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Apuntes de investigación del CECYP

versión On-line ISSN 1851-9814

Apunt. investig. CECYP  no.26 Buenos Aires dic. 2015

 

TEMA CENTRAL: Miedo

Montesquieu en Santiago del Estero.
Temor y política en la trama imaginaria del juarismo

Montesquieu in Santiago del Estero.
Fear and politics in "the Juarez" imaginary connections

 

Marina Farinetti1 y Carlos Zurita2

1. Universidad Nacional de San Martín
2. Universidad Nacional de Santiago del Estero.


Resumen

Analizamos la circulación del temor por las venas del Juarismo, para nosotros, una forma histórica de dominación a nivel provincial cuyos orígenes se remontan al primer peronismo y a la tradición caudillista. Estudiamos los elementos comunes en la producción y circulación de relatos en torno a la historia provincial y a Carlos Juárez y su esposa. Sostenemos que, por vías diferentes a las de una organización territorial, una trama estructurada discursivamente supone también la generación de espacios y canales sui generis de circulación del poder. Montesquieu nos inspira para pensar estos espacios y canales en los que se produce un enlace entre los gobernantes y el mundo de los dominados. La literatura, en particular el realismo mágico latinoamericano, nos provee una forma de conocimiento de la trama imaginaria. Asimismo, la poesía encuentra un lugar directamente en el texto.

Dominación; juarismo; caudillismo; imaginario; peronismo

Abstract

We analyze the fear that fows through the arteries of Juarismo, a form of political domination in the Argentinean province of Santiago del Estero whose origins date back to the frst Peronism and the tradition of 'caudillism". We studied the common elements in the narrative of the provincial history and the stories of its caudillo, Governor Carlos Juárez, and his wife. We argue that a power frame built through "a structured discourse" involves the creation of sui generis power spaces and channels, additional to the power structure developed through a territorial organization even though these spaces and channel are of a very different nature. Montesquieu inspires us to think of the spaces and channels where the encounter between rulers and subjects occurs. Literature, particularly the Latin American magical realism, provides us with a form of knowledge of imaginary connections between power and poetry that directly finds a place in this text.

Domination; juarismo; caudillism; imaginary; Peronism


 

 

Il y a cette différence entre la nature du gouvernement et
son principe, que sa nature est ce qui le fait être tel, et son
principe ce qui le fait agir. L'une est sa structure particulière,
et l›autre les passions humaines qui le font mouvoir.3
Montesquieu [1748]: L. III. Cap. 1

 

Introducción

Las "formas de gobierno" dejaron de atraer a la ciencia política y quedaron guardadas en un lenguaje analítico clásico que, en cambio, tiene una riqueza especial si se adopta una perspectiva de historia conceptual.4

En los estudios contemporáneos este lenguaje ha sido superpuesto principalmente por otro centrado en los regímenes políticos. Si las reglas institucionales ocupan el primer plano en las clasificaciones, ha quedado en el lado invisible del análisis "lo que hace actuar", o en otras palabras del propio Montesquieu, "lo que pone en movimiento" una forma gobierno.

El concepto de "principio" de la forma de gobierno es una fuente de inspiración a la que recurrimos en este estudio para explorar lenguajes de la teoría política que puedan hablar del temor. Esta palabra que en la investigación hemos registrado tan disponible en el lenguaje ordinario para analizar el Juarismo, sin embargo, ¿cómo podemos captarla en un marco analítico? ¿Hacia dónde nos orienta el "principio" de Montesquieu? Nos dice que es fundamental pensar a la pieza que articula, "lo que hace actuar" a los gobernantes y "lo que hace actuar" a los gobernados. La pieza es común de un lado y del otro, arriba y abajo, mueve al que manda y al que obedece. Se trata de la virtud en el gobierno republicano, el honor en la monarquía y el temor en el despotismo. Son pasiones humanas cuya circulación es el secreto de la estabilidad de la forma del gobierno. El poder en Montesquieu choca o fluye; implica violencia física directa al cuerpo de los dominados o amortiguada por los conductos de la sociedad.

El pensamiento de Montesquieu está presente en la elaboración de Arendt sobre el totalitarismo como una nueva forma de gobierno. Por un lado, la referencia al Barón le ayuda a sostener que el totalitarismo sale del horizonte de la tradición teórica clásica: no se basa en un "principio de acción" dado que se trata de un gobierno que no descansa en la capacidad humana de actuar o en el plano motivacional, sino en "hombres superfiluos". Es la diferencia entre el temor como "principio de acción" y el terror total como "esencia". Por otro lado, Arendt aprovecha la distinción entre la monarquía y el despotismo que realiza Montesquieu a partir de la presencia en el primer caso de "conductos intermedios por donde el poder fluye" (cap. IV). En el caso de los despotismos,

la nature du gouvernement demande une obéissance extrême; et la volonté du prince, une fois connue, doit avoir aussi infailliblement son effet qu›une boule jetée contre une autre doit avoir le sien. (L. III, cap. X).5

Arendt avanza con estas premisas cuando entiende que en el gobierno constitucional "las leyes positivas están concebidas para erigir fronteras y establecer canales de comunicación entre los hombres" (1974: 565). Destruir las leyes significa eliminar el espacio entre los hombres como condición para la acción.

Nos proponemos analizar en este artículo la circulación del temor por la venas del Juarismo, para nosotros, un tipo histórico de dominación concebido al modo de Weber. Su funcionamiento requiere una organización para el ejercicio de la autoridad legítima. Por vías diferentes de la organización territorial, la trama imaginaria supone la existencia de espacios y canales sui generis de circulación del poder, a través de los cuales se producen espacios que relacionan a los gobernantes con el mundo de los dominados. Aquí observamos en particular estos espacios en la trama imaginaria del Juarismo.6

El poder de los Juárez

La máquina electoral y el Estado, a través de la construcción de una multiplicidad de espacios de poder en la vida cotidiana, permitieron la consolidación del Juarismo como una forma de dominación y, al mismo tiempo, al permitir la circulación del poder, impidieron que el ordenamiento se volviera despótico, en el sentido que da Montesquieu a este tipo de gobierno, esto es, sin "canales de comunicación" con el mundo de los dominados por donde el poder fluya.

Una representación constituye una constante del imaginario en torno al Juarismo: la naturaleza del poder atribuido a los Juárez (Carlos Juárez y su esposa Mercedes Marina Aragonés). El material discursivo permite en efecto observar el uso común entre los santiagueños de un núcleo de ideas para referirse al poder de los Juárez, las que pueden sintetizarse en la de un poder omnipresente y sin límites.

Hemos registrado en diversas entrevistas realizadas, por ejemplo, el uso frecuente de la fórmula: Juárez gobierna desde hace 50 años. "Como si", a partir de su primer gobierno (1948-1951) Juárez hubiera construido un poder indestructible y permanente. Se afirma así que la autoridad de los Juárez en algunos tramos se ejercía por detrás de otros, que siempre estuvo "aunque no ocupara cargos formales". En los períodos en que no era gobernador (1951-1973, 1976-1983, 1987-1995) gobernaba "detrás" de los gobernantes correspondientes y, aún durante la dictadura. Se dice que Juárez había conservado el poder desde el exilio en Madrid en tiempos de la dictadura militar gobernando a través de la gran cantidad de cartas que escribía; gracias a su extraordinaria memoria, recordaba gran cantidad de nombres.

Ahora bien, aunque los Juárez eran altamente influyentes en la política provincial, incluso sin ocupar cargos gubernamentales, no eran los dueños absolutos del poder, puesto que, en ocasiones, perdieron elecciones. Pero si interesa referirse a la exactitud de los enunciados es sólo para analizar una representación construida a partir de la idea del monopolio juarista de los hilos del poder en Santiago del Estero desde 1948 hasta la caída en 2004. A través de la construcción discursiva, ese poder no solamente es el origen de todo lo significativo en la esfera política sino que pasa a ocupar la totalidad del campo político. Este dispositivo, al afirmar narrativamente la permanencia inmutable del poder de los Juárez, oculta tanto el poder de otros actores provinciales como la importancia de factores exteriores a la política santiagueña.

No faltaban casos para relatar cuando los santiagueños querían exponer en qué consistía el poder de los Juárez. Relataban, por ejemplo, la persecución de una dirigente de la Rama Femenina, que es el tema del libro de Mariana Godoy (2015), una nueva fuente para seguir observando la trama imaginaria. En ella se realiza una etnografía de la causa judicial de "Margarita", quien llegó a ser la dirigente más importante de la Rama Femenina del PJ, con más de doscientas unidades básicas bajo su radio de influencia y secretaria privada de la Señora de Juárez. Era diputada provincial (desde 1997), en ese momento ocupaba la vicepresidencia segunda del cuerpo legislativo, cuando su vida cambió completamente cuando, a raíz de un rumor de traición, la condenaron a la expulsión del campo político. Su organización, la Rama Femenina se puso en marcha para hundirla. Godoy analiza los mecanismos que cayeron sobre ella a los efectos de su expulsión absoluta a través de la acusación judicial. Esta se construye con la acción simultánea de 16 acusadoras que la denuncian penalmente por obligarlas a comprarle regalos. La investigación de Godoy aporta información reveladora que surge de su trabajo sobre el expediente judicial que involucra el testimonio de alrededor de 100 mujeres. El castigo de expulsión fue ejecutado como por una orquesta, quizás "sin director". La tesis de Godoy es que en la acusación judicial se va desarrollando un conflicto derivado de los problemas de sucesión en el Juarismo entre distintas posiciones de las dirigentes y militantes mujeres en la Rama Femenina. Aquí simplemente queremos señalar que sería difícil pensar sociológicamente los mecanismos de castigo sin ver la palanca imaginaria del Juarismo.

Se dice que los que no cumplieron la orden de denunciar, perdieron sus trabajos y también cayeron en desgracia. El caso de "Margarita" ilustra contundentemente la imagen de un poder capaz de desarrollar un método implacable para el castigo de los sospechosos de deslealtad. Observamos que dicha imagen -tal el caso de la permanencia de Juárez en el ejercicio de la autoridad- podía imponerse a pesar de las referencias históricas objetivas. De hecho, la imagen del poder omnipresente y sin límites de los Juárez se contrapone con las características de fluidez, inestabilidad y heterogeneidad de las alianzas electorales en el juarismo y con el pluralismo partidario que existía. Podemos ver que lo histórico es captado como objeto de la comprobación de la imagen de un poder con aquellos atributos.

Cada uno tiene su anécdota

Antes de identificar el lugar ocupado por la imagen sobre el poder omnipresente y sin límites de los Juárez en la forma de dominación, conviene detenerse en su modo de circulación. Una anécdota es la narración breve de un suceso curioso basada en hechos reales y experiencias personales; no obstante, con el correr del tiempo las pequeñas modificaciones realizadas por cada persona que la cuenta pueden hacerla derivar en un relato ficticio. La anécdota invita a la propagación de boca en boca, a la repetición y porta una exigencia literaria, narrativa específicamente, dado que debe ser contada con gracia y estilo. Normalmente, el enunciador se sonríe para anunciar el relato, a sabiendas de la seducción que este implica.

Hemos podido observar que existía (existe) un repertorio de anécdotas sobre el Juarismo con amplia circulación. Por ejemplo, la anécdota del ataque al ministro por parte de las mujeres de la Rama Femenina estaba a mano cuando el tema de conversación se dirigía a Nina Juárez; fue publicada en el periódico, aunque no sabemos si esa fue la fuente original, que en el caso de las anécdotas nunca se sabe, pues la anécdota no tiene autor (tiene personajes). Si el tema de conversación era la ruptura política de Iturre con el Juarismo, era el suelo propicio para la aparición de la anécdota de la pelea con Nina.

Si bien las anécdotas son un género que no es para nada una particularidad de Santiago del Estero, cabe comentar que la historia política nacional no se relata típicamente a partir de anécdotas sobre los protagonistas. Es cierto que las anécdotas brotan en espacios sociales más acotados, como lo sabemos quienes hemos habitado en ciudades pequeñas. Canal Feijóo (1934), en Nivel de historia y otras proposiciones, relata la historia de Santiago del Estero a través de tres anécdotas. ¿A qué se debe el recurso a las anécdotas para su relato sobre la historia provincial? Pensamos que, de esta manera, entronca su relato con las formas narrativas de la cultura popular, lo cual parece estar implícito en la tan particular noción de "nivel de historia".

Puntualicemos algunas características de las anécdotas como forma discursiva que son relacionables con la función que cumplen en el Juarismo:

son esencialmente transmisibles, repetibles, su aptitud es la circulación; no tienen autor, están al alcance de cualquier enunciador y cada uno presenta su versión:

"Siempre se corrieron rumores, cada uno tiene una anécdota particular, que el chofer… el mal carácter de ella" (1999: entrevista a periodista gráfico santiagueño).

presentan hechos destacables a veces por lo exagerados pero siempre en un marco de verosimilitud que las diferencia del relato ficticio.

Las anécdotas sobre los Juárez son parte del mundo de la vida de los dominados, formas narrativas y conversacionales de la cultura popular que exceden al fenómeno del Juarismo. Son monedas de circulación de lo político (no exclusivamente) en el espacio público conversacional de la provincia. Las anécdotas como forma discursiva desarrollan algunas funciones en el juarismo como forma de dominación, a saber:

-     son el vehículo en el cual circulan (en el lenguaje público) las ideas sobre el poder de los Juárez;

-     posibilitan una forma de hablar sin autor y basada en la repetición sobre el poder de los Juárez en el mundo cotidiano, en el que las sospechas de deslealtad y traición pueden poner en riesgo al enunciador;

-     permiten una cercanía con el mundo cotidiano de los Juárez "como si" se los pudiera ver, pues las anécdotas normalmente revelan escenas reservadas o fuera del espacio público;

-     reproducen la imagen del poder omnipresente y sin límites de los Juárez; por lo tanto, es dable pensar que las anécdotas actualizan el miedo a la arbitrariedad del poder, a su furia irracional. No olvidemos que, en la teoría política, el temor es uno de los elementos básicos que producen obediencia, aunque se trate del miedo al peso de la ley en una democracia;

- ritualizan el habla sobre el poder de los Juárez y esta fluye en construcciones narrativas destinadas a entretener a un público. De esta manera, es posible pensar que el temor se transfiguraba, alejándose de la experiencia viva del mundo narrado.

En definitiva, en las anécdotas, el poder de los Juárez se convierte en un objeto entre lo real y lo imaginario. Hemos recurrido a nociones de la literatura para trabajar en torno a la mezcla entre lo real y lo imaginario en el material discursivo sobre el Juarismo, el cual incluye las anécdotas pero no exclusivamente.

Real imaginario

Se dice que cada ladrillo de las viviendas construidas en las gobernaciones de Juárez tiene grabado "Juárez".7 En nuestras entrevistas indagábamos sobre la validez del enunciado preguntando al informante si él había visto alguna vez esos ladrillos. En general las pruebas se diluían, aunque nuestro colega Gabriel Vommano cuenta con una foto de un ladrillo con la inscripción tallada. En cualquier caso, más allá de la verdad del enunciado, cabe analizar la verosimilitud que consigue la construcción discursiva, la cual anida, en nuestro argumento, en su conexión con la idea imaginaria del poder de los Juárez. En el plano imaginario de significación, la inscripción en cada ladrillo comprueba la forma intersticial de un poder omnipresente, un objeto relacionable con el temor que inspira y, a la vez, con el grado de personalización que se pretende en las obras públicas, lo cual no es extraño en otros contextos. Lo particular es la literalidad del concepto en las letras talladas en los ladrillos de las viviendas construidas por el Estado.

Se dice que Juárez solía obsequiar el reloj que lucía en su muñeca a los interlocutores que elegía. Con este fin, se dice que Juárez había comprado especialmente un container de relojes de bajo costo. Variando el objeto obsequiado hemos escuchado los mismos elementos narrativos fuera de Santiago del Estero: el caudillo obsequia el saco que viste y, con ese propósito, lleva en el baúl de su automóvil varios sacos. Sucede a veces con las anécdotas populares que se encuentra en contextos diferentes la misma forma narrativa con variaciones en el contenido. Por su parte, el gesto de obsequiar un objeto por parte de un caudillo puede verse como una tecnología de poder: atrapa al otro en una relación personal con el jefe, quien no regala a todos, e instituye una obligación con el caudillo que puede ser unilateralmente establecida. El interlocutor es construido como objeto de la obligación en el mismo acto de entrega del reloj. Esto será vivido y significado de diferentes formas por cada interlocutor. Habrá interlocutores que sospechen que el caudillo lo hace por puro cálculo o como una fría tecnología de poder. Habrá otros que destaquen el valor sentimental del gesto. Estas significaciones no cambian el efecto del gesto ni el enlace ya establecido con el dominado, quien al menos tendrá que ver qué hacer con ese objeto real y simbólico que le fue obsequiado.

Pero aquí nos interesa menos el gesto propiamente que la función de los elementos narrativos en la conformación de un plano de significación imaginario sobre el poder de los Juárez. Se dice también que Juárez tenía una gran capacidad para dirigirse por el nombre a los hombres del pueblo y cada vez dicha capacidad se ilustra con variadas anécdotas sobre actos de Juárez en diferentes pueblos. Si seguimos el hilo de nuestros argumentos sobre la forma de dominación, quizás los ladrillos, los relojes y los nombres sean elementos simbólicos que construyen el carácter personalizado del vínculo entre el gobierno y los dominados. Ladrillos, relojes y nombres son objetos simbólicos que remiten al poder de los Juárez.

Se dice que Juárez fue un hombre excepcionalmente inteligente e implacablemente calculador: todo en él es cálculo político, no tiene dimensión afectiva o sentimental. Veamos un material de nuestras entrevistas.

(Juárez) Es un hombre astuto, un hombre hábil, que ha mantenido sus influencias, tiene seguidores desde hace muchos años, no debía tener 30 años cuando empezó a trabajar en política. Hizo una carrera meteórica porque es muy inteligente, habla muy bien, es un gran orador, excelente memoria, muy astuto, calculador, tiene un gran control de sí mismo. Tiene 83 años y le das a lo mejor 70, se cuida, todos los días camina kilómetros para mantener su estado. Dicen que en su casa tiene una habitación de aparatos para hacer ejercicio, en una palabra, un hombre dedicado al poder… Juárez no hace gasto que no esté pensado en rédito político, un nombramiento, un favor. Yo creo que es un hombre incapaz de un sentimiento de lástima, de compasión, de generosidad, todo está calculado… (1999: Entrevista al director de un periódico santiagueño).

La construcción discursiva del poder calculador de Juárez, por la exagerada magnitud y el carácter monolítico, comprueba una visión descalificante del Juarismo basada en la mera instrumentalidad del entramado de lealtades y sumisiones. Al mismo tiempo comprueba en la materia narrativa las capacidades fuera de lo común atribuidas a los Juárez, soportes de la idea de un poder omnipresente y sin límites: "todo está calculado".

Se dice que Nina Juárez sometía a tratos abusivos a los colaboradores o servidores en las funciones políticas. Los trabajos de un género que podemos denominar periodístico narrativo que se han escrito sobre los Juárez desbordan de este tipo de materiales elaborados a partir de testimonios. Valen para nosotros como elementos discursivos atribuibles a un imaginario colectivo en la medida en que ilustran formas en común (que hemos registrado no solamente en este ejemplo) y se inscriben en la comprensión del fenómeno juarista que presentamos.

Ahora podemos aportar algunos materiales extraídos del libro Los Juárez. Terror, corrupción y caudillos en la política argentina.8 Un testigo, "antiguo hombre de confanza" de Juárez, relata el trato que Nina les daba a los colaboradores en las festas en casa de los Juárez en el período de gobierno 1973-1976. Iba "ordenando" a los invitados que se tiraran a la piscina, donde ya se había tirado ella. Ellos eran el presidente del Superior Tribunal de Justicia, diputados, un alto militar, ministros, pero todos igualados frente a las "ordenes" de Nina. Ella también ordenaba a quien le correspondía la "visita nocturna". El entrevistado, que había sido uno de esos visitantes, transmite la experiencia del grupo:

No veíamos la hora de que llegara el golpe militar del '76. Estábamos hartos, queríamos dormir tranquilos. Viéndolo desde el presente parece increíble, pero queríamos que Videla volteara rápido a Isabelita para sacarnos de encima a Nina –se sinceraba uno de aquellos visitantes nocturnos (2004:15).

Tal personalización de los procesos políticos parece solamente posible en la narrativa de un santiagueño ex juarista. No sabemos hasta qué punto el relato es irónico o caricatura; en cualquier caso, versión ritualizada, convertida en pieza literaria mil veces contada. ¿Qué hacía Juárez mientras Nina hacía todo esto, según el testigo y parte? Conversaba con algunos invitados, mientras a veces registraba algunas miradas. Pero, afirman los autores:

Con el tiempo, el caudillo iba a ocuparse de liquidar física o simbólicamente a los dueños de cada una de esas miradas. Lentamente los fue expulsando de su círculo. Los desterró (2004: 16).

Además de exaltar la capacidad de Juárez sobre la vida y la muerte de los funcionarios y colaboradores, el informante destaca la influencia malvada de Nina sobre el propio caudillo y los hombres en general:

Se los juro. Créanme, la Nina es la Viuda Negra. Después de aparearse con el macho, lo devora (2004: 15).

Se dice también que Nina no permitió que Juárez se relacionara con sus hijas del primer matrimonio.

Veamos un material de nuestras entrevistas. El entrevistado cuenta una experiencia personal con Nina. Es el mismo informante que comenta que "cada uno tiene su anécdota". Esta es la suya.

Le hice la sesión fotográfica, y realmente una persona muy dócil, no es una persona… dentro del autoritarismo que puede llegar a tener y de ciertos códigos que ha hecho respetar, yo le decía póngase así, y así, y lo hacía. Inclusive tomas que son fotografías que no las muestro porque no se la ve muy favorecida que digamos. Aceptaba lo que yo por lo menos le decía.

Esta versión acredita el trato normal de la Señora de Juárez, sin embargo, nuestro informante continúa:

(Nina) Tiene un trato muy particular, vos no podés estar frente a ella así como estamos nosotros, en aquel entonces… puede haber cambiado, te ponía a tres metros de distancia con un perro ahí en el medio que si te movías gruñía.

La distancia con respecto al común de la gente tuvo que ingresar en la narrativa del fotógrafo. Imagínese la escena de los dos perros, símbolo y acto de la distancia con la Señora de Juárez. ¿Es lo real imaginario?

Sigamos con las narrativas sobre Nina, esta vez en otro libro del género periodístico. En El reino de los Juárez. Medio siglo de miseria, terror y desmesura en Santiago del Estero comenta el autor9 sobre Nina:

Su apariencia imponente, marcial y sombría parecía advertir que haría pagar muy caro los desplantes, si algún hombre se atrevía a prodigárselo… Pero otros días el temor que inspiraba Nina iba más allá de su apariencia… era capaz de pasar, sin transición, de la caricia a la cachetada (Carreras 2004:61).

Obsérvese la exuberancia y exageración de los adjetivos que el narrador utiliza para describir la apariencia de Nina, lo cual podía transformarse en realidad en cualquier momento, dado el carácter irascible e implacable de la ex gobernadora con los hombres. Para comprobarlo, entre otras referencias, cuenta que ella le pegó una cachetada a Ítalo Luder cuando era Presidente provisional de la Nación en 1975 (Carreras 2004: 62).

Más allá de los puntos de realidad de la astucia y la inteligencia de Juárez, lo abusivo y lo irascible de ella, el temor que ella inspiraba, lo implacable de él y la locura de la escena de ambos en la festa con los colaboradores, observamos en las construcciones discursivas un plano de significación imaginario que desborda el plano literal y la cuestión de la verdad. Nuestro argumento es que estas construcciones que exaltan el poder de los Juárez comprueban la idea de un poder omnipresente y sin límites que venimos trabajando como un componente del imaginario. Ahora bien, ¿cómo se sostiene teóricamente que una construcción discursiva compruebe una significación imaginaria?

Realismo mágico

El "descubrimiento" de la afinidad entre ciertos elementos narrativos del Juarismo y el realismo mágico en literatura fue un hito importante en la investigación, pues nos permitió superar la manera intuitiva de pensar separados el aspecto imaginario y la realidad objetiva.

La expresión "realismo mágico" fue creada por al crítico de arte alemán Franz Roh (1927) para analizar el concepto de realismo y objetividad en la pintura post expresionista, en sus diferencias con el realismo en el impresionismo y el expresionismo.10 Más tarde fue aplicada para caracterizar el género literario de algunas obras representativas de escritores latinoamericanos, como Miguel Angel Asturias (Guatemala), Gabriel García Márquez (Colombia), Juan Rulfo (México), Alejo Carpentier (Cuba), Augusto Roa Bastos (Paraguay). Sin embargo, la heterogeneidad, entre estos autores, en el uso de recursos literarios clasificables dentro del realismo mágico dificulta llegar a una definición precisa del género. Es por esto que optamos por explorar el realismo mágico en ejemplos acotados.

Veamos la aproximación de García Márquez, quien ha dicho que su problema más importante era destruir la línea de demarcación que separa lo que parece real de lo que parece fantástico. Porque en el mundo que trataba de evocar, esa barrera no existía.

En un trabajo de 2007 sobre Cien años de soledad, Vargas Llosa utiliza la expresión "lo real imaginario", una de las caras de la novela, según su análisis; la otra, es lo "real objetivo". Enumera cuatro formas que se encuentran presentes en la composición de los planos de lo imaginario en la novela: lo mágico, lo mítico-legendario, lo milagroso y lo fantástico.

Llamo mágico al hecho real imaginario provocado mediante artes secretas por un hombre (mago) dotado de poderes o conocimientos extraordinarios; milagroso al hecho imaginario vinculado a un credo religioso y supuestamente decidido o autorizado por una divinidad, o que hace suponer la existencia del más allá; mítico-legendario al hecho imaginario que procede de una realidad histórica sublimada y pervertida por la literatura, y fantástico al hecho imaginario puro, que nace de la estricta invención. (Vargas Llosa 2007: XLVIII/XLIX).

De acuerdo con estas distinciones dentro del campo de lo imaginario, lo mágico sería uno de los planos de lo imaginario afines con ciertos elementos en los relatos que tienen como objeto a los Juárez. Si bien ellos no aparecen dotados de poderes sobrenaturales comparables con las capacidades mágicas de algunos personajes de la novela de García Márquez (por ejemplo, el mago Melquíades, que puede regresar de la muerte a la vida), están dotados de un poder omnipresente y sin límites. Igual que el realismo mágico como género literario, algunas de las construcciones discursivas sobre los Juárez logran mostrar lo imaginario en continuidad con lo real objetivo. La apertura a lo mágico en las construcciones discursivas sobre los Juárez puede comprenderse en relación con la ubicación del componente carismático de la dominación.

Otro plano de lo imaginario de los que distingue Vargas Llosa que vemos presente en las narrativas sobre los Juárez es el mítico-legendario. Vargas Llosa señala el uso que hace García Márquez del mito y la leyenda en la realidad ficticia de la novela. Al mismo tiempo, dice, el escritor colombiano muestra cómo los hechos históricos pueden tornarse mítico-legendarios. El escritor peruano toma como ejemplo la leyenda de la ubicuidad del coronel Aureliano Buendía en la proliferación de versiones sobre su actuación en las guerras civiles.

Informaciones simultáneas y contradictorias lo declaran victorioso en Villanueva, derrotado en Guacamayal, devorado por los indios motilones, muerto en una aldea de la ciénaga y otra vez sublevado en Urumita (2007:154).

Veamos el análisis de Vargas Llosa:

La realidad histórica se disuelve aquí en mito y leyenda por exceso de credulidad. Cincuenta años más tarde, esa misma realidad histórica se desvanecerá en mito o leyenda por exceso de incredulidad, cuando, en los días finales de Macondo, muchos maconditos, como la mamasanta de las muchachitas que se acuestan por hambre, crean «que el coronel Aureliano Buendía… era un personaje inventado por el gobierno como pretexto para matar liberales» (p. 442), o que era solo el nombre de una calle, como piensa el último cura de Macondo (p. 462). Este proceso de disolución de lo histórico en lo mítico-legendario se puede acelerar brutalmente, mediante el uso de la represión, del terror, de la manipulación del espíritu de las gentes, como sucede con la matanza de trabajadores, que, inmediatamente después de ocurrida, pasa a ser mito o leyenda debido a la incredulidad forzada de los maconditos (pp. 350-351) (2007:XLVIII/XLIX ).11

Es interesante desarrollar el ejemplo dado por Vargas Llosa. El personaje José Arcadio Segundo había sobrevivido a la matanza de los obreros de una empresa bananera como desenlace de un conflicto gremial en Macondo. Había logrado saltar del tren que se alejaba cargado de muertos. De regreso a Macondo, José Arcadio trata de hablar del tema.

- Debían ser como tres mil– murmuró.

- ¿Qué?

- Los muertos –aclaró él-. Debían ser todos los que estaban en la estación.

La mujer lo midió con una mirada de lástima. «Aquí no ha habido muertos», dijo. «Desde los tiempos de tu tío, el coronel, no ha pasado nada en Macondo». En tres cocinas donde se detuvo José Arcadio Segundo antes de llegar a la casa le dijeron lo mismo: «No hubo muertos». Pasó por la plazoleta de la estación, y vio las mesas de fritangas amontonadas una encima de otra, y tampoco allí encontró rastro alguno de la masacre... Llamó en la puerta de la casa del coronel Gavilán que había visto entre los muertos en el tren. Una mujer encinta, a quien había visto muchas veces, le cerró la puerta en la cara. «Se fue», dijo asustada. «Volvió a su tierra»...

La versión oficial, mil veces repetida y machacada en todo el país por cuanto medio de divulgación encontró el gobierno a su alcance, terminó por imponerse: no hubo muertos, los trabajadores satisfechos habían vuelto con sus familias, y la compañía bananera suspendía actividades mientras llovía. La ley marcial continuaba, en previsión de que fuera necesario aplicar medidas de emergencia para la calamidad pública del aguacero interminable, pero la tropa estaba acuartelada. Durante el día los militares andaban por los torrentes de las calles, con los pantalones enrollados a media pierna, jugando a los naufragios con los niños. En la noche, después del toque de queda, derribaban las puertas a culatazos, sacaban a los sospechosos de sus camas y se los llevaban a un viaje sin regreso. Era todavía la búsqueda y el exterminio de los malhechores, asesinos, incendiarios y revoltosos del Decreto Número Cuatro, pero los militares lo negaban a los propios parientes de sus víctimas, que desbordaban la oficina de los comandantes en busca de noticias. «Seguro que fue un sueño», insistían los oficiales. «En Macondo no ha pasado nada, ni está pasando ni pasará nunca. Este es un pueblo feliz». Así consumaron el exterminio de los jefes sindicales (2007:350-352).

García Márquez observa el papel de la violencia y el temor en la construcción de las versiones de lo histórico: la incredulidad forzada. En la atmósfera de su novela, la matanza de los obreros queda inscripta en una especie de nebulosa fantasmagórica. El imaginario de Macondo como donde "no pasa nada" y "el pueblo es feliz", es decir, la mitología del pueblo, cumple su papel al servicio de la negación del hecho real objetivo.

Para la comprensión de otros elementos de la apertura a lo imaginario mágico, veamos otro ejemplo literario considerado exponente del realismo mágico. Asturias compone en su novela Señor Presidente un mundo de crueldad, sometimiento y abandono; hace una anatomía del poder despótico del Señor Presidente desde el punto de vista de cómo lo viven los que lo sufren y, al mismo tiempo, desde el punto de vista del dictador, su vida cotidiana, sus intimidades. La incorporación de lo mágico y lo mítico en el relato en continuidad con el lenguaje real objetivo es el punto a destacar del realismo mágico de este escritor. En la novela se percibe la presión y el terror que padecen los personajes, y la crueldad sin límites de que pueden ser objetos por cualquier motivo. El nivel de arbitrariedad, persecución, conspiración, ensañamiento y deshumanización en la novela llega a límites insoportables para el lector. La arbitrariedad del poder es tal que hace deshacer a los personajes, como una furia desencadenada y caótica. Se podría decir que el género narrativo que busca expresar esa presión insoportable, en el caso del Señor Presidente, da un lugar a visiones fantásticas, integrándolas, por la magia de la literatura, en continuidad con el relato "realista". En la novela de Asturias, la violencia y la sinrazón que sufren los personajes por los castigos decididos por el Señor Presidente se expresan con la emergencia de una lengua diversa. Asturias maneja dos lenguajes heterogéneos en su escritura, integra el lenguaje de las leyendas y mitologías populares. Otras lenguas que son parte del mundo narrado le permiten expresar

algo en su escritura: el miedo, el espanto, la crueldad, la violencia extrema desencadenada sobre los individuos en una tiranía extrema. Por ejemplo, veamos esta cita:

Una palpitación subterránea de reloj subterráneo que marca horas fatales empezaba para Cara de Ángel. Por una ventana abierta de par en par entre sus cejas negras distinguía una fogata encendida junto a cipresales de carbón verdoso y tapias de humo blanco, en medio de un patio borrado por la noche, amasia de centinelas y almácigo de estrellas. Cuatro sombras sacerdotales señalaban las esquinas del patio, las cuatro vestidas de musgo de adivinaciones fluviales, las cuatro con las manos de piel de rana más verde que amarilla, las cuatro con un ojo cerrado en parte de la cara sin tiznar y un ojo abierto, terminado en chichita de lima, en parte de la cara comida de oscuridad. De pronto, se oyó el sonar de un tún, un tún, un tún, un tún, y muchos hombres untados de animales entraron saltando en flas de maíz. Por las ramas del tún, ensangrentadas y vibrátiles, bajaban los cangrejos de los tumbos del aire y corrían los gusanos de las tumbas del fuego. Los hombres bailaban para no quedar pegados a la tierra con el sonido del tún, para no quedar pegados al viento con el sonido del tún, alimentando la hoguera con la trementina de sus frentes.... (1995:291)

En este caso, Asturias expresa el efecto de la furia infinita del poder sobre Cara de Ángel, el personaje que había sido el favorito del Señor Presidente: su terror va difuminando el sujeto y acude a un encadenamiento de imágenes y acciones que significan lo horrendo. En esta cita, el escritor se vale de los recursos del lenguaje de mitos y leyendas, de la sonoridad del lenguaje, etcétera.12 La novela de Asturias se esmera en transmitir la atmósfera de una dictadura. Se basa en materiales históricos y, algo especial, Asturias y sus amigos hispanoamericanos competían en las tertulias de París contando anécdotas sobre las atrocidades de las dictaduras.

El comentarista indica el uso de anécdotas populares incorporadas al texto, como la del personaje desencadenante de la trama:

Contado por los mendigos, se regó entre la gente del pueblo que el Pelele se enloquecía al oír hablar de su madre. Calles, plazas, atrios y mercados recorría el infeliz en su afán de escapar al populacho que por aquí, que por allá, le gritaba a todas horas, como maldición del cielo, la palabra madre (Bratosevich 1995: 39).

Un día:

El bulto se detuvo –la risa le entorchaba la cara-, acercándose al idiota de puntapié y, en son de broma, le gritó:

- ¡Madre!

No dijo más. Arrancado del suelo por el grito, el Pelele se le fue encima

y, sin darle tiempo a que hiciera uso de sus armas, le enterró los dedos en los ojos, le hizo pedazos la nariz a dentelladas y le golpeó las partes con las rodillas hasta dejarlo inerte.

Los mendigos cerraron los ojos horrorizados, la lechuza volvió a pasar y el Pelele escapó por las calles en tinieblas enloquecido bajo la acción de espantoso paroxismo.

Una fuerza ciega acababa de quitar la vida al coronel José Parrales Sonriente, alias el hombre de la mulita. (Asturias 1995:41).

Por una parte, el realismo mágico borra la distinción entre lo real y lo mágico. Pero lo hace por una razón: capta algo real del mundo narrado. ¿Cómo se distinguen los elementos mágicos y los "realistas" si hay continuidad. El realismo mágico de Asturias genera la apertura del lenguaje a la expresión de los efectos de un poder omnipresente y sin límites sobre los individuos.

¿De qué maneras las narrativas sobre el juarismo incorporan un imaginario mítico-legendario? La idea de un poder omnipresente y sin límites, perteneciente al plano imaginario de significación, se comprueba en lo real objetivo histórico. Lo histórico se disuelve en lo mítico-legendario, como vimos. La proliferación de anécdotas sobre los Juárez responde a un espacio de lo real imaginario en la forma de dominación. Este es requerido para ejercer la dominación y para soportarla. La ritualización del relato oral implica una distancia con respecto a la experiencia viva del miedo, dado que se trata de la experiencia del relato, con su lógica circulante, su público y su gracia.

Miedo y legitimidad: conclusiones sin conclusiones

En resumen, las anécdotas sobre el poder de los Juárez eran pequeñas piezas literarias que estaban disponibles en el lenguaje, al alcance de todos, que podían repetirlas sin correr grandes riesgos e incluso adaptarlas al estilo personal del enunciador. Hemos dicho que las anécdotas permitían hablar de política sin abrirse a lo personal y privado del enunciador, siendo que las sospechas de traición podían desencadenar graves perjuicios. Por otra parte, la idea sobre el poder omnipresente y sin límites de los Juárez encontraba a través de las anécdotas un lugar en el lenguaje popular y circulaban en el mundo de los dominados. No sabemos cuánto, pero es claro que las formas narrativas sostenían el poder. Las ideas circulaban a través de los mecanismos de poder y eran decisivas para que la dominación funcionase.

Ciertas argumentaciones que se exponen en este artículo provienen de una tesis de Doctorado realizada por Farinetti (2013). La mayor parte del trabajo de campo fue hecha en pleno auge del Juarismo en 1999. En 1995 los Juárez retornan a la gobernación luego de la Intervención federal en la que deriva el estallido social del 16 de diciembre de 1993, cuando el domicilio privado de los Juárez fue saqueado.

El último gobierno de Juárez implicó un aumento del uso de tecnologías de control sobre la dirigencia política y los ciudadanos, como lo muestra el revelador libro de Celeste Schnyder (2013), en el que examina la coexistencia de valores, formas y procedimientos democráticos con la generalización de prácticas de control y coerción, que en el ámbito y periodo examinado (Santiago del Estero bajo el quinto periodo juarista) se manifesta a través de la policialización de la vida pública. Sus indagaciones se realizan a partir de la asunción crítica de las teorías sobre la democracia y la legitimación, de las perspectivas del disciplinamiento, y de los encuadres acerca de los sistemas políticos segmentados o heterogéneos. Y su contribución más genuina y original se sustenta en su, en cierta medida, osado trabajo empírico, que lleva a pensar que, a veces, la sociología puede bordear los límites de una profesión peligrosa; sobre todo cuando se toma en cuenta que, superando grandes dificultades de acceso, Schnyder tuvo que contactar y entrevistar a –llamémosle 'personajes'- los policías, que aún en la actualidad siguen rigiéndose por prescripciones y pautas, no digamos darwinistas, sino francamente lombrosianas a las que deben atenerse para caracterizar a los sujetos a interrogar y, llegado el caso, detener. Tal lo demuestra la transcripción del formulario del Departamento de Informaciones Policiales D2, con precisas instrucciones del Legajo de Identidad que los policías tienen que elaborar, y que comprende la 'Filiación Civil' y una singular 'Filiación Morfológica Cromática' –donde se deben consignar detalles sobre: cutis, cabello. barba, bigote, frente, orejas, párpados, nariz, boca, mentón-.

En nuestra propia experiencia de investigación, pudimos observar que al inicio de las entrevistas el miedo aparecía dicho en la fórmula de advertencia: "nadie te va a hablar por miedo". El miedo era conjurado al ser advertido, a juzgar por la generosa materia de los relatos que tuvimos la oportunidad de registrar, algunos de los cuales circularon en este texto. Sin dudas, había un lenguaje para hablar del miedo y "canales de comunicación" por los que el miedo circulaba, en términos de Godoy, al servicio del desarrollo del conflicto derivado del problema cada vez más dramático de la sucesión en la forma de dominación.

La conexión entre el gobierno y los dominados debe entenderse como un espacio ambiguo, contradictorio, simbólico y dotado de una plasticidad. Volviendo a la noción de Montesquieu de "lo que pone en movimiento" una forma de gobierno, cabe considerar que el mecanismo del castigo en la Rama Femenina es un campo de análisis pertinente. Se alimenta de la idea de un poder omnipresente y sin límites, cuyos orígenes van más allá del Juarismo e incluso de Santiago del Estero.

Cuando Weber se refere al entramado de motivos que producen la obediencia en una forma de dominación, hace uso de "como si" los fundamentos de la dominación fueran los motivos o creencias de los individuos. Obediencia en un tipo de dominación legítima significa para Weber que "la acción del que obedece transcurra como si el contenido del mandato se hubiera convertido, por sí mismo, en máxima de su conducta" (1987:172).

Quizás él se atenga a los límites del observador, pero cabe deslizar su razonamiento al plano de los actores. Pensamos que lo imaginario opera en este espacio ambiguo de las creencias o "como si". Dicho problema se manifiesta en ambigüedades de Weber. Así, por ejemplo, clasifica los tipos de dominación según la clase de pretensión a la legitimidad que hace típicamente cada uno pero la realiza sobre la base de las creencias, según los motivos de obediencia. Weber declara en los siguientes términos el criterio que va a utilizar para definir tipos de dominación:

Ni con mucho ocurre que la obediencia a una dominación esté orientada primariamente (ni siquiera siempre) por la creencia en su legitimidad. La adhesión puede fingirse por individuos y grupos enteros por razones de oportunidad, practicarse efectivamente por causa de intereses materiales propios, o aceptarse como algo irremediable en virtud de debilidades individuales y de desvalimiento. Lo cual no es decisivo para la clarificación de una dominación. Más bien, su propia pretensión de legitimidad, por su índole la hace 'válida' en grado relevante, consolida su existencia y codetermina la naturaleza del medio de dominación.

Weber procede:

Existen tres tipos puros de dominación legítima. El fundamento primario de su legitimidad puede ser: 1. De carácter racional: que descansa en la creencia en la legalidad de...; 2. De carácter tradicional: que descansa en la creencia cotidiana en la santidad de las tradiciones ...; 3. De carácter carismático: que descansa en la entrega extra cotidiana a la santidad, heroísmo o ejemplaridad de una persona… (We-ber 1987: 171).

Primero la balanza se inclina por la pretensión de legitimidad y luego por las creencias. Es interesante ver que la pretensión de legitimidad "consolida" la existencia y "codetermina" la naturaleza de la dominación, junto con la creencia. Paul Ricoeur (2012) en sus conferencias sobre ideología y utopía se dedica a esclarecer el nexo entre los dos planos de la dominación: la "pretensión de legitimidad del orden" y la "creencia en la legitimidad". Se trata para este autor de una brecha conceptual abierta en Weber pero no ocupada por su teoría. Es la brecha en la cual según Ricoeur talla su materia un concepto de ideología, palabra ausente en la sociología weberiana de la dominación. El espacio entre los dos planos queda activo y aquí no lo ocuparemos con una teoría.

Anexo

En un tramo de este artículo señalábamos que el "descubrimiento" de la afinidad entre ciertos elementos narrativos del Juarismo y el realismo mágico en literatura constituyó un hito significativo de nuestro estudio, al permitirnos superar la manera intuitiva de pensar separados el aspecto imaginario y la realidad objetiva.

Tal motivo nos ha llevado, quizás indebidamente, a incluir un texto –en la línea de los admirables Epitafos de Edgar Lee Masters donde los yacientes hablan de sí mismos- en el que imaginamos a Juárez, desde su tumba, diciendo sus propias palabras.

CARLOS ARTURO JUAREZ

Durante cincuenta años
no se movía una hoja en mi provincia
sin que yo lo supiera.
Quise cuidarla de enemigos,
de seres malintencionados, y aún de sí misma.
Dediqué mis afanes a esos menesteres.

Dijeron de mí
que era un orador vetusto y alambicado
pero por algo mis palabras llegaban al corazón
de campesinos, de empleados públicos y del pobrerío urbano.
Por algo me eligieron gobernador
durante cinco periodos.

Nadie como yo
supo lo que es ejercer el poder.
Se lo ejerce en vida
no en la memoria.

Pasan las glorias del mundo.

Después de haber sido
el personaje más amado y odiado
de esta cruel y dulce provincia
ahora nadie se acerca hasta mi tumba
en este cementerio
donde hacia el sur declina la ciudad.

Abomino de tu olvido Santiago del Estero.

 

3. "Hay una diferencia entre la naturaleza del Gobierno y su principio, y es que su naturaleza es lo que la hace ser tal y su principio eso que le hace actuar. Una es su estructura particular y el otro las pasiones humanas que lo ponen en movimiento."

4. Véase Giussepe Duso (2007), en especial el cap. 3 "Fine del governo e nascita del potere". Asimismo, sobre las tensiones entre enfoques con respecto a la singularidad de los conceptos históricos, véase Chignola (2015).

5.  "la naturaleza del Gobierno requiere una obediencia sin límites, de tal modo que, una vez conocida la voluntad del príncipe, ésta debe tener un efecto, tan infaliblemente como una bola lanzada contra otra tiene el suyo."

6. Para un análisis de la democracia electoral y el Estado en la dominación, véase Farinetti (2013).

7. Lo hemos observado en entrevistas y puede leerse en una nota de Clarín (6.08.2000:44-45).

8. Dandan, Heguy y Rodríguez (2004). Dandan es una periodista de Página 12 que estuvo a cargo de la cobertura del caso del doble crimen de La Dársena en 2003, el detonante de la caída del Juarismo. Rodríguez es un periodista de medios santiagueños y corresponsal de Clarín en la provincia.

9. Sergio Carreras, periodista cordobés con una reconocida trayectoria. Sufrió amenazas y persecución ofcial mientras realizaba la investigación en Santiago del Estero.

10. Algunas opiniones sostienen que en rigor fue Alejo Carpentier quien acuñó la expresión, en términos de lo real maravilloso.

11. Las referencias al texto corresponden a la misma edición.

12. Para un análisis de la variedad de recursos que utiliza Asturias, véase Bratosevich (1995).

 

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