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Análisis filosófico

versión On-line ISSN 1851-9636

Anal. filos. vol.36 no.2 Ciudad Autónoma de Buenos Aires nov. 2016

 

IN MEMORIAM

Gladys Palau
En memoria

José Antonio Castorina


Es difícil para mí, su amigo de toda la vida, hacer una síntesis de una existencia tan rica y ejemplar, desde el punto de vista de su trayectoria académica, de su actividad como investigadora, y como ciudadana comprometida con los derechos humanos.
En primer lugar, nos conocimos a comienzos de la década del sesenta, como compañeros de la vida universitaria y de la política del Centro de Estudiantes de Humanidades de la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Plata, y desde entonces compartimos diversas inquietudes e intereses intelectuales. Gladys se interesó desde muy joven en la lógica, dedicándose a su estudio bajo la influencia de los intelectuales que admiró durante toda su vida: Rolando García y Gregorio Klimovsky. A fines de los sesenta se incorporó a SADAF, a la que perteneció hasta los últimos años, y en la que tuvo una actividad muy destacada, participando de seminarios, coloquios y ateneos, con su proverbial espíritu crítico y su claridad expositiva. Recuerdo que a principios de los setenta cursamos aquellos inolvidables seminarios de Klimovsky en el Doctorado de Epistemología, en la Facultad de Humanidades de la Plata, interrumpidos por la intervención a la Universidad a fines de 1974.
Su vida académica fue muy dilatada: comenzó por ser docente del Instituto de Filosofía de la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Plata hasta que fue expulsada de la facultad por el gobierno de Isabel Perón, en noviembre del 1974. Su vida docente, actividad que amaba entrañablemente, se desarrolló en la escuela secundaria durante el proceso militar, hasta que con el retorno de la democracia volvió a la Universidad de La Plata e ingresó en la Universidad de Buenos Aires como profesora encargada de la cátedra de Lógica de la Facultad de Filosofía y Letras; también tuvo un rol muy destacado en los primeros años del Ciclo Básico de la UBA y en UBA XXI. Su iniciativa para generar actividades y su dedicación inclaudicable tuvieron gran influencia en todas las instituciones donde organizó actividades de enseñanza y brindó su propia enseñanza. Fue, además, Directora del Departamento de Filosofía de la Facultad de Filosofía y Letras y finalmente, Profesora Consulta de esa misma Facultad desde el 2006 hasta su fallecimiento.
A lo dicho, cabe añadir su actividad en la gestión universitaria como Secretaria de Extensión y de Publicaciones en la Facultad de Filosofía y Letras, durante la década de los 90 y primeros años del siglo XXI. A este respecto, vale la pena evocar su capacidad organizativa y de creación de actividades de alto valor político y científico, incluida la primera cátedra de Derechos Humanos de esa Facultad. Y, sobre todo, mencionar que, tanto en la docencia universitaria como en la gestión académica, su trayectoria ha sido irreprochable desde el punto de vista ético, quizás una de las notas más destacadas de su personalidad. Jamás utilizó sus cargos o sus funciones como jurado o evaluadora para correrse del rigor y la justicia académica, lo que no es poco relevante en una universidad pública que ya en la década de los noventa empezaba a ser invadida por el corporativismo.
Por otra parte, fue directora de numerosos becarios y dirigió Proyectos UBACyT sobre lógicas subclásicas y no monotónicas, relaciones entre la lógica formal, la lógica informal y la argumentación filosófica, sus consecuencias pedagógicas, entre muchos otros temas.
En lo que concierne a su actividad política, no fue solo universitaria,
sino que en la década de los setenta dedicó esfuerzos significativos, aun a costa de un serio riesgo, en defensa de los derechos humanos. La CNU (Concentración Nacional Universitaria vinculada a la extrema derecha peronista) hizo destrozos en su casa en 1976, como castigo a sus luchas. En este sentido, me parece muy significativo recordar a Gladys como una de los intelectuales formados en aquella universidad reformista de "oro" de los sesenta, que persiguió durante su carrera el rigor conceptual y excelencia académica, pero sin separarlas del compromiso con las causas populares y con la universidad pública, transparente y democrática.
En lo referido a la producción intelectual, hay que destacar su dedicación permanente por pensar los problemas que plantea la lógica, desde el punto de vista filosófico y didáctico. Respecto de los primeros es importante señalar su convicción de que la historia de la lógica era esencial para tratar sus problemas filosóficos como disciplina. Dedicó diversos artículos y libros a analizar la lógica paraconsistente y discutir la noción de consecuencia lógica, que fue el tema de su tesis de doctorado.
Tuvo una gran preocupación en vincular la lógica natural con la enseñanza de la lógica. Para estudiar la formalización de la primera, tuve el honor de compartir durante los años oscuros del proceso la escritura de La lógica operatoria de Piaget, y durante su elaboración no dejé de admirar el rigor y amplitud del pensamiento de Gladys. Respecto del vínculo entre lógica natural y didáctica, desarrolló muy interesantes y originales ideas acerca del modo de enseñar, adoptando tesis vinculadas a la didáctica de las matemáticas y sobre los procesos cognitivos de los alumnos para adquirirla. Con ella, creo, la didáctica de la lógica comenzó a situarse en un campo científico, sin perder su significación filosófica. Hacia el final de su vida dejo inconcluso un libro que intentaba elaborar una epistemología genética de la lógica, articulando indagaciones psicogenéticas y de historia de la lógica, aunque ya en su artículo Proyecciones pedagógicas de la Historia de la Lógica había esbozado una muy interesante relación entre tales indagaciones.
Su obra intelectual le valió el reconocimiento de colegas y alumnos, dentro y fuera del país, recordando entre otras sus relaciones con lógicos españoles y con colegas ocupados en la didáctica de la lógica, especialmente en congresos realizados en México y España, entre otros países. Por su valiosa contribución a la investigación recibió en el año 2006 el premio Konex a las Ciencias Sociales y Humanidades, con especialidad en lógica. Además, fue socia plenaria de SADAF, de la Asociación Filosófica de la República Argentina, así como socia honoraria de la Sociedad de Lógica, Metodología y Filosofía de la Ciencia, de España.
Creo que lo dicho, en su brevedad, deja sin mencionar muchos sesgos destacados de su vida política, académica y de su producción intelectual. Sin embargo, es suficiente para pintar con trazos gruesos una trayectoria dedicada a la vida académica, de gestión y de producción intelectual, así como al compromiso ético con el país y la universidad. Junto a lo dicho, me permito destacar su amistad sincera, su generosidad sin límites con quienes sufrían exclusión o persecución, o simplemente eran amigos en dificultades propias de la existencia. Por todo esto, se hace muy duro reconocer su ausencia. Pero su trayectoria y méritos personales pueden ser guías para nosotros, sus colegas y amigos, así como para sus discípulos.

 

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