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Análisis filosófico

On-line version ISSN 1851-9636

Anal. filos. vol.37 no.1 Ciudad Autónoma de Buenos Aires May 2017

 

IN MEMORIAM

A Félix Gustavo Schuster, maestro y "decano de a pie", un adiós personal

Cecilia Hidalgo

Universidad de Buenos Aires
chidalgo@filo.uba.ar


Félix G. Schuster rompió con todos los moldes y condensó una conjunción de cualidades raramente concretizadas en una sola persona: una inteligencia aguda y una inmensa cultura acompañadas siempre por el afecto, el altruismo, la calma, la humildad, la sinceridad, el respeto y la preocupación por los demás. Blas Alberti, profesor de la carrera de Ciencias antropológicas de la UBA en la que me gradué, nos presentó en 1975: Félix era amigo y compañero suyo de militancia y Blas lo consideraba muy especial tanto por su saber como por su personalidad. La reflexión sobre la investigación social y sus dimensiones epistemológicas que proponía Félix en sus clases constituyeron en mi vida un punto de inflexión. Durante la dictadura militar, al salir de la prisión, SADAF fue la catacumba en la que encontramos una zona de refugio, estudio y trabajo conjunto. Desde entonces nos dedicamos –a partir de 1983 en la UBA– al análisis de las prácticas de diversas comunidades científicas y su creatividad.
La vida de Félix ilustra tal vez como ninguna la estrecha relación entre los contextos históricos por una parte y las prácticas u opciones intelectuales individuales. El joven Félix se había inscripto en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires a instancias de sus padres, pero su vocación lo inclinaba a la Filosofía, carrera en la que se graduó en la UBA en 1963. La Facultad de Filosofía y Letras tenía entonces su sede en la calle Viamonte 430, en el edificio que hoy ocupa el Rectorado. La efervescencia del ambiente estudiantil y político de la década de 1960 lo marcaron profundamente, reforzando su interés por las humanidades y el naciente enfoque "científico" de lo social que había plasmado institucionalmente en la Facultad con la creación en 1958 de las carreras de Sociología, Psicología, Antropología, entre otras. En Viamonte 430, "donde empezó todo" al decir de Ernesto Laclau, Félix leyó a Julio Cortázar en las clases de Anita Barrenechea, asistió a los cursos de Literatura inglesa de Borges y de Ética de Risieri Frondizi, se inició en el estudio de Filosofía de las ciencias en los cursos de Mario Bunge que prosiguió luego bajo la guía de Gregorio Klimovsky, de quien fue su primer becario. Tuvo profesores de la talla de Gino Germani, José María Monner Sans, Gilda Romero Brest, Vicente Fattone, José Luis Romero o Julio Payró, entre tantos otros. Y compartió la vida universitaria que se prolongaba en la librería Verbum, el Instituto Di Tella y luego el CAyC, todos en los alrededores de Viamonte.
En una nota que le realizara Rosana Errasti y cuyo contenido integra un artículo suyo en el volumen homenaje que coeditaran CLA CSO, CICCUS y la editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA en 2010 (compilado por Verónica Tozzi y por mí), Félix señalaba con humor que lo que más le había gustado de su paso por Derecho eran las tardes de sol en los bancos de Plaza Francia, los encuentros con amigos de la Facultad y las noches de bohemia en el Club Argentino de Ajedrez, en cuyo juego se destacó. También en ese entonces conoció a Elba, su esposa y compañera de toda la vida.
Participó tempranamente en la vida política de la universidad. Entre 1964 y 1965 fue consejero del Consejo Superior en representación del claustro de graduados, y luego, consejero también de graduados pero del Consejo de la Facultad, desempeñándose como tal desde 1965 hasta julio de 1966, fecha en que el gobierno militar del general Onganía intervino las universidades nacionales. Luego de la Noche de los Bastones Largos fue separado de la universidad –donde era docente en la cátedra de Gregorio Klimovsky– y perdió la beca del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas con la que se había iniciado en la investigación. El British Council le permitió continuar sus estudios con una beca de posgrado en la Universidad de Londres, donde uno de sus profesores fuera Karl Popper.
A su regreso integró en 1972 el grupo fundador de esta Sociedad Argentina de Análisis Filosófico (SADAF) junto a Carlos Alchourrón, Eugenio Bulygin, Genaro Carrió, Alberto Coffa, Juan Carlos D'Alessio, Ricardo Gómez, Gregorio Klimovsky, Raúl Orayen, Eduardo Rabossi y Thomas Moro Simpson. En SADAF Félix desarrollaría hasta hace poco tiempo una intensa actividad intelectual, al punto de que un seminario bajo su conducción dedicado a la Epistemología de las ciencias sociales y los estudios sociales de la ciencia bien podría entrar en el libro de los records de Guinness por su especificidad temática y permanencia en encuentros mensuales desde hace ya más de tres décadas (hoy bajo mi coordinación).
Al producirse el golpe militar de 1976, Félix revistaba como profesor de la Universidad Nacional del Sur, en Bahía Blanca, y fue detenido y encarcelado durante un año y cuatro meses. Su talento ajedrecístico fue componente esencial de la convivencia carcelaria con otros presos políticos, a quienes les enseñó a jugar sin tablero, voceando las movidas de celda en celda, tal como testimonia Emilio de Ípola en el volumen homenaje mencionado. Una beca del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLA CSO) para la elaboración de un libro marcó su reinserción en el campo académico en 1978. Así surgió un clásico de la epistemología de las ciencias sociales en Argentina, Explicación y predicción: La validez del conocimiento en ciencias sociales, editado por CLA CSO en 1982 y reeditado en 1986.
La vuelta a la democracia en la Argentina tuvo a Félix G. Schuster en prácticamente todos los cargos académico-institucionales posibles. En la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, en 1984 gana los concursos de profesor titular ordinario de la cátedra de Epistemología y métodos de la investigación social, en la carrera de Antropología, y en 1989 en las cátedras de Filosofía de las ciencias y de Filosofía especial de las ciencias en la carrera de Filosofía. En 2002 fue nombrado profesor consulto titular de dicha facultad. Representó al claustro de profesores en el Consejo de la Facultad, actuó como miembro del Comité Académico de la Maestría en Epistemología e historia de la ciencia de la Universidad Nacional de Tres de Febrero y como coordinador de comisiones asesoras del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas. Es imposible resumir su participación activa en organismos de investigación o su trayectoria como docente de grado y de posgrado –tanto en Argentina como en distintos países latinoamericanos y europeos–, de director de investigaciones acreditadas, tesis y becas. Destacaré tan solo su labor como director del Departamento de Filosofía (1989-1993), secretario de Investigación y Posgrado (1991-1998) y decano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA (2002-2006). Eran tiempos de crisis y Félix supo conducir con sus modos comprometidos y cordiales las innúmeras estrecheces económicas y de todo tipo que acechaban nuestra institución. Solíamos decir que él no resolvía los problemas sino que los disolvía como por arte de magia. Miraba todo desde otro lugar y nos permitía por momentos ver al mundo con él desde esa alta perspectiva.
La trayectoria intelectual y personal recorrida por Félix Schuster, su capacidad para plantear problemas de una manera creativa, siempre sensible a la especificidad del conocimiento sobre lo humano y lo social, lo han hecho pionero en el tratamiento de cuestiones relegadas alternativamente por escuelas epistemológicas de corte normativista y por corrientes teórico-sociales dogmáticas. Era feliz trabajando en equipo en el marco de las programaciones UBACyT: en el Instituto de Filosofía fue codirector conjuntamente con Gregorio Klimovsky de una línea de investigación dedicada al descubrimiento, la creatividad y los modelos en ciencia; en el Instituto de Ciencias Antropológicas fue codirector conjuntamente conmigo de proyectos dedicados al estudio de diversas comunidades científicas desde una perspectiva a un tiempo antropológica y epistemológica. En ambos casos abría caminos de indagación poco representados en la época a nivel nacional. Son algunos de sus textos más difundidos El método en las ciencias sociales (1993, reeditado en 1997); Popper y las ciencias sociales (1994); Método y conocimiento en ciencias sociales: Humanismo y ciencia (1997); URSS: La crisis de la razón moderna (1995, en coautoría con Blas Alberti); Antropología del presente (1999, compilado con Gerard Althabe); Descubrimiento y creatividad en ciencia (2000, compilado con Gregorio Klimovsky). Hasta aquí los textos escritos por él, de ahora en más los que focalizan en su figura y su obra.
En 2010 y a riesgo de que Félix, por su honda modestia, no lo tomara del todo bien, Verónica Tozzi y yo convocamos a colegas y discípulos a participar en el libro Filosofía para la ciencia y la sociedad: Indagaciones en honor a Félix Gustavo Schuster. Afortunadamente disfrutó del homenaje. La lista de autores que intervinieron incluye a Agnes Heller, Emilio de Ípola, Carlos Strasser, Gregorio Klimovsky, Ernesto Laclau, Alberto Rex González, Ricardo Gómez, Bruno Winograd, Elvira Arnoux, Víctor Rodríguez, Eduardo Gruner, entre muchos otros destacados intelectuales. Asimismo, la colección Ciencia en sociedad dirigida por Adriana Stagnaro y por mí y coeditada por CLACSO y CICCUS honra y está dedicada a Félix G. Schuster en su carácter de fundador de la temática en Argentina.
Una inteligencia unida al afecto ha sido su marca indudable, que trasciende en sus textos, era la clave de sus clases y lo seguirá siendo en la impronta que ha dejado en estudiantes, colegas y en las múltiples instituciones universitarias que le ha tocado conducir, las más de las veces en tiempos tempestuosos. Hasta en albergues estudiantiles latinoamericanos existen habitaciones que exalumnos suyos han bautizado "la Schuster". Es más, en la canción "En el Palacio de las Flores", Andrés Calamaro, compañero de escuela de sus hijos, se refiere al Félix padre de Federico y Graciela –ellos hoy ya "schusteres" con nombre propio– que diera origen a su pasión por el fútbol e Independiente. Félix fue dejando su marca en muchas vidas.
Hoy nos embarga el dolor de despedir a nuestro maestro y decano de a pie, cuya integridad y pluralismo, que nos han hecho privilegiados y dichosos, esperamos no dejen nunca de guiarnos.

 

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