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Prohistoria

versão On-line ISSN 1851-9504

Prohistoria vol.22  Rosario dez. 2014

 

RESEÑAS

NOVARO, Marcos (compilador) Peronismo y democracia. Historia y perspectivas de una relación compleja, Edhasa, Buenos Aires, 2014, 188 pp. - ISBN 978-987-628-323-6

Lucio Emmanuel Martin

Universidad Nacional del Sur (UNS), Argentina
Miembro del Centro de Estudios del Siglo XX (UNS)
lucio.em@hotmail.com

El objetivo declarado de Peronismo y democracia. Historia y perspectivas de una relación compleja es el de analizar la relación que existe entre el peronismo, definido en el prefacio por el compilador del libro Marcos Novaro como el principal protagonista de nuestro sistema político contemporáneo, y la democracia argentina. Esta obra consta de ocho ensayos elaborados por diversos referentes en la temática, tanto a nivel local como internacional, que centran sus reflexiones en las formas en que el peronismo, entendido a veces como partido y a veces como movimiento, ha influido en el devenir de la vida democrática argentina así como en las consecuencias que para aquel ha tenido su inserción en el sistema liberal constitucional de dicho país.

Luego de la Introducción a cargo del ya nombrado Novaro en la cual se plantea desde diferentes aristas la pregunta fundamental del libro, es decir, si el peronismo ha sido beneficioso o perjudicial para la democracia argentina, la obra puede ser dividida en dos partes que toman como puntos de referencia los temas que, a grandes rasgos, tratan.

La primera parte está constituida por dos trabajos relativos a lo que se denomina primer peronismo o, siguiendo la terminología utilizada por los autores, peronismo clásico, a cargo uno de Samuel Amaral y otro de Loris Zanatta. Amaral intenta fundamentar a lo largo de su trabajo cómo el peronismo no sería un fenómeno nacido de la democracia, sino que sería heredero y producto directo del proyecto político-social de la dictadura militar iniciada el 4 de junio de 1943, que tendría como eje la integración de los sectores menos favorecidos de la sociedad con el fin de evitar que el Partido Comunista llegase al poder a través de un frente popular más extenso. Por su lado, Zanatta intenta explicitar la idea de democracia holística que subyace a la ideología peronista. Aquella se basaría en una concepción organicista del cuerpo social, en el cual todas las partes son íntimamente interdependientes excluyendo la posibilidad de conflicto entre ellas: la conflictividad en caso de existir es anómala, de lo cual se deriva un rechazo del pluralismo característico de las complejas sociedades modernas.

La segunda parte, más extensa, está integrada por cinco artículos que se refieren al peronismo posterior a la recuperación de las elecciones libres en 1983. Tratan, por lo tanto, de un peronismo posterior a la muerte de Juan Domingo Perón, en el cual aparecen nuevas figuras dentro del partido/movimiento con intenciones de liderar la nueva etapa que se abre luego de la caída de la dictadura cívico-militar iniciada en 1976. El primer apartado, que está a cargo de Luis Alberto Romero, nos sirve como introducción general de los textos que le siguen e intentan encontrar las claves para entender este segundo peronismo. La idea fundamental de Romero es que luego de la derrota en las elecciones presidenciales a manos del radicalismo de Raúl Alfonsín, el peronismo habría sabido leer la nueva situación que se inició en los ochenta con el aumento progresivo de la pobreza y desplazó sus cañones del ámbito sindical, sin por esto abandonarlo, al ámbito territorial. La nueva pobreza sería así una de las bases de reconstrucción y transformación del peronismo. Más adelante, Vicente Palermo realiza interesantes reflexiones sobre lo que se conoce como Renovación Peronista, haciendo especial énfasis en los objetivos que originaron su nacimiento así como en las causas de su rápida derrota y desaparición a manos de sectores más tradicionalistas del Partido Justicialista (PJ) liderados por Carlos Saúl Menem. Edward L. Gibson, situándose preferentemente en la década de los noventa, explica el proceso a partir del cual, luego del regreso de las elecciones libres en los ochenta, el sistema político argentino habría pasado de ser fundamentalmente bipartidista a terminar consagrando al PJ como el único partido de poder en la Argentina. Luego, Nicolás Cherny lleva adelante un estudio teórico de las relaciones que podrían establecerse entre un presidente y el partido de gobierno tomando como ejemplo empírico la experiencia vivida entre 2003 y 2011 por el kirchnerismo y el PJ: colaboración, conflicto o desactivación del partido serían todas posibilidades que se dieron dependiendo del mayor o menor poder que ejerciera la figura presidencial. Finalmente, Kurt Weyland se pregunta sobre las consecuencias que el populismo kirchnerista habría tenido y aún tendría para la democracia argentina. El autor llega a la conclusión de que si bien se habrían producido avances que pueden ser considerados democratizadores, el saldo del papel que han jugado las, hasta ahora, tres presidencias kirchneristas, sería negativo para el sistema liberal democrático argentino. Poniéndolo en paralelo con lo que llama populismos de izquierda o radicales, como por ejemplo los gobiernos de Hugo Chávez en Venezuela o Evo Morales en Bolivia, resalta la tendencia que este tipo de gobiernos tendría hacia la concentración de poder y las presiones que ejercerían sobre los opositores políticos y las organizaciones independientes del gobierno.

Si bien a lo largo de la obra podemos encontrar ideas que no siempre son coincidentes, debido a la amplia cantidad de autores que la componen, es sencillo hallar algunos aspectos que le dan coherencia conceptual e ideológica. En primer término, se puede notar que las temáticas tratadas privilegian completamente el estudio de los que podríamos llamar líderes peronistas (Perón, Menem, Duhalde, Kirchner). Para analizar la relación entre peronismo y democracia se hace hincapié en las relaciones que estos cabecillas han sabido tejer en su carrera política, pero ¿qué hay de las bases y los sectores no hegemónicos dentro del peronismo? Por ejemplo, el hecho de que no haya una mención seria a la compleja y cambiante relación que estableció en los sesenta y setenta el peronismo de izquierda, ya sea entendido este como Juventud Peronista, Montoneros, FAR u otra expresión de la época, nos lleva a preguntarnos si los autores consideran a estos sectores dentro del multicolor espacio que fundó Perón. En segundo término, resulta claro que la conclusión que se desprende del libro, una vez que se ha leído en su totalidad, es que a pesar de ciertos avances democratizadores que pueden ser producto de los distintos gobiernos peronistas que han ejercido el poder en nuestro país, el saldo que deja el accionar de estos a lo largo del tiempo es claramente negativo. Si por un lado se rescatan políticas inclusivas como el voto femenino y la incorporación material y simbólica de amplios sectores subalternos a la estructura estatal (nacionalización), esto muchas veces es considerado no desde un sincero sentimiento de inclusión social sino que se ven como pasos de un frío cálculo especulativo con el objetivo de lograr poder o perpetuarse en el mismo; por otro lado, y siguiendo con lo recién comentado, se hace fuerte hincapié en el supuesto componente antidemocrático, o incluso totalitario, que el peronismo tendría desde sus orígenes y que no habría perdido con los años, así como en la teórica necesidad de ocupar todo el espectro político equiparando los conceptos de pueblo, nación y peronismo, excluyendo de la comunidad al resto de los actores de la sociedad política y civil que no comulguen con sus ideas. Finalmente, en tercer término, resulta de vital importancia resaltar la visión ideal de la democracia liberal de la que se parte para analizar el sistema político argentino en general y al peronismo en particular. En gran parte de la obra pareciera que se parte de una democracia ideal que el peronismo vino a contaminar o, en una visión más suave del mismo argumento, a desestabilizar. La conclusión que puede leerse entre líneas es que si el peronismo no hubiese existido la democracia argentina tendría bases más sólidas y estables, y lo mejor para esta es que el movimiento nacido en 1945 desaparezca. Este diagnóstico solo puede ser emitido partiendo de una concepción restrictiva de la democracia, en la cual la participación popular no es una de las claves que definen un régimen democrático, sino que privilegia su carácter meramente formal: el constitucionalismo liberal y la división de poderes sumados a elecciones periódicas serían elementos suficientes para hablar de un régimen moderno, democrático y plural, sin importar quienes detentan el poder, para quienes y con qué objetivos. Peronismo y democracia. Historia y perspectivas de una relación compleja es un interesante análisis sobre el movimiento político argentino más importante del siglo XX, siempre que no perdamos de vista el fuerte carácter liberal burgués que, ideológicamente, lo sostiene.

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