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Apuntes de investigación del CECYP

versão On-line ISSN 1851-9814

Apunt. investig. CECYP  no.21 Buenos Aires jun. 2012

 

TALLER

Los espacios de sociabilidad en la estructuración de la Juventud Peronista post '55 en la ciudad de Buenos Aires

 

Laura Ehrlich*

* Universidad Nacional de Quilmes -CONICET.


 

La expulsión del peronismo del gobierno tras el golpe de septiembre de 1955, pasado el desconcierto inicial en sus filas y como corolario de la alternancia entre etapas de proscripción cerrada y momentos de expectativa de participación electoral, inauguró un proceso de redefinición de los temas a través de los que se expresaba la identidad peronista. Como parte de estos reacomodamientos, se destacó la demarcación entre duros y blandos, intransigentes y concurrencistas, vigente entre los sectores políticos y sindicales del peronismo, durante el período de la Revolución Libertadora y del gobierno de Arturo Frondizi. En la zona dura e intransigente se ubicaron los distintos grupos de la Juventud Peronista porteña, la cual anunció su advenimiento a la política al tiempo que la pretensión de ocupar un lugar preponderante dentro del peronismo, desde el cual sancionar a los sectores proclives a desviarse de lo que -entendía- era su esencia revolucionaria.

En el artículo rastrearé los espacios de sociabilidad que enmarcaron la estructuración de este actor colectivo en la nueva etapa post '55, actor al que adivino en la intersección entre un proceso sociocultural amplio y una dinámica político-ideológica específica del peronismo.1 El enfoque de los ámbitos de sociabilidad busca distinguir el singular proceso de socialización política por el cual grupos de jóvenes de la ciudad de Buenos Aires estructuraron en este período adverso una identidad distintiva y articulada a la vez al peronismo. La premisa detrás de esta búsqueda es que la construcción de una identidad colectiva para la acción es un problema a explicar y no algo a dar por sentado.2

Recientemente han sido exhumados los orígenes olvidados de la Juventud Peronista, durante los primeros gobiernos de Perón. Acha (2011) sugiere que esa historia fue soterrada por la instauración, en el largo plazo, de la memoria de la generación siguiente como "verdadera". Su operación devela lo que oculta el "mito" generacional de los jóvenes peronistas que iniciaron su vida política después del '55. En el presente artículo, nos anima una perspectiva distinta. Tomamos esas memorias como materiales que reclaman una interrogación sobre lo que muestran -y no solamente lo que ocluyen-, en un intento de diálogo fecundo entre historia y memoria. De un modo que interpreto afín, Cucchetti y Cristiá (2008) entienden el desafío planteado por la ingente producción memorialística a la historiografía, en el sentido de que ésta no debe darse a la tarea de enjuiciar las memorias o verificar su falta de veracidad, sino comprenderlas, cotejarlas con otros documentos, y en ese ejercicio permitir que se enriquezca el conocimiento del pasado.

El texto que sigue nos conducirá, combinando testimonios recientes y documentos escritos de los años objeto de estudio, a través de algunas de las redes del peronismo porteño en tiempos de proscripción y semilegalidad. El recorrido no pretende ser exhaustivo, sino resaltar los ámbitos de sociabilidad específicos de la Juventud Peronista de Buenos Aires que permiten comprender su agrupamiento en el momento y la modalidad en que tuvo lugar, y en especial, recorrer aquellos espacios que no han sido destacados hasta ahora por la historiografía.3

Una primera estación en el camino nos hará detenernos en el círculo que se ciñe más estrechamente a los primeros pasos dados por estos jóvenes en su incipiente activismo, como son las redes familiares. En segunda instancia, buscaremos a estos jóvenes en una serie de ámbitos de reunión que excepcionalmente constituían instituciones estables pero que, como contrapartida, ofrecieron cobijo temporario frente a una represión gubernamental que se cernía con más fuerza sobre espacios mejor institucionalizados. Ámbitos que disimulaban su cariz político bajo la pátina de una actividad cultural y que a falta de un mejor nombre hemos denominado asociaciones culturales. Los homenajes a los mártires que incorporó el peronismo en su nueva etapa y otras conmemoraciones de la tradición peronista completan la segunda estación del recorrido. En el último tramo, veremos a los jóvenes formalizando su presencia como actor diferenciado en el peronismo justamente cuando éste, por indicación del liderazgo en el exilio, se aprestaba a reorganizarse como partido. Por último, en la ciudad de Buenos Aires, las calles resultaron un ámbito característico del activismo juvenil en el peronismo, aunque en esos años, también otras juventudes políticas practicaron la ocupación del espacio público.

Entre la sociedad y la política: recambio generacional y curso de vida

La "democratización del bienestar" que tuvo lugar durante los años peronistas alcanzó su mayor amplitud en el ámbito de la educación. La extensión de la matrícula en la enseñanza primaria y, particularmente, en la escuela secundaria, canalizó el acceso a la enseñanza media de las clases asalariadas urbanas (Torre y Pastoriza 2004). Quedó así, encuadrado institucionalmente y visibilizado como nunca antes, un conglomerado juvenil de masas que, como lo ha propuesto Manzano (2009), fue uno de los legados del peronismo a las épocas que lo sucedieron tras su caída del gobierno. Siguiendo a la autora, en los últimos años de aquél, la juventud se convirtió en Argentina en objeto de interés y debate público, a partir del intento de Juan Perón de movilizar a los estudiantes secundarios y de asociarlos políticamente al régimen a partir de la creación de la UES. Tal incitación y las críticas que concitó en la oposición pusieron a la juventud en el primer plano de la discusión política, lugar que se mantendría en los años posteriores, cuando las voces expertas de psicólogos y médicos tradujeron sus preocupaciones sobre la necesidad de modernización social y política del país, a través de un discurso centrado en los jóvenes (Manzano 2009: 27, 39 y ss.). Paralelamente, en el cambio de década del '50 al '60, la juvenilización de la cultura de masas consagró esa centralidad de la juventud. A través de la llegada del rock, de pautas de consumo y prácticas de ocio relacionadas, jóvenes de distintas clases sociales desarrollaron un sentido de pertenencia generacional y libraron batallas por el gusto (Manzano 2010).

Ahora bien, como ha sido subrayado, los "cambios" y lo "nuevo" que traía la modernización cultural no se expresaban ni experimentaban del mismo modo en las diferente franjas de la sociedad y la política (Cosse, Felitti y Manzano 2010). ¿Cómo articular en una misma historia -la que ensayaremos aquí- este marco sociocultural amplio con los avata-res de una identificación política donde la afirmación juvenil fue tan relevante como la adscripción a una tradición con una fuerte figura de autoridad?4 Una primera respuesta surge al transitar las redes familiares de pertenencia dentro de las cuales adquirió un primer sentido la construcción de la identidad de ciertos grupos de jóvenes como peronistas. Podemos lícitamente suponer que el cambio político de la Argentina a partir de 1955, fuera experimentado, entre quienes se identificaban como peronistas, de modo diferente no sólo según la ubicación en las redes de ese movimiento político, sino también de acuerdo al momento de la vida en el que esa transformación los encontraba (Jelin 1976).

Quienes se identificaron hacia 1957-1958 como "jóvenes peronistas" pertenecían en su mayoría a la cohorte de los nacidos en torno a 19351940. Lo interesante es cruzar este dato con la consideración del momento del ciclo vital en que la construcción de esa identificación política tuvo lugar. Como se mostrará más adelante, los indicios de la existencia de grupos juveniles peronistas en distintos barrios de Capital, GBA, La Plata y otras ciudades de provincias se multiplican hacia 1958. Para entonces, por lo tanto, estos jóvenes tenían entre 18 y 23 años, edad pautada convencionalmente para una de las "transiciones importantes en la vida del individuo" (Balán y Jelin 1979: 11-12). Consideremos como hipótesis preliminar que la asunción de la identidad joven peronista pueda ser comprendida como respuesta a una coyuntura de pasaje en la trayectoria personal. Y que si -como sostienen los especialistas-, el contexto familiar opera como un marco básico de referencia para el análisis de las transiciones en el ciclo de vida de las personas, sea legítimo explorar la idea de que el advenimiento a la política de estos grupos de la Juventud Peronista, obedeciera a una estrategia de inscripción en las propias redes familiares, al tiempo que ocurría en un contexto en que las relaciones filiales eran renegociadas.

En el caso de algunos de los organizadores y militantes de los grupos juveniles, se constata que sus familias no sólo eran peronistas sino que padre o madre había desempeñado algún tipo de función pública en el gobierno o el partido peronista entre 1943 y 1955, o bien había estado vinculado/a al levantamiento de junio de 1956. Por ejemplo, uno de los primeros agrupamientos de jóvenes de Capital Federal tuvo a Susana Valle como organizadora, la hija del general fusilado por liderar el levantamiento fallido de junio del 56. El padre de Jorge Rulli, otro de los activistas juveniles en el centro porteño, era un pequeño empresario peronista que había participado de la CGE. En el caso de Envar el Kadri, su padre había sido comisionado municipal en la Provincia de Córdoba durante el régimen militar de 1943. G. B., ex activista juvenil porteño entrevistado por la autora (2009), tenía un tío peronista que lo llevaba a las movilizaciones anteriores al 55. En La Plata y en Vicente López, fueron hijos de participantes en la frustrada sublevación de los Generales Valle y Tanco quienes organizaron grupos que luego se identificarían como Juventud Peronista:

Mirá, la mayoría de la muchachada que comenzamos en el 56/57 ya estábamos insertos en el peronismo. En mi caso, por mi padre que tuvo actuación el 9 de junio con el coronel Co-gorno en La Plata, en la toma del regimiento 7 de Infantería. (...) Empezamos a juntarnos entre las familias que llorábamos a los que habían fusilado y las familias que éramos perseguidas y ahí nos fuimos conociendo los hijos de los peronistas. Esa fue la primera conformación de los grupos, aunque todavía no nos habíamos definido como Juventud Peronista, pero sí éramos en esencia la Juventud Peronista. (Villagra en Anchorena 1989: 57)

Lo que nos sacude, por lo menos a mí, y pienso que al grupo que militó conmigo y que nos incita a enfrentarnos con todo el tema de qué es el peronismo, son los fusilamientos de José León Suárez. Mi padre participaba de la conspiración de Valle, tenía que tomar el Departamento de Policía con Pablo Vicente. Iban a reuniones de conspiración, se encontraban en distintas plazas, en lugares públicos, llevaba contraseña y yo lo acompañaba "para disimular", decía mi padre. Así empecé participando en tareas conspirativas a los dieciséis años. (Di Leo en Anzorena 1989: 46)

No sólo importaba, entonces, ser "hijo de" para ocupar una posición articuladora en las redes de activismo juvenil, sino que la vinculación directa como familiares o allegados a los fusilados y perseguidos por el levantamiento del 9 de junio parece haber jugado un rol particular.5 Sin dudas la herencia familiar no implicaba una promoción automática pero la cercanía a los afectados por la represión parece haber funcionado, entre los jóvenes, como un capital social inicial que podía invertirse y multiplicarse en la construcción de nuevas redes (Bourdieu 1998). La naturaleza de tal promoción casi nunca era visible para los propios involucrados, más proclives a subrayar el carácter escasamente orgánico de la selección de los líderes y su basamento en habilidades probadas en la lucha, ya fuera ésta verbal o corporal. Un testimonio excepcional es el de Mabel Di Leo, por esos años activista juvenil de Vicente López, donde hay una valorización explícita de la credencial que suponía militar junto a los hermanos de uno de los civiles fusilados en junio del '56, Carlos Lizaso:

Los Lizaso fueron un buen nexo, nosotros teníamos eso de bueno, que como teníamos el apellido Lizaso. Aunque yo no lo tengo pero era como si lo tuviera porque Carlitos era como un hermano. Vos en todos lados decías "soy del grupo de los Lizaso" y era una garantía de que nos insertábamos en cualquier lado [...] De alguna manera eso era bueno porque ya nos daban una ubicación concreta dentro del peronismo que a lo mejor otros no tenían y por ahí los podían cuestionar '¿ustedes, de dónde vienen?'. A nosotros no nos cuestionaron nunca y siempre tuvimos posiciones muy radicalizadas los de Vicente López. (Di Leo en Anzorena 1989: 51)

La emergencia de identidades joven peronistas tenía lugar en el momento crítico de entrada a la edad adulta. La redefinición de status dentro de la red familiar que tal situación de pasaje comporta, se proyectó en el caso de estos jóvenes en la adquisición de un lugar político propio en la "gran familia" peronista. La asunción de esa filiación política no era ajena para estos jóvenes a una estrategia de definición frente a los padres y a las redes sociales de pertenencia, e implicaba a su vez un uso del capital social heredado.

El testimonio de Mabel Di Leo recién citado también da cuenta de la preocupación por tener una ubicación concreta dentro del peronismo, un lugar propio. En el relato que sigue, la analogía establecida entre el aprendizaje obtenido en la militancia callejera de los "comandos de juventud" y la "Facultad", expresa a su vez que el despunte de la identidad política juvenil se asociaba imaginariamente a una nueva etapa en la propia trayectoria personal, como la constituida por el ingreso a la Facultad para los jóvenes de clase media.

Mi papá quería que yo fuera abogado. No tuvo suerte. Porque en todo ese ínterin, yo me estoy haciendo los últimos, los últimos meses del secundario, ya comenzamos a circular, a conversar, nos impactan los acontecimientos que el país va viviendo, el clima que se vivía, yo iba mucho por el centro.. ahí Corrientes y Esmeralda, y comenzamos a vivir otra dinámica, otra. otro día a día, donde nos peronizamos.

[...] Corrientes y Esmeralda era un poco como ir a la Facultad.

[...] Y bueno, comenzamos a entrar en eso y fue una dinámica que nos fue absorbiendo, nos recibimos de agitadores todos ahí. (G. B., 2009)

La sucesión intergeneracional y el marco familiar de referencia no agotan, claro, la comprensión de las condiciones en que la identidad joven peronista de esos años se forjó. Continuemos, por tanto, el recorrido.

Asociaciones culturales y conmemoraciones

La clandestinización del peronismo originada en las medidas dispuestas por el presidente de facto Aramburu, había venido acompañada de actos de sabotaje en fábricas y acciones de terrorismo urbano a cargo de pequeños grupos denominados "comandos" (James 1999: 112-125; Amaral 1993; Melón Pirro 2009: 52-117). Paralelamente, siguiendo a Salas (2006: 79 y ss.), la ilegalización o desperonización de ámbitos institucionales hegemonizados hasta entonces por el peronismo, como sindicatos, comisiones internas de fábricas y unidades básicas partidarias, había acarreado un desplazamiento del activismo peronista hacia ámbitos de la vida cotidiana, como el café, la casa, el barrio, el club de fútbol, que pasaron desde entonces a ser el nuevo espacio de constitución de la identidad política y de clase a través de redes de solidaridad vecinal y barrial. Además de estos, otros espacios albergaron la primera socialización política de jóvenes en el marco de un peronismo disperso y proscripto.

Comprensiblemente, estos ámbitos disimulaban su perfil político bajo el barniz de la actividad cultural o periodística. Un ejemplo son los "Ateneos" de discusión de Palabra Argentina, convocados por el director 6. Palabra Argentina n° 7, 8/10/56, del semanario.6 De la eficacia del llamado dan cuenta los testimonios de quienes recuerdan haber trabado relaciones en el local del periódico o en las marchas que convocaba. Las conferencias y cursos de temática histórica del Instituto Juan Manuel de Rosas alojaron por igual a nacionalistas católicos y a peronistas interesados en la versión revisionista de la historia. En efecto, el Instituto aparece con recurrencia en los testimonios de ex jóvenes peronistas de entonces sobre su asistemática formación histórico-política.

También íbamos al Instituto Juan Manuel de Rosas. Era una disciplina de todas las noches. Era delicado. en realidad, nosotros no nos formamos políticamente, nos formamos históricamente. Pero era lo mismo, porque sentíamos que éramos los continuadores de una larga lucha de nuestro pueblo, y lo expresábamos a través del Peronismo. Eso era lo que veíamos en las clases con Pepe Rosa. Se nos mezclaba el pasado con el presente. (Rulli en Monzón 2006: 562)7

Pero además del aprendizaje doctrinario, en ese ámbito los nóveles peronistas podían confrontar su propia identidad con otros activistas jóvenes.

El Instituto Histórico Juan Manuel de Rosas estaba en manos de los nacionalistas, nacionalistas católicos, y había muchos gorilas, y ahí iban los chicos de Tacuara. Los chicos de Tacuara cuando salían, gritaban "San Martín, Rosas, Lonardi" y nosotros gritábamos "San Martín Rosas Perón" y ahí los cagábamo' a palos, yo inclusive les tiré unos tiros ahí... después nos hicimos amigos de todos ellos porque fueron evolucionando hacia el peronismo... pero ellos eran... eran lonardistas, eran... eran catolicones, todos, inclusive José Luis Nell que después evoluciona... o el gordo Baxter, que evolucionan hacia el marxismo, eran un grupo de derecha, ¿no? fascistones, nazis (.) Se estaban acercando pero no eran peronistas, eran lonardistas, prueba está que los enfrentamientos que hubo ahí en la calle Florida eran por este motivo, ellos salían gritando una cosa y nosotros gritábamos otra... , se juntaba mucha gente, en las charlas del instituto... (G. B., 2009)

José M. Rosa circuló él mismo por espacios estudiantiles con cierta inserción de la militancia peronista, como la Facultad de Derecho de la UBA.8 Eran años de difusión acelerada del revisionismo histórico entre los peronistas, proceso en el cual le cupo un papel destacado al periódico Palabra Argentina y a otras publicaciones peronistas de la época (Goebel 2004).

Las actividades propagandísticas de movimientos de liberación nacional de otras latitudes constituyeron otro espacio de sociabilidad para los peronistas proscriptos, incluidos sus jóvenes simpatizantes. El testimonio de Jorge Rulli, por caso, narra que...

.Militaba en el Frente de Liberación Argelino, en el Centro Sirio Libanés que se encuentra cerca de la Plaza Primera Junta, de Caballito. Éramos todos peronistas. Mucha gente de la UES (Unión de Estudiantes Secundarios). (...) Era una mansión en la avenida Rivadavia. Ahora hay allí una mezquita. Ahí trabajaba el grupo de apoyo al FLN. Ahí también lo conozco a Cacho El Kadre. El papá enseñaba árabe. Era más pendejo que yo. Y tenía su vinculación, como peronista suelto, con Tacuara. Conmigo se engancha en la Juventud (Rulli en Monzón 2006: 552)9

 

A la izquierda, foto del Gral. Valle. A la derecha, foto de Susana Valle. Epígrafe: "Susanita Valle. Cuando el crimen 'legalizado' no había tronchado su hogar". Fuente: Palabra Argentina, Año II n° 25, Buenos Aires, 28/5/57, p. 1.

Otro ámbito importante para el aprendizaje de valores, sentidos y afectos, por parte de los "recién llegados" al peronismo, lo constituyeron los distintos tipos de homenaje a los fusilados en junio del 56, y otros actos conmemorativos de las fechas consagradas -o en proceso de consagración, como lo era el 9 de junio- en el calendario peronista.

Como ha revelado Melón Pirro (1993), la publicación nacionalista Palabra Argentina, identificándose con la causa de los familiares de los fusilados, organizó una "Marcha del Silencio" como homenaje público al cumplirse un año de los fusilamientos. La tapa del número anterior al acto, dedicada a relatar los últimos momentos del General Valle, cuenta con el testimonio de su hija, "Susanita Valle", quien como ya mencionamos, fue una de las organizadoras de un comando juvenil porteño.10

En las Marchas del Silencio relatan haberse conocido o trabado relación varios jóvenes que hasta ese momento se habían movilizado en la pequeña escala de lo familiar, el barrio o la afinidad personal.

Les hago un planteo más concreto [a los compañeros de colegio] cuando aparecen las movilizaciones, marchas y ateneos que armaba Alejandro Olmos (...) Y tampoco se quieren enganchar. Yo fui a todas las Marchas del Silencio. No fui en cana porque corría más que la policía.

Fueron muy importantes las Marchas del Silencio de Palabra Argentina. Ahí conozco a uno de los primeros líderes de la Juventud, el Tuli Ferrari. Lo conocí en el local de Palabra Argentina, una tarde, cuando él estaba durmiendo (...) Yo al final me enganché allí, iba a hacer cualquier cosa. (Rulli en Monzón 2006: 552)

Otro caso es El Kadri quien recuerda que vendía el periódico Palabra Argentina con su compañero Tito Bevilaqua (Envar El Kadri en Cersó-simo 2008: 28). En la memoria de Di Leo, es en el primer aniversario de los fusilamientos, en un homenaje en la Penitenciaría de la Av. Las Heras, en Capital, donde conoció a Susana Valle y reencontró a ex compañeros de colegio (Di Leo en Anzorena 1989: 47). El testimonio de un ex vocero de la Juventud Peronista de La Plata, señala:

Nuestras actividades mayores eran organizamos para el 17 de octubre, el 1° de mayo, el 26 de julio y el 9 de junio que había que ir al cementerio para hacer el gran despelote por los muchachos que habían sido masacrados en León Suárez, en el 7 de Infantería, en la penitenciaría de la calle Las Heras. (Villagra en Anzorena 1989: 62)

Los rememorados homenajes aparecen no sólo en la modalidad de las "marchas del silencio", sino también bajo el formato de la misa. En una entrevista, G. B. enfatiza lo generalizado de ellas.

Venía el 16 de septiembre, venía el 26 de julio, venía el 8 de octubre, venía, qué sé yo, cualquier cosa servía para que hubiera más concentraciones (...) en la Iglesia, la redonda, que es la de Belgrano, se juntaban 10,15, 20.000 personas! (...) y en otras iglesias, cuando se hacían las misas, pero eran. eran misas multitudinarias, como mínimo habría unas 1.000 personas, terminaban a los garrotazos, gases, qué sé yo, una agitación tremenda en toda la zona, eso era muy común. (G. B., 2009)11

En el segundo aniversario de los fusilamientos, el Comando Táctico del peronismo organizó como acto central de homenaje a los "mártires de junio", una misa en la Iglesia Cristo Rey de Lanús Este. Al convocar a la misma, proponía que "en todo el país, aun en los lugares más apartados (...) el pueblo tomará la iniciativa en la realización de este homenaje que rinde el peronismo: hará celebrar misas recordatorias y depositará ofrendas florales".12 Sobre la conmemoración se informó luego que "veinte cuadras de muchedumbre compacta" habían desfilado por Lanús y participado del homenaje, donde -seguía la crónica- tras la misa se transmitió un mensaje de Perón a los caídos el 9 de junio, concitando su voz la emoción de los presentes, los cuales cantaron luego la "Marcha Peronista" y "Evita Capitana".13

Que este tipo de misas venían funcionando como ámbitos de comunión política y no sólo católica (de religiosidad civil, para seguir el planteo de Cucchetti 2010), lo muestra la advertencia del Cardenal Antonio Ca-ggiano a los párrocos de permitir misas de difuntos "siempre que no responda[n] a finalidades de propaganda política y a segundas intenciones de utilizar el sentimiento religioso para iniciar inmediatamente después de los actos de culto manifestaciones de carácter político". La circular se hacía eco de "los diarios de tendencias políticas [que] anuncian ya funerales en toda la República para el aniversario de la muerte de la finada señora Eva D. Perón (26 de julio) y del fusilamiento de jefes y revolucionarios del movimiento del 9 de junio de 1956.14

El conjunto de ámbitos de frágil institucionalidad recorrido hasta aquí conformó un primer círculo de socialización para los jóvenes que se identificaban con el peronismo. Podría postularse que, junto a las sucesivas convocatorias electorales de 1957 y 1958, los emprendimien-tos de memoria (Jelin: 2002) sobre los fusilamientos de junio del 56 y otras fechas significativas ampliaron las oportunidades políticas para la emergencia de manifestaciones colectivas o agrupamientos reivindicatorios de la identidad peronista, como el de los jóvenes (Mc Adam, Mac Carthy y Zald 1999). Luego, el resultado de los sucesivos comicios donde el peronismo hizo un desempeño aceptable, la amnistía y el levantamiento de interdicciones políticas y gremiales otorgados por Arturo Frondizi, incidieron seguramente en las expectativas de los actores que estamos considerando, en tanto incitación a una mayor formalización de su acción.

 

Epígrafe: "Fervor de pueblo en el grandioso homenaje tributado por el Comando Táctico en Lanús, donde decenas de miles de peronistas se hicieron presentes". Fuente: Línea Dura, Año II n° 24, Buenos Aires, 11/6/1958, p. 3.

 

Entre la tentación de la política y el combate callejero

A lo largo de 1958, un activismo juvenil de signo peronista cobró forma más orgánica en la ciudad de Buenos Aires.15 Según Monzón (h.), editor del documento, a esta declaración conjunta se habría llegado "al cabo de varias reuniones realizadas en sedes sindicales". En su redacción habrían participado, siempre según su testimonio, Jorge Rulli, Tito Bevilacqua, Jorge Pérez, Gustavo Rearte, Felipe Vallese, Darío Pretto, Antonio Viegas da Eiras, Beatriz Fortunato, Lucía Aráoz de Lamadrid, Emi González, Mercedes Marcos y Carmen Castiñeiras (Monzón 2006: 481, 483).16

La declaración incluía entre sus consideraciones algunos tópicos comunes al discurso intransigente y duro (Ehrlich 2011): "la defección de los jerarcas que traicionaron al pueblo, al movimiento y a nuestro Jefe", cuando el golpe setembrino; la identificación del "Gobierno Optado" de Frondizi como una "variante de neocipayismo"; la atribución a "todo el Pueblo" de la decisión de "llevar hasta las últimas consecuencias la Revolución Peronista Integral". Otros motivos se dejan atribuir a la especificidad del simbolismo político de los sectores juveniles. En primer lugar, estos jóvenes construían una memoria de su historia reciente que los ponía en un primer plano del activismo post 55:

...fue la Juventud Peronista la que ocupó la primera línea de fuego, contribuyendo con su sangre y su libertad al Movimiento y a la liberación nacional y demostrando ante los pelotones de fusilamiento, en las cárceles y en las persecuciones, su fervorosa e insobornable consubstanciación con el Pueblo...17

Como corolario de ello, se expresaba la convicción de que tal protagonismo debía traducirse en un cambio en su ubicación en las jerarquías internas del peronismo y en una autonomía organizativa. Los jóvenes peronistas, en efecto, postulaban como un "deber" el "marcar y señalar sin desviaciones la línea revolucionaria" definida por su "Jefe indiscu-tido", "encabezando en todo el territorio nacional las formaciones de combate contra nuestros enemigos".

El boletín Trinchera de la Juventud Peronista, publicado como órgano de la denominada "Mesa Ejecutiva de la Juventud Peronista de Capital y GBA", prolongó más tarde esa vocación instituyente. Para la misma época de la citada declaración, pueden hallarse indicios de la emergencia de agrupaciones o activistas juveniles en Buenos Aires y otras provincias del país. Por caso, la Juventud Peronista de Ensenada informaba la apertura de su secretaría con un "gran acto de carácter político-gremial".18 Poco antes se había anunciado que en Ayacucho, "la juventud peronista ha reanudado la lucha con nuevos entusiasmos".19 Se refería allí la creación por "un grupo de muchachos" de un "centro de estudio y difusión doctrinaria con el propósito de mantener vivo el sentimiento peronista de la población y preparar a las futuras promociones de dirigentes para la organización definitiva del movimiento". El centro, con local propio, era "uno de los millares que se han habilitado ya en el país" y con el cual el peronismo de Ayacucho esperaba aportar a la "lucha común que el pueblo trabajador viene librando contra la oligarquía y los políticos profesionales que trabajan a su servicio". En Pergamino, por la misma época, quedaba constituida "la junta local PROMOTORA DE LA JUVENTUD PERONISTA", la cual difundía para "el conocimiento de la juventud partidaria", su declaración de principios de tono fuertemente nacionalista y antiimperialista.20 Dos meses después se difundía la conformación de una comisión provisional de la Juventud Peronista de Tandil. En el comunicado que daban a conocer, se exaltaba el rol de la Juventud Peronista en iguales términos que los de la "declaración de principios" de la Junta Coordinadora Nacional de la Juventud Peronista (".fue la Juventud Peronista la que ocupó la primera línea de fuego.").21

También en la provincia de Santa Fe se organizaron grupos juveniles. En el estadio Milla de Rosario, el "Movimiento Juvenil Peronista" había realizado un acto donde se recibió un mensaje del general Perón, el cual expresaba a los organizadores "su fe en la juventud argentina, 'que será el custodio seguro de la patriótica obra que el pueblo está forjando con ejemplar abnegación'".22 La ciudad y la Juventud partidaria consagraban en esos días sus propios mártires, en un "funeral cívico" organizado por la Cruzada Evita Capitana del peronismo femenino, para conmemorar a los caídos durante los enfrentamientos que trajo la Revolución Libertadora. Como parte de los homenajes, la madre de Jorge Schultz, "símbolo de los mártires de la Juventud Rosarina, que diera la vida en holocausto a la causa Justicialista", recibiría una medalla en reconoci-miento.23 Por esos mismos días, una carta enviada al semanario Norte por el "Movimiento de la Juventud Peronista de Santa Fe (zona norte)", pedía dar a publicidad las conversaciones que se habían iniciado en Rosario el 29 y 30 de agosto entre delegaciones de Córdoba, Pergamino, Rosario y Santa Fe, "para la estructuración definitiva del Movimiento Juvenil en todo el país". La carta además anunciaba que los contactos seguirían en Santa Fe, con representantes de ésta, de Capital Federal, Entre Ríos y Rosario.24 En Mendoza, hacia 1958, también se registraba la existencia de militantes joven peronistas.25 En Córdoba, un año después, un representante por la juventud, Ranulfo Taborda, alcanzaba la tribuna de oradores en el plenario nacional justicialista llevado a cabo en la ciudad mediterránea.26

Pues bien, a partir de estos indicios y de su concentración en la fecha de agosto y septiembre de 1958, podría pensarse que no fue ajeno a la aparición de estas agrupaciones juveniles el clima de reorganización partidaria que cobró impulso con la convocatoria desde Ciudad Trujillo de Juan Perón, a mediados de agosto. Este llamado dispuso la formación de "comisiones inscriptoras" por cada rama del movimiento (gremial, política y de la resistencia, y femenina), para propiciar la elección de dirigentes y reconstituir el Partido.27 Poco después, se creaba el Consejo Coordinador y Supervisor, nuevo órgano directivo del movimiento peronista en el país.28 La "Juventud Peronista", sin embargo, no aparece como sector contemplado en ninguno de los documentos partidarios citados, con lo cual tampoco pueden reducirse las condiciones de su emergencia a este marco de difusa pretensión orgánica, aunque tal marco es difícilmente soslayable.

En efecto, distintos sectores políticos o de la "resistencia" recelaban de la presencia de militantes jóvenes entre las filas de sus adversarios en las líneas internas. En una carta a Carlos Held (a. el "Flaco"), Raúl La-gomarsino informaba a su compañero del Comando Nacional Peronista que "Albrieu y Cía." "también se han dedicado (...) a trabajar a la juventud. A algunos los ha puesto a trabajar en los Ateneos de P. Argentina, y a otros les ha encomendado ayudar a Campos que se ocupa de editar el periódico Norte. También gestionan la propiedad intelectual de un periódico que se llamará Clamor".29 Desde Línea Dura, vocero del Comando Táctico, se cuestionaba la creación por parte del director de Palabra Argentina, Alejandro Olmos, de una "Alianza de la Juventud" para sembrar confusión.30

Es conocida la negativa de los jóvenes peronistas de entonces, en sus testimonios recientes, a inscribir su praxis juvenil de antaño en algún tipo de continuidad con el período gubernamental del peronismo. Al ser interrogado sobre cómo surgió el nombre de "Juventud Peronista" entre quienes se agruparon hacia 1957-58, G. B. respondió:

Existía una Juventud Peronista en la última época antes de la caída, estaba, el secretario general se llamaba Traversi, Rodolfo Traversi, eran los hermanos Traversi, un tal González que no sé si está vivo hoy en día que llegó a ser concejal, pero ellos no, no militaron mucho, ellos digamos fueron la parte que nosotros apartamos, eran medio politiqueros, o sea, nosotros éramos guerreros y ellos eran los politiqueros en esa época. No, así y todo con ellos hubo alguna relación, eh. fueron desapareciendo, De Morra, le decíamos el conde De Morra (.) Venían de la época en que el peronismo todavía era poder, tenían en la calle Riobamba un local. Y se llamaban Juventud Peronista, nunca se llamó Juventud Justicialista ni nada por el estilo, siempre se llamó Juventud Peronista. Y bueno, después que desaparecieron esos y hubo esa especie de trasvasamiento generacional...31

Las fuentes de la época sugieren matizar un corte tan abrupto entre uno y otro período, al menos en la ciudad de Buenos Aires. Por cierto, los términos en que se expresaron los jóvenes cuyas declaraciones de 1958 acabamos de citar, no difieren demasiado de los de un comunicado de la Juventud ligada al Partido Peronista de Capital, lanzado poco después del golpe que derrocó a Perón.32 Rodolfo Traversi, el firmante del mensaje, era un miembro de la Juventud Peronista que había crecido durante los últimos años del gobierno de Perón, bajo el ala del a la sazón vicepresidente de la República, Almte. Taissaire, y luego bajo el liderazgo de John Cooke. Como ha señalado Acha (2011), esa organización juvenil habría de cobrar nuevo impulso a partir de la intervención del PP de Capital por Cooke, en un intento de revigorizar al peronismo ante el avance de la oposición (a partir del conflicto con la Iglesia). Raúl Lagomarsino y Héctor Saavedra, miembros después del 55 del Comando Nacional Peronista, iban a acompañar a Cooke en la dirección de esa Juventud Peronista (Acha 2011: 135). La Revolución Libertadora abortó el proceso, aunque fue precisamente el Comando Nacional Peronista uno de los primeros agrupamientos que se atribuiría, en tanto heredero de la Intervención de Cooke en el PP, la autoridad para organizar bajo su tutela la inorgánica "resistencia".33

A través del CNP, de Marcos y de Cooke, algunos de los jóvenes peronistas de 1958 tuvieron contacto con miembros de la Juventud Peronista del período gubernamental.34 Considerando los datos reconstruidos sobre la formación de grupos juveniles en el contexto de la proclamada reorganización partidaria durante el primer año de gobierno de Fron-dizi, creemos haber demostrado que la estructuración de la Juventud Peronista debe inscribirse (sin reducirse a ello) en el marco más amplio de intentos de reordenamiento de las jerarquías internas del Partido Peronista.

Ahora bien, militar como joven peronista en los años de la oposición a Frondizi, ¿significaba algún tipo de práctica específica de los jóvenes en el peronismo, en esta ciudad Capital?

Ciertamente, el activismo en apoyo de huelgas gremiales y la socialización en ámbitos sindicales, los "caños" y los desafíos simbólicos al decreto 4161, eran parte de un repertorio de acción difundido en el conjunto del peronismo en la oposición, del cual los jóvenes también se apropiaron, en distintas zonas del país. Pareciera, en cambio, que la gresca callejera, las discusiones en las esquinas con adversarios políticos (las que muchas veces terminaban en peleas cuerpo a cuerpo), el enfrentamiento con las movilizaciones antiperonistas, con sus manifestantes, y los tumultos en lugares públicos, incluyendo el uso de armas, constituyeron prácticas características del activismo juvenil peronista de la ciudad de Buenos Aires.

La JP de Buenos Aires (Capital) empieza en las calles. Se constituye en la misma época que nosotros. No había una conducción, era una Mesa donde estaban los compañeros que habían empezado a hacer el rejunte de todos, y que habían surgido como conducción.

(...) Nosotros creíamos que acá había que hacer pelota a los enemigos y como no teníamos ni armas, ni medios, ni estrategias ni tácticas, había un grito que era "Viva Perón" y empezarnos a organizar para que vuelva. La necesidad era ésa y entonces el compañero que había dado un par de cadenazos más al frente del diario La Prensa o el compañero que discutía mejor, ése surgía como dirigente. (Villagra en Anzorena 1989: 59)

A principios del 57 un compañero de la infancia, que sigue siendo amigo mío, Osvaldo Agosto, me conecta con la gente de Corrientes y Esmeralda. En ese momento era un grupo que se encontraba siempre en la misma esquina y se dedicaba al asunto ese de pasar rumores, se ponían botones blancos en las solapas y ocasionalmente provocaban alguna escaramuza con motivo del Decreto 4161 (...) También había bastantes disturbios frente a los diarios. Se armaban corrillos que terminaban siempre a los puñetazos. La Nación de la calle Florida y La Prensa de Av. De Mayo. En esta esquina es donde me conecto y me invitan a la casa de Susana Valle, donde se organiza uno de los primeros comandos de la Juventud Peronista. Ahí estábamos con Tuly Ferrari, Pocho y Gustavo Rearte, Héctor Spina y formamos el Comando Gral. Valle. (.) Los días que intentábamos organizar algún acto aparecían [los Comandos Civiles] en forma organizada y siempre armados. Nos dieron combate muchas veces y cayó mucha gente herida. Pero nosotros ya habíamos aprendido a reconocernos y a pelear juntos en la calle y a confiar el uno del otro. Ya no era como el primer día, en la Marcha del Silencio, que el tipo que sacaba el arma y nos apuntaba, después podía guardarla, retroceder e irse. (Rulli en Anzorena 1989: 24-25)

Fue una esquina que hizo escuela, en definitiva, porque ahí nos graduamos de agitadores, los más hábiles para discutir. discusiones enormes, de grupos que se conformaban y empezaban a discutir. Y había militantes comunistas que eran gorilas en esa época, ¿no? Y ellos empezaban a darle al peronismo, y los que mejor discutían de todos nosotros, comenzaban a hacerle frente y los demás [.] y a lo mejor terminaba cobrando el gorila o los gorilas, con el tiempo eso fue una batalla campal (.) Por diez gorilas había cincuenta peronistas, cien, se fue copando eso, eso terminó siendo nuestro. (.) Se ponía una foto de Perón, saltaba uno y la quería arrancar y hacía así y ya estaba cobrando. Pero hubo peleas bravas, cachiporrazos, tiros, lastimados, heridos, después venían los festejos, del 16 de junio, que ellos festejaban el bombardeo, hacían actos, el 16 de septiembre, y después salían a recorrer el centro y ahí [n]os pegábamos. Y tremendos tole toles... (G. B., 2009)

La esquina de Corrientes y Esmeralda era un lugar altamente connotado de la ciudad burguesa, lo que hace significativa la disputa por ocupar ese espacio urbano, y diferencia a la práctica de estos jóvenes de otros escenarios de la "resistencia" obrera.35 De hecho, quizá no sea sino éste -amén de otros datos convergentes- un indicio significativo de la pertenencia de clase media o clase media baja de los primeros contingentes de esta Juventud Peronista de Buenos Aires.36 Por otra parte, las discusiones y riñas aludidas continuaban una costumbre de debate frente a las pizarras de los diarios que puede remontarse a las primeras décadas del siglo XX. Ahora bien, la agitación y la violencia durante manifestaciones callejeras no eran prácticas ajenas a otras banderías políticas, en un contexto donde si una extrema polarización dividía en mitades a la sociedad, determinadas formas de acción directa parecen haber sido compartidas por unos y otros. Como ha señalado Spinelli (2004), también la "otra multitud" -en referencia a las masas antiperonistas movilizadas-, antes del triunfo de la Revolución Libertadora había protagonizado actos públicos donde la violencia física contra el adversario no estaba ausente. Según la prensa oficialista de la época, en la marcha de Corpus Christi del 11 de junio de 1955 hubo enfrentamientos de puños entre grupos "clericales" y adherentes a Perón, disparos y daños a monumentos públicos en Buenos Aires (Spinelli 2004: 614). Los "comandos civiles", con un alto componente de militantes estudiantiles, se habían organizado clandestinamente para la lucha armada contra la "tiranía" (616). Según los testimonios peronistas posteriores a septiembre del 55, la actividad de esos comandos como grupos paramilitares de persecución y represión prosiguió de modo desembozado.37

Una violencia menos corporal, como la destrucción de símbolos peronistas o el festejo del castigo, se había expresado contundentemente en los festejos del "día de la libertad" (23/9/55) y en la movilización antiperonista del 10 de junio de 1956 (Spinelli 2004: 618, 621, 626). A propósito de la práctica de los "caños", apunta Amaral (1993: 81) que las bombas se generalizaron durante 1958 entre "gorilas", "laicos" y "libres", tras su incorporación a la cultura política argentina bajo el sello del peronismo.

En efecto, en Capital Federal y alrededores, y en La Plata, un acontecimiento masivo tuvo lugar entre septiembre y octubre de 1958: las movilizaciones por la "laica o libre".38 Estas "batallas" que Manzano califica como la "gimnasia de la rebelión estudiantil" (retomando una denominación contemporánea de la prensa), representaron una coyuntura densa en la cual, además de verificarse la incorporación de nuevos actores al estudiantado movilizado (v. gr. los secundarios), las juventudes partidarias o agrupaciones en vías de conformación cobraron cierto impulso. El incremento de la militancia en la Federación Juvenil Comunista, por un lado, y en el Movimiento Nacionalista Tacuara, por el otro, son dos ejemplos de ello en los extremos del arco político.39 Las juventudes peronistas no se expresaron colectivamente a propósito de este conflicto. Sin embargo, en La Plata, sí tuvo lugar cierto acercamiento entre algunos jóvenes peronistas y el movimiento estudiantil (Robles 2008), mientras que las prácticas de movilización y combate callejeros que desplegaron los estudiantes masivamente en el conflicto, guardan un parecido de familia con las grescas de los jóvenes peronistas descriptas. La masiva manifestación de estudiantes en las calles debió haber incidido de algún modo en el temple organizativo de aquellos jóvenes briosos.

En la atmósfera juvenil de los alrededores de los colegios o en las multitudinarias marchas de entonces, la cachiporra no hacía distinciones entre izquierda y derecha para dejarse empuñar. Como narra Gutman (2003: 69), focalizando en la experiencia de Tacuara,

.las peleas callejeras se multiplicaron rápidamente, para regocijo de los tacuaristas. Las armas no eran lo que se dice sofisticadas. Las opciones pasaban por los puños o por unos instrumentos que se habían puesto de moda: las cachiporras, armadas con un pedazo de manguera relleno de arena, cuyas puntas se tapaban con plomo. La especificidad de Tacuara era romper manifestaciones de las organizaciones estudiantiles que se habían embanderado con la enseñanza laica: la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA) y su rama adolescente, la Federación Metropolitana de Estudiantes Secundarios (FeMES) (.) Como muchas veces los dos bandos sentían que no les alcanzaba con los actos para saciar su necesidad de pelear, también buscaban el enfrentamien-to -y lo encontraban fácilmente- a la salida de cada turno de los colegios o en las facultades.

Si el ejercicio del combate callejero no era exclusivo, entonces, de los jóvenes peronistas, sí puede pensarse que hay una dimensión específicamente juvenil de esa práctica (o en su generalización por estos años) que parece haber estado presente en las primeras formas que adquirió la militancia "joven peronista" en Buenos Aires. Incluso la sola permanencia en las calles, en determinadas esquinas céntricas -como quedaba registrado en los testimonios citados supra-, puede ligarse a un ámbito de sociabilidad juvenil más amplio que el de la militancia política. En efecto, como advierte Manzano (2009a), la práctica cotidiana de pasar tiempo en la esquina de los colegios y sus alrededores (en esa "zona de frontera", para usar las palabras de la autora), se había venido expandiendo entre los jóvenes al calor del aumento de la matrícula secundaria. Más allá del ámbito escolar, la creciente visibilidad de los varones jóvenes en los lugares públicos era una tendencia en crecimiento desde la segunda posguerra en Argentina, y en particular, a través de un tipo específico de sociabilidad grupal, la de las barras (o patotas, en su derivación violenta), en las esquinas de los barrios y en los bares (Acha y Ben 2004-2005).

Recapitulando

Emergente tras el cimbronazo que significó en los sectores peronistas la expulsión del gobierno, el activismo juvenil post '55 advino a la política en el peronismo intentando hacerse un lugar entre otros actores. Reconstruimos los ámbitos de sociabilidad donde vio la luz esa militan-cia de jóvenes. Comenzamos por el contexto familiar de pertenencia, respecto del cual propusimos que esa identificación adquiría sentido, teniendo en cuenta la coyuntura de pasaje en el curso de vida que atravesaban quienes así se reconocieron y el contexto de renegociación de jerarquías entre generaciones que tenía lugar en un plano social mayor. Las redes familiares peronistas y las de afectados por la represión constituyeron, así, un primer círculo de aglutinamiento para estos jóvenes que asumieron una nueva identidad colectiva. Otros espacios de socialización ofrecieron un cobijo temporario para el activismo juvenil durante la Revolución Libertadora, mejor tolerados por la represión gubernamental que se cernía sobre espacios más institucionalizados. Encontramos a estos jóvenes militando en torno al periódico Palabra Argentina, asistiendo a las conferencias del Instituto revisionista, y en los centros de amistad o solidaridad con países de nacionalidad árabe. Otros ámbitos de aprendizaje y transmisión de valores y sentidos, fueron los homenajes a los mártires y otras conmemoraciones en distintas fechas de un calendario peronista no totalmente renovado. Siendo que los sindicatos constituyeron un espacio privilegiadamente rescatado en la memoria de los protagonistas y ya relevado por la historiografía, hemos propuesto que los intentos de reorganización partidaria constituyeron un contexto difícil de soslayar a la hora de dar cuenta de las condiciones políticas de aparición de identidades joven peronistas, aunque las rememoraciones recientes obliteren al partido por su supuesta irrelevancia. Tras este recorrido por espacios compartidos con otros sectores peronistas (mayores), señalamos a las calles céntricas de la ciudad como un ámbito característico de estructuración de la identidad juvenil dentro del peronismo porteño. En este último punto, hemos intentado comprender el joven peronismo en su doble contexto, es decir, en el marco de otras prácticas juveniles callejeras de la época y en el seno del movimiento peronista en su conjunto, considerando la especificidad juvenil de las luchas cuerpo a cuerpo, los tumultos en manifestaciones antiperonistas y las provocaciones en las discusiones públicas con adversarios. Si la de los jóvenes peronistas es una zona de la cultura juvenil que no evidenció para estos tempranos años un lugar de avanzada en la modernización sociocultural que introdujimos al principio del artículo, determinados aspectos de su politización, como la referencia al ámbito familiar de su adscripción peronista y la centralidad de su presencia en las calles, no dejan de componer una respuesta, singular, a los cambios que el pasaje de década auguraba.

Notas

1. Con Agulhon (2009: 42), entiendo por espacio de sociabilidad un "dominio intermedio" entre la familia y la comunidad nacional de pertenencia obligatoria, de carácter variable según las épocas y los objetos de estudio, de participación voluntaria, y con un diverso grado de institucionalización. Antecedentes historiográficos de la perspectiva aquí ensayada pueden hallarse en Salas (2006), quien subrayó el papel de las redes de solidaridad barrial y los ámbitos de la vida cotidiana para el activismo peronista después del 55; Manzano (2009a, 2010), quien analizó los espacios y prácticas de las que emergió la juventud en la Argentina de los '50/'60. Para el período 1946-1955, Acha (2004) identificó los ámbitos locales donde arraigó la "sociabilidad política peronista" y recientemente postuló que fueron algunos de esos ámbitos los que se repolitizaron y alojaron a la "resistencia" ante la implosión del Partido Peronista Acha (2011). Reconstrucciones académicas del activismo juvenil peronista de los primeros años sesenta, pueden verse en Bozza (2001), Raimundo (2000), Salas (2003), Robles (2008), Cucchetti (2010) y Bartolucci (2010).

2. Retomo aquí la perspectiva de Melucci para quien una identidad colectiva es un proceso constructivo que involucra una dimensión cognitiva y simbólica, una dimensión activante de las relaciones y redes sociales y, por último, una dimensión afectiva (Mellucci 1994: 173-174).

3. El recorte implicó, también por razones de espacio, dejar de lado el ámbito sindical, donde los jóvenes peronistas terminaron por armar sus sedes, realizaron aprendizajes de todo tipo, acompañaron huelgas y también obtuvieron recursos que les permitieron sostenerse organizativamente.

4. Varela (2010) ha señalado esta contradicción en referencia a la Juventud Peronista de los años setenta.

5. Robles (2008) ha destacado este aspecto para el caso de La Plata y el capital simbólico que el acontecimiento revistió para la construcción identitaria de la Juventud Peronista local.

7. Tb. El Kadri en Cersósimo (2008: 28 y 31). Una noticia sobre la "magistral clase de J. M. Rosa", titulada "Actualidad del revisionismo histórico", informaba que se habían reunido en la nueva sede del Instituto "más de un millar de personas en torno del orador". Línea Dura, Año II n° 38, 9/9/1958, p. 2.

8. Véase Revista del Instituto de Investigaciones Históricas Juan Manuel de Rosas, n° 19, 1° trim. 1959, p. 107 y n° 22, jul./dic. 1960, pp. 385 y 386. Tb. "El pueblo con Perón", Trinchera de la Juventud Peronista, Año I n° 3, oct. 1960, pp. 5 y 12.

9. Una noticia consigna un acto del "Centro de Solidaridad Argentino-Egipcio", donde hablaría Olmos sobre "El movimiento de liberación de los pueblos árabes y el Canal de Suez", junto a oradores de la Embajada egipcia. "Alejandro Olmos hablará en Bahía Blanca", Palabra Argentina, Año II n° 24, 21/5/1957, p. 2.

10. "¡Por los muertos!", Palabra Argentina, Año II n° 24, 21/5/1957, p. 1 y "¡Presentes el 9 de junio!", Palabra Argentina, Año II n° 25, 28/5/1957, p. 1. Cfr. también Rebeldía, n° 1, 10/7/1957, p. 2.

11. Otras referencias a misas de homenaje, en "'El pueblo', el Padre Lucchia Puig y los fusilamientos", Rebeldía, Año I n° 1, Bs. As., 10/7/1957, p. 3. Sobre actos de protesta protagonizados por mujeres de luto, "En la pomada (sección)", Rebeldía, Año I n° 1, Bs. As., 10/7/1957, p. 2. En mayo de 1959, el Consejo Coordinador y Supervisor del peronismo anunció que asistiría a la misa por un nuevo aniversario del natalicio de Eva Perón, en el Templo de la Inmaculada Concepción. "Incorporó otros miembros el Consejo del Peronismo; emiten un Manifiesto", en El Pueblo, 7/5/1959, recorte de prensa en Arturo Frondizi. Archivo Personal, Críticas Peronismo - Perón y Cons. Coord. y Sup., UC 240, Fondo Centro de Estudios Nacionales, Biblioteca Nacional.12. "Todo el pueblo honrará a los caídos", Línea Dura, Año II n° 22, Bs. As., 26/5/1958, p. 1. La prescripción de la modalidad precisa de homenaje pretendía desautorizar la "marcha del silencio" que organizaba Alejandro Olmos, director de Palabra Argentina, por considerarla una provocación al gobierno. Olmos mencionó la disputa en Chindemi (2000: 202-204).

13. "Extraordinario homenaje a los mártires de junio", Línea Dura, Año II n° 24, Bs. As., 11/6/58, p. 3.

14. "Comunicado de su Emcia. Rvd-ma. Cardenal Antonio Caggiano, Obispo de Rosario, acerca de finalidades políticas en la celebración de misas y responsos", en AICA / Boletín informativo, n° 104, 6/6/1958, suplemento informativo, p. 9. Agradezco a Valeria Manzano por facilitarme este documento.

15. "Declaración de Principios de la Junta Coordinadora Provisoria Nacional de la Juventud Peronista", firmada en Buenos Aires el 6 de septiembre de 1958, documento reproducido en Monzón (2006: 481-485). Firman la declaración: Comando Valle, Comando Centro, Alianza Interestudiantil Peronista, Alianza de la Juventud Peronista, Juventud de 4 de junio, Juventud de Villa Soldati, Juventud de Once, Ateneo 17 de Octubre, Secretariado Provisorio de la Juventud Peronista, Comando Revolucionario Peronista, Montoneros de Perón, Comando Nacional, Alianza Libertadora Nacionalista, Juventud de Bernal, Juventud de Quilmes, Juventud de Sarandí, Juventud de Bella Vista, Juventud de Almagro, Juventud de Villa Domínico, Ateneo Martín Fierro, Club de la Juventud, Juventud de San Telmo.

16. Jorge Rulli integraba para entonces el Comando Valle, que se reunía en Corrientes y Esmeralda; fue estudiante de Veterinaria. Tito Bevilacqua integraba el comando Juventud de la Alianza Libertadora Nacionalista relacionada con Queraltó; Jorge Pérez era uno de los jóvenes vinculados al Comando Nacional Peronista (CNP), estudiante de Ciencias Económicas; Gustavo Rearte lideraba el Comando Valle y poco después sería uno de los más reconocidos dirigentes de la Juventud Peronista de Capital y GBA, además de ser el secretario general del sindicato de Jaboneros y Perfumistas; Felipe Vallese era del grupo de Rearte y obrero metalúrgico, desaparecido en 1962; Darío Pretto era otro de los jóvenes del CNP; Viegas da Eiras era un militante de la ALN de Mataderos, trabajador del Frigorífico Lisandro de la Torre, vinculado al CNP; Beatriz Fortunato integraba Alianza de la Juventud, luego a cargo de la publicación Trinchera; Lucía Aráoz de Lamadrid tenía vinculación con la Juventud Peronista de Vicente López; Emi González, Mercedes Marcos y Carmen Casti-ñeiras eran jóvenes familiares de los miembros del CNP.

17. "Declaración de principios...", reproducido en Monzón (2006:-485).

18. Comando de la Juventud Peronista de Ensenada. Por Subcomisión organizadora: Rubén M. Loidi, Luis A. Riché y Enrique Ardeti, "Al señor Director de Norte", Ensenada, 2/09/1958, en Norte, Año X n° 733, II Época, 16/09/1958, p. 2.19. "En Ayacucho, baluarte radical, la juventud peronista reanuda la lucha con renovado fervor", en Norte, Año X n° 729, II Época, 20/8/1958, p. 2.20. "Declaración de principios de la Juventud de Pergamino", Línea Dura, Año II n° 38, Bs. As., 9/9/1958, p. 2.21. "Eligieron una comisión y dieron un comunicado los jóvenes tandi-lenses", en Norte, Año X n° 742, II Época, Bs. As., 18/11/1958, p. 2.22. "El peronismo en la noticia", Línea Dura, Año II n° 37, 4/9/1958, p. 3.23. "Funeral Cívico en Rosario", Línea Dura, Año II n° 40, Bs. As., 23/9/1958, p. 3.24. "Al Sr. Director del Periódico Norte, Santa Fe, 1/09/1958", en Norte, Año X n° 733, II Época, 16/09/1958, p. 2.25. "Agredido por vender 'Línea Dura'", Línea Dura, en Año II n° 37, Bs. As., 4/9/1958, p. 2.26. "La provincia de Córdoba tuvo anoche una exultante asamblea peronista", en La Razón, 28/09/59, p. 4, recortes de prensa en Arturo Frondizi. Archivo Personal, Críticas Peronismo, UC n° 239, Fondo CEN, BN.27. "No interesan los hombres: lo que interesa es la política", en Norte, Año X n° 729, II Época, 20/8/1958, p. 1; "Escuchó el Informe de la Delegación del CSP el Comando Táctico", Línea Dura, Año II n° 36, Bs. As., 28/8/1958, p. 1; "Comunicado de la Delegación Nacional del C. S. P.", Línea Dura, Año II n° 37, Bs. As., 4/9/1958, p. 1; "Llamado a todos los peronistas" (reproducción de carta del Comando Superior Peronista firmada en Ciudad Truji-llo, el 14/8/1958, por Perón) Línea Dura, Año II n° 38, Bs. As., 9/9/1958, p. 1.28. "El líder expone al director de 'Norte' los problemas del movimiento peronista", en Norte, Año X n° 736, II Época, 7/10/1958, p.

29. Reproducida en Cichero (1992: 227-228), la carta es del 18/10/57.

30. "Titulándose peronista está al servicio de nuestros enemigos", Línea Dura, Año II n° 13, 24/3/1958, p. 2.

31. Sobre Traversi y De Morra, ver Acha (2011: 205-211).32. "JURAMENTAMOS: luchar hasta la muerte por la vuelta del jefe y líder del movimiento peronista, General Perón (.) Fuimos la avanzada del 45, y seguimos con el mismo entusiasmo de aquella hora, para retomar el frente de la primera línea de combate (.)
JUVENTUD ARGENTINA, de pie frente a la traición y la entrega, todo sacrificio y esfuerzo será poco, hasta que no se cumpla la consigna del PUEBLO: "LA VUELTA DE PERÓN". Rodolfo Traversi, Secretario General de la Juventud del Partido Peronista, Distrito Federal y Gran Buenos Aires, "Mensaje de la Juventud PERONISTA: Al Pueblo de la Patria" (Primer Congreso de la Juventud del Partido Peronista Distrito Federal y Gran Buenos Aires. 'Presidente de los Argentinos General Juan Perón')", Buenos Aires, c. 18/12/1955, Archivo César Marcos, copia en mi poder (destacados en el original).

33. El Manifiesto del "Comando Nacional del Partido Peronista", fechado en Buenos Aires el 24 de febrero de 1956 y firmado por César Marcos y Raúl Lagomarsino, se halla reproducido en Baschetti (1988: 50-54).

34. Acha corroboró la existencia de reuniones y contactos hacia 1957 entre los "nuevos" y los "viejos" jóvenes (2011: 217-220).

35. La centralidad político-simbólica de ese lugar, no sólo para los peronistas, se verifica en la noticia de que en "la esquina del 'hombre que está solo y espera'", tenía lugar una campaña de educación cívica, que incluía una encuesta sobre la necesidad de la Reforma Constitucional propugnada por el gobierno de facto. "Se inició una encuesta popular sobre los grandes problemas de la República: hombres y mujeres dan a conocer su opinión mediante los formularios que se llenan en la esquina de Corrientes y Esmeralda", en 5a La Razón, 17/9/56, p. 1. Por lo mismo, era blanco de petardos y explosivos durante las manifestaciones, como la del 17 de octubre de 1958. "Con violencia se intentaron actos", en La Nación, 18/10/1958, recorte de prensa en AF. AP., C. P., UC 239, Fondo CEN, BN.36. Es un dato a corroborar la extracción social de los agrupamientos juveniles en las capitales del interior del país. En La Plata la composición de jóvenes empleados y obreros parece haber sido más definida que en la Capital Federal (Robles 2008). En Rosario es plausible que tal patrón se repitiera. Para Salta, en un testimonio reciente Jaime (2005) subrayó el componente obrero de la Juventud Peronista local.37. Sección "En la pomada" en Rebeldía, Año I n° 1, Bs. As., 10/7/1957, p. 2; "La constituyente probará el resultado de la técnica gorila de la desperonización", Rebeldía Año I n° 3, 24/7/1957, p. 1 y 4; "Entre gitanos anda el juego", en "En la pomada, 3", Rebeldía, Año I n° 28, 29/1/58, p. 2; "Homenaje a un compañero muerto por los Comandos Civiles", Línea Dura. Órgano del Movimiento Peronista, Año II n° 20, 12/5/1958, p. 4.38. Para el tema desarrollado en este párrafo, me baso en Manzano (2009b).

39. Sobre el impacto de las movilizaciones de la "laica o libre" en el crecimiento de Tacuara, véase Gutman (2003: 56-57, 69 y ss).

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