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Prohistoria

On-line version ISSN 1851-9504

Prohistoria vol.27  Rosario June 2017

 

RESEÑAS

DEL VALLE PAVÓN, Guillermina Donativos, préstamos y privilegios. Los mercaderes y mineros de la ciudad de México durante la guerra Anglo-española de 1779-1783. Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, México, 2016, 227 pp.

José Sovarzo

Instituto Patagónico de Estudios de Humanidades y Ciencias Sociales (IPEHCS) - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET)/ Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTreF), Argentina
josesovarzo@yahoo.com.ar

La declaración de independencia de las colonias angloamericanas en 1776 y las posteriores declaraciones de guerra de Francia en 1778 y de España en 1779 a Inglaterra desataron un torbellino de efectos para estas naciones que ejemplifican perfectamente lo que podríamos llamar una victoria pírrica. Para Francia el gasto desmedido de la contienda lo llevó a la bancarrota y a la posterior revolución de 1789-1793. En el caso de España del mismo modo los gastos bélicos produjeron un desequilibrio importante de sus finanzas, abriendo un proceso que terminaría con la crisis de su dominio en América.

La obtención de fondos para el financiamiento de la guerra y en particular los mecanismos por los que la corona española extrajo grandes contribuciones de la economía novohispana para fortalecer los ejércitos y la armada que se desplazaron al Caribe, a donde se trasladó el teatro de la guerra, es uno de los ejes centrales del libro de Guillermina del Valle Pavón. La autora examina los agentes y las dinámicas de negociación que permitieron a Carlos III conseguir donativos, suplementos gratuitos y empréstitos de los mercaderes y otros vecinos pudientes de la ciudad de México, todo ello con la intermediación del Consulado de comerciantes y el gremio de minería, a cambio de privilegios y prebendas. En el desarrollo del libro se explica cómo la espera de beneficios por parte de los contribuyentes superó a su fidelidad hacia el régimen español.

Otro eje de análisis del escrito en cuestión se refiere a los cambios que la guerra contra Gran Bretaña produjo en el comercio que sostenían los mercaderes de la ciudad de México y otros espacios, con la Península, Filipinas y las posesiones del Pacífico Hispanoamericano, así como a las estrategias de que se valieron los mercaderes de la capital del virreinato septentrional para obtener beneficios de la nueva situación comercial.

Guillermina del Valle Pavón es Doctora en Historia por el Colegio de México, investigadora en el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora y profesora en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Sus líneas de investigación han girado en torno a la historia del papel fiscal y financiero del Consulado de la ciudad de México, así como a las redes de negocios de los mercaderes miembros de dicha corporación. Su libro anterior Finanzas piadosas y redes de negocios. Los mercaderes de la ciudad de México ante la crisis de Nueva España, 1804-1808,1 también aborda las conflictivas relaciones entre la corona y las corporaciones mercantiles y religiosas ante los esfuerzos de la primera por extraer la mayor cantidad posible de excedentes monetarios de la Nueva España y de los esfuerzos de dichos cuerpos privilegiados por obtener privilegios a cambios de sus servicios financieros.

La estructura del libro reseñado comprende la introducción, tres capítulos y una conclusión general. Además incluye cuadros, mapas y los índices onomásticos, geográficos y analíticos que son de gran utilidad para el lector y para quien se interese por continuar el análisis de los temas abordados por la autora. No está demás decir que este trabajo de Guillermina del Valle Pavón se basa en un laborioso trabajo de archivo, en el que cruza fuentes de diversa índole, así como en una actualizada y abundante bibliografía.

En el primero de los capítulos la autora examina las negociaciones que el ministro de Indias y el virrey de Nueva España realizaron, en 1776, con el Consulado de México, el gremio minero, un acaudalado productor de plata y otras corporaciones eclesiásticas con el propósito de obtener cuantiosos donativos para la construcción de buques de guerra que reforzaran la Armada real en América. A continuación analiza la forma en que se recolectó el donativo “universal” solicitado por Carlos III en 1780-1781 para cubrir las necesidades económicas de la guerra. Valle Pavón proporciona información detallada sobre los distintos donativos realizados por los miembros de las élites mercantil y minera y las motivaciones económicas que verdaderamente suscitaban el desembolso de cuantiosas cifras en nombre de un supuesto patriotismo y fidelidad a la corona española. Títulos nobiliarios, exención de derechos sobre la comercialización, indulgencias ante la malversación de los caudales reales, autorizaciones varias y hasta la denominación particular de las embarcaciones de la Real Armada eran ofrecidos por la corona para obtener los tan necesarios recursos financieros. Todas estas acciones, más otras detalladas en el capítulo 3, nos brindan evidencia sobre la naturaleza contractual de la política imperial, ya que en todos los casos el monarca debió negociar con los poderes americanos la obtención de recursos fiscales extraordinarios.

En relación con la extracción de caudales para la construcción de navíos de guerra, otra parte sustancial de este capítulo detalla los pormenores de la creación del gremio formal de la minería en 1776. El complicado nacimiento de este cuerpo se desarrolló dentro de un sinnúmero de intereses contrapuestos en donde la corona, el ministro de Indias, el virrey, la universidad de mercaderes y por supuesto los dueños de minas desplegaron todas sus influencias en pos de cumplir con sus objetivos políticos y económicos.

En el segundo capítulo se indaga mediante el estudio de caso de uno de los más poderosos mercaderes del Consulado de México y de una familia de comerciantes que se trasladaron de Panamá a Guayaquil, Perú y México, los cambios y las oportunidades comerciales que se generaron consecuencia de la guerra. Los acaudalados mercaderes de origen vizcaíno, Francisco Ignacio de Yraeta y su yerno Isidro Antonio de Icaza tejieron una red de negocios que les permitió triangular distintas mercaderías desde México, Lima y Guayaquil. Dicha red se dinamizó aún más a partir de que Carlos III permitió el arribo de navíos procedentes de Filipinas a los puertos del Pacífico Hispanoamericano, lo que posibilitó el intercambio de ropas y mercaderías asiáticas por plata y cacao preferentemente. El trasfondo de este redituable comercio tuvo como escenario las negociaciones que realizaban dichos mercaderes, y otros más, con el virrey por el otorgamiento de préstamos gratuitos y a rédito a cambio de permisos y concesiones comerciales. Y a su vez se aprecia cómo los lazos familiares y de paisanaje permitían acrecentar la magnitud de los negocios.

En el tercer capítulo se retoma el análisis del accionar de la corona para obtener préstamos gratuitos a corto plazo y empréstitos a réditos en los momentos finales de la guerra Anglo-Española. La autora en este caso indaga cómo el virrey de Nueva España, Martín de Mayorga, debió negociar con los tribunales del consulado de comercio y de minería la recaudación de dos empréstitos extraordinarios de un millón de pesos cada uno. En esta coyuntura las corporaciones religiosas también invirtieron gran parte de sus fondos en dichos empréstitos a intereses. Aquí, el lector intuye que las cosas han cambiado y que los súbditos esperan obtener una ganancia económica directa a cambio de sus servicios financieros a la corona, y no con distintas prebendas como lo sucedido en 1780 analizado en el primer capítulo. También el accionar de la corona se vislumbra más apremiado por las circunstancias al tomar deuda pública a cuenta de, por ejemplo, la renta del tabaco. Los posteriores conflictos en los que se involucró la monarquía española romperían lo que la autora llama la “política del consentimiento” generando una enorme deuda interna y la debilidad de la lealtad de las elites en Nueva España.

A partir del análisis de este libro podemos puntualizar tres aspectos de los muchos que genera su lectura. Por un lado resulta interesante cómo la autora propone una nueva designación para referirse a lo que con tantas discusiones y confusiones teóricas denominamos elite, clases altas o burguesía comercial. Independizándose de esa reyerta conceptual Guillermina del Valle Pavón prefiere referirse a ese sector como “universidades de mercaderes”. Este término surgido de las propias fuentes, designaba a los mercaderes que estaban asociados en el Consulado y que –con licencia del Rey- gozaban de los privilegios de la representación y la aplicación de la justicia para su actividad. Quedará en los venideros análisis de este libro si este concepto logra imponerse para denominar a los principales mercaderes de la sociedad americana.

Por otra parte es sumamente atrayente el análisis de la denuncia ante las autoridades reales del conde de Rábago sobre la existencia del fondo de sobras de alcabala. Esta supuesta malversación de derechos reales llevada a cabo por los ministros del Consulado de comercio lejos de ser castigada por la corona, fue la excusa perfecta para que esta olvidara lo sucedido a cambio de requerir un importante donativo para la causa española. Este proceder también ha sido analizado en el caso del Consulado de comercio de Buenos Aires por Javier Kraselsky.2 En ambos casos la negociación y el oportunismo no fue estrategia solo de las corporaciones y los vasallos más acaudalados sino también de la corona, que así logró conseguir grandes caudales para sostener el conflicto bélico.

Por último resulta interesante el argumento que esgrimió Carlos III en 1780 para requerir el donativo en las Indias Occidentales. Según la autora del libro ante esta medida el monarca “destacó el tratamiento privilegiado que daba a los súbditos americanos al declarar que en España había incrementado el tercio a las contribuciones provinciales, mientras que en los dominios de Indias únicamente había pedido un donativo voluntario.” (p. 53) Esto sumado a que casi la totalidad de los caudales extraordinarios que se obtuvieron en Nueva España se destinaron a La Habana y en una parte mucho menor a la metrópoli, nos trae a la memoria el debate sobre la “cuestión colonial” de América y las posibilidades ciertas que tenía el monarca de hacer cumplir su voluntad en España y en el nuevo continente.

Para finalizar podemos decir que el nuevo libro de Guillermina del Valle Pavón tiene la virtud tanto de indagar en los mecanismos por los cuales la corona consiguió recursos extraordinarios del virreinato de Nueva España como también presentarnos varias conjeturas sobre las intencionalidades de las corporaciones y los comerciantes que, con seguridad, serán puntos de partida de nuevas investigaciones.

Notas

1 DEL VALLE PAVÓN, Guillermina Finanzas piadosas y redes de negocios. Los mercaderes de la ciudad de México ante la crisis de Nueva España, 1804-1808, Instituto Mora, México, 2012.         [ Links ]

2 KRASELSKY, Javier Las estrategias de los actores del Río de la Plata: las Juntas y el Consulado de comercio de Buenos Aires a fines del Antiguo Régimen (1748-1809). Tesis de Doctorado, Universidad Nacional de La Plata, 2010, inédita. Disponible en http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/tesis/te.447/te.447.pdf (30/04/17)        [ Links ]

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