endeudamiento externo.4 Tampoco había resuelto satisfactoriamente las presiones militares, que derivaron en la sanción de las leyes llamadas de punto final y obediencia debida, las cuales no conformaron a los organismos de derechos humanos ni a las fuerzas armadas, como tampoco a los sectores de la sociedad que apoyaban a unos u otros.5 No satisfizo las demandas del movimiento obrero organizado que vertebró al peronismo durante los primeros años de recuperación democrática y derivó en estrategias que se expresaron en huelgas, paros generales y diversas acciones, en algunas de las cuales intermedió la jerarquía de la iglesia católica que buscaba un lugar en la nueva configuración de poder, tras ser cuestionada por los vínculos sostenidos con el anterior gobierno dictatorial.6 Ante ello, un peronismo renovado, que aggiornó su discurso y adoptó formas democráticas de selección de dirigentes, se constituyó como una alternativa atractiva frente al partido de gobierno y en 1987 disputó con éxito las elecciones de gobernador y legislativas.

La explicación de la derrota radical centrada en el contexto adverso enfrentado por el partido de gobierno -que se hizo extensiva al recambio presidencial de 1989, como fruto del agravamiento de la crisis hiperinflacionaria-7 opacó otras posibles, vinculadas a la propia organización. En la provincia de Buenos Aires estas pueden ser asociadas con cuestiones que permanecieron comparativamente desatendidas: el ejercicio del liderazgo de Raúl Alfonsín, la consolidación de una coalición dominante hegemonizada por el Movimiento de Renovación y Cambio, el enfrentamiento generacional y, muy especialmente, el antagonismo de corrientes internas en disputa.8 Estos problemas cobran relevancia si, como en este artículo, se sostiene que el modo de sortear las dificultades y las tensiones internas en la UCR durante los años sucesivos a la apertura democrática derivó en ralentizar la circulación de dirigentes y dificultó la formulación de proyectos atractivos para la ciudadanía que, sumados a factores externos al partido, le enajenaron el favor de las mayorías.

El radicalismo bonaerense ante la apertura democrática

El derrumbe del régimen dictatorial sucesivo a la derrota en la guerra de Malvinas trajo aparejado el levantamiento de la veda política. La apertura institucional fue enmarcada por tres documentos promulgados por el régimen militar en retirada: el estatuto de los partidos políticos, el cronograma electoral y la ley electoral.9 El gobierno de facto de la provincia de Buenos Aires se plegó a lo dispuesto en el orden nacional y dictó su propio decreto ley referido a la organización de las agrupaciones políticas (núm. 9889/82).10 Claramente, la UCR bonaerense cumplía las condiciones que esa normativa imponía para ser reconocida como partido. Era una organización casi centenaria, cuyos lineamientos generales respetaban la doctrina y los principios establecidos ya en 1892. La dinámica partidaria se regulaba a través de su carta orgánica -actualizada en 1966-11 que, entre muchos otros aspectos, establecía que la selección interna de dirigentes y cargos electivos se dirimía en elecciones internas por voto directo, secreto y obligatorio de los afiliados (art. 35); además, fijaba mecanismos combinatorios precisos para el armado final de las listas en las cuales se reflejaba un orden de prelación de acuerdo a la cantidad de sufragios obtenidos por cada una de las fracciones internas en competencia.12 De modo que en su funcionamiento interno el radicalismo, como organización partidaria, exhibía credenciales democráticas de larga data. Al mismo tiempo, desde su nacimiento la UCR reconocía rasgos propios de los partidos atravesados por distintas tradiciones, difíciles de clasificar por su indefinición ideológica, a los que pueden atribuirse ciertas características movimientistas en tanto era un partido amplio que albergaba distintas líneas internas heterogéneas -era uno y muchos al mismo tiempo-13 que no obstante sus diferencias se identificaban con principios éticos comunes, contaba con líderes fuertes que no eran reemplazados hasta su deceso, lo cual le confería un tinte personalista y sus bases eran multiclasistas aun cuando fuera un partido identificado preponderantemente con las clases medias.

Las líneas internas mayoritarias que integraban el partido en las postrimerías de la dictadura eran dos.14 La más tradicional era Línea Nacional, corriente partidaria interna que invocaba como referente a Ricardo Balbín, muerto en 1981, y que en 1983 reconocía como una de sus figuras más representativas a Fernando de la Rúa. Fue integrada con posterioridad al derrocamiento de Illia por dirigentes provenientes de la Unión Cívica Radical del Pueblo, nutrida a su vez por el viejo unionismo.15 Se constituyó como la fracción mayoritaria en la apertura de 1972 y en virtud de ello sus dirigentes ocuparon la titularidad del partido. Carlos Contín, presidente del comité nacional en la apertura democrática, pertenecía a esa línea. Uno de los dirigentes bonaerenses de este sector era César García Puente -ex candidato a gobernador, presidente del comité provincial y delegado al Comité Nacional en 1973-, quien públicamente recogía las banderas del balbinismo, dejando de lado la distancia que anteriormente lo habían separado de Balbín; a su vez reclamaba una actitud independiente del partido y rechazaba las coaliciones. Este sector fue denunciado en la prensa radical santafesina por haber proporcionado una treintena de dirigentes a la dictadura militar, que actuaban en las comunas bonaerenses.16 De Línea Nacional se desprendió el Balbinismo Auténtico (BA), proclive a la negociación interna, cuyos referentes eran Juan Carlos Pugliese, presidente del Comité Provincial en 1982, y Antonio Tróccoli -diputado nacional entre 1973-1976.

La otra gran vertiente del radicalismo era el Movimiento de Renovación y Cambio (MRyC), que se convirtió en el sector hegemónico del partido durante la apertura democrática. Sus orígenes también se remontan a la Revolución Argentina.17 Primero se organizó el sector juvenil, que radicalizó su discurso en contra de esa dictadura para sostener la defensa de las instituciones republicanas, a la vez que, desde una postura de izquierda, acusaba de quedantista al oficialismo partidario.18 Esos jóvenes radicales integraron dos agrupaciones: la Unión Nacional Reformista Franja Morada (1967), brazo universitario donde la juventud radical participó a la par de anarquistas y socialistas, que por entonces controlaban la conducción de aquella asociación estudiantil; y, dentro del partido, la Comisión Coordinadora Nacional de Jóvenes Radicales (1968), más conocida como Junta Coordinadora Nacional (JCN). Los coordinadores coparon la Franja Morada y en 1973 promulgaron "La contradicción fundamental",19 documento emblemático en el que trazaban un diagnóstico de la realidad del país en términos dicotómicos (democracia / dictadura, justicia social / mayorías privilegiadas, liberación / dependencia, pueblo / antipueblo, fuerzas populares / oligarquía), que reflejaba cómo este sector compartía un clima de época proclive a los movimientos nacionales y populares, que se autorrepresentaban como revolucionarios y socialistas, aun cuando optaran por la democracia de partidos y rechazaran la violencia política.20 Entre los fundadores de ambas agrupaciones, por la provincia de Buenos Aires se encontraba Leopoldo Moreau, estudiante de Derecho, por entonces integrante del secretariado de la Juventud Radical Nacional. Luego se incorporó Federico Storani, quien dio comienzo a su importante trayectoria en la militancia estudiantil universitaria hasta convertirse en el dirigente emblemático de la JCN bonaerense.21

Los coordinadores, muchos de los cuales eran hijos de dirigentes radicales de fuste que se habían desempeñado durante la presidencia de Arturo U. Illia (1963-1966),22 buscaban un interlocutor y un continente partidario. En 1972 lo encontraron en el MRyC, fundado por un sector de la llamada generación intermedia, también perturbada por la percepción de inmovilidad del partido. Su principal referente fue Raúl Alfonsín, dirigente bonaerense nacido en Chascomús, quien hizo carrera política bajo la protección de Ricardo Balbín y fue elegido presidente del comité de la provincia en 1965. Alfonsín dio muestras de autonomía y en ello fue acompañado por militantes de diversos perfiles y de distintas latitudes. Entre los bonaerenses, se encontraban Alejandro Armendáriz, un médico oriundo de Saladillo, cuyo último cargo de gobierno había sido el de diputado provincial (1965-1966); el cardiólogo Edison Otero, que había sido secretario de Acción Social de la provincia de Buenos Aires entre 1964 y 1966; Raúl Borrás, periodista, dirigente de Pergamino, hábil conciliador, subsecretario de Agricultura durante el gobierno de Illia.23 Cuando se conoció la participación del radical balbinista Arturo Mor Roig en el gabinete del gobierno militar presidido por el general Lanusse, este grupo de descontentos y la JCN se pronunciaron a favor de la democracia representativa, de la estabilidad institucional y de una política económica que permitiera una mejor distribución del ingreso, a la vez que se comprometían con la causa de la liberación. Al levantarse la veda política en 1972, los renovadores radicales se presentaron a elecciones internas en la provincia de Buenos Aires con apoyo de los jóvenes coordinadores. Fueron derrotados, pero lograron la minoría y Alfonsín asumió como delegado al Comité Nacional. Poco después se constituyeron formalmente como MRyC y compitieron por la candidatura a presidente y vicepresidente de la Nación. Si bien la fórmula Raúl Alfonsín-Conrado Storani fue derrotada por la de los oficialistas del partido, Ricardo Balbín-Eduardo Gammond, se logró dotar al movimiento de estructura nacional.

Durante el tercer gobierno peronista los renovadores fueron minoritarios dentro de la minoría radical. No obstante, crecieron notablemente dentro de la UCR bonaerense. Los coordinadores triunfaron en las elecciones de la juventud en 1973 ante otras agrupaciones que acompañaban a los otros sectores del partido y llevaron a F. Storani a la presidencia de la Federación Universitaria Argentina (FUA) en 1974.24 En 1975, aunque en las elecciones internas del radicalismo bonaerense triunfó el balbinismo, que logró llevar a la presidencia del comité de la provincia al tandilense Juan Carlos Pugliese, los renovadores alcanzaron el 45%, en buena medida gracias a la movilización realizada por los coordinadores. Como resultado, Alejandro Armendáriz y Juan Antonio Portesi -doctor en Ciencias Jurídicas, oriundo de la ciudad de Mercedes- integraron la minoría de ese comité.

El crecimiento de esta línea interna fue interrumpido por el golpe de 1976 que vetó la actividad política y, en el caso de los partidos, la restringió a los aspectos meramente administrativos. No obstante, en los años de  la dictadura y de acuerdo con lo establecido por su carta orgánica, la UCR de la provincia de Buenos Aires organizó un comité de emergencia que funcionó hasta 1983 formado por ocho miembros, cuatro por la mayoría balbinista, dos por la minoría renovadora -Armendáriz y Portesi- más los presidentes de la convención provincial y del tribunal de conducta.25 El radicalismo no sufrió numerosas bajas entre sus cuadros como consecuencia del terrorismo de Estado;26 en 1981 se encontró en condiciones de convocar y liderar una coalición de corta duración, la Multipartidaria, la primera que exigió un inmediato retorno a la institucionalidad.27

Cuando se produjo el derrumbe dictatorial el MRyC volvió a la arena política con beneficio de inventario. El ascenso de la generación intermedia, que promediaba ya los 55 años,28 fue facilitado por circunstancias que le permitieron recuperar la tendencia de crecimiento. Habían muerto Balbín y otros dirigentes tradicionales, aunque la conducción permanecía en manos Línea Nacional bajo la presidencia de Carlos Contín (1981-1983) y de Juan Carlos Pugliese en los comités nacional y provincial respectivamente. Por razones de edad, los coordinadores trasvasaron su pertenencia del sector juvenil a las filas del partido en 1981, infundiéndole nuevo impulso.29 Se confirmó el liderazgo de Raúl Alfonsín, quien comprendía, como pocos, el ánimo propicio a la pax democrática que reclamaba la ciudadanía después de la más cruenta dictadura militar y a su trayectoria partidaria sumaba el reconocimiento simbólico de su participación en la Asamblea Permanente de Derechos Humanos desde 1975 y su negativa a apoyar con su presencia la aventura militar en Malvinas. La gravitación de su figura en la Capital Federal y en Buenos Aires, transformó a estos distritos en epicentro del MRyC. A futuro, como afirmó Ollier, su peso político iba a dificultar seriamente la emergencia de un liderazgo alternativo en la provincia.30 Los miembros que pronto serían identificados como los históricos fundadores del movimiento (Armendáriz, Otero, Borrás), a los que se habían sumado Leopoldo Moreau y el joven dirigente de Avellaneda, Juan Manuel Casella -hijo de un dirigente partidario de prestigio- nunca alcanzaron una envergadura semejante.31 Tampoco la obtuvo Federico Storani, quien cultivó un perfil ideológico con fuerte impacto en el estudiantado universitario y fue identificado como el conductor del ala programática de la JCN bonaerense, comprometida con la profundización de un proyecto democrático sustentado en los lineamientos de "La contradicción fundamental" y sostenido mediante la movilización popular.32

Las dotes de liderazgo de Alfonsín se desplegaron notablemente durante la apertura democrática, cuando en el país se produjo una verdadera avalancha de afiliación, sobre todo en los partidos mayoritarios. Este fenómeno inédito, cuyas causas deben explorarse en la anterior postergación de los derechos de una sociedad reprimida por el régimen militar que experimentaba la necesidad de participar políticamente, incidió en que las estructuras de la UCR se vieran superadas. Proliferaron los comités, especialmente del MRyC, atractivo para las nuevas generaciones. Los dirigentes partidarios se encontraron ante la situación inédita de controlar una organización en espectacular crecimiento, combinando esto con la intención de capitalizar el momento a favor de sus propias carreras políticas relegadas por la dictadura. De allí que Raúl Alfonsín, un político carismático con trayectoria sólida y capacidad de armado político, fuera reclamado para arbitrar en la selección de dirigentes, asegurando que fueran una garantía de radicalismo.33 Esto acentuó los rasgos personalistas de su liderazgo, lo que puede inscribirse en una modalidad de hacer política en Argentina de largo plazo.

La selección de dirigentes

En abril de 1983 la justicia electoral reconoció que la UCR bonaerense superaba ampliamente el piso de afiliaciones previsto por el estatuto de los partidos políticos en tiempo y forma.34 El partido quedaba así habilitado formalmente para emprender la reorganización partidaria, que debía concluir el 31 de julio de ese año, y la formación de las listas de candidatos a oficializar, como máximo, el 10 de septiembre. En el orden nacional se trató de acercar al MRyC y Línea Nacional al punto de pensar en una fórmula conjunta entre Alfonsín y De la Rúa; pero a comienzos de junio las negociaciones habían fracasado. Se definieron dos precandidaturas presidenciales: Raúl Alfonsín - Víctor Martínez, representante de Línea Córdoba, y Fernando de la Rúa - Carlos Perette, ex vicepresidente de Illia.35

El ritmo de las negociaciones en el radicalismo bonaerense era modulado al compás de las decisiones del conjunto nacional, en busca de una solución integral. La Línea Nacional, cuyo titular en la provincia era Vicente Mastrolorenzo, tenía dos precandidatos a gobernador: Antonio Tróccoli  y César García Puente.36 A fines de mayo parecían haber alcanzado un acuerdo para que el primero encabezara la fórmula, pero las negociaciones comenzaron a resquebrajarse cuando el BA, en especial Juan Carlos Pugliese, se acercó al MRyC casi al mismo tiempo en que este selló un acuerdo con Línea Córdoba en el orden nacional.37 El acercamiento supuso tensiones entre los balbinistas, porque mientras Pugliese consideraba que esa fracción tenía posibilidades en Buenos Aires pero no en otros distritos grandes como Córdoba, Capital Federal y Santa Fe, Tróccoli evaluaba que las posibilidades eran mayores.38 Las críticas al primero se profundizaron cuando manifestó la necesidad de rodear a Alfonsín para proteger las alianzas extrapartidarias que había realizado.39 De todas maneras, el acercamiento del Balbinismo Auténtico con el MRyC quedó sellado por el sector de García Puente, cuando declaró disuelta la fórmula encabezada por Tróccoli.40 Hubo acercamientos posteriores, pero en adelante quedaría claro que Línea Nacional no volvería a ser la corriente hegemónica del partido.

Mientras tanto, la gravitación de Raúl Alfonsín incidió en la nominación de la fórmula provincial del MRyC, que quedó compuesta por dos integrantes que lo habían acompañado desde los tiempos fundacionales. En una asamblea realizada en Lobos se presentó como alternativa una fórmula joven, compuesta por Juan Manuel Casella y Leopoldo Moreau, dirigentes de la 3ª y la 1ª sección respectivamente.41 Sin embargo, los delegados de las secciones 3ª, 4ª, 6ª y 7ª se inclinaron por Alejandro Armendáriz y Alfonsín acompañó la decisión a favor de su viejo compañero de militancia.42 La decisión corrió el riesgo de ser postergada por falta de apoyo de algunos históricos jóvenes y por indefinición de otros de mayor experiencia, pero conformó a los coordinadores encolumnados tras Federico Storani, que operaron a favor de Armendáriz.43

En esa ocasión no se definió la candidatura a vicegobernador. Armendáriz no tenía un candidato propio. Finalmente, en un partido poco propenso a ofrecer cargos públicos a mujeres, la designación recayó en Elva Barreiro de Roulet, integrante del círculo alfonsinista más estrecho de Capital Federal.44 La intervención personal de Alfonsín permitió sacar la discusión del enmarañado radicalismo bonaerense y, con cierta dosis de informalidad, hizo recaer la candidatura en una militante con importantes méritos académicos y de gestión, casada -además- con otro militante radical de prestigio.45 La fórmula, compuesta por dos candidatos que previamente no se conocían entre sí, se hizo pública a comienzos de abril. Fue decidida a través de mecanismos que combinaban instancias formales, informales y una fuerte dosis de decisionismo personalista, recayó sobre figuras de reconocidas credenciales partidarias, pertenecientes a la generación fundadora del MRyC, que veía llegada su hora política de la mano de Alfonsín. Fusionaba a dos políticos que contaban con recursos bien diferentes: mientras Armendáriz aportaba su experiencia de hombre de partido, forjado en las luchas de comité, Roulet sumaba una trayectoria con vuelo intelectual, relaciones nacionales e internacionales y prestigio.

Mientras tanto en la provincia avanzaba el acuerdo entre alfonsinismo y el Balbinismo Auténtico. Esto derivó en la presentación de listas en común. Como delegados al comité nacional de la UCR, postularon a Alfonsín, Tróccoli, Adolfo Gass -presidente del MRyC de Tigre y uno de los principales operadores de esa corriente en la provincia- y Mario Lavalle. Como primer convencional nacional presentaba al ex gobernador Anselmo Marini (1963-1966) y como candidatos a presidente y vice-presidente del comité provincial a Juan Carlos Pugliese y Raúl Borrás. Línea Nacional, antes de la fractura interna, nominaba a Tróccoli como primer delegado al comité nacional y a Juan C. Maffia, de Lincoln, como presidente del comité provincial.46

El 17 de julio se realizaron las elecciones internas, en las que las listas del acuerdo compitieron con las de Línea Nacional y las del minoritario Movimiento de Afirmación Yrigoyenista (MAY). Votó más del 60% del padrón y la coalición se impuso por 203.968 sufragios sobre los 38.259 de Línea Nacional, que no alcanzó el 25% establecido por la carta orgánica partidaria para obtener la representación de la minoría. La coalición se impuso en 119 de los 125 partidos de la provincia y retuvo los cuatro delegados al Comité Nacional, como también los principales cargos del comité provincia.47 Con posterioridad y para afianzar el acercamiento, Alfonsín dio cabida en la mesa directiva del comité nacional que presidía a todas las líneas internas del radicalismo. Bajo su presidencia, Antonio Tróccoli fue confirmado como vicepresidente 3º.48

Al mismo tiempo se iban acordando las nominaciones de parlamentarios. En agosto fueron definidas las listas de coalición que permitieron evitar una nueva competencia interna.49 Las candidaturas a senadores nacionales recayeron sobre Edison Otero (MRyC) y Carlos Alconada Aramburú (del Balbinismo Auténtico).50 La lista de diputados nacionales se compuso en proporción y ubicación relativa a las fuerzas de los integrantes pero también a la trayectoria de los representantes.51 El Balbinismo Auténtico retuvo la primera candidatura, que recayó sobre J. C. Pugliese, y la sexta. Los renovadores se distribuyeron del segundo al quinto lugar en el siguiente orden: Juan Manuel Casella (Avellaneda), Balbino Zubiri (Azul), Osvaldo Bissiotti (Lobería) y Federico Storani (La Plata).52

La situación fue diferente en la legislatura provincial y en ciertos municipios, ya que los resultados electorales por sección habilitaron a representantes de Línea Nacional para ocupar algunas bancas, de acuerdo a las combinaciones que establecía la carta orgánica provincial y en listas siempre favorables a la coalición animada por el MRyC.53 Estos espacios fueron ocupados preferentemente por una cohorte de candidatos más jóvenes que los parlamentarios, sin mayor experiencia de gobierno.54

Es decir, la selección de candidatos ponía de manifiesto la composición de la coalición dominante del partido. Reflejaba la supremacía de los históricos del MRyC y la manera en que el acuerdo entre estos y el Balbinismo Auténtico contrarrestó el impulso de los jóvenes de la JCN que, por un lado, se vieron favorecidos al ocupar espacios de los que fue desplazada la vieja guardia de Línea Nacional que no volvió a recuperar la primacía que tuvo hasta los años setenta, mientras que, por otro lado, quedó en situación de subordinación dentro de la línea interna de la que formaba parte.

Oferta electoral, movilización y triunfo del radicalismo bonaerense

En vistas de las elecciones generales del 30 de octubre, la UCR bonaerense se lanzó a la campaña electoral. Los principales lineamientos de su programa de acción estaban contenidos en la plataforma aprobada por la Convención Provincial, cuya formulación había resultado de discusiones formales o informales en espacios vinculados con el partido.55 En buena medida, en su redacción incidieron los estudios llevados a cabo en el Centro de Participación Política (CPP) creado en 1982 bajo la dirección de Jorge Roulet con el objetivo de aportar al "estudio científico y técnico del fortalecimiento de la concepción democrática, de la acción política y de la administración del Gobierno de la República Argentina".56

La plataforma radical bonaerense de 1983 proponía articular el proyecto político provincial con el de la nación. Es elocuente la foto de la contratapa en la que un sonriente Raúl Alfonsín abrazaba a Armendáriz y Elva Roulet. El encabezado de la foto, "por una sociedad libre, en unión nacional, con solidaridad social", resumía los principios sostenidos como garantía de atención al hombre bonaerense, declamado como principio y fin del proyecto de gobierno. El documento partía de un diagnóstico sombrío sobre la crisis generalizada de la provincia que, luego de sufrir la violencia, el odio y la guerra, se encontraba además con su aparato industrial destruido, alta capacidad ociosa de los factores productivos, desempleo y subempleo, un panorama de miseria y hambre que se sumaban a las deformaciones estructurales de un Gran Buenos Aires (GBA) sobredimensionado pero carencial y de un interior que perdía su población por falta de una dinámica de crecimiento. Dando cuenta de la larga trayectoria partidaria, se invocaban algunos principios extraídos del preámbulo de la carta fundacional de 1892, los que se acoplaban perfectamente con la recuperación de la democracia. Y se proponía reimplantar el sistema republicano en el marco de una "democracia social participativa y antropocéntrica" que permitiera alcanzar la independencia nacional, la justicia y la libertad. El actor central que llevaría a cabo la reinstitucionalización era el Estado, encargado de cumplir dos funciones fundamentales: una reguladora, indispensable para "garantizar a todo ser humano el derecho a conseguir su bienestar material y su desarrollo espiritual, en condiciones de libertad, dignidad, seguridad económica y en igualdad de oportunidades"; y otra planificadora, complementaria de la anterior, mediante la cual el Estado alcanzaría cada uno de los aspectos de la vida provincial a través de sus políticas públicas y, muy especialmente, definiría "las metas macroeconómicas necesarias para cumplir con los objetivos de reactivación productiva inmediata y el cumplimiento de las expectativas y aspiraciones críticas de corto plazo".57 Claramente, la plataforma respondía a lineamientos de época propios de una matriz estadocéntrica.58

El plan de acción fue difundido durante la campaña política desarrollada entre marzo y octubre de 1983, fuertemente traccionada por la del candidato presidencial. El grueso de la movilización masiva quedó a cargo de los coordinadores. Ya en agosto de 1982 Storani y sus huestes habían reunido 7.000 personas en un acto celebrado en el club Atenas de La Plata, algo que también era una demostración de fuerzas hacia el interior del propio partido.59 Posteriormente no dudaron en adoptar elementos básicos del folklore peronista -las pancartas, el bombo, un lenguaje combativo y antiimperialista-, algo que más tarde fue interpretado como una búsqueda de apoyo en los sectores populares, territorio de caza hasta entonces casi exclusivo del peronismo.60 En cuanto a recursos materiales, el radicalismo bonaerense contaba con pocos recursos, no más que 130.000 afiches de los candidatos, a los que se sumaron unos 15.000 más a último momento. Carecía de un comité de campaña; los candidatos se trasladaban en autos particulares o hasta recurrían al favor de un familiar, amigo o correligionario. Para organizar los actos, Alfonsín, Armendáriz y Roulet habían dividido la provincia en diferentes puntos y, según la importancia, asistían los tres, los integrantes de la fórmula gubernativa o solo uno de ellos.61

El discurso de campaña condensaba bien la necesidad de recuperar la democracia, en la clave de la propuesta liberacionista del MRyC. Tomando como ejemplo el de la candidata a la vicegobernación, resulta clara la convocatoria a volver a las fuentes preparados para enfrentar los problemas de fines del siglo XX, con convicción nacional, popular, democrática y liberadora, luchando por la recuperación del estado de derecho y el respeto a las garantías individuales de los ciudadanos. En contrapartida, denunciaba los efectos dañinos de la represión y apelaba a la necesidad de lograr la reparación y la renovación nacional, con participación popular, ejerciendo la democracia a diario en cada uno de los espacios de los que participaba, donde los ciudadanos se consideraran protagonistas del propio destino.62

Los actos programados alternaban con visitas improvisadas a los barrios del conurbano, donde se buscaba profundizar el contacto con la gente, que se acercaba "con alegría y confianza".63 La relación cara a cara complementaba el mensaje de participación dirigido a un todos inclusivo que los candidatos pretendían transmitir.

La reorganización en tiempo y forma del radicalismo y el humor colectivo favorable a las propuestas del partido facilitaron el triunfo radical en la nación y la provincia. La UCR obtuvo 2.805.024 votos (51,98%) y el PJ, 2.141.926 (39,73%), imponiéndose por primera vez ante el peronismo en elecciones libres de toda proscripción.64 En cada una de las secciones electorales concentró un piso de sufragios siempre superior al 46% (Tabla 1). Ese mínimo se dio en la sección tercera, donde se ubicaban los principales baluartes peronistas asociados a las concentraciones urbano-industriales y también la mayoría de la población con necesidades básicas insatisfechas. En el resto de la secciones la UCR siempre superó el 50% y alcanzó su techo en las secciones 5ª y 8ª, donde están ubicadas las ciudades de Mar del Plata y la capital de la provincia, La Plata, respectivamente, que son, a su vez, sedes universitarias. Pero también el voto al radicalismo fue mayoritario en el interior provincial vinculado a la actividad rural.65

El gobernador electo atribuyó el triunfo a la intensa campaña electoral realizada, las visitas a las villas de emergencia o a las fábricas, el caminar distintas ciudades.66 Algún militante radical aludió a que "la boleta de Alfonsín hizo ganar a personas que jamás hubieran pensado que podrían ganar una elección."67 También incidió en ello la situación del peronismo, que remontó su reorganización con más dificultades y postuló como candidato a gobernador a Herminio Iglesias, cuyo perfil fue rechazado por la mayoría de un electorado que lo identificaba con el matonismo sindical, con el gobierno de Victorio Calabró, el desgobierno y la violencia política experimentados entre 1973 y 1976 y con algunos referentes de la dictadura.68 El discurso de Alfonsín, que asoció hábilmente al peronismo con el pasado autoritario y violento de la Argentina y con un nunca probado pacto sindical - militar, contribuyó a la derrota peronista.

Tabla 1
Porcentaje de voto a la UCR por sección en elecciones de gobernador
Provincia de Buenos Aires (1983, 1987)

Año

Sección 1

Sección 2

Sección 3

Sección 4

Sección 5

Sección 6

Sección 7

Sección 8

1983

51.77

53.47

46.24

53.13

60.09

58.85

57.05

59.19

1987

39.54

41.41

35.33

44.34

48.40

43.76

43.13

46.65

Fuentes: Provincia de Buenos Aires, Junta Electoral, http://www.juntaelectoral.gba.gov.ar.

Del gobierno a la derrota

Cuatro años después, Armendáriz transmitía la gobernación de la provincia de Buenos Aires a los justicialistas Antonio Cafiero - Luis María Macaya, dos protagonistas de la denominada Renovación Justicialista que había conseguido desplazar a los dirigentes de 1983 y convertirse en la coalición dominante del partido, capaz de atraer la voluntad de la mayor parte del electorado bonaerense. La UCR logró un porcentaje de votos que la consagraba como primera minoría de la oposición (39,66%) frente al 46,48% del peronismo.69 El radicalismo conservó su fortaleza en el interior de la provincia, con menor concentración de población pero geográficamente más extendido, y perdió por una gran diferencia en el populoso conurbano bonaerense.70

La reversión de la tendencia electoral es inescindible de la suerte del gobierno nacional, jaqueado por las altas tasas de interés internacionales, los bajos precios de las exportaciones, la imposibilidad de controlar la inflación que por entonces superaba el 100% anual.71 Se encontraba además hostigado por las reivindicaciones sindicales traducidas en un plan de huelgas generales y por las presiones militares que derivaron en la ley de Punto Final, el levantamiento de Semana Santa de 1987 y la ley de Obediencia Debida. Las respuestas ofrecidas al movimiento obrero, la manera de resolver la crisis militar -que no conformó a los militares ni a la derecha, pero tampoco a los sectores de la sociedad identificados con la defensa de los Derechos Humanos-, sumadas a las dificultades económicas, restaron votos la UCR, que en 1987 solo conservó las gobernaciones de Córdoba y Río Negro.

La gestión Armendáriz - Roulet sumó sus propias dificultades. Desde el punto de vista del restablecimiento institucional funcionó aceitadamente, tanto en el poder ejecutivo como en el legislativo.72 Entre muchas otras cuestiones, se reivindicó el respeto a la moralidad en la función pública y la normalización administrativa, se jerarquizaron los municipios, se canalizó el Plan Alimentario Nacional. En todo momento se acompañó la gestión presidencial, por ejemplo alentando la reforma constitucional y el traslado de la capital.73 Pero, en condiciones económicas como las aludidas, poco pudo hacer para reactivar la producción, ofrecer soluciones suficientes al déficit habitacional o contribuir a resolver el crónico problema de las inundaciones en el interior de la provincia. Fue una gestión duramente criticada por la cesión de puntos de coparticipación federal.

Existieron también razones de índole partidaria. Armendáriz nunca consolidó su liderazgo en el distrito donde Alfonsín era indiscutido. En la UCR evaluaban al gobernador como un buen referente y a Roulet como "una militante distinta, académica y con buena relación con la Juventud Radical", con la cual mantenía "un trato muy, muy cercano".74

Pero indudablemente el internismo exagerado,75 que derivó en autorreferencialidad, contribuyó a alejar al electorado del partido:

"Las líneas internas en el gobierno, actuando por intereses de grupo, muchas veces dificultaron la necesaria concreción de equipos homogéneos, cuestión en sí misma dificultosa cuando se ha estado alejado de las funciones de manejo de las cosas del Estado por tantas décadas de proscripción cívica.

Campañas políticas hechas confrontando duramente por las pre-candidaturas, desprestigiando a veces al contrincante que pudo resultar ganador, o desvalorizando la acción gubernamental del antecesor del mismo partido pero de diferente alineamiento, han tenido efectos deletéreos sobre la voluntad popular. Esto es lo que trascendió a la ciudadanía. No el mensaje, sí la disputa, la falta de unidad de criterio y la acción independiente de cada uno. (.) En cuanto al resto de nuestros compatriotas, el internismo seguramente es un factor que pesó también, y no poco, en sus decisiones electorales de 1987 y 1989."76

Las escisiones internas preexistentes se profundizaron desde el mismo momento en que el radicalismo se convirtió en partido de gobierno.77 Las agrupaciones enfrentadas a lo sumo mutaron de nombre y sus principales protagonistas actores no cambiaron. Tampoco modificaron las prácticas que alternaban los acuerdos previos a la formación de listas con disputas en las internas partidarias. Pero se radicalizaron las posturas y los discursos en contra del adversario, no solo con el afán de controlar futuras nominaciones a cargos de gobierno sino en especial, y como paso previo, los cargos partidarios.

La Junta Coordinadora bonaerense (JCB), que había contribuido a las movilizaciones de campaña y favorecido la nominación de Armendáriz, pretendía ocupar posiciones de mayor centralidad. No era la única agrupación de la juventud partidaria, pero sí la de presencia más significativa. En el MRyC, comparativamente, había quedado relegada a una posición minoritaria en el armado de las listas de coalición. Más allá del ímpetu de sus jóvenes dirigentes, de perfil intelectual y combativo, podría pensarse que ese rol era previsible. Los coordinadores pretendían mantener el espíritu del 83 en el sentido de continuar alentando la movilización callejera -una de sus principales herramientas de presión política- y de impedir que el peronismo recuperara la mayoría. Además, apoyaban los avances del gobierno en materia de resolución de los problemas que afectaban al país pero insistían en dar un salto hacia la construcción de un tercer movimiento histórico, del que se consideraban su columna vertebral.78 Es probable que existiera una diferencia de ritmos en relación con el alfonsinismo, porque el presidente también aludía a la necesidad de contribuir a la unidad del partido para estructurar "el movimiento nacional que el radicalismo tiene como meta proyectar".79 En ese contexto, los seguidores bonaerenses de Federico Storani, cuyas fuerzas se concentraban en La Plata, se autorrepresentaban como programáticos, como el componente más dinámico del partido, reaseguro de los principios de libertad, ética y solidaridad y procuraban imponer sus proyectos, siempre ubicados a la izquierda de sus pares pragmáticos, alfonsinistas, de Capital Federal.80 En sus pretensiones colisionaban con estos últimos pero también otros de los jóvenes del radicalismo, identificados con los históricos del MRyC, en su mayoría procedentes de los comités del partido. Esto explica la agudización de las tensiones que se manifestaron ya en 1985 cuando los segundos señalaban la necesidad de que las minorías de raíz universitaria entendieran que "la UCR es un partido del pueblo y que por lo tanto no puede ser manejado por jóvenes que desconozcan el sentir y las angustias diarias del trabajador"porque en ello se jugaban el destino del partido y del país.81

Esos enfrentamientos opacaron los que se otrora se habían manifestado entre los renovadores y Línea Nacional, aunque esta no había desaparecido. En efecto, César García Puente -que se había convertido en presidente de Hidronor- convocó a su sector a reorganizarse para, luego, contribuir a la integración de la unidad del radicalismo, como un modo de recoger el legado de unión y encuentro de los argentinos dejado por Ricardo Balbín en su simbólico abrazo con Perón. Se reunieron los delegados de todos los distritos bonaerenses pertenecientes a ese sector, incluyendo al Balbinismo Auténtico, y designaron a Pugliese como delegado normalizador. Este renunció a la presidencia del comité provincial por entender que formaba parte de un nucleamiento interno diferente del que lo llevó a cumplir esas funciones y convocó a la composición del Movimiento Integrador Nacional (MIN).82 Pero la unidad era muy frágil y la formación del MIN llevó a que De la Rúa y García Puente se apartaran, con lo que el MIN pasó a ser la continuación del Balbinismo Auténtico pero, a diferencia de este que había sido reconocido solo en la provincia de Buenos Aires, tuvo proyección nacional. En consecuencia, volvieron a confluir Alfonsín y Pugliese, quienes manifestaron su predilección por Juan Manuel Casella, quien se desempeñaba favorablemente en la cartera nacional de Trabajo después de la renuncia de Antonio Mucci, para conducir al partido en la provincia.83

En vistas de las elecciones internas del 4 de noviembre y al tanto de esos últimos movimientos, Federico Storani se aprestó para que su sector compitiera en las elecciones de la juventud frente a la reeditada alianza entre el MRyC y el MIN.84 Sus aspiraciones se vieron frenadas cuando Alfonsín influyó para postergar dichas elecciones.85 Esto reforzó la posición de los históricos del MRyC que se manifestaron dispuestos a entablar negociaciones internas desde una situación de clara superioridad. A su vez Pugliese, buscando reforzar una identidad del MIN que lo diferenciara con claridad de Línea Nacional, alentó la incorporación de extrapartidarios, rompiendo con la histórica bandera balbinista de la intransigencia, que en su interpretación, había nacido contra un régimen y un sistema de privilegio, pero no contra otros radicales ni contra otros partidos populares, en alusión al PJ.86 Las internas consagraron a Casella como presidente del comité bonaerense de la UCR. Habían triunfado los históricos. Se reconocía que "Casella sintetiza los símbolos de la UCR, posee una sobrada idoneidad y es representante del trabajador, del hombre de lucha, de los punteros de comité".87

Dos meses después, mientras en el país el ministro de Economía, Bernardo Grinspun, renunciaba por no poder solucionar una economía condicionada por la deuda externa y era reemplazado por Juan Vital Sourrouille, las internas del radicalismo bonaerense continuaban. A mitad de año se definió una nueva conducción distrital y fueron integradas listas de candidatos para cargos electivos con vistas a las elecciones parlamentarias de noviembre de 1985.88 Previamente el partido modificó la carta orgánica: derogó la incompatibilidad de ejercicio de cargos públicos y partidarios (salvo en el caso de las convenciones que consagraban a los candidatos que ocuparían los primeros).89 Antes de las elecciones internas que tuvieron lugar el 7 de julio se llegó a un acuerdo y fue armada una sola lista. Los comicios concitaron una participación que osciló entre el 35% y el 45% del total de afiliados; consagraron a Casella como presidente del comité provincial y como delegados al comité nacional a Edison Otero, Adolfo Gass (históricos), Ángel Roig (MIN), Federico Storani (JCN). La lista de diputados nacionales quedó encabezada por Leopoldo Moreau. En los primeros 18 lugares se ubicaron 11 candidatos del MRyC histórico, 3 de la JCN, 3 del MIN y 1 de LN.90 Nuevamente el MRyC se mostraba como la coalición dominante del partido, mientras la JCN quedaba en paridad de condiciones con el MIN. En el interior de la provincia, las líneas minoritarias solían alcanzar mejores performances, haciendo que los resultados fueron más repartidos. Por último, en agosto se convocaron las postergadas elecciones de la juventud, que resultaron muy parejas. Mientras la JC triunfó en las secciones 4, 7 y 8 y los históricos en la 1, 3 y 5. En la 6 se armó una sola lista.91 Es decir, el partido y su coalición dominante parecían asegurar la estructura sólida que necesitaban en Buenos Aires con vistas a mantener el control provincial.

Concluidas las internas y de cara a las elecciones legislativas de 1985 las tensiones fueron momentáneamente superadas ya que la campaña hacía necesaria una tregua. Dirigentes de Buenos Aires y Capital convocaron al acto de apertura realizado en el Luna Park, bajo el lema "Ayudemos a Alfonsín conquistando la mayoría en el Parlamento". El operativo de organización contemplaba la participación de oradores de distintas corrientes distritos y la presencia de una audiencia numerosa en las calles que rodeaban al estadio, para darle más impacto en la opinión pública.92 La campaña se personalizó y se nacionalizó cuando, pese a declarar públicamente que no intervendría, Alfonsín volvió a ser una figura que traccionó la voluntad popular.

El 3 de noviembre de 1985 el radicalismo volvía a triunfar en las elecciones parlamentarias, avalado por el éxito del flamante Plan Austral en el control del alza de los precios internos y la repercusión positiva del juicio a las juntas militares. En esa ocasión la UCR bonaerense obtuvo el 41,46% de los sufragios, es decir, perdió un 10% que, siguiendo las afirmaciones de Calvo y Escolar era un voto de centro-izquierda que en 1983 había acompañado a Raúl Alfonsín y, con posterioridad, se habría canalizado a favor del Partido Intransigente.93 El peronismo, en plena crisis entre los renovadores encolumnados tras Antonio Cafiero y los ortodoxos seguidores de Herminio Iglesias, asistió dividido a esas elecciones que operaron como una interna abierta. Los primeros, como FREJUDEPA, obtuvieron un 26,98% de los sufragios y los segundos, como FREJULI, un 10%, con lo que daba inicio el comienzo del fin del herminismo dentro del PJ. El radicalismo comenzó a disminuir su caudal de votos, probablemente porque estas elecciones carecían del estímulo de una candidatura a la presidencia como la de 1983, que arrastró un caudal de adhesiones que excedía a las de los simpatizantes del partido. La UCR perdió dos diputados provinciales, pero ganó el mismo número de senadores. En el país, el triunfo en veinte distritos electorales incentivó al presidente Alfonsín para presentar ante un plenario de delegados del comité nacional realizado en Parque Norte una convocatoria para realizar una concertación política con otras fuerzas partidarias sustentada en la democracia participativa, la ética de la solidaridad y la modernización, con el fin de superar el faccionalismo característico del sistema político argentino en tiempos de inestabilidad política.94 El radicalismo sería "la fuerza aglutinante" de esa construcción del "país nuevo", de esa república de la que participarían el conjunto de los actores sociales y políticos, entre los que no faltaban "quienes fueron protagonistas de una experiencia histórica donde la justicia social conmovió como proyecto a nuestra sociedad y veían en la democracia su necesario sostén", es decir, el peronismo.95 El discurso -que, en clave pactista, ubicaba a la UCR como "el partido de la convocatoria para el futuro"- fue rechazado de plano por la Renovación peronista que había salido airosa de la crisis partidaria interna y que leyó en aquel el intento de construir un movimiento histórico que sometía al peronismo a las decisiones de la UCR.96

 Resultaba poco consistente la propuesta de superación del faccionalismo cuando el propio partido estaba sumido en él. En efecto, superada la instancia electoral, retornaron los conflictos en la UCR bonaerense. Los históricos del MRyC denunciaban el desviacionismo de la JCN mientras Storani ponía en evidencia el divorcio del partido de la voluntad popular, denostando la falta de movilización y de debate sobre los grandes problemas nacionales con los militantes. Esas ideas fueron plasmadas en un documento de la reunión que convocaron en City Bell. La respuesta de los históricos fue la Declaración de San Miguel, en la que se convocaba a todos los sectores del radicalismo a reunirse "con humildad y sin soberbia ideológica" para instrumentar la propuesta movimientista expresada por el presidente, sin "divisionismos" ni "cosas extrañas" porque "el MRyC es nuestro".97

1986 fue un año decisivo porque se definían las candidaturas para competir en las elecciones abiertas de 1987. Las disputas internas del radicalismo bonaerense continuaban y parecía que solo podían resolverse en el que fue denominado el "triunvirato de la verdad" del MRyC: los históricos Juan Manuel Casella y Leopoldo Moreau y el coordinador Storani.98 Al menos, de esa manera parecían reconocerlos los militantes jóvenes:

"Alfonsín tenía esos coroneles, le diría yo, ¿no? esas manos derechas. Fredy por un lado;  Casella, bueno Casella era más grande, ¿no? Moreau, eh. y. y un montón de referentes provinciales. Y. y el tema es que cuando se ponían de acuerdo (.) el radicalismo mejoraba bastante (...) Casella más que nada, tenía un grupo, más ahí, porque él es de Avellaneda, de la tercera sección electoral, eh. en el Gran Buenos Aires (.) había sido ministro de Trabajo de Alfonsín, había sido diputado nacional. (.) Casella siempre quedó como un referente provincial, eh. muy fuerte (.) un tipo que tenía su propia interna en la provincia (.) siempre se lo vio rodeado de, eh. personas de. con capacidad intelectual. (.) En cambio Moreau era más de tener militantes de base, muy parecido al peronismo. Y Fredy, bueno, era. trataba de ser la síntesis de eso. Pero más que nada Fredy siempre estaba rodeado de, de universitarios. O sea, Casella tenía un grupo que daba gusto hablar pero bueno, él siempre a la mitad de camino me parece que se quedaba. Pero, eran los tres líderes, por lo menos con los cuales nosotros nos referenciamos en aquel momento: Fredy, Casella y el marciano Moreau."99

Con todo, las negociaciones los excedían. El MIN y Línea Nacional propusieron volver a unificar el balbinismo con el argumento de equilibrar el enfrentamiento interno de MRyC.100 Se formó el MIN-Línea Nacional, aunque de esta solo adhirió el sector que en el orden nacional seguía a Fernando De la Rúa, mientras García Puente postergó su decisión con el argumento de consultar a las bases.101 Estos alineamientos volvieron a estimular un nuevo acuerdo entre la JCN, el MIN y Línea Nacional que, con la aprobación del líder, acordaron la designación de Casella como candidato a gobernador. No definieron, sin embargo, quién lo acompañaría. Se buscaba una fórmula de integración para disipar los duros enfrentamientos que se producían en el distrito, aplacar la rebeldía de los coordinadores que estaban en desacuerdo con el verticalismo partidario, los intentos de privatización y algunos manejos tecnocráticos referidos al pago de la deuda externa. Para numerosos renovadores el candidato natural era Storani, en la medida en este facilitaría la penetración del radicalismo en sectores juveniles, universitarios y de las capas medias progresistas donde la figura de Casella no lograba arraigo.102 Pero desistió, argumentando que la JC decidiría quién asumiría ese cargo porque a él lo reservaban para renovar su cargo parlamentario, con lo cual intentaba asegurar que no perdería figuración ni capacidad de decisión. Finalmente, Casella fue secundado por el coordinador Osvaldo Pozzio, senador provincial por la sección capital desde 1983.103 La lista de diputados nacionales quedó encabezada por Juan Carlos Pugliese (MIN-Línea Nacional), Federico Storani (JCB) y José Gabriel Dumon (histórico). Edison Otero fue electo candidato a senador nacional y Leopoldo Moreau, postulado como candidato a presidente del comité provincial. En sus declaraciones Casella y Storani aludían a la necesidad de marchar unidos para ganar la provincia y consolidar la democracia.104 De las elecciones internas del 30 de noviembre participó alrededor del 40% de los afiliados, con mayor presencia en el interior que en La Plata y el conurbano. Permitieron legitimar la lista acordada por las cúpulas para los cargos nacionales y competir por la composición de las candidaturas a legisladores provinciales, intendentes, concejales y consejeros. Los coordinadores prevalecieron en las secciones 4ª y 8ª y los históricos en el resto.105 En suma, la UCR reiteraba la práctica del acuerdo legitimado por elecciones para descomprimir tensiones y mantener el equilibrio interno, pero no proponía un recambio de dirigentes que, eventualmente, resultara una alternativa ante la sociedad.

La propuesta condensada en la plataforma política, por un lado, contemplaba un cambio de rumbo en el sentido de apuntar a la modernización de la política; por otro, asumía el desafío de continuar lo logrado por sus antecesores y mostrarse, a la vez, como opción capaz de solucionar las dificultades irresueltas por un gobierno del mismo signo partidario, sin perder de vista el reto que suponía un adversario de fuste como el peronismo, que había atravesado con éxito su renovación interna, conservaba la adhesión de los sectores populares y estaba dispuesto a disputar el electorado de clase media, territorio de caza por excelencia de la UCR.106

Es probable que la plataforma se haya nutrido de las discusiones e indagaciones sostenidas en la Fundación Ricardo Rojas, creada en octubre de 1986 por figuras destacadas del radicalismo bonaerense -entre las que se incluía al presidente de la República y se excluía a los coordinadores-, cuya sede legal se estableció en Avellaneda, de donde provenía Casella.107 La propuesta se inscribía con claridad en los lineamientos sostenidos por Raúl Alfonsín en el discurso de Parque Norte de diciembre de 1985, del que recuperaba el objetivo de modernización, combinado con el reclamo ético, que permitiera reconstruir una democracia estable con equidad social, participación y solidaridad. La modernización era entendida como un proceso que tendía "progresivamente a incrementar el bienestar general" que solo sería posible en "una sociedad flexible", abierta a romper con la "rigidez paralizante abarca tanto al sector público como al privado".108 En relación con la propuesta de 1983, cambiaba el papel del Estado. Estimulaba la descentralización de su funcionamiento para dar lugar a un proceso centrífugo y descendente, abierto a formas diferentes de participación de las organizaciones sociales, en las que los ciudadanos actuaran en la toma de decisiones que los afectaban en instituciones inmediatas a su propia esfera de acción.  Modernizar era entendido como sinónimo de desburocratizar, "no implica necesariamente privatización" en el sentido de los reclamos de los ultraliberales, sino rechazar el "estatismo agobiante" (sic), que frenaba la iniciativa y la capacidad de innovación, un problema de la sociedad argentina y no solo del Estado.109 Descentralización y modernización de la economía eran otros de los tópicos de una propuesta que se apartaba del estadocentrismo y habilitaba un cambio favorable a un clima de época internacional, proclive a conferir mayor centralidad al mercado.

En ese mismo sentido el candidato se dirigió a los empresarios a mediados del mes de agosto. En una cena destinada a recaudar fondos de campaña, Casella afirmó ante los 1000 empresarios asistentes que para lograr que la provincia alcanzara un crecimiento económico superior a la nación, no solamente la política debía vincularse con las empresas, sino que además, la iniciativa privada sería central en ese proceso dada "la incapacidad del Estado para generar inversiones". En la llamada noche de los empresarios fue crítico de la política de créditos del Banco de la Provincia de Buenos Aires, del régimen de co-participación federal y marcó sus diferencias con la vigente ley de promoción industrial, pero no mencionó temas álgidos, como las leyes laborales ni el incremento del dólar marginal.110

En la campaña, la UCR bonaerense manifestó sus propuestas pero también enfrentó con fuerza a un peronismo renovado, dispuesto a disputarle el favor de las clases medias, los valores democráticos y que, además, tenía en claro la importancia de acceder al gobierno del primer estado argentino para controlar dos años más tarde la presidencia de la República.111 La campaña radical se nacionalizó: si el radicalismo triunfaba en la provincia, triunfaba el proyecto presidencial. Los afiches con fotografías de campaña del candidato eran acompañados por otros en los que el rostro del presidente se veía enmarcado en un rotundo "Ahora más que nunca".112 El candidato a gobernador no escatimó en atribuir un  rol desestabilizador al peronismo -para algunos de sus pares radicales, desacertadamente-; también se manifestó abrumado por el modo en que la crisis inflacionaria y el deterioro salarial se reflejaban en la provincia de Buenos Aires.113 Algunos observadores señalaban el impacto que la crisis podía tener en términos de votos:

"En junio comenzaron a precipitarse las dificultades económicas que empujaron la inflación a cifras cercanas a los dos dígitos, mientras el valor de la carne daba un salto espectacular y el dólar paralelo llegaba a tocar los 2,80 australes con un pronóstico de 3 australes para fin de este mes. Las leyes laborales sancionadas por Diputados produjeron el enfriamiento de las relaciones entre el Gobierno y los representantes empresarios, mientras que la convocatoria a paritarias mantiene abierta la expectativa del agregado de nuevos ingredientes inflacionarios, circunstancia que golpea cotidianamente en esa celosa caja de resonancia que es el dólar negro (.) Habrá que ver, de todas maneras, cómo juegan las recientes dificultades económicas."114

El final de la competencia se dirimió en un programa televisivo -el primero de su tipo-, que no constituyó propiamente un debate sino una exposición de cada uno de los candidatos, por turnos. Cafiero ubicó a Casella como un simple representante del poder central y le enrostró dos cuestiones que incidieron en la enajenación del voto de las mayorías: la imposibilidad de resolver el problema de la deuda externa y la sanción de la ley de obediencia debida. Casella defendió los logros de la gestión de gobierno de Armendáriz y realizó sus propuestas.115 Concluido el debate, las encuestadoras registraron una leve ventaja para Cafiero, sobre todo a nivel de atracción sobre los indecisos.116

Convocadas las elecciones de septiembre de 1987, como se afirmó, resultó triunfante la fórmula Cafiero-Macaya. Los resultados electorales mostraron el descontento de la población con el gobierno nacional y provincial. Fue un duro golpe para el radicalismo, que solo retuvo las provincias de Córdoba y Río Negro. También representó un alto costo para la figura presidencia. En la provincia de Buenos Aires, la UCR, que había oscilado entre el acuerdo de cúpulas preelectoral y una exacerbada competencia interna, ya no volvería a ser partido de gobierno.

Conclusiones

La política bonaerense durante la reconstrucción democrática fue considerada aquí como un terreno de producción de lo político y el radicalismo, como un prisma de lectura que permite analizarla y vislumbrar la compleja realidad partidaria nacional.

En aquellos años la UCR de la provincia de Buenos Aires contenía diferentes corrientes internas, dando continuidad a una característica de largo plazo de este partido que desde su nacimiento fue uno y muchos al mismo tiempo. En 1982 las dos grandes corrientes eran Línea Nacional, más tradicional, inspirada en el liderazgo de Ricardo Balbín, de la que se desprendió el BA integrado por dirigentes proclives a compartir proyectos y espacios con un sector de los adversarios internos, y el MRyC, nutrido por dos vertientes que se fueron definiendo como los históricos y los coordinadores. Ciertamente había entre ellas diferencias que siguiendo el orden expuesto pueden ser alineadas en un arco que se extiende de la derecha a la izquierda del espectro ideológico, siempre dentro de las porosas fronteras de un partido mayoritario que exhibía rasgos movimientistas. Pero más que las diferencias de ideas el recorrido realizado permitió destacar la política concreta, nutrida de prácticas en las que se ponían de manifiesto los intereses de los referentes políticos de esas corrientes internas en relación con su posicionamiento personal y las aspiraciones del conjunto al que representaban. Esto se reflejó durante el período en que el radicalismo bonaerense fue partido de gobierno en los modos de definir las candidaturas y los cargos partidarios, que se iniciaba con un diálogo entre quienes componían cada una de dichas líneas, sucedido por el debate entre los referentes de unas y otras y los acuerdos para organizar listas acordadas en conjunto para los casos más relevantes -delegados al comité nacional, candidatos parlamentarios, fórmula de gobierno-, que eran legitimadas en elecciones internas, mientras que los enfrentamientos se limitaban a definir cargos seccionales o locales, de menor gravitación. Todo ese recorrido previo a la instancia comicial permite acordar en la existencia de un amplio margen de acuerdos de cúpula, que se resolvían con una fuerte dosis de informalidad  en el partido que, por oposición a su principal adversario, el PJ, parecía destacarse por su condición de organización formal.

De ese conjunto de prácticas es posible destacar dos cuestiones: en primer lugar, la gravitación de Alfonsín en las instancias decisivas, que se acrecentó no solo por su rol fundacional en el MRyC, su trayectoria, su capital simbólico o por el ejercicio desde diciembre de 1983 de la titularidad del comité nacional partidario y la presidencia de la República, sino también por la demanda de los dirigentes históricos del movimiento que, al ver rebasadas las estructuras partidarias por la afluencia de nuevos afiliados y la proliferación de comités, encontraban en su decisión la garantía de selección de verdaderos radicales-tradúzcase radicales afines a los peticionantes- para ocupar cargos. Esto acentuaba un liderazgo que imposibilitaba que en el distrito de donde era oriundo y en el país emergiera una alternativa de recambio, lo que a su vez contribuía a agudizar la personalización, característica de la política en Argentina.

En segundo lugar, y subyacente a ese comportamiento, es posible vislumbrar un conflicto generacional. La UCR había atravesado un proceso de renovación entre fines de la década del sesenta y comienzos de la del setenta. En esos años los representantes de Renovación y Cambio lograron que ese movimiento creciera y adquiriera una estructura territorial de alcance nacional, pero mantuvieron una posición minoritaria dentro del partido. Sus posibilidades de expansión se vieron frenadas por la inestabilidad institucional y la veda política impuesta por la dictadura militar. Durante la apertura democrática, los renovadores encontraron condiciones propicias para superar a los sectores más tradicionales del partido, triunfar internamente y, con el apoyo del BA, convertirse en la coalición dominante del radicalismo. El sector de los históricos, la generación intermedia que en 1983 rondaba los 55 años, encontró su oportunidad e intentó perpetuar su posición dominante dentro del partido, con la adhesión de algunos dirigentes más tradicionales y otros más jóvenes. En la provincia de Buenos Aires, y muy especialmente en su capital, la mayoría de quienes promediaban los 34 años y se concentraban en la JCN, aspiraban a ocupar más espacios de poder de los que sus mayores pretendían reservarles. Se autorrepresentaban como una alternativa progresista, programática y próxima a las aspiraciones de los afiliados. La disputa planteada entre una generación coartada en su trayectoria política pasada, que accedía a edad avanzada al control del partido y del gobierno, y los jóvenes que emergían con ímpetu, considerándose protagonistas de la novel democracia, subyacía al internismo que atravesó a la UCR a mediados de los ochenta. 

Esta cuestión debilitó la imagen de conjunto del partido ante una mayoría de ciudadanos que, en la instancia electoral de 1987, afectada seriamente por los embistes de una inflación creciente, atravesada por la resolución de la crisis militar de Semana Santa y seducida por la propuesta renovadora del justicialismo, le negó sus votos al partido de gobierno. Si bien las razones que explican la negativa de las mayorías en los años sucesivos exceden a las analizadas, este recorte del pasado reciente bonaerense pone de manifiesto que el internismo protagonizado durante la reconstrucción democrática signó estructuralmente al radicalismo e incidió en su imposibilidad de afianzarse en una posición predominante en la provincia de Buenos Aires.

Mar del Plata, septiembre de 2014.

Notas

1 El PJ se impuso en 12 de las 22 provincias: Catamarca, Chaco, Formosa, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Salta, San Luis, Santa Cruz, Santa Fe, Santiago del Estero y Tucumán. La UCR triunfó en Buenos Aires, Chubut, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza, Misiones y Río Negro. Las otras tres provincias, Corrientes, Neuquén y San Juan, quedaron en manos de fuerzas provinciales. Fuente: http://andytow.com/atlas/totalpais/1983g.html. Tal distribución permitió al PJ tener mayoría en el Senado, donde los cargos eran obtenidos a razón de dos por provincia y por voto de las respectivas legislaturas provinciales.

2 En 1983, diecinueve partidos integraban el conurbano bonaerense. Allí se concentraba el 60,3% del electorado provincial, es decir, un 22% del electorado nacional. MARONESE, Leticia - CAFIERO de NAZAR, Ana y WAISMAN, Víctor El voto peronista'83: perfil electoral y causas de la derrota, El Cid Editor, Buenos Aires, 1985, p. 93.         [ Links ]

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8 OLLIER, María Matilde Atrapada sin salida. cit.

9 Cf. Anales de Legislación Argentina (ADLA), "Nueva ley orgánica de los partidos políticos", núm. 22.627, 26/8/1982. XLII-C, cit., pp. 2440-2452. El cronograma electoral fijaba el 30 de marzo de 1983 como fecha de cierre de las afiliaciones para que los partidos pudieran solicitar su reconocimiento; hasta 30 de mayo se permitía la confección y cierre de los padrones electorales; hasta 31 de julio, la reorganización partidaria; el 10 de septiembre debían oficializarse las listas de candidatos; el 30 de septiembre se entregarían los padrones impresos y las boletas electorales; el 30 de octubre tendrían lugar las elecciones generales; y el 30 de enero de 1984 asumiría el nuevo gobierno. La Nación, 7/3/1983. Esta última fecha fue adelantada al 10 de diciembre de 1983. ADLA, "Sistema electoral nacional", núm. 22.838, 23/6/1983, XLIII-C, La Ley, Buenos Aires, 1983, pp. 2502-2504. Se establecía el sistema de representación proporcional, versión D'Hont, con umbral del 3% de los votos para colocar representantes. Cf. discusiones previas en La Nación, 28/2/1983.

10 Decreto 9889/82. En: http://www.gob.gba.gov.ar/cdi/juridica/electoralmunicipal. Para ser reconocido, un partido debía contar con al menos 8.000 afiliados en dos secciones de la provincia. La Nación, 13/12/1982.

11 CARTA orgánica de la Unión Cívica Radical de la Provincia de Buenos Aires. s/l, s/e, s/f, 73 pp

12 La ubicación de los candidatos en las listas se realizaba teniendo en cuenta la cantidad de sufragios obtenidos por cada uno de ellos (art. 41) y era pautada de la siguiente manera (art. 42) "primero y segundo puestos para el primer y segundo precandidatos de la lista mayoritaria; tercer puesto para el primero de la minoría; cuarto y quinto puestos para el tercero y cuarto de la mayoría; sexto puesto, para el segundo de la minoría y así sucesivamente en orden decreciente hasta la integración total de la lista. Cuando haya más de una lista de minoría se procederá así: primero y segundo puestos, para el primero y segundo precandidatos de la lista mayoritaria; tercer puesto para el primero de la lista de la minoría que haya obtenido mayor número de votos respecto de las otras listas de la minoría; cuarto y quinto puestos, para el tercero y cuarto de la lista de mayoría; sexto puesto para el segundo de la primera lista de minoría; séptimo y octavo puestos para el quinto y sexto de la lista de la mayoría; noveno puesto para el primero de la segunda lista de minoría y así sucesivamente en orden decreciente hasta la integración total de la lista". En CARTA orgánica., cit., pp. 22 y 23.

13 PERSELLO, Ana Virginia Historia del radicalismo., cit.

14 Las minoritarias eran el Movimiento Nacional de Desarrollo (MONADE), escisión del Movimiento de Integración y Desarrollo, encabezada por Alfredo Allende y Melchor Posse, intendente de San Isidro por ese partido en 1958. El Movimiento de Afirmación Yrigoyenista (MAY) que en el orden nacional respondía al dirigente chaqueño Luis León; en 1983 obtuvo representación en seis de las ocho secciones electorales en que se dividía la provincia de Buenos Aires. También se encontraba Línea Popular, liderada por Horacio Domingorena, con presencia en el oeste y el norte del Gran Buenos Aires (GBA), que en 1983 se sumó al MRyC.

15 PERSELLO, Ana Virginia Historia del radicalismo., cit.

16 Entrevista a Norberto Pérez, militante de la Juventud de la UCR en la 5ta. sección electoral, realizada por la autora en Mar del Plata, el 23 de septiembre de 2014.

17 Sobre la historia nacional y bonaerense del radicalismo, cf. PERSELLO, Ana Virginia, Historia del radicalismo. cit.; OLLIER, María Matilde, Atrapada sin salida. cit.

18 LEUCO, Alfredo y José Antonio DÍAZ Los herederos de Alfonsín. Buenos Aires, Sudamericana/Planeta, 1987, p. 70.         [ Links ]

19 "Contradicción fundamental", en http://www.marceloelias.com/opinion538htlm (versión 1983). Gerardo Aboy Carlés da cuenta de las modificaciones introducidas una vez recuperada la democracia con respecto a la redactada en los años setenta. Se reemplazó la noción de "clases sociales" por "factores de dominación", desapareció el término "revolución" y se cercenó en un párrafo la frase "sin explotadores ni explotados, sobre bases socialistas", citado en POZZONI, Mariana "Los coordinadores bonaerenses. Una mirada desde la revista 'Generación '83", en FABRIS, Mariano y TORTORELLA, Roberto (comps.) Democracia en reconstrucción. Mosaico histórico de los años ochenta. Mar del Plata, EUDEM, 2011, p. 57.         [ Links ]

20 Muestra de ello fue el retiro de la JCN de las Juventudes políticas argentinas en 1974, cuando los sectores del peronismo vinculados a Montoneros, que no habían abandonado la lucha armada, asumieron la conducción de la agrupación. Cf. MUIÑO, Oscar La otra juventud. De la insignificancia al poder. Protagonistas y relato de la Junta Coordinadora Nacional de la Juventud Radical: 1968-1983, Corregidor / IML, Buenos Aires, 2011, p. 304.         [ Links ]

21 Sobre los años formativos de estos dirigentes, cf.  QUIRÓS, Carlos Alberto Guía radical, Galerna, Buenos Aires, 1986; LEUCO, Alfredo y José Antonio DÍAZ Los herederos. cit.; MUIÑO, Oscar La otra juventud. cit.

22 Los progenitores de los integrantes de la JCN que se destacaron en los años sesenta por su participación política en el gobierno de Illia fueron: Conrado Storani, padre de Federico, Secretario de Energía y Combustible, cargo en el que sucedió a Antulio Pozzio, padre de Osvaldo Pozzio, que en 1987 fue candidato a vicegobernador; el padre del coordinador cordobés Carlos Becerra (h) se desempeñó como jefe de gabinete del ministerio de Relaciones Exteriores durante aquella presidencia; el misionero Plácido E. Nosiglia, padre de Enrique, fue subsecretario de Salud Pública de la nación; Benjamín Stubrin, padre de Marcelo y Adolfo, se desempeñó como ministro de Gobierno de la provincia de Entre Ríos durante la gestión de Carlos Contín. Cf. QUIRÓS, Carlos Alberto Guía radical. cit. PEREIRA, Enrique Diccionario biográfico nacional de la Unión Cívica Radical, 4 tomos, Ediciones IML, Buenos Aires, 2012, passim.         [ Links ]

23 Dos importantes referentes renovadores de Córdoba eran los ya mencionados Conrado Storani y Carlos Becerra. En Capital Federal, acompañaban a Alfonsín, entre otros, Elva Barreiro de Roulet, Roque Carranza, Alfredo Concepción, Bernardo Grinspun, Enrique García Vásquez, Jorge Roulet. De la entrevista a Elva Roulet realizada por la autora en Buenos Aires, el 16 de mayo de 2014.

24 La JCN fue la agrupación más atractiva para los jóvenes radicales. Pero cada línea interna era acompañada por sectores juveniles. En la Capital Federal, por ejemplo, y dentro del espectro alfonsinista también era posible registrar a Convergencia Nacional, la Juventud Radical Renovación y Cambio, la Corriente Nacional y Popular y Lealtad y Lucha. Sobre sus diferencias internas, cf. AREAS, Tabaré "Juventud radical ¿La JP de Alfonsín?". Somos, 23/03/1984, versión digital, http://www.magicasruinas.com.ar/revistero/argentina/juventud-radical-alfonsin.htm        [ Links ]

25 PORTESI, Juan Antonio Ruido de rotas cadenas. Memorias sobre la recuperación democrática en Argentina, De los Cuatro Vientos, Buenos Aires, 2013, p. 31.         [ Links ]

26 Es probable que en ello haya incidido la posición contraria a la lucha armada asumida por la Juventud Radical. Dos de sus miembros fueron víctimas del terrorismo de Estado: el diputado nacional Mario Ángel Amaya y Sergio Karacachoff, dirigente de la JCN.

27 QUIROGA, Hugo El tiempo del Proceso. Conflictos y coincidencias entre políticos y militares, 1973-1983, Homo Sapiens, Rosario, 2004.         [ Links ]

28 Cálculo elaborado a partir de la base de datos de la autora.

29 Cf. "Manifiesto de una generación radical". Santa Fe, 1981. En http://www.ricardocampero.blogstpot.com/ 2009/1.         [ Links ]

30 OLLIER, María Matilde Atrapada sin salida. cit.

31 Juan Manuel Casella Piñero (1908-1962), periodista, era oriundo de Avellaneda. Militó en la UCR desde 1930. En 1948 ocupó una banca como diputado provincial y en 1958 resultó electo diputado nacional. Dos años más tarde se desempeñó como senador provincial. Presidió la Asociación de Periodistas. Fue secretario del Comité Nacional. PEREIRA, Enrique Diccionario biográfico. cit, I, pp. 205-206.

32 La posición de Storani se alejó de los estilos de sus pares Luis Alberto Cáceres en Santa Fe o Enrique Nosiglia en Capital Federal. Nosiglia siguió una línea "pragmática", comprometida con la conducción alfonsinista. LEUCO, Alfredo y José Antonio DÍAZ, Los herederos. cit., p. 258.

33 A modo de ejemplo, véanse las negociaciones en Capital Federal y Córdoba en La Nación, 19/5 y 23/6/1983.         [ Links ]

34 A comienzos de abril, se reconocía a la UCR bonaerense un padrón de 16.694 afiliados. Antes de fines de abril, el mismo diario le atribuía 501.218 afiliados. La Nación, 6 y 23/4/1983.         [ Links ]

35 La Nación, 9/6/1983.         [ Links ] Línea Córdoba era fuerte en la provincia homónima, aunque su influencia se extendía más allá de las fronteras de ese distrito. Se ubicaba a la derecha del MRyC -que en la provincia representaban Conrado Storani y Carlos Becerra- y sus principales dirigentes eran Eduardo C. Angeloz y Víctor Martínez, este último identificado con sectores clericales.

36 La Nación, 28/4 y 19/5/1983.         [ Links ]

37 La fórmula de gobierno Tróccoli - José Recio -de la línea de García Puente- en La Nación, 24/5 y 8/6/1983.         [ Links ]

38 La Nación, 21/6/1983.         [ Links ]

39 La Nación, 23/6/1983.         [ Links ]

40 La Nación, 5/7/1983.         [ Links ]

41 Según el testimonio de Leopoldo Moreau, Raúl Borrás, operador político de Alfonsín en la provincia de Buenos Aires, era partidario de la idea. Cf. la entrevista a L. Moreau, en MUIÑO, Oscar La otra juventud. cit., pp. 139-140. Otras fuentes sugieren que ese intento habría sido una maniobra del propio Moreau. Cf. PORTESI, Juan Antonio Ruido. cit., p. 33.

42 A las referencias ya mencionadas, Armendáriz sumaba en su trayectoria el ejercicio de numerosos cargos partidarios: presidente del comité radical de Saladillo; secretario de la Convención provincial de la UCR; vocal del comité provincial. Antes de fundar el MRyC, había ejercido en dos oportunidades una concejalía en su ciudad (1954 y 1963) y una diputación provincial (1965). QUIRÓS, Carlos Alberto, Guía radical. cit., p. 17; PORTESI, Juan Antonio Ruido. cit., pp. 35-37.

43 De la entrevista a Elva Roulet, primera parte, realizada por la autora en Buenos Aires el 22 de abril de 2014.

44 Elva Roulet, como se la conocía, había nacido en Juan N. Fernández (partido de Necochea). Luego de recibirse de arquitecta en la UBA (1957), se desempeñó como asesora del Ministerio de Obras Públicas de la Provincia de Misiones (1959-1964) y a mediados de los años sesenta realizó estudios de posgrado en Paris, donde en 1967 se graduó con mención en Ciencias Sociales del Desarrollo, especializándose en urbanismo. De regreso en el país, junto a su marido, Jorge Roulet, tomó contacto con Raúl Alfonsín, trabajaron en sus equipos y acompañaron la fundación del MRyC. Con posterioridad, fue Directora de Planificación Científica y Tecnológica de la Secretaría de Ciencia y Técnica (1973-1974) y, hasta 1976, directora del Programa Nacional de Transferencia de Tecnología de la OEA. Mientras duró la dictadura militar se desempeñó como asesora de la OEA y de la ONU en diversos países de América Latina. CV de Elva Roulet, mimeo. La biografía de Jorge Roulet, fundador del Centro de Participación Política, en PEREIRA, Enrique Diccionario biográfico. cit., IV, pp. 75-77 y en QUIRÓS, Carlos Alberto Guía radical. cit., p. 81.

45 "Llega Alfonsín y estaba mi marido [Jorge Roulet] en casa y le dice 'Ay qué suerte que estás vos porque quiero hablar con Elva', entonces mientras se. se ponía la mesa (.) nos sentamos y me dice 'bueno, yo vengo a ofrecerle la vicegobernación de la provincia de Buenos Aires'. Entonces lo miré, la verdad que lo miré sorprendida, y le digo '¿Ud. lo pensó y lo consultó convenientemente?' 'claro que sí' [risas]. Después era muy lindo ver las reacciones de la gente, porque mucha gente no me conocía, yo era afiliada de la provincia de Buenos Aires, digo, de la ciudad de Buenos Aires". Entrevista a Elva Roulet, segunda parte, realizada por la autora en Buenos Aires, el 16/5/2014.

46 La Nación, 19/5/1983.         [ Links ]

47 La Nación, 18/7/1983.         [ Links ]

48 La Nación, 29/7/1983.         [ Links ]

49 La Nación, 13/8/1983.         [ Links ]

50 Edison Otero también era fundador del MRyC y presidió esa corriente en la provincia de Buenos Aires desde 1974; Carlos Alconada Aramburú del BA era doctor en Ciencias jurídicas y registraba una nutrida trayectoria profesional, como fiscal de estado de la provincia de Buenos Aires (1955-57), ministro del Interior del gobierno de Aramburu (1958) y de Educación durante el de A. Illia. Además, fue apoderado general de la UCR en el orden nacional desde 1970. Poco después de su elección como senador asumió como Ministro de Educación y Justicia (1983/86). Cf. QUIRÓS, Carlos Alberto Guía radical., cit., pp. 11-12 y 70;   PEREIRA, Enrique Diccionario biográfico. cit., I, pp. 34-35 y III, pp. 152-153.

51 Integraban la lista de diputados nacionales Juan Carlos Pugliese, Juan Manuel Casella, Balbino Zubiri, Victorio Bisciotti, Federico Storani, Vicente Mastrolorenzo, Héctor Dilcio, Horacio Huarte, Angel Roig, Julio Ginzo, Leopoldo Moreau, Ricardo Berri, Juan Portesi, Rubén Rapacini, Juan Belarrinaga, José Gorostegui, Norberto Copello, Héctor González, José Bielicki, Juan Stavale, Hugo Socchi, Juan Cavalleri, Erasmo Gotti, Antonio Rodríguez, Ricardo Cornaglia, Belarmino Martín, Pedro Capuano, Julio Senepart, Oscar Abdala, René Pérez, Daniel Ramos, Roberto Alvarez, Jorge Horta, Luis Ascencio, Julio Di Masci, Roberto Langan, Ricardo Plagia y Juan Radonjic. La Nación, 3/11/1983

52 La Nación, 7 y 8/8/1983. La Capital, 7/8/1983.

53 La Capital, 19/7/1983. Carta Orgánica, art. 41, cit.

54 PORTESI, Juan Antonio Ruido. cit.; p. 35.

55 Plataforma electoral de la Unión Cívica Radical de la Provincia de Buenos Aires. Avellaneda, 6/8/1983, 16 pp. Los mecanismos de aprobación están previstos en el art. 49 de la Carta Orgánica de la Unión Cívica Radical de la Provincia de Buenos Aires, s/l, 1983, p. 25. La convención provincial comenzó a tratar la plataforma el 6 de julio de 1983. La Nación, 7/7/1983.

56 Cf. http://www.fundacionroulet.org.ar/CPP.htm.

57 Plataforma electoral., 1983, cit., pp. 4 y 9 respectivamente.

58 CAVAROZZI, Marcelo Autoritarismo y democracia, Eudeba, Buenos Aires, 2003.         [ Links ]

59 MUIÑO, Oscar La otra juventud. cit., p. 359.

60 AREAS, Tabaré "Juventud radical.", cit.

61 De la entrevista a Elva Roulet, parte 1, cit.

62 ROULET, Elva "Discurso pronunciado durante la campana electoral, La Plata, 24 de octubre de 1983", en DISCURSOS pronunciados por la Arq. Elva Roulet, vicegobernadora de la provincia de Buenos Aires, I, Publicación oficial, La Plata, s/f, pp. 7-14.         [ Links ]

63 Elva Roulet recuerda esa combinación entre formalidad e informalidad de la campaña. En un acto en Morón, se acercó a la tribuna la actriz Libertad Lamarque, quien fue invitada a dar un discurso, que resultó "regocijante". En otra ocasión, el 12 de octubre, la candidata fue sorprendida cuando el público, advertido de su onomástico, entonó la canción alusiva. En ocasiones de contar con algún impasse en su trabajo particular, solía llamar a un chofer del partido que la condujera a un barrio periférico, donde recorría sus calles, compartía un mate con los vecinos que se le acercaban, conversaban y reclamaban su atención. De la entrevista a Elva Roulet realizada por la autora, parte 1, Buenos Aires, 22/4/2014.

64 La tercera fuerza electoral, el Partido Intransigente, alcanzó el 4,17% de los votos. Ministerio del Interior, Dirección Nacional Electoral.

65 Al aplicar la inferencia ecológica -que permite correlacionar voto y características de la población, sobre intervalos que ofrecen un 95% de confianza y en una escala de 1 a 0 donde cada valor representa el máximo y el mínimo posible respectivamente- la correlación positiva del voto radical fue baja (0,38) con el segmento de empleados y obreros y muy baja (0,14) en la población con necesidades básicas insatisfechas. Los valores aumentan notablemente, en orden descendente, al 0,64 con la población que tiene estudios universitarios, 0,59 con los trabajadores por cuenta propia, 0,53 con los patrones, 0,56 con los trabajadores familiares y a 0,47 con la población urbana. Los cálculos fueron realizados por Lila Ricci tomando como fuentes: Dirección provincial de estadística, Subsecretaría de Hacienda http://www.ec.gba.gov.ar/Estadistica/Ftp/index.html. República Argentina. INDEC, Censo Nacional de Población y Vivienda. 1980. Serie D. "Población". Buenos Aires, 1982.         [ Links ]

66 La Nación, 1/11/1983.         [ Links ]

67 Entrevista a Oscar Pagni, dirigente radical del Partido de General Pueyrredón, realizada por la autora en Mar del Plata el 2/8/2011.

68 FERRARI, Marcela "Entre la reorganización y la derrota. El Partido Justicialista de la provincia de Buenos Aires, 1982-1983", en Estudios Sociales,  núm. 37, Universidad Nacional del Litoral, 2do. semestre de 2009, pp. 97-125.         [ Links ]

69 Cf. http://andytow.com/atlas/totalpais/1987g.html.

70 La correlación de sufragios se modificó levemente. Creció en trabajadores por cuenta propia (0,71), trabajadores familiares (0,59) y, aunque continuó siendo baja, también aumentó 10 puntos la correlación con la población con necesidades básicas insatisfechas (0,24). El resto, población urbana (0,39), universitarios (0,59) descendió en su participación con el voto radical, probablemente porque el justicialismo renovado era una alternativa competitiva con esos sectores de clase media a los que proponía sumar.

71 NOVARO, Marcos Historia de la Argentina. 1955-2010, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2010, pp. 211-212.         [ Links ]

72 Sobre la gestión Armendáriz-Roulet, cf. PORTESI, Juan Antonio Ruido. cit.

73 Cf. ROULET, Elva La nueva capital, Fundación Jorge Esteban Roulet / Centro de Participación Política, Buenos Aires 1987.         [ Links ]

74 Cf. el testimonio de F. Storani en MUIÑO, Oscar La otra juventud., cit., p. 360. Entrevista a Oscar Pagni, cit.

75 La Nación, 2/3/1986        [ Links ]

76 ROULET, Elva "Una reflexión necesaria", en Propuesta y Control. 10. II época. Año XIV, Buenos Aires, marzo/abril de 1990, pp. 51-52.         [ Links ]

77 ".aquí como había esta confrontación que ya se había formado y de la cual yo hablé con Alfonsín en el mes de enero del 84, es decir, que 'yo en la interna de la interna no quiero encontrarme', me dijo '¡Y no lo haga!' (.) Y es más, en el 84 cuando hablé de eso con Alfonsín, la otra cosa que le dije es que yo creía que había que terminar con esto del MRyC y hacer la Unión Cívica Radical". De la entrevista a Elva Roulet, parte 2, cit.

78 En versión del diputado nacional Adolfo Stubrin: "Por ahora seguimos el criterio de Alfonsín de describir los problemas del país y darles solución práctica. Pero también seguimos la idea de Yrigoyen de que lo nuestro no es solamente un partido sino fundamentalmente un movimiento; un movimiento que busca ser la mayoría pero que no tiene el propósito de superar a la democracia", en AREAS, Tabaré "Juventud Radical.", cit.

79 La Nación, 7/3/1984.         [ Links ]

80 DELGADO, Soledad "El otro partido.", cit.; POZZONI, Mariana "Los coordinadores.", cit.

81 Declaración del intendente platense Juan Carlos Alberti, en Generación '83, núm. 10, enero-febrero de 1985, p. 48.         [ Links ] El destacado en la fuente.

82 La Nación, 14/5, 2 y 7/9/1984.         [ Links ] Tras la renuncia de Pugliese, Edison Otero quedó a cargo del comité provincial. La Nación, 9/10/1984.         [ Links ]

83 La Nación, 2/10/1984.         [ Links ]

84 La Nación, 9/10/1984.         [ Links ]

85 La Nación, 23/10/1983.         [ Links ]

86 La Nación, 30/10/1984.         [ Links ]

87 La Nación, 29/12/1984.         [ Links ]

88 La Nación, 3/5/1985.         [ Links ]

89 La Nación, 20/5/1985.         [ Links ]

90 La Nación, 8/7/1985.         [ Links ]

91 La Nación, 5/8/1985.         [ Links ]

92 La Nación, 27/8/1985.         [ Links ]

93 CALVO, Eduardo y Marcelo ESCOLAR, La nueva política de partidos en la Argentina. Crisis política, realineamientos partidarios y reforma electoral, Prometeo, Buenos Aires, 2005, p. 25.         [ Links ]

94 ABOY CARLÉS, Gerardo "Parque Norte o la doble ruptura alfonsinista", en NOVARO, Marcos y Vicente PALERMO (comps.), La historia reciente., cit., pp. 35-50.

95 http://archivohistorico.educ.ar/content/discurso-de-ra%C3%BAl-alfons%C3%ADn-en-parque-norte.

96 "Documento fundacional de la Renovación Peronista", Buenos Aires, 21/12/1985, en CAFIERO, Antonio Razones para ser peronista, COPPPAL/Sudamericana, Buenos Aires, 2007, pp. 103-112.         [ Links ] Algunos autores coinciden en atribuir al radicalismo alfonsinista una clara intencionalidad movimientista, vg. ZELAZNIK, J. "Unión Cívica Radical: entre el Tercer Movimiento Histórico y la lucha por la subsistencia", en Revista SAAP,  vol.7, núm. 2, Ciudad Autónoma de Buenos Aires nov. 2013, en http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1853-19702013000200019&script=sci_arttext. En mi interpretación, el intento de constituir un tercer movimiento histórico fue expresado tibiamente por Alfonsín en Parque Norte, con las ambigüedades y limitaciones inherentes a su posición como presidente de la República y del Comité Nacional partidario, lo que lo obligaba a cierto "tanteo" de la acogida que obtendría en el plenario de delegados de la UCR. Ciertamente era receptivo a la propuesta pactista sostenida por los gramscianos que nutrían el Grupo Esmeralda a quienes se atribuye la autoría de este discurso de matriz republicana (ABOY CARLÉS, Gerardo "Parque Norte.", cit.). Pero también el presidente era un político "de raza", un profesional de la política en sentido weberiano, de gran experiencia, habituado a la construcción política dentro y fuera de su partido. Es probable que, en continuidad con su propuesta de concertación y dada su vocación política, aspirara a generar un movimiento político amplio, del cual el radicalismo fuera la fuerza aglutinante y lo expresara con la cautela propia de una figura sobre la que recaía una enorme responsabilidad. Quienes sí manifestaban abiertamente el objetivo de construir el tercer movimiento histórico eran los coordinadores Marcelo Stubrin, Federico Storani y Luis Cáceres, además del "histórico" -y antes, coordinador- Leopoldo Moreau. Respecto de esta última afirmación, cf. POZZONI, Mariana, "Los coordinadores.", cit., p. 79; AREAS, Tabaré "Juventud radical.", cit.

97 POZZONI, Mariana "Los coordinadores.", cit.

98 La Nación, 16/3/1986.         [ Links ]

99 Entrevista a Oscar Pagni, cit.

100 La Nación, 1/3/1986.         [ Links ]

101 La Nación, 3/3/1986.         [ Links ]

102 Luis Sicilia, "UCR, PJ y PI. Tres internas con sorpresas", en El Periodista de Buenos Aires, núm. 77, 28/2 al 6/3/1986, p. 4.         [ Links ]

103 La Nación, 23/3/1986.         [ Links ]

104 La Nación, 27/4/1986.         [ Links ]

105 La Capital, 30/11/1986;         [ Links ] La Nación, 1 y 2/12/1986.         [ Links ]

106 FERRARI, Marcela"Hacia la victoria. El peronismo bonaerense de cara a las elecciones de 1987", en Iberoamérica Global Vol. 4, núm. 2, noviembre 2011;         [ Links ] ARIAS BUCCIARELLI, Mario (ed.) Política y Partidos en el Cono Sur de América. El caso argentino, siglo XX/XXI, pp. 181-204.         [ Links ]

107 Unión Cívica Radical. Provincia de Buenos Aires, Plataforma electoral 1987, s/l, s/f, s/e, 63 pp. La Fundación Ricardo Rojas se constituyó el 29 de octubre de 1986 en una reunión de la que participaron Raúl Alfonsín, Edison Otero, Alejandro Armendáriz, Emilio Cayetano Parodi, Martín César García Puente, Juan Carlos Pugliese, Carlos Alberto Bravo, Juan Manuel Casella, Fernando Antonio Solá, Juan Carlos Alberto Azzarri, Omar Obdulio Bruzzo, Eduardo Santín, Carlos Antonio Forosito, José Alberto Grieco y Juan Carlos Zambarbieri. http://www.fundacionrrojas.org.ar/Fundacion.htm.

108 Encomillados en Plataforma electoral 1987, passim.

109 Plataforma electoral 1987. cit. El destacado es mío.

110 SILVA, Enrique "Casella, los empresarios y medio millón para la campaña", El Día, 14/8/1987.         [ Links ]

111 En enero de ese año, una encuesta realizada en el Gran Buenos Aires revelaba que la UCR tenía una mejor imagen como partido pero también daba una leve ventaja al candidato peronista. El Día, 18/1/1987.         [ Links ]

112 El Día, 14/8/1987.         [ Links ]

113 "Una semana picante. El traspié de Casella y el retorno de Herminio", en El Periodista de Buenos Aires, núm. 104, 5 al 11/9/1986, p. 6.         [ Links ]

114 WEST OCAMPO, Ricardo "A 30 días, ¿quién gana en la Provincia?", El Día, 6/8/1987.         [ Links ]

115 FABRIS, Mariano "La campaña electoral de 1987. El Justicialismo en busca de nuevos electores", en http://historiapolitica.com/datos/biblioteca/fabris.pdf. [puesto en línea en 2006], consultado el 15/8/2014.         [ Links ]

116 El debate reunió un 62% de audiencia. Distintos medios de comunicación dieron por ganador a uno u otro candidato. El Día, 29/8/1987.         [ Links ]

Recibido con pedido de publicación el 26 de septiembre de 2014
Aceptado para su publicación el 15 de noviembre de 2014
Versión definitiva recibida el 30 de noviembre de 2014

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