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Prohistoria

On-line version ISSN 1851-9504

Prohistoria vol.22  Rosario Dec. 2014

 

RESEÑAS

ANSALDI, Waldo y GIORDANO, Verónica (coordinadores) América Latina, Tiempos de violencias, Ariel, Buenos Aires, 2014, 362 pp. - ISBN 978-987-1496-89-1

Guadalupe Anahi Ballester

Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS), Argentina
gballest@ungs.edu.ar

El campo de estudio de la historia reciente sin dudas está experimentando un momento de gran desarrollo, tanto en nuestro país como en el resto del continente. En el marco de este notable crecimiento de la historiografía argentina sobre el pasado reciente se ubica la obra América Latina, Tiempos de violencias coordinada por Waldo Ansaldi y Verónica Giordano. Este libro dialoga estrechamente con los dos tomos de América Latina, La construcción del orden escritos por Ansaldi y Giordano y también editados por Ariel - Historia en 2013. Pero a diferencia de esos dos volúmenes, Tiempos de violencias es una compilación que problematiza algunas de las cuestiones claves en torno a la violencia política en Latinoamérica durante la segunda mitad del siglo XX, en particular entre 1954 y 1989. Atendiendo a esta problemática, los compiladores reúnen doce trabajos que reflexionan en torno a las condiciones que posibilitaron el surgimiento de las violencias políticas en la región. Los distintos capítulos dan cuenta de los avances que sus autores han realizado como parte del proyecto "Las condiciones sociohistóricas de la violencia en América Latina, 1954-1989" dirigido por los compiladores de la obra en el Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires.

Este trabajo podría incluirse en un grupo mayor que busca desentrañar los intrincados y multifacéticos vínculos entre los Estados y la sociedad civil de América Latina en el convulsionado siglo XX. Sobre el tema muchos investigadores han desarrollado variados análisis del accionar de grupos violentos tanto estatales como paraestatales y civiles. La compilación de Ansaldi y Giordano continúa esta línea de preocupación dirigiendo su mirada a casos puntuales hasta el momento poco explorados. Sin dudas esta investigación aporta otra perspectiva al campo ya que habilita nuevos interrogantes y permite visibilizar preguntas y problemas que no habían sido tenidos en cuenta: "puede sorprender la ausencia de tratamiento de casos obvios que (.) fueron excluidos aquí, justamente por ser obvios" (p. 24). Además de esta preocupación explícita por alejarse de los temas más visitados, la compilación también rompe la escala cronológica usualmente utilizada para pensar la violencia política. El estudio no se centra únicamente en las décadas de 1960 y 1970 y con ello se aleja de la identificación unívoca entre violencia y organizaciones armadas.

Los artículos se encuentran claramente ordenados y conectados por lo que esta compilación no es la mera sumatoria de textos individuales. Esto se evidencia tanto en que todos ellos giran en torno a las condiciones sociohistóricas de la violencia política pero también, y más importante aún, en que el recorrido que nos proponen los coordinadores señalan claramente los elementos estructurales que explican la violencia. A partir de estas dos ideas principales se sostiene como hipótesis que "entre 1954 y 1989, la violencia política fue un recurso desplegado en situaciones de dictaduras (.) pero también un recurso desplegado para el ejercicio de la dominación en situaciones en las que se mantuvo estable el régimen democrático" (p. 16).

Los capítulos que integran Tiempos de violencias pueden agruparse, según sus objetos de estudio, en tres apartados. Un primero congrega los trabajos que se proponen debatir el concepto de "violencia", y en particular los dos primeros capítulos debaten en torno a la violencia política, desde la mirada de la sociología histórica. En primer lugar Waldo Ansaldi y Mariana Alberto reflexionan sobre la violencia que emplearon las clases dominantes de Latinoamérica para transformar el orden vigente con fines propios. En el segundo capítulo Waldo Ansaldi introduce una de las discusiones centrales de la obra: ¿violencia o violencias? Como ya nos adelanta el título del libro, los múltiples significados del término y los debates en torno a quién, cómo y para qué se ejerce la violencia le permiten a Ansaldi redefinir el concepto y hablar de violencias. En el tercer capítulo Lorenza Sebesta realiza un recorrido por autores clásicos, como Hobbes, Rousseau y Marx entre otros, en un intento por superar las dicotomías (hombre/sociedad, intraestatal/interestatal, etc.) ya conocidas. La violencia no es entendida aquí como prácticas sino como relaciones "considerando que se da a menudo el caso de dinámicas que acarrean violencias de hecho, incluso en ausencia de prácticas voluntarias que definan y regulen esas relaciones" (p. 78).

Un segundo conjunto de artículos pone el énfasis en las condiciones de origen de la violencia política en algunos casos puntuales. Resalta el trabajo comparativo que realizan Verónica Giordano, Inés Nercesian, Julieta Rostica y Lorena Soler sobre la violencia política en las sociedades rurales de Chile, Paraguay, Guatemala y Colombia. Como bien marcan las autoras, este acercamiento es superador de los análisis de casos en los que se postergaban las comparaciones y las explicaciones generalizadoras. Retomando el hilo conductor de todo el libro: "la condición sociohistórica común que subyace a la obstrucción del cambio en un sentido estructural, es precisamente la negativa de parte de las clases dominantes a asumir su condición de clase y encabezar la modernización" (p. 130). Los otros capítulos de este segundo apartado se centran en dos casos puntuales. Gina Rodríguez analiza en profundidad a Colombia entre 1946 y 1958 y Lucrecia Molinari reflexiona en torno a la articulación entre sindicatos y represión en El Salvador entre 1967 y 1972. Estos dos trabajos siguen una línea similar ya que explican la violencia política vinculando los procesos y períodos delimitados con lo acontecido en los años previos. De esta forma, la violencia de los años sesenta y setenta forma parte de una secuencia mayor (como ya hemos marcado, una de las novedades de este libro es la periodización propuesta, a fin de analizar las violencias que utilizaron las clases dominantes en la construcción del orden). El último capítulo de este segundo grupo, "Las violencias de Estado durante la última dictadura argentina: problemas de definición y análisis sociohistórico" de Luciano Alonso continúa la línea abierta por Ansaldi sobre las violencias en plural, pero se suma también al debate en torno a las posibilidades del concepto "genocidio" para el caso argentino. Su propuesta es abrir la pluralidad de sentidos y no cerrarlos, de allí su crítica a la idea de genocidio y de guerra y su aporte a la nueva perspectiva de "violencias".

El tercer grupo de trabajos reúne artículos que se ocupan de la relación entre los intelectuales y la violencia. Julieta Rostica toma como caso la violencia en Guatemala en la década de los cincuenta centrándose en los intelectuales que siguieron a la revolución de 1944 y al lugar que se le otorgó a la violencia en el proyecto de transformación. Su estudio pormenorizado le permite identificar que "ni el análisis de los asuntos internos ni la violencia revolucionaria formaban parte de las ideas que barajaban los intelectuales en 1944" (p. 217). Los últimos cuatro capítulos del libro reflexionan sobre la intelectualidad latinoamericana a partir de diversas publicaciones. Inés Nercesian investiga las ideas del Movimiento de Izquierda Revolucionaria de Chile sobre la situación en el continente; Martín Ribadero retoma la publicación Marcha en los años sesenta; Pablo Ponza se propone analizar las mutaciones en el grupo Pasado y Presente, en especial en lo que él reconoce como el paso de la transformación revolucionaria al pacto democrático. Finalmente, Mara Bukart realiza el segundo estudio comparativo de Tiempos de violencias al revisar el terrorismo de Estado en las representaciones de la revista argentina Humor y la brasileña Pasquim.

Por la diversidad de los casos seleccionados, la riqueza de sus análisis teóricos y la amplísima bibliografía consultada y sugerida, la propuesta alcanza a todo aquel interesado en comprender no solo la historia reciente de América Latina sino también las complejas dinámicas de nuestras sociedades actuales. De allí que se convierta en un libro insoslayable para la reflexión sobre el pasado reciente en el ámbito académico y la sociedad en general. La mayoría de los artículos presenta explicaciones amplias y completas que facilitan la lectura y la vuelve atractiva tanto a lectores especializados como al público en general.

Como cierre considero interesante resaltar la idea de tiempos y violencias. A lo largo de todo el libro es posible identificar la multiplicidad de protagonistas, de acciones y de procesos de la violencia política. Estas diversas violencias van de la mano con las distintas percepciones del tiempo histórico. Sin dudas entonces, como bien afirman los coordinadores "hay, pues, muchos tiempos y múltiples violencias. El plural se impone" (p. 25).

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