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Runa

versión On-line ISSN 1851-9628

Runa v.29  Ciudad Autónoma de Buenos Aires ene./dic. 2008

 

ARTÍCULOS ORIGINALES

Estudios arqueológicos en el río Desaguadero (Mendoza)

Horacio Chiavazza* María del R. Prieto**

*Lic. en Historia y Magister en Arqueología Social Iberoamericana. Secyt (FFyL, UNC, Mendoza). Correo electrónico:hchiavazza@gmail.com.
** Dra. en Historia y Geografía. Inv. de CONICET. IANIGLA (Cricyt). Secyt (FFyL, UNC) Correo electrónico:charopri@lanet.com.ar
Los trabajos se incluyen dentro del proyecto dirigido y codirigido respectivamente por: Prieto, M. del R.y Chiavazza, H. (2005; 2007). Ambiente, Cultura y Relaciones interétnicas en el área Huarpe Noreste de Mendoza.SECyT, UNCuyo

Resumen

Por medio de estudios arqueológicos desarrollados en la margen occidental del río Desaguadero, en el límite entre las provincias de Mendoza y San Luis, se indaga acerca de las características ocupacionales prehispánicas en un localizado humedal que se inserta dentro de un ambiente árido como es la llanura noreste de Mendoza.

Palabras clave: Río Desaguadero; Arqueología en tierras áridas; Estudios espaciales

Abstracts

By means of archaeological studies developed in the western margin of the Desaguadero river, in the limit between the provinces of Mendoza and San Luis, it is investigated about the prehispanic occupational characteristics in humedal locating that is inserted within a arid environment the northeast plain of Mendoza.

Key words: Desaguadero river; Dry lands archaeology; Space studies

Introducción

Los estudios arqueológicos realizados en la cuenca del río Desaguadero (ver figura 1) apuntan a descubrir las características del patrón de asentamiento prehispánico y plantear hipótesis acerca de sus vínculos con las características del ambiente y sus cambios en el norte de Mendoza. Si bien existen antecedentes de trabajos realizados durante los últimos veinticinco años en la llanura, estos son sumamente escasos y se han concentrado en el sector norte y noreste de dicha provincia, en San Miguel (Abraham y Prieto, 1981; Prieto 1982) y Lagunas del Rosario (Abraham y Prieto, 1981; Cahiza, 2003). En el caso del estudio arqueológico en el río Desaguadero, nos basamos en las metodologías y enfoques con los que hemos desarrollado trabajos recientes en el resto de la planicie árida noreste de la provincia (Chiavazza, 1999; 2001a; 2001b; Chiavazza y Prieto, 2004). Para ello fue realizado un programa de investigación basado en cuatro actividades:


Localización relativa de la región bajo estudio (PA: Punto Arqueológico)

1. Evaluación de las condiciones del ambiente por medio de teledetección (Hernández y Chiavazza, 2007 ep.) y el diseño de las prospecciones;

2. Prospección sistemática en escalas regional, local y del área;

3. Excavaciones y recolecciones de superficie;

4. Análisis de materiales.

Entendemos que de este modo se articulan resultados que sirven tanto para explicar los modos de ocupar el espacio, como para reconstruir las situaciones ambientales que derivaron en las diferentes modalidades de aquella ocupación y su significación. Se ha propuesto que el patrón de asentamiento de los complejos lacustres del Este y Noreste  era  disperso y localizado sobre los médanos en la ribera de los ríos y lagunas. A partir de una prospección entre El Encón y El Retamo, se definió un patrón de caseríos pequeños, dispersos y separados entre sí por cuatro o cinco kilómetros (Prieto, 1982).

En el mapa de Ximenez Inguanzo de 1789 (Vignati, 1953a) se pueden observar conjuntos de ranchos que formaban pequeños: "pueblos de indios", cuyos integrantes fluctuaban entre cincuenta y ciento veinte individuos. La extracción de los recursos lacustres (pesca y caza de aves) exigía la atomización del patrón de asentamiento para la explotación individual y directa desde cada núcleo poblacional (Prieto y Chiavazza, 2007). Este patrón, registrado documentalmente, correspondería a uno ancestral que, hipotéticamente, los pobladores habrían mantenido como modelo alternativo al de la dominación colonial a lo largo del siglo XVII, cuando comienzan a ser trasladados como mano de obra para las encomiendas de vecinos de la ciudad de Mendoza y Chile. En efecto, de acuerdo con los estudios históricos, la ocupación española colonial sobre el río Desaguadero fue tardía (Prieto, 1982: 9).

Los estudios arqueológicos realizados en esta oportunidad (tanto extensivos como puntuales) demuestran una ausencia de productos resultantes del ingreso de manufacturas de origen europeo. Sin embargo, se puede indagar la abundante población indígena del complejo oriental a través de mapas antiguos, las visitas a las encomiendas del área y la prospección arqueológica. En este caso, nos  disponemos a presentar los resultados de las investigaciones arqueológicas.

Estudios arqueológicos entre el tramo Arco Desaguadero y puesto Cruz Blanca

Por medio de los trabajos arqueológicos se analizó al patrón de asentamiento y su relación con los cambios ambientales y las posibles estrategias de subsistencia derivadas. Para ello, se apuntó a:

1. Analizar la dispersión de sitios en el espacio y definir su relación con diferentes rasgos del territorio (ramblones, médanos, ríos, etc.).

2. Discriminar contextos arqueológicos de diferentes períodos y  verificar la persistencia ocupacional evaluando el posible registro de diferencias adaptativas en el proceso.

3. Estudiar elementos arqueológicos en diferentes escalas: tipológica, tecnológica, funcional y cronológica. En primer lugar se procedió a realizar la superposición entre imágenes de satélite y el plano histórico de Ximenez Inguanzo, con el fin de orientar la búsqueda de lugares señalados en el mismo a inicios de la segunda mitad del siglo XVIII, y relevar de ese modo sectores que se indicaban en la cartografía como ambientes diferentes a los actuales (Hernández y Chiavazza, 2007 ep).

En el plano histórico, se observa un complejo lacustre extendido a lo largo del río Desaguadero en el cual se señalan diversos aspectos de la región: algunas lagunas poseen topónimos (por ejemplo: "36.Laguna de Los Chomes", "38.Laguna del Salto", "39.Laguna de Gualen", etc.); también surgen indicaciones sobre las condiciones ambientales (por ejemplo: "22. bañados y totorales que se forman de los derrames del río Desaguadero", "40. Médano del Alto Grande"); e incluso indicaciones de vías de circulación (por ejemplo: "42.Paso del Salto", "12.Caminos por donde estos -indios- se comunican") y sitios de ocupación (por ejemplo: "11.Pueblos de los Naturales"). El resultado de tal superposición  sirvió de orientación a las prospecciones realizadas a lo largo del río Desaguadero. (ver figura 2


Superposición del mapa de 1789 (X. Inguanzo) en la imagen satelital

El relevamiento de campo se realizó en tres escalas:

1. Extensivo, 2. Intensivo de escala local y 3. Intensivo en la escala del sitio. El primero incluyó el relevamiento de las márgenes del río Desaguadero. Desde este recorrido con orientación Sur-Norte se realizaron transectas perpendiculares que incluyeron tramos con distancias variables hacia el río (ver figura 3). Los PA descubiertos fueron georeferenciados por medio de GPS y se realizaron relevamientos de las superficies de dispersión de elementos arqueológicos para determinar sus tamaños; y a partir de la observación in situ de los tipos de materiales cerámicos diagnóstico, proponer las cronologías relativas de ocupación.

 


Costa occidental del río Desaguadero a la altura del sitio PA54

El segundo tipo de prospección, se refiere a la emprendida a partir de un punto central (sitio Punto Arqueológico 57 = PA57) en Cruz Blanca. Por último, el relevamiento intensivo en la escala del sitio, consistió en el levantamiento topográfico, la excavación y la recolección de superficie del sitio PA57, esto implicó un área de 16 m2. En el paraje del puesto Cruz Blanca se realizó un trabajo de recolección superficial y excavaciones en el sitio PA57 y los materiales recuperados fueron analizados según se tratara de restos líticos, cerámicos u óseos.

Las cronologías de los sitios se calcularon en términos relativos a partir del hallazgo de materiales diagnóstico como cerámicas tipo Agrelo (1600 a 600 años AP) cerámicas Viluco (600 a 400 años AP) o materiales tardíos (400 años AP) e históricos (200-100 años AP). Estas cronologías se incluyen dentro de los márgenes con los que han sido datados, con métodos absolutos, los diferentes tipos cerámicos en el norte de Mendoza (termoluminiscencia y C14, Chiavazza, 2001 a y Chiavazza, 2001 b).

Resultados de las prospecciones extensivas

Por medio de las prospecciones se relevaron 50 km que separan Arco Desaguadero del puesto Cruz Blanca (ver figura 4). En estas se practicaron un total de cuarenta transectas. Cada una, cubrió una superficie de un kilómetro de distancia por cuatro metros de ancho, es decir 4000 m2 aproximadamente (ver tabla 1)


Detalle del sector relevado en extensión con la localización de los PA mencionados en la tabla


Los sitios arqueológicos (PA) descubiertos, consignando superficies y cronología aproximada (en gris se destacan los PA detectados en las prospecciones realizadas desde el PA57 en el sector del puesto Cruz Blanca).

 

La prospección en esta escala incluyó ambientes de ramblón, médanos y aledaños a la costa occidental del río Desaguadero; la superficie total recorrida fue de unos 160000 m2  (40 transectas de 4000 m2 cada una). En total, se hallaron seis sitios: PA54, PA55, PA56, PA57, PA68 y PA69 (ver figura 5 y  tabla 1), lo que equivale a 0,000037 PA por m2 relevado. La suma de las superficies arqueológicas de estos sitios es de 9290 m2. Es decir, que la superficie arqueológica descubierta equivale al 5,8% de los 160000 m2 relevados. Estos datos, en el contexto regional suponen una relativa densidad de sitios, indicación de la intensidad ocupacional del sector. A su vez, todos tienden a concordar, según tipologías, dentro de un marco cronológico sincrónico de entre los 1600 y 400 años AP.

Prospecciones intensivas en Cruz Blanca

A partir del hallazgo del sitio PA57 se emprendió un relevamiento de la localidad en general. Este se dividió en dos sectores, partiendo desde el PA57 hacia el Oeste se relevó la planicie de inundación y hacia el Este el ambiente de médanos disectados por ramblones (ver figura 5).

 
Vista del paisaje hacia el O-SO desde el médano donde se encuentra el PA57: 1.Planicie de inundación, 2.Chañares y ruinas del puesto Cruz Blanca, 3.PA57

En total se recorrieron dieciséis transectas contiguas de 1000 metros de longitud por cuatro metros de ancho cada una (cada una de 4000 m2, orientadas por GPS y medidas también con podómetros) en ambas direcciones (N = 16 transectas = 64000 m2). Las mismas integraron una superficie total de 32000 m2 hacia el Este e igual superficie hacia el Oeste. La prospección en esta superficie permitió transitar tanto por sectores de inundación, como por laderas bajas, medias y altas de los médanos; atravesando en este caso, sectores con cobertura vegetal diversa y superficies tanto agradacionales como deflacionadas. De este modo, las transectas permitieron contar con un buen muestreo de los diversos sectores que en escala mínima podríamos postular para las microestructuras del paisaje local (ver figura 5).

En total, en la localidad relevada (64000 m2) se detectaron once sitios (uno de los cuales se subdividió en tres sectores). Los PA son los siguientes: PA58, PA59, PA60, PA61 (PA61.1., PA61.2. y PA61.3.), PA62, PA63, PA64, PA65, PA66, PA67 (se excluyó el PA57 debido a que fue incluido entre los hallados en el otro relevamiento). Esto arroja una densidad relativa de 0,00017 PA por m2 prospectado. Los sitios suman una superficie arqueológica total de dispersión de 1627 m2, por lo que, en definitiva, de los 64000 m2 relevados, el 2,5 % corresponde a superficies con dispersiones arqueológicas. Estas cifras evidencian la mayor proporción de sitios y superficies arqueológicas detectadas en el relevamiento de menor escala que las presentadas en la escala amplia.

Los materiales hallados en los sitios demuestran la existencia de ocupaciones intensivas, probablemente permanentes en ciertos sectores durante algunos períodos (caso del PA68), y que se sucedieron en un lapso de entre 1600 y 400 años AP. Esta sincronía daría cuenta de un uso sostenido de este ambiente por poblaciones estructuradas en caseríos dispersos pero en radios no mayores a los dos km de distancia entre sí (ver figura 6).


Sitios localizados en las prospecciones intensivas realizadas en los alrededores del Cruz

Un primer resultado de este análisis demuestra un uso diferenciado del espacio durante el mismo lapso temporal (sobre todo entre los 1600 y 400 años AP). En este caso es claro el contraste del tamaño arqueológico del sitio PA68 con la cronología de uso estimada versus lo registrado, por ejemplo en el sitio PA58, que presenta dispersiones arqueológicas en una superficie notablemente menor y durante un corte temporal similar al del PA68 (ver figura 7). Esto permite proponer hipótesis referidas al uso diferenciado del espacio durante un mismo período; acerca de la articulación del sistema de asentamiento, pero que requerirán necesariamente de un análisis en la escala del sitio (cuestión corroborada estudiar el PA57).


Gráfico de correlación entre el lapso de uso inferido (en gris cantidad de años) y superficie de los sitios(en negro m2). Se excluyen PA54 y PA69 por no poseer datos cronológicos y PA55 por no haber definido la superficie de dispersión.

Trabajos arqueológicos en el sitio PA57

En el sector localizado detrás del puesto Cruz Blanca, se decidió trabajar el sitio que denominamos PA57. El sitio se localiza en una depresión ubicada sobre la cumbre de un médano. El mismo presentaba una estructura concentrada en una hoyada de deflación (ver figura 8). La integridad del registro es baja por tratarse de un sitio superficial (los materiales se concentran en los primeros tres centímetros, aspecto que fue comprobado por medio de excavaciones). La resolución temporal también es baja, aunque los análisis cerámicos permitieron proponer una escala temporal máxima de 1200 años (entre los 1600 y 400 años AP).


Planimetría y topografía del sitio PA57. (URS: Unidad de Recoleeción Superficial AD: Área de dispersión máxima de materiales)

El sitio PA57 correspondería a una ocupación recurrente sobre médano. Se localiza a un kilómetro del río Desaguadero, pero es posible que en los diferentes lapsos de uso, los ramblones adyacentes hayan permanecido inundados.

Estudios zooarqueológicos

Los restos zooarqueológicos recuperados en el sitio PA57 ascienden a los 1588 especímenes (entre reconocibles, astillas y cáscaras de huevo). Esto supone un índice de densidad de 99,2 elementos óseos por m2, un índice alto en el contexto la planicie, que se asemeja a los de los sitios trabajados en lagunas (Chiavazza, 2001 a, 2001 b; Chiavazza y Prieto, 2004; ver figura 9).

 


Huesos de micromamíferos, reptiles y aves (izquierda) y placas de armadillo (derecha)

Se pudo establecer la presencia de dos especies de armadillos (ver tabla 2), los que generalmente se han registrado en sitios arqueológicos de la llanura noreste de la provincia (definidos siguiendo a Vicaíno y Bargó, 1993). También se recuperaron huesos que pueden ser atribuidos a aves, micromamíferos y reptiles (en estos casos sin definiciones específicas). Se identificaron cáscaras de huevo, tanto de ñandú como de aves indeterminadas.


Diversidad de taxones representados entre las arqueofaunas del sitio PA57 (N = 200)

Una mención aparte merecen los restos ictioarqueológicos (ver figura 10). Los restos de peces demuestran que en el sitio se procesaron, consumieron y descartaron todas las partes del cuerpo. Hay baja variabilidad taxonómica, predominan elementos que se pueden atribuir a Persichtys trucha.


Otolitos y vértebras de pescado recuperados en el PA57

Los porcentajes de termoalteración son bajos, pero aparecen huesos termoalterados del cuerpo (vértebras) y la cabeza (otolitos), por lo que se sugiere que el ingreso de estos animales fue antrópico (Greenspan, 1998). En términos anatómicos los especímenes más representados son los otolitos, seguidos de vértebras, y más escasamente representadas las espinas y otros huesos del cráneo. De acuerdo con la definición de tipos de asentamientos relacionados con actividades de pesca (Stewart y Gifford González, 1994; González, 2005: 148), los restos señalan que este sitio fue un campamentos base, (de corta o larga duración) definido por la baja diversidad taxonómica y anatómica (González, 2005: 148).

Para calcular el NMI de peces se tomó como indicador el otolito derecho dando como resultado 56. En este caso, aparecieron 63 fragmentados y uno entero, de estos 56 corresponde a epífisis distal. Respecto de los izquierdos aparecieron 54 otolitos fragmentados y dos enteros. Unos 38 fragmentos de otolitos no pudieron se determinados. El porcentaje de huesos de pescado termoalterados es del 9,75% (sobre los 164 recuperados). De este modo, los restos óseos de peces indicarían actividades vinculadas con el procesamiento y el consumo en el mismo lugar de captura del recurso (ver tabla 3).


Huesos de pescado (Percichtys trucha)

Estos datos demuestran un claro predominio de explotaciones pesqueras, probablemente una actividad económica que permitió el crecimiento poblacional del sector y la fijación residencial en torno a un recurso predecible y abundante, pero demandante en cuanto al tiempo de procesamiento. En relación a las cáscaras de huevo, predominan claramente las de ñandú por sobre las de otras aves. A su vez el porcentaje de termoalteradas es del orden del 3% para el caso de las de ñandú y del 10% para el de huevos de aves indiferenciadas (ver tabla 4).


Cáscaras de huevo PA57 (N = 1083)

Otro aspecto del análisis óseo se basó en el conteo de astillas y esmalte dental de acuerdo a sus dimensiones y estado (ver tabla 6). En general, se observó una cantidad importante de este tipo de restos (comparada con las tendencias analizadas en otros sitios de la llanura), lo que señala una intensidad en el uso del sitio. A su vez el mayor porcentaje es de aquellas menores a los cinco cm de longitud. El porcentaje de termoalteradas es alto, del 64%, lo que confirma actividades de procesamiento y consumo de fauna muy variada en el sitio (las astillas en general parecen corresponder de animales de porte mayor a los identificados).


Astillas óseas según dimensiones PA57 (N = 305)

Los estudios de arqueofauna en este sitio, manifiestan explotación diversa de recursos faunísiticos, centrada en recursos de bajo rendimiento por unidad, lo que corresponde a la estructura económica básica que se ha definido para los sitios correspondientes a Lagunas de Guanacache (Chiavazza ms). De este modo, aun cuando las condiciones actuales del ambiente muestren menor disponibilidad de agua, los indicios derivados del análisis arqueofaunístico demostrarían la existencia de vastos humedales en el pasado, cuestión corroborada también con datos documentales, geomorfológicos y de imágenes satelitales.

Estudios Cerámicos

Los tiestos recuperados en el PA57 ascienden a 398 fragmentos. Esto arroja un índice de densidad (ID) de 24,8 elementos cerámicos por m2. El análisis tipológico permite suponer la existencia de un número de por lo menos diez vasijas. De acuerdo con el análisis de atributos formales, aspectos macroscópicos y los patrones de pasta (analizados con lupa binocular). Tres grupos tipológicos corresponderían a cerámica Viluco y diez grupos corresponden a cerámica Agrelo (ver figura 11). No se recuperaron restos históricos. Fue en base a estos análisis que se sugiere una cronología de entre 1600 y 400 años AP para el sitio PA57.


Gráfico con tipologías de cerámica en el PA57

Tecnología Lítica

En el PA57 se hallaron 113 productos de talla (dos de los cuales son instrumentos). La densidad arroja un total de siete productos por m2. De acuerdo con el análisis de las materias primas se comprobó la explotación de recursos líticos procedentes de la precordillera (con fuentes distantes a más de 250 km al Oeste), la planicie (distantes a más de 85 km al Suroeste) y Sierras Centrales (a unos 40 km al Este). Predominan los productos de Sierras Centrales, justamente los que se encuentran a menor distancia, aunque se observa, como en los sitios de la planicie en general, una economía en la explotación de recursos líticos debido a su carácter crítico (Chiavazza, 2001 a, 2001 b). Se observó escaso descarte de instrumentos y restos abundantes de intensos trabajos de retoque.

En términos específicos las materias primas de la planicie presentan una secuencia de reducción corta y no hay restos de reactivación. En este caso el porcentaje de indiferenciados y los tamaños de las piezas confirman mayor descarte (cuestión que vinculamos a la menor calidad de las rocas para el trabajo de talla y disponibilidad en el mismo ambiente). Por su parte, las materias primas de Sierras Centrales aparecen con una secuencia de reducción extendida desde la adquisición, el adelgazamiento primario, secundario hasta el descarte e incluso los instrumentos. Las mejores materias primas para la talla, son las de precordillera (cuyas fuentes son las más alejadas). Sin embargo aparecen representadas varias etapas del proceso de reducción e incluso instrumentos (ver figura 12). / (ver figura 13)


Cerámicas de tipo tardío y Viluco, decoradas con incisos y pintura sobre pasta.


Elementos líticos formalizados recuperados en Desaguadero (de izquierda a derecha: punta de flecha, alisador de piedra pómez y taladro)

El sistema de producción lítico muestra una explotación de recursos procedentes de grandes distancias (cuyas fuentes están a más de 200 km en ciertos casos) y el predominio de materiales cuya procedencia es correspondiente a las Sierras Centrales, lo que permite postular un mayor vuelco de los sistemas de asentamiento hacia el oriente. (ver figura 14)


Sistema de producción lítico (N = 113)

Resultados y conclusiones del estudio arqueológico en el río Desaguadero

En conclusión, los registros arqueológicos relevados permiten definir un uso intenso, tanto temporal como espacial, del sector. Las prospecciones arrojaron datos de una relativamente alta densidad de sitios. A su vez, los materiales hallados en ellos permiten observar dispersiones en superficies amplias (sitios grandes), contextos variados (diversidad de clases) y materiales abundantes (incluso con relativa densidad por m2). Estos aspectos permiten sugerir que desde hace 1600 años AP por lo menos (de acuerdo con las tipologías cerámicas), este ambiente fue ocupado de modo continuo. No podemos establecer si se trató de ocupaciones sostenidas o recurrentes debido al fuerte palimpsesto que registran estos sitios superficiales sobre médanos; sin embargo el análisis de los anillos de crecimiento de los otolitos sugiere que las explotaciones pesqueras corresponden a estaciones del año tanto cálidas (anillos opacos) como frías (anillos hialinos), y que en consecuencia, las ocupaciones fueron anuales en algún período o en todo el lapso de tiempo considerado. De acuerdo a las proporciones del descarte de peces se puede postular como un sitio de procesamiento y consumo, vinculado directamente con el sector de captura.

Las materias primas líticas explotadas en los sistemas de reducción representan explotaciones de paisajes tan diversos y alejados entre sí como las Sierras Centrales y la precordillera además de la propia llanura. Esto permite pensar que, ya sean las poblaciones o los productos, existió un importante movimiento e interacción en una escala territorial amplia.

Estos datos contrastan fuertemente con la ausencia  de materiales que permitan definir ocupaciones correspondientes a españoles o de nativos vinculados con los europeos. Por lo tanto es factible pensar en estos espacios como ajenos al interés por la tierra por parte de los conquistadores y más bien vinculados con la extracción de mano de obra indígena. Es decir, espacios de captación de recursos humanos para la encomienda pero sin la ocupación efectiva del territorio, la que no se produjo sino en tiempos tardíos (segunda mitad del siglo XVIII).

En síntesis, arqueológicamente, en la margen occidental del tramo central del río Desaguadero se registran:

Ocupaciones intensas, definidas de  acuerdo con la cantidad y los tamaños de sitios, como así también la  densidad y variedad de materiales recuperados en ellos.

Ocupaciones sostenidas desde etapas del 1600 a los 400 años AP (según tipologías de la cerámica a corroborar con futuras dataciones absolutas -C14 y/ o TL-).

Los restos líticos, permiten postular vínculos en la explotación (o intercambio) de recursos de paisajes muy distantes y diferentes (precordillera, Sierras Centrales y la propia llanura).

Los materiales arqueofaunísticos señalan que se trata de asentamientos estables y autosuficientes, centrados en una explotación de diversos recursos animales y a lo largo de todo el año (los últimos anillos de crecimiento analizados en los otolitos, corresponden a hialinos y opacos, por lo que se pueden postular pesca de estaciones frías y cálidas). Este dato fortalece la idea de ocupaciones sostenidas y no estacionalmente discontinuas.

Justamente la fauna explotada permite definir también un ambiente de humedal marcado y diferente al actual (más árido)

Los restos óseos indican explotaciones de ambiente de humedal, centradas en sistemas pesqueros y con una estructura económica básica de ambiente de lagunas.

Los resultados arqueológicos se pueden confrontar con:

1. La información provista por los españoles sobre estos pueblos y su demografía en los siglos XVII y XVIII.

2. Los datos sobre las concesiones de encomiendas instauradas durante el siglo XVII y comienzos del siglo XVIII. 3. La ausencia de cualquier elemento occidental entre la cultura material analizada en los sitios.

De este modo se interpreta que los sitios estudiados del sector del río Desaguadero corresponden a los de un espacio de resistencia cultural, en el que, probablemente, se refugiaron poblaciones huidas de las encomiendas y que venían sosteniendo un complejo y extenso sistema de asentamiento, basando su subsistencia en la explotación de recursos disponibles a lo largo de todo el año por medio de la caza y captura de fauna menor, la recolección y sobre todo la pesca. Las hipótesis que pueden plantearse desde la evidencia arqueológica son:

1º.  Este fue un espacio habitado por grupos resistentes que no habían incorporado en su consumo productos de origen europeo.

2º. Que hasta la segunda mitad del siglo XVIII no existieron recursos de interés (puntualmente para los españoles -quienes no se asentaron aquí-) a excepción de los indígenas que lo habitaban (quienes posteriormente serían encomendados).

Fue recién hacia finales del siglo XVIII, con la instalación de un puente sobre el río Desaguadero, que se registran importantes cambios y nuevas modalidades de integración territorial de este sector dentro del dominio colonial.

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Fecha de recepción: 08/08/2007-
Fecha de aceptación: 18/02/2008

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