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vol.25 número1MUJERES EN LA POLÍTICA. EXPERIENCIAS NACIONALES Y SUBNACIONALES EN AMÉRICA LATINA. Flavia Freidenberg, Mariana Caminotti, Betilde Muñoz-Pogossian y Tomás Dosek (eds.), Comité Editorial del Instituto Electoral de la Ciudad de México e Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, 2018. 338 páginas.LA SOCIEDAD AUTÓFAGA. CAPITALISMO, DESMESURA Y AUTODESTRUCCIÓN. Ansel Jappe, Pepitas editora, La Rioja, 2019. 336 páginas. índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
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versión On-line ISSN 1851-9601

Postdata vol.25 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jun. 2020

 

RESEÑAS

HOW DEMOCRACIES DIE. Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, Crown Publishing Group, Nueva York, 2018. 320 páginas.

Julia Evangelina Velisone1 

1CONICET

El presente siglo ha sido escenario de transformaciones en el mundo político que imponen cuestionamientos al sistema democrático que se pensaba consolidado y estable. Durante 15 años, los especialistas Levitsky y Ziblatt han dedicado sus investigaciones a indagar en las fallas de los sistemas políticos alrededor del mundo. Sin embargo, hoy se encuentran ante la pregunta impensada: ¿está en riesgo la democracia en Estados Unidos? En consonancia con lo dicho, los autores buscan “lessons from other democracies in crisis, this book suggests strategies that citizens should, and should not, follow to defend our democracy” (10).

A diferencia de las experiencias en torno a la muerte de la democracia en manos de sectores armados, los procesos actuales presentan otro camino hacia su quiebre, menos dramático, pero igual de destructivo: dado por líderes elegidos electoralmente. En consecuencia, las constituciones e instituciones son mantenidas en pie mientras la esencia de la democracia se desvanece. A partir de dichas caracterizaciones, el libro cuenta con una introducción y 9 capítulos. En la primera, son postulados dos momentos de examen para la democracia: el trabajo preventivo de líderes y partidos políticos para evitar el surgimiento de extremistas, y la defensa de la constitución por las normas democráticas. En consonancia, en el caso de Estados Unidos, el fracaso del primer test fue en noviembre de 2016, mientras que las normas del segundo han comenzado a erosionarse en el siglo pasado.

El primer capítulo, “Fateful alliances”, explica la emergencia de líderes autoritarios mediante alianzas con políticos del establishment que buscan beneficiarse cooptando outsiders carismáticos. Este proceso resulta peligroso ya que las mismas “provide outsiders with enough respectability to become legitimate contenders for power” (15). En este punto los autores niegan la posibilidad de salvaguardar la misma gracias a los valores democráticos de los ciudadanos. El real filtro yace en las manos de los partidos políticos, siendo quienes pueden aislar futuros autoritarismos. Finalmente, cuatro indicadores son presentados para detectar señales de advertencia de líderes autoritarios: el rechazo a las reglas del juego democrático, la negación de la legitimidad de los oponentes, la tolerancia o la promoción de violencia, y la voluntad de recortar las libertades civiles de los oponentes (21).

El segundo capítulo, “Gatekeeping in America”, retoma la existencia histórica de líderes autoritarios. Sin embargo, la razón por la que ningún extremista ganó la presidencia antes de 2016 no fue el compromiso democrático de los ciudadanos sino el rol de guardianes de los partidos políticos (37). Los mismos poseen una doble función: un rol democrático al elegir los candidatos que representan la voluntad de los votantes y un rol de filtro dejando por fuera a quienes implican un peligro para la democracia (41). Sin embargo, desde 1972, la elección de una mayoría de los delegados en primarias estatales y la preselección de los mismos por parte de los propios candidatos abrió un camino riesgoso, incluyendo una “selección invisible”, que comenzó a verse condicionada por sus recursos monetarios, territoriales, y mediáticos (52).

Por su parte, “The great republican abdication”, expone la posibilidad de victoria de Trump gracias al actuar de los líderes republicanos. El candidato no tenía el soporte del establishment, ya que no poseía experiencia política, pero contaba con fondos externos, medios alternativos y las redes sociales (56) que permitieron su popularidad y legitimidad a través de los votos. No obstante, el candidato resultaba positivo en los cuatro indicadores mencionados, postulando dudas al sistema democrático, catalogando a su contrincante como criminal, incitando la violencia y amenazando con usar su poder contra sus críticos. Sin embargo, la mayoría de los líderes republicanos mantuvieron la línea del partido normalizando una elección y permitiendo su carrera a la presidencia.

El cuarto capítulo, “ Subverting democracy”, presenta el proceso de erosión de la democracia comenzando por el aumento de poder de un candidato polarizando la sociedad y creando un clima de pánico y hostilidad con el otro. Sin embargo, dicho debilitamiento es imperceptible, así como legal y con objetivos públicos legítimos (77). Por un lado, se busca cooptar los árbitros del sistema democrático permitiendo a los gobiernos actuar con impunidad. Luego los sectores opositores son reprimidos, así como se auto-censuran ante las consecuencias, deflacionando la oposición por la creciente desmoralización. La consolidación del poder es llevada a cabo mediante reformas constitucionales y del sistema electoral en nombre del bien público, planteando la paradoja por la que la defensa de la democracia es utilizada como pretexto para su subversión.

El capítulo “ The Guardrails of Democracy” explica la incompletud de la Constitución ya que posee ambigüedades y lagunas, y está sujeta a interpretaciones que pueden quebrantar el espíritu de la ley (101). En consecuencia, debe ser reforzada con reglas democráticas informales: la mutua tolerancia, aceptando la legitimidad del opositor y el autodominio institucional, evitando acciones que violen el espíritu de la ley. La falta de éstas implica la visión del otro como enemigo y la concepción de las visiones del mundo como mutuamente excluyentes. En este punto la polarización destruye las normas democráticas y el partidismo extremo divide la sociedad conllevando la falta de interacción intergrupal y la percepción del otro como amenaza.

Luego, “The Unwritten Rules of American Politics” expone el establecimiento de las normas democráticas recién en el siglo XX. Asimismo, explica el equilibrio que debe mantenerse entre el poder ejecutivo y los poderes legislativo y judicial. El primero, aunque faltando barreras constitucionales para su ejercicio, ha sabido restringir el ejercicio de su poder. Por su parte, el congreso cuenta con herramientas para bloquear las políticas de gobierno, sin embargo casos como el impeachment son excepcionales. De esta forma, resulta esencial para la democracia el balance entre los poderes posibilitando el ejercicio de gobierno pero manteniendo el monitoreo del mismo.

En el séptimo capítulo, “The Unraveling”, los autores echan luz sobre el distanciamiento entre el funcionamiento del sistema político y su ideal, aumentando su exposición a líderes antidemocráticos a medida que sus guardianes se debilitan. En este sentido la pérdida de tolerancia mutua y la rutinización del quiebre de reglas es relevada en el Partido Republicano desde finales del siglo XX, escenario de la formación del Tea Party (158). Dicho discurso fue recogido por Trump, otorgándole seguidores y cobertura en los medios. En consecuencia, el extremismo conllevó el aumento de la polarización, por lo que la afiliación partidaria se convirtió en identidad y la división ideológica entre conservadores y liberales en parteaguas. Los partidos se transformaron en divisores de grupos étnicos y religiosos, generando mayor intolerancia.

El octavo capítulo, “Trump Against the Guardrails”, expone las estrategias de consolidación en el poder: capturar los árbitros de la democracia, hacer a un lado actores clave y reescribir las reglas electorales a su favor (186). Sin embargo, su efectividad depende de los líderes republicanos, pudiendo permanecer leales, trabajar con el presidente pero ejerciendo contención o pudiendo buscar removerlo. Finalmente, la opinión pública y los márgenes de aprobación son fundamentales para este tipo de liderazgos, así como las situaciones de crisis que acrecientan el apoyo. En este sentido, la naturalización del comportamiento de Trump, sumado a las condiciones mencionadas, abriría el camino a daños definitivos a la democracia.

Finalmente, “Saving Democracy” realiza un llamado de atención ante una posible recesión democrática de orden global acelerada por las modificaciones en las políticas externas de Estados Unidos. En este punto, los autores plantean tres futuros posibles. El primero, en el que Trump falla políticamente, aunque improbable ya que la erosión de la democracia comenzó previo a su gobierercera posibilidad, descrita como la más probable, en la que aunque Trump pierda su apoyo, la polarización continuaría a la par del continuo debilitamiento de las norno. Un segundo escenario donde aumenta el apoyo hacia el nacionalismo blanco y la resistencia de minorías, conllevando conflictos de mayor violencia y confrontación. Luego, como tmas democráticas.

En la actualidad, el análisis respecto a la muerte de la democracia en manos de líderes electos resulta pertinente no solo en el caso estadounidense sino en diversas coyunturas que transitan un aumento de la polarización social y la conflictividad política. Los especialistas realizan una contribución al campo de análisis de la política actual al exponer las formas de erosión de la democracia por fuera de los históricos usos de las armas. En este sentido, el mantenimiento de las normas cívicas es fundamental para el sostenimiento del sistema, siendo necesario luchar contra los extremismos de líderes autoritarios. Sin embargo, la reducción de las divisiones requiere atacar su fuente asentada en las crecientes desigualdades y en la desconfianza de posibles soluciones en el sistema político. En consonancia, es necesario replantear la articulación entre diversidad y equidad para la construcción de una sociedad genuinamente democrática.

Finalmente, lo mencionado resulta esencial en el contexto latinoamericano en el que países pensados estables democráticamente son sacudidos por conflictos sociales y políticos. El riesgo democrático aquí explicado conmocionó a periodistas y científicos de la región, apareciendo hoy como aviso previo a los problemas políticos en países como Bo-livia y Chile. Ante esta lectura, el caso argentino, que aparece respetuoso de su sistema político, es comprendido con una polarización creciente y un quiebre de normas tácitas de convivencia que deben ser atendidas, más allá del funcionamiento electoral para evitar el quiebre del conjunto social.

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