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versión On-line ISSN 1851-9601

Postdata vol.23 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2018

 

ARTICULOS

EL REGRESO DEL PERONISMO AL PODER EN 1973 Y LAS RELACIONES INTERNACIONALES. LA REPERCUSIÓN REGIONAL Y MUNDIAL DE LA ASUNCIÓN DE HÉCTOR CÁMPORA

 

por María Cecilia Míguez

* Dra. en Ciencias Sociales, investigadora asistente del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, IDEHESI-IHES. Este trabajo es parte de una investigación más amplia enmarcada en el proyecto PIP Conicet (2015-2017) dirigido por la autora “Los condicionantes internos de la inserción internacional argentina. Presiones, debates y movilizaciones en torno a la política exterior desde la década de 1960 hasta la actualidad”. E-mail: mmccmiguez@gmail.com.

Resumen

El regreso del peronismo al poder en 1973 no solamente fue un hecho político profundamente significativo en el plano interno, sino que cobró una relevancia internacional, por lo que implicaba y/o podría implicar para una región conflictiva e intensamente disputada. Esa importancia se reflejó tanto en la ceremonia de asunción, de la que participaron una enorme cantidad de delegaciones internacionales, como en la gran cobertura y repercusión periodística a nivel mundial. El presente artículo describe la ceremonia de asunción y su repercusión en la prensa internacional como símbolo político interno —escenario de disputa entre líneas del peronismo— y como elemento de análisis de las relaciones internacionales argentinas en el período, y por tanto en el marco de la Guerra Fría.

Palabras clave

Peronismo - relaciones internacionales - América Latina - Guerra Fría - Héctor Cámpora

Abstract

The return of the Peronism to power was not only a political fact deeply significant at the domestic level, but that claimed an inter-national relevance, by which implied and/or could lead for a conflict and intensely con-tested region. The importance is reflected both in the ceremony of assumption, which involved a huge amount of international delegations, as in the great coverage and jour-nalistic impact at the global level. This paper describes the inauguration and its impact in the international press as internal political symbol —stage of a dispute between the lines of the Peronism— and as an element of analysis of argentinian international relations in the context of the Cold War.

Key words

Peronism - International Relations - Latin America - Cold War - Héctor Cámpora

 

Introducción

El regreso del peronismo al poder en 1973 no solamente fue un hecho político profundamente significativo en el plano interno, ya que representaba el fin de siete años de dictadura militar y el retorno del peronismo al gobierno luego de dieciocho años de proscripción, sino que cobraría una relevancia internacional, por lo que implicaba y/o podría implicar para una región conflictiva e intensamente disputada. Esa importancia se reflejó tanto en la ceremonia de asunción, de la que participaron una enorme cantidad de delegaciones internacionales, como en la gran cobertura y repercusión periodística a nivel mundial.

El presente artículo describe los actos y festejos en oportunidad de la asunción del presidente electo y su repercusión en la prensa internacional como elemento de análisis de las relaciones internacionales argentinas en el período. Es decir, analiza aquellos aspectos que permiten vislumbrar el impacto en la política exterior y en las relaciones internacionales. La inauguración del gobierno de Héctor Cámpora —que se extendería solamente entre el 25 de mayo y el 13 de julio— constituyó un símbolo del cambio del alineamiento político de la Argentina en el mundo. Algunas tendencias ratificaban rumbos anteriores, otras eran profundamente novedosas. Algunas perduraron y otras quedarían rápidamente truncas.

Asistieron a los festejos 86 delegaciones internacionales1. Tres de ellas incluían a los primeros mandatarios: la de Uruguay, con la presencia de Juan María Bordaberry, y los dos protagonistas de la jornada: el presidente chileno Salvador Allende y su par cubano, Osvaldo Dorticós. Ese protagonismo y la lectura que en la política interna se haría de estas dos últimas presencias, son elementos que ejemplifican el nuevo escenario. Las ausencias también son elocuentes respecto del panorama político local e internacional. El dictador boliviano Hugo Banzer Suárez no asistió por la compleja situación interna de su país, enviando a su canciller en representación, y el secretario de Estado de Estados Unidos, William P. Rogers, quien se encontraba cerrando una amplia gira por América Latina, no pudo presenciar el acto de asunción en la Casa Rosada porque una multitud que coreaba consignas antiimperialistas le impidió llegar hasta la casa de gobierno (Svampa 2003) Algo similar le sucedió al primer mandatario uruguayo, quien fue objeto de abucheadas por parte de las multitudes en la plaza, lo que llevó al propio Cámpora a disculparse luego2.

Como hito nacional, regional y en algún sentido mundial, fue leído mundialmente con el prisma de las aspiraciones de los distintos países y regiones en el contexto de un mundo conflictivo y cambiante. La hipótesis que guía este trabajo es que la complejidad del proceso político nacional y regional provocó lecturas múltiples sobre la asunción de Cámpora, que expresaban en el plano internacional tanto aspiraciones de cambio como temores y rechazos. La balanza política del continente pareció volcarse hacia el nacionalismo económico y el antiimperialismo. Sin embargo, se trató de un prolífico pero breve lapso, donde algunas tendencias lograrían instalarse y otras no lograrían plasmarse en función de los conflictos internos y del cambiante escenario continental.

Es objetivo de este trabajo relevar esas distintas miradas para dar cuenta de la relevancia de este hecho histórico en las relaciones internacionales argentinas. Para realizarlo se utilizará un amplio corpus periodístico local e

1     “Ochenta y seis naciones se hicieron representar en la ceremonia de la transmisión de mando”, Clarín, 26 de mayo de 1973.

2     “Destaca la prensa uruguaya inconvenientes de Bordaberry en los actos del 25 de mayo”, Clarín, 28 de mayo de 1973.

 

internacional, documentos del archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina y del Departamento de Estado de los Estados Unidos.

El escenario regional: auge del anti-imperialismo

El panorama político regional reflejaba una América Latina dividida y disputada. Los gobiernos de Salvador Allende en Chile, el de Guillermo Rodríguez Lara de Ecuador y el de Juan Velazco Alvarado en Perú, expresaban de modos muy diversos y hasta contradictorios, aspiraciones de cambio y transformación.

La revolución peruana de 1968 nucleó a un conjunto de militares cuya concepción de la seguridad incluía los aspectos económicos y sociales y se consideraban combatientes contra el subdesarrollo. En términos de Ansaldi y Giordano, “el reformismo militar peruano postuló terminar con la dominación oligárquica y desarrollar una democracia con amplia base par ticipativa” (Ansaldi y Giordano 2012: 370). Pero lo cierto es que tanto en el caso de Perú como en el de Ecuador, las masas no fueron protagonistas de las transformaciones reformistas y de carácter nacionalista que se hicieron en el marco de gobiernos autoritarios que, si bien se diferenciaron ampliamente en sus políticas de las tradicionales oligarquías, continuaron excluyendo del poder a las mayorías. En cuanto al comportamiento internacional esos dos gobiernos mostraron defensa de su autonomía respecto de los Estados Unidos3.

El caso de Chile reflejó una experiencia diferente. En las elecciones de 1970 triunfó en elecciones democráticas la coalición popular que llevó al poder a Allende, con la dificultad de que ese gobierno no tendría mayoría parlamentaria. A partir de allí se llevó adelante la vía chilena al socialismo, un programa de reformas que incluyó expropiaciones que atentaron contra el poder del latifundio, la constitución de cooperativas de campesinos como base de la nueva política agraria, el control de algunos bancos y actividades industriales y una significativa redistribución del ingreso (Ansaldi y Giordano 2012).

Más allá de las citadas diferencias, en cuanto al escenario regional, estos tres países formaban parte del recientemente puesto en marcha Pacto Andino,

En 1973 ambos países apresaron pesqueros de los Estados Unidos en su mar territorial, como ejemplo de autonomía (Moneta 1979).

 

una estrategia de integración particular, que priorizaba el crecimiento e impulso a la industrialización sustitutiva y la planificación estatal como herramienta central del desarrollo. Constituía un modelo alternativo al de la ALALC, donde había finalmente hegemonizado la estrategia comercialista4. Para cuando Cámpora asumió, Venezuela acababa de incorporarse. Sus políticas representaban una opción a la hegemonía de los Estados Unidos en el continente.

Hacia 1973, Panamá defendía la devolución del canal en el Consejo de Seguridad de la ONU, México promovía la defensa de los países en desarrollo a través de su Carta de Derechos y Deberes de los Estados y varios países discutían la reestructuración de la Organización de los Estados Americanos (OEA), poniendo en debate el dominio de los Estados Unidos, en el marco de la afirmación de la necesidad del “pluralismo ideológico”. Esta última noción venía a responder y revertir la doctrina de la seguridad nacional, afirmando la no injerencia en los asuntos internos de los países, y por lo tanto, el respeto por las opciones políticas de las distintas naciones del continente.

La Carta de la OEA había sido reformada en 1967 y entrado en vigencia en 1970. Sin embargo, continuaba el descontento en varios países respecto del organismo y de la función del Tratado Interamericano de Defensa Recíproca. Ello resultó en la conformación de una comisión especial para estudiar el sistema y proponer reestructuraciones (CEESI). La CEESI se reunió por primera vez en julio de 1973, donde Perú y Chile pedirían la readmisión de Cuba en la OEA, mientras que la delegación argentina solicitó cambios radicales a los que nos referiremos más adelante.

En contraposición, Brasil continuaba bajo el gobierno de una dictadura militar iniciada en 1964, cuyo proyecto económico implicaba la profundización del modelo de industrialización sustitutiva, pero alineada en el plano internacional con la estrategia estadounidense para la región y con un carácter abiertamente anticomunista y represivo. Se trataba de un modelo que priorizaba la promoción de un tipo de industria eficiente y el estímulo a la penetración del capital multinacional en su desarrollo.

Bolivia se encontraba también bajo un gobierno de facto, que se extendió entre 1971 y 1978, en la misma línea de la aplicación del terror por parte del Estado, en nombre del orden occidental y cristiano, contra el comunismo o las versiones del populismo progresista. El general Banzer lideró con la

Para un análisis de las estrategias en debate en oportunidad de la conformación de la ALALC ver (Musacchio 2007).

 

connivencia de los principales partidos políticos del país una dictadura que concluyó con la experiencia del nacionalismo económico de los gobiernos de Alfredo Ovando Candía y Juan José Torres5.

Uruguay atravesaba una crisis política, el presidente Bordaberry cedía incondicionalmente ante las presiones de una fuerzas militares decididas a la represión de la guerrilla. Las Fuerzas Armadas intervinieron en el mes de junio imponiendo una dictadura pero colocando en el ejercicio del poder al propio Bordaberry. Ese proceso culminaría con una violenta irrupción de un nuevo golpe enmarcada también en la doctrina de seguridad nacional como sustento ideológico, que depondría al presidente en ejercicio.

En este complejo escenario, el peronismo retornaba al poder en un contexto de absoluto auge de la movilización política y social en la Argentina. El 13 de julio de 1973 Cámpora y Vicente Solano Lima (vicepresidente) presentarían sus renuncias, las cuales fueron inmediatamente aceptadas por el Congreso, con el objeto de realizar un nuevo proceso electoral donde Perón pudiera finalmente ser candidato. De acuerdo a la ley de acefalía presidencial, debía asumir la presidencia Alejandro Díaz Bialet, presidente provisional de la cámara de senadores, pero declinó, dejando lugar al presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Raúl Lastiri, yerno de José López Rega. Este último, figura central por su protagonismo político como ministro de Bienestar Social y luego como secretario privado de la presidente María Estela Martínez de Perón (1974-1976), representaba el ala derecha y profundamente anti-izquierdista del movimiento peronista y conformaría la fuerza parapolicial Triple A6. Las nuevas elecciones se realizaron el 23 de septiembre y la fórmula integrada por Perón y María Estela Martínez de Perón (Isabel) asumiría el 12 de octubre.

La política exterior de Cámpora y luego de Perón, buscarían apoyo en los tres primeros gobiernos citados —Perú, Ecuador y Chile—. Pero el cambiante escenario demostraría que las potencias del sistema internacional y en

Zavaleta Mercado (2011) los caracteriza como gobiernos semi-bonapartistas que proviniendo del ejército y sobre la base del poder personal se colocan con equidistancia de las clases sociales.

José López Rega se había desempeñado como cabo policial en las primeras presidencias de Perón y era cercano al grupo parapolicial Alianza Libertadora Nacionalista. A través de su proximidad con Martínez se desempeñó como guardaespaldas y finalmente como secretario de Perón durante el exilio. Los sectores de izquierda llegaron a identificarlo como un hombre de la CIA (Corigliano 2007, Baschetti 1996).

 

especial los Estados Unidos estaban dispuestos a impedir cualquier escenario de reforma económica que contraviniera sus intereses. Para septiembre de 1973, cuando Perón asumió la presidencia, Bolivia, Paraguay y Brasil tenían regímenes militares consolidados, Uruguay mantendría formalmente sus instituciones pero sometidas al control militar y Chile experimentaba la sangrienta caída del orden democrático de Salvador Allende y la imposición de otro régimen militar (Vázquez Ocampo 1989).

Varios hechos del sistema internacional y del escenario regional van a influir en el devenir de la política exterior y en el clima de ideas en el corto período del año 1973 y hasta la muerte de Perón. La aparente mayor flexibilidad del período de la detente se mostraba limitada y comenzaba a ponerse en cuestión para el escenario latinoamericano. Ta l como afirma Corigliano (2007), en América la persistencia de la cruzada anticomunista de los funcionarios del Pentágono y la Casa Blanca, con su secuela de complicidades entre agentes militares y de seguridad de Estados Unidos y los países del resto del continente demostraba que el clima de “Guerra Fría” estaba totalmente vigente. Agregaría a ello que esa cruzada incluía la persecución de todo movimiento popular con capacidades contestatarias (Míguez 2013a) y que esa dinámica del mundo bipolar se expresó también en forma paralela por una puja por mercados y zonas de influencia económica.

En efecto, la decisión del gobierno de los Estados Unidos de romper con el sistema de libre convertibilidad del dólar respecto del patrón oro vigente desde los acuerdos de Bretton Woods, le permitió una inmediata devaluación de su moneda y una rápida reactivación de su producción. La potencia del norte comenzaba a recuperar poder económico a nivel mundial. La suba de los precios de las materias primas pudo inicialmente aumentar las divisas y con ello las posibilidades económicas de la Argentina, pero terminó afectando el sector externo por el encarecimiento de las importaciones, incluidas manufacturas, insumos y bienes de capital.

Por otra parte, la dificultad para comerciar con el mercado común europeo —que lograría el autoabastecimiento de carnes en 1974— impulsaba la estrategia de acercamiento hacia el este, que recrudecía la disputa entre las potencias en el plano interno (Perosa 1989). Todo ello se verá agravado por la crisis del petróleo y la suba de los precios en 1974. En síntesis, “desde un punto de vista político se reestructuraron prioridades y alianzas, se acrecentaron las diferencias entre los países subdesarrollados (consumidores y productores); elementos generales que hablan de una rigidez del sistema como producto de la crisis” (Vázquez Ocampo 1989: 27). Para fines de 1973, las tendencias hacia el antiimperialismo comenzaban a ser derrotadas.

La ceremonia de asunción de Héctor Cámpora, la movilización popular y los signos de una nueva etapa en las relaciones internacionales

Los días previos a la asunción la prensa fue registrando la llegada de todas las delegaciones extranjeras. Según La Nación, esas delegaciones abarcaban los cinco continentes y su número se aproximó al centenar7. Interesa aquí puntualizar las manifestaciones que se organizaron en relación con las visitas internacionales y cómo se vincularon con el clima político interno. El presidente cubano llegó al país el día 23 de mayo y fue recibido por funcionarios de la misión soviética ante el gobierno y funcionarios de la cancillería argentina. En la terraza del aeropuerto de Ezeiza lo esperaba un público agolpado que vitoreaba a Perón y a Fidel Castro. En una dependencia del aeropuerto se encontró con Cámpora y juntos se trasladaron a la capital. Por su parte, el presidente Bordaberry fue recibido en el puerto de Buenos Aires por el general Alejandro Agustín Lanusse y el canciller Eduardo McLoughlin8.

Columnas de manifestantes pertenecientes a distintas agrupaciones políticas y estudiantiles, recorrieron las calles de la ciudad y al paso por las embajadas de Chile y Perú, y en los lugares donde residen delegados de Vietnam del Norte y Cuba, presentaron adhesiones de solidaridad. Los manifestantes pertenecían a agrupaciones como Encuentro Nacional de los Argentinos, Movimiento Antiimperialista de Solidaridad Latinoamericana, la Federación Juvenil Comunista, la Federación Universitaria Argentina y la Federación Universitaria de Buenos Aires, y marcharon frente a una columna de 3.000 personas. Cuando llegaron a la embajada de Chile, fueron saludados por Allende desde uno de los balcones. En la embajada de Perú fueron saludados por el embajador Gonzalo Fernández Puyó y finalmente se dirigieron al Plaza Hotel, donde estaba alojado Dorticós. El primer mandatario habló a los manifestantes expresando su gratitud, vivando a la revolución cubana y a la lucha antiimperialista9.

7     “Delegaciones extranjeras a los actos de ayer”, La Nación, 26 de mayo de 1973.

8     “Completóse ayer la llegada de las misiones”, La Nación, 24 de mayo de 1973.

9     “Muestra de apoyo a Chile, Cuba y Perú”, La Nación, 24 de mayo de 1973.

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María Cecilia Míguez

La celebración se inició en el recinto del Congreso Nacional, desde donde muy temprano comenzaron al llegar los representantes de las delegaciones extranjeras para asistir a los actos de transmisión del mando. A partir de las siete de la mañana se sumaron los legisladores y 7.45 el senador Alejandro Díaz Bialet declaró abierta la sesión, en su carácter de presidente provisional del Senado. Mientras tanto, el monumento de los dos congresos, fue asiento de simpatizantes que con carteles colmaron la plaza10. Las caravanas de autos tenían que trasladarse luego a la Casa Rosada y tuvieron que atravesar enormes multitudes de jóvenes peronistas que vitoreaban al nuevo gobierno. Conocidas son las variadas manifestaciones de festejo que se adueñaron de la escena política del 25 de mayo de 1973, por parte, principalmente, de la juventud peronista11. La imposibilidad de transitar por la marea humana que colmaba las calles hizo que Cámpora y Solano Lima se trasladaran en helicóptero hacia la casa de gobierno, no pudiendo desfilar en el coche presidencial como estaba previsto. La policía se retiró y un grafitti escrito en la pared de la mismísima Casa Rosada que decía “Casa Montonera” daba cuenta de las expectativas que abrazaba el nuevo gobierno. Los cánticos y el famoso “devotazo”, la liberación de los presos políticos que residían en la cárcel de Devoto luego de la firma del decreto presidencial de amnistía, constituyen algunos de los hitos de esa asunción12.

Allende se presentó en la Casa Rosada alrededor del mediodía y fue recibido por cánticos que decían “Allende y Perón, un solo corazón”. Allí Cámpora recibió la banda presidencial colocada por el almirante Carlos Coda y el brigadier Carlos Alberto Rey, así como el bastón de mando que le entregó el general Lanusse. En otra ceremonia realizada media hora después, el presidente tomó juramento a los ministros de su gabinete y se conocieron los nombramientos de nuevos comandantes en jefe del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Luego habló desde uno de los balcones a la multitud que lo aclamaba.

El presidente electo hizo especial hincapié en la defensa del antiimperialismo y del principio de no intervención y en la crítica a la OEA, así como en la necesidad de que la Argentina tuviera relaciones con todos los países, incluida Cuba y su posible incorporación al Pacto Andino. En su discurso dijo:

“El juramento de Cámpora y Solano Lima”, La Nación, 26 de mayo de 1973.

Ve r Bonasso (2006).

Para este tema ver especialmente Oleata y Nuñez (2017).

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… la Argentina propugnará una relación estrecha con los países del tercer mundo, y particularmente con los de América Latina (…) los países pequeños, si persisten en su aislamiento, tendrán cada vez mayores dificultades en resistir la presión que aquel [el mundo desarrollado] ejercerá en búsqueda de alimentos, materia prima, y lugares para la radicación de sus industrias sucias, para que sigan produciendo a bajo costo, preservando su propio ambiente, pero a riesgo de contaminar el de las regiones periféricas (…) Mi Gobierno propugnará también una relación más estrecha con todos los países de América Latina que alienten esta misma vocación por su liberación13.

Tuvo relevancia la participación y posición del primer ministro del Perú y comandante en jefe de su Ejército, el general Edgardo Mercado Jarrín. El gobierno militar de Perú había sido pionero en medidas caracterizadas por un nacionalismo estatizante, reforma agraria, reforma industrial con participación de los trabajadores en los beneficios y en la organización de la producción, reformas educativa y social, etc., que constituyeron una clara distribución a favor de los sectores sociales más vulnerables. Y en cuanto al escenario internacional, el gobierno de Velazco Alvarado ensayó una política de autonomía respecto de Estados Unidos que no solamente incluía el restablecimiento de relaciones diplomáticas con la URSS, China y Cuba, sino también la profundización de la relación económica y comercial con la potencia soviética y a la llegada de inversiones provenientes de Europa del este. En el plano regional, ello se expresó en el impulso al Pacto Andino, que adoptaría el modelo peruano respecto de las inversiones extranjeras (Lowenthal 1975). La influencia de ese modelo autoritario, de carácter nacional, se extendió por la región y tuvo llegada como corriente “peruanista” dentro de las Fuerzas Armadas argentinas. Entre quienes adscribían para 1973 a esa corriente se destacaba el general Jorge Raúl Carcagno, jefe del Ejército nombrado por Cámpora14. Los militares peruanos fueron protagonistas de la defensa del pluralismo ideológico frente a la doctrina de la seguridad nacional.

En una entrevista para el diario Clarín, Mercado Jarrín afirmó que la asunción de Cámpora contribuía al “proceso de cambio y realineación de fuerzas en América Latina”, retomando “su mejor tradición sanmartiniana

“Poder Judicial y Liberación Nacional”, La Nación, 26 de mayo de 1973. Para un análisis sobre esta corriente ver Mazzei (2012).

 

para estrechar sus vínculos con el Pacífico”15. Mercado Jarrín enumeró luego sus coincidencias respecto de la soberanía marítima en el límite de las 200 millas, la reforma del sistema interamericano, el pluralismo ideológico, la oposición a las medidas coercitivas que pretendan imponer las grandes potencias, la consolidación de la unidad latinoamericana. Respecto del Pacto Andino afirmó que la posición del Perú era favorable al ingreso argentino. Continuaba sosteniendo:

Como nunca, el continente expresa hoy su voz unida y solidaria y su nuevo nacionalismo. A Perú, Chile, Panamá y Cuba se suma ahora la Argentina. La tercera posición, alejada del capitalismo y del comunismo, la lucha contra la dependencia, la defensa de los recursos nacionales, son postulados básicos del justicialismo y hoy tienen realidad en el gobierno revolucionario del Perú16.

Otra presencia significativa en términos regionales fue la del ex presidente de Bolivia Juan José Torres. El general fue ovacionado por los residentes bolivianos de la villa de emergencia Comunicaciones e identificó la línea política justicialista con la seguida por el movimiento que lo había llevado al poder en 197017. El acto del que participó se llevó a cabo luego de una misa celebrada nada menos que por el sacerdote tercermundista Carlos Mujica. En esa oportunidad el régimen de Banzer fue duramente criticado por exiliados bolivianos y por la organización Unión de Trabajadores Bolivianos en la República Argentina como “gorila”, “entreguista” y “cipayo”18.

Durante el homenaje de la asamblea legislativa a las misiones extranjeras, los discursos del presidente Cámpora volvieron a expresar contundentes posiciones respecto del escenario internacional. En particular respecto de la reforma de la OEA. A ello se sumó el discurso del presidente chileno Allen-

15    “Ahora Argentina mirará hacia el Pacífico”, Clarín, 25 de mayo de 1973.

16    “Ahora Argentina mirará hacia el Pacífico”, Clarín, 25 de mayo de 1973.

17    Durante el corto gobierno de Torres (entre octubre de 1970 hasta el 21 de agosto de 1971) se aplicaron medidas significativas como dejar sin efecto las concesiones a compañías estadounidense para la explotación de minerales y la disposición de la participación de los trabajadores en la dirección de las empresas mineras nacionalizadas. Asimismo, se habían reanudado las relaciones con los países socialistas. Residió exiliado en Buenos Aires hasta que fue asesinado en 1978.

18    “Desde Buenos Aires Torres promete volver a Bolivia”, Clarín, 20 de mayo de 1973.

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de, que en amplia coincidencia y destacando el rol de la UNCTAD y de las voces latinoamericanas en Naciones Unidas dijo:

Reafirmamos como valores universales los que ustedes levantan como banderas que serán invictas: paz entre los pueblos, diálogo para superar las dificultades, amistad por sobre las fronteras materiales y derrumbar las fronteras ideológicas (…) Hoy América Latina sabe perfectamente bien que el pensamiento no solo de este sino de otros continentes, revela la voluntad evolutiva o revolucionaria de las grandes masas por estar presentes en la historia, porque nada puede hacerse al margen de los pueblos19.

La no intervención y la autodeterminación fueron los conceptos exaltados por ambos mandatarios. Una nota del diario La Opinión del día posterior a la asunción de Cámpora afirmaba con contundencia:

Cuando ayer a las 14 Salvador Allende y Osvaldo Dorticós fueron invitados a poner su firma al pie del acta de traspaso del poder presidencial, la política exterior argentina había hallado el símbolo para su cambio de rumbo. Ese cambio está en la afirmación del interés nacional por encima de toda otra consideración, en la solidaridad activa con los pueblos del Tercer Mundo que luchan por liberarse, en la amistad de todas las naciones con respecto a su autodeterminación, en el rechazo del colonialismo, en la denuncia de la OEA y en el ejercicio de una diplomacia abierta y pública (Alonso 1973: 7).

Rogers y Cámpora se reunieron el día 26 a las 16:30 hs. durante casi una hora, pero no hubo versión oficial de lo sucedido20. Rogers dio luego una conferencia de prensa en el Plaza Hotel, donde se refirió a la gira que venía realizando en América Latina, señalando su utilidad para aclarar “malos entendidos” en la relación con los Estados Unidos. Dijo asimismo que “advertía una tendencia hacia políticas de tipo nacionalista” y aclaró que su país “no estaba en contra de esa tendencia, siempre que estuviera bien entendida, ya que un nacionalismo constructivo es indispensable”21. Pregonó el respeto

19    “Homenaje de la Asamblea Legislativa a las misiones”, La Nación, 27 de mayo de 1973.

20    “El Dr. Cámpora reunióse ayer con William Rogers”, La Nación, 27 de mayo de 1973.

21    “El Dr. Cámpora reunióse ayer con William Rogers” La Nación, 27 de mayo de 1973.

 

por ello y por el “pluralismo ideológico”, buscando iniciar un diálogo que se alejara —al menos en lo discursivo— de la doctrina de la seguridad nacional. El primer mandatario argentino aclaró que si bien la Argentina deseaba un entendimiento mutuo con todos los países del mundo, las relaciones internacionales estaban enmarcadas en el deseo de reducir las enormes disparidades entre los países. Rogers se mostró consciente de las diferencias entre los distintos países del continente pero consideró que era posible encontrar soluciones de forma “amigable”, algo con lo que Cámpora acordó, pero aclarando que lo que la Argentina no iba a aceptar era enemistarse con otros países del mundo en función de intereses extranjeros22.

El clima político del período y la vinculación entre política interna y relaciones internacionales se confirmó con la significativa participación de Dorticós en la conmemoración del cuarto aniversario del Cordobazo, el 29 de mayo. Allí, uno de los cánticos escuchado fue “Cuba y Perón, un solo corazón”. Del “De Gaulle, Perón, un solo corazón” de 1964 a esta nueva versión, había una importante diferencia (Míguez 2013b). Era el reflejo del izquierdismo de un sector del peronismo y también de la aspiración de la reorientación de las relaciones internacionales argentinas. Hay que recordar que el gobierno de la provincia de Córdoba, en manos de Ricardo Obregón Cano y Atilio López constituía uno de los bastiones del peronismo de izquierda. Allí Dorticós visitó la planta de Fiat Concord y luego tomó contacto real con organizaciones sindicales y estudiantiles. Miles de personas participaron de la asamblea que conmemoró los sucesos de 1969. El estribillo más repetido fue “Cuba del brazo de nuestro Cordobazo”23. Durante los discursos, el vicegobernador López, afirmó que la Argentina había “tomado el camino de nuestra liberación, a solo cuatro días de asumir el gobierno popular”24. Hablaron en el acto René Bustos (de Montoneros), Raúl Mena (del ERP) y un representante de las Fuerzas Armadas Peronistas, y todos coincidieron en la necesidad de “profundizar la revolución en el camino hacia el socialismo”25. Mario Bizzi, diputado por el FREJULI, afirmó que “los funcionarios electos saben perfectamente que si no

22    Foreign Relations of the United States (FRUS) 1969-1976, Vol. E-11, Part 2, Documents of South American 1973- 1976 “Telegram 106611 from the Department of State to the Embassy in Argentina”, Washington, 4 de junio de 1973.

23    “Fueron recordados los hechos ocurrido en Córdoba en 1969”, La Prensa, 30 de mayo de 1973.

24    “Visita a Córdoba del presidente Dorticós”, La Nación, 30 de mayo de 1973.

25    “Visita a Córdoba del presidente Dorticós”, La Nación, 30 de mayo de 1973.

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cumplen con su programa de liberación el pueblo los sacará a patadas”. Ciertos incidentes no se hicieron esperar. Durante el acto, pudo percibirse la distancia entre sectores de izquierda más radical, como el caso de Agustín Tosco y René Salamanca, y los de un peronismo ortodoxo, nucleado en parte en las 62 Organizaciones. Las interrupciones a las alocuciones de los dirigentes citados, así como la del sindicalista Carlos Dreysin, de las 62, pusieron en evidencia la heterogeneidad que la visita de Dorticós había convocado.

La siguiente jornada fue en Mendoza. Dorticós fue recibido por una multitud en el aeropuerto de Plumerillo. Al igual que en el caso de Córdoba, la muchedumbre se abalanzaba sobre él con algarabía, buscando acercarse. Los cánticos avivaban a Perón, al Che Guevara, a Fidel Castro, Evita y la patria socialista26.

Por su parte, el periódico La Prensa describía críticamente el privilegio otorgado a los primeros mandatarios de Chile y Cuba.

Los señores Allende y Dorticós fueron convertidos en las figuras centrales de las celebraciones recientes, desde las ceremonias protocolares hasta su concurrencia a un partido de fútbol en compañía del presidente Cámpora. En la oratoria de estos agitados días, lo mismo que en las organizadas escenas de aplauso callejero, se destacó asimismo esa preferencia, mezclada también con nuevas invocaciones a la ‘unidad continental’27.

La presencia y ovación a estos dos visitantes ponía sobre la mesa la discusión sobre qué tipo de “unidad continental” buscaba implementar el gobierno. La orientación latinoamericanista de Cámpora reflejaba claramente un giro a la izquierda que muchos sectores no estaban dispuestos a tolerar, incluso dentro del propio partido y movimiento peronista. Política exterior y conflicto político interno se entrecruzaban.

Las aspiraciones y los cambios

Comprender las tendencias en las relaciones internacionales argentinas requiere evitar la búsqueda de cortes tajantes. Se trata más bien de interpre-

“Cálida acogida a Dorticós”, Clarín, 30 de mayo de 1973. “Formas de unidad americana”, La Prensa, 29 de mayo de 1973.

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María Cecilia Míguez

tar el entramado de conflictos internos y alineamientos externos que se expresan en el Estado y la hegemonía de alguna de esas tendencias en determinado período histórico. Prueba de ello es que la tendencia hacia el abandono de la idea de las “fronteras ideológicas” en el campo de las relaciones internacionales no era nueva. Fue el canciller Mc Loughlin, durante el gobierno de Lanusse, el encargado, por ejemplo, de normalizar las relaciones diplomáticas, consulares y económicas entre los gobiernos de la Argentina y Cuba en el marco de toda la estrategia de acercamiento a los países “del este”, al mismo tiempo que se trataba de un gobierno dispuesto a perseguir, reprimir y hasta fusilar a las expresiones de la izquierda28. Ello se relacionaba con cuestiones económicas que excedían las diplomáticas. Por diversos factores, una poderosa fracción de la clase dominante argentina comenzó a promover desde 1970 la negociación de un tratado comercial con la Unión Soviética. Entre esos factores se encontraban los intereses de negocios vinculados a dicha superpotencia que habían venido creciendo desde el período desarrollista y las dificultades para colocar los productos en la Europa comunitaria. Leopoldo Tettamanti, quien fuera secretario de Relaciones Económicas Internacionales durante el gobierno de Cámpora, explica en una entrevista que ya en el gobierno militar de Lanusse se habían producido episodios importantes, antecedentes de la política exterior del peronismo: una intensificación de la política latinoamericana: se creó la Comisión Mixta del Grupo Andino con la Argentina; y el nuevo tratado comercial con Moscú que firmó Antonio Estany Gendre en junio de 1971, con posterioridad a una misión privada de Hernán Ayerza, vicepresidente del Banco Galicia, en septiembre-octubre de 197029. Más allá de las grandes diferencias políticas entre los gobiernos este viraje u orientación culminará en una nueva relación triangular hacia mediados de la década de 1970, consolidado por la dictadura militar implantada en 1976, ocupando la Unión Soviética durante unos años el vértice anteriormente por Europa occidental y antaño por Inglaterra30.

En su visita, el propio Allende agradeció a Lanusse las dos visitas presidenciales en un contexto en donde algunos “deseaban aislar a Chile”31. Pero la

La dictadura de Lanusse fue la responsable del brutal fusilamiento de los militantes políticos que intentaron fugarse de la cárcel de Trelew en agosto de 1972. Tettamanti, Leopoldo, entrevista publicada en Rapoport (2016). Para las relaciones bilaterales entre la Argentina y la Unión Soviética en el período ver Rapoport (1995), Vacs (1984) y Laufer y Spiguel (1998).

 

asunción de Cámpora, a diferencia del período dictatorial, reflejaba un vuelco en el alineamiento político continental. Permitió que el gobierno cubano demostrara su afinidad con el nuevo presidente, y con la etapa que parecía abrirse. A las cuestiones económicas de la inserción internacional argentina, que continuarían su marcha, se sumaba ahora una afinidad política que iría en un carril paralelo y que a diferencia de las primeras, no se extendería en el tiempo. El gobierno argentino reinterpretaba la tercera posición histórica del peronismo a través de la conciencia de pertenecer al Tercer Mundo y a una América Latina en camino a la liberación. Es decir que la identificación con esos países era claramente ideológica. En consonancia y de acuerdo a lo publicado en el documento La Hora de los Pueblos, el proyecto de inserción internacional incluía el impulso a una reforma del sistema internacional y muy claramente una prioridad a una América Latina integrada tanto en los aspectos económicos —crear un mercado ampliado para fomentar el desarrollo de los miembros— como políticos —en pos de una mayor autonomía internacional32—.

Tal como se preanunciaba, los lazos diplomáticos con la isla se reanudaron el 28 de mayo a través de una declaración conjunta entre los cancilleres Juan Carlos Puig y Raúl Roa García, de Argentina y Cuba respectivamente. Se cerraba la etapa iniciada con la ruptura de relaciones de febrero de 1962. La prensa del 29 de mayo publicaba además la explícita intención del gobierno de reanudar las relaciones con Alemania Oriental (RDA) y Corea del Norte33. No era un detalle menor el hecho de que los únicos otros dos países que habían restablecido relaciones con la isla caribeña eran el Chile de Allende y el Perú de Velazco Alvarado. México nunca las había adoptado. Ta l como afirmaba en ese mismo momento Juan Carlos Portantiero, el restablecimiento de las relaciones con Cuba era “un hecho político de primera magnitud, la punta por la cual puede desmadejarse un ovillo significativo que va más allá de un hecho protocolar” (Portantiero 1973: 8). La cancillería cumpliría en los días subsiguientes con los anuncios de restablecer las relaciones diplomáticas con la RDA, Corea del Norte y Vietnam del Norte.

La nueva y marcada posición política del gobierno era el reflejo de las tendencias internas del peronismo que habían alcanzado el poder. Algunos de

31   “Salvador Allende pays tribute to Lanusse”, Buenos Aires Herald, 26 de mayo de 1973.

32   Perón, Juan Domingo (1968), La Hora de los Pueblos. Disponible en www.movimientoperonista.com/ficheros/LaHoradeLosPueblos-Peron.pdf.

33   “Las relaciones con Cuba se reanudan”, La Nación, 29 de mayo de 1973.

 

esos elementos perdurarían durante la presidencia de Lastiri e incluso la de Perón. Otros, quedarían exclusivamente en intenciones. La modificación de la ley de Inversiones Extranjeras que cambiaba los requisitos para ser considerada una empresa nacional y restringía el rol del capital foráneo en defensa, seguridad y servicios públicos34, la renacionalización de algunos bancos que habían sido privatizados por el gobierno militar anterior, la propuesta de estatización del comercio exterior de carnes y granos y el préstamo otorgado a Cuba junto con las exportaciones de trigo hacia la isla, constituyeron señales concretas de cambio. Ta l como afirmaba Tettamanti, esta medida al igual que la propuesta de integrar el Pacto Andino, constituían parte de una “estrategia multipolar que permita sustraer a la Argentina del predominio sectorial de cualquier de los sectores en pugna”, y que si bien el mercado común europeo continuaría siendo prioridad por razones históricas, “el acrecentamiento del comercio con los países de economías centralizadas de Europa, Asia y África, no debe ser de ningún modo descuidado”35. La confirmación de este crédito a la isla daba cuenta de la intención argentina de ocupar un rol de proveedor industrial en un nuevo bloque latinoamericano36. Las definiciones incorporadas al plan trienal presentado para el período 1973-1977 incluirían claramente una estrategia multipolar, enmarcada en una cierta clausura del ciclo de Guerra Fría. Dicha intención cobró forma en la profundización de la orientación hacia el este. Entre mayo de 1973 y octubre de 1974 Argentina firmó diez convenios y diversos acuerdos con Polonia, siete con Checoslovaquia, igual número con la URSS, once con Hungría, catorce con Rumania, seis con Alemania Oriental, dos con Bulgaria y cuatro con Yugoslavia (Green 1975).

Los acuerdos firmados con los países socialistas iban mucho más allá de una necesidad comercial. Respondían a un vínculo que venía siendo promovido y que llegaba para quedarse. Cubrían varios aspectos en materia productiva y tecnológica, y atendían a objetivos económicos y políticos. Como sostienen Cisneros y Escudé, no solamente permitían margen de maniobra a partir de la apertura de nuevos mercados, sino que también operaban como

34    “Detalles de la Ley de Inversiones Extranjeras”, Clarín, 18 y 19 de junio de 1973.... junio de 1973corporadas al pI. LA REPERCUSI improving lives, in particular for elder people () not particularly as economic 3.7

35    “Argentina otorgó a Cuba un crédito de 200 millones de dólares y está en vías de integrarse al Grupo Andino”, La Opinión, 7 de agosto de 1973.

36    “Concluye el aislamiento comercial de Cuba respecto de América Latina”, La Opinión, 8 de agosto de 1973.

 

elemento de diferenciación de la actitud panamericana de Brasil al tiempo que “afirmaba lazos con el Partido Comunista Argentino, los desarrollistas y los radicales que formaban parte de la CGE” (Cisneros y Escudé 2000: 187). Las posiciones más radicales en términos político-diplomáticos y estraté-gico-militares se demostraron en la presentación del embajador Jorge Vázquez —subsecretario de Relaciones Exteriores— en el mes de junio en la reunión de Lima de la OEA y en el mes del septiembre, en la exposición del general Carcagno en la décima Conferencia de Ejércitos Americanos realizada en Caracas —si bien esta última se produjo ya durante la presidencia de Lastiri—. En Lima, Vázquez se refirió a la “liberación latinoamericana”, la necesidad de la re-inclusión de Cuba en la OEA y respecto de la relación histórica entre Estados Unidos y los países de América Latina, sostuvo “no puede existir una relación madura cuando existen intereses distintos y no pocas veces contra-puestos”37 y que “no hay política común al opresor y al oprimido. No hay foro que pueda abarcar la pretensión imperialista y el deseo de ser libres”38. Esa posición generaría el descontento particularmente de los sectores más conservadores del peronismo, y generaría el rápido desplazamiento del equipo de Puig y su reemplazo por Vignes (Moneta 1979). Por su parte, ya en septiembre de 1973, Carcagno reflejó la intención de alinear a la Argentina con los países del Pacto Andino, apoyando fervientemente la tesis reformista del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca, apoyada por Perú, Ecuador, Venezuela, Colombia y Panamá, que se negaba a instaurar mecanismos regionales de represión controlados por los Estados Unidos39.

37    Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (AMREC), Fondo Archibaldo Lanús, AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: TIAR EXP CUBA II, DOCUMENTO: exposición del presidente de la delegación de la Argentina, Jorge Vázquez. OEA Sesión plenaria. Comisión especial para analizar el Sistema Interamericano y proponer medidas para su reestructuración (CEESI) 21/6/1973.

38    Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (AMREC), Fondo Archibaldo Lanús, AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: TIAR EXP CUBA II, DOCUMENTO: exposición del presidente de la delegación de la Argentina, Jorge Vázquez. OEA Sesión plenaria. Comisión especial para analizar el Sistema Interamericano y proponer medidas para su reestructuración (CEESI) 21/6/1973.

39    Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (AMREC), Fondo Archibaldo Lanús, AH 0003, Serie 65, C 72 A 69, CARPETA: Cuestiones militares interamericanas, DOCUMENTO: Comando en jefe del Ejercito. Jefatura V. Pol y Est. Informe final sobre la Xma Conferencia de Ejércitos Americanos. Secreto. Setiembre de 1973. “Palabras pronunciadas por el comandante en jefe del Ejército Nacional Argentino, teniente general Jorge Raúl Carcagno en la X Conferencia de Ejércitos Americanos”.

 

Tanto el pedido de ingreso al movimiento de países no alineados, así como la posición respecto de Cuba perdurarían luego de la renuncia de Cámpora. Durante la tercera presidencia de Juan Domingo Perón, el líder mostraría especial interés en la reincorporación de Cuba al sistema interamericano. Lo haría en sus intervenciones en la sexta sesión extraordinaria de la Asamblea General de la ONU, realizada en Nueva York y también en abril de 1974, en la Tercera Asamblea General de la OEA, en Washington. A pesar de los anuncios, la intención de incorporar a la Argentina al Pacto Andino nunca pasó de las aspiraciones a los hechos. Si bien políticamente los países integrantes veían esta aproximación con simpatía, “varios de los miembros del Pacto (Colombia, Venezuela) o sectores que en él participaban (ej: Fedecámaras de Venezuela) expresaron las desventajas de una asociación directa, dada la diferencia de potencialidades de estadios de desarrollo” (Moneta 1979: 265).

En términos teóricos, los estudios internacionales han dedicado algunos trabajos a la política exterior de este período y entre ellos se destaca el del propio canciller Puig. Para Puig (1980) la autonomía es la máxima capacidad de decisión propia que se puede lograr, teniendo en cuenta los condicionamientos objetivos del mundo real. Construyó una serie de tipos ideales para explicar los distintos períodos a partir de nuestra historia como colonia española. La dependencia y la autonomía en estado puro (es decir, no verificables en la realidad) constituyen los extremos de la historia y el camino que deben recorrer los países periféricos en la consecución de su autonomía. Elaboró, entonces, cuatro modelos con los cuales buscaba representar gradaciones progresivas de la autonomía, de acuerdo con el comportamiento de las élites dirigentes:

-    La dependencia paracolonial, en la cual las élites que conducen un Estado periférico o dependiente actúan prácticamente como un apéndice económico, político e incluso ideológico de la potencia central.

-     La dependencia nacional, que correpondería al caso de la política exterior argentina en el período que va entre la emancipación y la Primera Guerra Mundial, caracterizada por la existencia de un proyecto de las élites locales pero en forma subordinada y dependiente de la metrópoli.

-    La autonomía heterodoxa, donde ubica a la tercera posición peronista entre otros, y caracterizada por una élite que si bien no

 

confronta totalmente con los intereses estratégicos de la potencia dominante, su proyecto disiente en gran medida, especialmente en lo que hace a la defensa de los propios intereses.

- La autonomía secesionista, donde las élites causan problemas internos y externos por una ruptura total con la potencia hegemónica, sin la correcta evaluación de las consecuencias (Puig 1988: 32).

Uno de los supuestos de la teoría de Puig es la posibilidad de que en el contexto de relaciones internacionales asimétricas se puedan llevar a cabo estrategias autonomizantes enmarcadas en dos escenarios tipo: la dependencia nacional y la autonomía heterodoxa. “En el primer caso, las elites nacionales aceptan las consecuencias de las relaciones asimétricas, pero tratan de sacar el mayor provecho posible de tales relaciones aun a riesgo de conflictos importante debido a la “miopía” de la potencia dominante; en el segundo, reivindican aspectos cada vez más significativos para su decisión propia” (Puig 1988: 20).

Su desempeñó como canciller durante la presidencia de Héctor Cámpora sin duda fue parte e insumo de esas reflexiones teóricas y consideró que junto con el de Perón (es decir hasta el 1 de julio de 1974) ese gobierno elaboró una política de autonomía heterodoxa coherente con la “tercera posición” de los primeros gobiernos peronistas (Puig 1988). La categoría teórica es definida como un estadio donde lo que Puig llama “supremos repartidores nacionales” discrepan con las potencias dominantes en tres cuestiones: 1) En el modelo de desarrollo interno que puede no coincidir con las expectativas de la metrópoli, 2) en las vinculaciones internacionales que no sean globalmente estratégicas, y 3) en el deslinde entre el interés nacional de la potencia dominante y el interés estratégico del bloque (Puig 1984).

Históricamente, lo aplica —si bien distinguiendo matices— para otros casos en el período 1955-1973. Se refiere así a la política exterior aplicada por los gobiernos de Frondizi, Illia, Levingston y Lanusse (Puig 1980). Los gobiernos de Cámpora y Perón habrían profundizado la línea de este último, de nuevo en el marco de la “tercera posición” (Puig 1988). Como es esperable, la consideración del contenido político y del carácter de la política internacional del período es objeto de posiciones divergentes en el ámbito académico40.

Para un análisis historiográfico de los debates al respecto ver (Simonoff 2007). Para el análisis del concepto y sus debilidades ver Míguez (2017).

 

La variada repercusión mundial

Las repercusiones en la prensa internacional de la asunción de Cámpora reflejaban no solamente la relevancia de ese acto como un hito político significativo, sino también la dificultad para interpretar los cambios y las tendencias dentro del peronismo. En efecto, las características de la asunción de Cámpora fueron una señal que sería rápidamente interpretada a nivel mundial. Presidentes de la región enviaron cartas felicitando al mandatario electo, como por ejemplo la de su par venezolano, que afirmaba que la Argentina estaba comprometida con “prestar impulso y colaboración en forma decidida a la marcha de integración y unificación de desarrollo que con un vigoroso sentimiento nacionalista se experimenta en todos nuestros pueblos”41. La carta del presidente Rafael Caldera Rodríguez felicitaba a la Argentina, “en estos momentos en que los ideales de la paz y de la justicia encuentran en el nacionalismo latinoamericano el instrumento más eficaz para expresar la decidida vocación de América Latina a cumplir con el papel histórico que le corresponde”42.

En una línea similar titulaban los diarios mexicanos Excélsior: “Héctor Cámpora promete hacer una revolución inexorable. Será populista y apoyará la lucha pro liberación”, El Día: “Ofrece Cámpora una revolución pacífica con sentido antiimperialista. Toma posesión en medio de un desbordamiento popular y anuncia asociación con el tercer mundo y relaciones con todos los países” y El Universal: “Cámpora contra el imperialismo. Explicó las acciones guerrilleras y atacó a los militares”43.

Expreso de Perú, un periódico dirigido por sus trabajadores, afirmaba que la asunción permitía “un nuevo aliento a la lucha antiimperialista de la América Latina y a su unidad y solidaridad con todos los países del tercer mundo que luchan por su liberación” y continúa diciendo que ello podría “inclinar definitivamente la balanza a favor” de la liberación latinoamericana44. Incluso la prensa oficialista de ese país, representada por La Nueva Crónica, sostuvo que para los peruanos era “halagador que otra nación latinoamericana se

“Repercusión externa del cambio de autoridades”, La Nación, 24 de mayo de 1973. “Amplia repercusión hubo en el exterior”, La Nación, 26 de mayo de 1973. “Comentarios de la prensa en el exterior”, La Nación, 28 de mayo de 1973. “Comentarios de la prensa en el exterior”, La Nación, 28 de mayo de 1973.

 

haya decidido por una vía nacionalista y antiimperialista que responde a las inquietudes y necesidades de su propio pueblo”.45

En La Nación se publican también las repercusiones y festejos en la embajada argentina en Francia, que coincidían con la celebración de otro aniversario de la Revolución de Mayo.

Mientras el embajador Carlos I. Gómez Álzaga recibía el saludo de más de un centenar de personalidades oficiales francesas (…) hizo irrupción en la Embajada una treintena de estudiantes, en casi su totalidad becarios alojados actualmente en el pabellón argentino de la ciudad universitaria de París, portadores de bombos al son de la marcha “Los muchachos peronistas” (…) Pero la nota abusiva se registró más tarde. Fue el momento de los estribillos, uno de los cuales dejó en los presentes un regusto amargo: “Vivan los montoneros que mataron a Aramburu”46.

El dictador Banzer entregó su carta a través del canciller Mario Gutiérrez, que sí estuvo presente en los festejos y según fuentes oficiales sostuvo una conferencia telefónica con Lanusse47. Velazco Alvarado, por su parte, dirigió un mensaje al nuevo presidente donde decía:

Las constantes de la historia, la lucha contra todas las formas de dominación y dependencia y la búsqueda de la justicia social en que estamos empeñados permitirán a nuestro país, paralelamente al fortalecimiento de sus relaciones, hallar coincidentes formas de cooperación, acordes con sus propios procederes de realización nacional y los intereses trascendentes de la gran familia latinoamericana48.

Sobresale la caracterización de antiimperialista respecto del nuevo gobierno, en algunos casos exaltando mayormente el nacionalismo —como en el caso de Perú—, y en otros, el camino hacia la “liberación” y el “izquierdismo”.

El Times de Londres afirmó que el discurso de Cámpora había apelado a “una mezcla de emociones nacionalistas y de izquierda con una pequeña

“Comentarios de la prensa en el exterior”, La Nación, 28 de mayo de 1973. “Hechos y comentarios en la capital francesa”, La Nación, 26 de mayo de 1973. “Repercusión externa del cambio de autoridades”, La Nación, 24 de mayo de 1973. “Delegados extranjeros a los actos de ayer”, La Nación, 26 de mayo de 1973.

 

dosis de democracia, para celebrar la terminación del gobierno militar49. El periódico The Guardian, a través de la pluma de su periodista Richard Gott, publicó que “lo que da importancia a la vuelta del peronismo, es que, pese a su pasado político, el movimiento tiene ahora un neto cariz de doctrina de izquierda antiimperialista”50. Por su parte, el conservador Daily Telelgraph exaltaba las situaciones de violencia durante los festejos, el accionar de las guerrillas urbanas, la mala relación con el sector del ejército liderado por Lanusse y el deterioro económico del país51.

En cuanto a la prensa de los Estados Unidos, The Washington Post y The New York Times plasmaron en sus notas el júbilo de la ceremonia de asunción y la importancia de retornar al poder civil luego de siete años de dictadura. El columnista del primero de los periódicos señaló que la posición de Cámpora, tanto en lo referido a sus invitados como en sus discursos había sido “más izquierdista de lo que se esperaba”, y que a pesar de reducidos incidentes las celebraciones habían sido pacíficas. Remarcaba el autor que “sin nombrar a los Estados Unidos claramente los tuvo en mente durante sus ataques al imperialismo”52. En el caso del New York Times se señalaba también la algarabía de los festejos —“en contraste a la sombría, casi truculenta atmósfera de esta capital de 8,5 millones de habitantes durante siete años de gobierno militar”—, la dureza discursiva respecto de la junta militar saliente y en contrapartida, el carácter conciliatorio para dirigirse a amplios sectores de la sociedad 53. Sin embargo, habiendo relevado gran cantidad de periódicos de distintos estados y ciudades —caracterizadas por ideologías conservadoras—, aparece prioritariamente la cuestión del accionar de las guerrillas, la amnistía a los presos políticos y la relación con Cuba.

El día anterior a la asunción The Iola Registrer de Kansas, publicaba una nota donde se desarrolla que los directivos de la empresa Ford habían sido amenazados por el Ejército Revolucionario del Pueblo, organización guerrillera que les exigía la donación de un millón de dólares para un hospital,

“La definición antiimperialista y tercemundista de la Argentina es considerada como un acontecimiento histórico de importancia mundial”, La Opinión, 27 de mayo de 1973. “Comienza un desafío al colonialismo y al imperialismo en América Latina”, La Opinión, 26 de mayo de 1973.

“La definición antiimperialista y tercemundista de la Argentina es considerada como un acontecimiento histórico de importancia mundial”, La Opinión, 27 de mayo de 1973. “Comentarios de la prensa en el exterior”, La Nación, 28 de mayo de 1973. “Comentarios de la prensa en el exterior”, La Nación, 28 de mayo de 1973.

 

compra de ambulancias y otros tipos de ayudas sociales (leche para niños). Entre las amenazas estaba también la de un atentado al secretario Rogers, que asistiría a la asunción presidencial54. Kodak y el Banco de Boston habían tenido situaciones similares en el mes de abril, algo que el diario también recordaba. En línea similar se expresaba el Los Angeles Times55. Las notas sobre la asunción destacaron particularmente la “violencia” de la fiesta de asunción del presidente electo. La mayoría de ellas coincidían en afirmar la asistencia de unas 500 mil personas en los alrededores de la Plaza de Mayo y remarcaban que la celebración había terminado en destrozos, algo que sin duda demuestra una mirada muy parcial sobre los acontecimientos, utilizando titulares como “Disturbios empañan inauguración argentina”; “Un jubiloso pero violento día”; “La sangre mancha la inauguración argentina” y “La inauguración argentina estuvo empañada por el derramamiento de sangre”, entre otros56. En varios de ellos se describe principalmente un “ataque” de jóvenes manifestantes al auto que transportaba a dos de los militares de la junta de gobierno de facto saliente —Coda y Rey— al que la policía habría respondido con disparos que resultaron en heridos e incluso muertos. Una de las fotos que acompaña la noticia es la de un auto volcado e incendiado57. El clima festivo está totalmente diluido en la mayoría de los periódicos conservadores estadounidenses.

En cuanto a la caracterización ideológica y respecto del escenario internacional, desde el triunfo electoral, varios artículos coincidían en describir al

“Ford bows to demands of Argentina guerrillas”, The Iola Registrer, 24 de mayo de 1973.

“Ford agree to pay $1 million demanded by argentine terrorist, The Los Angeles Times, 24 de mayo de 1973.

“A jubilant but bloody day”, Democrat and Chronicle , Nueva York, 26 de mayo de 1973; “Blood stains argentine inauguration”, Greeley Daily Tribune, Colorado, 26 de mayo de 1973; “Argentine inauguration is marred by bloodshed, The Odessa American, Texas, 26 de mayo de 1973.

Los hechos sucedidos están relatados en Amato y Bayanosky Bazán (2008), donde explican que en efecto una multitud abucheaba el auto donde se acercaban los tres integrantes de la junta militar alrededor de las 10 de la mañana y que jóvenes comenzaron a tirar piedras a la banda musical de la Armada, sobre la explanada de la calle Rivadavia. “A unos quince minutos del mediodía la policía comenzó a reprimir. Un joven quiso cubrir a un oficial con una bandera y éste, asustado, disparó. El militante murió luego” (Amato y Bayanosky Bazán 2008: 312). Las crónicas de los diarios argentinos también ratifican la existencia de una decena de heridos en esa circunstancia.

 

nuevo gobierno como anti-norteamericano. Es el caso del publicado por The Amarillo Globe Times a pocos días de los comicios. Allí se considera al gobierno de Cámpora como “nacido de un casamiento de apuro luego del fracaso de los siete años de gobierno militar en sus intentos de rescatar a la Argentina del caos económico y social, y electo por el pueblo en parte por frustración y en parte por nostalgia”. La descripción que realiza de Perón lo muestra discursivamente alineado con la izquierda en América Latina, con Fidel Castro y contra los Estados Unidos, aunque explica que la verdadera afinidad política del general era el fascismo italiano58.

Un artículo del Schenectady Gazette señala claramente la diferencia de tratamiento a Rogers en comparación con el brindado a los “invitados especiales”, Allende y Dorticós. En efecto y como se señalaba al comienzo, el enviado de Nixon suspendió su participación en la ceremonia a realizarse en la Casa Rosada, advertido por la seguridad de los Estados Unidos y de la Argentina, mientras que los presidentes de Chile y de Cuba estaban a la derecha de Cámpora cuando recibió el bastón presidencial por parte de Lanusse59. Ese mismo artículo hace hincapié en el discurso del presidente argentino y su declaración a favor del “sufriente y heroico pueblo de Viet-nam” y de la “solidaridad con la lucha antiimperialista por la liberación, así como los anuncios de nacionalizar depósitos de los bancos privados y las exportaciones de carne y granos60.

The Observer Reporter, en línea similar, afirmaba que la Argentina “pasaba a formar parte del creciente número de naciones hemisféricas que desafiando el poder de los Estados Unidos reanudan relaciones con la república caribeña de Fidel Castro” y que mientras Dorticós y Allende habían ratificado el acta de asunción presidencial, el secretario de Estado Rogers había recibido solamente una pequeña atención pública, y que había tenido que volver al hotel donde estaba alojado corriendo el riesgo de conducir entre las multitudes”61.

Por su parte, The Herald Journal publicó una nota que denotaba una crítica ideológica más profunda aún, dando mayor importancia a la amnistía

58    “Argentine peronist expected to take strong anti US stand”, The Amarillo Globe Times, Texas, 16 de marzo de 1973.

59    “Peronists Jubilation, Violence Mark Inauguration of Campora”, Schenectady Gazette, 26 de mayo de 1973.

60    “Peronists Jubilation, Violence Mark Inauguration of Campora”, Schenectady Gazette, 26 de mayo de 1973.

61    “Argentine Government, Cuba Establish Ties”, Observer Reporter, 29 de mayo de 1973.

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POST Data 23, N" 1, El regreso del peronismo al poder en 1973...

firmada por Cámpora. En ella informa que “alrededor de 600 prisioneros políticos, muchos de ellos guerrilleros terroristas, fueron liberados de la cárcel”, y que si bien los miembros de la junta militar saliente estaban en desacuerdo respecto de esa medida, no habían logrado evitar la decisión de Cámpora. El artículo continúa recordando que “fueron liberados guerrilleros involucrados en el secuestro y asesinato del ex presidente Pedro Aramburu en mayo de 1970, el asesinato del general Juan Carlos Sánchez y el secuestro y asesinato del industrial italiano Oberdan Sallustro”62.

La interpretación de The Indiana Gazette de Pennsylvania era que:

La amplia amnistía a los presos políticos respondía a la dramática necesidad de pacificar a los sectores de la izquierda peronista y a los grupos guerrilleros terroristas pro peronistas. Esta medida de Cámpora fue otro trago amargo para las Fuerzas Armadas. El primero fue la aplastante victoria en las elecciones del pasado marzo convocadas por los militares para restablecer el gobierno civil63.

Más específicamente en cuanto al orden regional, The Salem News de Ohio, directamente tituló “Argentina vira hacia Cuba” y consideraba que “la nueva línea de comunicación entre la Argentina y Cuba” ejercería una gran influencia sobre las relaciones entre los países de América Latina y con los Estados Unidos:

Argentina está interesada en Cuba como un posible aliado en caso de que los planes de expansión brasileños resultan ser una amenaza al interés argentino (…) Brasil, con asistencia de los Estados Unidos, se ha transformado en la fuerza dominante de Latinoamérica. Esto está causando algunos problemas con sus vecinos. Cámpora está interesado en los planes de Brasil de construir la planta hidroeléctrica más grande del mundo en el río Paraná, que fluye también por Argentina64.

El artículo vinculaba a su vez la rivalidad entre la Argentina de Cámpora y Brasil con lo proclamado por Fidel Castro en su discurso del 1 de mayo,

62    “Peronist Regime Frees 600 Political Prisoners”, Herald Journal, 27 de mayo de 1973.

63    “Campora termina con el régimen militar en la Argentina”, The Indiana Gazette, Pensylvania, 26 de mayo de 1973.

64    “Argentina moves to Cuba”, The Salem News, Ohio, 26 de mayo de 1973.

 

donde acusaba a este último país de ser el aliado de los Estados Unidos, al servicio de sus intereses. Con preocupación, continuaba explicando que “el accionar de la Argentina podría empujar a otros países a acercarse a Cuba (…) El mes pasado, en la Asamblea General de OEA algunos países latinoamericanos intentaron persuadir a los Estados Unidos para reconsiderar el boicot contra Cuba”, y que por lo tanto, el viaje del secretario Rogers debía servir para:

…solidificar las relaciones entre Estados Unidos y Latinoamérica. Esta etapa de la política exterior estadounidense podría ser fundamental (…) si Estados Unidos toma ventaja de la posibilidad de acordar con los países latinoamericanos como socios65.

En efecto, en esa línea se había dirigido la posición de Rogers en el país. Días antes de la asunción declaró al llegar a la Argentina que:

Los Estados Unidos desean cooperar con las naciones de este hemisferio para edificar una relación nueva y fuerte, basada en un sentido de realidad, en la igualdad y en el respeto mutuo (…) El año pasado se nos criticó diciendo que nosotros nos entrometíamos, que interferíamos demasiado en los asuntos de América Latina. Ahora nosotros deseamos tomar de común acuerdo todos los puntos de vista de los países latinoamericano para que quede patente y claro que al final, respetaremos la soberanía de cada uno de los países66.

La cuestión de la rivalidad con Brasil en términos de proyectos políticos e internacionales también se reflejaba en la prensa brasileña que, al igual que la de los Estados Unidos, ponía énfasis en la “cercanía” o al menos la “debilidad” del gobierno de Cámpora frente al accionar de las guerrillas. “Para O Globo, el primer deber del presidente Cámpora es el de estar efectivamente a la altura de sus responsabilidades de jefe de Estado y enfrentar el desafío de la destrozada economía argentina. Luego de advertir que no lo logrará si contemporiza con el terrorismo”67.

65   “Argentina moves to Cuba”, The Salem News, Ohio, 26 de mayo de 1973.

66   “Habló Rogers de una nueva relación”, La Nación, 24 de mayo de 1973.

67   “Amplia repercusión hubo en el exterior”, La Nación, 26 de mayo de 1973.

 

En el caso de Journal do Brasil, el diario apuntó que “la tentación de izquierda será probablemente hoy más fuerte para el gobierno que se instala de lo que fue en la década de los 40 la tentación de la derecha”, y que cuando esas tentaciones se convierten en actos, ambos caminos derivan en una “demagógica y más o menos ciega estatización que se une al barniz ideológico del nacionalismo a ultranza”68.

A tres días de la asunción, una nota de La Nación afirmaba que “los medios diplomáticos brasileños han recibido con reserva la declaración del presidente argentino Cámpora referente al acuerdo de Nueva York y al aprovechamiento del potencial hidroeléctrico de la cuenca del Plata” y que esa posición indica “que las divergencias continuarán”69. Los medios de prensa tradicionales como O Globo y O Jornal publicaron gran cantidad de noticias vinculadas a los disturbios y el accionar de la guerrilla, y el segundo de ellos destacó la moderación del gabinete, compuesto mayormente por la “ortodoxia peronista”. Otros dedicados más específicamente a la economía se orientaron a analizar los anuncios sobre nacionalizaciones y a lo que consideraban una economía de “capitalismo de Estado” como el caso de Jornal do Commercio70.

La mayoría de la prensa conservadora estadounidense vinculaba al peronismo con la izquierda, o en su defecto lo mostraba débil frente a la guerrilla troskista (ERP), en gran medida desconociendo el complejo carácter de la interna dentro del peronismo. Varios periódicos coincidían en señalar la dificultad de que tendría Cámpora para resolver la cuestión del accionar violento de grupos guerrilleros. La cobertura que hizo el Buenos Aires Herald también otorgaba especial relevancia al accionar de la guerrilla, demostrando la preocupación de los sectores privados anglosajones71. Sin embargo, en sus editoriales agregaba a su análisis ese elemento fundamental del que carecía la mayor parte de la prensa estadounidense: la violenta interna en el peronismo. A través de un editorial de Robert Cox a dos días de la asunción, el diario alertaba sobre el peligro latente de la violencia política entre los grupos antagónicos de ese movimiento, en sus términos evidenciado en el asesinato de Dirk Kloosterman, líder de SMATA, y la naturalización que la sociedad argentina estaba haciendo de los hechos violentos.

“Amplia repercusión hubo en el exterior”, La Nación, 26 de mayo de 1973.

“Comentarios de la prensa en el exterior”, La Nación, 28 de mayo de 1973.

“Comentarios de la prensa en el exterior”, La Nación, 28 de mayo de 1973.

Ver “Campora demonstrators shot at by pólice”, Buenos Aires Herald, 26 de mayo de

 

Es posible argumentar que la chispa que encendió el fuego de la actual violencia se originó en la naturaleza de opresión de los gobiernos de facto que han estado en el poder desde el 28 de junio de 1966 (…) Aun aceptando la teoría de Perón de que la violencia institucionalizada provoca la resistencia bajo la forma de actividades guerrilleras, es evidente que la violencia se ha esparcido tan lejos y tan rápidamente que tan solo una acción coordinada por parte del nuevo gobierno puede detenerla72.

En línea similar se expresaba el Le Monde en Francia, que aclaraba que el regreso del peronismo venía a revertir 18 años de proscripción, y de haber sido “implacablemente puesto en la picota por las Fuerzas Armadas”. El periódico francés apuntaba que “hay muchos matices en ese bloque peronista que conquistó de un solo golpe todos los puestos de dirección política y económica de la Nación: desde la derecha sindicalista y burocrática hasta los militantes armados y decididos a seguir estándolo como formaciones especiales (…) Son estos últimos los que dieron el tono a las manifestaciones del viernes en Buenos Aires y Cámpora comprendió que no podía postergar mucho la promesa de amnistía política general”73.

La prensa madrileña también hacía referencia a la complejidad y heterogeneidad del movimiento peronista. El matutino Nuevo Diario publicaba que “la duda reside en que el peronismo no es un movimiento monolítico y en él caben muchas cosas, desde la derecha hasta la extrema izquierda. La intensidad de la transformación que exigen las estructuras argentinas dependerá de dónde se sitúe el fiel de la balanza”. Más adelante se refería al plano de las relaciones internacionales, considerando que de cualquier modo se notaría un mayor dinamismo en la política exterior, ya que “con el peronismo en el poder, se va a seguir una línea independiente, según lo dicten sus intereses, no los postulados de una caduca geopolítica de bloques”. Por último, hacía alusión a la intención de Perón y Cámpora de obtener apoyo financiero de los países europeos, habiendo definido a ese capital como “el más susceptible de ser entroncado con los verdaderos intereses del país74.

El diario La Opinión reprodujo la posición de los principales periódicos del bloque soviético. Destaca que en la mayoría de ellos aparece la expectati-“Sin garantía frente a la violencia”, Buenos Aires Herald, 23 de mayo 1973. “Comentarios de la prensa en el exterior”, La Nación, 28 de mayo de 1973. “Comentarios de la prensa en el exterior”, La Nación, 28 de mayo de 1973.

 

va de “una cooperación más estrecha con los países socialistas”. El presidente Ceausescu expresó especial satisfacción75. La prensa checoslovaca calificaba al nuevo gobierno como “antiimperialista” y “antimonopolista”, y distinguía claramente las fracciones dentro del peronismo, entre las que contaban “corrientes de derecha y de centro, los cuales consideran que actual democratización de Argentina como la barrera amortiguadora de las reivindicaciones radicales de las capas populares” y otras “de izquierda” que le exigirían a Cámpora “más de los que ha prometido hasta ahora”76.

Dando cuenta de ese escenario del continente, la publicación mensual de Le Monde Diplomatique de junio, afirmaba que la opción electoral del progresismo por Cámpora reflejaba las intenciones de acercamiento al Grupo Andino y de “ponerse a la cabeza de una coalición de seis países hispanos de América del Sur, deseosos de sacudir el yugo de los Estados Unidos y luchar contra los intentos de hegemonía del Brasil”77. La publicación se orientaba a resaltar la rivalidad continental respecto de este último país y la participación argentina en la impugnación de la OEA, y el consecuente objetivo de reemplazarla por un organismo puramente latinoamericano.

En una interesante nota firmada por Carl T. Rowan —diplomático y periodista— y reproducida los primeros días de junio en varios periódicos estadounidenses, entre ellos el Chicago Sun Times, The Virgin Islands Daily News, The Sedalia Democrat, de Misouri, se remarcaba la urgencia tanto para el gobierno como para las empresas de los Estados Unidos de elaborar nuevas políticas —desde una óptica crítica al gobierno de Nixon78—. Luego de narrar la amnistía otorgada a los presos políticos, el levantamiento de la proscripción del Partido Comunista, la “heroica bienvenida al presidente cubano Osvaldo Dorticós y al presidente marxista de Chile Salvador Allen-75 “Toda la prensa del bloque soviético expresó un moderado optimismo”, La Opinión,

26 de mayo de 1973.

76    “Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (AMREC), Departamento Europa Occidental, Embajada de la República Argentina en Checoslovaquia, “La salida prometedora”, Rude Pravo, 30 de mayo de 1973.

77    “Les péronistes sont soutenus par la gauche et par les nantis”, Le Monde Diplomatique, Abril 1973.

78    Rowan fue subsecretario adjunto de Estado durante el gobierno de John F. Kennedy, luego delegado en Naciones Unidas durante la crisis de los misiles en Cuba y en 1964 fue nombrado director de la Agencia de Información de Estados Unidos (USIA) por el presidente Lyndon B. Johnson. Fue el primer afroamericano en ocupar un asiento en el Consejo de Seguridad Nacional.

 

de” y el restablecimiento de relaciones con Cuba, pasaba a recomendar a los hombres de negocios de los Estados Unidos:

Lo que los hombres de negocios de los Estados Unidos deben afrontar es que no solo la Argentina, sino casi todos los países de América Latina, se están moviendo políticamente hacia la izquierda, una realidad oscurecida por el hecho de que hay gobiernos militares en tantos sitios. La ironía es que incluso esos gobiernos (muchos de ellos entrenados en los Estados Unidos) viran hacia la izquierda cuando se trata de desarrollar sus economías o en sus relaciones con los Estados Unidos79.

El diplomático responsabilizaba en su artículo tanto al gobierno como a los empresarios de su país porque “el prestigio de los Estados Unidos está cayendo, el capitalismo es maldecido, la Unión Soviética ha hecho notables avances y la Cuba de Castro está anotando un triunfo silencioso tras otro en el hemisferio”. Afirmaba hacia el final que “cuánto más se esfuerzan los Estados Unidos en mantener las sanciones contra Cuba, mayor es la pérdida de prestigio y liderazgo de EE.UU, en un contexto en el que, uno por uno, los países latinoamericanos las abandonan”80. En efecto, intereses diversos también se enfrentaban en los Estados Unidos. La política de Kissinger respecto del golpe que derrocaría a Salvador Allende generaría aún más rechazos en América Latina.

La recomendación de algunos sectores era la de generar un acercamiento a la Argentina a partir de la asunción de Perón, organizando un encuentro entre Nixon y el presidente argentino. Esa fue claramente la posición del embajador Lodge en sus informes al Departamento de Estado81. Incluso Kissinger expresó en una reunión con el canciller Vignes en el mes de octubre la intención de iniciar un nuevo diálogo con la región, considerando que

“Argentina symbolizes malaise in All Latin America”, Virgin Islands Daily News, 5 de

junio de 1973.

“Argentina symbolizes malaise in All Latin America”, Virgin Islands Daily News, 5 de

junio de 1973.

Foreign Relations of the Unites States (1969-1976) Volume E-11, part 2, Documents

of South America 1973-1976. “Telegram 4021 from the Embassy in Argentina to the

Department of State”, 6 de junio de 1973.

 

la Argentina tendría un importante rol en esa estrategia82. Sosteniendo esa línea esbozaría en la cumbre de Tlatelolco, México, de febrero de 1974, el llamado al nuevo diálogo con el continente, que implicaba revisar algunas medidas como la cuestión del canal de Panamá y la política comercial restrictiva de la potencia del norte. A pesar de ello, los años subsiguientes, ya durante la presidencia de Gerald Ford, verían recrudecerse la intervención de la potencia del norte en los asuntos políticos del cono sur, favoreciendo las dictaduras militares y demostrando que el nuevo diálogo no era más que una operación retórica. Tal como afirman Cisneros y Escudé, Ford justificó las actividades de la CIA en el derrocamiento del izquierdista Salvador Allende en Chile e hirió de muerte el “nuevo diálogo” cuando aprobó la ley de comercio exterior (Trade Bill), que contenía una serie de medidas proteccionistas que discriminaban varios productos exportables latinoamericanos (Cisneros y Escudé 2000).

Conclusiones: algo estaba en juego en el continente

La gran repercusión internacional es elocuente respecto de lo que estaba en juego en el continente: intentos de afirmación autonomista respecto del poder de los Estados Unidos, de carácter heterogéneo, que iban desde el gobierno revolucionario de la Cuba castrista hasta el nacionalismo autoritario de Velazco Alvarado, pasando por el Chile de Allende y la disputada Argentina peronista. Las distintas variantes de esta impugnación al dominio estadounidense en la región se apoyaban en estrategias mercado internistas, nuevas alianzas políticas continentales como el Pacto Andino, nuevas concepciones de la seguridad en el seno de las Fuerzas Armadas e incluso en la rivalidad de las potencias del mundo bipolar.

El escenario regional parecía inclinarse hacia el auge del nacionalismo económico, el elemento históricamente más temido por la estrategia panamericana de los Estados Unidos, justamente por el carácter aglutinante de corrientes heterogéneas y diversas. Al mismo tiempo, ese nacionalismo

Foreign Relations of the Unites States (1969-1976) Volume E-11, part 2, Documents of South America 1973-1976. “Memorandum of conversation. Foreing Minister Alberto Vignes, Secretary Kissinger, Neil Seidenman, Interpreter”, Nueva York, 5 de Octubre de 1973 [traducción propia].

 

económico se vinculaba con las aspiraciones de una inserción económica multilateral, y sobre ello se montaban los intereses de la Unión Soviética y de los países del este en la región.

Los documentos del Departamento de Estado muestran la decisión de quedarse al margen de la elección del 11 de marzo —sin dejar de estar alerta—, para evitar perjudicar las relaciones bilaterales. La recomendación de Thomas Karamessines de la Central de Inteligencia a Kissinger era, para el 2 de febrero de 1973, que “cualquier acción política de parte del gobierno de los Estados Unidos en las elecciones argentinas podría implicar un factor de riesgo relativamente alto en el cargado y volátil clima político en la Argentina. Por lo tanto, se propone que el gobierno de los Estados Unidos continúe su política de no intervención en las elecciones argentinas del 11 de marzo (…) Reportes de la embajada permitirán monitorear de cerca la situación electoral y alertar al Comité 40 cualquier evento significativo que amerite reconsiderar la actual política de no interferencia”83. Algo que sí estaba claro para los Estados Unidos respecto de Cámpora, desde el inicio, era la retórica nacionalista, la acentuación de la participación del Estado en la economía y la intención de recomponer las relaciones con Cuba. Y que todo ello operaba como plataforma para la búsqueda de un nuevo liderazgo en el continente, como contrapeso del Brasil, por fuera de la influencia de los Estados Uni-dos84.

Tal como ha afirmado Cesar Tcach (2003), en el plano interno la vuelta del peronismo al gobierno representaba para los viejos militantes peronistas el fin de dieciocho años de exilio y proscripción, para los Montoneros —sector de la juventud peronista radicalizada— era el resultado de una estrategia sintetizada en su lema “con los votos al gobierno, con las armas al poder”, y para los militantes de la izquierda peronista, de corazón guevarista, era un paso hacia el sueño de una Argentina cercana al socialismo. A ello se sumaba un sector del radicalismo que consideraba que el go-

Foreign Relations of the United States (FRUS) 1969-1976, Vol. E-11, part 2, Documents of South America 1973- 1976 “Memorandum from the Deputy Director for Plans of the Central Intelligence (Karamessines) to the President’s Asistant for National Security Affairs (Kissinger)”, Washington, 2 de febrero de 1973. FRUS 1969-1976, Vol. E-11, Part 2, Documents of South America 1973- 1976, “Memorandum from the Executive Secretary of the Department of State (Eliot) to the President’s Assistant for National Security Affairs (Kissinger)”, Washington, 13 de Marzo de 1973.

bierno de Perón era la única posibilidad de estabilizar y equilibrar fuerzas sociales en pugna, y una fracción de las Fuerzas Armadas que consideraba al peronismo como la posibilidad de llevar adelante un proyecto de nacionalismo económico.

Respecto del plano internacional, a lo largo de estas páginas hemos analizado las lecturas variadas que se hicieron en el continente y en el mundo de ese hecho político significativo. Tópicos fundamentales del período aparecen en los artículos de prensa relevados: la rivalidad entre Argentina y Brasil, la conflictividad y la violencia política en el país, las presiones provenientes de las distintas fracciones del peronismo, el debate entre los modelos de integración regional —Pacto Andino vs. ALALC—, la tensión entre la doctrina de seguridad nacional y el denominado pluralismo ideológico, los cuestionamientos al orden interamericano y la situación de Cuba en la OEA, y las nuevas y complejas posibilidades abiertas por la multilateralidad de las relaciones económicas internacional, en particular la orientación hacia el este.

Hemos visto que para los países enrolados en corrientes antiimperialistas constituyó un elemento central para inclinar la balanza hacia la relativa autonomía respecto de los Estados Unidos. Países como Venezuela, Perú, Chile y Cuba se mostraron especialmente en línea con una ideología que reflejaba las aspiraciones de sindicatos mayoritarios y burguesías nacionales. De otra parte, la prensa de los Estados Unidos reflejaba la preocupación tanto de su gobierno como de los sectores privados respecto de lo que consideraban un “izquierdismo” creciente en el continente. En efecto, el nacionalismo estatizante era el elemento más temido. La posición de Brasil, atravesada por la rivalidad con su vecino del cono sur, iba mayoritariamente en línea con la posición estadounidense, remarcando la debilidad de Cámpora frente a un movimiento guerrillero difícil de controlar.

El gobierno peronista se vería no solamente condicionado por las complejas tensiones internas en su seno, sino también cercado en el cono sur por una estrategia de los Estados Unidos dispuesta a avanzar y a recuperar posiciones en el continente.

Por lo tanto, y tal como se propuso en la introducción, se ha estudiado la ceremonia de asunción del presidente en 1973 y la cobertura periodística mundial como puerta de entrada para dilucidar y conocer las posiciones y alineamientos regionales e internacionales del período. Es decir, en última instancia, comprender qué estaba en juego para los países latinoamericanos y para las potencias —en particular los Estados Unidos— en la región.

 

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