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On-line version ISSN 1851-9601

Postdata vol.18 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires Dec. 2013

 

ANÁLISIS E INVESTIGACIÓN

 

Ni piqueteros ni punteros. Procesos de organización comunitaria durante el kirchnerismo. El caso de la urbanización de Villa Palito, La Matanza

 

por Pablo Forni*, Luciana Castronuovo** y Mariana Nardone***

*M.A y Ph.D. en Sociología (Universidad de Notre Dame), Lic. en Sociología (USAL), Investigador Adjunto Conicet. E-mail: forni@retina.ar. Este artículo forma parte del PIP 2009.0100.141 del Conicet.
** Lic. en Sociología (USAL), doctoranda en Ciencias Sociales (UBA), becaria Conicet con sede en Idicso. E-mail: luciana.castronuovo@gmail.com.
*** Mg. en Diseño y Gestión de Programas Sociales (Flacso), Lic. en Sociología (USAL), doctoranda en Ciencias Sociales (Flacso), becaria Conicet con sede en Idicso. E-mail: mariananardone@yahoo.com.ar.

 


Resumen

Las políticas sociales implementadas a partir de 2003 han impulsado la creación así como la potenciación de numerosas organizaciones comunitarias vinculadas a la economía social y al desarrollo comunitario. La mirada académica sobre las mismas enfatiza sus similitudes con experiencias organizativas características del pasado reciente (clientelismo y movimientos sociales) sin ahondar suficientemente en las especificidades de las organizaciones del presente período. A fin de avanzar en la compresión de los procesos de organización se ha realizado un estudio de caso del proceso de urbanización de un gran asentamiento irregular (villa) en el oeste del Gran Buenos Aires. Desde una perspectiva relacional se presta atención a los procesos micro al interior del barrio, la constitución de redes y organizaciones así como a los vínculos que se establecen con la política.

Palabras clave: Organizaciones comunitarias; Desarrollo comunitario; Políticas de urbanización; Redes de organizaciones; Peronismo

Abstract

The social policies implemented since 2003 have encouraged, as never before, the creation and the empowerment of several grassroots organizations in relation to social economy and community development. The academic research has emphasized the similarities that these organizational experiences share with those of the recent past (social movement and clientelism) without sufficient research into the distinctive characteristics of the present period. In order to better understand grassroots organizational processes, we conducted a case study on the process of urbanization of a big informal settlement ("villa") in the west of the province of Buenos Aires. From a relational perspective, we focus on micro processes inside the neighborhood, the formation of networks and organizations and the connections between these organizations and politics.

Keywords: Grassroots organizations; Urbanization policies; Community development; Organizational networks; Peronism


 

Los sectores populares cuentan con una extensa y rica historia organizativa en la Argentina. Sólo a título ilustrativo podemos mencionar a las primeras mutuales de inmigrantes, las bibliotecas populares, los gremios de diferentes orientaciones político-ideológicas, las unidades básicas del peronismo clásico y las sociedades de fomento. Durante las dos últimas décadas, a partir del creciente interés en las Ciencias Sociales y las políticas públicas por las organizaciones comunitarias en particular y de la sociedad civil, en general, se han realizando distintas caracterizaciones y periodizaciones de las mismas (Filmus, Arroyo y Estebanez 1997, Campetella y González Bombal 2000, De Piero 2005). En el debate académico (y político) reciente confluyen la transformación (o acentuación) de los rasgos clientelísticos de las organizaciones comunitarias con el debate respecto a las características de las organizaciones de desocupados (piqueteros). Tanto el desarrollo conceptual que se realizó alrededor del denominado "movimiento" piquetero, como aquel que tuvo como objeto el estudio de las redes clientelares permitió diferenciar dos formas diferentes de organización popular.

El momento actual es tan rico en cuanto a diversidad de experiencias como en períodos anteriores. Durante los últimos años se vienen desarrollando renovadas experiencias organizativas en el contexto de las políticas públicas y el liderazgo político del peronismo kirchnerista. En muchas de estas se combinan las actividades de promoción comunitaria junto con la economía social y la militancia política.

Para avanzar en la comprensión de estas experiencias organizativas se aplicó el estudio de caso, en tanto esta estrategia metodológica permite prestar atención a los procesos y estructuras internas (habitualmente poco visibles) de estas organizaciones, incluyendo la perspectiva y biografía de los organizadores y miembros con la perspectiva histórica y territorial (holística). Se intenta superar las simplificaciones o generalizaciones de dudosa validez sobre un universo heterogéneo y dinámico como el de las organizaciones comunitarias (Yin 1984, Stake 1995, Forni 2010). Se recolectaron y analizaron datos cualitativos, coherentes con la estrategia metodológica propuesta. El trabajo de campo se llevó a cabo durante todo el año 2010: se realizaron visitas periódicas al barrio; entrevistas en profundidad a vecinos del barrio, a vecinos miembros y directivos de las cooperativas de trabajo que funcionan en Villa Palito y a funcionarios municipales y de organismos internacionales que financiaron parte del proyecto. Asimismo, se analizó diferente material institucional (sitios web, material audiovisual, etc.) referente al proyecto de urbanización que se llevó a cabo en el barrio. La información recogida se codificó con el software Atlas.ti.

Se pretende dar cuenta de la historia organizativa, donde se evidencia un entramado organizacional con diferentes actores y relaciones. A fines de analizar este fenómeno se parte de una mirada micro de procesos de relación dentro del barrio, siendo primero necesario conocer las organizaciones que funcionaban previas al surgimiento de esta red y luego reconstruir las relaciones que se han ido conformando.

En el primer apartado se describen los principales conceptos que han sido utilizados en la literatura especializada para analizar las formas de organizaciones comunitarias en los últimos años. En la segunda parte se describe la historia y características de Villa Palito. Luego, se relata la historia de las organizaciones señalando dos momentos diferentes: primero se analizan las organizaciones que existían en el barrio antes del proyecto de urbanización y las primeras acciones de reclamo llevadas a cabo por los vecinos, y luego se analiza la organización que emerge con el proyecto de la urbanización. Finalmente, en las conclusiones se señalan los ejes que explican la conformación de la organización actual y se analiza la pertinencia de diferentes categorías analíticas para la comprensión de este caso.

I. Organizaciones comunitarias: clientelismo, piqueteros y "militar" el Estado

A lo largo de los últimos veinte años varios autores han analizado las organizaciones comunitarias que se desarrollan en los barrios del Gran Buenos Aires. Los distintos estudios enfatizan el carácter territorial de estas organizaciones y proveen diferentes visiones respecto a los alcances y sus formas de hacer. Dichos trabajos poseen contextos de surgimiento diferentes, pudiéndose señalar tres momentos: la década de 1990, la crisis del 2001 y los estudios post 2003.

A continuación se señalan los principales desarrollos teóricos en relación al funcionamiento de las organizaciones sociales que se dan en cada período. En esta breve síntesis no se pretende hacer una discusión exhaustiva de los conceptos que se mencionan, sino simplemente presentar los enfoques que han prevalecido en los últimos años en el estudio de las organizaciones comunitarias.

Durante los años 90 se profundizó en el país un ciclo de políticas neoliberales que incorporaron un conjunto de reformas en el mercado de trabajo y tuvieron como consecuencia un aumento del desempleo, la precariedad e informalidad laboral, impactando fuertemente en las condiciones de vida de los sectores más vulnerables. En el terreno de las políticas sociales, se diseñaron e implementaron políticas de tipo focalizadas y descentralizadas desde una voluntad de "achicamiento" del Estado.

En este contexto surgieron diferentes esfuerzos teóricos por caracterizar las organizaciones comunitarias en particular y de la sociedad civil en general y su vínculo con las políticas públicas. Distintos autores (Thompson 1995, Filmus 1997, Roitter y González Bombal 2000) generaron tipologías que permitieran caracterizar al heterogéneo conjunto de las organizaciones de la sociedad civil. Dentro de estas tipologías, las organizaciones comunitarias de base correspondieron a un tipo entre otros. Estos esfuerzos taxonómicos, si bien proporcionaron herramientas para conocer el tercer sector, no focalizaron en los vínculos de las organizaciones con otros actores, sus trayectorias organizacionales y sus dinámicas de funcionamiento. Durante los años 90, el concepto que sirvió para comprender la dinámica de las organizaciones comunitarias y la forma de vincularlas con el Estado fue el de clientelismo. El principal autor que ha trabajado esta temática ha sido Auyero (1997, 2001), quien estudió a las redes clientelares en un partido del conurbano bonaerense. Si bien la emergencia del clientelismo político es anterior a este período, el autor considera que fue en esos años cuando las redes clientelares cobraron mayor importancia. En su análisis de las redes clientelares complejiza la relación entre cliente y mediador intentando, tal como él mismo señala, escapar de la "presión metonímica" de la idea de clientelismo político. En palabras del autor:

La resolución de problemas mediante la intervención política personalizada, es entonces un proceso estructurado y estructurante, un conjunto de relaciones que comienzan a tener sus propias reglas, sus silencios y sus propias voces, sus trayectorias, dando lugar a performances, identidades y narrativas particulares (Auyero 2001: 231).

La visión de Auyero enfatiza la pertinencia del abordaje relacional para este tipo de fenómenos y posee una mirada que procura analizar las redes, entramados sociales y las identidades que se actualizan y transforman en los intercambios que se realizan. Este mismo enfoque es utilizado por el autor para analizar los saqueos que se producen en el contexto de la crisis de 2001 (Auyero 2007). Las relaciones clientelares (Auyero 2001, 2002) tienen importancia no solamente en la política partidaria y la vida cotidiana de los habitantes de los barrios, sino también para entender la formas extraordinarias de acción colectiva, como fueron los saqueos. Para comprender esos fenómenos, debía indagarse acerca de la "zona gris", la cual "hace referencia a un grupo de relaciones clandestinas entre estos actores (punteros políticos, fuerzas represivas, vecinos)" (Auyero 2007: 74).

El principal aporte de Auyero consiste en ser capaz de analizar las redes clientelares en un entramado de redes informales de ayuda recíproca más amplio, que configura una identidad política determinada. El enfoque de Auyero parte de una visión relacional y recupera aportes de la antropología desarrollando un "clientelismo sociocultural" (Vommaro y Quiros 2011) diferenciándose de investigadores que analizaron el concepto de clientelismo en términos de costo-beneficio, adscribiendo a los principios de la escuela de la acción racional (Brusco, Nazareno y Stokes 2004). En términos de Auyero, "el intercambio de votos por favores es visto como una de las posibles formas de relación entre los partidos políticos y los grupos populares organizados" (Auyero 2001: 37). Una forma posible, que en el análisis del autor, resulta la de mayor carácter explicativo a fines de comprender esas relaciones.

De esta forma, a fines de comprender la dinámica de estas organizaciones y su vínculo con el Estado, los partidos políticos y las políticas sociales, la principal categoría utilizada ha sido la del clientelismo. Si bien en los estudios se complejiza el concepto de clientelismo propio de la acción racional y se aportan elementos que superan una visión donde sólo existen patrones y clientes que establecen relaciones en una clara asimetría que produce que unos voten por otros, las redes clientelares aparecen como una pieza fundamental a fines de comprender las formas y posibilidades de organización popular en la década del 90.

Sin embargo, es importante resaltar que las organizaciones que se desarrollan en los barrios no pueden enmarcarse en su totalidad dentro de relaciones clientelares. La clientela es un tipo de red que existe en un univer­so heterogéneo de conformaciones sociales. Asimismo, el énfasis en las relaciones de tipo clientelar obstaculiza el análisis de la capacidad organizativa de los habitantes de la villa. Las organizaciones de excluidos de estos años daría cuenta de distintos patrones de funcionamiento basado en diferentes trayectorias: por una lado aquellas organizaciones vinculadas a las redes clientelares que operan en los barrios, y por el otro, organizaciones articuladas en red, que constituyen una estructura organizacional novedosa y que tiene importantes implicancias en las posibilidades de desarrollo y supervivencia de las organizaciones en contextos de exclusión social (Forni 2004).

Luego de la crisis del año 2001 comenzaron a proliferar estudios que señalaban el dinamismo de las organizaciones comunitarias. Los piqueteros, surgidos hacia la segunda mitad de la década, primero en el interior e inmediatamente después en el Gran Buenos Aires, fueron lo actores que recibieron la mayor atención en este período.

Svampa y Pereyra (2004) analizaron en profundidad la historia y composición del movimiento piquetero a través de la descripción de sus bases sociales, la metodología de acción directa implementada y las prácticas de democracia directa y asamblearia que utilizaban. En el análisis de la experiencia piquetera, los autores resaltaron el hecho de que, "desde el fondo mismo de la descomposición social pudieron emerger importantes elemento de recomposición" (Svampa y Pererya 2004:15).

Es también durante las vicisitudes de la crisis de 2001 que Merklen (2010) desarrolla el concepto de territorialización. El barrio comienza a considerarse como lugar privilegiado de la expresión política de las clases populares y la idea del "pasaje de la fábrica al barrio" adquiere un papel central en el debate académico, es el barrio el lugar privilegiado donde las clases populares se organizan y desarrollan actividades políticas. El autor analiza las nuevas formas de asociación social -sus estrategias de acción y sus relaciones con los gobiernos- que emergieron como consecuencia de la crisis del Estado benefactor. Estas nuevas formas de acción tienen un aspecto en común: están basadas en inscripciones territoriales, esto es, una integración basada en la vecindad. Las movilizaciones y la lucha por obtención de recursos están desligadas de las condiciones laborales. El barrio sirve de punto de apoyo para la movilización colectiva y constituye la base para establecer una relación con el sistema político. El barrio asume importancia cuando se convierte en el actor con el que se relaciona la política y, además, funciona como un soporte para las familias. Se establecen entonces nuevas formas de solidaridad con anclaje territorial. De esta forma, a través del análisis del movimiento piquetero, se analiza la capacidad política de las organizaciones comunitarias y el carácter territorial de las mismas.

En el año 2003, con la asunción al poder de Néstor Kirchner, comienza un ciclo de crecimiento económico y cambios en las políticas sociales, a partir de la implementación de políticas de amplia cobertura. Los cambios en el rol del Estado se ven acompañados asimismo por el surgimiento de organizaciones comunitarias que se vinculan activamente con los distintos niveles de gobierno y son apoyadas e impulsadas por el gobierno. En este contexto, se reabre una discusión respecto a las formas de movilización y participación política de las organizaciones.

En este marco, se producen importantes cambios dentro del movimiento piquetero: el movimiento cambia la denominación de "piquetero" por "social" y se comienza

...a priorizar, antes que la realización de protestas callejeras, el trabajo territorial en los barrios y la progresiva incorporación a los planteles de gobierno, como agentes de la Administración pública en las áreas correspondientes a sus intereses organizacionales (Natalucci 2008: 100).

Ante estos cambios en las organizaciones piqueteras, que alteraron no sólo los reclamos sino principalmente su forma de protesta y de relación con el Estado, surgieron diferentes estudios que se preguntaron sobre la posibilidad de este movimiento de seguir constituyendo un espacio de movilización política que preserve su autonomía (Natalucci 2008, Cortes 2010, Masetti 2010, Perelmiter 2010). Estos abordajes intentaron superar visiones antinómicas respecto a la capacidad política de las organizaciones cuando funcionan dentro del Estado. En este contexto, Manzano (2008) analizó las prácticas que se generan en la gestión de un programa social, y señaló la complejidad que se dio en el proceso "de especialización técnica y apropiación de saberes que torna sumamente difusa la frontera teórica entre Estado y movimientos sociales" (Manzano 2008: 91) y la importancia de analizar los distintos grados de autonomía que existen y la configuración de las relaciones de poder. Estos abordajes por un lado comparten con los análisis realizados sobre el movimiento piquetero el énfasis en la capacidad de organización y de encarar una acción colectiva de estas organizaciones, y por el otro lado coinciden con la visión clientelar en hacer del vínculo con el Estado y la posibilidad de autonomía un eje central de análisis.

En este trabajo se consideran estos enfoques, pero no se parte de ninguna de las categorías planteadas para estudiar el caso de estudio. Aquello que se propone es comprender la historia organizativa de una formación colectiva que surge en un barrio y se ve impulsada por un conjunto de políticas destinadas a la urbanización del barrio. De esta forma se siguió, en términos teóricos, una aproximación inductiva que evitó imponer al objeto de estudio categorías analíticas utilizadas en coyunturas anteriores.

II. Pasado y presente de Villa Palito

El partido de La Matanza incluye a numerosas villas y asentamientos precarios. Entre las primeras, se destaca en la localidad de San Justo el barrio Almafuerte o "Villa Palito", como lo llaman coloquialmente los vecinos. Según la tradición oral, el origen del nombre proviene de diferentes razones. Algunos señalan que se debe a los cañaverales que había en el lugar antes de que se conformara el barrio, mientras que otros indican que alude al nombre que le otorgaban los vecinos de barrios lindantes, en alusión a los palos que utilizaban los ocupantes de Villa Palito para demarcar sus terrenos.

El barrio Almafuerte se encuentra emplazado en el noreste del partido de La Matanza. Sus límites son: al noreste la Avenida Monseñor Bufano (Camino de Cintura), al noroeste una calle sin denominación (porque esta arteria surge del proceso de urbanización); al suroeste linda con la continuación de la calle Figueroa Alcorta y al sureste con la continuación de la calle Alberti. Según una encuesta realizada por el municipio en el año 2004, 3 de cada 10 hogares no alcanzaban a cubrir sus necesidades básicas.

El pasado de Villa Palito abarca medio siglo y se inicia con un plan de erradicación compulsiva de habitantes de villas de la Capital Federal en 1963 durante la presidencia de Frondizi. En efecto, las primeras viviendas corresponden a los núcleos habitacionales transitorios (NHT), viviendas provisorias prefabricadas en metal, que el mismo plan otorgaba a los erradicados. Según funcionarios entrevistados, algunas de estas son aún discernibles actualmente en el interior de la parte de la villa que aún no fue urbanizada. Estas viviendas no fueron transitorias sino permanentes, y paulatinamente la villa fue consolidándose y expandiéndose. En la primera década del siglo XXI la villa ocupaba unas cuarenta hectáreas albergando a aproximadamente 1.400 hogares, lo que representaba más de 7.000 habitantes. La llegada de migrantes internos y de países limítrofes, los erradicados de villas de la Capital Federal y la alta natalidad de los hogares llevaron a Villa Palito a una situación de hacinamiento que se fue agravando con el tiempo.

Villa Palito ha experimentado importantes cambios en los últimos diez años, los cuales son producto de un gran proyecto de urbanización que no sólo implica el accionar de una política pública impulsada por el Estado en sus diferentes niveles (nacional, provincial y municipal), sino que también es fruto de años de organización de los propios vecinos. En efecto, la urbanización de esta villa se produce luego de más de cincuenta años de políticas fallidas o ausencia de políticas de hábitat. Es llevada adelante a partir de la propia organización comunitaria, que fue capaz de establecer vínculos con dirigentes políticos a diferentes niveles y de obtener recursos de diferentes organismos, agencias y programas gubernamentales. En este proceso de transformación de la fisonomía del barrio intervienen un párroco, un líder comunitario, un intendente, el presidente de la nación, programas de organismos multilaterales, agencias de la Provincia de Buenos Aires y del gobierno nacional, numerosas cooperativas de trabajo, profesionales, funcionarios y, sobre todo, los habitantes de Villa Palito.

Las acciones de urbanización dieron lugar a un proceso de organización colectiva que permitió la obtención de recursos para el desarrollo del barrio. Las organizaciones barriales fueron el andamiaje principal de este proceso, que fue llevado a cabo a partir de recursos brindados por diferentes actores y que significó la articulación de estas organizaciones con diferentes actores estatales.

III. Del Plan Arraigo a la toma del predio

Las villas constituyen territorios con una historia propia, en donde se entrecruzan diferentes identidades políticas, étnicas, sociales, que conviven en un mismo espacio. Los habitantes de las villas constituyen lazos entre sí, dando lugar al surgimiento de diferentes organizaciones, que representan un universo heterogéneo con distintas características a lo largo del tiempo.

Entre las organizaciones que tradicionalmente trabajan en las villas se puede mencionar a las parroquias o iglesias, muchas veces vinculadas no sólo a tareas religiosas sino a acciones de atención a la comunidad; los clubes de fútbol, que son relevantes porque a través de la realización de torneos generan espacios de sociabilidad del barrio y a la vez constituyen un espacio para el surgimiento de referentes barriales; y las unidades básicas o comités, que comienzan a tener presencia en estos barrios con el advenimiento del peronismo.

Las dictaduras tuvieron un impacto en la vida asociativa de toda la población y las organizaciones villeras no estuvieron exentas. Sin embargo, la relación de estas organizaciones con diferentes partidos políticos, particularmente sectores del peronismo y la fuerte presencia en algunas villas de curas tercermundistas, contribuyeron al sostenimiento de las organizaciones surgidas en los barrios, articulando sus acciones con diferentes actores. La resistencia de las organizaciones villeras a las políticas de erradicación de villas propuestas por el gobierno de Onganía dio lugar al acercamiento de las organizaciones tanto con la Central General de Trabajadores como con el Movimiento de Curas Tercermundistas (Blaustein 2001, Cravino 2001). De igual modo, los clubes de fútbol tienen una presencia importante en todos los barrios en tanto espacio de sociabilidad y lugar de surgimiento de líderes barriales.

En el caso de Villa Palito, pueden mencionarse como principales organizaciones previas a la red organizacional surgida del programa de urbani­zación: la cooperativa Almafuerte y la Iglesia. La Cooperativa Almafuerte se conforma en 1993 a raíz de la implementación del Programa Arraigo del gobierno nacional. Éste tenía como objetivo beneficiar a hogares ocupantes de tierras pertenecientes al Estado nacional, los ocupantes debían pagar una determinada suma a fin de que el Programa realizara una escritura traslativa de dominio a su favor. Este tipo de política de vivienda representó un cambio frente a acciones estatales establecidas previamente y se enmarcó dentro de políticas surgidas a partir de fines de la década de 1980, que se planteaban soluciones a la problemática habitacional basadas en una lógica ex post (Cravino 2001): las políticas apuntaban a regularizar la situación de los loteos irregulares. El principal objetivo del programa era la transferencia de la propiedad a la población establecida en tierras fiscales nacionales. Los adjudicatarios debían pagar una determinada suma de dinero a estos fines (Lezcano 1997).

El plan constaba de diferentes etapas. En un primer momento, se valuaba la tierra considerando "las condiciones de deterioro en las que se encontraba la tierra antes de que la ocupara la villa, el no uso por parte del propietario (en este caso el Estado) y la falta de urbanización de la zona" (Lezcano 1997: 4). Luego, se realizaba un censo entre quienes habitaban en los terrenos que se iban a adjudicar. En él se especificaba precisamente el número de familias y la composición de los hogares. Asimismo, se estipulaba la creación de una organización dentro del barrio que funcionaría como actor intermediador entre los habitantes de la villa y los funcionarios del Programa Arraigo. De acuerdo a Lezcano, este tipo de organización posee un rol crucial, porque se convierte en un interlocutor entre la villa y el Estado. Entre las funciones de la organización se encuentran establecer los plazos para el pago y la entrega de los lotes.

En el caso de Villa Palito, el Plan Arraigo se implementó acorde a sus lineamientos. En el convenio que la cooperativa Almafuerte firmó con el Plan Arraigo, se incluyeron las cuarenta hectáreas de Villa Palito y veinte hectáreas adyacentes que pertenecían a la empresa Gas del Estado a fin de urbanizar todo el territorio una vez que se obtuviera la propiedad. Se creó la organización intermediaria que tomó el nombre de Cooperativa de Trabajo Barrio Almafuerte Limitada y se realizó el censo que estipulaba el plan. El relevamiento fue realizado en el año 1999 por el Ministerio de Desarrollo Social y fue posteriormente un importante insumo para el proceso de urbanización.

Al momento de la implementación del Plan Arraigo, la principal institución que actuaba en Villa Palito era la parroquia "San Roque González y Mártires", capilla convertida en parroquia pocos años antes a partir de la llegada del padre Basilicio Britez Espínola ("Bachi", para los vecinos de la villa y fuera de ella), quien devino en un destacado líder de la comunidad. Bachi, hijo de inmigrantes paraguayos, nació en la villa de Bajo Belgrano en la Ciudad de Buenos Aires y vivió allí hasta que ésta fue erradicada durante la dictadura militar en 1978.

El padre fue asignado allí por el Obispo de la Diócesis de San Justo en 1997. A fines de los noventa, no había otra organización en el barrio más allá de la cooperativa y la Iglesia. Sí existían algunos punteros que respondían a distintos referentes políticos locales con prácticas clientelísticas tradicionales, consistentes en pequeños favores y distribución de mercadería. El nuevo párroco decidió no vincularse a ninguno de los punteros, buscando más bien apoyar el surgimiento de algo nuevo. En ese momento existía un grupo de personas vinculadas a la capilla que llevaban adelante actividades asistenciales como en otras capillas en áreas de estas características. Había un comedor para treinta personas y se reparaba y distribuía ropa desde Cáritas. Los párrocos que lo antecedieron en la capilla habían tenido una actividad más bien confinada a lo sacramental. El nuevo párroco, a diferencia de sus antecesores, mantuvo un rol activo en el barrio no sólo a través de la acción social, sino también estableciendo reclamos al municipio. Una primera movilización impulsada por él fue para demandar agua al municipio. La villa no contaba con agua corriente y se abastecía de dos tanques que se llenaban con una bomba que se rompía con frecuencia, existiendo retrasos por parte del municipio para su reparación o reemplazo. Cuando la bomba se rompía, los chicos y adultos de la villa tenían que cruzar la ruta para llenar con agua baldes o bidones del otro lado. Esto era sumamente peligroso, y a veces resultaba en accidentes de tránsito fatales. Un verano de calor sofocante y ante la falta de agua, el párroco encabezó el reclamo al secretario de obras públicas municipal, haciendo llegar el mensaje a través de los punteros de que si no había solución, iban a cortar el Camino de Cintura. Finalmente, veinte minutos antes de la hora prevista para el corte, llegó la solución.

En 1999, a raíz del pedido de una familia del barrio que se había quedado sin vivienda, Bachi discutió con el presidente de la cooperativa la posibilidad de instalarlos en algún lugar del predio de Gas del Estado. Ante la negativa rotunda ("La Iglesia hace caridad, nosotros no", dijo el presidente de la cooperativa), el párroco llevó a la familia al predio y la ayudó a instalarse con algunas chapas. Este antecedente entre otros hizo que muchos lo responsabilizaran de la toma de este predio. Sin embargo, esta responsabilidad adjudicada al cura y a sus colaboradores no fue asumida por éstos, quienes esa noche se encontraban realizando la peregrinación juvenil a pie a Luján.

Fueron distintos factores los que generaron un clima favorable para la toma de la tierra. Por un lado, con el paso de los años los pagos a la cooperativa se fueron haciendo más irregulares, debido al creciente deterioro socio-económico de fines de los años noventa y a cierta desconfianza por parte de grupos de vecinos hacia los responsables de la cooperativa. Por otro lado, existía un malestar creciente en la comunidad que padecía de severos problemas de hacinamiento. "La propia realidad te lleva a decir: o seguimos o decimos basta", es la expresión que utiliza el cura del barrio para referirse a la situación previa a la toma de la tierra. El sacerdote junto con el representante de la Asociación Permanente por Derechos Humanos de San Justo, Pablo Pimentel, organizaban charlas sobre los derechos humanos, donde buscaban concientizar a los vecinos acerca de sus derechos y comenzó a hacerse omnipresente el sentimiento de que "había que generar el cambio". En este clima, se fue gestando la idea de tomar el terreno vacío de Gas del Estado donde solamente yacían para entonces algunos grandes caños y se consideraba "propio" en virtud de los pagos efectuados por algunos vecinos al Plan Arraigo.

El 2 de octubre de 1999 comenzó "la toma" cuando por la noche algunos vecinos ocuparon lotes de aproximadamente 10 metros de ancho por 20 de largo que delimitaron rudimentariamente con cañas que abundaban en el lugar. Una colaboradora de la parroquia recuerda las diferentes posturas ante la toma. Para aquellos vecinos que formaron parte de ella, la toma era una acción esperanzadora capaz de generar un cambio en su situación de vida, y para otros vecinos, que venían efectuando el pago a la cooperativa, la toma entrañaba una preocupación, en tanto les estaban "tomando la tierra" (entrevista a bibliotecaria cooperativa de vivienda). En dos días se ocupó todo el predio marcándose unos trescientos lotes. Durante más de dos semanas, los ocupantes se quedaron en el predio resistiendo los intentos de desalojo por parte de la policía mientras negociaban con las autoridades locales.

La firmeza de los ocupantes y las negociaciones con el Plan Arraigo evitaron el desalojo. Sin embargo, los conflictos continuaron. Entre los principales opositores a la toma se encontraban los vecinos del barrio lindante, Villa Constructora, que tenían desde hacía tiempo el proyecto de utilizar parte del predio para un club deportivo y a su vez levantar un paredón que los separara de Villa Palito. De hecho, en el momento de la toma, la policía acordonó inmediatamente este sector, apropiándoselo de hecho aunque perteneciera al Programa Arraigo y estuviera destinado a vecinos de Villa Palito. Esto dio lugar a movilizaciones al palacio municipal en San Justo y arduas negociaciones con funcionarios municipales.

En este momento de tensión e incertidumbre, comenzó a destacarse entre los ocupantes Juan Enríquez, un joven que se dedicaba a vender diarios y facturas en la calle y que, como otros vecinos, se había sumado a la toma con el propósito de modificar la situación de hacinamiento en la que vivía su familia. Juan reunía diferentes rasgos que lo ayudarían a convertirse en un líder natural: era un vecino del barrio, nacido y criado en Villa Palito; se destacaba por ser "un muy buen jugador de fútbol", lo que lo hacía popular en el barrio y además trabajaba vendiendo en la calle, lo cual le permitía un contacto diario con gran cantidad de vecinos. Gracias al tipo de trabajo que realizaba, que le permitía transmitir información a todo el barrio, Juan se convirtió en una pieza fundamental del proceso de organización de la cooperativa y de urbanización del barrio.

En Villa Palito existía desinformación sobre el funcionamiento de la cooperativa. De hecho, no todos los ocupantes sabían que el predio tomado era propiedad del Plan Arraigo y que estaba destinado a los socios de la cooperativa, quienes estaban pagando sus terrenos. El Plan Arraigo no logró cumplir con sus objetivos; aun cuando se cumplieron ciertas condiciones establecidas por el Plan, formación de la cooperativa y realización del censo, el Plan Arraigo fracasó. La principal falla residió en la incapacidad de los miembros de la cooperativa en lograr que los vecinos confiaran en el proyecto y quienes lo llevaban a cabo. Esta falta de confianza se tradujo en el incumplimiento de los compromisos, es decir, la falta de pago de las cuotas correspondientes. Asimismo, muchos consideraban que un programa que exigiera el pago de una cuota por la tierra en un momento de aumento del desempleo, era poco factible y resultaba poco atractivo para la realidad de gran parte de los habitantes del barrio. Además, quienes conformaban la cooperativa inicial no lograron vincularse con el barrio en su conjunto, y no consiguieron convencer al barrio de las potencialidades y la necesidad de un programa de estas características. Según uno de los líderes del barrio, el principal error de esa cooperativa consistió en convocar a la cooperativa a gente que no era del barrio. Para los entrevistados, el hecho de ser profesionales (había maestros, ingenieros y arquitectos), y poseer conocimientos técnicos no los habilitaba a conocer "lo que nosotros sentíamos y cómo nosotros vivíamos" (entrevista a Juan). El escenario planteaba por un lado una cooperativa que no generaba consenso en el barrio y que no lograba una respuesta concreta al problema habitacional, y por otro, una organización incipiente conformada por vecinos del barrio que se organizaban alrededor de un problema social concreto: el reclamo de la tierra.

El sacerdote, si bien participaba en la cooperativa anterior, consideraba que la conducción de la misma debía estar en manos de quienes habían estado presentes en la toma de la tierra. Se armó entonces una lista para participar en las elecciones de la cooperativa. En el caso de que se ganara en las elecciones, se asociaría a Juan. Este representante popular que había surgido durante la toma, se presentó como candidato a presidente de la cooperativa, aún sin ser miembro, y ganó las elecciones. Una vez en la cooperativa, comenzó el trabajo para convencer a la gente de que se asociara a la nueva cooperativa, la cual fue llamada por los mismos vecinos como "Cooperativa Madre", ya que fue esta cooperativa de vivienda de la que se derivaron las cooperativas de trabajo que posteriormente se conformaron.

Las primeras reuniones se organizaron en el tinglado de la Iglesia. El despacho y la secretaría parroquial pasaron a ser el centro de reuniones de la cooperativa; fue aquí donde se conformó la "Cooperativa Madre", pieza principal dentro de todo el proceso de urbanización. Las discusiones se centraban en el accionar de la cooperativa anterior y en la necesidad de canalizar las necesidades de cambio, expresada por todas las familias que habían realizado la toma de la tierra. Estas habían puesto en evidencia la situación de déficit habitacional en la que se encontraban los hogares residentes en el barrio. El proceso de conformación de una nueva cooperativa no estuvo exento de conflictos, que parecerían haber sido de gran importancia en esta etapa inicial. Uno de los episodios que dan muestra de la complejidad de la situación es aquel en donde durante una asamblea en la que los miembros de la nueva organización estaban exponiendo la situación del barrio, fueron arrojados gases lacrimógenos. Situaciones como ésta se dieron en el marco de cambios en el mapa organizativo que existía en el barrio, reemplazando la red existente por otra, con el surgimiento de nuevos líderes vecinales.

Antes de la toma de las tierras y las acciones colectivas emprendidas posteriormente, las principales organizaciones que existían en el barrio eran aquellas vinculadas a la Iglesia y la organización establecida en función de la implementación del Plan Arraigo. Asimismo, existían distintos "punteros" que actuaban en distintas manzanas del barrio. Los distintos actores mencionados actuaban de forma separada, no se reconocen en el relato acciones colectivas de la comunidad de Villa Palito que plantearan una acción articulada entre las diferentes organizaciones. A fines de comprender el proceso organizativo que se gestó en Villa Palito, es también importante considerar el contexto socio político en el cual se desarrollaron estas acciones. La génesis del proceso organizativo que aquí se estudia se remonta a un momento donde la situación social estaba caracterizada por el crecimiento de la exclusión social, concomitante con un exponencial crecimiento de las cifras de desempleo. Los actores entrevistados sostienen que fue en esos momentos de crisis donde "mejor nos organizamos". De esta forma, se considera que el momento de mayor crisis en el país fue el que les proporcionó el mejor contexto para organizarse. Ante la falta de recursos materiales se afirma que "no teníamos nada, lo único que teníamos era la posibilidad de poder salir adelante" (entrevista a Juan).

Luego de la toma cambiaron las relaciones de poder en el interior del barrio, ya que surgió una nueva red organizacional articulada principalmente alrededor de los dos actores anteriormente mencionados: el líder vecinal y el sacerdote. Los miembros de la cooperativa hacen referencia a la necesidad que había de "articular" con otros actores que actuaban en la villa. Esta articulación se dio principalmente con la Iglesia, quien constituyó un actor clave a fines de comprender el entramado organizativo. La organización comenzó a tener legitimidad en el barrio y convertirse en un actor capaz de generar una red organizacional fuerte. Sólo cuando comenzaron las acciones para urbanizar el barrio, se logró la participación masiva de los vecinos en la organización.

La nueva organización cobró impulso cuando se articuló con el Estado en sus diferentes niveles (municipal, provincial y nacional). El tipo de vínculo que se estableció con el municipio y los actores estatales fue diferente al que existía anteriormente en el barrio, vinculado a la existencia de distintos punteros políticos. En palabras del cura del barrio, se trataría de una "nueva política", donde la forma de diálogo estaba centrada en el debate y acción conjunta con el Estado, y no de enfrentamiento, expresado como "no se cortaban las rutas". La "vieja política", representada por la acción de los punteros y su influencia en el barrio, se vio diezmada ante las acciones concretas logradas en el barrio por parte de la organización. "Nunca fuimos contra los punteros nosotros, siempre lo que hicimos nosotros era hacer una propuesta muy ambiciosa" (entrevista a Juan). La deslegitimación de los punteros es consecuencia del éxito de la organización, ya que logra el propósito de urbanizar el barrio.

Las características del líder y su incorporación reciente a la lucha política vinculada al reclamo por mejoras en la calidad de vida en el barrio se enmarcaron dentro de este carácter "novedoso" que se le adjudicó a la nueva organización en desarrollo. Los atributos que el cura resalta de Juan, no es sólo su "carisma", sino también su "falta de contaminación por la política" (entrevista al párroco), entendiéndola como la falta de identificación con los diferentes partidos políticos.

De esta forma, la nueva organización traería una nueva forma de política, con cambios en las estrategias de protesta así como en el perfil de quienes conformaban la organización; ésta poseía un carácter de base y esta­ba conformada principalmente por vecinos que no habían participado activamente en acciones colectivas hasta ese momento.

I V. Sobre conocer al presidente e iniciar la urbanización

Cuando se relata la historia de la organización, se considera central, a fines comprender su funcionamiento, su vínculo con diferentes actores estatales. El vínculo con el municipio surgió inmediatamente luego de la toma, ya que fue a éste al que demandaron soluciones acerca de sus problemas habitacionales. El grupo buscó apoyo en la gestión del intendente Balestrini, y a partir de este vínculo con el municipio comenzaron a obtenerse los principales resultados.

La llegada al poder de Balestrini coincide con el proceso de organización que se estaba dando en el barrio y el comienzo del proceso de urbanización. Tras las elecciones de 1999, tal intendente se comprometió con el barrio para entregar los materiales para la ejecución de doce viviendas. Este ofrecimiento surgió del conflicto generado luego de la toma entre Villa Palito y Villa Constructora. El fin de la entrega de estos materiales era evitar que se conformara "una villa más grande", principal preocupación del barrio lindante (Villa Constructora). A este proyecto se abocó principalmente un arquitecto que trabajaba dentro del municipio en forma conjunta con los vecinos del barrio. A fines de construir las casas se armó un grupo de trabajo con los vecinos del barrio desocupados. Estas obras comenzaron en agosto de 2001 y para el año siguiente ya se había avanzado en la construcción de seis viviendas, en un contexto donde tal como recuerda este arquitecto, "el país estaba en llamas", y la municipalidad tenía dificultades en obtener los materiales.

En el año 2002 surgió la posibilidad de presentarse un proyecto para un programa habitacional piloto que se realizaría en el conurbano. Se presentaron más de una centena de proyectos y Villa Palito quedó seleccionada entre los cinco barrios que serían parte de la prueba piloto. El proyecto habitacional era una iniciativa del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a través del Programa de Mejoramiento de Barrios (PROMEBA). Este programa contaba con una financiación de 1.500 millones de dólares en el caso de Argentina, y su fin era esencialmente financiar obras de infraestructura y en algunas regiones construir núcleos básicos de vivienda. PROMEBA actuaba en el barrio desde el año 1999 y había participado en la realización del censo que se había desarrollado en el contexto del Programa Arraigo.

En ese momento, el arquitecto del municipio conoció a Juan, quien le acercó un plano con un proyecto de la organización del barrio diseñado por un maestro mayor de obra, vecino del barrio. En este plano no se había previsto aún el tema de la vivienda, pero figuraba el loteo del barrio. El plano era producto del consenso de los vecinos, y el mismo fue respetado por el arquitecto para el diseño de la urbanización del barrio. En forma paralela, comenzó una fuerte actividad organizativa que consistió en armar el proyecto de urbanización y consensuarlo con la población. Se comenzó a participar activamente con el municipio y se establecieron reuniones quincenales con el intendente, donde se discutían diferentes partes del proyecto.

A través de estas reuniones los vecinos lograron tener una participación activa en el diseño de lo que serían las viviendas. PROMEBA ofrecía la construcción de núcleos básicos, monoambientes de 4 por 7 metros, donde había un baño, una cocina y un comedor. Como consecuencia de las discusiones con los vecinos, se decidió ampliar esos núcleos básicos de forma que a partir de esa base se le sumaron dos dormitorios y posibilidades de generar "ampliaciones".

En el proyecto presentado a la licitación se preservaba al casco histórico ya que, tal como señala el arquitecto a cargo del proyecto, "respetando el casco histórico se respeta la identidad de la gente, hay generaciones que están en este barrio y crecieron en este barrio". Ahora bien, como debían pasarse los caños de los servicios por el barrio, era necesario abrir algunas calles a fines de poder instalar los servicios de infraestructura carentes en el barrio. Esta obra de ingeniería que significaba la urbanización del barrio fue comprendida por los miembros de la cooperativa, y ellos fueron los encargados de explicar al resto de los vecinos todo el proceso.

En el año 2003, con la llegada del nuevo gobierno, se anunció la creación del Programa Federal de Emergencia Habitacional "Techo y Trabajo", un programa nacional cuyo objetivo era la construcción de viviendas a través de la conformación de cooperativas por parte de los mismos vecinos. En forma paralela, se implementó el Programa Dignidad, a cargo del gobierno de la Provincia de Buenos Aires, el cual también destinó fondos para la creación de viviendas en Villa Palito. En el marco de este programa se previó la construcción de 60 dúplex y 160 viviendas.

A pocos meses de la asunción del presidente Néstor Kirchner durante el año 2003, en ocasión del lanzamiento del "Plan de Emergencia Habitacional: Techo y Trabajo", la Cooperativa Almafuerte fue invitada al acto que se celebró en la Casa de Gobierno. Se había invitado a sólo una cooperativa en representación de cada provincia del país; el hecho que la cooperativa del barrio fuera seleccionada entre todas las cooperativas de la Provincia de Buenos Aires nos refiere a la alta visibilidad de Villa Palito en el amplio municipio de La Matanza y de los vínculos establecidos con el intendente Balestrini. A la Casa de Gobierno asistieron Juan Enríquez y miembros de la cooperativa, el cura párroco y la directora de la escuela. Los participantes al acto relatan la visita con gran emoción, en tanto para ellos consistió en un "reconocimiento" no sólo al trabajo que estaban realizado sino a su misma existencia como barrio. El sentimiento de que "estaban olvidados" comenzaba a ser reemplazado por otro que producía un sentimiento de cercanía e identificación no tanto con una forma de gobierno particular, sino con dos personalidades: Balestrini y Kirchner. De acuerdo a los entrevistados, al finalizar el acto, el presidente se acercó a saludar al grupo y Juan aprovechó para invitarlo a conocer el barrio. Esta invitación se concretaría meses más tarde.

En enero de 2004 Néstor Kirchner visitó Villa Palito. Acompañaron al Presidente tres ministros del gobierno nacional. También participó del acto el gobernador de la Provincia de Buenos Aires, Felipe Solá, con dos de sus ministros y el anfitrión fue Alberto Balestrini. En el acto el gobierno nacional firmó acuerdos con organizaciones sociales y piqueteras para la construcción de 360 viviendas en Villa Palito, Las Antenas, San Javier y Tapiales ese mismo año. Además de la Cooperativa Almafuerte, el Plan incluyó a la Cooperativa Villa Las Antenas, la Federación de Tierra y Vivienda (FTV) y la Corriente Clasista y Combativa (CCC). En el palco se encontraba Juan Enríquez junto a otros líderes barriales y los dirigentes piqueteros Luis D'Elía y Juan Carlos Alderete. La FTV y la CCC movilizaron unas cuatro mil personas hacia Villa Palito, marchando desde la rotonda de San Justo. Juan Enríquez, que paseaba junto a su hija, le regalaba a cada visitante un balero de madera hecho por vecinos de Palito. Una foto sacada junto al presidente Kirchner y el balero presidiría su despacho en la unidad de gestión varios años después (entrevistas a vecinas del barrio, material periodístico del diario Página/12 y video institucional).

La visita del Presidente se encuentra vinculada al comienzo de la implementación del Programa "Techo y Trabajo". Éste requería conformar cooperativas de trabajo, ya que el objetivo del mismo estaba vinculado tanto a la creación de viviendas como a la creación de puestos de trabajo. En la actualidad, cada cooperativa cuenta con 16 integrantes, entre los cuales se conforma el Consejo Administrativo (presidente, secretario, síndico, vocal, etc.). El resto de los integrantes son socios, y son ellos quienes realizan las tareas de construcción. Si bien las cooperativas actúan de forma independiente, todas trabajan de forma interconectada. Las cooperativas se conforman con el principal objetivo de contribuir a la urbanización del barrio y a través de las actividades que realiza se fortalecen los vínculos existentes. La construcción de una casa lleva entre 4 y 5 meses y cada cooperativa entrega cada 8 meses entre 8 y 10 casas (si se suman las viviendas construidas por las 15 cooperativas, da un total de 120 casas en dos cuatrimestres). Una vez al año se lleva a cabo una asamblea general, donde asisten los miembros de las cooperativas y alrededor de 500 vecinos. Allí, las autoridades de las cooperativas presentan el balance sobre los gastos y la cantidad de familias trasladadas en ese año y es también allí donde se vota a los integrantes de la "Cooperativa Madre" para el año siguiente.

Una de las cooperativas posee características particulares: el grupo de demolición. Esta cooperativa dirigida por una vecina del barrio ("Susy") está conformada principalmente por jóvenes del barrio y el nombre deviene de la función que tienen asignada: la demolición de aquellas casas donde habitan hogares que serán trasladados a una nueva vivienda. El grupo de demolición posee funciones que trascienden su rol en la urbanización, ya que quienes allí trabajan son muchas veces jóvenes desempleados y en algunos casos con problemas de adicción a drogas ilegales. Los informantes e integrantes de estos grupos entrevistados afirman que el trabajo de la construcción los ha ayudado a superar sus problemas de adicción. De esta forma, cuando se pregunta por la urbanización del barrio, se incluyen numerosos aspectos sociales que trascienden el poseer una vivienda.

En el año 2005 comienza a intervenir el Subprograma de Urbanización de Villas y Asentamientos precarios del Plan Federal de Construcción de Viviendas. El programa es instrumentado mediante un convenio marco entre el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios y los gobiernos provinciales y convenios específicos para cada proyecto entre el Organismo Jurisdiccional de Vivienda y la Subsecretaria de Desarrollo Urbano y Vivienda. Este programa consiste principalmente en el otorgamiento de "un financiamiento no reintegrable para la ejecución de obras de urbanización que incluye la construcción y mejoramiento de viviendas" (página web del Ministerio de Planificación).

El hecho de que el barrio de Villa Palito fuera uno de los barrios incluidos en el convenio marco firmado entre el gobierno nacional y diferen­tes municipios en el año 2005 se vincula, en palabras de los entrevistados, al convencimiento por parte de los gobernantes que en Villa Palito existía una "comunidad activa y convencida", por lo que el proyecto de urbanización del barrio era posible. De ahí surgió la Unidad Ejecutora dentro del Plan Federal de urbanización de villas y asentamientos, y desde allí se realizaron las ampliaciones de las viviendas, las cuales se calculan considerando el número de integrantes del hogar. Hacia 2011, muchos de los miembros de la cooperativa inicial formaban parte del municipio. El líder vecinal trabaja actualmente en la Unidad Ejecutora del Programa Federal de Urbanización de Villas y Asentamientos que funciona en la Municipalidad de La Matanza.

La urbanización de un barrio es una tarea de gran complejidad, no sólo en el nivel técnico, ya que existe el trabajo conjunto de arquitectos agrimensores, asistentes sociales y técnicos, sino también en el nivel de organización de la comunidad. Para lograr la urbanización fue necesario en primer lugar mudar ciertas viviendas, aquellas que se encontraban sobre las calles que debían ser "abiertas" para comenzar con las obras de infraestructura en el barrio. Era necesario convencer al barrio de que la urbanización significaba una mejora cualitativa en las condiciones de vida de la población de la villa. El primer paso para lograr esta tarea fue desarrollar una estrategia basada en la información, de forma que todos los vecinos supieran acerca del proyecto. Asimismo, se organizó un sistema basado en las manzanas -principal diferenciación territorial de las villas- y sus referentes, a fines de lograr llegar a toda la población. Dentro del total de las manzanas, algunas se señalan como "difíciles": eran aquellas donde era más difícil informar a los vecinos y existía un mayor grado de escepticismo en relación al proyecto.

Un proyecto de la envergadura del que se ha realizado en el barrio de Villa Palito hubiera sido difícil de llevar a cabo de no haber contado con una organización que lograra transmitir a los vecinos del barrio la idea del proyecto y, en base a relaciones de confianza previas, lograr que los vecinos contribuyeran a su concreción. Este proceso se fue dando de forma gradual y se logró gracias a una ventana de oportunidad (programa de urbanización) que fue aprovechada por los líderes organizacionales que existían en el barrio.

Otro rasgo a señalar de los integrantes de la organización surgida en Villa Palito es que, si bien la organización surge producto de un proceso endógeno dentro del barrio, en forma posterior se comienza con el trabajo que los vecinos denominan como "político". Este trabajo "político" que realizan muchos de los vecinos que conformaron la Cooperativa Madre, incluido Juan, se refieren a acciones vinculadas a la militancia partidaria (actividades de propaganda; asistencia a actos, afiliaciones al partido, etc.). Este tipo de trabajo comienza antes de que se implementara el Programa Techo y Trabajo y es visualizado como una oportunidad para obtener recursos para el barrio. Cabe señalar que si bien este trabajo "político" se realiza por fuera de la Cooperativa Madre, ha dado lugar a diferencias en el interior de la organización, en especial entablando diferencias con el párroco, quien se considera ajeno a esas cuestiones y en un lugar diferente, en tanto "no se maneja políticamente".

A fines de considerar la envergadura del proceso de urbanización que se lleva a cabo en Villa Palito, es importante señalar que este proceso no solo significó la creación de viviendas, sino que también se implementaron diferentes acciones vinculadas al bienestar de la comunidad. En el barrio existen actualmente: una guardería, un salón de usos múltiples (SUM), una escuela, un jardín de infantes y un Centro Integral Comunitario (CIC) que cuenta con una superficie de 900 metros cuadrados. Dicha obra cuenta con un SUM y una sala de salud. Los CIC son un emprendimiento del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación conformados "para el encuentro y la participación de diferentes actores que trabajan de modo intersectorial y participativo con el objetivo de promover el desarrollo local en pos de la inclusión social y del mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades" (Ministerio de Desarrollo Social de la Nación). En el CIC funciona una mesa de gestión local donde intervienen diferentes actores del barrio y discuten las principales problemáticas del barrio. Asimismo, en estos centros se coordinan políticas de desarrollo social y atención de salud y se promueven actividades culturales y recreativas.

V. ¿Un nuevo tipo de organización comunitaria? Entre la militancia política y la economía social

Se ha intentado dar cuenta de la trayectoria organizativa de la red organizacional que funciona actualmente en Villa Palito, cuya historia se encuentra imbricada en el proceso de urbanización del barrio. La obtención de recursos fue y es necesaria pero no suficiente para llevar adelante la urbanización; también fueron cruciales en este proceso los vínculos en el interior de Villa Palito, donde la organización comunitaria confluye con los vínculos de parentesco y vecindad. Puede decirse entonces que la transformación de la villa en el barrio ocurrió por la convergencia de: 1) un proceso de organización endógeno de los vecinos durante años; y 2) el inicio de un ciclo de políticas públicas de amplio alcance, que poseen una amplia cobertura y tienen como objetivo el mejoramiento de diferentes dimensiones que hacen a la condición de vulnerabilidad de numerosos hogares. El advenimiento de los diferentes planes consolidó la organización y la convirtió en principal interlocutora del barrio. Durante ese proceso, los miembros de la organización han adquirido diferentes saberes vinculados a la gestión de programas en general y a la conformación de cooperativas y tareas de construcción en particular. La articulación con actores estatales de diferentes niveles posibilitó aumentar la escala del trabajo realizado por la organización y replicar la experiencia de Villa Palito en otros barrios de La Matanza. Asimismo, el contacto directo con dirigentes y la envergadura de las obras llevadas a cabo tuvieron como consecuencia un fuerte involucramiento con la política local y nacional por parte de varios miembros de la organización, adquiriendo una determinada identidad política que no estaba presente hasta ese momento.

En el estudio de las organizaciones comunitarias es central recuperar una mirada longitudinal de los fenómenos, que permita vincular los procesos micro relacionales al interior de los barrios con circunstancias de carácter macro social como el rol del Estado, el tipo de políticas sociales llevadas a cabo y las características del contexto económico. El abordaje longitudinal del fenómeno permitió observar que la vida organizativa de los barrios presenta rupturas y continuidades, donde distintos actores se vinculan de diferentes maneras de acuerdo al contexto político económico. En los años 90 existía un conjunto de distintas organizaciones que trabajaban en el barrio de forma atomizada, siendo los protagonistas del mapa organizacional la Iglesia, los punteros y una organización surgida por una política social determinada que poseía escasa legitimidad al interior del barrio (Cooperativa del Plan Arraigo). En los años que antecedieron a la crisis se desarrollaron acciones directas que supusieron la movilización de vecinos que no participaban en ninguno de los espacios mencionados, y luego, a partir de los distintos programa de urbanización, y la articulación de la nueva organización con actores que se encontraban previamente, se establece un nuevo mapa organizativo en el barrio. Se observó la existencia de distintos actores que intervinieron en la conformación de las redes, siendo la heterogeneidad unas de las características salientes de las redes que se conformaron. En la red de este caso particular de estudio se encuentra un nodo de especial preponderancia, el cura párroco, quien posee una larga trayectoria dentro del barrio y la cooperativa que se conforma a partir de la toma de tierras. Otras redes preexistentes, como aquellas vinculadas al clientelismo, perdieron legitimidad en el barrio ante la conformación de la cooperativa y las acciones concretas emprendidas en el plan de urbanización.

Una visión que permita señalar continuidades y rupturas es aquella capaz de comprender la complejidad del caso bajo estudio, teniendo en cuenta que la transposición de marcos teóricos originados en un contexto diferente puede inducir a conclusiones incorrectas. El uso de categorías como clientelismo o la antinomia autonomía/heteronomía no hubieran permitido comprender la red organizacional surgida en Villa Palito. Las redes clientelares sirven para señalar un tipo de red que existía en el barrio previo al programa de urbanización y que hoy ha desaparecido. Los vecinos del barrio no fueron receptores de "favores" sino que fueron capaces de organizarse y convertirse en actores protagonistas del proceso de diseño e implementación de la política de urbanización. Asimismo, se convirtieron en los principalesinterlocutores ante diferentes funcionarios estatales y de organismos internacionales. Asimismo la antinomia autonomía/heteronomía tampoco permite abordar la complejidad del fenómeno que se estudia, donde existió una movilización activa de vecinos del barrio que lograron conformarse como un actor político con capacidad de negociación frente al poder estatal y cuyos principales reclamos, vinculados a la tierra y la vivienda, no se han visto alterados al vincularse activamente con el poder estatal.

De la misma forma, las diferentes tipologías elaboradas durante los años 90 no resultan útiles a fines de comprender la organización surgida en Villa Palito, ya que el contexto político y económico presenta importantes diferencias. En ese sentido, la organización estudiada presenta similitudes con las organizaciones estudiadas luego del año 2003. Las prácticas políticas que desarrolla la organización combinan elementos de los distintos períodos mencionados. Es así como a lo largo de la historia de la organización pudieron observarse diferentes prácticas políticas de la organización, donde se han combinado acciones directas, como la toma de tierra y movilizaciones al municipio en un principio, prácticas organizativas en relación a la implementación de un programa habitacional determinado y actividades "políticas", como son la afiliación de vecinos a un determinado partido político. Actualmente, las prácticas políticas de la organización se desarrollan en dos espacios diferentes: el barrio y el gobierno municipal.

Asimismo, es crucial recuperar para el estudio de este tipo de fenómenos una perspectiva relacional (Auyero 1997, Forni, 2001) que permita analizar la importancia de las relaciones entre los vecinos, los vínculos de confianza que se establecen, la conformación de redes de organizaciones en el interior del barrio y los vínculos que se establecen con el afuera. Todos estos elementos son cruciales a fines de comprender la trayectoria organizacional del caso estudiado.

La organización o red organizacional que se desarrolla en Villa Palito posee un ámbito de acción eminentemente local y una clara orientación hacia una diversidad de problemas de la comunidad. Partiendo de un núcleo reducido de miembros organizadores, la red organizacional fue gradualmente extendiéndose y complejizándose a medida que fueron emprendiéndose nuevos proyectos y actividades. Un rasgo saliente de este caso, como de otros contemporáneos, es el establecimiento de vínculos con diferentes niveles del Estado en pos de la prosecución de una agenda fundamentalmente comunitaria. Tales vínculos han brindado la crucial oportunidad de acceder a diferentes programas, proyectos y políticas públicas. Una resultante de estos vínculos ha sido la promoción de líderes y miembros de la organización de Palito a la estructura del gobierno local. Por último, cabe señalar la adopción de formas organizativas y de trabajo provenientes de la economía social (cooperativas de vivienda y de trabajo) que si bien son de vieja data en el Gran Buenos Aires, en este período se vuelven política pública.

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