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versión On-line ISSN 1851-9601

Postdata  no.12 Ciudad Autónoma de Buenos Aires ago. 2007

 

RESEÑAS

Las derechas. La extrema derecha en la Argentina, el Brasil y Chile (1890-1939). Sandra McGee Deutsch, Universidad Nacional de Quilmes, Bernal, 2005, 527 páginas.

Darío Rodríguez

Mientras que los estudios sobre los avatares que definieron el devenir de las diferentes fuerzas revolucionarias en nuestra región ocupan buena parte de las bibliotecas académicas, los análisis sobre las fuerzas conservadoras y antirrevolucionarias no parecen haber corrido la misma suerte. En efecto, su presencia es mucho más esporádica e incluso en los casos en los que se logre dar con alguna obra sobre el tema en cuestión, lo más probable es que la misma carezca de la sistematicidad y la rigurosidad esperadas. Y esta ausencia resulta paradójica, principalmente en contextos como los latinoamericanos, donde los llamados movimientos de derecha ejercie­ron una influencia decisiva sobre las configuraciones socio-políticas que adoptaron en este último siglo un número no menor de los gobiernos de nuestro continente.
Así entonces, con el objeto de dar cuenta de este vacío, y atender a esta paradoja, Sandra McGee Deutsch nos presenta un análisis en clave comparativa de los movimientos de extrema derecha constituidos en Argentina, Brasil y Chile durante buena parte de la accidentada e intensa primera mitad del siglo XX. Este análisis es presentado, por un lado, sobre la base de indagar cómo variaron en el tiempo las composiciones de
clase, de género y las definiciones programáticas de los diferentes agrupaciones; y por el otro, con el objeto de estudiar las relaciones de las mismas con actores centrales del espacio público, tales como la Iglesia, el Ejército y los partidos políticos. A su vez, el estudio se organiza partiendo de la pregunta sobre la manera en que el pasado de estos países moldea sus respectivos presentes. Se plantea así la pregunta por el legado de estos movimientos, buscando identificar por qué su desarrollo fue mayor en un caso que en otro.
A los fines de abordar estos objetivos, la autora propone un estudio de neta impronta histórica dividido en tres etapas que habrían marcado el devenir de estas fuerzas políticas. En la primera de ellas, que va desde la irrupción de la crisis económico-financiera en 1890 hasta los albores de la Primera Guerra Mundial en 1914, son presentados los antecedentes de la extrema derecha moderna en el marco de un escenario definido por el establecimiento de las repúblicas oligárquicas basadas en los modelos de desarrollo económico agroexportador. En este período, formativo de la idea de nación y marcado por el ingreso masivo de los inmigrantes, las ideas derechistas inician su circulación mediante la pluma y la palabra de diferentes escritores que hacen públicas sus críticas a los modelos liberales, aunque todavía de forma muy desarticulada. En la segunda etapa, que se remonta hasta los últimos años de la década de 1920, la clase obrera militante se transforma en el principal catalizador de las acciones de los grupos de derecha que pasan a organizarse en dife
rentes ligas -tales como la Liga Patriótica Argentina o las ligas patrióticas de Chile-, y se agudizan las críticas contra el liberalismo tanto en su carácter económico como en el político. La irrupción de la Gran Depresión y el desencanto generalizado respecto de la economía liberal y los regímenes democráticos operan como contexto marco que define a la tercera -y última- etapa analizada. En la misma, se aborda cómo las diferentes agrupaciones bajo la influencia del fascismo europeo se presentan como principal alternativa a la izquierda esbozando ideas sobre la necesaria regeneración del orden imperante. Luego de este largo recorrido, en el que son presentadas las diferentes configuraciones político-ideológicas que definieron al universo de las derechas, la autora aventura la hipótesis de que en la Argentina los movimientos reaccionarios alcanzaron una mayor expansión e incidencia que en los otros países analizados, y que las razones de este fenómeno habría que buscarlas tanto en el influjo que ejercieron las corrientes de izquierda, notoriamente influidas por la presencia de la mano de obra inmigrante en las primeras décadas del siglo pasado, como en la forma específica que adoptó el régimen político originado en el golpe de Estado de 1930, en el cual se animó la inclusión de muchos representantes de estos movimientos en las filas del propio gobierno.
Ahora bien, creemos que la importancia del estudio aquí analizado reside, en primer término, en atender al tratamiento de una temática raramente abordada cumpliendo con las exigencias de un abordaje académico; esto por un lado.

Pero a su vez, resulta destacable la intención que profesa la autora de proponer un principio de lectura de las derechas que rompe con el molde de los estudios más tradicionales en tanto se detiene y busca identificar las complejas articulaciones y las propias tensiones que definieron a estos movimientos. En este sentido, se ven desarticulados muchos de los mitos que aparecen anclados en el imaginario social sobre las fuerzas conservadoras o reaccionarias, tales como la inexistencia en este universo de una atención a las desigualdades sociales o como la afinidad de estas fuerzas con las políticas de libre mercado, o también la ausencia de movilización y el elitismo que definiría a las mismas. La autora ataca estos lugares comunes desde una ubicación bien definida en el registro de lo histórico para indagar las configuraciones específicas que estos movimientos adoptaron en cada una de las etapas del período seleccionado. De este modo, el estudio cobra interés al evitar abordajes más afectos a develar los caminos necesarios y las esencias de los procesos políticos y caer entonces en posiciones de impronta más determinista. No obstante, esta decisión lleva a que Sandra McGee Deutsch presente un estudio que por momentos se reduce al imperio del mero relato de los acontecimientos que fueron marcando los procesos analizados, en detrimento de una visión más interpretativa.
En definitiva, podemos decir que la obra analizada cumple en buena parte con los objetivos propuestos y aporta interesantes elementos para enfrentar los desafíos de una era de lo político
que se reconfigura sobre la base del apaciguamiento de la intensidad política (ahora inscripta y desplegada en el campo democrático) y que nos interpela en la necesidad de articular un pensamiento, que siendo alternativo al aquí abordado, se organice, al mismo tiempo, sobre la base de la referencia a una determinada comunidad de pertenencia en tanto sede de la movilización pública y el debate político.

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