RESEÑAS

Ideas para una república: una mirada sobre la nueva generación argentina y las doctrinas políticas francesas
Alejandro Herrero, Ediciones de la UNLa, Remedios de Escalada, 2009, 212 páginas.

Walter J. Caamaño

La Generación del '37, o Nueva Generación Argentina, fue el primer movimiento intelectual de nuestro país y prácticamente monopolizó la producción de ideas durante buena parte del siglo XIX. Este movimiento aglutinó a historiadores, filósofos, críticos literarios y ensayistas políticos, y sus integrantes, entre quienes sobresalieron Esteban Echeverría, Juan Bautista Alberdi y Domingo F. Sarmiento, estaban convencidos de tener los conocimientos adecuados para solucionar el problema de cómo constituir en la Argentina un orden republicano, estable y moderno sin reabrir la etapa de guerras civiles, y en el cual los ideales de la Revolución de Mayo, la igualdad y la libertad, fueran una realidad. Dentro de las ciencias sociales podemos encontrar una amplia variedad de trabajos que toman como objeto de estudio a este movimiento intelectual y el libro Ideas para una república... es un buen exponente de esta literatura.
Este libro, que es el resultado de la tesis doctoral del autor, estudia la recepción que tuvieron las doctrinas políticas francesas del período 1814-1852, más precisamente los liberales doctrinarios y los saintsimonianos, en un país en construcción como lo era la Argentina de la primera mitad del siglo XIX, pero centrándose en la Generación del '37 y sobre todo en la figura de Alberdi, cuya trayectoria intelectual el autor toma como hilo conductor de esta investigación. Existen otras investigaciones que abordan la influencia ideológica en los jóvenes románticos argentinos, pero Herrero se limita a las doctrinas políticas de origen francés por ser las más influyentes sobre este grupo.
Herrero persigue varios objetivos. Por un lado se propone estudiar el diálogo productivo que la Generación del '37 realizó con los liberales doctrinarios y los saintsimonianos, en el sentido que ella hizo un uso selectivo de las ideas políticas de estas dos familias ideológicas francesas con el fin de elaborar un proyecto alternativo al de Juan Manuel de Rosas. Por otro lado busca matizar algunas afirmaciones que han hecho otros intelectuales, como José Ingenieros, Coriolano Alberini y José Pablo Feinmann, sobre el pensamiento político de Alberdi. Y por último, pretende poner al descubierto la actividad intelectual de los románticos argentinos para demostrar la independencia que tuvieron con respecto de sus guías intelectuales franceses y que la relación que mantuvieron con ellos osciló entre la admiración y la crítica o el desengaño.
El libro está estructurado en dos secciones. La primera sección, que incluye los primeros cuatro capítulos, indaga las ideas políticas de los liberales doctrinarios y los saintsimonianos, y para ello Herrero estudia el pensamiento de sus principales figuras. La segunda sección, que abarca del capítulo quinto al undécimo, examina qué esquemas conceptuales tomaron de sus guías intelectuales franceses los integrantes de la Generación del '37 y cómo los utilizaron para elaborar una descripción de la realidad argentina del momento y un programa alternativo al régimen autoritario de Rosas.
En el primer capítulo Herrero se centra en el pensamiento de Guizot, figura clave dentro del liberalismo doctrinario y uno de los principales referentes de la Generación del '37. En el segundo capítulo expone las ideas de Pellegrino Rossi y Théodore Jouffroy, que también tuvieron una amplia aceptación entre los jóvenes románticos argentinos. En el tercero analiza el pensamiento de Lerminier, un referente del saintsimonismo, razón por la cual hace un recorrido por sus escritos (junto a los de Savigny) con el fin de saber cómo utilizó los ejes conceptuales de la Escuela Histórica del Derecho para interpretar la realidad francesa posterior a la revolución de 1789. Y en el capítulo cuarto, estudia el pensamiento de otro exponente del saintsimonismo, muy influyente por cierto en Alberdi luego de 1843: Michel Chevalier.
En el capítulo quinto Herrero estudia las características principales del régimen político de Rosas, el surgimiento de la Generación del '37, sus ideas y propósitos, para detenerse finalmente en el pensamiento político de Alberdi. En este sentido, en el capítulo siguiente, en aras de indagar sobre el tipo de república adecuada sugerida por Alberdi para salir del despotismo de Rosas, examina primero algunos de los puntos centrales de los programas elaborados por los intelectuales franceses que Alberdi tuvo como referentes y luego qué esquemas conceptuales tomó de prestado y qué uso hizo de ellos.
En el capítulo séptimo el autor pasa revista a las semejanzas y diferencias que hubo dentro de la Generación del '37, explica brevemente los motivos del cierre del Salón Literario y de la publicación La Moda, para finalmente analizar por qué sus miembros decidieron emigrar de Buenos Aires. Los capítulos octavo y noveno están dedicados al análisis de la primera etapa del enfrentamiento armado contra Rosas (1838-1842). El primero de ellos estudia el nacimiento del frente antirrosista, compuesto por Francia y los exiliados argentinos, y el debate que por esos años tuvo lugar entre los intelectuales rosistas y Alberdi. Y el segundo analiza el programa republicano y federal delineado por Alberdi, y concluye describiendo la derrota del frente armado antirrosista, comandado por el General Lavalle ante las fuerzas del gobernador de Buenos Aires al mando de Manuel Oribe. De la segunda etapa de la guerra contra Rosas (1843-1847) Herrero se ocupa en el capítulo décimo. Allí analiza el desarrollo de los acontecimientos luego de la derrota de las fuerzas del frente antirrosista a manos de Oribe y cómo esto influyó en el pensamiento de los jóvenes románticos, es decir, cómo reaccionaron ante una nueva realidad que se les presentó opuesta a sus planes.
Los miembros de la Generación del '37 fueron cambiando de ideas con el correr de los años en función del desarrollo de los acontecimientos políticos. En este sentido, fueron dejando de lado la unidad de creencias que compartían en un principio y cada uno de ellos pasó a elaborar su propio proyecto republicano para la Argentina, distinto al de otros, que los distanciaría con el tiempo. Precisamente, en el capítulo siguiente Herrero se dedica a estudiar de qué manera sus principales miembros diagramaron un proyecto republicano alternativo al rosista, dialogando de manera muy desprejuiciada por momentos con el laboratorio político francés. En el siguiente capítulo Herrero traza, a modo de cierre, algunas conclusiones.
El libro, finalmente, cierra con un apéndice acerca de la recepción que, en el plano educativo, las ideas de Alberdi tuvieron en Julio Argentino Roca. Allí Herrero investiga el intento infructuoso de Roca por implantar durante sus dos gobiernos una educación como la que sugería Alberdi, es decir, una que formara sujetos para la república posible y, en consecuencia, estuviera dirigida casi exclusivamente a la preparación de individuos para el trabajo. Lo interesante de este libro es que le permite al lector descubrir cómo se intentó en Francia resolver el problema de completar la revolución de 1789, de quiénes tomaron sus ideas los jóvenes románticos argentinos, qué selección de ideas realizaron, cómo las aplicaron y cómo diagramaron un programa alternativo al orden político rosista, y sobre todo que no fueron un mero eco de la cultura política francesa. Esto hace en definitiva que Ideas para una república... sea una muy buena opción para el público ávido por conocer más sobre la Generación del '37 y especialmente sobre Juan Bautista Alberdi, el arquitecto de la República Argentina. Y no sólo por el nuevo conocimiento que transmite, sino también por la forma en que lo hace. A través de una redacción clara y concisa invita al lector a sumergirse en las entrañas de esta generación romántica que tuvo el mérito de aportar un programa político que logró finalmente organizar institucionalmente a la Argentina.