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Runa

versión On-line ISSN 1851-9628

Runa vol.39 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires jul. 2018

 

ARTÍCULOS ORIGINALES

Más allá del multiculturalismo. Investigación comunitaria intercultural en el Consejo Regional Indígena del Cauca, Tierradentro, Colombia (1991-2015)

Beyond multiculturalism. Intercultural community research in the Indigenous Regional Council of Cauca, Tierradentro, Colombia (1991-2015)

Para além do multiculturalismo. Uma pesquisa comunitária intercultural no "Consejo Regional Indígena del Cauca", Tierradentro, Colômbia (1991-2015)

 

Sebastián Levalle 1 2

1 Universidad de Buenos Aires. Facultad de Ciencias Sociales. Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (IEALC). Buenos Aires, Argentina Correo electrónico: slevalle@yahoo.com.ar

2 CONICET. Buenos Aires Argentina
Magíster en Estudios Sociales Latinoamericanos, becario doctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Docente en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y en la Universidad Nacional de José C. Paz

Recibido: 03 de enero de 2018
Aceptado: 19 de mayo de 2018

 


Resumen

En algunos países de América Latina las organizaciones indígenas han desarrollado sus propias líneas de investigación. En este trabajo abordo las que emprenden los intelectuales orgánicos del Consejo Regional Indígena del Cauca en la subregión colombiana de Tierradentro. Para dar cuenta de ellas recurro a la categoría "investigación comunitaria intercultural", un término que recupera varias denominaciones con las cuales los investigadores indígenas de esta zona reflexionan sobre su propia actividad. En este trabajo sostengo, por una parte, que estas investigaciones han permitido fortalecer la autonomía y recrear la territorialidad de las comunidades indígenas. Por otra parte, planteo que ellas constituyen una respuesta a la violencia epistémica que se reproduce en los marcos disciplinarios de las ciencias modernas. De esta forma, tales iniciativas permiten impugnar el diálogo de saberes que pregona el multiculturalismo, un diálogo en el que la ciencia moderna conserva una posición de universalidad privilegiada.

Palabras clave: nvestigación; Indígena; Interculturalidad; Multiculturalismo; Colombia

Abstract

In some Latin American countries, indigenous organizations have developed their own lines of research. In this paper I address the research practices undertaken by the organic intellectuals of the Consejo Regional Indígena del Cauca in the Colombian sub-region of Tierradentro. To account for these practices I resort to the category of "intercultural community research", a term that recovers several categories with which indigenous researchers in this area reflect on their own activity. In this work I argue, on the one hand, that these investigations have allowed to strengthen autonomy and to recreate the territoriality of indigenous communities. On the other hand, I suggest that they constitute a response to the epistemic violence reproduced in the disciplinary frameworks of modern sciences. In this way, such initiatives allow to challenge the dialogue of knowledge that preaches multiculturalism, a dialogue in which modern science retains a position of privileged universality.

Key words: Research; Indigenous; Intercultural; Multiculturalism; Colombia

Resumo

Em alguns países latino-americanos, as organizações indígenas desenvolveram suas próprias linhas de pesquisa. Neste artigo abordo as práticas de pesquisa realizadas pelos intelectuais orgânicos do "Consejo Regional Indígena del Cauca" na sub-região colombiana do Tierradentro. Para explicar essas práticas, utilizo à categoria "pesquisa da comunidade intercultural", um termo que recupera várias outras categorias com as quais os pesquisadores indígenas nesta área refletem sua própria atividade. Neste trabalho, argumento, por um lado, que essas investigações permitiram fortalecer a autonomia e recriar a territorialidade das comunidades indígenas. Por outro, que eles constituem uma resposta à violência epistêmica reproduzida nos quadros disciplinares das ciências modernas. Desta forma, tais iniciativas permitem desafiar o diálogo do conhecimento que prega o multiculturalismo, um diálogo em que a ciência moderna retém uma posição de universalidade privilegiada.

Palavras-chave: Pesquisa; Indígenas; Intercultural; Multiculturalismo; Colômbia


 

 

Introducción

El reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas desde fines de los años ochenta ha corrido en paralelo con una serie de iniciativas académicas que instan a las ciencias sociales y a las humanidades a abrirse al diálogo con otros saberes. Los conocimientos no occidentales, que desde el primado de la Modernidad habían sido considerados por la academia como elementos folklóricos pertenecientes a un pasado ajeno, conquistaron entonces una renovada legitimidad. Pero este proceso se ha producido bajo un régimen de gubernamentalidad que habilita un reconocimiento limitado de derechos culturales para los pueblos originarios. A pesar de su retórica pluralista, lo que Charles Hale (2005) llama "multiculturalismo neoliberal" ha establecido un modelo binario de marcación de alteridad que opone una etnicidad aceptable a una etnicidad ilegítima. Bajo esta lógica, el reconocimiento de los derechos indígenas suele resultar inaceptable cuando trasciende las demandas culturales para abordar las problemáticas económicas y sociales que atraviesan estos pueblos.

Los límites del pluralismo multicultural se reeditan en el plano epistemológico. El antropólogo colombiano Cristóbal Gnecco (2009) ha subrayado el proceso de reobjetualización de las comunidades de base étnica que se ha desarrollado desde los abordajes multiculturales al volver a condenar a estos colectivos y a sus conocimientos al rol de objeto de estudio de las ciencias sociales y de las humanidades. En el mismo sentido, Alejandro Haber (2013b) ha afirmado que la sustentación de una posición de universalidad privilegiada en el diálogo con los otros saberes, la negación de la participación plena, y la ausencia de conversación abierta y relacional con los colectivos indígenas, reeditaron la jerarquía epistémica sobre la cual se yerguen las ciencias modernas. Más allá de la retórica multicultural, denuncian estos autores, los conocimientos indígenas no han logrado trascender el lugar testimonial al cual han sido históricamente relegados.

Pero en paralelo a esta reobjetualización de las comunidades indígenas en algunos países de América Latina, las organizaciones de base étnica han desarrollado sus propias investigaciones, que son conducidas por equipos con poco o ningún entrenamiento académico. Esta investigación, que la antropóloga estadounidense Joanne Rappaport (2013) denomina "investigación indígena", se despliega en el marco de las organizaciones de base étnica y combina diversas metodologías.

En este trabajo abordo la emergencia y el despliegue de la investigación indígena en la subregión de Tierradentro,1 departamento del Cauca, suroccidente de Colombia. Me centro en diversas experiencias de investigación desarrolladas por el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) desde 1991. El CRIC, primera organización indígena de Colombia, ha desarrollado una política de recuperación de los territorios de resguardo que habían sido usurpados por los hacendados hacia el final del período colonial. Las recuperaciones territoriales estuvieron ligadas a un proceso de práctica y reflexión sobre la educación que el CRIC ha emprendido desde 1978 (ver PEBI, 2004). El Programa de Educación Bilingüe Intercultural de la organización (PEBI) ha fundado sus propias escuelas, ha producido materiales pedagógicos contextualizados y bilingües, y en 2001 ha inaugurado la Universidad Autónoma Indígena Intercultural (UAIIN) con el objetivo de formar líderes nativos capaces de colaborar con los proyectos políticos de la organización.

En Tierradentro, las instancias zonales de gobierno indígena afiliadas al CRIC —las asociaciones de cabildos Juan Tama y Nasa Çxhâçxha— fundaron en el año 2003 el Centro Indígena de Investigaciones Interculturales de Tierradentro (CIIIT). El CIIIT lleva a cabo propuestas concebidas desde, por y para las comunidades indígenas. La investigación desarrollada por el CIIIT tiene por objetivo lograr la protección del territorio, la lengua y la memoria colectiva, y es concebida como un proceso de "autorreconocimiento comunitario" (E9).

En "Utopías Interculturales. Intelectuales públicos, experimentos con la cultura y pluralismo étnico en Colombia", Rappaport (2008) sostiene que los activistas del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) producen conocimiento en estrecha articulación con sus comunidades y en función de las necesidades políticas de sus organizaciones, y se comportan así como "intelectuales orgánicos" en sentido gramsciano. A pesar de que Gramsci (2010: 389) negaba explícitamente la posibilidad de que "la masa de los campesinos" elaborara intelectuales propios o asimilara intelectuales tradicionales, la organicidad de los integrantes del CRIC se fundamenta en la conciencia de su identidad étnica y en su activa participación política. Éstos, aduce Rappaport, "entienden la cultura como una utopía". Si bien recurren al pasado y "hablan el lenguaje de las esencias culturales", lo hacen para proyectarse hacia el futuro, intentando construir una democracia radicalmente pluralista, que se caracteriza por un énfasis en la justicia social y un despliegue positivo de la diferencia étnica (Rappaport, 2008: 303).

Siguiendo esta línea, afirmo que en Tierradentro la investigación indígena adquiere un carácter colectivo e intercultural y por eso, para dar cuenta de estas prácticas, recurro a la categoría "investigación comunitaria intercultural" (ICI). El término, que recupera varias denominaciones con las cuales los intelectuales nasa reflexionan sobre su quehacer, se refiere a un conjunto de prácticas colectivas llevadas adelante por comunidades socialmente organizadas que apuntan a la reproducción de la territorialidad comunitaria. En estos procesos, las comunidades indígenas dejan de ser objeto para convertirse en sujeto de sus propias investigaciones.

La investigación comunitaria se vuelve intercultural al hibridar la epistemología y las técnicas de las ciencias sociales y las humanidades con las categorías culturales indígenas, un asunto que abordaré detenidamente. El concepto de interculturalidad —una construcción histórica, social y académica en constante disputa y negociación— interviene aquí como un "proyecto político, social y epistemológico" por parte de las organizaciones indígenas y sus redes de apoyo (Diez, 2004: 197). Si bien se trata de formas innovadoras de trabajo, sostengo que ellas deben situarse histórica y conceptualmente en la amplia tradición de las ciencias sociales y las humanidades que combina la participación, la investigación y la acción político-educativa (Gajardo, 1983).

Por una parte, la ICI recupera elementos fundantes de la sociología crítica (González Casanova, 1978), de la investigación-acción participativa (Fals Borda, 1979), y de la investigación educativa (Freire, 1970) desarrolladas durante los años setenta del siglo pasado en América Latina. Por otra parte, la ICI reelabora elementos presentes en la etnografía colaborativa, perspectiva antropológica que fomenta la colaboración entre los investigadores y los sujetos indígenas en la producción de textos etnográficos (Lassiter, 2005) y/o en la teorización durante el trabajo de campo (Rappaport, 2007). Como muestro más abajo, la particularidad de la ICI con respecto a los estilos participativos de investigación es que ella trasciende los marcos disciplinarios de las ciencias modernas occidentales para erigirse como una alternativa intercultural.

A lo largo de este trabajo planteo que la ICI constituye una innovadora forma de resistir a la violencia epistémica a la que son sometidas las comunidades indígenas de Tierradentro. La violencia epistémica es una violencia ejercida a través de "regímenes de saber" (Foucault, 2007) que conciben al conocimiento occidental como el único conocimiento válido. Esta serie de discursos y de prácticas sistemáticas opera legitimando la dominación colonial mediante una naturalización de las jerarquías sociales. Bajo esta lógica, los conocimientos producidos por los colectivos marginalizados, como las comunidades indígenas, fueron concebidos como saberes tradicionales y despojados de su capacidad heurística.

El CIIIT adopta las características de lo que Flyvbjerg (2004) denomina "caso crítico", es decir, un caso con importancia estratégica para el problema planteado, extremando las dimensiones interculturales y colaborativas de la investigación indígena que se despliega en varios países latinoamericanos. El análisis de esta experiencia ofrece derroteros interesantes para pensar más allá del multiculturalismo y "más acá" de la academia. El CIIIT nos invita a repensar la función de la investigación y de los investigadores académicos. Antes que una negación cerrada de los procedimientos y las lógicas de trabajo occidentales, esta experiencia da cuenta de la potencia teórica y subjetiva que se desata cuando los investigadores externos entran en conversación con las comunidades indígenas, abren sus agendas y construyen conocimiento desde la inmanencia del encuentro teórico y político.

Este artículo se basa en tres instancias de trabajo. Llegué por primera vez al departamento del Cauca en 2009, interesado por las políticas educativas del CRIC. Fue entonces cuando Inocencio Ramos, uno de los intelectuales indígenas de esta organización, me sugirió conocer el CIIIT. Tras aquel breve paso por Tierradentro, regresé en febrero del 2013 con el objetivo de analizar el modo en el que este centro de investigaciones despliega diversas formas de conversación entre distintos saberes. El trabajo de análisis fue socializado con sus integrantes y sus sugerencias fueron incorporadas a la publicación académica de los resultados (ver Levalle, 2014).

Entre el 20 de marzo y el 19 de abril del 2016 regresé a Tierradentro en una nueva estancia de trabajo de campo. En esta oportunidad, participé de varias sesiones de la universidad indígena en los resguardos de Segovia (Santa Rosa, Páez) y Avirama (Inzá), donde pude socializar con los estudiantes mi proyecto de investigación y los resultados provisorios.

A lo largo de estos años el trabajo de campo se desarrolló bajo una diversidad de repertorios, aunque la entrevista en profundidad resultó el instrumento más recurrente. La mayor parte de ellas fueron desarrolladas de forma grupal, por lo cual tendieron a adoptar la lógica de un conversatorio. Con varios de los integrantes del CIIIT y de las asociaciones de cabildos de Tierradentro compartí, además, charlas informales en Belalcázar y en Popayán, que resultaron fundamentales para reflexionar críticamente sobre los contenidos de este artículo.

 

La emergencia de la investigación comunitaria intercultural en Tierradentro

Las primeras investigaciones del CRIC, durante la década del ochenta del siglo pasado, estuvieron influenciadas por las propuestas de Paulo Freire, por la investigación acción participativa que practicaba La Rosca de Investigación y Acción Social y por las experiencias de mapeo colectivo que desarrolló luego uno de sus integrantes, Víctor Daniel Bonilla. Pero hacia principios de la década siguiente aquellas metodologías se fueron transformando para dar lugar a modelos cada vez más comunitarios e interculturales de trabajo.

Un racconto histórico de algunas de estas transformaciones puede leerse en el libro del Programa de Educación Bilingüe Intercultural (PEBI, 2004) del CRIC, "¿Qué pasaría si la escuela...?". Este trabajo es en sí mismo el fruto de la práctica colaborativa, ya que ha sido coordinado por un equipo conformado por Abelardo Ramos, lingüista de Tierradentro, y Graciela Bolaños, fundadora del PEBI; con la colaboración de Joanne Rappaport, antropóloga estadounidense, y Carlos Miñana, profesor de la Universidad Nacional de Colombia. Esta historia del PEBI se ha elaborado a partir de una serie de talleres comunitarios con docentes y con mayores del CRIC (ver Rappaport, 2008: 198-205).

En Tierradentro, la experiencia de la traducción de la Constitución de 1991 al nasa yuwe marca el antecedente más importante en materia de nuevas formas de investigar. Como se explica en el libro del PEBI (2004: 104), una vez promulgada la nueva Constitución, el gobierno de César Gaviria Trujillo (1990-1994) inició las gestiones con el Centro Colombiano de Estudios de Lenguas Aborígenes (CCELA) para traducir la Carta Magna a siete lenguas indígenas. El CRIC hizo una consulta a los cabildos indígenas y fue el de Mosoco, en Tierradentro, el que aceptó participar de la traducción al nasa yuwe.

El equipo traductor estuvo compuesto por los maestros bilingües del resguardo, dos mayores, Genaro Bolaños y Anselmo Baicué, uno de los etnolingüistas de Tierradentro que el CRIC había apoyado para formarse en Bogotá, Abelardo Ramos, y un asesor de Planeación Nacional, Raúl Arango. Según consta en la publicación de la Constitución en nasa yuwe (Ramos y Cabildo indígena de Mosoco, 1993), el trabajo de traducción se desplegó en dos escenarios. Por una parte, el equipo de maestros, Abelardo y Raúl se reunían en Mosoco para someter a debate los términos constitucionales. Por otra parte, en Bogotá, funcionaba el equipo interdisciplinario de académicos, en los que el equipo del CCELA se encontraba con Abelardo para avanzar sobre las dificultades. En los talleres comunitarios, que fueron cuatro durante 1993, se rescataron términos en desuso del nasa yuwe y se sometieron a discusión nuevos vehículos conceptuales.

Inspirado por la lectura del libro del PEBI, en abril del 2016 fui hasta Mosoco para reunirme con Reinel Hurtado y con Jesús Tenorio, dos de los profesores que participaron en los talleres comunitarios. Reinel recordaba algunos de los dilemas que habían debido afrontar en este proceso:

Algunas palabras se han perdido, ¿no? O sea, por ahí acuñamos unas palabras nuevas... como el caso del año. No pudimos encontrar esa palabra, el año, pasarlo en nasa yuwe. Entonces, colocamos [el nombre de] un árbol que hay por aquí, que florece cada año (E10).

Abelardo Ramos ha destacado que lo que ocurrió en Mosoco fue una "traducción contextual", es decir que fue la lengua indígena la que estableció las prioridades de acuerdo con los esquemas culturales nasa, reinterpretando el sentido de los artículos y de los conceptos de la Constitución (Ramos en Rappaport, 2004). En 2016 tuve oportunidad de conversar con Abelardo en Bogotá, donde se desempeña como profesor de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Le pedí a Abelardo que relatara en detalle el proceso de trabajo que habían puesto en marcha en 1993:

Nosotros tenemos tipos de lenguas que se comportan bien distintas en este país. Unas lenguas son aglutinantes, otras lenguas son aislantes, otras lenguas son flexionales, etc. Y la traducción, primero, por una parte, va a tomar su propio camino de acuerdo a su tipo de lengua que es. Entonces, es la lengua la que nos guía cómo organizar, cómo interpretar un mensaje, un texto, cómo interpretar unas ideas (E1).

Pero la traducción no se desarrolló únicamente en Mosoco. Las conceptualizaciones fruto del debate en Tierradentro eran luego sometidas a discusión en Bogotá, en un proceso que se repitió de modo espiralado. Con base en esta metodología, el equipo de trabajo construyó el concepto "propio" de cultura, definida como wêt ûskiwe´nxi, que literalmente se traduce como: forma de comportamiento que resulta de la permanencia en relación armónica con el territorio (Ramos y Cabildo Indígena de Mosoco, 1993: 116). Y la justicia se tradujo como eena´ eena´ kafi´ze´n´i, "hacer la permanencia en la luz" (Cabildo de Mosoco y Ramos, 1993: 117) o, acorde con la traducción que hizo a vuelo de pájaro Jesús Tenorio en nuestra charla en Mosoco, "vivir en armonía" (E8). La cultura es, para los nasa, un modo de pervivir que se fundamenta en la comunicación con todos los seres que habitan el territorio.

Como han destacado luego Abelardo Ramos y Joanne Rappaport (2005) en una publicación conjunta, gracias a esta experiencia la traducción se convirtió en una propuesta metodológica para llevar a cabo una apropiación crítica de sistemas externos de conocimiento desde una mirada propia. Ella operó como un medio de teorización al ofrecer la posibilidad de redefinir críticamente algunos conceptos hegemónicos. Los conceptos resultantes adquirieron entonces una fortaleza inusitada porque, como afirma Abelardo, "tienen la base comunitaria pero tienen todos los argumentos y han aguantado los embates" (E1). Esto es lo que Rappaport denomina "teorización indígena" o "coteorización" (Rappaport, 2007); es decir, una producción colectiva de vehículos conceptuales que remiten a teorías que vinculan las ciencias sociales con los conceptos desarrollados por los interlocutores nativos. Rappaport explica:

La teorización indígena es un producto derivado de complejas negociaciones entre las prioridades y discursos políticos del movimiento étnico, por un lado, y de la construcción de sistemas de investigación epistemológicos y metodológicos indígenas que dialogan con los sistemas de investigación occidentales, por el otro (Rappaport, 2005: 29).

Con base en esta experiencia, los miembros del PEBI definieron la interculturalidad como "el partir desde el conocimiento de lo propio para ir integrando otros conocimientos de afuera" (PEBI, 2004: 115). Esta es una característica de la acción cotidiana del CRIC, donde a las relaciones entre distintos pueblos indígenas se suma la participación de colaboradores externos. Rappaport ha afirmado que la interculturalidad constituye una nueva forma de investigación etnográfica que reemplaza la descripción densa por una conversación y una colaboración comprometidas (Rappaport, 2008: 25).

La experiencia de la traducción de la Constitución de 1991 sentó las bases de la investigación intercultural. Sin embargo, este tipo de trabajos no se profundizaron sino hasta después del terremoto que sufrió Tierradentro el 6 de junio de 1994, un evento que dejó un saldo de más de un millar de fallecidos.

Una vez encauzados los trabajos de reconstrucción, Manuel Sisco, uno de los intelectuales orgánicos del CRIC, realizó una serie de encuentros con médicos tradicionales para indagar en las causas del desastre. Estos concluyeron que el sismo había sido un castigo de los espíritus creadores. Uma y Tay, las corrientes de viento que originaron el mundo y crearon a los seres humanos, habían castigado al pueblo nasa por haber abandonado su identidad indígena. Tal explicación, que contradecía abiertamente la caracterización del sismo elaborada por los entes estatales, fue difundida por el CRIC y redundó en el fortalecimiento de las prácticas de afirmación cultural en Tierradentro.

La interculturalidad, la traducción contextual y la teorización indígena se combinaron con un trabajo profundo de recreación de la memoria colectiva. En este proceso intervino fuertemente la lengua, pero también los adultos mayores, las tejedoras y los médicos tradicionales. El pasado colectivo fue interpelado desde los intereses particulares del presente de la organización y de las comunidades. Si el regreso a la memoria sirvió para profundizar la politización de la diferencia étnica y cultural, las nuevas técnicas de investigación colaboraron en un entendimiento dinámico de la cultura y no esencialista de la diferencia. Lo que los investigadores del CIIIT designan como "lo propio" —educación propia, conocimiento propio— resultó el fruto de este trabajo memorioso y creativo que había comenzado a sistematizarse en Tierradentro con el proceso de traducción de la Constitución.

 

El Centro Indígena de Investigaciones Interculturales
de Tierradentro

El proceso de innovación en el campo de la investigación alcanzó una nueva dimensión con la fundación, en 2003, del CIIIT. Este centro de investigaciones fue creado por las dos asociaciones indígenas de Tierradentro y representa la forma concreta que asume la universidad indígena en este territorio. Por eso le compete tanto el desarrollo de programas de investigación como la formulación de propuestas de educación para los currículos de las escuelas y para la UAIIN.

El CIIIT ha desarrollado trabajos de investigación en relación con un conjunto de temáticas consideradas prioritarias por las comunidades indígenas: desarrollo comunitario, lenguas originarias, salud comunitaria, calendario agrofestivo, etnomatemáticas y pensamiento jurídico, entre otras. La definición de las áreas de trabajo y de los procedimientos metodológicos del CIIIT es el fruto de debates en los que participaron maestros, comuneros, jóvenes y músicos de distintos resguardos. El 3 y el 4 de febrero de 2006, en la Laguna de la Luna, un sitio sagrado para la cultura nasa, se elaboraron los lineamientos fundamentales de este centro de investigaciones (CIIIT, 2006).

Sus integrantes son, en su mayor parte, indígenas del pueblo nasa que viven en distintos resguardos de Tierradentro y que han cursado algún tipo de formación universitaria, generalmente en la universidad del movimiento. Si bien el contacto con la estructura regional de la organización indígena es fluido y los vínculos con la ciudad de Popayán resultan frecuentes, la cotidianeidad de los investigadores del centro transcurre en sus comunidades. También participan del CIIIT algunos colaboradores no indígenas que apoyan tareas puntuales.

La riqueza del proceso de investigación de dicho centro de investigaciones se funda en buena medida en la posibilidad de ubicarse en las fronteras y debe una buena parte de su creatividad a trayectorias ambivalentes. El equipo de trabajo en el que ha participado Rappaport ha concebido esta condición fronteriza de los investigadores indígenas bajo el par conceptual "adentro" y "afuera". A pesar de que, a primera vista, esta propuesta corre el riesgo de anquilosar la comprensión de dinámicas culturales que son, por definición, fluidas y cambiantes, en el uso cotidiano de los intelectuales orgánicos del CRIC, el adentro y el afuera son definidos por el contexto y ocasionalmente aparecen yuxtapuestos. En este sentido, el adentro cultural se revela como "un proyecto utópico que busca crear formas culturales necesariamente híbridas que puedan fortalecer las aspiraciones del movimiento indígena" (Rappaport, 2008: 126).

Se trata aquí de investigar desde los márgenes, en una suerte de puesta en práctica del pensamiento fronterizo (Anzaldúa, citada en Mignolo, 2007), aquel que se constituye desde la "doble conciencia" producto de la diferencia colonial. El borde, antes que un límite a la movilidad, aparece aquí como un espacio de conexiones contrahegemónicas; un intersticio desde el cual construir conocimiento a partir de la conversación entre los saberes académicos y los saberes subalternizados que han sido plegados detrás de las narrativas coloniales.

Inocencio Ramos, primer coordinador del CIIIT, ha reflexionado sobre este asunto en un texto que se titula "Corazonar: pensar con el corazón, saberes para sanar la madre tierra". Aquí, Inocencio distingue entre la "interculturalidad de integración", que más allá de su retórica de tolerancia reproduce actitudes de superioridad, y la "interculturalidad de equilibrio", que es la que debiera fomentar el CRIC. Este segundo tipo de interculturalidad constituye el "proyecto político, pedagógico propio, que a partir de los actuales desequilibrios sociales, proyecta ideas y acciones pero para perpetuar la luz del corazón" (Ramos, s/f: 4).

Planteada en estos términos, la interculturalidad podría comprenderse como un modo armónico de coexistencia entre las distintas sociedades y su entorno. Los intelectuales orgánicos que participan del CIIIT esperan que las investigaciones que llevan adelante contribuyan a la "armonización territorial". En efecto, este centro de investigaciones fue pensado como un modo de restaurar el equilibrio territorial, para constituirse como una respuesta a la desarmonización que el terremoto de 1994 vino a poner de manifiesto. Su tarea es la de proteger y recrear los conocimientos necesarios para restablecer la comunicación con las presencias no humanas que componen la ontología nasa.

Recrear la territorialidad comunitaria

La investigación que desarrolla el CIIIT es una iniciativa comunitaria en el sentido de que son algunos de los miembros de la comunidad los que conciben la necesidad de desarrollar un proceso investigativo, para lo cual convocan entonces a otros indígenas y a algunos colaboradores externos con formación académica. Pero al mismo tiempo, como abundaré a continuación, la ICI es una investigación comunitaria porque fortalece la recreación de la territorialidad de las comunidades nasa de Tierradentro.

Para los integrantes del CIIIT y de las asociaciones de cabildos, la investigación constituye una forma de defender el territorio frente a las amenazas existentes: las empresas mineras, los sectores paramilitares, las fuerzas armadas estatales, las guerrillas y los sectores que se reivindican como campesinos dentro del territorio indígena. La relación entre investigación y defensa territorial se plasma en tres planos: uno político-instrumental, uno procedimental y uno epistemológico. En el plano político-instrumental, las investigaciones están ligadas a las problemáticas territoriales; se espera que ellas contribuyan al desarrollo de los programas que las asociaciones llevan adelante en el marco de los planes de vida comunitarios. Tal como sostiene Gentil Guegia, segundo coordinador del CIIIT: "las investigaciones están dadas en términos muy puntuales, asociadas directamente a las problemáticas que se viven en Tierradentro" (E3).

El centro genera insumos y sistematiza debates que luego son reapropiados por las comunidades para definir las políticas educativas, para construir estrategias de prevención de riesgos naturales o para articular propuestas descentralizadas de salud. De este modo, el trabajo del CIIIT contribuye a la reproducción de la territorialidad comunitaria que el CRIC ha defendido desde los años setenta. En este sentido, el CIIIT realiza un ejercicio de conceptualización que permite "aportar estrategias para la defensa integral del territorio" (CIIIT, 2011).

Los procedimientos que adoptan las investigaciones en el CIIIT también contribuyen a recrear la territorialidad comunitaria, puesto que una de sus premisas es la participación de la comunidad en el proceso de investigación (Diario Oficial de la República de Colombia, 2004). El conocimiento se construye sobre un proceso de consulta y participación constante de la comunidad indígena, que es —en mayor o menor medida— la que valida el trabajo investigativo.

Este ejercicio de construcción colectiva es lo que el CIIIT denomina "minga de pensamiento", que recupera la figura del trabajo comunitario que se desarrolla en los resguardos (Levalle, 2014). En una reunión con autoridades y estudiantes de la UAIIN, Huber Castro, uno de los integrantes del centro de investigaciones, explicó el sentido que adquiere la participación comunitaria en el proceso de investigación del CIIIT:

Pero el ejercicio (...) de pronto muy particular que se hizo como experiencia de investigación fue investigación y reflexión colectiva, ¿por qué investigación y reflexión colectiva? Porque nosotros únicamente cumplíamos lo del mandato de Benjamín Dindicué [se refiere a la asamblea comunitaria en la cual se definieron las temáticas que el CIIIT debe abordar] (...). Las preguntas que hacíamos y mandábamos a la gente no eran para yo recibir el certificado o el título, sino para dinamizar el conocimiento y fortalecer el conocimiento que hay dentro de nuestro territorio. Entonces por eso la investigación y la reflexión la hacía la comunidad, y ¿Quiénes aprobaban que así sea? Pues, era la comunidad la que decía y nosotros hacíamos la sistematización (CIIIT, 2015: 44).

La continua interacción entre el colectivo investigador y la comunidad de la cual este forma parte no es simplemente un procedimiento metodológico. Esta relación da cuenta del para qué de la investigación comunitaria, que según los integrantes del CIIIT se basa en que la comunidad logre reflexionar sobre su propia praxis. En el caso de la investigación en matemáticas nasa, cuyos resultados han sido publicados (ver Caicedo y Parra, 2007), se conformó un grupo de investigadores de distintas comunidades al que se sumó Natalia Caicedo, colaboradora permanente del CIIIT, y un académico en colaboración, Aldo Parra. La investigación se desarrolló aprovechando las instancias comunitarias de reunión —jornadas de trabajo colectivo, asambleas, talleres docentes— e involucró la participación de médicos tradicionales. Se combinaron diversas técnicas, tales como la autoinvestigación, la interpretación de elementos arqueológicos y procedimientos vinculados a la ritualidad nasa. La validación del trabajo se desarrolló en sucesivas asambleas en las cuales se rediscutieron los avances y se consensuó la redacción del libro final que está destinado a los docentes de los resguardos.

Este proceder contesta algunos de los obstáculos con los que se había topado la investigación-acción participativa. El propio Fals Borda (1979) planteó que, en las experiencias de investigación militante, la participación de los colectivos sociales —o de sus "cuadros más avanzados"— había resultado limitada y que, por tal motivo, los resultados no habían podido ser socializados —"devueltos"— como se esperaba. El antropólogo colombiano Vasco Uribe sostuvo que esta dificultad sobrevino al escindir el trabajo de campo de la producción teórica (ver Rappaport, 2007: 223).

En el CIIIT, la conversación entre el colectivo investigador y la comunidad se produce desde el inicio y atraviesa todas las fases de un trabajo en el que se conjugan la participación y la teorización. La teorización indígena que había sido puesta en práctica en el proceso de traducción de la Constitución en 1994 ahora desborda los contornos del colectivo investigador. Ese es, efectivamente, el desafío de la investigación tal como la conciben los intelectuales orgánicos del CIIIT. Se trata, en palabras de Huber, de "construir conceptos y devolverlos a la comunidad, para que la comunidad fluya en ese espacio" (E6). La construcción colectiva del conocimiento se vuelve un imperativo político toda vez que el objetivo de este centro de investigaciones es aportar elementos para la defensa del territorio frente a las amenazas existentes.

Resistir la violencia epistémica

La relación entre la investigación y la defensa del territorio se expresa también en un plano epistemológico. La creación del CIIIT pone de manifiesto un proceso de reflexión epistémica de parte de las autoridades comunitarias, especialmente de los miembros de las comisiones educativas de ambas asociaciones. Los integrantes del Consejo Zonal de Educación de Tierradentro, un espacio conformado por las dos asociaciones de cabildos de la subregión, concluyeron que el conocimiento académico que se estaba produciendo en su territorio no alimentaba las dinámicas comunitarias, sino que, por el contrario, objetualizaba a las comunidades indígenas, y relegaba entonces sus saberes al lugar de testimonio a ser analizado por las ciencias sociales y las humanidades. Los conocimientos de los pueblos indígenas de Tierradentro eran, así, despojados de toda validez (E4).

Las reflexiones de las autoridades indígenas de Tierradentro dan cuenta de la violencia epistémica a la que son sometidos los pueblos indígenas latinoamericanos como los nasa. Como explica Alejandro Haber (2011: 30), la violencia política se ha filtrado en los propios dispositivos mediante los cuales conocemos el mundo; la violencia nos constituye "seccionando las relaciones constitutivas del mundo, separando las partes seccionadas, y ensamblándolas de acuerdo a las reglas del colonizador".

Los marcos disciplinarios modernos, es decir, el conjunto de presupuestos sobre el objeto y el método de cada una de las disciplinas occidentales, condensan y reproducen la ontología occidental. La división entre naturaleza y cultura, la linealidad del tiempo, el antropocentrismo de lo social, la racionalidad como modo privilegiado de acceso al conocimiento, la objetividad del investigador, la universalidad del saber, la exigencia de utilidad de los resultados científicos, son elementos centrales de la ontología moderna (Haber, 2011).

El sociólogo portugués Boaventura de Sousa Santos (2006) ha postulado que, en consecuencia, el conocimiento científico moderno produce como inexistente a todo lo que escapa al marco disciplinario de las ciencias sociales. Esta es la base de la violencia epistémica, una jerarquización de los saberes en función de la lógica colonial. Al borrar los saberes alternativos y los pueblos que los producen, las ciencias sociales reproducen la objetivación disciplinaria de la diferencia colonial entre "conocedor/colonizador" y "conocido/colonizado" (Haber, 2011; de Sousa Santos, 2010). De este modo, en la conformación disciplinaria de las ciencias sociales, las comunidades indígenas quedaron enmarcadas en el plano de la ignorancia.

Por eso, en los albores del siglo XXI, las autoridades indígenas de Tierradentro comenzaron a plantear que era necesario debatir acerca del "control político del conocimiento" (CIIIT, 2015). Dídimo Perdomo, uno de los fundadores de la Asociación Nasa Çxhâcxha, recordaba estos debates que derivarían en la creación del centro de investigaciones:

Hay mucha gente que llega a hacer su tesis acá. Y toda, la mayor parte, viene a Tierradentro. Pero no queda ninguna memoria [...] Con ese objetivo se creó el CIIIT. Ahorita lo que se pretende es que se haga a través de él [...] Eso es como un órgano de control político que se ha hecho (E4).

De acuerdo con el segundo coordinador del CIIIT, Gentil Guegia, la tarea fundamental consiste en demostrarles a los padres de familia que ellos son sujetos de conocimiento y que éste puede aportar a los debates acerca del desarrollo comunitario y a la defensa del territorio. Gentil sostiene:

La apuesta política es mirar cómo se posiciona el tema del conocimiento propio, porque una de las realidades más sentidas en el territorio es que a nosotros nos han enseñado que hay un conocimiento universal y que los pueblos indígenas no tienen sabiduría y no tienen conocimiento (E3).

Con la creación del centro de investigaciones, las autoridades nasa de Tierradentro buscan demostrar que las comunidades indígenas son capaces de construir conocimientos pertinentes para el desarrollo de sus pueblos. Sostiene Gentil: "lo que pretendemos es que desde la comunidad surjan las propias áreas de estudio y que no estén impuestas, para poder orientar nuestros propios contenidos" (E3). La resolución de creación del CIIIT afirma: "nuestras cosmovisiones contienen semillas de una ciencia propia" (Diario Oficial de la República de Colombia, 2004: 3). Por eso, Inocencio afirma que es necesario profundizar "cómo es lo propio" para generar "el autoestima, el autorreconocimiento" de los nasa de Tierradentro. El conocimiento propio, al que los intelectuales orgánicos del CRIC en Tierradentro se refieren reiteradamente, es el que se recrea en la memoria colectiva recuperando creativamente elementos de la cosmogonía nasa.

El centro de investigaciones constituye una herramienta de articulación de procesos y saberes comunitarios. Como afirma Natalia Caicedo, la colaboradora permanente del CIIIT: "es como tejer, como articular, como visibilizar, eso que se está dando en la comunidad... el CIIIT lo que hace es generar condiciones, promover, propiciar encuentros, facilitar... la que orienta es la comunidad" (E9). Para dar cuenta de este modo de llevar a cabo la práctica investigativa, Inocencio ha propuesto la categoría "investigación cultural propia":

Investigación cultural propia, implica trabajar colectivamente, desde la formulación misma del proyecto, para que las decisiones nazcan desde las comunidades y no se repliquen modelos de imposición y de suplantación de la voz de las comunidades. Asimismo, la sistematización se proyecta como construcción colectiva del conocimiento (Ramos, s/f: 6. Itálicas en el original).

En esta conceptualización, Inocencio logra articular la participación comunitaria con la resistencia a la violencia epistémica, ya que es aquella la que permite resistir la imposición de modelos "de suplantación de la voz de las comunidades".

Descolonizar la investigación social

Para poner en funcionamiento el CIIIT fue necesario descolonizar la investigación social. La práctica de investigación era leída desde las comunidades como una actividad colonizadora, un modo de intervención externa en los asuntos comunitarios. Varios de mis interlocutores relatan que los mayores solían negarse a colaborar con los antropólogos externos porque consideraban que guardar silencio constituía una forma de proteger el conocimiento propio.

El equipo de investigación en matemáticas nasa del CIIIT recolectó y analizó artículos de antropólogos que hicieron su trabajo de campo en Tierradentro, y pudo constatar una serie de errores en los documentos, errores que son a la vez producto de malentendidos fortuitos y de malentendidos premeditados. Recuerda Huber:

Uno, a los antropólogos, los tomaba como recocha,2 y si preguntaban daba respuestas totalmente contrarias. Aunque entendiera. Los que entendían hacían eso. [...] Entonces, por eso, los textos no dicen lo que... cuando ya uno lee, no dicen lo que es. Yo encontré esas falencias. [...] Teniendo en cuenta eso, dije una vez... escribiendo mis cosas y escribiendo mi artículo, yo decía: "investigando sobre lo investigado" (E6).

Los errores de los textos académicos que abordan la cultura del pueblo nasa dan cuenta de la resistencia indígena a la violencia epistémica. Bajo la lógica colonial de la investigación disciplinaria, las comunidades indígenas necesitan ser interpretadas por un otro que viene de afuera. Como afirma James Clifford (1998), sobre esa premisa se fundó la autoridad del antropólogo a comienzos del siglo XX; los indios, se dijo entonces, no pueden explicar su realidad. Haber (2013: 6) postula que en estos casos, "la ciencia —la disciplina— funciona más como signo de la validez del conocimiento, de hegemonía epistemológica, que como contenido de algún procedimiento riguroso".

Por eso, Huber comenta que en el proceso de construcción del centro de investigaciones fue necesario partir de una reflexión acerca del por qué y del para quién investigar.

Sí, para quién investigar, cómo investigar y para qué investigar. Eran como las preguntas que a mi mente siempre venían. ¿Por qué? Porque sabíamos que [los investigadores académicos] investigaban para las instituciones o para las universidades. Antes, investigaban para entregar a las universidades. Cómo investigar ya venía diseñado. ¿Para quién? Pues, acá adentro no se ve para quien [se] investiga hasta ese momento. Ahora es que se sabe para quién se investiga (E6).

Estas preguntas permitieron que los miembros nasa del equipo se reapropiaran de la investigación. En forma paulatina se reconoció una serie de procedimientos culturales que sintetizan la memoria y la percepción del entorno del pueblo nasa. Los tejidos o la medicina tradicional, por citar solamente dos casos, fueron concebidos como formas propias de hacer investigación (E9).

Este debate motivó un proceso de reflexión colectiva entre los miembros del CIIIT que maduró en la identificación de algunos términos que en la lengua de los nasa, el nasa yuwe, se relacionan con la actividad de investigar. Huber ha compilado algunos de estos términos en un escrito titulado "Investigación en el pueblo nasa" (Castro, 2014). En este trabajo figuran las siguientes palabras para hacer referencia a la actividad de investigar: ûusakh, yafxki’p, pa’mez, ûuskiwe’je, ûusatxah, pa’thû’wâ, pa’ksxa’wu’j, kaapdxi’pu’, kaaja’da’j, ma’wê, kaaîçhe’jwa’; todas ellas se refieren a razonar, significan analizar y aplicar la curiosidad; pero también denotan una dimensión del sentimiento.

El concepto de investigación preferido por los miembros del CIIIT es ûusatxah, cuya raíz —ûus— remite al corazón, y significa pensar, planear, saber escuchar, compartir y generar nuevos conocimientos (Guegia, 2009: 7). Inocencio afirma que en el pueblo nasa "razonar implica corazonar". Según Inocencio, no es posible conocer si no se desarrolla la capacidad de sentir y de soñar. "Corazonar es el verbo que en castellano, más se aproxima a la idea de üusyahtxya’, es decir, "a pensar con el corazón", sostiene (Ramos, s/f: 1). En 2013, Inocencio me explicó la génesis de este concepto:

La lingüística nos ha ido apoyando como para ir entendiendo que la palabra corazón está referida mucho a todo lo que es hacer introspección, a hacer reflexión, pensar, todos los verbos que implican análisis, debate, reflexión. Entonces (...) estaríamos tan seguros que ya no pensamos con la cabeza sino que es el corazón el que incide para pensar (E7).

El concepto corazonar sugiere que el término "investigación" aparece como el lugar de una "equivocación sin control". El antropólogo brasileño Eduardo Viveiros de Castro ha definido la equivocación sin control como una falla comunicativa en la cual los interlocutores creen hablar de lo mismo pero hablan de cosas diferentes. Esta situación viene a poner de manifiesto un conflicto ontológico, ya que más allá de las palabras comunes, cada uno de los interlocutores está en-actuando un mundo distinto (Blaser, 2010: 84).

Una mañana de 2016 conversaba con varios integrantes de la Asociación Nasa Çxhâçxha que estaban llevando a cabo diversos procesos de investigación para profundizar el conocimiento sobre los sitios sagrados de Tierradentro. Parménides Castro, un joven nasa estudiante de la UAIIN, comentó que en cierta ocasión caminaba por un sendero desconocido cuando sufrió el ataque de una culebra a la que luego decidió dar muerte. Reflexionando en retrospectiva, recordó que antes del ataque había escuchado el canto de un pájaro, y concluyó que se trataba de una "señal" que no había logrado comprender debidamente. Parménides recapacitó: "Pero el pájaro nos avisó... Me estaba indicando y no alcancé a interpretar. O sea, no tuve la investigación. No hice la investigación completa. Me atacó y yo la maté. Y cuando yo me puse a retroceder, en la memoria había un proceso y yo no alcance a respetar" (E11). En este pasaje, el concepto de investigación adopta un sentido más amplio, que remite a la interrelación con el territorio y adopta un carácter preventivo.

Quizás acudiendo a la interculturalidad de equilibrio que propone Inocencio sea posible controlar la equivocación suscitada alrededor del sentido de la investigación. Siguiendo esta propuesta, la dimensión intercultural de las investigaciones que lleva adelante el CIIIT significa un exceso respecto del registro lingüístico y del código de lectoescritura, o incluso, una subversión de ese código al ser redefinido bajo los términos de la ontología nasa. Investigar es, en palabras de los miembros del CIIIT, "leer la naturaleza", agudizar los sentidos para comprender los mensajes del territorio. En este orden, la actividad de la lectura no se refiere única ni exclusivamente a la comprensión de enunciados lingüísticos sino, más fundamentalmente, a la comunicación con las entidades sensibles que integran la ontología relacional nasa.

Este sentido de la investigación intercultural se evidenció en el contexto de la reactivación del Volcán Nevado del Huila durante 2007 y 2008. Fue entonces cuando la gente comenzó a recordar estas formas de lectura del territorio. Guillermo Santamaría, un colaborador histórico de la Asociación Nasa Çxhâçxha, recordaba:

Entonces empezaron a recuperar, a valorar, elementos que eran de su cotidianeidad pero que se habían invisibilizado. Y luego en esa recuperación dijeron: "no, lo que hay aquí son toda una serie de escenarios que son los bioindicadores": la gente sabe leer. Y como sabe leer el territorio, sabe que algunas cosas le dan señas. El canto de los pájaros, el movimiento de las lechuzas... Y luego los mayores dijeron: "hay que sentir más... Hemos tenido que trabajar más el concepto de "avistar", de "catear", el concepto de "pedir", el concepto de "pagar". Y dónde se desarrolla cada una de esas cosas (E12).

De este modo, los investigadores nasa reconstruyen un conjunto de conocimientos que es necesario para restablecer el equilibrio cósmico o para "sanar la Madre Tierra", parafraseando a Inocencio. Estos "conocimientos propios" se manifiestan corporalmente, no se razonan sino que se sienten. Por eso Guillermo apela al repertorio de prácticas de comunicación territorial propio de los thê´ wala. Losmédicos tradicionales nasa sienten en su propio cuerpo los mensajes de las presencias sensibles que habitan el territorio. Las diversas sensaciones corporales bajo las cuales se expresa este lenguaje reciben el nombre de "señas". Apelando a las señas, los thê´ wala pueden predecir acontecimientos importantes, como la entrada en actividad del volcán nevado del Huila. Nuevamente, aquí se manifiesta el carácter preventivo y protector que los nasa le atribuyen a las prácticas de investigación. Es este descentramiento del logos occidental lo que queda sintetizado en el término "corazonar"; un movimiento que completa el proceso de descolonización de la investigación que habían puesto en marcha las autoridades indígenas de Tierradentro con la creación del CIIIT.

 

Palabras finales

Las prácticas de investigación comunitaria intercultural desarrolladas por los intelectuales orgánicos de Tierradentro impugnan el reconocimiento de la diversidad cultural enmarcado por las relaciones hegemónicas que propone el multiculturalismo. Quienes históricamente fueron concebidos como objetos de investigación por parte de la academia son ahora sujetos de sus propias investigaciones. Las metodologías colonizantes resultan cuestionadas y las categorías modernas sufren un proceso de traducción/apropiación por parte de las teorías nativas.

En las experiencias analizadas en este artículo, la investigación es concebida como un medio para lograr la transformación social de la realidad y su práctica es entendida como una herramienta política para constituir a los indígenas como sujetos de conocimiento y, desde esa posición, convocarlos a participar en la defensa del territorio y en la construcción de los planes de vida.

En el curso del trabajo hice referencia a la práctica de investigación que el CRIC desarrolló en Tierradentro bajo la denominación "investigación comunitaria intercultural". La ICI constituye un modo de llevar adelante la investigación indígena que hace énfasis en: (a) la iniciativa de la comunidad desde el comienzo del proceso de investigación; (b) su sentido político-social-cultural, que se pone de manifiesto por medio de la recreación de la territorialidad comunitaria y de la ontología indígena; y (c) sus procedimientos interculturales y su dinámica de colabor, que aparece como conversación intercultural de saberes, de marcos institucionales y de investigadores en el proceso de trabajo.

Las investigaciones que analicé en este artículo habilitaron la construcción de nuevos conceptos. Lejos de constituir un regreso a un pensamiento tradicional, estos vehículos conceptuales fueron el producto de una conversación intercultural en la cual intervinieron colaboradores y académicos en colaboración y se pusieron en juego ideas y prácticas del "adentro" y del "afuera". Es en estas instancias de conversación en las que la teorización indígena se ha fortalecido y se ha repropiado de ciertas categorías "externas" en función de los objetivos político-sociales de las organizaciones zonales, como ha ocurrido con el término "investigar".

Al entender a la investigación como un ejercicio de lectura ontológica del entorno, ella resulta un proceso inherente al estar en el mundo que suelen practicar los pueblos indígenas latinoamericanos. En este sentido, la experiencia de Tierradentro, en tanto "caso crítico", aporta elementos para dialogar con otras iniciativas en desarrollo en nuestro continente. La ICI conforma una lógica de investigación eminentemente política, cuya posibilidad de existencia ocurre en la medida en que un colectivo social organizado asume la necesidad de producir conocimientos desde su propio locus de enunciación.

Estas experiencias interpelan profundamente el lugar de los investigadores académicos que pretenden colaborar con grupos subalternos. Natalia y Aldo, colaboradores del CIIIT, me han comentado en varias ocasiones que para poder sostener su participación en estos procesos de investigación fue necesario "perder el control". En este sentido, la experiencia de Tierradentro nos invita a pensar nuestra labor como un acompañamiento de procesos que, en mayor o menor medida, son consustanciales a las dinámicas comunitarias. La conversación intercultural que sustenta estas prácticas de investigación es posible a condición de que comprendamos la disputa política que ella viene a poner sobre la mesa, una disputa de la cual somos siempre protagonistas.

 

Agradecimientos

Este trabajo sintetiza resultados preliminares de mi investigación doctoral y ha sido posible gracias a la colaboración de los integrantes del Centro Indígena de Investigaciones Interculturales de Tierradentro y de las autoridades de las dos Asociaciones de Cabildos de esta zona, quienes desde el 2009 han compartido conmigo sus experiencias y sus luchas. Quiero agradecer especialmente a la Dra. Mariela Eva Rodríguez y a los evaluadores anónimos, ya que el presente texto se ha enriquecido gracias a sus observaciones.

Entrevistas

E1. Entrevista a Abelardo Ramos, lingüista nasa de Tierradentro, traductor de la Constitución colombiana de 1991, Bogotá, 16/04/2016.

E2. Entrevista a Aldo Parra, colaborador del CIIIT en etnomatemáticas, Mosoco, Páez, Tierradentro, 22/02/2013.

E3. Entrevista a Carlos Guegia, integrante del CIIIT, Mosoco, Páez, Tierradentro, 23/02/2013.

E4. Entrevista a Dídimo Perdomo, fundador de la Asociación de Cabildos Nasa Çxhâçxha y excoordinador de educación de Tierradentro, Belalcázar, Páez, 20/02/2013.

E5. Entrevista a Gentil Guegia, Segundo Coordinador del CIIIT, Entrevista telefónica, 2012.

E6. Entrevista a Huber Castro, coordinador de orientadores en el programa de Lenguas Originarias de la UAIIN, integrante del CIIIT, Páez, 26/03/2016.

E7. Entrevista a Inocencio Ramos, primer coordinador del CIIIT e integrante del equipo de educación de Tierradentro, Popayán, 13/02/2013.

E8. Entrevista a Jesús "Chucho" Tenorio, expresidente de la Asociación de Cabildos Juan Tama, Mosoco, Páez, 07/04/2016.

E9. Entrevista a Natalia Caicedo Vázquez, colaboradora del CIIIT, Bogotá, 21/02/2013.

E10. Entrevista a Reinel Hurtado, exgobernador de Mosoco, Mosoco, Páez, 07/04/2016.

E11. Entrevista a Parménides Castro, coordinador de medicina tradicional, Asociación de Cabildos Nasa Çxhâçxha, Belalcázar, Páez, 10/4/2016.

E12. Entrevista a Guillermo Santamaría, coordinador del equipo Territorio y Naturaleza, Asociación de Cabildos Nasa Çxhâçxha, Belalcázar, Páez, 20/2/2013.

 

Notas

1. Tierradentro es una subregión ubicada en el suroccidente colombiano. Administrativamente, se conforma por los municipios de Páez e Inzá, pertenecientes al departamento del Cauca. La población indígena, en su mayor parte perteneciente al pueblo nasa, representa el 56% del total subregional.

2. En Colombia, el término recocha hace referencia al desorden o a la falta de seriedad.

 

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