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vol.25 número1LAS “CÁRCELES DEL PUEBLO”. LOS SECUESTROS DE LA IZQUIERDA ARMADA ARGENTINA (1970-1977)MUJERES EN LA POLÍTICA. EXPERIENCIAS NACIONALES Y SUBNACIONALES EN AMÉRICA LATINA. Flavia Freidenberg, Mariana Caminotti, Betilde Muñoz-Pogossian y Tomás Dosek (eds.), Comité Editorial del Instituto Electoral de la Ciudad de México e Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, 2018. 338 páginas. índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
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versión On-line ISSN 1851-9601

Postdata vol.25 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2020

 

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HACIA UNA AGENDA DE INDAGACIÓN SOBRE NUEVOS COMPORTAMIENTOS ELECTORALES: PERCEPCIONES E INTERPRETACIONES SOBRE POLÍTICA, DERECHOS Y RETROCESOS DE MUJERES TRABAJADORAS DEL SECTOR INFORMAL

Valeria Brusco1 

1Profesora Adjunta de Fundamentos de Ciencia Política, Cátedra B, Facultad de Ciencias Sociales, UNC, Argentina. Integrante de la Red de Politólogas “No sin mujeres”. Email: valeriabrusco71@gmail.com.

Resumen

Entre quienes trabajan sin estar registradas hay muchas personas que votaron por la alianza Cambiemos en Argentina, en 2015 y también en 2019. Nos preguntamos por las motivaciones políticas de las personas, queriendo desentrañar nuevas paradojas: que las personas con menores recursos voten a candidatos que ofrecen un futuro de ajuste, que personas de participación solidaria en su comunidad se sumen a discursos xenófobos y de exclusión, que personas que han accedido a mejores situaciones de vida en los años de redistribución económica apoyen proyectos individualistas. En esta búsqueda, que está siendo compartida por muchas/os cientistas sociales en esta América Latina que arde, con Bolivia polarizada pero con parte del electorado de menores recursos rechazando la figura de Evo, con un Brasil negro que elige a Bolsonaro y con un Chile que, en cambio, reacciona y se levanta contra las eternas políticas de desigualdad, igual que hacen los indígenas en Ecuador, en esta búsqueda, decíamos, nos enfocamos en las mujeres. Las mujeres están siendo atravesadas por dos fuerzas contrapuestas en la región: por un lado el avance feminista, que ha promovido debates y cambios en políticas públicas y en las hijas, hijos e hijes y el avance y consolidación de las iglesias que prometen el cielo si en la tierra hay sufrimiento, disciplina, y sumisión.¿Cómo viven las mujeres esa realidad contradictoria?¿Cómo perciben las opciones políticas en sus lugares? ¿Cuánto se relaciona lo que una madre de una joven de pañuelo verde piensa con la religión que practica o con sus ideas sobre ‘los políticos todos iguales’? ¿Cómo entienden las disputas por la redistribución las mujeres de menores recursos, mujeres trabajadoras informales o desempleadas? Hacemos un enfoque de clase y de género. Ser mujer y ser pobre, sabemos, implica una doble condición de desventaja. Sin embargo, en algunos contextos esta condición se encuentra politizada de un modo novedoso, por su alcance, por los feminismos populares al mismo tiempo que cuestionada por las fuerzas conservadoras religiosas.

Palabras clave: Voto; valores; sector informal; feminismos; retrocesos; motivaciones

Entre quienes trabajan sin estar registradas hay muchas personas que votaron por la alianza Cambiemos en Argentina, en 2015 y también en 2019. Nos preguntamos por las motivaciones políticas de las personas, que riendo desentrañar nuevas paradojas: que las personas con menores recursos voten a candidatos que ofrecen un futuro de ajuste, que personas de partici pación solidaria en su comunidad se sumen a discursos xenófobos y de ex clusión, que personas que han accedido a mejores situaciones de vida en los años de redistribución económica apoyen proyectos individualistas.

En esta búsqueda, que está siendo compartida por muchas/os cientistas sociales en esta América Latina que arde, con Bolivia polarizada pero con parte del electorado de menores recursos rechazando la figura de Evo, con un Brasil negro que elige a Bolsonaro y con un Chile que, en cambio, reac ciona y se levanta contra las eternas políticas de desigualdad, igual que hacen los indígenas en Ecuador, en esta búsqueda, decíamos, nos enfocamos en las mujeres.

Las mujeres están siendo atravesadas por dos fuerzas contrapuestas en la región: por un lado, el avance feminista, que ha promovido debates y cam bios en políticas públicas y en las hijas, hijos e hijes y el avance y consolida ción de las iglesias que prometen el cielo si en la tierra hay sufrimiento, disciplina, y sumisión. ¿Cómo viven las mujeres esa realidad contradictoria? ¿Cómo perciben las opciones políticas en sus lugares? ¿Cuánto se relaciona lo que una madre de una joven de pañuelo verde piensa con la religión que practica o con sus ideas sobre ‘los políticos todos iguales’? ¿Cómo entienden las disputas por la redistribución las mujeres de menores recursos, mujeres trabajadoras informales o desempleadas? Hacemos un enfoque de clase y de género. Ser mujer y ser pobre, sabemos, implica una doble condición de desventaja. Sin embargo, en algunos contextos esta condición se encuentra politizada de un modo novedoso, por su alcance, por los feminismos populares al mismo tiempo que cuestionada por las fuerzas conservadoras religiosas.

Se propone construir una agenda para indagar en los mecanismos de construcción del sentido común de las mujeres trabajadoras como una en trada posible a posteriores análisis que aborden la pregunta por los ¿nuevos? mecanismos de confianza en proyectos políticos. Específicamente aquellos proyectos que perjudican el bienestar colectivo recortando derechos para sectores o clases bajas.

¿Estos comportamientos electorales se relacionan con nuevos clivajes so ciales, de empleo formal, desempleo o trabajo informal? ¿Se combina con condicionantes estructurales, de información y educación? ¿O son centrales los factores de comportamiento como el grado de involucramiento colectivo ? ¿Quizás se trata de un momento histórico, -una fase del neoliberalismo- donde se construye la apatía y la igualación nihilista de “todos son unos ladrones”, “son todos iguales”, mediante tecnologías de manipulación mediática?

En una primera exploración se llevaron adelante entrevistas a personas con empleos en el sector informal que votaron a Cambiemos en 2015 (Brus co 2019). Era un momento histórico novedoso: el gobierno que asumió en 2015 fue el primer gobierno de derecha elegido por el voto popular en Argentina. En el mes de junio de 2018 entrevistamos a personas del sector informal de la clase trabajadora fcarece de derechos laborales, sobre su voto a Macri y su evaluación del curso de gobierno y sobre su voto a futuro. Eran votantes cordobeses y cordobesas.

Las personas que entrevistamos tenían 38,8 años de edad, con casos entre 24 y 58, 9 mujeres y 6 hombres. Todas y todos tienen hijos. Trabajan en negro de taxistas, técnicos independientes, empleadas de casas particularesfsalvo dos personas con empleo registrado, que trabajan como cartero y en una casa particular. Fueron contactadas/ os mediante informan tes clave. Se uso la técnica de bola de nieve, en la que se hace contacto con una persona y de esa persona se obtiene el siguiente, con lo cual se trata de una muestra no representativa, porque los casos no cumplen la aleatoriedad. A futuro, el modo de continuar con la construcción de la muestra sera el criterio de muestreo teórico o de saturación (Glaser y Strauss 1967).

En 2018 cuando las entrevistas, seis personas estaban económicamente peor que antes y cinco de ellas no volverían a votar a Macri, una lo evaluaría dependiendo de otras circunstancias. La teoría del voto económico parecía funcionar cuando esto se escribió.

De las siete que decían que estaban igual, tres votarían a Macri, tres no y una lo consideraría. Aqui se requieren instrumentos más sofisticados para interpretar las decisiones de voto de personas que teniendo trabajos en secto res precarios, afirman estar igual y algunos de ellos repetirían el apoyo a Cambiemos. Dos personas que decían estar mejor, no lo votarán. ¿Por que algunos votantes distinguen su situación, que ha mejorado, de la de la socie dad, como para decidir no apoyar al gobierno? (Brusco 2019).

Entre las mujeres entrevistadas que votaron a Macri y justifican el tipo de políticas se registra Claudia para quien “fue predecible que iba a estar difícil la situación. Había muchas cosas subsidiadas que ya no estuvieran. Tantos años de subsidios, que, si se perdían esos beneficios, se incrementarían per dían por otro lado”. Aún así votó a Macri porque “había otras cuestiones que no me gustaban.... En los últimos años menos transparencia y a decir verdad nunca voté peronista. Desde 1983, voté a Alfonsín, en la provincia sí voté peronista. En la casa chica, se conoce más a la gente. He votado a Schiaretti y lo volvería a votar. A De la Sota lo voté”.

Eli a diferencia de Claudia, estaba más desprevenida. “La necesidad de creer en algo, que esto iba a cambiar. Yo pensé que la gente humilde iba a estar mejor, que iba a haber más trabajo, y más seguridad, menos muertes. No digo que con la Cristina estábamos mejor, pero estábamos igual”. Uno de los mecanismos que vincula este fuerte voto anti kirchnerista de Córdoba con la situación económica que generaron las políticas cambiemitas se repi te. “El país está como está porque regala plata. La CFK le daba por estar embarazada, por esto por el otro”.

Paola, en cambio, expresa su antikirchnerismo pero con el entendimien to que no hay conexión de los motivos de ese rechazo y los resultados socioeconómicos de Cambiemos. Ella no lo votaría otra vez aunque rechaza ba “el robo, el vaciamiento al país”, indica. “Ellos se enriquecían pero no me empobrecían a mí. Antes con los K estaban el pobre, el de clase media, alta. Hoy, está el pobre y el rico. El que tiene, tiene más y el que tiene menos no tiene nada”. Estos testimonios provienen del trabajo mencionado antes (Brusco 2019).

Desde una posición de investigación comprometida con la realidad, con sideramos que la democracia y sus mecanismos son cuestiones de la realidad que nos interpelan profundamente en nuestra existencia en comunidad y desde esa preocupación hacemos foco en los comportamientos, creencias y actitudes.

En la distinción entre el capitalismo y el neoliberalismo en la configura ción de los modos de pensar, de hablar, de votar, Alemán (2019: 26) dice “se generan salidas extremas con demandas de orden, xenófobas y racistas, que requieren que aparezca un amo que ‘haga justicia fuera de la ley’ contra los ‘indeseables’”. Estos elementos, como los llama el autor, “extra políticos”, como el odio, configuran nuevas maneras de hacer y de hablar de política. Esta escena, entonces, de neoliberalismo total, que configura “nuevos modos de servidumbre” con nuevos encuadramientos mentales y corporales, nos provoca indagaciones.

La frustración política, una emoción individual, en articulación con la idea de una moralidad incuestionable que se construye en medios de comu nicación, pueden ser vías de esclarecimiento. En los sectores de trabajo no registrado donde los padecimientos son insondables, -como asistir al hun dimiento del pozo negro dentro del comedor de su vivienda, el cierre de la fábrica o el hambre de les hijes- el discurso de derecha, de anti política es preeminente. La política -es dicho- no sirve para nada. Como dice Ale mán, una vota reconociendo su imagen en el espejo, en lo que se llama identificación y que no es sólo mirarse al espejo: es mirarse al espejo y que alguien, un otro/a, te diga diga “vos sos eso”.

Rosanvallon (en Anunziata 2016) ayuda a ubicar el tamaño de la impo tencia de las personas comunes. Hay un sentimiento de “ser despreciados, olvidados, de no haber sido tenidos en cuenta, de ser invisibles”. Se trata de un descontento muy difuso, que no busca negociar. Estas tensiones que llama “impolíticas” y su descripción de una “sociedad de la desconfianza” se manifiesta también en la desconfianza frente a los políticos o los gobernan tes. Como lee Anunziata en el autor, “lo político se desideologiza y se perso naliza, al mismo tiempo que pierden centralidad los partidos. Así, se produce una ‘desacralización de la elección’, que deja de constituir una forma de establecer una orientación del mundo, un rumbo, y pasa a ser sólo un modo de designación de gobernantes. Pierden sentido los programas, que son re emplazados por clivajes políticos fluctuantes, y por eso pierden su capacidad para orientar el futuro. Entonces, la elección deja de implicar la legitimidad de las políticas que se implementan durante el período de gobierno” (Anunziatta 2016).

¿Qué se hace con esa frustración, con esa idea de la inutilidad de la política? Una creciente línea de indagación apunta a las religiones barriales. Un dios local, de asambleas accesibles en los territorios que considera proble mas individuales para tiempos de agobio. Un llamado “providencialismo religioso” (Tamayo 2019) dificulta los posibles debates con argumentos políticos.

En comparación con los tiempos de sociedad integrada argentina, pre- 1976, Castellani nos recuerda que cuando se analiza la evolución de los indicadores sociales en las últimas décadas, vemos que esa imagen mítica de una sociedad integrada que genera movilidad ascendente no se corresponde con la realidad. Y que por ello “existe un fuerte desajuste entre la situación objetiva y la autopercepción de clase que lleva a que la mitad de esa pobla ción socialmente desintegrada (pobre y vulnerable) se considere aún como de clase media. O sea que tiene demandas propias de esos sectores que van mucho más allá de satisfacer adecuadamente las necesidades básicas. Esto lleva a replantear las estrategias de construcción y comunicación política de una manera imperiosa para avanzar en la legitimación de políticas inclusivas y evitar que una parte de esa población desintegrada termine desafectada por completo de la política y lo que es peor aún, descreídas de la capacidad de la democracia para resolver sus problemas” (Castellani 2019).

Cuando el ciclo de los gobiernos pos neoliberales se agota, y surgen dere chas nuevas, más represivas y menos sutiles, y usando el término “empate” que acuñara Portantiero, Rosso (2019) habla del empate latinoamericano para graficar lo que viene sucediendo desde el tiempo en que “el crecimiento económico de la región acolchonaba esta disputa, se procesaba de manera más o menos pacífica; luego de la crisis mundial de 2008, la disputa toma contornos violentos y con fuertes tendencias a la polarización. Porque en las sociedades rotas por el neoliberalismo, por debajo de las grietas existe una fractura social, y rompiendo todos los moldes retorna un fantasma: la lucha de clases. Una lucha de clases que no adopta las formas clásicas del siglo XX -entre otras cosas, porque es imposible- con sujetos ambivalentes, des iguales y combinados, con mayor o menor consciencia de sus intereses histó ricos. Muchos de ellos son parte de una nueva clase asalariada (que algunos califican o encuadran intencionalmente dentro de una nueva clase media) y otros perdedores permanentes, los nuevos condenados de la tierra arrasada por el neoliberalismo” (Rosso 2019).

Estudios empíricos demuestran que esta vulnerabilidad de quienes de penden de la economía informal dificulta a votantes el establecimiento de vínculos con partidos políticos. Son individuos escépticos de los esfuerzos de políticas sociales que hace el estado (Altamirano 2019) En el mismo sentido Holland (2018) encuentra que la exclusión social hace que los/ as más pobres no confíen en la redistribución y por ello no apoyen propuestas políticas redistributivas.

A pesar de todo, algunas de estas sociedades arrasadas generan construc ciones políticas movimientistas, colectivas y emancipadoras. Cuando se exa mina la relación entre el feminismo y el neoliberalismo hay miradas muy críticas, sobre todo para sociedades como las nuestras en América Latina en una época de economía de libre mercado y oenegización (Schild 2016). En este sentido crítico, los feminismos populares se han extendido y abarcan un abanico diverso de movimientos de base territorial que interactúan y partici pan de organizaciones populares mixtas.

En el feminismo indígena, negro o de los barrios latinoamericanos emergen crecientes demandas de des patriarcalización, se desarrolla una renovada pe dagogía feminista y se ponen en cuestión las propias jerarquías de las organi zaciones de izquierda (Korol 2016). Una línea es la ecología política feminis ta, un campo de investigación y praxis que ofrece diferentes aproximaciones teóricas acerca de las relaciones sociales de poder asociadas con la naturaleza, la cultura y la economía, con un compromiso con epistemologías, métodos y valores feministas. En este marco Wichterich (2015: 83) llama la búsque da de un buen vivir, modos de vida seguros y “sostenibilidad de la vida”. Esto muestra una intersección entre la economía de cuidados, los bienes comunes y una crítica del consumo globalizado, y ha surgido en gran medida en respuesta a la precariedad causada por la explotación capitalista y las políti cas de austeridad en todo el mundo (Harcourt y Nelson 2015).

El Movimiento Campesino de Córdoba por ejemplo tiene entre sus comisiones y proyectos el de Género y feminismos, con gran crecimiento en los últimos años. La actividad de las jóvenes en localidades pequeñas y me dianas es creciente también. Se vislumbra la vitalidad de las fuerzas del empate y desde nuestra Facultad de Ciencias Sociales de la UNC, construida y sostenida con firmes convicciones de transformación social (Brusco 2018) acompañamos y somos parte del gran avance de los feminismos.

En una agenda de investigación que proponemos y en esta América Lati na empatada entre fuerzas neoliberales y sus intentos redistributivos, las personas, especialmente las mujeres, somos el territorio de la disputa y nues tras hipótesis son

Las mujeres de los sectores precarizados articularían salidas, al menos discursivamente, impolíticas o extrapolíticas.

Existen construcciones emancipatorias novedosas, relacionadas con la juventud feminista y las preocupaciones y activismos ambienta les que podrían en cuestión tanto la apatía como el imperativo neoliberal de resolución.

I. Un estudio de caso

Sabemos que, para analizar un resultado electoral, se hacer un análisis de descriptivo del 70% de apoyo a Cambiemos de Córdoba, diferenciándolo de otros resultados provinciales. Se puede ir más allá, con un análisis de regresión que permitirá estimar las probabilidades de la relación entre ciertas características y el resultado electoral: por ejemplo, si el nivel educativo (que está muy correlacionado con ingresos) ‘anticipa’ el voto a uno u otro partido. Se puede, o se podía hasta ahora, esperar según las teorías clásicas, que los menos educados/as, o de ingresos más bajos votaran a opciones más de izquierda, progresistas, redistribucionistas o populistas y que los demás voten a opciones de derecha, conservadoras y/o liberales en lo económico.

Una manera más costosa y por tanto menos usada es la de las entrevistas sobre las razones del voto1. Si miramos el dato de la ciudad de Córdoba, con dinámica de ciudad capital de provincia rica, de economía diversificada, y también de fuertes contrastes sociales, no solo los barrios más exclusivos votaron a Cambiemos. Allí como es esperable, votaron así los residentes ABC1. También personas que no son ABC1, pero tienen relaciones profesionales o de amistad con ellos/as. Se trata entonces del voto de aquellas familias y personas de alto poder adquisitivo y de los amigos de ellos/as. Esto muestra un voto de clase, el ABC1 tradicionalmente anti peronista y un sector de menores ingresos pero que se identifica y quiere pertenecer al menos simbó licamente a este sector. Como dice una tía, son gente “de cuna”.

Este segundo grupo no tiene quizás razones económicas para ser neoliberal pero sí tiene razones sociales que denominan “morales”. Ahí radica su bene ficio, como esclarecía Alemán2. Para esas personas su satisfacción, su benefi cio, es el sentir que votan a personas que no roban. ¿Eso es verdad? No importa. Las motivaciones no tienen que ser verdaderas, no requieren ser objetivas, son pulsiones, deseos, y nos da satisfacción votar de determinada manera, sea porque racionalmente nos conviene para ganar mejor salario o sea porque sentimos que lo hacemos por la “moralidad” de la república. Este grupo de personas, estuvieron tensionadas entre el votar de acuerdo con el bolsillo o votar como su amiga adinerada, serían “clase media aspiracional” que desean ser del círculo de los que votan a Macri aunque tengan que comprar en negocios de ropa usada porque no les alcanza.

En esta caracterización el voto crítico de izquierda no está presente por que nos referimos a mayorías electorales. Como desarrollamos antes, fue muy llamativo el apoyo del sector socioeconómico de ingresos bajos que votó a Macri en 2019. En estos sectores, donde los padecimientos son insondables la política -quizás perciban- no sirve para nada. A esto se agrega la histo ria política provincial: el entonces gobernador De la Sota encontró un modo de canalizar las frustraciones de los/as más pobres contra el gobierno K. Era esperable que lo hiciera: necesitaba construirse como líder nacional a la altu ra de Cristina, un oponente del mismo tamaño. Luego lo sucedió un gober nador peronmacrista, a quien hicieron el coro unos medios de comunicación interesados en esta construcción.

Volviendo a 2019 y al sentimiento de frustración, elemento que sería desalentador de la acción, habría un concepto que operó como trampolín - el “valor”-. Tener valores en este contexto supondría ser distintos y votar moralmente. El masivo apoyo electoral que obtuvo FF en las PASO activó el mecanismo trampolín en Córdoba. Con el voto a MM vamos a estar mejor, vamos a ser distintos, vamos a estar distinto. Córdoba es la única que entien de, la única que no votó FF.

Así se conformó una causa común: votar en contra de: en contra de los vagos, en contra de los peronistas. Operó esa invocación al orgullo cordobés de salirse del común, de ser especiales, el “Cordobexit”3. Y de esa manera se canalizaban y buscaban calmarse las frustraciones.

Pero no solamente tenemos votantes en esta historia política. Existen dirigencias, intermediarios, traductores, que inciden en la acción. En una ciudad con mayorías apáticas pero independentistas convivieron un peronismo local macrista, una super radio aliada de la especulación financiera/ de tierras, y una muy mala estrategia kirchnerista para Córdoba durante los años de Cristina.

El peronismo macrista gobernante por su parte fue muy activo: además de negar las políticas del kirchnerismo, desarrolló programas en los territorios (Vida Digna, Salas Cuna, Boleto educativo, etc.). La vocación era sólida: ganarle al peronismo kirchnerista desde un cuasi partido provincial. Así ¿por qué iba a votar a FF esa cordobesa empleada de casas particulares? Frustrada, vota para expulsar y para diferenciarse. No tenía razones para esperanzarse con políticas menos excluyentes. Aunque le faltara comida en la mesa “no votaría corruptos”4.

La pregunta por el resultado electoral presidencial en Córdoba podría ir por los caminos clásicos de la evaluación de desempeño del gobierno y la identificación. Y una vez trazada esa ruta, son necesarios equipajes más sofisticados. Las teorías sobre las emociones, sobre el odio que podrían covariar con la ignorancia, la falta de empatía, y el miedo a que esos otres ocupen mis lugares son las indagaciones que necesitamos. Y allí caminaríamos rumbos que no sólo se experimentan en la provincia mediterránea. De ahí la relevancia de la propuesta.

Bibliografía

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1 Los estudios de opinión pública (por ejemplo la Encuesta de Expectativas que hace UdeSA y dirige Diego Reynoso) son encuestas periódicas que no necesitan contentar a ningún cliente/partido/candidato y por lo tanto miden lo que se proponen. No tenemos ese tipo de estudios en Córdoba (la ESPOP no puede dar resultados por provincia).

2Conferencia en ADIUC / Gremio de docentes investigadores de la Universidad de Córdoba, 1 de noviembre de 2019 a.

3Ver documental The Uncivil War.

4Es difícil que acceda a la información sobre los negocios de Correos, de parques eólicos, de concesiones viales y de fuga de dólares y la responsabilidad en ello de la figura de Macri. Por el contrario, la historia le indica que “ella es la chorra, él el que no pudo porque los otros se robaron todo”, en referencia a CFK y MM.

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