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versión On-line ISSN 1851-9601

Postdata vol.18 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2013

 

ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN

 

La reforma de la educación superior y las protestas estudiantiles en Colombia

 

por Edwin Cruz Rodríguez*

*Politólogo, candidato a Doctor en Estudios políticos de la Universidad Nacional de Colombia, Colombia. Agradezco los comentarios de los profesores Mauricio Archila y Enzo Nussio y la disposición de las y los estudiantes que compartieron sus conocimientos en las entrevistas. También agradezco los comentarios de los evaluadores anónimos de POSTData. Los errores e imprecisiones que puedan persistir son de mi exclusiva responsabilidad. E-mail: ecruzr@unal.edu.co.


Resumen

En 2011 el movimiento estudiantil colombiano realizó grandes protestas, como pocas veces se ha visto en la historia reciente, para oponerse a la reforma de la educación superior. El ciclo de protesta se explica, en buena parte, por una EOP favorable debido al apoyo que consiguió el movimiento en diversos sectores sociales y algunos de la clase política. Sin embargo, tal grado de movilización no se habría producido sin la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE), que aglutinó las principales organizaciones estudiantiles y, al plantearse como un espacio amplio, fue desbordada por el enrolamiento de estudiantes no organizados. El éxito del movimiento fue coronado por unas estrategias discursivas basadas en la reivindicación de la educación como derecho, que contrarrestaron la argumentación del gobierno y articularon a su lucha diversos actores.

Palabras clave

Movimiento estudiantil; Protestas estudiantiles; MANE; Colombia; Paro universitario.

Abstract

In 2011 the Colombian student movement made huge protests, as has rarely been seen in recent history, to oppose the reform of higher education. The cycle of protest is due in large part by a POS favorable due to the support that it obtained the movement in sectors of the political class and the support of diverse social sectors. Nevertheless, such a degree of mobilization would not have taken place without the Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE), that agglutinated the principal student organizations and, on having appeared as a wide space, it was exceeded by the enrollment of students unorganized. The movement's success was crowned by discursive strategies based on the demand for education as a right which offset the government's argument and articulated their struggle different actors.

Key Words

Student Movement; Student Protests; MANE; Colombia; University strike.


I. Introducción

Entre marzo y noviembre de 2011 la sociedad colombiana fue sacudida por la protesta. El movimiento estudiantil desarrolló grandes movilizaciones para oponerse al proyecto de reforma a la Ley 30 de 1992, que regula el sistema de educación superior; consiguió articular a su lucha diversos sectores, planteó un Programa Mínimo, y logró que el gobierno retirara su propuesta y se dispusiera a construir una reforma concertada. ¿Qué explica este fenómeno en una sociedad donde tradicionalmente los movimientos sociales han sido débiles?1

Un análisis integral debe tener en cuenta tres dimensiones: la estructural, con el concepto de Estructura de Oportunidad Política (EOP), que denota las características catalizadoras del contexto en que tiene lugar la acción colectiva; la organización o las estructuras de movilización; y la dimensión subjetiva, los marcos de acción colectiva2.

El ciclo de protesta se explica por una EOP favorable debido al apoyo de diversos sectores sociales y de la clase política que consiguió el movimiento. Empero, tal grado de movilización no se habría producido sin la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE), que aglutinó las principales organizaciones estudiantiles y, al plantearse como un espacio amplio, fue desbordada por el enrolamiento de estudiantes no organizados. El éxito del movimiento fue coronado por unas estrategias discursivas, basadas en la reivindicación de la educación como derecho, que contrarrestaron la argumentación del gobierno y articularon a su lucha diversos actores.

II. La reforma de la educación superior y la protesta del estudiantado

Desde fines de 2010 se empezó a hablar de la reforma a la Ley 30. Aún no se sabía si el gobierno mantendría el proyecto radicado por la administración Uribe, limitado a lo financiero. El 10 de marzo, el presidente Santos presentó públicamente una ambiciosa propuesta que, según el gobierno, recogía experiencias internacionales exitosas en el aumento de cobertura y calidad de la educación superior. Se centraba en la atracción de la inversión privada en las universidades públicas y el establecimiento de Instituciones de Educación Superior (IES) con ánimo de lucro3. El debate se concentró en la posibilidad de privatización de la educación, en las perversiones de la inversión privada para la autonomía universitaria, y en si el ánimo de lucro era una alternativa idónea para aumentar calidad y cobertura4. Los críticos -rectores de universidades públicas y privadas, voceros de organizaciones estudiantiles, congresistas, entre otros- argumentaban que la reforma dejaba de lado la calidad para centrarse en la cobertura, iba en contra de la autonomía universitaria y de los criterios de pertinencia para las necesidades del país, y concebía la educación como mercancía en vez de como derecho.

La Ministra de Educación, María Fernanda Campo, afirmó que los recursos públicos no eran suficientes y por eso era necesario vincular al sector privado: el proyecto de ley daba más recursos a la educación y las alianzas público-privadas no equivalían a privatizar ni vulneraban la autonomía universitaria. Además, se mostró afanada para dar trámite legislativo a la reforma, argumentando que la administración tenía tiempos distintos a la academia, y descalificó a sus adversarios, sobre todo a los voceros estudiantiles, aseverando que desconocían la propuesta. La interlocución se planteó como "pedagogía", no como construcción colectiva.

El movimiento estudiantil, que no estaba activo desde las protestas contra el Plan Nacional de Desarrollo de la segunda administración Uribe (2007) emprendió un proceso de unidad sin precedentes en su historia reciente. El Encuentro Nacional Estudiantil del 19 y 20 de marzo acordó la creación de la MANE para construir la unidad programática, organizativa y de movilización, y definió una agenda de protestas nacionales. Era un momento de crisis, administrativa y financiera, de gran parte de las universidades públicas y algunas privadas, y de aumento en los niveles de protesta estudiantil a nivel local y regional. El descontento en las regiones empezó a articularse en las movilizaciones nacionales del 7 de abril, 12 y 17 de mayo (Cuadro 1).

CUADRO 1 Principales acciones colectivas del movimiento estudiantil (marzo-septiembre de 2011)

El éxito de las movilizaciones atrajo la atención pública y ubicó el problema en la agenda gubernamental. El 23 de agosto, el gobierno anunció el retiro del ánimo de lucro. Esta decisión se produjo luego de una reunión de la Mesa de Unidad Nacional, que reúne los partidos de la coalición de gobierno, entre ellos el Partido Verde, en el que había opiniones divididas. Fue una victoria para los opositores y mostró que la unanimidad de la coalición podía fracturarse. Sin embargo, para el movimiento estudiantil el ánimo de lucro sólo había desaparecido formalmente, pues se mantenía la confusa figura de las "universidades mixtas". Sus voceros articulaban la crítica a la mercantilización de la educación con la de los TLC, demandaban el retiro de la propuesta y tomar el tiempo necesario para construir una reforma concertada. El 1 de octubre, el Comité Operativo de la MANE decidió que entraría en paro nacional universitario una vez el proyecto fuera radicado en el Congreso para trámite legislativo. Así sucedió dos días después, el 3 de octubre.

El 12 de octubre las universidades públicas entraron en paro, apoyadas por un buen número de estudiantes de universidades privadas. Empero, los argumentos del gobierno no cambiaron. A un gran despliegue mediático, con propagandas de televisión en horarios triple A que llamaban a los ciudadanos a no dejarse "engañar" por los opositores a la reforma, se sumó la deslegitimación del paro nacional universitario, resaltando sus altos costos, y el llamado para que la discusión se hiciera en el Congreso, no en las calles.

La protesta se extendió con jornadas de movilización el 7 y 12 de octubre, con cerca de 20.000 y 40.000 participantes respectivamente. Acciones de proporción similar tuvieron lugar el 19 y 26 de octubre, y el 3 y 10 de noviembre, aprovechando las audiencias públicas sobre la reforma, citadas en el Congreso (Cuadro 2). El gobierno tenía de su lado la Mesa de Unidad Nacional, los rectores habían moderado sus críticas luego del retiro del ánimo de lucro y la entrada en paro, pero el movimiento ganaba el pulso en la opinión pública. En las audiencias, los voceros estudiantiles demostraron un gran conocimiento de la política educativa y dejaron la sensación de triunfo de sus argumentos. Pero el gobierno no cedía, el presidente instaba a los estudiantes a cesar el paro y afirmaba que no encontraba argumentos para protestar.

CUADRO 2 Principales acciones colectivas del movimiento estudiantil (octubre-noviembre de 2011)

 

El Comité Operativo de la MANE, el 5 de noviembre, hizo un balance de 31 universidades públicas en paro, la mayoría de las regionales del Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA) y 25 universidades privadas sumadas a la protesta. La movilización no tenía precedentes y el proceso organizativo de la MANE se había replicado en las regiones. Se decidió no participar en las discusiones del proyecto de ley en la Comisión Sexta de la Cámara de Representantes, considerando que el Congreso no era un espacio democrático por tener mayorías de la coalición gubernamental, y realizar una jornada internacional de movilización en defensa de la educación como derecho el 24 de noviembre.

No obstante, el 9 de noviembre, el gobierno tomó una decisión no anticipada por el movimiento. Tras varias peticiones de congresistas del Partido Liberal y de la U, en la Mesa de Unidad Nacional, el presidente anunció que retiraría el proyecto si los estudiantes levantaban el paro. Ello evidenció cierta fractura en la coalición gubernamental. Empero, era también una estrategia para intervenir en la "Toma de Bogotá" programada para el día siguiente. Aún así, el movimiento persistió en la protesta. La MANE emitió un comunicado afirmando que no levantaba el paro hasta que no se cumplieran sus demandas, y convocó una plenaria de emergencia el sábado 12 de noviembre.

Al día siguiente se llevó a cabo la "Toma de Bogotá", con alrededor de 120.000 personas de todas las regiones y una congregación en la Plaza de Bolívar. La movilización fue tan contundente que el presidente anunció el retiro del proyecto de ley y aseguró que el gobierno estaría abierto para discutir la reforma. En esa decisión pesaba el daño que su imagen empezaba a sufrir como consecuencia de las movilizaciones y las diferencias en el interior de su coalición. Tras un álgido debate y el compromiso del gobierno de proveer las garantías para construir una reforma concertada, la MANE inició la suspensión del paro el 16 de noviembre.

III. Oportunidades políticas

La EOP designa las dimensiones del contexto político que promueven o inhiben la acción colectiva5. Comprende tanto la estructura política institucional como las relaciones informales de poder de un sistema político, y puede usarse como una serie de variables independientes para explicar el origen, la forma o el impacto de los movimientos (McAdam, McCarthy y Zald 1999). Sin embargo, al referirse a cualquier elemento del contexto que influya sobre los movimientos corre el riesgo de no explicar nada (Della Porta 1999, Gamson y Meyer 1999). Por eso se ha intentado delimitar las variables pertinentes6. Es necesario hacer explícita la variable dependiente a explicar y la dimensión concreta de la EOP que la explica (McAdam 1999). 

La EOP en que se desenvuelve la protesta estudiantil está caracterizada por el auge del movimiento estudiantil en América Latina. Existe un cambio en el manejo de la protesta por parte del gobierno Santos, si se compara con el anterior de Uribe, o una percepción distinta que puede motivar la movilización. Las estrategias tradicionales de criminalización y represión persisten, pero tienen un comportamiento distinto en las regiones y en Bogotá, donde la alcaldía adoptó una actitud de respeto al derecho de protesta. El descontento con el ánimo de lucro hizo que, al principio, los rectores se sumaran a la lucha y el movimiento creó oportunidades al articular otros sectores.

En distintos momentos, hubo una actitud de apertura del gobierno a las protestas estudiantiles caracterizadas por repertorios no violentos, difícil de imaginar en el anterior gobierno. Por ejemplo, tras la jornada del 7 de abril, el Ministro del Interior afirmó que hubo un comportamiento ejemplar. Sin embargo, al mismo tiempo se desplegaban las dos estrategias tradicionales del Estado para lidiar con la protesta, la represión y la criminalización. La protesta tuvo altos costos en términos de represión, sobre todo en las regiones. Por ejemplo, con el desalojo forzado de la Universidad Santiago de Cali en abril, el acceso de la fuerza pública al campus de la Universidad de Antioquia en julio, el desalojo de la Universidad de Pamplona en septiembre y la agresiones de la policía a estudiantes de la Universidad Minuto de Dios, el 24 de noviembre en Bogotá. La criminalización, por su parte, es un discurso que estigmatiza la protesta al presentarla como consecuencia de la infiltración de la guerrilla. Este discurso se moderó en el gobierno de Santos en comparación con el de Uribe. Sin embargo, se manifestó en coyunturas álgidas, como los enfrentamientos entre policía y estudiantes en las universidades Distrital y Pedagógica de Bogotá, a fines de marzo y en septiembre, cuando se informó que el gobierno estaba tomando medidas para tratar dicha "infiltración".

Sin embargo, la represión y criminalización tuvieron un comportamiento distinto en las regiones y en la capital, donde se configuró una EOP particular y existieron menores costos para la acción colectiva por el hecho de que la alcaldía estaba en manos de la izquierda, del Polo Democrático Alternativo (PDA). La Alcaldesa Encargada, Clara López, en varias ocasiones llamó a respetar el derecho a la protesta y no estigmatizar a los estudiantes. La alcaldía estableció pactos de convivencia entre los estudiantes y la fuerza pública y, en las jornadas del mes de octubre, el 7 y el 12, instaló un "muro democrático" en la Plaza de Bolívar, para que los marchantes se expresaran sin dañar bienes públicos.

El movimiento estudiantil también contó con un contexto favorable producto del descontento de rectores y comunidades de universidades privadas con la introducción del ánimo de lucro. Rectores de importantes universidades privadas, como la de los Andes, la Javeriana e ICESI, manifestaron su descontento con la medida. Aunque la posición de algunos rectores se moderó con el retiro del ánimo de lucro y varios llamaron a discutir la reforma en el Congreso y abandonar el paro universitario, su crítica le dio un carácter de gravedad a la situación, que motivó la preocupación de la opinión pública y de estudiantes que en otras circunstancias no se hubiesen movilizado.

Finalmente, la movilización estudiantil consiguió articular actores diversos y de esa manera creó sus propias oportunidades. En las movilizaciones participaron estudiantes de universidades públicas y privadas, del SENA e instituciones tecnológicas, de secundaria, profesores universitarios y de secundaria, sindicatos de trabajadores, congresistas y padres de familia. Los estudiantes de universidades privadas se articularon como consecuencia del trabajo de las organizaciones estudiantiles y de la valoración crítica de la reforma, que llevó a la emergencia de nuevos procesos organizativos como las Mesas Amplias Estudiantiles en distintas universidades.

El movimiento estudiantil fue apoyado por el PDA, cuyos congresistas, el senador Alexander López, el representante Wilson Arias, entre otros, criticaron la reforma y convocaron a rendición de cuentas al Ministerio de Educación. También recibió el apoyo de algunos representantes del Partido Verde, Ángela María Robledo y Carlos Andrés Amaya, quienes se separaron de las orientaciones de su partido, recién ingresado a la Mesa de Unidad Nacional, para apoyar la causa estudiantil. A esa lucha también se articularon la Coordinadora de Movimientos Sociales de Colombia (COMOSOCOL) que reúne, entre otros, el Congreso de los Pueblos y la Marcha Patriótica, y el Comité de Defensa del Derecho a la Educación.

IV. Estructuras de movilización

El concepto de estructuras de movilización designa "los canales colectivos tanto formales como informales, a través de los cuales la gente puede movilizarse e implicarse en la acción colectiva" (McAdam, Mc-Carthy y Zald 1999: 25). Comprende formas organizativas y "núcleos socioestructurales cotidianos de micromovilización", grupos cuya función no es la movilización pero que pueden generarla (familias, redes de amigos, asociaciones, etc.) (McCarthy 1999: 206). El estudiantado tiene una rica vida asociativa: grandes organizaciones de carácter nacional, regional y local, "parches", "combos" y colectivos. No todas estas estructuras tienen objetivos políticos, existen grupos culturales o académicos que se politizaron en el ciclo de protesta.

La movilización masiva no hubiera sido posible sin la MANE, organización en construcción resultado del aprendizaje de experiencias anteriores, como la Coordinadora Nacional de Estudiantes Universitarios (CNEU), que reunió las principales organizaciones estudiantiles entre 2003 y 2006 pero se fragmentó por desacuerdos entre ellas. Desde 2007 se realizaron Encuentros Nacionales Estudiantiles Universitarios (ENEU), para coordinar movilizaciones coyunturales. El Encuentro de marzo de 2011 decidió crear la MANE para enfrentar la reforma a la Ley 30 (Cuadro 3). Agrupa las principales organizaciones, pero se plantea como un espacio amplio, donde puede participar cualquier estudiante, para construir la unidad programática, organizativa y de movilización7.

CUADRO 3 Proceso organizativo de la MANE

Existe un esfuerzo por superar el sectarismo entre organizaciones que, aunque comparten una autoidentificación de izquierda, tienen diferencias ideológicas. En ello influye la "maduración" -el aprendizaje de experiencias organizativas anteriores- durante el gobierno Uribe. Las grandes organizaciones han tenido un papel principal gracias a la disposición de recursos materiales e información, y al aprendizaje que les permite asumir arduas tareas, desde la logística hasta el análisis de largo plazo. Sin embargo, la protesta generó un masivo crecimiento de los participantes, que desbordó sus capacidades para dirigir el proceso y generó problemas de coordinación y toma de decisiones.

La MANE reúne cerca de 300 procesos organizativos nacionales, regionales y locales; tiene una estructura horizontal, compuesta por la plenaria, el Comité Operativo y las comisiones de comunicaciones, derechos humanos y académica; y un funcionamiento asambleario con mesas de trabajo organizativa, programática y de movilización. Ha tenido que enfrentar distintas tensiones para conservar la unidad: por la toma de decisiones, entre grandes y pequeñas organizaciones o sectores no organizados, alrededor de las vocerías y entre la MANE y las regiones.

Las instancias de la MANE y su funcionamiento asambleario fueron desbordados por el acelerado crecimiento de la participación. Las plenarias tuvieron entre 2.000 y 5.000 personas y los Comités Operativos entre 150 y 300. Esto llevó a un debate sobre el manejo de las asambleas y los mecanismos de toma de decisiones. En las asambleas se practica una democracia radical, se eligen moderadores y se discute el orden del día punto a punto hasta alcanzar consensos, si existe disenso la discusión continúa. Los consensos y disensos se recogen en una relatoría aprobada por la plenaria. Sin embargo, también existen relaciones de poder desiguales, acuerdos previos para conformar la mesa moderadora o redactar la relatoría, y una tensión entre el consenso y la mayoría en la toma de decisiones.

El consenso se articula a la intención de construir una unidad que no excluya la voz de las minorías. Permite recoger su opinión y  -en términos de un entrevistado- "blindar" el movimiento frente a influencias externas que puedan usar mecanismos de mayoría. Pero alcanzarlo es un proceso lento, las plenarias se prolongan hasta por 18 horas, lo que puede dificultar respuestas oportunas y propiciar debates no específicos. Además, en coyunturas críticas los participantes llegan al debate con un juicio formado y con la intención de defenderlo, más que de persuadir o ser persuadidos, lo que lleva a la polarización. Esto produjo tensiones en momentos como la declaración y suspensión del paro o la elección de voceros.

La discusión sobre el inicio del paro tuvo como ingrediente el cuestionamiento al liderazgo de las principales organizaciones. Estas se inclinaban por decretar el paro una vez radicado el proyecto de ley en el Congreso. Estudiantes de organizaciones locales o no organizados provenientes de universidades que habían entrado en paro antes de que se acordara una hora cero, aglutinados en la Red Nacional de Estudiantes Independientes, preferían decretar el paro de inmediato aunque no se hubiera radicado el proyecto. Después de acalorados debates, se decidió por mayoría. Pero la votación no fue bien recibida, por lo que más tarde se decidió institucionalizar el consenso, para fortalecer la unidad en la diversidad.

Esta decisión tuvo consecuencias negativas cuando se trató de elegir voceros nacionales. La vocería era necesaria para transmitir una posición unificada al público pero, ante la imposibilidad de alcanzar un consenso sobre las personas que tendrían esa función, la decisión se aplazó indefinidamente. Se planteó la necesidad de vocerías regionales que no fueran sólo de organizaciones y se acordó que las regiones debían elegir sus voceros antes de elegir los nacionales. Sin embargo, sólo la MANE de Bogotá eligió sus voceros, quienes en la práctica y ante la imposibilidad de consensuar voceros nacionales, ejercieron la interlocución. Su protagonismo sería cuestionado por estudiantes de organizaciones locales y no organizados, que no los consideraban representativos por provenir de grandes organizaciones y de la Universidad Nacional sede Bogotá en su mayoría.

El problema de la toma de decisiones retornó en la MANE de emergencia, el 12 de noviembre, donde, ante la imposibilidad de alcanzar un consenso sobre la suspensión del paro y las garantías para tal propósito, se decidió por votación. Allí además hubo una discusión sobre la articulación de las regiones a la MANE. Fue el debate más álgido y se estructuró por lecturas encontradas de la coyuntura política. Además de la tensión entre las organizaciones, que se inclinaban por cambiar de táctica y emprender la suspensión del paro, y sus críticos, que preferían continuar con el paro, se hizo presente la tensión entre el centro y las regiones. Había sectores de las regiones que, dadas las situaciones particulares de sus universidades, no querían suspender el paro. La polémica incluso motivó el abandono de la plenaria por un grupo de estudiantes de las regiones, que desarrollaron una asamblea propia denominada "Estudiantes de la MANE con disenso" y que no se sentían representados en las decisiones adoptadas ese día.

V. Los marcos de acción colectiva

El concepto de marcos de acción colectiva denota "esquemas interpretativos" mediante los cuales los participantes en un movimiento social conciben y explican el mundo (Snow y Benford 1992: 137), "significados compartidos que impulsan a las personas a la acción colectiva" (Tarrow 1997: 57), y es un correctivo al estructuralismo de ciertos enfoques. Recalca la importancia de la cultura en los procesos de movilización, parte de una epistemología constructivista donde los significados son construidos socialmente y los intereses materiales no se traducen por sí mismos en guías para la acción (Tarrow 1999), y presta atención al papel de los actores pues "tanto la cultura como el proceso enmarcador de ideas se conciben estratégicamente" (Zald 1999: 369). Así, comprende la preocupación de los teóricos de los nuevos movimientos sociales por los procesos que median entre las estructuras y la acción, y la construcción de la identidad8.

Analizar un marco implica identificar: el diagnóstico de la realidad, por qué las cosas no son como deberían ser y quiénes son los responsables; la identidad o autodefinición de un "nosotros"; y su proyecto. El relativo éxito del movimiento estudiantil también se explica por la eficacia de sus marcos.

Para el movimiento el principal antagonista es el gobierno, cuyo proyecto pretende reducir la educación a una mercancía subordinada a los criterios del mercado global en vez de afirmarla como un derecho según criterios de pertinencia para las necesidades del país. Ello implica reducirla a "instrucción de mano de obra barata" e imponer un modelo de nación que conlleva mayor desigualdad. Esto se expresó en los documentos del movimiento y en consignas como "las universidades públicas no son empresas". En esta lectura, el problema no es la carencia de recursos, pues éstos han crecido en seguridad y defensa y el pago de la deuda pública, en contraste con el permanente recorte del presupuesto para educación. Por eso los estudiantes rechazaban los subsidios a la demanda, diciendo: "cinco años estudiando y quince pagando", y solicitaban más recursos para la educación: "más lápices, menos balas".

La lucha no se plantea como un reclamo gremial, sino se proyecta para representar los intereses de la sociedad colombiana. Así intenta articular diversos sectores, no sólo los estudiantes y universitarios. Este discurso se manifestaba en consignas como: "Amigo mirón: únase al montón, su hijo es estudiante y usted es trabajador", para articular el ciudadano de a pie mostrándole que el problema también le competía. Pero también se articulaba al estudiantado sin ninguna discriminación: "¿Quién es usted? Soy estudiante. No lo escuché. Soy estudiante. Una vez más. Soy estudiante, soy (bis). Yo quiero estudiar para cambiar la sociedad. ¡Vamos a la lucha!". Este lema no discrimina entre estudiantes de distintas procedencias, sino los hace equivalentes en tanto estudiantes. 

El proyecto, "una educación gratuita, de calidad y al servicio del pueblo", condensado en el Programa Mínimo de los Estudiantes9, propone un país donde la educación juega un papel importante en la generación de igualdad, inclusión y oportunidades, y traza una política cultural (Escobar et al. 2001) que desafía los significados hegemónicos de educación, en una cultura política marcada por el neoliberalismo donde el acceso a derechos se concibe como responsabilidad del individuo más que del Estado. El Programa Mínimo presenta una concepción de educación y de universidad que disputa los significados hegemónicos insertos en la propuesta gubernamental. Propende por el "aseguramiento de la Educación como un derecho y una condición necesaria para el desarrollo nacional, dejando de lado su connotación como mercancía":

La universidad colombiana debe estar ligada a las necesidades más sentidas del pueblo colombiano y al desarrollo y progreso de su mercado interno, por tanto su actividad académica e investigativa estará a su servicio. Esto implica que la universidad pública debe discutir y adoptar un nuevo modelo pedagógico que afronte, discuta y genere alternativas con respecto a las problemáticas sociales, económicas y medio ambientales que afronta el país, vincule a los grupos étnicos y culturales que componen la nación colombiana. Entendemos que la extensión universitaria hace parte integral del quehacer académico de la universidad motivo por el cual este debe responder a las prioridades y necesidades del pueblo colombiano.

Así, la lucha del movimiento dejó de ser reactiva para tornarse proactiva, dejó de ser contra la Ley 30 y pasó a ser por otra educación. Pero no sólo las palabras transmiten mensajes, también las acciones del movimiento disputan significados. El argumento de que las protestas estaban infiltradas fue contrarrestado con el carácter no violento que, en general, caracterizó el movimiento. En ello radicó buena parte de su éxito, al privilegiar repertorios como las  marchas pacíficas y expresivas, con estudiantes desnudos portando en sus cuerpos eslóganes de protesta, dramatizaciones alusivas a la crisis de la educación superior y la reforma, "besatones", "abrazatones", carnavales y "universidad al parque". Prueba de ello fue el abrazo a los policías del 26 de octubre, determinante en el apoyo de la opinión pública. Fue un acto significativo que transmitía un cambio en las formas de protesta. El hecho de que un movimiento que lucha por la educación se mostrara lejano a la violencia desarmó cualquier intento de criminalizar la protesta y dio a entender que la lucha por la educación no discriminaba a nadie, ni siquiera a los policías.

VI. Conclusión

En 2011 el movimiento estudiantil generó un intenso ciclo de protesta, como pocas veces se ha visto en la historia reciente de Colombia, para oponerse a la reforma de la educación superior y plantear un modelo de educación y de país distinto. En el camino consiguió articular a su lucha diversos actores descontentos con medidas como la introducción del ánimo de lucro y el hecho de que la reforma no fuese construida en forma concertada.

El éxito relativo del movimiento se explica por distintos factores. Aunque las estrategias estatales de represión y criminalización de la protesta no cesaron, el movimiento contó con un contexto que redujo los costos de la acción colectiva producto de una actitud distinta del gobierno nacional en el manejo de la protesta, una estructura de oportunidades particular en Bogotá donde la alcaldía asumió una actitud de respeto al derecho de protesta y un contexto de movilización mundial y estudiantil. Pero no todo se explica por el contexto estructural, el movimiento creó sus propias oportunidades políticas al articular diversos sectores a su lucha, estudiantes de toda índole, profesores, trabajadores, padres de familia y sectores de la clase política. Fue ello lo que le permitió ganar el debate sobre la educación superior en la opinión pública y el apoyo de actores sociales y populares, generar intranquilidad en la coalición de gobierno y llevarlo a retirar su propuesta y disponerse a la construcción concertada de una reforma.

El éxito no habría sido posible sin la MANE, pues le permitió al movimiento generar un proceso amplio de unidad y plantear una apretada agenda de movilizaciones innovadoras de carácter nacional. Esta es una organización joven y en construcción que, si bien responde a las presiones de la coyuntura, recoge aprendizajes de distintas experiencias de unidad. Su estructura horizontal y asamblearia tuvo que lidiar con problemas de coordinación y en los mecanismos de toma de decisiones y tensiones producto de la emergencia de un discurso antiorganización, la discusión de las vocerías y la articulación con las regiones. Pero el escenario de unidad permitió la generación de estrategias discursivas para contrarrestar las campañas mediáticas del gobierno y comunicar los propósitos del movimiento. El éxito también se debe en buena medida a estas estrategias donde el principal antagonista es el gobierno, se reivindica la educación como derecho y no como mercancía, y se plantea una lucha que se proyecta más allá de la comunidad universitaria y el estudiantado para articular diversos actores sociales y populares. Una política cultural que desafía significados hegemónicos de educación, universidad y democracia, y una praxis cultural renovada con amplia aceptación social.

Queda por ver si su influjo en la cultura política, principalmente la gran aceptación social que despertó la protesta, es o no duradero y si se mantienen los niveles de acción colectiva. Por ahora, el movimiento ha revitalizado la protesta como forma de expresión y participación política, aspecto que no es menor en un país donde históricamente no ha tenido usos e impactos trascendentales.

Notas

1 Para una explicación de la ausencia de movimientos sociales en Colombia en una perspectiva comparada ver Archila (2002).

2 Para la recolección de información se usaron técnicas de observación participante en eventos y acciones colectivas en la ciudad de Bogotá, se analizaron los documentos producidos por la MANE, se realizaron 11 entrevistas semiestructuradas a "informantes clave" (Blee y Taylor 2002: 105-107), con personas de distintos procesos organizativos y un exhaustivo seguimiento de prensa. 

3 La legislación colombiana admite la existencia de universidades de carácter privado sin ánimo de lucro. De acuerdo con Múnera (2011: 22), existen problemas con las cifras que impiden conocer con exactitud la proporción de los estudiantes matriculados en universidades públicas y privadas, dado que entre los primeros se cuentan matriculados en Instituciones de Educación Superior, como el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA), especializado en educación para el trabajo: "En 1999 se matriculaba en las instituciones estatales aproximadamente el 30% de los alumnos de pregrado y posgrado que cursaban programas de educación superior en el país. Sin embargo, la crisis económica de los años noventa llevó a una migración desde las instituciones privadas hacia las públicas, de tal manera que en 2010 la matrícula en las estatales, incluido el SENA, que tiende a distorsionar las estadísticas, pues la mayor parte de su oferta educativa no cumple los requisitos para ser considerada educación superior, llegó al 55,4% y en las privadas bajó al 44,6%, en parte por el esfuerzo propio de las universidades públicas, como en la Universidad Nacional y en la de Universidad Antioquia, y en parte debido a la presión gubernamental". A ello debe aunarse el progresivo desfinanciamiento estatal de la educación superior: "el gasto público en la educación estatal no aumentó proporcionalmente, sino simplemente de manera inercial, de acuerdo con lo establecido por la Ley 30 de 1992 y a partir de 2002 se fue deteriorando como porcentaje del PIB, pues pasó de representar un 0,292% a un 0,112%. La ampliación de la cobertura sin mayor inversión terminó incidiendo negativamente en la calidad de la educación superior pública, tanto en la formación como en la investigación y la interacción con la sociedad" (Múnera 2011: 22).

4 Para un análisis ponderado de la propuesta de reforma gubernamental, ver Miñana y Rodríguez (2011).

5 Esta definición es bastante "estructuralista", dado que supone que las oportunidades son factores objetivos del contexto. Sin embargo, Tarrow (1999: 89) hace énfasis en la interpretación de las oportunidades por parte de los actores: "Cuando hablo de oportunidad política estoy haciendo referencia a señales continuas -aunque no necesariamente permanentes, formales o a nivel nacional- percibidas por los agentes sociales o políticos que les animan o desaniman a utilizar los recursos con los que cuentan para crear movimientos sociales". Para algunos autores el proceso de interpretación por parte de los actores es esencial: "cuando no se reconoce la oportunidad es como si no existiera. La oportunidad política implica la percepción de una posibilidad de cambio, es decir, tiene un componente que es, básicamente, un 'constructo' social" (Gamson y Meyer 1999: 401).

6 McAdam (1999: 54- 55) sostiene que serían parte de la EOP: "1. El grado de apertura relativa del sistema político institucionalizado. 2. La estabilidad o inestabilidad de las alineaciones entre élites, alineaciones que ejercen una gran influencia en el ámbito de lo político. 3. La presencia o ausencia de aliados entre las élites. 4. Capacidad del Estado y su propensión a la represión".

7 De acuerdo con uno de sus documentos, en la MANE hacen presencia más de 300 procesos organizativos, pero el Encuentro donde se formó fue convocado por 9 organizaciones, cinco de carácter nacional: La Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios (ACEU), la Organización Colombiana de Estudiantes (OCE), la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), la Federación Universitaria Nacional (FUN-Comisiones) y el Proceso Nacional Identidad Estudiantil, tienen alcance nacional. Las demás, Comuna Universitaria, Conciencia Crítica, Rebeldía Estudiantil Organizada (REO) y el Colectivo Yuca Brava, tienen un alcance local o regional. "Convocatoria Encuentro Nacional Estudiantil. Bogotá, 19 y 20 de marzo de 2011". http://prensauniversidad.tk (consultado 19 de marzo de 2011). Estas organizaciones tienen vínculos con otros procesos organizativos sociales y con movimientos y partidos políticos que se identifican como de izquierda. Ello les permite disponer de recursos, en sentido amplio -desde conocimiento y experiencia, hasta recursos económicos- para llevar a cabo la acción colectiva.

8 Melucci (1999: 61-66) afirmaba: "Entre el análisis de los determinantes estructurales y el de las preferencias individuales falta el análisis del nivel intermedio relacionado con los procesos mediante los cuales los individuos evalúan y reconocen lo que tienen en común y deciden actuar conjuntamente (...) La identidad colectiva es, por lo tanto, un proceso mediante el cual los actores producen las estructuras cognitivas comunes que les permiten valorar el ambiente y calcular los costos y beneficios de la acción...".

9 "Conclusiones de las mesas de trabajo de la Mesa Amplia Nacional de Estudiantes". http://funcomisionesmodep.org (consultado 7 de noviembre de 2011).

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Documentos MANE

"Carta abierta de los y las estudiantes colombianos a la Comisión 6 de la Cámara de Representantes, al gobierno nacional y a la sociedad colombiana". Disponible en http://feucolombia.org.

 "Comunicado a propósito de la radicación de la Ley de Educación Superior". Disponible en www.conapcolombia.org.

"Comunicado de la Mesa Amplia Estudiantil de Universidades Privadas-Bogotá". Disponible en http://prensauniversidad.tk.

"Comunicado MANE Jornada Nacional de Movilización 12 de Octubre de 2011". Disponible en http://manecolombia.blogspot.com.

"Conclusiones Comité Operativo 05 de noviembre de 2011". Disponible en  http://funcomisionesmodep.org.

"Conclusiones de las mesas de trabajo de la Mesa Amplia Nacional de Estudiantes". Disponible en http://funcomisionesmodep.org.

"Conclusiones del Comité operativo de la MANE del 10 de septiembre de 2011". Disponible en www.ocecolombia.com.

"Conclusiones del Encuentro Nacional Estudiantil del 19 y 20 de marzo de 2011 en Bogotá". Disponible en www.moir.org.co.

"Convocatoria IV Sesión ordinaria de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil MANE". Disponible en http://manecolombia.blogspot.com.

"Declaración de la IV Sesión Mesa Amplia Nacional Estudiantil -MANE- 3 y 4 de diciembre de 2011 Universidad Sur Colombiana, Neiva". Disponible en http://manecolombia.blogspot.com.

"Declaración de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil -MANE". Disponible en www.ocecolombia.com.

"Declaración Política del Comité Operativo de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil del 7 de mayo de 2011 en Bogotá". Disponible en http://prensauniversidad.tk.

"Declaración Política del Encuentro Nacional Estudiantil del 19 y 20 de marzo de 2011 en Bogotá". Disponible en http://prensauniversidad.tk.

"Declaración Política Mesa Amplia Nacional Estudiantil -MANE" Disponible en http://manecolombia.blogspot.com.

"MANE y Consulta Nacional Universitaria"

"Mesa Amplia Nacional Estudiantil 'Jan Farid Cheng Lugo'-Declaración Final". Disponible en  http://funcomisionesmodep.org.

"Nuestra palabra empeñada - Declaración MANE 16 de Noviembre". Disponible en http://manecolombia.blogspot.com.

Entrevistas

1. Integrante (m) de la Coordinadora Estudiantil de Asuntos Rurales (CEAR), Bogotá, noviembre 11 de 2011.

2.  Integrante (m) del Proceso Nacional Identidad Estudiantil, Bogotá, noviembre 16 de 2011.

3. Integrante (f) de Conciencia Crítica, Bogotá, noviembre 16 de 2011.

4. Integrante (m) de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU), Bogotá, noviembre 17 de 2011.

5. Integrante (m) del Sindicato Estudiantil, Bogotá, noviembre 17 de 2011.

6. Integrante (m) de la Organización Colombiana de Estudiantes (OCE), Bogotá, noviembre 21 de 2011.

7. Integrante (m) de la Federación Universitaria Nacional (FUN-Comisiones), Bogotá, noviembre 22 de 2011.

8. Integrante (f) de la Corriente Estudiantil Alternativa Popular, Bogotá, noviembre 22 de 2011.

9. Integrante (m) del Proceso Nacional Identidad Estudiantil, Bogotá, noviembre 23 de 2011.

10. Integrante (m) de la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios (ACEU), Bogotá, Noviembre 23 de 2011.

11. Integrante (m) de Rebeldía Estudiantil Organizada (REO), Bogotá, noviembre 23 de 2011.

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