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Postdata

On-line version ISSN 1851-9601

Postdata  no.11 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Apr. 2006

 

ENTREVISTA

Entrevista a Catalina Smulovitz*

* Doctora en Ciencia Política (The Pennsylvania State University). Directora del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Torcuato Di Tella. Su publicación más reciente es Enforcing the Rule of Law. Citizens and the Media in Latin America (Pittsburgh University Press, 2006) editada conjuntamente con Enrique Peruzzotti.

POSTData:¿Cómo evalúa usted el desarrollo experimentado por la ciencia política argentina durante los últimos cincuenta años? ¿Se puede hablar de etapas en el desarrollo de la disciplina?

Smulovitz: Básicamente, creo que hay tres grandes etapas. Una anterior a los años cincuenta o sesenta, una desde los sesenta hasta la aparición de la democracia y, después, otra post-democrática. Es cierto que el segundo período se podría subdividir, pero a los fines de lo que quiero expresar, quizás no haga falta.
La primera es una reflexión sobre la política más desde el derecho y desde lo normativo. No es una reflexión politológica en un sentido de comprensión del funcionamiento de la dinámica política (más allá de las excepciones y las menciones que se puedan hacer sobre el rol de la Revista Argentina de Ciencias Políticas a principios de siglo). A grandes rasgos, me parece que toda la primera reflexión es una reflexión más jurídica, normativa, formal, institucional.
A partir de los sesenta, y con los cambios en, por un lado, la sociología en Argentina y por el otro lado la revolución conductista, hay un cambio central: se pasa del deber ser al análisis de lo que es. Uno puede pensar que es un intento efímero y que la politización que tiene la Argentina da lugar rápidamente a una confusión entre el rol de la ciencia política y la política y a una pérdida de la distinción. Pero si bien esa no distinción afecta a las ciencias sociales en general en ese período, también es cierto que algunos de los elementos que se empiezan a crear en ese momento (la carrera de Sociología en la UBA y el Instituto Di Tella) van a ser la muy importante base de la ciencia política que va a expandirse más abiertamente a partir de 1983.
Entonces, aunque es cierto que este intento de volver a un análisis más empírico y menos atado al deber ser tuvo un rol más efímero al principio, también es cierto que tiene cierta persistencia que se retoma después.
Lógicamente, en el período democrático y con cierta estabilidad de los fenómenos políticos democráticos, el tipo de reflexión se vuelca sobre las características del ejercicio del gobierno como preocupación clásica de la política. Una cosa que me parece interesante es que si uno mira los trabajos sobre la historia de la ciencia política americana, se insiste en su conexión con el funcionamiento del régimen liberal, el funcionamiento de la democracia como tal. La aparición misma de la rama de American Politics como una rama particular de la disciplina está asociada al ejercicio del gobierno democrático. Yo había pensado cuando leía sobre esto que quizás, en el caso argentino en particular, la falta de esta estabilidad por períodos tan prolongados dio la oportunidad de mirar algo que quizás en ese otro contexto no se podía mirar: la forma del ejercicio del gobierno autoritario. En ese sentido, me parece que las innovaciones teóricas que ha habido en particular en la literatura politológica argentina y de América Latina en relación al funcionamiento y dinámica de los gobiernos autoritarios, tiene también que ver con esta historia distinta en la cual no sólo existe una preocupación acerca de cómo se ejerce el poder en un régimen liberal democrático, sino también un interés por entender el ejercicio del poder en los autoritarismos.

POSTData: ¿Considera usted que la ciencia política argentina está evolucionando hacia una homogeneización con la discusión (y los métodos) de la ciencia política desarrollada en Estados Unidos? Si esa homogeneización está ocurriendo, ¿es causada por la estabilidad democrática? ¿O son dinámicas particulares propias del caso argentino las que hacen que la ciencia política se desarrolle bajo determinados cánones preponderantes?

Smulovitz: No, creo que las razones de la homogeneización no tienen que ver solamente con la estabilidad democrática. Creo que están relacionadas con la estructura del mercado profesional, que impone cierto tipo de requisitos de acceso, que hacen pasar a una gran parte de potenciales académicos por un tipo de formación que homogeneiza los procedimientos, las metodologías, ciertas preocupaciones académicas, el lenguaje. Eso se podría mirar desde una perspectiva positiva y decir que permite la constitución de un campo disciplinario común. De hecho, otras disciplinas de las ciencias sociales se consolidan cuando consiguen hacer ese tipo de cosas. Por supuesto, como cualquier proceso de homogeneización, el riesgo siempre es cuál es el nivel de variación dentro de esa homogeneidad. Eso lo dejo con un signo de pregunta. Pero en todo caso, en relación a la pregunta más específica de si tiene que ver con cambios en la evolución histórica argentina en particular, digo que sí, que tiene que ver con una evolución histórica, pero también con un cambio en la evolución de la estructura de la profesión académica en la Argentina y el tipo de exigencias que tiene esa inserción.

POSTData: Y en la discusión más metodológica, ¿observa alguna diferencia entre la forma de aproximación al objeto de estudio que se da en los países angloamericanos versus los métodos de Europa continental? Si es que hay dos corrientes, ¿cuál es la que tiene más influencia sobre la ciencia política argentina?

Smulovitz: Yo creo que esas diferencias existen, pero que también tanto en Europa continental como en Gran Bretaña están en un proceso de homogeneización. Este proceso en un punto tiene que ver con la lógica de la construcción del mercado de los politólogos, del mercado académico. Y en ese sentido, la homogeneización pasa por cuáles son los requisitos que hoy por hoy se exigen en las universidades para acceder a ese mercado. Entonces, aun cuando uno puede hoy en día reconocer ciertas diferencias y ciertas orientaciones, me parece que hay una tendencia a la homogeneización general. A pesar de que hoy la homogeneización absoluta no existe, uno ya empieza a encontrar metodologías más cuantitativas, más formales, comparadas, como regla general de toda revista que se precie, venga de donde venga y salga donde salga. Y en los requisitos de las universidades más prestigiosas de cada uno de estos lugares también eso aparece casi como un requisito. Entonces, hay un incentivo muy fuerte hacia una homogeneización metodológica.
Yo tengo sentimientos encontrados con respecto a eso. Por un lado, entiendo que es fundamental para crear esta noción de un campo disciplinario común y criterios de evaluación y de entendimiento comunes del objeto. En ese sentido, el énfasis en los aspectos formales, cuantitativos, comparados y empíricos me parece más que relevante. Simultáneamente, en algunos casos entiendo que ese énfasis lleva a la irrelevancia de las preguntas o a proponerse preguntas sólo sobre aquello que admite este tipo de tratamiento. Hay inhibición para hacer ciertas preguntas y para cuestionar ciertos problemas porque no existen los instrumentos adecuados. Entonces, la pregunta innovadora parece quedar en el campo de la filosofía.
Ahora bien, sigo pensado que uno encuentra más fuertemente esto, y estoy diciendo una obviedad, en las universidades americanas y en la producción americana, y no así en la producción europea. Pero insisto, más allá de que uno mantenga esta distinción, yo creo que si uno hiciera un conteo de los tipos de artículos que están empezando a aparecer en uno y otro costado del Atlántico, se encontrará con que se deben estar pareciendo cada vez más en las preguntas y los métodos.

POSTData: Teniendo en cuenta este escenario, ¿en qué lugar posicionaría el desarrollo de la ciencia política argentina hoy?

Smulovitz: Básicamente, me parece que está dividida casi generacionalmente. Por una razón generacional yo estoy a caballo de estas dos situaciones. En general, la gente que conozco que se ha graduado con posterioridad al año noventa en la Argentina y que ha seguido carreras académicas, claramente tiene una orientación en la cual una parte central de sus preocupaciones es el contenido metodológico, empírico y formal. En cambio, me parece que las generaciones anteriores están todavía gobernadas por la pregunta más que por el método.

POSTData: ¿Qué tipo de comunicación e intercambio se puede observar entre las diferentes instituciones en las que se desarrolla la ciencia política (universidades, institutos o fundaciones)? ¿Cómo afecta eso al desarrollo de la disciplina?

Smulovitz: Mi impresión es que existe una comunicación fluida, pero porque es personal. El número de los que terminan realizando esta actividad es bastante pequeño y los lugares para cruzarse tampoco son muchos. De hecho, la mayor parte de los que participamos de esto interactuamos en términos personales en más de una ocasión en el año, y tenemos historias comunes, ya sea por haber sido compañeros de estudio, por haber mantenido una relación profesor-alumno, o por haber mantenido una relación de colaboración de investigación. Me parece entonces que, en ese sentido, seguimos funcionando como un grupo primario en cuanto a las formas de las comunicaciones, diría casi por encima de las competencias institucionales. Creo que es mucho más difícil establecer alianzas institucionales que alianzas de colaboración. De hecho, puedo pensar en proyectos que se están realizando aquí en la Universidad Di Tella en los cuales participan investigadores que están afiliados en otras universidades, y que de haberlos planteado entre universidades seguramente no hubieran sido posibles.
Ahora bien, tampoco sé si en algún otro lugar es muy distinto. Esto es, tampoco sé si en lugares donde el mundo de las instituciones de la ciencia política es más amplio y están más consolidados los mecanismos de interacción, la comunicación se da entre instituciones, o si en realidad se da entre individuos, que en todo caso dan lugar a formalizar esa relación institucionalmente. Dejo planteada la pregunta, pero no me parece que necesariamente sea en otros casos muy distinto, es decir, que el rol del conocimiento y el contacto personal sea menor en esos otros casos.

POSTData: Ese carácter más personal de la ciencia política argentina siempre se atribuía al bajo número de politólogos, de carreras de ciencia política o a la poca inserción de la disciplina en la sociedad. Pero en los últimos diez o quince años hay una gran cantidad de graduados y asistentes de investigación que se están insertando, hay un número creciente de carreras de ciencia política que se están abriendo, y consecuentemente están creciendo el campo y la comunidad académica, y evidentemente eso mella la posibilidad del conocimiento personal directo. ¿De qué manera eso afecta al desarrollo de la disciplina como tal?

Smulovitz: No hay duda que la selección de individuos en base a relaciones personales siempre es muy discrecional, eso es seguro. Simultáneamente, cuando uno encuentra análisis, por ejemplo, del desarrollo de ciertas disciplinas -vuelvo a insistir, en países donde se supone que están más consolidadas institucionalmente- la idea del secret college aparece inmediatamente. El secret college es eso, es el peso de relaciones interpersonales antiguas provenientes de algún vínculo anterior. Finalmente, esto es una forma elegante de decir algo sobre la relevancia de los vínculos primarios.
Lo que sí yo puedo decir, pensando en la experiencia de la Universidad Di Tella, es que nosotros estamos haciendo un esfuerzo importante para saber quién es quién dentro de ese grupo de politólogos jóvenes, con doctorado y con tesis en proceso de publicación, como para poder abrir el espectro de nuestros conocidos. Pero claro, no tenemos ese mercado de entrevistas que existe en otros lugares, aunque sí tenemos un equivalente funcional: el seminario periódico del Departamento de los últimos dos años y medio, en el que participa gente que viene de afuera -politólogos argentinos que se han ido a estudiar al exterior y regresan para hacer su estudio de campo-. No los estamos buscando para darles un puesto en este momento, sino para conocer potenciales candidatos para el momento en que haya una oportunidad. El ámbito del seminario tiene para nosotros distintos beneficios. Este es uno de ellos. Otro, por supuesto, es el conocimiento, saber en qué está trabajando gente que está haciendo investigación novedosa sobre ciertos temas, conocer gente nueva. En fin, armar la comunidad.
Yo creo que tenemos un problema acerca de dónde está el mercado. La SAAP, o los congresos de la SAAP, no tienen todavía las entrevistas laborales como ámbito de contratación, en las que los distintos politólogos aspirantes a incorporarse se presenten. Creo que por eso existen estas alternativas.

POSTData: ¿Cree que se han ampliado los espacios de debate o difusión que tienen los profesores o los alumnos para dar a conocer su producción académica?

Smulovitz: Sí, hay más puertas, hay más lugares, hay más espacios. Por lo tanto, cada uno puede tener su artículo, su libro, su programa de cable. Esto no quiere decir que se crucen, que los artículos o los libros se lean, o que los programas se miren. Porque para el debate, la discusión, en realidad se necesita cruzar. Entonces acá tenemos un dilema en el sentido de que quizás la dispersión de bocas o de puertas, en realidad hace que nos podamos ver menos que antes en un punto, porque hay menos concentración. Si antes solamente existía Desarrollo Económico (y no estoy diciendo que haya que volver a esa situación), uno no podía dejar de leerla. Hoy, uno tiene tantas otras cosas que ya deja de leer Desarrollo Económico para leer POSTData, por ejemplo. En ese punto, me parece que el problema del debate tiene que ver con la dificultad para que existan cruzamientos. Este exceso de información presenta un problema de cómo uno selecciona. Pero es un problema de la era moderna, no sólo de la ciencia política.

POSTData: En los últimos años, quizá con más fuerza a partir de la crisis de 2001, apareció en la sociedad y en el periodismo una necesidad de explicar todo lo que ha pasado. Se nota una presencia mayor de los politólogos en los medios de comunicación. ¿Cree usted que esto genera un ámbito de mayor reconocimiento de la disciplina? ¿Están los politólogos en condiciones de brindar a la sociedad explicaciones acerca de lo que pasa políticamente en el país, con determinados niveles de certeza y accesibilidad para un público más amplio?

Smulovitz: Yo creo que los politólogos deberían intentar hacer eso, esto es, deberían intentar dar explicaciones sobre fenómenos políticos también coyunturales. No sé si la característica del género periodístico, ya sea escrito, televisivo o radial, permite algo más que una opinión casi de sentido común. Porque en general las explicaciones de los politólogos suponen la consideración de muchos factores, y entonces el tipo de intervención que habitualmente hace un politólogo que quiera opinar con cierta seriedad, supone un nivel de complejidad del argumento, una no linealidad del argumento, que no se lleva muy bien con el género periodístico. Entonces, entiendo la intención, apoyo la intención, pero no sé si no es una empresa perdida de antemano. Eso no quiere decir que no hay que aparecer, pero hay algo en la propia estructura del género periodístico que no me parece muy afín a este tipo de explicaciones más complejas.
Por otro lado, además de este problema de la complejidad, el tratamiento periodístico sobre los asuntos políticos es un tratamiento moral. Entonces, un politólogo que efectivamente trate de explicar un fenómeno y que no está convocado como ciudadano para hacer una apreciación moral del fenómeno, decepciona a los periodistas porque muchas veces los politólogos en un programa de televisión dicen cosas que no son políticamente correctas. Hay un desencuentro entre los géneros. La dificultad que tienen los politólogos de intervenir en ese formato tiene que ver con que el tipo de apreciación de un politólogo hace no se refiere a la moralidad de las cosas sino que tiene por objeto entender por qué sucedieron de esa forma o por qué pueden llegar a pasar ciertas cosas. Esa es otra razón que, a mi parecer, dificulta la relación.

POSTData: Pero aun teniendo en cuenta ese desencuentro, ¿esa presencia le da una mayor visibilidad a la disciplina?

Smulovitz: A la disciplina sí, creo que sí. Para ser precisa, esa dificultad es mucho mayor en televisión y radio. En las columnas de politólogos en los medios gráficos -y no donde aparece la opinión del politólogo perdida en una nota- es necesaria la habilidad de poner sucintamente algo más complejo en un lenguaje un poco más sencillo, sin perder por eso sutileza en el análisis. Cuando la opinión de un politólogo es parte de un collage más amplio, me parece que es problemático, porque la opinión del politólogo funciona más como mecanismo para legitimar la opinión del periodista, o en algunos casos, haciéndole decir algo al politólogo lo que el periodista no se anima a decir.

POSTData: ¿Qué elementos son necesarios, a su criterio, para lograr una mayor consolidación de la ciencia política en la Argentina?

Smulovitz: Uno puede pensar la consolidación de la ciencia política argentina desde dos perspectivas. Uno, como consolidación de la disciplina en sí, como disciplina de conocimiento. Eso tiene que ver con los cambios que se han producido en los últimos años en la educación universitaria de la disciplina, en la formación de posgrados de los politólogos. Es un proceso que está bien encaminado, en términos de la constitución del campo del saber. A mí me parece que el problema (o uno de los problemas importantes para la consolidación de la disciplina) no tiene que ver solamente con la oferta académica, sino con la demanda de profesionales. Y nótese que hasta ahora hablé de la demanda académica, que no creo que sea suficiente para producir la consolidación de la disciplina como tal o la consolidación de la carrera profesional como tal. En este sentido, me parece que parte de las dificultades para consolidar la disciplina tienen que ver con que no es muy claro qué es lo que hace un politólogo, para qué le sirve a alguien un politólogo, al margen de escribir libros o artículos. Me parece que no está visualizado cuál es el rol que los politólogos pueden tener en la administración pública, en las burocracias estatales, en la formación e implementación de políticas públicas, en la elaboración o el análisis de la producción de legislación, o en empresas que estén evaluando riesgos de inversión o lobbies que estén evaluando medidas regulatorias (todas actividades posibles). Esas actividades que no son visualizadas como exigentes de un saber particular, son actividades en las cuales los politólogos no hemos sabido mostrar que tenemos capacidades particulares para realizarlas. Yo creo que la consolidación de la disciplina no va a depender solamente de que sepamos consolidar un mercado académico sofisticado. Dado el tamaño de la Argentina, dada la cantidad de universidades existentes y la cantidad de potenciales estudiantes para ocuparse como profesores, a menos que la disciplina encuentre también un área en la cual sea demandada para otro tipo de tareas profesionales en forma importante, hay un límite a la consolidación.
Hoy por hoy los politólogos aparecen opinando sobre los grandes temas nacionales e internacionales. Pero la habilidad para el análisis estratégico, el análisis político, la capacidad de análisis multidisciplinario sobre cómo se combinan factores institucionales, políticos y sociales para evaluar efectos de una política dada o de una regulación, todavía no está visualizada. Y eso abriría un campo de inserción muy grande en otros ámbitos. Yo creo que tenemos un problema: no está claro, ni para nosotros ni para otros posibles demandantes, en qué otras cosas podríamos aplicar este tipo de conocimientos, este tipo de saberes, este tipo de habilidades en forma útil y necesaria. No estoy hablando solamente de la necesidad de profesionalizar la administración pública. Me refiero también a trabajos en cámaras empresarias, donde estos conocimientos son relevantes para analizar los efectos de la regulación internacional en las posibilidades de exportación. Es este tipo de espacios el que me parece que habría que hacer más visible.

POSTData: En otros países, esta vinculación entre las instituciones de ciencia política, el aparato estatal y las entidades privadas es más fluida. La menor interacción en nuestro caso, ¿tiene que ver con el incipiente desarrollo de nuestra disciplina, o la relación es en sí difícil?

Smulovitz: En el caso de Estados Unidos claramente la relación entre el mundo universitario y el aparato estatal es mucho más fluida, y no exclusivamente en temas de política exterior (porque uno podría pensar que dado el lugar estratégico de Estados Unidos, habría un mayor espacio para ello) sino también en lo que tiene que ver con políticas públicas específicas: social, habitacional, etc. El rol del analista político como analista estratégico de implementación de decisiones burocráticas está mucho más incorporado. Yo no sé con certeza si es solamente atribuible al menor desarrollo o al desarrollo más tardío. Si uno mira en sociología de las profesiones cómo los abogados, en particular en Estados Unidos, van monopolizando campos de acción, tanto en el mundo privado como en el mundo público, uno debería preguntarse cómo hicieron en ese mundo los politólogos para encontrar algún espacio. Una de las cosas que me parece clara es que muy poca gente puede contestar la pregunta de para qué sirve un politólogo. Yo creo que hay un problema que tiene que ver con la definición de las habilidades, más allá del conocimiento. Me parece que hasta que eso no se rompa, no creo posible la consolidación de la actividad como tal.

POSTData: Con respecto a su gestión como Directora de la Carrera en la Universidad Torcuato Di Tella, ¿cuáles son sus proyectos?

Smulovitz: Mi gestión tiene tres objetivos. Uno es crear un ámbito de incorporación de nuevos politólogos. Una de las cosas que yo evalué en su momento, es que los lugares de incorporación de investigadores o de politólogos jóvenes están restringidos, porque esos espacios fueron ocupados en las universidades casi de manera uniforme en 1983. Entonces los lugares de incorporación de nuevos politólogos son más difíciles. Una de las cosas que me han preocupado es encontrar mecanismos para asociar de distinta forma politólogos jóvenes con intereses académicos al funcionamiento de la universidad. Ya sea a través de algunos proyectos de investigación, ya sea a través de algunas cátedras, o también a través de una serie de actividades extracurriculares, como seminarios o jornadas que hacemos en forma periódica. La intención ha sido crear un espacio de discusión académica sobre cuestiones de la ciencia política.
En segundo lugar, dentro del curriculum particular de la carrera, lo que he hecho en estos años es fortalecer, por un lado, la formación metodológica del nivel de grado. En general la formación metodológica a este nivel tiende a ser escasa; mi intención es que aparezca como un eje importante en la formación, para que el tipo de trabajo que se realice sea un trabajo empírico adecuado. Nuestra experiencia es que los graduados que han encontrado buenos trabajos inmediatamente después de recibirse son aquellos que escribieron tesis sobre temas empíricos específicos. Ponemos mucho énfasis en las tesis de licenciatura y en los instrumentos que necesitan para hacerlas porque son claramente un abridor de puertas, ya sea para la actividad académica o para aquellos chicos que han entrado al mercado profesional (ya sea en ONGs, en la función pública o en cámaras comerciales, como por ejemplo aquellos que se dedicaron a temas regulatorios de la OMC).
El tercer objetivo es crear un ámbito para debatir los cambiantes temas de la ciencia política contemporánea. De ahí que una parte importante de la actividad dentro de la carrera ocurre no solamente dentro del aula, sino también afuera, introduciendo temas novedosos que quizás no ameritan un curso entero (en el sentido que no dan para un curso básico de formación) pero que sí exponen a los estudiantes a discusiones más de frontera, más cambiantes.
Además, está el proyecto de crear una maestría y un doctorado, un posgrado en ciencia política con énfasis en política comparada, en metodología y en el análisis empírico de las instituciones del gobierno argentino. La idea es incorporar una maestría y un doctorado con esos tres ejes bien concentrados, no hacer una maestría que reitere en forma más profundizada las materias de una licenciatura, sino focalizada en estos tres ejes básicos.