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Runa

versión On-line ISSN 1851-9628

Runa vol.38 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires dic. 2017

 

RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS

La polis colla. Tierras, comunidades y política en la Quebrada de Humahuaca. Guillermina Espósito. 2017. Buenos Aires: Prometeo. 279 pp.

 

Lorena B. Rodríguez *

 

* Universidad de Buenos Aires, CONICET. Correo electrónico: rodriguezlo@hotmail.com

 

 

El libro La polis colla de Guillermina Espósito, escrito en una prosa ágil y por momentos poética, muestra el resultado de su investigación doctoral en Ciencias Antropológicas. En el mismo la autora nos ofrece una lúcida interpretación sobre los procesos de etnogénesis que –en marcos de larga y corta duración– se han producido en la Quebrada de Humahuaca en general y en Tumbaya en particular (Jujuy, Argentina), en estrecha vinculación con las históricas disputas operadas en torno a la propiedad y el acceso a la tierra. El enigmático título de la obra, que refuerza su intriga con la cita de Aristóteles que abre el trabajo ("La comunidad perfecta es la polis..."), pretende interpelar al lector y enfrentarlo desde el vamos a dinámicas sociales que lejos están de ser lineales. A medida que se avanza en la lectura del libro se comprende que el título y la cita que lo encabeza parten de, y reflejan a la vez, las contradicciones propias de los procesos de organización indígena en la región. Así, a poco de sumergirse en el texto, queda claro que la "Comunidad Aborigen Kolla de Finca Tumbaya", sobre la que Espósito hace foco, no es perfecta ni está exenta de conflictos; antes bien, se encuentra atravesada por tensiones de diversa índole (históricas y actuales) que la autora describe y analiza excepcionalmente.

Según sus palabras, los dos objetivos centrales del libro son, por un lado, "explicar las condiciones que posibilitaron la organización de las comunidades aborígenes collas en la Quebrada de Humahuaca a fines del siglo XX [...] en una región donde la identificación indígena era borrosa o ausente, negada y constituida como un estigma" y, por otro, "dar cuenta de los conflictos y las disputas de representación en torno a los cuales se fueron definiendo la cultura y la política locales" (p. 26). A tal fin, en una estructura espiralada (en el sentido de que se van retomando y complejizando distintos temas a lo largo del libro) y desde una perspectiva etnográfica e histórica, la autora analiza el problema de investigación en torno a una introducción, seis capítulos analíticos y una conclusión. Acompañan la obra, el prólogo de Diego Escolar (director a su vez de la investigación doctoral de Espósito), mapas, imágenes documentales y fotos en blanco y negro que ilustran los distintos apartados y permiten imaginar las tramas tejidas especialmente en "Tumbaya la Bella".

Con el objetivo de dar cuenta de los aportes del libro, desarrollaremos a continuación una síntesis de cada uno de los seis capítulos nodales del mismo. En el primero de ellos, "La gente y la tierra: Tumbaya en la historia agraria regional", la autora historiza –desde la colonia hasta la década de 1990– la estructura de la propiedad de la tierra en la Quebrada y, en particular, describe la conformación y las características de Finca Tumbaya. Se destaca el análisis de las respuestas jurídicas y los levantamientos que interpusieron distintos colectivos indígenas locales en pos de luchar por sus territorios; en especial a partir de los procesos de desamortización de bienes iniciados a principio del siglo XIX, que constituyeron la base desde la cual se fue configurando la "historia del despojo". En el capítulo dos, "Los indios civilizados", la autora se enfoca en analizar el complejo proceso por el cual –desde fines del siglo XIX y por medio de distintos dispositivos– funcionarios estatales, políticos y académicos construyeron una imagen "civilizada" (y, por ende, desaboriginalizada) de la Quebrada que –como lo demuestra ella– fue puesta en tensión en distintas coyunturas históricas por otras narrativas que sí identificaban como indígenas a los pobladores locales. En ese mismo sentido, la historización de la categoría colla que la autora realiza en este capítulo, evidencia no sólo su polisemia sino también la potencialidad que ha adquirido desde que, bajo la reinterpretación positiva por parte de un grupo de intelectuales indígenas, fue erigida como símbolo de la alteridad y la lucha étnica.

En los capítulos que siguen, la autora reduce la escala de análisis para problematizar distintos procesos referidos a Tumbaya. En el número tres, "Las memorias arrenderas", describe las relaciones sociales, las experiencias laborales y las trayectorias políticas y familiares al interior de la Finca en los tiempos en que estaba en vigencia el "sistema de arriendo". Este aspecto es de suma importancia en tanto se constituye para los tumbayeños en el principal criterio de identificación y vector de la memoria colectiva que, a partir de mojones temporales asociados a los diferentes patrones que tuvo la Finca y a coyunturas políticas específicas, permitieron elaborar un sentido primordial de comunidad a partir del cual era cimentada (y valorada) la unidad entre las familias. En el capítulo cuatro, "La Comunidad Aborigen Kolla de Finca Tumbaya", se analizan las memorias sobre el modo en que los tumbayeños se organizaron, durante la década de 1990, bajo el formato de "comunidad aborigen". Se describe también la forma en que, paralelamente, comenzó a tomar fuerza la idea de expropiación de la Finca. Así, los ex-arrenderos, junto a otros agentes e instituciones, lograron que en 1998 la Finca se expropiara y tomaran ellos posesión efectiva. Lejos de describirse estos procesos en términos románticos, este es un capítulo que va revelando contradicciones, disputas y clivajes generacionales que confluyeron en lo que los locales interpretan como las causas de la "desunión".

Precisamente, el capítulo cinco "La comunidad en disputa", plantea la paradoja de que la posesión comunitaria de la tierra no sólo no resolvió los conflictos previos sino que pudo haberlos renovado, en particular –según interpretación de algunos ex-arrenderos– de la mano del advenimiento de "la politización", alterando así prácticas y equilibrios familiares que históricamente habían cimentado la unión y la continuidad grupal. El análisis de Espósito de estos procesos ilumina el hecho de que en Tumbaya la categoría de "comunidad" tiene sentidos diferentes y en tensión a los impuestos por el estado en los noventa. También los tiene la categoría de "política", que en términos nativos oscila, según el contexto de referencia, como la fuerza organizativa a partir de la cual se lograron objetivos positivos (como la expropiación y entrega de tierras) o bien como el germen negativo que, entre otras cosas, provocó la desunión comunitaria. Como plantea la autora, es indispensable entender los significados de las categorías en los términos de los propios tumbayeños. En tal sentido, resulta de especial relevancia el último capítulo del libro, "El leviatán colla", en el cual a partir de una descripción etnográfica densa en torno a una elección de comisionado municipal en el año 2007, la autora analizalas disputas de representación política entre el municipio y la comunidad aborigen en Tumbaya y, por lo tanto, ayuda a desentrañar los significados complejos que adquiere la política en el entramado local.

En síntesis, Espósito en su libro no sólo contribuye al conocimiento de los procesos de etnogénesis y afirmación de la identidad étnica colla, sino que también brinda herramientas para pensar otros casos que nos permitan romper con miradas románticas y esencializadoras pero sin caer en las trampas de la interpretación instrumentalista de las identidades y los reclamos indígenas. La indagación etnográfica desde abajo, tal como lo propone la autora, su análisis comprometido y consciente, que apuesta a mostrar la trama de complejidades, tensiones y pliegues de todos estos procesos (aún a riesgo de, como ella misma reconoce, ser malinterpretados), constituyen un verdadero aporte desde el campo antropológico. Hoy más que nunca, cuando identidades y territorios indígenas se ponen públicamente en cuestión, cuando la desinformación gana la calle para "montar" un sentido común que esconde intereses de diversa índole, un libro de estas características se torna indispensable para romper con el "mito de la Argentina blanca" y proyectar definitivamente un país más justo e inclusivo.

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