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Prohistoria

versión On-line ISSN 1851-9504

Prohistoria vol.28  Rosario dic. 2017

 

RESEÑAS

GARAVAGLIA, Juan Carlos y FRADKIN, Raúl A 150 años de la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay, Prometeo, Buenos Aires, 2016, pp. 233. ISBN 978-987-574-840-8

Ignacio Zubizarreta

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Instituto de Estudios Socio-Históricos, Universidad Nacional de La Pampa, Argentina; e-mail: ignzubizarreta@gmail.com

No resulta banal ni sencilla la tarea de reseñar la última obra publicada en vida por Juan Carlos Garavaglia (en coordinación conjunta con Raúl Fradkin). Y eso por varias razones. Primero, porque su reciente y rauda desaparición nos impide dimensionar hasta qué punto logró plasmar en su última publicación, los avances de un proyecto de investigación en ciernes, pero de largo aliento. El formato que reviste la obra, integrada por capítulos que representan, en casi todos los casos, un corpus de ponencias exhibidas en una reunión académica efectuada en la Universidad Nacional del Litoral y la ausencia de un extenso prologo o estudio preliminar daría cuenta, a las claras, de que Juan Carlos se encontraba muy distante de dar por cerrada su pesquisa sobre la problemática de la guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay. Pero también, reseñar su último trabajo nos resulta un desafío mayúsculo porque representa el último eslabón de una larga y compleja secuencia de estudios del autor que, como bien lo señala Fradkin en el Post scriptum de la propia obra, nacían de sus precursores análisis sobre el Paraguay colonial cerca de cincuenta años atrás. Último y no menos importante, la dificultad de evaluar su libro radica –a su vez y para este caso– en que el interés por confeccionar una evaluación crítica e imparcial sobre un texto determinado (como se pretende para la mayoría de las reseñas) se desvanece y predomina la voluntad por reflejar y homenajear a un autor extraordinario, prolífico y sobre todo, generoso con quiénes hemos aprendido tanto de él.

Indagar en las páginas de "A 150 años de la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay" implica acercarse a una aproximación de lo que podría considerarse un estado de la cuestión sobre dicho proceso histórico. La versatilidad de temas y la diversidad de enfoques representan un nutrido punto de mira desde donde poder abordar un acontecimiento histórico francamente enorme, complejo, fascinante pero desatendido por la historiografía reciente, y a su vez crucial para comprender los procesos de construcción nacional de varios países sudamericanos a lo largo del siglo XIX. Siguiendo los estrictos parámetros de las historiografías nacionales –con excepción del propio caso paraguayo, donde la conflagración se materializó principalmente en suelo propio–, la Guerra de la Triple Alianza constituyó un no lugar, un incómodo momento que se sabe tuvo causas y consecuencias profundas y dolorosas pero que a pesar de ello no fue estudiada de manera sistemática. No es el lugar para indagar los motivos de esa, cuanto menos, evidente desatención historiográfica; pero es manifiesto que los autores que participan de la obra parten mancomunados de una disconformidad general que intentan, en buena medida –y a buena hora–, subsanar.

La obra, como se dijo, refleja los fructíferos intercambios de un workshop y por ello, se estructura en capítulos que brindan una propuesta, y acto seguido se nutre de los comentarios de otros colegas. De este modo, el primer capítulo, de Thomas Whigham, busca responder a una pregunta siempre latente: ¿cómo pudieron los paraguayos sostener por tantos años una guerra tan desigual y contra rivales tan poderosos? Las respuestas son, sin embargo, múltiples, pero en este caso el historiador norteamericano opta por centrarse en el análisis de la figura y del liderazgo del Mariscal López y en la organización militar que supo construir. Alejandro Rabinovich, basando su aporte en el trabajo previo de Whigham, considera –muy a contrapelo de ciertas corrientes historiográficas– que la resistencia paraguaya, más que un enigma inexplicable o absolutamente excepcional, radicó en la forma de hacer la guerra que las circunstancias la obligaron a tomar. En otras palabras, mientras que al comienzo del conflicto, Paraguay, volcado al ataque, sufrió reiteradas derrotas, la guerra defensiva, en el tipo de escenario en que operó, le brindó resultados mucho más eficaces en desmedro de las fuerzas aliadas que debieron pasar de la defensa (exitosa) al ataque (masivamente mortífero y repleto de escollos).

En el siguiente capítulo del libro, Wilma Peres Costa considera algunos elementos que llevaron a que la guerra se trasformara en la propia sepultura del Imperio. Para ello, analiza la peligrosidad de las alianzas entre países republicanos y no esclavistas con los que se vio obligado a pactar, los enormes costos sociales, económicos y políticos de una movilización sin precedentes –los que son evaluados a base de estadísticas– y finalmente, los gastos y emisión de deuda a que debió someterse para poder sostener los costes de la aletargada conflagración. Luego, en breves páginas, Jorge Gelman incorpora sugestivos comentarios sobre la exposición de Peres Costa y de forma analítica, desglosa y evalúa el corpus de gráficos y de cifras que presenta la autora.

El capítulo que continúa es el de Juan Carlos Garavaglia, pero reservo su análisis para más adelante. De este modo, despunta luego la propuesta de Mario Etchechury, quien se ocupa de revisar una temática desatendida: las formas de reclutamiento transnacional de la guerra del Paraguay. Mientras la mayoría de los trabajos acostumbran a dimensionar el peso de la incipiente nacionalidad en las fuerzas de guerra; Etchechury, por el contrario, se focaliza en mostrarnos las conexiones transatlánticas en la conformación de las mismas, atendiendo así a una escala global. Puntualmente, se detiene en las divisiones de origen europeo pero también en el rol militar y político de la legión paraguaya (es decir, las fuerzas que lucharon a favor de la triple alianza pero integradas por paraguayos fugados del régimen de López). Suceden a este trabajo, y al previo de Garavaglia, los comentarios de Raúl Fradkin, quien se detiene no solo en cuestiones puntuales sobre ambos ensayos, sino que incorpora aportes y apreciaciones de gran valor. Entre ellos, atiende al impulso dado por la contienda al proceso de nacionalización de las masas campesinas y plebe urbana, a la dinamización y cohesión simbólica de las elites –y en particular, de su rol en el ejército– y al proceso de estabilización político-social que sucede a la contienda. Cierran la obra dos breves capítulos; en el primero, Ignacio Telesca hace un recorrido por la historiografía paraguaya desde el epílogo de la guerra en adelante, queriendo mostrar la construcción del mito del Paraguay idílico anterior al conflicto y utilizando como ejes su desarrollo económico e institucional. En cambio, en el apartado que concluye el libro, Julia Rosemberg confecciona un sintético análisis sobre un conjunto de imágenes de época (caricaturas, fotografías, pinturas, etc.) tan interesante que nos hubiese gustado pudiera explayarse tendido y con mayor profundidad.

De aquí en adelante quisiera detenerme muy raudamente en los aportes realizados por Juan Carlos Garavaglia en la obra que nos ocupa, pero también proyectar algunos de sus anhelos. La guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay constituye aún un enigma en muchísimos aspectos. Representó, probablemente, la conclusión de centenarios conflictos entre Portugal y España y a su vez, para el propio Juan Carlos, reflejó la "otra cara" del exitoso modelo argentino de inserción al mundo: un rostro más cruel y desigual. Para la comprensión cabal de la contienda y sobre todo lo que significó en esfuerzo material y humano –y así dimensionar el rol del creciente estado nacional– es preciso cuantificar. A ello se dedica in extenso y con la maestría con que solía recopilar y analizar los siempre elusivos, aislados y discontinuos datos extraídos de los archivos. Para 1866 Argentina había logrado levantar un ejército de casi 25 mil hombres; cifra desde todo punto de vista sorprendente, debido al inesperado ataque de López y a la escasa preparación del país para un conflicto a gran escala. Pero ese gran esfuerzo reclutador llevaría a inmediatas consecuencias: levantamientos en masa y grandes deserciones. La represión de estos movimientos insurreccionales, el esfuerzo organizativo para vestir y alimentar a tamaño cuerpo de tropas, el empeño en financiar la campaña a través de empréstitos gravosos, nos hablan de un proceso de modernización, de la consolidación de una estructura estatal desarrollada y del nacimiento de un ejército –en vías de profesionalización– propiamente argentino. De este modo, Garavaglia busca no perder de vista la doble arista del proceso: a los testimonios de progreso y modernidad, le enrostra los costos humanos y el alto endeudamiento externo (tópico, este último, tratado en uno de sus últimos artículos publicado en Quinto Sol).

La importancia que tuvo la guerra del Paraguay para el devenir no solo de la historia de nuestro país, sino de la de nuestros vecinos, no puede ser ya cuestionada; y la obra reciente de Juan Carlos sin duda colabora a entenderlo en esa clave. A pesar de ello y como se señaló líneas arriba, se trató de una investigación en curso que muy a nuestro pesar quedó trunca. La ocasión de explorar archivos inéditos e ignotos (muchos de ellos, lamentablemente, aún resguardados con celo en dependencias ministeriales) y la posibilidad de poder desarrollar y delinear los contornos de dos protagonistas de la guerra del Paraguay que nuestro autor consideraba antitéticos (Lucio V. Mansilla y Julio A. Roca) pero fundamentales en el devenir del proceso histórico consecutivo a la contienda, quedan presumiblemente en el tintero. Pero puede que tal vez Juan Carlos, desde otro lugar, nos siga indicando el norte e invitando a continuar la senda trazada. De esta manera la tinta volverá a correr de la mano de aquellos que tanto aprendimos de –y gracias a– él y su legado permanecerá vigente.  

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