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Runa

On-line version ISSN 1851-9628

Runa vol.29  Ciudad Autónoma de Buenos Aires Jan./Dec. 2008

 

ARTÍCULOS ORIGINALES

"En la conversación fluía". Arte verbal, consideraciones emic y procesos conmemorativos judíos argentinos

Fernando Fischman*

*Doctor en antropología. Universidad de Buenos Aires.Correo electrónico: ffischman@sinectis.com.ar

Resumen

Este artículo examina las conexiones entre el pasado y el presente realizadas mediante manifestaciones de arte verbal en su contexto de actuación y de reflexiones metapragmáticas acerca de ellas por integrantes del colectivo social judío argentino. El objetivo es determinar los modos en que se configura la memoria grupal a través de expresiones de la poética del habla. El trabajo se centra en un género narrativo particular, a partir de la definición de los hablantes y de su uso. Se establecen así las maneras en que mediante el juego con el lenguaje en contextos informales los narradores, hijos de inmigrantes judíos nacidos en Argentina, delinean en la situación de enunciación actual ejes de continuidad y discontinuidad con diferentes pasados: el vivido propiamente por los hablantes o sus antepasados, otro proveniente de la vida judía en Europa Oriental, y uno procedente de textos sagrados.

Palabras claves: Memoria social; Judíos argentinos; Arte verbal; Género; Metapragmática

Abstract

This article examines the connections between the present and the past established by Argentine Jews through the performance of verbal art expressions and metapragmatic considerations about them. The work focuses specifically on how certain expressions of the poetics of speech shape group memory. In particular, it deals with one narrative genre according to the utterers' definition and their use of it. Thus, the article shows the ways by means of which through the performance of speech play in informal contexts, the narrators, Argentine born children of Jewish immigrants, establish axes of continuity and discontinuity with different pasts: one experienced by the speakers themselves or their ancestors, another one pertaining to Jewish life in Eastern Europe, and one originated in sacred texts.

Key words: Social Memory; Argentine Jews; Verbal Art; Gender; Metapragmatics

Introducción

Conjuntamente con las grandes instancias conmemorativas conformadas por rituales, ceremonias cívicas, museos y archivos, el arte verbal tiene una importancia fundamental en los procesos de elaboración de memoria social1. Las reminiscencias personales expresadas en interacciones conversacionales cotidianas se conforman a partir del entrecruzamiento de pertenencias nacionales, de clase, étnicas y familiares, entre otras, las que juegan un papel primordial en la determinación del recuerdo. La relación personal con el pasado está mediada por los acontecimientos que han dejado su impronta en los grupos de los que se es miembro.  Por lo tanto, lo que las personas "recuerdan" está vinculado estrechamente a aquello relevante para los grupos de pertenencia. Asimismo, la evocación realizada por medio de la elaboración estética del habla es un locus privilegiado para la práctica conmemorativa2. La nociones de "dimensión estética" y "uso poético" del habla provienen de la caracterización de las funciones del lenguaje de Roman Jakobson (1960), según la cual, la función 'poética' del lenguaje es aquella en la que el foco está puesto en el mensaje.

Este artículo se adentra en situaciones de performance o actuación de arte verbal  (Bauman, 1977) y en las reflexiones metapragmáticas (Silverstein, 1993) realizadas por los sujetos de la enunciación con el fin de analizar cómo éstos, en sus elaboraciones artísticas con el habla producen conexiones entre el pasado y el presente3. Desde 1997 investigo sistemáticamente los modos de elaboración de memoria judía argentina en algunas de sus diferentes facetas: los monumentos situados en espacios públicos, las ceremonias rituales, las exhibiciones museográficas y las narrativas orales. Esta tarea supone atender a la articulación entre las diversas maneras institucionales de construir una continuidad con un mundo anterior (en distintas esferas: la religiosa, la política, la artística, entre otras) y las no institucionales, aquellas producidas en el devenir cotidiano de manera informal. El arte verbal, en sus múltiples manifestaciones, se encuentra entre las numerosas herramientas creativas que los judíos han utilizado y continúan usando, para dar cuenta de su experiencia como parte de la sociedad argentina, y para integrar la misma en una continuidad histórica precedente. El arte verbal judío argentino se manifiesta en una gran amplitud genérica que abarca desde formas de juego con el habla hasta narrativas complejas con múltiples componentes estructurales. También se produce a través de la manipulación de códigos lingüísticos entre castellano, ídish, hebreo y lenguas vernáculas de los lugares de origen de los  inmigrantes llegados al país a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

En el diálogo cotidiano, jugando con las palabras, articulando relatos, los hablantes configuran su memoria cuando establecen una vinculación entre la situación de enunciación presente y contextos anteriores4. En el acto de enunciación se manifiestan las diferentes maneras en que el pasado se representa, y donde se interceptan el contenido referencial con los recursos poéticos y lo que ambos indexicalizan5.

Problemas en la adscripción genérica o cómo definir aquello que se narra

La amplitud genérica antes mencionada supone que los hablantes se expresarán de distintas maneras, y que a su vez caracterizarán diferencialmente su forma de hablar según la situación, ya que la definición emic de un género está presente en múltiples interpretaciones en la comunicación. La determinación de los géneros del habla plantea problemas analíticos ineludibles en una investigación sobre el arte verbal. Históricamente los estudios folklóricos han centrado su atención en el análisis de géneros específicos, definidos y clasificados de acuerdo a criterios disciplinares sostenidos por los investigadores. A partir de la década de 1960, se comenzaron a formular críticas hacia las formas de encarar dichos estudios. Inicialmente, se puso en cuestión la validez de la categorización genérica etic para el análisis de los fenómenos folklóricos (Ben-Amos, 1969). Posteriormente la crítica focalizó en la complejidad de la definición de los géneros, incluso mediante la utilización de categorías emic, ya que se advirtió la posibilidad de la combinación genérica en función de los contextos en los cuales se realizan los enunciados  (Briggs y Bauman, 1996 [1992]). Por lo tanto, a partir de estas elaboraciones, se considera que la elección de determinados géneros al hablar y las reflexiones acerca de ellos tienen consecuencias sociales. En la configuración del recuerdo de experiencias pasadas discurso y metadiscurso son dos componentes imprescindibles e inseparables6.

Contextualizaré brevemente cómo surge la constatación de la pluralidad genérica vinculada a la memoria grupal para luego abordar el análisis de un género específico. En la parte de mi investigación dedicada a la elaboración poética del habla en el discurso verbal oral, me he centrado primordialmente en los usos creativos del lenguaje, por medio del cual, hijos de inmigrantes judíos nacidos en Argentina dan cuenta de la experiencia grupal y realizan anclajes en el pasado mediante los cuales fundan un recuerdo colectivo.

Las entrevistas realizadas a estos hijos de inmigrantes fueron principalmente extensas conversaciones sobre distintos temas relacionados con su proceso de constitución en ciudadanos judíos argentinos. A partir de la valoración de los variados soportes narrativos de la memoria, y asociado a mi interés por los materiales folklóricos, comencé a interrogar, en la búsqueda de la determinación de las formas de habla vigentes, acerca del conocimiento de "cuentos". En la mayoría de los casos, los consultantes manifestaron no conocer "cuentos". Al preguntarles entonces por algún tipo de narración, en un sentido amplio,  relativo a la cultura de sus antepasados, afirmaban sentirse particularmente desconcertados. Estaban sí, dispuestos a narrar "experiencias", o situaciones vividas por ellos o sus padres, definidas en algunos casos como "anécdotas" y por lo tanto, siempre con una adjudicación de veracidad a lo dicho.  Tampoco lograba que produjesen relatos explícitamente ficcionales cuando, tratando de ampliar el espectro de manifestaciones, solicitaba el relato de "historias". Una de mis primeras entrevistadas, Raquel, me dijo:  "[los padres] no eran gente de contarnos historias". Este comentario me resultó sorprendente, ya que ponía en cuestión, por un lado, las premisas generales del campo de los estudios folklóricos: que la actividad narrativa está universalmente diseminada. Por otro lado, un saber específico: que la tradición folklórica judía es especialmente rica en materiales narrativos (Ben-Amos, 1999; Yassif, 1999). La dislocación espacial, por más radical que hubiese sido, no podía dar por terminada con una actividad tan arraigada en la cultura de Europa Oriental, lugar de procedencia de sus ancestros, y continuada, en el caso de Raquel, en Moisesville, en el seno de una familia de acendrada erudición rabínica por vía paterna7.

Descontando, porque había muchas otras evidencias para probarla, que algún tipo de actividad narrativa habría en el hogar de origen de Raquel, y en el de otros, aunque en la actualidad no la pudieran reconocer como tal, volví sobre mis materiales para procurar entender qué significaba esta negación de la narración como una actividad socialmente enmarcada y situada. Lo que resultaba problemático no era tanto el hecho de que los consultantes alegaran desconocer géneros específicos como "cuentos" o "historias" (este desconocimiento podía responder a múltiples motivos, entre ellos que estas categorías etic no fueran distinguidas, o que la propia situación de entrevista fuera un contexto inapropiado para su relato), sino la connotación despectiva que estas denominaciones invocaban.

Concluí que la carga negativa de ambos términos se debía a que éstos remitían a relatos ficcionales de escasa relevancia. Alguien que quisiese dar una imagen positiva de su familia o que interpretara que la razón de la invitación a ser entrevistado respondía a la necesidad de datos fehacientes para el estudio de la inmigración judía, como parecía ser el caso en la mayoría de las entrevistas, preferiría descartar la referencia a dicho género como parte del repertorio familiar.

Una relectura de mis propios materiales de campo me dio una clave para continuar indagando acerca de las razones por las cuales las "historias" y los "cuentos" eran saberes con respecto a los cuales algunos optaban por manifestar extrañeza. La gente mencionaba reiteradamente un término ídish: la "manse". Incluso yo lo había incorporado a mis cuestionarios, como resultado de haberlo oído en entrevistas anteriores, y también, visto retrospectivamente, como parte de mis saberes de nativo.  Ello se evidencia claramente del intercambio que transcribo a continuación, con Sara, hija de inmigrantes de Besarabia, nacida en una colonia de Entre Ríos, a quien entrevisté en 1998:

"F: Y cuentos, contaban algún cuento, alguna cosa así.

S: Un cuento, no soy cuentista.

F: Un manse de esos que se contaba, ¿recuerda?

S: En casa no se usaba mucho cosas vulgares, como mamá era tan culta, generalmente se hablaba de cosas más qué se yo, más... ¿quiere que le cuente un cuento?"

A la pregunta respecto a su conocimiento de cuentos, me responde despectivamente que no es cuentista.  Introduzco el término idish "manse" y Sara lo asocia directamente con "cosas vulgares", inadecuadas para el nivel cultural que ostentaba su familia, sobre el que se había explayado extensamente a lo largo de la entrevista, y que reitera en esta instancia. Tal nivel cultural parece conllevar otras formas de habla. Pero, en el transcurso de dicha explicación acude a su recuerdo algo que calificará como "cuento" y se ofrece a relatarlo. Volveré sobre el mismo luego, una vez que haya avanzado sobre las definiciones  nativas de este género. Cuando pregunté a otro entrevistado acerca del sentido del término, me dijo: "Los manses, cuentos, que eran como cuentos, los manses, que eran de verdad, pero se contaban como cuentos".

Interesa examinar en detalle los términos de esta definición metalingüística en la que los sentidos se acercan y distancian casi simultáneamente. En una primera instancia, el consultante traduce directamente manse como "cuento". Inmediatamente relativiza esta afirmación. Al plantear que eran "como cuentos" establece una distinción genérica: los cuentos son una cosa, los manses son otra diferente, pero con algunas similitudes8. Estos "eran de verdad" con lo cual se afirma que otra de sus características era su referencialidad o el dar cuenta de acontecimientos fácticos, comprobables. Pero, y este es el rasgo con el cual se podrá establecer la distinción, "se contaban como cuentos", es decir, es la forma de narrarlos, o sea los recursos estilísticos utilizados para componer el relato, lo que configura este género particular. Manse designaría entonces en la visión nativa a aquello que en los estudios narratológicos se denomina "narrativa de experiencia personal", aunque con una diferencia9. Estos relatos adquieren una forma que se aproxima a la narración ficcional en el momento de la enunciación, mediante la incorporación de determinados recursos poéticos que surgen en la situación de enunciación y en la reflexión metapragmática.

En la misma entrevista procuré obtener una definición concreta de este género al que se le adjudica como otro de sus rasgos, el referir contenidos intrascendentes. "Contaban cosas" es lo que se me dice, y se ejemplifica de la siguiente manera:

"estaban en lo de Samuel hacían cola alrededor del puesto para comprar carne y hablaban, que 'este compró una casa', que 'el otro vendió una casa', que 'había una modista que cosía muy barato y muy bien' ".

Y todo lo enumerado es calificado como  "nada fundamental". La interrogación acerca de los contextos de uso de las manses dio como resultado su caracterización como relatos semejantes a "chismes" de poca importancia, narrados en diversas situaciones: encuentros ocasionales entre vecinos, entornos domésticos, reuniones familiares o de amigos. Como continúa enunciando el entrevistado que dio la definición: "se hablaba, y en la conversación fluía, después uno decía 'qué estuviste haciendo en el mercado?' 'escuché manses', era manses pero en sentido peyorativo".

Se trata de un género densamente dialógico que comprende múltiples instancias de enunciación. Como se concluye de la descripción que se da en este fragmento, hay un primer momento, en el mercado, en el cual, el relato fluye. Y un segundo momento, en el ámbito hogareño, donde se describe la situación original de la narración: un diálogo que relata acerca del relato, el cual a su vez es subestimado. Nótese que en el corto diálogo referido, el sujeto de la enunciación que introduce el término no se presenta como narrador de manses, sino como oyente. Y continúa diciendo el entrevistado: "después la contaban en las reuniones, estaban todos ahí y se contaban, unos contaban una cosa, otros contaban otra cosa".

Así se da cuenta de una instancia posterior de replicación de lo narrado en una situación previa. Para resumir, son numerosos y sucesivos contextos de actualización, reconocibles por los propios sujetos, los que caracterizan a este género dialógico: el mercado, el hogar, las reuniones. Se propone así que el relato de estos cuentos, al transmitir saberes cotidianos, formaba parte de la socialización grupal del conocimiento.

Asimismo, cuando los entrevistados alegan que los personajes a los que hacen referencia, los padres o miembros de la generación anterior, ejecutaban o no un género determinado como la manse, brindan una caracterización del habla de esos sujetos. También cuando adjetivan este sustantivo, al mencionar que ciertos hechos referidos son "bobe manses"10, calificación que refuerza el sentido peyorativo del mismo. Consecuentemente, el género manse codifica un modo de expresión social.

Como explico más arriba, una de las premisas generales de este trabajo, palntea que en toda interacción comunicativa los géneros usados cumplen un rol fundamental11.  La utilización de uno u otro produce  efectos retóricos. En este contexto, cada entrevista etnográfica en una investigación sobre la memoria es también una instancia conversacional, en la cual, la definición de las formas en que se habla supone afirmar metapragmáticamente una interpretación sobre las características que adquiere el recuerdo en su manifestación actual. Esto se hizo particularmente evidente en una ocasión durante mi trabajo de campo, en la cual,  el término "manse" apareció en boca de una entrevistada, esta vez para caracterizar su propia habla. En el año 2001, al finalizar la entrevista a Sima, una hija de inmigrantes de Odessa nacida en Tucumán, ella acotó jocosamente: "ya se terminó la manse", dándome a entender la insignificancia de los relatos que la habían compuesto. Este uso actual del término, al mismo tiempo que replica, resignifica sentidos anteriores. La denominación manse denota un modo de comunicación en la actualidad, como lo hacía en la generación de los inmigrantes. ¿Hasta qué momentos anteriores se remonta el término y cuáles son los sentidos asociados con él?

Cuando la manse se convierte en memoria

Las manses, a partir de la definición de los hablantes, de sus contextos de uso, y de los contenidos que relatan, forman parte de la economía del habla por la cual en contextos informales se configuran ejes de continuidad y discontinuidad con diferentes pasados judíos:

-el vivido propiamente por los hablantes o sus antepasados;

-uno proveniente de la vida judía en Europa Oriental;

-el procedente de textos sagrados.

Así, el uso de este género se constituye en productor de memoria en distintos niveles:

-como indicador metadiscursivo de las formas narrativas conversacionales de los inmigrantes judíos  (era lo que ellos contaban);

-como resultado de la apropiación del término para caracterizar el habla contemporánea de uno y de otros (es lo que yo cuento en una entrevista; es lo que otros dicen cuando refieren ciertos hechos).

Pero hay otras dimensiones en las que es posible contextualizar el término "manse", dimensiones que vinculan su empleo actual con pasados anteriores. Es necesario remitirse a su historia de uso a través de un examen de fuentes textuales previas para advertir su profundidad temporal.

Una asociación entre "manse" y un vocablo anterior lleva inevitablemente al término "maa'seh"12. Según la folkloróloga Haya Bar-Itzhak (2005) en hebreo bíblico, maa'seh es un sustantivo que designa lo que Dios o una persona hacen o el resultado de una acción. En el Talmud, el término "maa'seh" aparece con tres sentidos. El primero coincide con el bíblico, el segundo remite a algún suceso de índole histórica, y  el tercero, designa aquello opuesto a pensamiento, teoría o precepto. En los tres casos se usa en el sentido de un hecho anclado en la realidad, cuya validez ha sido sustanciada por evidencia.

Me interesa destacar tanto la afinidad como la divergencia de significados entre estas definiciones y lo enunciado en la actualidad por los entrevistados judíos argentinos, como una manifestación de memoria cultural. Esta excede las vinculaciones realizadas explícitamente. A través de la apropiación y resemantización de un término, los sujetos pertenecientes a un colectivo social se alinean en una genealogía con otros colectivos precedentes y postulan una continuidad con ellos. En un  trabajo anterior sobre la noción de "tradición" (Fischman 2006) propongo que el uso actual de dicho término responde a una resemantización producto de una cadena de contextualizaciones discursivas acerca de las normativas rituales. De la misma manera, el término nativo "manse", las recontextualizaciones del mismo y las significaciones con él asociadas encuentran una base textual temprana que sitúa a estos sujetos de la enunciación, judíos argentinos seculares, en un tronco cultural precedente. Trazar el recorrido histórico del término supondría un trabajo que excede el marco de esta investigación. Reconocer esa base textual anterior basta, no obstante, para constatar los numerosos canales discursivos por los cuales el pasado se hace presente en instancias actuales.

Un cuento "de verdad", pero contado "como cuento"

Propongo ahora volver al "cuento" al que hacía mención anteriormente, el que narró Sara en la entrevista, luego de referir que había asegurado que no era "cuentista"13:

"En la colonia donde vivía la mamá,
la hermana de mi mamá,
se llamaba Carmel,
había un judío,
bah, todos eran judíos,
la cooperativa
fue la primer cooperativa agrícola
fue la entrerriana,
la que hicieron los judíos,
que nació en Domínguez,
pero había también en La Capilla,
y había en Clara,
entonces el director era Kaplan,
y le dice,
Leizer Carrier se llamaba el de la colonia,
Kaplan zugt er 'vifl nemste?'
entonces le dice lo que le pagan por  (inaudible)
' vifl nemste?' como diciendo 'cuánto robás?',
es una picardía  (inaudible)
eso hay que decir a muchos sin tener que ir a la cooperativa,
mejor no interiorizar"

En este relato o "cuento", tal como lo define la narradora, es posible hallar varios niveles de elaboración de memoria, en tanto vinculación entre presente y pasado.

Uno de ellos, particularmente significativo, es la introducción del ídish, tanto el empleo de esta lengua en sí mismo, como el modo en que tiene lugar. Este uso del ídish permite realizar las siguientes reflexiones. En principio, que el mundo del relato le exige a Sara que hable en ídish. No son sólo los personajes los que hablan en esta lengua. Es ella misma, como narradora quien hace una transposición e introduce el verbo por el cual avanza la trama. Se trata del enmarcado de una instancia de hablar referida directa: "zugt er" (dice). Y es importante resaltar esto porque hasta el momento, Sara, nacida ya en Argentina, había hablado durante toda la entrevista en castellano, salvo algunas palabras sueltas (shil, Peisaj) que es habitual que se entremezclen con este idioma en una conversación entre judíos argentinos, y también había hecho mención a personajes del pasado, quienes fuera del mundo del relato, hablaban en castellano.

La narración actualiza de esta manera el recuerdo de la lengua traída por los inmigrantes de Europa Oriental, por medio de su ejecución. Asimismo, en lo referente a la trama, la narradora realiza una localización espacial provincial (Entre Ríos) y de distintos poblados (Domínguez, La Capilla, Clara), como también una caracterización general de los personajes (eran todos judíos) y una descripción específica del contexto que refiere, el de las cooperativas creadas por los colonos judíos. Aparecen luego los dos personajes, uno, Kaplan, el director de la cooperativa, y el otro, un miembro de ella, al que se lo nombra aunque no se dan más datos, y por el desarrollo de la intriga, se entrevé que probablemente llevaba a cabo una función administrativa. Todo lo desplegado en las sucesivas instancias de la narrativa remite al pasado.

La coda del relato orienta hacia el presente cuando la entrevistada devenida ahora en narradora de un "cuento" sugiere "¿cuánto robás?", es una pregunta que habría que formularle a muchos en la actualidad "sin ir a la cooperativa". Este anclaje en el presente por fuera del mundo del relato interroga la realidad del momento de la enunciación.

En el contexto de la entrevista, concordé con la propuesta irónica de Sara de "no interiorizar" y no le pregunté más, por lo tanto no poseo sus consideraciones acerca de quiénes eran aludidos en su comentario. No obstante, esta coda abre el camino para continuar interiorizando en otras cuestiones, que exceden las de las formas de habla ya que implican introducirse en la indexicalización semántica de la frase. En principio, esta proporciona la prueba de la conceptualización de ciertas prácticas delictivas, como de uso corriente en el pasado no totalmente idílico de las colonias. Luego, que dicha noción se encastra, sin ninguna dificultad, en el presente.

Desde hace tiempo, abogo por comenzar a recuperar manifestaciones folklóricas como este relato como parte de una cultura judía argentina que ha venido conformándose creativamente desde hace más de un siglo (Fischman, 2004)14. Mi planteo es que para los folklorólogos, centrarse en las manifestaciones expresivas consideradas en vías de extinción (lo que ha sido uno de las bases fundacionales de este campo), presenta menos escollos que poner la mirada en relatos que involucran situaciones y personajes contemporáneos locales, acerca de los cuales también se cuentan cosas, a veces en forma explícita, a veces solapadamente. Pienso entonces, que sería positivo, sin duda, interiorizar en lo que relatos como el aquí presentado proponen. Esta sería una tarea fructífera para investigadores de distintas áreas. Para los historiadores, si la intención es indagar en los manejos administrativos de determinadas instituciones en los períodos referidos. También para los periodistas de investigación, si les importa indagar en cuestiones coyunturales de la actualidad. La tarea de una antropología de la memoria consiste en analizar la conexión entre pasado y presente que esta narración realiza y considerar los distintos sentidos que se van abriendo a partir de su propuesta conmemorativa, entre los cuales la mirada irónica que surge del pequeño relato, es uno de los que a primera vista aparece como más destacable.

A modo de conclusión

En este trabajo he propuesto la focalización del estudio de los procesos de elaboración de memoria en el arte verbal y me he adentrado en un género específico (de acuerdo a las difusas pero fundamentales definiciones nativas). Asimismo, he planteado que la indagación en los contextos de uso de dicho género posibilita percibir los anclajes que constituyen la práctica conmemorativa. Ellos se efectivizan en múltiples formas:

a) En su orientación hacia el pasado: la narración explícita de la experiencia. También la continuidad trazada con los empleos anteriores del término que define al género (manse), y yendo más hacia atrás,  los usos procedentes de una historia anterior que persisten en una denominación.

b) En su orientación hacia el presente: su vinculación al modo con el que se elige caracterizar el habla propia (todo lo dicho en una entrevista puede definirse como manse o se pueden contar "anécdotas"), y con la forma que adquiere el género cuando se lo reconoce, invoca y utiliza en la actualidad.

A través de las elaboraciones del habla, los sujetos invisten "su decir" de marcas autoriales. Así  fundan una memoria dinámica en la que los hechos del pasado se fijan en ciertas formas a partir de su realización estética, aunque están siempre en proceso de discusión.

Así como la historia proporciona una narrativa plausible sobre los hechos pasados, las narrativas conversacionales, las denominen los nativos "manses" o no, constituyen artefactos vigorosamente conmemorativos. Si clasificar genéricamente las narrativas surgidas en los contextos de las entrevistas, o  interiorizar o no interiorizar en lo que ellas plantean es, para los investigadores, una decisión metodológica, para los narradores es en el relato y en las maneras de nombrarlo, uno de los espacios donde se asienta la tarea de forjar su memoria y en ese proceso, de convertirse en sujetos de un colectivo social.

Notas

1.Existe una profusa bibliografía sobre la memoria social y el campo dedicado a su estudio está en constante crecimiento. Los lineamientos teóricos utilizados para la investigación acerca de la memoria en la actualidad reconocen antecedentes en los trabajos de Maurice Halbwachs. Éste autor, frente a modelos psicologistas previos, en las primeras décadas del siglo XX postula el carácter social de la memoria, y propone que ella se estructura en función de identidades grupales (Halbwachs en Wachtel 1986). Asimismo, de acuerdo a esta propuesta, la continuidad de la memoria colectiva permite a los grupos sociales adquirir conciencia de su identidad a través del tiempo y, debido a su configuración recíproca, resulta imposible formular una separación entre la memoria individual y la social.  Por esa razón, a partir de Halbwachs se comienza a hablar de "marcos sociales" como las instancias fundamentales para la efectivización del recuerdo. Así, las categorías temporales adquieren su significación no solamente en relación con el sujeto individual, sino con el sujeto social (Candau 2002).

2.Realizo una presentación general de este abordaje de los procesos de elaboración de memoria social basado en el arte verbal en Fischman (2007)

3.Charles Briggs (1990) destaca especialmente la cuestión de la diversidad metapragmática presente en el arte verbal.

4. Un desarrollo importante acerca de configuración narrativa del recuerdo es el propuesto por Sergio Visacovsky (2004) en torno a los relatos sobre el pasado como dimensiones de una realidad social que los produce y, a la vez, es constituida por estos.

5. Entiendo por indexicalidad la dependencia de los enunciados lingüísticos del contexto. Lo indexical y aquello que reemplaza están copresentes en el contexto de la enunciación. Como afirma William Hanks (1989), decir que una forma lingüística indexicaliza es decir que está por su objeto, no por su parecido con él ni por una convención, sino por contigüidad.

6.Con respecto a la cuestión de la relación  entre discurso y metadiscurso ver Briones y Golluscio (1994) y  Silverstein y  Urban (1996).

7. Moisesville es el nombre de la primera colonia de inmigrantes judíos en la provincia de Santa Fé, fundada a fines del siglo XIX y que se convirtió en un importante centro de la vida judía de la región (acerca de la colonización rural judía ver Avni 1991).

8. Los hablantes usan en forma alternativa el género gramatical  masculino y femenino para referirse al término "manse".

9. Un trabajo fundacional  en la definición y el estudio de la narrativa de experiencia personal es el de Labov y Waletzky  (1967).

10.Ídish: "cuentos de la abuela"

11. Richard Bauman (2005) proporciona un relevamiento exhaustivo de las implicancias socioculturales del uso de los géneros de habla.

12. El término "manse"  es una alteración fonética de la palabra de origen hebreo "ma'aseh". La segunda "a" tiene un sonido nasal que hace que en la pronunciación de algunos hablantes suene como una "n". También es probable una variación regional por la cual la "n" sea más pronunciada entre los idishparlantes de determinadas regiones ya que en algunos hablantes de idish la pronunciación de este término se acerca más a la del hebreo. Debo esta explicación a la Prof. Ester Szwarc de la Fundación IWO. Sin pretender adentrarme en terrenos específicos de la lingüística, me interesa llamar la atención acerca de que todos los casos relevados en que surgió el término "manse"  pertenecen a descendientes de inmigrantes de la zona meridional de Europa Oriental (Besarabia, sur de Ucrania y de Rusia). En todo caso, ambas pronunciaciones remiten al mismo significado.

13. La transcripción en líneas responde a una segmentación realizada a partir de las pausas entonacionales de la narradora. Elegí esta forma para volcar el relato por escrito con el fin de procurar dar cuenta de la cadencia de la narración, uno de los elementos constitutivos de la poética de la oralidad.

14.También desarrollo una propuesta de formulación de políticas relativas al patrimonio cultural judío argentino en Fischman (2005).

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Fecha de recepción: 03/08/2007-
Fecha de aceptación: 16/10/2007

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