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Apuntes de investigación del CECYP

versión On-line ISSN 1851-9814

Apunt. investig. CECYP  no.27 Buenos Aires jun. 2016

 

Taller

La emergencia de nuevos imaginarios socio-ambientales. Críticas y alternativas al especismo institucionalizado

 

Anahí Méndez1

1. IIGG-UBA.


 

Con mayor relevancia desde la década de 1970, presenciamos un tiempo en nuestras sociedades donde se producen tensiones y conflictos ambientales que han generado condiciones de posibilidad para la emergencia de actores que se movilizan en defensa de la naturaleza. Al mismo tiempo, y con mayor impulso en los últimos quince años, el vertiginoso avance de las tecnologías digitales2 desempeña hoy en día un rol destacado en la comunicación e interpelación de las sociedades masivas contemporáneas, convirtiéndose en un espacio más (espacio online) para la creación, divulgación e intercambio de saberes, imaginarios y experiencias.

El objetivo de este artículo es analizar las relaciones entre los seres humanos y los no humanos, estudio que forma parte de una investigación más amplia en curso enmarcada en la tesis de maestría de la autora. Se aborda el tema a partir del análisis de la emergencia de un tipo de organizaciones socio-ambientales que centran su objetivo social en la lucha por la liberación animal y la crítica al especismo institucionalizado (Aboglio 2011) desde una ética desafiante de los presupuestos que delimitan la esencia de lo humano "y desbarata su forma misma a partir de una inestabilidad figurativa que problematiza la definición de lo humano como evidencia y como ontología" (Giorgi 2014: 15). Son organizaciones que buscan generar cambios en el imaginario socio-ambiental, enfocándose especialmente en lo que atañe a la relación humano - no humano, a través de la transmisión de información y de la concientización sobre la existencia de formas alternativas que destituyan las dicotomías clásicas occidentales y los sistemas de clasificación binarios de naturaleza/cultura, hombre/animal, persona/ no persona, e instituyan otro tipo de relaciones basadas en la empatía y la justicia (recurriendo a su vocabulario) entre los animales humanos y los animales no humanos.

Para ello, se retoman los principales hallazgos de investigaciones previas (Méndez 2014; 2015) donde se ha detectado que la emergencia de este tipo de organizaciones socio-ambientales se relaciona, por un lado, con el ecocidio del ambiente ejercido por la sociedad humana y su modo de desarrollo y, a su vez, con la apropiación intensiva que realizan las organizaciones animalistas de las tecnologías digitales en general. Merece la pena rescatar esta dimensión comunicativa e informacional de la acción porque se ha convertido en un eje central en sus formas organizativas y toma de decisiones, en la creación de vínculos entre los miembros, en el reclutamiento, en la coordinación de acciones conjuntas que forja una red internacional de organizaciones animalistas, y en las estrategias de difusión de información, de acciones localizadas y de sus objetivos antiespecistas. Se ha indagado, además, que la apropiación de Internet ha gestado una identidad glocal entendida como articulación consciente entre los asuntos globales y las problemáticas específicas de cada territorio, siendo esta una característica identitaria no sólo de las organizaciones animalistas, sino de muchos otros movimientos contemporáneos (Lago Martínez, Marotias y Movia 2006).

Para este artículo las unidades de observación son las organizaciones animalistas de Argentina Especismo Cero, Asociación Animalista Libera! y #SinZoo, de las cuales se realiza un recorte en sus nodos de Buenos Aires. La organización Especismo Cero fue creada en el año 2008 en la provincia argentina San Juan con una fuerte influencia de la organización animalista española Igualdad Animal. Se define como una organización dedicada a trabajar en la defensa de todos los animales en pos de un mundo más justo e inclusivo. Respecto a Libera! surge en el año 2010 como un nodo de la Asociación Animalista Libera! de Barcelona, España. Su misión es "promover el desarrollo sustentable de la sociedad en donde nos desarrollamos mediante la generación de políticas públicas que atiendan problemáticas socio-culturales y mitiguen la subordinación de los derechos humanos, y de los demás animales"3. Y finalmente, en el 2014 se origina #SinZoo como una organización sin fines de lucro que lucha por abolir el cautiverio en los zoológicos y que trabaja para concientizar sobre el daño que padecen los animales cautivos.

En la investigación se recurre a una metodología cualitativa: análisis de entrevistas semiestructuradas a referentes, observación participante de sus intervenciones en espacios urbanos, y del ciberespacio (sus webs, redes sociales virtuales y blogs). Además se analizan textos y documentos, complementando con imágenes y material audiovisual obrante en Internet.

Antes de finalizar esta introducción y pasar al abordaje del tema propuesto, es preciso dejar en claro algunos conceptos.

En primera instancia quien escribe ha optado por estudiar la temática que podemos asociar ampliamente como a "hombre-naturaleza" desde una perspectiva crítica y social del asunto. Esto quiere decir que conceptualmente se construye una crítica a la visión clásica y economicista de la naturaleza donde ésta es entendida como mera fuente de recursos naturales apropiables y a disposición del hombre. Se comprende la "dupla" hombre-naturaleza no desde una perspectiva individualista y mercantil (y especista, como veremos aquí), sino como una compleja relación en donde las intervenciones que producen (y han producido a lo largo de su historia) las sociedades sobre la naturaleza, la modifican y, al mismo tiempo, estas modificaciones cambian las estructuras e imaginarios de las sociedades humanas. Se retoma el planteo de Antonio Brailovsky y Dina Foguelman sobre la historia ecológica donde dicen: "el desarrollo de las sociedades humanas genera cambios en el medio ambiente en el que están insertos. Y a su vez, los cambios en los ecosistemas condicionan modificaciones en el modo de vida de los seres humanos" (2006: 6). Se pone el acento en la co-evolu-ción naturaleza y sociedad. Vale decir, desde esta mirada, el análisis de la sociedad es indisociable de la naturaleza, y viceversa. La relación sociedad-naturaleza se da en interrelaciones entre las sociedades humanas y el ambiente, es recíproca, y se trata de una interacción situada en el tiempo y el espacio generacional vinculada con el modo de desarrollo de cada etapa histórica-social. Más concretamente, "los estilos de desarrollo elegidos o impuestos por los países de la región han determinado y se han expresado a través de diversas formas de interacción sociedad-naturaleza" (Brailovsky y Foguelman 2011: 16).

Siguiendo lo anterior, para quitarle un dejo de ambigüedad o sentido común al concepto de ambiente, se lo entenderá desde la óptica del geógrafo Carlos Reboratti quien acuerda en que el ambiente "engloba a todos los elementos y relaciones que se encuentran dentro de la biosfera, tanto los que son estrictamente naturales como los que han sido producto, en mayor o menor grado, de la intervención humana" (2012: 12). Si bien dentro de la amplia temática sociedad-naturaleza los términos "naturaleza", "medio ambiente" y "ambiente" parecen ser intercambiables, se prefiere usar el de "ambiente". En el primer caso, la noción de naturaleza simboliza el "mundo virgen" que parece dejar al ser humano fuera de él, su significado nos remite a los espacios del planeta inalterados por el humano. Esto genera algunas controversias relacionadas con los límites entre lo natural y lo humano, como por ejemplo situar el momento en que el ser humano comenzó a dejar de ser parte de "lo natural" o, desde otro punto de vista, si nunca dejó de ser parte y es un elemento más de la naturaleza. En el segundo caso, a la hora de abordar la temática se tiene presente que el término "medio ambiente" es, en realidad, una reiteración de la idea de ambiente ya que "medio" y "ambiente" significan lo mismo. Por eso mismo, al espacio concreto donde el humano desarrolla sus actividades y constituye sus relaciones, estructuras, identidades e imaginarios, lo denominaremos ambiente, el cual por supuesto es habitado y compartido por los animales no humanos y las plantas, y formado por muchos otros elementos como el agua, la tierra, el suelo, la luz, el aire, en suma, la biosfera o ecósfera del Planeta Tierra.

A partir de esta acepción del ambiente, es decir, como el conjunto de elementos e interrelaciones de la biosfera en el que la sociedad es parte, se construye el significado de organizaciones socio-ambientales. Entendemos por ellas a todos los grupos sociales que sostienen una relación en el tiempo y comparten la característica de organizar su acción, su identidad, su objetivo social y su antagonista o enemigo, en vinculación con la defensa del ambiente y de la vida que lo habita. Sin embargo, al abordar el estudio de este tipo de sujeto social hay que tener en cuenta una de las características actuales: su gran heterogeneidad, su amplitud y ambigüedad lo que los convierte en un objeto de estudio complejo (Castells 1999; Reboratti 2012), las organizaciones socio-ambientales están compuestas por una amplia gama de actores y colectivos diferenciables sólo en el trabajo metodológico4. Dentro de ellas, se incluyen a las organizaciones animalistas o antiespecistas que focalizan sus objetivos en la lucha por la liberación de los animales y la abolición de las diferentes esferas de explotación y maltrato animal donde se manifiesta la cultura especista, como se verá luego.

Retomando la categorización realizada por Ilse Scherer-Warren acerca de las acciones colectivas contemporáneas, las organizaciones socio-ambientales animalistas forman parte de los colectivos en red. Se ha descubierto en los estudios realizados previamente que su composición se basa en "conexiones entre organizaciones empíricamente localizables (...) Esos colectivos pueden convertirse en segmentos de una red más amplia de movimientos sociales, que se caracteriza por ser una red de redes"5 (2012: 21). El siguiente cuadro ejemplifica este entretejido de conexiones y su contemporaneidad a la masificación de las tecnologías digitales:

 

 

Tabla 1: Nodos locales, nacionales, regionales e internacionales de las organizaciones animalistas en red Argentinas

Organización

Origen (Año y Lugar)

Nodo Local (Prov.)

Nodos Nacionales (Argentina)

Nodos Regionales (América Latina)

Nodos Internacionales

Vínculos

Especismo Cero

2008 Argentina

San Juan

Buenos Aires, Córdoba, Jujuy, Misiones, Rosario, San Luis, El Calafate

Chile, Perú

España

EligeVeganismo, Acción Antiespecista, Equanimal/Igualdad Animal

Asociación Animalista Libera!

2010 España

Buenos Aires

Tucumán,

Rosario,

Córdoba

Chile, México, Ecuador, Venezuela

España, Suiza

Protectoras: El Paraíso de los Animales, Sociedad Protectora de Animales de Zárate, El Campito, Sociedad Protectora de Animales de Las Flores, entre otras; Fundación Franz Weber

#SinZoo

2014 Argentina

Buenos Aires

Mendoza, Trelew, Rawson, Puerto Madryn, San Rafael, La Rioja, San Clemente del Tuyú

Brasil

Estados Unidos

Animal Libre, Dignidad Animal, Patitas Rawsenses, Patas y SOS, APAM, ONG Cultura Animal, Ánima, entre otras.

Fuente: Elaboración propia.

A su vez, comparten una serie de características que atraviesan a los movimientos sociales de América Latina. Se retoman los rasgos propuestos por Maristella Svampa (2012) para analizar a diferentes movimientos latinoamericanos, entre ellos, los socio-ambientales. A saber: la territorialidad, las formas de acción directa y de democracia asamblearia, la multiescalaridad del conflicto y el carácter intersectorial de su composición son dimensiones que también definen a las organizaciones aquí abordadas. A esto debemos especificar que el perfil socioeconómico de los activistas que participan, sean miembros formales o autoconvocados, pertenecen a los sectores medios de la población argentina, urbanos y, por lo general, se trata de sujetos altamente calificados con estudios secundarios finalizados y con acceso a la educación superior (de grado y de posgrado). Varios combinan el activismo por la liberación animal y sus trabajos profesionales6. No son sólo jóvenes ya que sus edades varían de entre los 20 a los 50 años y en algunos casos aún mayores En relación a la composición de género, si bien en futuras investigaciones se busca profundizar sobre esta dimensión, se puede esbozar la hipótesis que la mayor parte de los activistas que componen estas organizaciones son mujeres, sin desestimar que los varones también participan y que los referentes ideológicos son hombres (Ryder, Reagan, Singer, Francione), de todos modos acentuamos aquí que esta dimensión social requiere aún mayor estudio. En cuanto al tipo de financiamiento, son organizaciones sin fines de lucro que sostienen sus gastos mediante donaciones, aportes de los propios miembros y a través de la venta de comida vegana y de merchandising (remeras, bolsos ecológicos, tazas estampadas, stickers, pines, etc.). Ninguno de los tres casos empíricos recibe aportes de entidades políticas o gubernamentales. Vemos que se organizan en forma de redes y de este modo articulan las intervenciones realizadas entre las diferentes escalas territoriales (multiescalaridad): lo local, lo regional y lo global atraviesa constantemente la forma que adquieren las distintas acciones que llevan a cabo.

Por supuesto que la existencia de Internet y la intensa apropiación que hacen los actores que componen las diferentes organizaciones animalistas de esta tecnología, posibilita este tipo de articulación además de dinamizar el intercambio de opiniones, saberes, experiencias y decisiones al interior y al exterior de cada organización. La configuración en red y la apropiación de Internet como instrumento para la expansión, la difusión y la lucha, conforma tendencias autónomas y descentralizadas. Habilita la organización de actividades a través de estructuras más horizontales, en reemplazo del verticalismo característico de los movimientos y partidos políticos del siglo XX. Como se analiza en lo subsiguiente, el alcance de esta apropiación adquiere una importancia fundamental para el devenir de las organizaciones animalistas en el contexto de las sociedades informacionales en las que vivimos hoy en día.

Luego de la presente introducción, el artículo se organiza en tres apartados. En el primero se desarrolla una breve contextualización sobre la emergencia de las organizaciones animalistas en red, aquí se focaliza en dos dimensiones de la realidad social contemporánea que se consideran relevantes para la comprensión del objeto de estudio: la ambiental y la informacional. En el segundo, el análisis se centra en los fundamentos del especismo institucionalizado y en las críticas que el pensamiento animalista muestra para generar otro tipo de ética, de costumbres, valores y prácticas instituyentes de relaciones alternativas entre los seres humanos y los no humanos. Para finalizar, cierran el artículo algunas reflexiones que lejos de concluir y brindar un cierre definitivo al tema, buscan realizar un aporte sociológico necesario para comprender las nuevas identidades e imaginarios que emergen en la sociedad actual.

La emergencia de las organizaciones socio-ambientales animalistas en red

La historia de lo que puede denominarse como "ética VEG"7 en la que las organizaciones animalistas apoyan su perspectiva sobre las relaciones entre humanos y no humanos, se remonta al siglo VI a. C. con los consejos de Pitágoras a favor de una dieta exenta de carne animal, entre otros filósofos y pensadores de la época. Hasta finales del siglo XVIII el rechazo de los alimentos de origen animal se justificaba con argumentos religiosos y metafísicos. Sin embargo, es a partir de principios del siglo XIX (contexto de creciente interés por la salud y una mayor influencia de las ciencias en la sociedad) que se comienzan a formular razonamientos fisiológicos a favor de no consumir alimentos de origen animal (Leyton 2010). En el mundo greco-romano el vegetarianismo empezó a presentarse como una crítica a la moral ortodoxa y a las suposiciones culturales (Lira 2003).

Durante esta época se desarrolló una de las ideas que sentó algunas bases para repensar la relación entre la sociedad y el ambiente. El romanticismo, como corriente de pensamiento crítica a las ideas mecanicistas y antropo-céntricas del Iluminismo que instrumentaron a la naturaleza, planteó la necesidad de una vuelta a ella creando un imaginario social sobre lo digno a ser protegido. Como indica Carlos Reboratti: "Los animales también son vistos como bellos, fuertes y nobles, y el resultado directo es la aparición en Europa de las primeras Sociedades Protectoras de Animales" (2012: 145). En 1847 se realizó la primera reunión de la Sociedad Vegetariana del Reino Unido en Londres, en donde se planteó la creación de un movimiento para la divulgación y la defensa del vegetarianismo como dieta y como estilo de vida. No obstante, es importante destacar que no fue hasta el 1° de noviembre de 1944 cuando Donald Watson y Elsie Shrigley fundan la Vegan Society en Leicester, Reino Unido, junto a los miembros disidentes de la Sociedad Vegetariana, que el veganismo comienza a pensarse como:

una filosofía de vida que excluye todas las formas de explotación y crueldad hacia el reino animal e incluye una reverencia a la vida. En la práctica se aplica siguiendo una dieta vegetariana pura y anima el uso de alternativas para todas las materias derivadas totalmente de animales (The Vegan News, N° 1, 1944).

Desde aquel momento, todos los 1° de noviembre las múltiples organizaciones animalistas celebran mundialmente el Día Internacional del Vega-nismo llevando a cabo acciones de protesta y de concientización sobre la problemática especista. En Argentina, los espacios urbanos de diferentes puntos del país son los escogidos para desplegar toda una serie de performances, teatralizaciones y manifestaciones no violentas plasmadas de un alto contenido lúdico y simbólico (Méndez 2015).

¿Pero qué ha ocurrido para que recién durante los últimos años el antiespe-cismo, personificado en sujetos vegetarianos y veganos y en organizaciones animalistas en red, comience a emerger como una nueva cultura? Para responder a esta pregunta, nos centraremos en describir dos dimensiones que pueden aportar a comprender el fenómeno: la relacionada con el contexto ambiental, y la vinculada al modo de desarrollo informacional.

A lo largo de su historia, el ser humano se fue transformando cada vez más en un agente activo de modificación del ambiente mediante distintos procesos como son la alteración, la simplificación, la eliminación, y la extinción, los cuales se combinan paralelamente con la domesticación, la diversificación y la conservación de especies. Es evidente para el estado del conocimiento de nuestras sociedades que esta cualidad, junto a la composición de sistemas lingüísticos complejos y la escritura, es una de las características que diferencian a la especie humana de los otros seres que viven en este planeta. De ser un cazador-recolector, luego se asentó en determinados territorios al crear la agricultura dando, así, origen al desarrollo de sus grandes civilizaciones y a diversos cambios ambientales como la desertificación y la destrucción de los bosques. Luego, cuando descubrió la técnica que le permitió surcar los mares y océanos, impulsó el intercambio mundial de especies (animales, vegetales y humanas). Y hacia principios del siglo XIX, en razón de 200 años, desarrolló una novedosa forma de elaboración y obtención de materias que revolucionó lo conocido previamente, acelerando los tiempos de extracción, de producción, de elaboración y de circulación de mercancías a lo largo y ancho del mundo, asunto que no siempre va de la mano con los tiempos de resilencia de los ecosistemas8.

Podemos decir que el modelo de la modernidad, del capitalismo, del materialismo y del consumismo ha alcanzado un punto álgido de incompatibilidad con la sustentabilidad del Planeta Tierra en lo que respecta al paradigma productivo extractivo (Galafassi 2010; Giarracca y Teubal 2013; Harvey 2004; Svampa 2010). En el presente, la acumulación originaria -teorizada por Marx en el Capítulo XXIV de El Capital- se complejiza adoptando un renovado y amplificado proceso de mercantilización (Seoane 2013), organizándose principalmente alrededor del énfasis en los derechos de propiedad intelectual, la biopiratería y el saqueo del stock mundial de recursos genéticos en beneficio de unas pocas grandes empresas multinacionales, la depredación de los bienes ambientales globales, la proliferación de la degradación ambiental, y la corporativización y privatización de los servicios públicos.

Todas estas características exacerbadas en el modelo actual constituyen "una nueva ola de cercamiento de los bienes comunes" (Harvey 2004: 115). En suma, la revolución industrial destruye las últimas barreras técnicas que limitaban el uso indiscriminado de los productos naturales y, en apariencia, la humanidad se lanza a una explotación desordenada y destructiva de la Naturaleza, que solamente encontrará un control no en las limitaciones económicas y técnicas (que parecieran no existir), sino en las morales, éticas y sociales, que se irán construyendo lentamente (Reboratti 2012: 131).

En este sentido, la emergencia de la "ética VEG" puede considerarse como un fenómeno de las sociedades modernas con una influencia creciente desde Estados Unidos y Europa. Salvando las diferencias, uno de los antecedentes para destacar, no sólo del animalismo sino también del ecologismo y ambientalismo en general, es el conservacionismo surgido a fines del siglo XIX como resultado no buscado de la sobrecaza colonial, la extinción de especies y los desequilibrios ecosistémicos. Este primer exponente de lo que sería el futuro del ecologismo proteccionista y conservacionista y de los primeros movimientos que se interesaron por el impacto de la actividad humana sobre la biosfera, fue el creador de las primeras reservas naturales a nivel mundial hacia 1880 en adelante.

En un primer momento, estas eran exclusivamente reservas de caza y solamente para algunas especies "nobles" que debían protegerse (y cazarse "deportivamente") y otras especies que se denominaban "plagas" y que se podían matar libremente. El resultado fue un ecosistema seriamente desequilibrado, con cadenas tróficas alteradas y pirámides de especies invertidas, lo que llevaba a la desaparición de las especies nobles por falta de alimento (¡lo que justificaba su matanza!) (...) Estas reservas fueron la base para la posterior formación de los Parques Nacionales (Reboratti 2012: 166).

Ya durante las décadas de 1970 y 1980 afloran mundialmente nuevos actores sociales preocupados por los efectos de la actividad humana sobre el ambiente: nacen en estos años los heterogéneos, amplios y multifacéticos movimientos ambientalistas, ecologistas radicales y los animalistas o, lo que se dio a llamar también, el movimiento en defensa de los derechos de los animales. En este caso, siguiendo la historización realizada por Luciana Lira es "en la década de 1970 que se da la eclosión del movimiento por los derechos de los animales a partir de los cuestionamientos de un grupo de filósofos y pensadores de la Universidad de Oxford utilizando los argumentos de Bentham y Salt"9 (2013: 73). Mientras que ya en los años '80 (y la actualidad) el movimiento incorpora un tipo singular de acción directa, de mayor intervención y repercusión social:

Esas acciones van desde la pacífica panfleteada, pasando por performances de impacto, boicots a las empresas que usan animales para su producción, hasta las invasiones y ataques a las industrias para dañar su capital o registrar las condiciones y malos tratos sufridos en diferentes contextos (74).

Estamos situándolo en una coyuntura en la cual el capitalismo reconfigura su modo de desarrollo, y los impactos del industrialismo, la urbanización, los nuevos métodos en la agroindustria, el desarrollo de la energía nuclear y el ambiente de Guerra Fría, y los primeros desastres socio-ambientales como las formas de contaminación y el calentamiento global empiezan a ser cada vez más notorios. A su vez, las influencias político-ideológicas del Mayo del '68, la contracultura hippie y la lucha por derechos de las minorías étnicas y el feminismo, abren un nuevo horizonte para repensar las prácticas sociales sobre el ambiente, las relaciones de poder y el rol de la cultura en las sociedades masivas. Junto a estas cuestiones de índole macrosociales, no podemos desestimar que la creciente incorporación y participación de los animales domésticos en la vida cotidiana, particularmente en las familias urbanas, puede haber ejercido una influencia sobre la sensibilidad y estimación de la vida animal no humana.

A este contexto se suma la popularización de una serie de obras que dirigieron la atención de la opinión pública hacia los temas socio-ambientales. Por cuestiones de espacio no ahondaremos en cada una, sólo se enumeran cronológicamente para aproximar a los lectores y lectoras a la bibliografía: en 1962 Primavera silenciosa de Rachel Carson, en 1968 La bomba demográfica de Paul Ehrlich, en 1972 Los límites del crecimiento de Donella Meadows en coautoría con una serie de autores del MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), en 1972 Animales, Hombres y Moral: Una Investigación sobre el Maltrato de los No Humanos de Richard Ryder, en 1975 Liberación Animal de Peter Singer, en 1979 Gaia, una nueva visión de la vida sobre la Tierra de James Lovelock, y en 1987 Nuestro futuro común o Informe Brundtland como base para la Reunión de las Naciones Unidas sobre el Ambiente y el Desarrollo llevada a cabo en Río de Janeiro de 1992.

Debemos incorporar a esta rápida descripción sobre el panorama socio-ambiental en el que emergen las organizaciones animalistas en red, el perfeccionamiento técnico-científico en la manipulación genética y las tecnologías de punta destinadas a la explotación intensiva de la biosfera, ambas prácticas llevadas a cabo hoy en día por grandes corporaciones que monopolizan el desarrollo de la biogenética y las industrias agroalimenta-rias, farmacéuticas, cosmetológicas y bélicas. Estas entidades empresaria-les10 disponen de millones de animales no humanos (perros, gatos, conejos, hámsters, pollos, vacas, cerdos, ratas, peces, caballos, patos, simios, la lista es extensa) en condiciones de "vida" inhumanas y sometidos a toda una serie de prácticas dolorosas, atormentadoras, mortificadoras y de tortura sea para la experimentación o la fabricación de alimentos y manufacturas destinadas a la satisfacción del consumo y del estilo de vida signado por la cultura especista institucionalizada.

Como indicamos anteriormente, el ecocidio ya difícilmente invisible, del que cualquier ciudadano medianamente informado puede brindar alguna apreciación, ha motivado a que la cuestión ambiental se haya convertido en un eje presente en las reivindicaciones de algunos movimientos sociales contemporáneos representados por el ecologismo, el ambientalismo y el animalismo, abocándose el artículo a este último. En el trabajo de campo realizado hasta el momento, se ha descubierto que las organizaciones animalistas analizadas para el caso Argentino tienen origen durante la segunda década de los años 2000: Especismo Cero data del 2008, Libera! Argentina del 2010 y #SinZoo del 2014, lo que supone que el movimiento animalista argentino es un actor social reciente en el territorio y en la disputa sobre la cuestión animal.

Dimensión informacional

Para comprender la relevancia que adquiere la apropiación tecnológica11 hecha por las organizaciones animalistas en red es preciso analizar la dimensión informacional en la que se enmarcan sus estrategias y formas de acción. Internet en particular ha sido y es un artefacto técnico que ha posibilitado el surgimiento y la articulación de redes entre activistas. Podemos decir esto porque en las entrevistas que se han llevado a cabo los referentes asignan al uso de Internet un rol fundamental para el movimiento animalista.

Para analizar este fenómeno, hay que tener en cuenta que desde finales del siglo XX y comienzos del XXI hasta la actualidad, se ha configurado una imbricación particular entre las prácticas sociales y las tecnologías propia de la cultura digital (Lago Martínez 2012). En el modo de desarrollo capitalista contemporáneo la tecnología se convierte en eje de una nueva configuración social donde el conocimiento y la información desempeñan un papel central para la creación de valor, la circulación de bienes y saberes. Retomando aquí el análisis de Manuel Castells (1995), desde la década de 1970, producto del reordenamiento del sistema capitalista, prima un nuevo modo de desarrollo. Esto no quiere decir que los modos de desarrollo anteriores -agrario e industrial- hayan desaparecido, por supuesto que no, pero sí que en la actualidad es el informacional el que predomina. En palabras del autor:

mientras que en los modelos de desarrollo pre-industriales el conocimiento se utiliza para organizar la movilización de mayores cantidades de trabajo y medios de producción y en el modo de desarrollo industrial el conocimiento se utiliza para proveer nuevas fuentes de energía y para de forma correspondiente reorganizar la producción, en el modo informacional de desarrollo el conocimiento moviliza la generación de nuevo conocimiento como fuente clave de la productividad a través de su impacto sobre los otros elementos del proceso de producción así como sobre sus relaciones (1995: 33).

Ya a partir del nuevo milenio, la centralidad que estas tecnologías ocupan en los procesos económicos, políticos, sociales y culturales tiene un anclaje en la construcción que han hecho los países más ricos del mundo, las Naciones Unidas, la OCDE, la Comunidad Europea y los sectores hegemóni-cos de los países del Tercer Mundo acerca del Proyecto de la Sociedad de la Información (Valderrama 2012). Una consecuencia de este plan estratégico es que el conocimiento, la comunicación, la información y la construcción de significados desempeñan un rol vertebral en el ejercicio del poder, y también de su contraparte, el contrapoder. En relación a ello, Scott Lash (2005) señala que para entender a la sociedad de la información hay que tener en cuenta las cualidades primarias de la propia información, siendo estas: el flujo, el desarraigo, la compresión espacial y temporal y las relaciones en tiempo real.

Estos factores son de suma importancia ya que, como sabemos, los modos de desarrollo hegemónicos de cada época estructuran las relaciones sociales de la sociedad en cuestión. La revolución tecnológica del período mencionado ha generado un nuevo modelo de organización socio-técnica caracterizada fundamentalmente por la transformación de las dimensiones espacio-temporales de la vida humana. La ampliación de la penetración de las telecomunicaciones y la masificación del acceso a las tecnologías digitales ha producido cambios en las formas en que circulan los discursos, los saberes, las informaciones, los bienes y las formas en que se relacionan los sujetos. El mensaje y los símbolos contenidos en él cuando se transforman en bytes se convierten en "medios para" con la capacidad de proliferar anárquicamente, por ello, dice Lash acerca de las relaciones de poder generadas a partir del desorden informacional de estas sociedades que "por un lado, el poder y conocimiento inmediato de los bytes de información, y por otro, el reordenamiento de la información en categorías de propiedad intelectual" (2005: 26).

No entraremos en detalle sobre las diferentes estrategias que el capitalismo crea para generar valor sobre este tipo de bienes informacionales (Zuker-feld 2010) y las implicancias políticas y económicas que los cercamientos artificiales contraen, pero sí diremos aquí que cuando circulan en el cibe-respacio adoptan la forma de bytes, se comprimen, perdiendo en ese momento la clásica limitación espacial y temporal. Esto, a su vez, posibilita su replicabilidad veloz tendiente a un costo de 0 y transversal en todos los niveles territoriales hasta donde la Red llegue (local, regional, global). Internet, en especial, tiene la capacidad de transmitir rápidamente mensajes y de organizar una acción en común trascendiendo la relación 'cara a cara' propia del espacio físico. No obstante, no significa que estemos frente al fin de los encuentros presenciales, sino que el ciberespacio se convierte en un campo posibilitador para la socialización de imaginarios y para la organización de acciones colectivas deslocalizadas en tiempo real. En términos de Castells (2001), las relaciones sociales actualmente están atravesadas por las tecnologías de comunicación, e Internet es ya un medio de comunicación, de interacción y de organización social.

Siguiendo el análisis de Carlos Valderrama (2008) sobre la relación entre los movimientos sociales y las tecnologías, se toman sus categorías para caracterizar las prácticas de las organizaciones animalistas en red. Como otros movimientos y colectivos de la era digital, ellas exhiben en sus prácticas rasgos que tensionan las formas de saber hacer previas, mostrando quiebres en tres aspectos: los movimientos de la sociedad informacional se organizan y movilizan en torno a valores culturales modificando el carácter de lucha de clases del pasado; proponen una organización basada en formas horizontales y autoorganizadas frente a las tradicionales de tipo verticalista; y sus mensajes asumen un carácter global a través del uso de las tecnologías digitales trascendiendo la frontera local o regional. Para constatar esta caracterización y lo dicho hasta el momento, cuando se pregunta por el surgimiento de la organización los referentes entrevistados comentan sobre la importancia que ha tenido Internet para poder generar contacto con otros activistas del movimiento. Se cita a continuación un extracto claro:

Porque digamos hay que tener en cuenta que esto [refiriéndose al especismo] en las universidades no se ve, en la televisión no se ve, no es una temática que ves en la escuela, en la universidad, en los medios de comunicación, libros hay muy pocos, o sea, no tenés acceso a eso. Entonces la manera de tomar contacto era por Internet digamos. Entonces en esa época estaba el tema de los Fotolog, bueno después surge esto un poco más de Facebook (...) la cadena empieza por un activista de Igualdad Animal que nos contacta a través de un Fotolog que teníamos. Que en realidad era un Fotolog que me acuerdo que le puse el nombre de la organización "Por la defensa del medio ambiente", entonces yo había puesto alguna información respecto de veganismo (...) yo había dejado el correo de las personas que eran de esa organización, y este chico, este activista, comenta que él es vega-no, que quería contactar con algunos veganos de acá, y bueno, estos amigos de esta organización ambientalista me dicen: "sí, hay una chica que es vegana, mirá, le hemos pasado...", y yo tomo contacto con este activista y desde ahí empezamos a hablar. Todo esto surge por un Fotolog. (Fundadora de Especismo Cero).

Además de su uso como espacio comunicativo, Internet les resulta un medio idóneo y efectivo para informar acerca de realidades ignoradas que coexisten en el mismo mundo, y cuestionar mediante recursos visuales y discursivos las prácticas sociales instituidas que suscriben la relación especista entre humanos y no humanos. Estos métodos promueven el debate e interacción entre activistas y personas que se aproximan mediante la Red a la temática, desconocida o ignorada por lo general. En relación, las entrevistadas de #SinZoo y de Asociación Animalista Libera! comentaron:

Para mi es fundamental [la entrevistada se está refiriendo al uso de Internet], porque a partir de ahí yo empecé a tener conocimiento también de lo que es veganismo, yo empecé vía Facebook por ejemplo, pero había grupos Yahoo y ahí me fui informando en todo. Ahora es mucho más accesible, hay videos que muestran cómo son los mataderos, muestran la verdad de lo que les imponemos a los que no se pueden defender de nosotros. Por ejemplo, hay un video que se puede encontrar poniendo 'miralatierra.com' y bueno, ahí vas a tener bastante para poder concientizarse sobre la problemática (Activista de #SinZoo).

Siempre esto pasa por redes sociales, estamos muy activos en redes sociales, publicamos todos los días, tratamos de estar muy presentes en el ámbito de las redes sociales porque es un medio muy efectivo para nosotros (.) En general el movimiento animalista es el movimiento, ¡no Libera eh!, sino todo lo que es el movimiento animalista, es el movimiento con más presencia en redes sociales hoy en día que existe en el mundo, o sea, en las redes sociales nos tienen pavor (.) en redes sociales somos como una avalancha, por eso cuando se convoca un twixtor por tal tema con tal hashtag barremos, en veinte minutos somos el twit premier (Coordinadora Libera! Buenos Aires).

Por lo tanto podemos pensar para este caso que el uso de las tecnologías digitales en articulación con los objetivos y prácticas de los actores animalistas que se apropian de ellas, permite que la "ética VEG" pueda prolongarse creando un efecto multiplicador y de adhesión en el país, pero también en las sociedades de distintos lugares del mundo. Por ejemplo, el 4 de marzo de 2014, en su muro de Facebook, Especismo Cero publicó un mensaje recibido a su casilla que decía así:

Realmente les felicito por esa página tan hermosa y llena de información. Gracias porque realmente nos hacen ver cosas que antes no veíamos o no teníamos la conciencia, por ignorancia, por falta de educación, por muchas razones, nada de esto sabía de niña y menos me enseñaron, pero hoy con tanta información y páginas como la de uds, entre otras, siento que no es tarde para cambiar nuestra forma de pensar y actuar (Extraído de Facebook Especismo Cero, 2016).

Internet resulta una tecnología fructuosa porque disminuye costos y tiempos en la comunicación y producción conectando a más sujetos y colectivos, y además al compartirse el mensaje se abre un espacio para la participación y el intercambio. Apropiarse del ciberespacio de esta manera, favorece y facilita la vinculación entre la misma como entre múltiples causas coexistentes.

Llegado a este punto, no se puede obviar el papel determinante que desempeña la brecha digital respecto a la inclusión digital de un país (Gendler, Lago Martínez y Méndez 2015). La limitación que encuentran las organizaciones animalistas argentinas para su crecimiento y efecto concientizador es, en primera instancia, la brecha de acceso en tanto restringe su capacidad de llegada a las poblaciones sin acceso al espacio online. Esto teniendo en cuenta que cuando actúan en el espacio offline (espacio físico de la acción) resultan ser grupos pocos numerosos de activistas y ciudadanos autoconvocados (Méndez 2014). Y en segunda instancia, la brecha de conocimiento parece influir también en sus estrategias de difusión, ya que con la masificación de la web 2.0 los usuarios tienden a hacer un uso mayor de redes sociales, en Argentina principalmente Facebook, generándose un recorte de acceso al conocimiento, en tanto, se recorta al tipo de uso y consumo tecnológico en relación al algoritmo propio de esta página web.12 De todos modos, visto el contexto informacional de nuestras sociedades, del que Argentina no está exenta,13 es central que estas organizaciones realicen la apropiación tecnológica.

En síntesis, la esfera tecnológica en Argentina con énfasis en la Ciudad de Buenos Aires, tiene una importancia creciente en la sociabilización de los sujetos contemporáneos y en las prácticas de la vida cotidiana. Además, se está construyendo un imaginario social que valora a las computadoras, los dispositivos móviles y la conectividad como necesarias para el acceso al conocimiento y a las competencias escolares y laborales (Lago Martínez 2015). Y las organizaciones animalistas, claro está, no están al margen de esta mediatización y digitalización de la vida, influyendo en sus estrategias y formas organizativas14, más aún cuando perciben que apropiarse de las tecnologías digitales resulta en la práctica concreta un elemento fundamental para contra-informar y cumplir con su objetivo social: luchar por la defensa de todos los animales y abolir el especismo institucionalizado.

Cuando nos referimos al especismo estamos hablando de un tipo de discriminación basada en la especie fundamentada en tradiciones culturales que asociaron al animal con una falla constitutiva, según Gabriel Giorgi, definida en su contraposición a la vida humana, social y tecnológica a través de una serie de distinciones y oposiciones encargadas de ordenar y clasificar cuerpos y formas de vida, éticas y políticas: "natural/cultural, salvaje/civilizado, biológico/tecnológico, irracional/racional, viviente/hablante, orgánico/mecánico, deseo/instinto, individual/colectivo, etc." (2014: 13). Es en la práctica una consideración arbitraria y despreciativa a quienes se consideran seres inferiores por no ser humanos. Esencialmente, "el especismo es un prejuicio o actitud parcial favorable a los intereses de los miembros de nuestra propia especie y en contra de los de otras" (Singer 1999: 42). También "significa dañar a otros porque son miembros de otra especie" (Aboglio 2011: 42).

De forma similar que el sexismo y el racismo, el especismo opera en el imaginario social de nuestras sociedades, por eso resulta imperceptible para el sentido común ya que se introyecta en la conciencia colectiva desde el momento en que los individuos se convierten en sujetos mediante el proceso de socialización durante los primeros años de vida. Existe ya naturalizado e instituido. Recordemos el pensamiento de Cornelius Castoriadis (1993) acerca de la sociedad y la formación de su imaginario. Si el imaginario remite a lo simbólico, a aquello que otorga sentido, y si la sociedad existe constituyendo cada vez su orden simbólico (constitución que no es libre de lo que ya se encuentra allí, de lo que ya existe, de la historia), el imaginario social preexistente resulta ser el dador de sentido de la sociedad. En este proceso, la sociedad constituye un simbolismo tomando aspectos de lo natural y de lo histórico. A su vez, este simbolismo, por un lado, determina los aspectos de la vida y de la sociedad, y por otro, está lleno de intersticios y de grados de libertad. Esta concepción de lo social, como un histórico-social constituido cada vez por los sujetos y por el imaginario heredado tiene suma relevancia a la hora de pensar un cambio en los imaginarios en los que se funda la sociedad, más adelante se retoma esta idea.

Mientras tanto se explicará que el especismo es el resultado de los valores, los estilos de vida y las costumbres que los humanos edificaron histórica y socialmente respecto los no humanos. Es decir, "las relaciones que los seres humanos establecen con los animales derivan de las representaciones que construyen acerca de ellos" (Navarro 2012: 4 y 5). Y es mediante el proceso de socialización que transfiere generación a generación el simbolismo heredado, cómo ese tipo de representaciones y relaciones establecidas asumen la forma de universal, se cristalizan, no se cuestionan, y terminan por institucionalizarse. Asumen, así, la apariencia de naturales y eternas. En términos de Judith Butler (2010), son marcos de inteligibilidad que definen la pertenencia o exclusión a una vida humana, a ser considerado una persona o no-persona, y en este caso, lo animal inferiorizado a lo humano. Comprendemos, entonces, al especismo institucionalizado como una construcción imaginaria de tipo socio-ambiental que

opera como un concepto previo, un modelo con determinados códigos culturales, tempranos aprendizajes y prejuicios varios, imbricados todos en la llamada carga teórica de la percepción: esas ideas subyacentes, invisibles pero fuertemente determinantes. Son significantes que están antes de la percepción, afectando la manera en que se percibe la realidad. Internalizado desde la infancia, el especismo domina nuestra percepción estableciendo criterios de valoración (Aboglio 2011: 47).

Decimos que es un tipo de imaginario socio-ambiental, porque signa la relación que establecen los seres humanos con los no humanos al instituir en el imaginario social, por un lado, la explotación de la biomasa para la obtención de mercancías, convirtiendo a seres vivos en fuentes, herramientas y productos para el consumo. Esta instrumentalización de los no humanos se manifiesta en los diferentes ámbitos de explotación y maltrato animal. Se trata de esferas sociales y económicas abocadas a la experimentación, la alimentación, el entretenimiento, la vestimenta y los trabajos involuntarios, comprometidas directamente con el desarrollo del sistema agroalimentario, el farmacéutico, el bélico, el cosmetológico, el comercio peletero, de los circos, los acuarios, los zoológicos, los animales de compañía y domésticos, la caza deportiva, la tracción a sangre y la zoofilia.

Y también, se manifiesta en determinadas expresiones del lenguaje utilizadas para desvalorizar o rotular características negativas de los humanos: "decir por ejemplo es un cerdo para referirse a alguien sucio, rata a alguien tacaño, gallina al cobarde, víbora al mal intencionado. Pero los cerdos evitan ensuciar su vivienda y ciertamente no tienden a comer de más" (2011: 43). Además de apoyarse en fundamentos especistas, éstos resultan por completo falsos ya que en sí ni las ratas son tacañas, ni las serpientes portan malas intenciones en su forma de vida, y las gallinas son defensoras de sus nidos. Cuando se reflexiona sobre estas cuestiones, se comienza a desenmascarar el especismo institucionalizado que se despliega en un lenguaje peyorativo, ya que "sin el especismo de fondo, estos términos no serían degradantes" (2011: 44).

Por consiguiente, el especismo institucionalizado es una construcción histórica y social imaginaria sobre lo que los seres humanos percibimos, pensamos y conceptualizamos acerca de los animales no humanos. Como indica Alexandra Navarro (2012), es una mirada instrumental donde el animal se configura como un ser "en relación a", "en función de", "viviente para", "al servicio de", "mejor que", por lo que siempre sus usos están en relación con las consideraciones y conceptualizaciones humanas. Ya Max Horkheimer y Theodor Adorno (1969) plantearon que la idea del hombre se conforma en el mundo occidental respecto su diferenciación del animal. Esta separación basada en la posesión o no posesión de la razón y la palabra, justifica hasta nuestros días el trato desventajoso y la discriminación hacia los no humanos. En palabras de los autores:

Esta antítesis ha sido predicada con tal constancia y unanimidad por todos los antepasados del pensamiento burgués -antiguos judíos, estoicos y padres de la Iglesia-, y luego a través de la Edad Media y la Edad Moderna, que pertenece ya como pocas otras ideas al fondo inalienable de la antropología occidental (...) Al hombre lo caracteriza la razón de la evolución despiadada; el animal, del que extrae sus sanguinarias conclusiones, no tiene más que el terror irracional, el instinto de la fuga que le es impedida (1969: 288).

La construcción simbólica sobre lo que pensamos acerca de los animales no humanos es lo que termina otorgándoles una identidad parcial, es decir, a cada especie se le ha asignado una razón de ser: la vaca nos da leche y carne, el perro es compañero y leal, el elefante sirve a nuestro entretenimiento, las palomas son plaga, los loros son divertidos, los delfines son inteligentes, los cerdos son asquerosos pero su carne es más sana, y así podríamos seguir enumerando ejemplos demostrativos de las percepciones que los humanos hemos construido acerca de los no humanos. La concepción que atraviesa a cada uno es que a cada animal le corresponde un uso para con la especie humana, especie que se autopercibe como detentora de un derecho natural, que nada tiene de ello pues, como venimos analizando, es el resultado de una construcción histórica-social, y por lo tanto, producto del pensamiento y las prácticas humanas.

Según Ana María Aboglio (2011), existe una serie de proposiciones alegadas que justifican el especismo institucionalizado: las contempladas dentro de justificaciones filosóficas y religiosas provenientes de la filosofía tradicional y las creencias religiosas, y otras llamadas justificaciones oídas ha-bitualmente vinculadas a las enunciaciones oídas cotidianamente sin base lógica. Nos detendremos brevemente en cada una de ellas.

Dentro de las primeras, se encuentran las justificaciones basadas en:

1. el animal autómata proveniente de la filosofía de René Descartes (15961650) que supone que los animales no sienten y no tienen intereses, esto, por ende, despoja al ser humano de obligaciones morales para con ellos. "Partiendo de la dicotomía mente-cuerpo presente en el humano, convirtió al animal en cuerpo-máquina, pues carente de conciencia, quedaba desprovisto de alma, insensible como un objeto que hace ruido cuando se lo despedaza, pero no por sentir dolor" (2011: 34).

2. la carencia de mente humana justifica la infravaloración desde la noción de la carencia que entiende a los humanos como seres superiores por poseer capacidades que los animales no. Se los inferioriza "porque no tendrían la capacidad para razonar, porque les falta lenguaje, porque no pueden ser agentes morales al no poder formular juicios éticos o porque no son autoconscientes" (2011: 34). Así, la propia especie humana se autoriza al uso y la destrucción de los no humanos.

3. la responsabilidad es de Dios tiene su fundamento en lectura realizada de la Biblia impuesta por la Iglesia Católica a partir de donde se ha entendido que los animales fueron dados al hombre por Dios como fuente de alimento y la naturaleza como fuente de recursos. Bajo esta interpretación, el sentido construido es que "los animales no tienen importancia moral y que son espíritus inferiores que están simplemente para servicio del humano" (2011: 36). La institución de este imaginario influyó notablemente en Occidente reforzando la interpretación jerárquica, aristotélicotomista de la Biblia.

Respecto al segundo tipo de justificaciones se incluyen las siguientes:

1. lo tradicional o natural del uso se sostiene, simplemente, en la percepción social que justifica la(s) discriminación(es) por factores tradicionales, por la costumbre y los valores arraigados. La repetición de estereotipos y prácticas heredadas generación tras generación asumen en el sentido común la impresión de ser naturales, es decir, de ser intrínsecas a la biología humana. "La esclavitud humana fue racionalmente aceptada porque devenía de la "natural" inferioridad de los prisioneros o la gente de color. Y esto es tan "natural" como crear animales transgé-nicos o clonarlos" (2011: 39).

2. la comida como cuestión personal justifica la apropiación que hacemos de los otros no humanos para el beneficio de nuestra especie en lo que respecta al ámbito alimentario. En la actualidad, los métodos de encierro a los que son sometidos los millones de animales destinados a la alimentación humana, pero también no humana (principalmente, para la elaboración de alimentos envasados para alimentar a los animales domésticos urbanos) son crueles, dañinos y nocivos del ambiente, cuestión que compromete la ética y moral de nuestras sociedades.

3. la violencia entre especies se utiliza comúnmente para explicar por qué los humanos violentan a otras especies desde una posición que iguala las conductas de supervivencia. Esta justificación encuentra una contradicción intrínseca en el razonamiento especista: si por un lado el ser humano se concibe superior a los demás seres del Planeta y no actuamos por meros instintos como ellos, por otro, si los animales matan para comer y para sobrevivir entonces esto justificaría que también lo hagamos ya que somos también seres de la misma naturaleza. Son "razonamientos contrapuestos, ambos erróneos, para justificar la esclavitud animal" (2011: 40).

4. el omnivorismo como determinante defiende la visión de que como somos una especie que puede digerir una amplia diversidad de alimentos, esto significaría que debemos comer otros animales para poder gozar de una buena salud. Pero la estructura del cuerpo humano muestra que estamos mejor preparados para masticar, digerir y procesar vegetales en lugar de alimentos de origen animal. Nuestros dientes caninos son pequeños, nuestra saliva tiene enzimas para digerir carbohidratos, nuestra acidez estomacal es leve a diferencia de los carnívoros, y nuestros intestinos son más similares a los de los herbívoros por su longitud. Los carnívoros poseen intestinos cortos ya que la carne una vez hecha cadáver para no ser tóxica debe digerirse rápidamente. Esto no ocurre en nuestros largos intestinos: una vez consumida la carne, la putrefacción (detenida por la cadena de frío de las heladeras) estalla apenas es ingerida en nuestro cuerpo prolongándose el tiempo que permanece su toxicidad ya que no contamos con los intestinos de los animales carnívoros.

5. la matanza de los vegetales cuestiona la idea vegana de no consumir ningún tipo de producto de origen animal, pero sí vegetal. El sentido común cuestiona ¿y las plantas acaso no son vida?, o ¿por qué comer animales está mal y comer plantas no? Es evidente que las plantas forman parte de los seres vivientes de este planeta, siendo ellos sus más antiguos pobladores junto con los seres microscópicos. Sin embargo, no cuentan con un sistema nervioso central, un cerebro, receptores para la sensación de dolor, endorfinas para calmarlo, como sí los animales o seres sintientes. "Su percepción de tipo energético y químico no remite a un self que "sienta", pero los hace capaz de reaccionar según lo que sea más conveniente para la continuidad de su vida" (2011: 41). Un feed-lot, un matadero o un laboratorio de vivisección por dentro muestran ya esta diferencia cuando se ven los rostros fóbicos y se oyen los alaridos del horror no humano.

Frente a este imaginario socio-ambiental, recurriendo a la denuncia, la protesta de alto contenido simbólico y la concientización (Méndez 2014; 2015), la visión animalista plantea un cambio radical en las prácticas que definen la relación humano - no humano. Trae consigo una puesta en movimiento de los lugares del animal redefiniendo los límites de las configuraciones binarias modernas de la sociedad occidental (Giorgi 2014). Como expresa la abogada y activista por los derechos animales, el veganismo no es una práctica que se divulga como mera opción individual: es la línea de base innegociable de una postura que aspira a pervertir la trama de dominio que se ejerce sobre los no humanos, develándola, exponiéndola, sacándola a la luz. Trama hecha de dominación, opresión y explotación (Aboglio 2013: 55).

Es importante destacar que el antiespecismo no privilegia a una especie sobre otra, ningún trato desventajoso es aceptado. Esta idea se refleja, por ejemplo, en el discurso de los entrevistados:

Nadie tiene derecho a tomar vidas ajenas para entretenerse un domingo, a nosotros no nos gustaría, es una cuestión de empatia, hay que pensar lo que nosotros no querríamos para nosotros y de ahí en más no hacérselo a nadie (Activista de #SinZoo).

Cuando uno ya empieza a hablar de especismo dejamos en claro que no solamente vamos a defender a los perros y a los gatos, o sea, que

el movimiento de derechos de los animales no se trata solamente de perros y gatos (...) defendemos a todos los animales (...) Es decir, el especismo no es solamente discriminar a los demás animales por igual, sino que quizá algunos los discriminamos más o no les otorgamos determinados derechos y a otros sí (Fundadora de Especismo Cero).

Es una corriente de pensamiento contracultural (Rodríguez González 2006) para la cual ninguna especie goza de un derecho natural que justifique el sometimiento de una por sobre otras. Concibe al especismo, contra el que lucha, como la infravaloración de la especie humana hacia los demás animales, y también, como el trato desventajoso que ejerce la especie humana entre los no humanos: por qué un perro tendría más derecho a vivir y ser amado que una vaca, o viceversa, por qué una vaca puede ser sagrada y un perro puede ser comido; los fundamentos son construcciones sociales. Este es el cues-tionamiento de fondo que las organizaciones animalistas hacen al especismo, su base no natural. Como postula Gabriel Giorgi siguiendo a Espósito, la vida animal es una zona de indiscernibilidad entre bios y zoé, "ya no se puede trazar esa distinción o donde la distinción misma se revela incomprensible para nuestra época" (2014: 39). Luciana Lira (2013) plantea que la disputa contemporánea en torno a la clasificación de especies animales se da entre un discurso hegemónico expresado en el valor instrumental basado en las oposiciones binarias entre naturaleza y cultura de las dicotomías clásicas occidentales, y entre un contradiscurso que busca ampliar las bases de clasificación e inclusión de especies a la comunidad moral. La moralidad antiespecista, según la autora, expresa una perspectiva integradora de la relación entre naturaleza y cultura, "procura situar a los animales humanos y no humanos en un mismo plano de consideración moral" (2013: 69).

En este punto volvemos al planteo de Castoriadis (1993). Los significantes e imaginarios sobre los que se edifica la sociedad y sus instituciones no son fijos, no son definiciones cerradas, no son de una vez para siempre. Siguiendo su perspectiva, la emergencia de nuevas instituciones y maneras de vivir es siempre una construcción activa de los sujetos. La humanidad, por ende, existe definiéndose cada vez. Estas definiciones, por un lado, salen del ser humano mismo, las inventa y al hacerlo se hace a sí mismo y a su ambiente, y por otro, ninguna definición sea racional, natural o histórica permite fijarlas de una vez por todas. Por lo tanto, no hay imaginarios inmutables o eternos. El antiespecismo, como nuevo imaginario socio-ambiental, conlleva en sí mismo el germen para transgredir la heteronomía instituida del especismo. Los sujetos pueden "encontrar o crear medios sociales de una expresión pública original y contribuir a la autoalteración del mundo social" (Castoriadis 2008: 2). Pese al poder que ejerce este imaginario, puede ocurrir también la puesta en duda de las significaciones instituidas y de la ruptura con la heteronomía especista.

De lo que se pretende dar cuenta es que no hay una realidad última ya hecha, sino que la sociedad es una construcción histórica-social en permanente tensión entre la sociedad instituyente -el potencial de cambio - y la instituida -lo que es-, entre la historia hecha y la historia que se hace, entre el pasado, el presente y el futuro. Aquí la reflexión de la entrevistada de Libera! Buenos Aires ilustra:

el veganismo es la postura ética más completa que existe, porque protege a los animales, respeta a los animales, respeta a los seres humanos más pobres y miserables de este mundo, respeta al Planeta (.) Es integral, el veganismo es la mayor revolución de la historia de la humanidad, es lo que nos toca ahora. Y es un poder muy fuerte que tenemos, y yo creo que poco a poco vamos siendo más fuertes, hay un crecimiento de la población vegana muy grande (.) estamos siendo una fuerza de choque, y eso es una buena noticia [sonríe] (Coordinadora Libera! Buenos Aires).

Sostiene el respeto hacia la vida y apela por la abolición de toda esfera de explotación y maltrato animal a través de acciones concretas que modifican la relación entre sociedad y ambiente. Abandonar todo el consumo de animales ya abre una vía para construir un cambio, y no sólo aplica a la esfera alimentaria de nuestras vidas, también erradica el consumo animal destinado al entretenimiento -circos, zoológicos, acuarios, crianza, compra y venta de animales de compañía, la zoofilia, caza, jineteadas, tauromaquia, riñas, carreras, etc.-, a la experimentación -industrias farmacológicas, cos-metológicas, armamentísticas y tabaqueras que testean con no humanos-, a la vestimenta -uso de cueros y pieles fabricados por la industria peletera-, y a la tracción de transportes y carros por sangre. Contra el marco de la norma de lo humano (individuo neoliberal, capitalista, propietario) el antiespecismo y la problematización de la cuestión animal oponen otra política de lo viviente (Giorgi 2014). Siguiendo a este autor, la cultura ensaya modos alternativos de percibir y significar lo animal, al proponer una distinción central en los mecanismos ordenadores de los imaginarios civi-lizatorios modernos.

Esta contracultura contemporánea disputa al especismo institucionalizado el imaginario social que se ha constituido sobre la relación humanos - no humanos al mostrar el velo especista operante en nuestras tradiciones y estilos de vida, y concientizar acerca de la representación de la alteridad como vida sintiente que debe ser respetada (Navarro 2012; Lira 2013). En un planeta compuesto de una vasta biodiversidad que atraviesa un contexto ambiental crítico, el pensamiento antiespecista crea un medio alternativo para pensar una forma diferente de (co)evolución del Planeta Tierra. La noción de terráqueos, en contraposición al antropocentrismo que determina las dicotomías clásicas naturaleza/sociedad y hombre/animal, reposi-ciona al humano en el ámbito de la naturaleza y plantea a la vida como un proceso de codependencia basado en el principio de vida y existencia de los habitantes de La Tierra.

Reflexiones finales

La emergencia de las organizaciones animalistas en red en Argentina supone una reconfiguración en los imaginarios socio-ambientales, implica la aparición de nuevas políticas y retóricas de lo viviente donde la forma-animal pierde fuerza formal en tanto "se pone en cuestión la noción misma de especie" (Giorgi 2014: 35). A nivel global, desde sus orígenes en la década de 1940, su conformación como movimiento por la liberación animal durante los '70 y '80, y su cada vez más notoria presencia y expansión geográfica desde los años 2000 hasta hoy, ha ido construyendo una perspectiva novedosa para repensar las formas en que la sociedad interactúa con el resto del Planeta. El antiespecismo como contracultura, como vimos, ejerce una profunda crítica a las costumbres, valores y modos de vida a través de las que se ha edificado y se reproduce el especismo institucionalizado. Develando la trama social de opresión y esclavitud que somete a los animales no humanos, pone en cuestión los cimientos histórico-sociales de esta discriminación encubierta, y así, desnaturaliza el especismo.

Actualmente, para obrar en pos de estos cambios las tecnologías digitales son para las organizaciones animalistas analizadas medios fundamentales. Durante el trabajo de campo se ha recabado que tanto su expansión como sus estrategias organizativas, sus métodos de convocatoria, reclutamiento y difusión se encuentran mediados por las ellas, con énfasis de Internet ya que se ha convertido en el soporte interactivo para construir una red de redes y trascender los canales de comunicación tradicionales donde la temática aún se encuentra expulsada. En este caso, el ciberespacio como espacio para la divulgación de información juega un papel muy importante, ya que ésta es considerada como una de las estrategias principales de combate contra el especismo institucionalizado.

La visión antiespecista es un llamado a la reflexión en favor de la empatía y justicia entre la sociedad y el ambiente en su conjunto. Como nuevo actor social tiene la capacidad de ejercer su contrapoder para transformar la he-teronomía especista de la formación social instituida y las significaciones imaginarias en el que ésta se fundamenta. En este sentido, parafraseando a Manuel Castells (2012), siempre que exista un poder aparecerá un contrapoder con el objetivo social de contrarrestarlo, en tanto, se trata de la capacidad de los actores sociales para desafiar al poder incorporado en las instituciones de la sociedad y reclamar la representación de sus propios valores e intereses. La capacidad del contrapoder animalista es, entonces, desafiar y poner en cuestión la explotación de la biomasa, en particular, de los animales no humanos llevada a cabo por el modelo de desarrollo actual, en pos de un cambio socio-cultural en los valores, los estilos de vida, y en el modo de producción de la sociedad que redirecciona los consumos acorde a su lógica capitalista recreando una interrelación entre la sociedad y el ambiente de tipo especista.

Estudiar la tensión entre hombre/animal o humanos/no humanos conjugada en las reivindicaciones y la lucha de las organizaciones animalistas resignifica la relación sociedad-ambiente. En términos de Gabriel Giorgi, es una propuesta para analizar la "multiplicación de zonas de vecindad y de intercambio que no se dejan capturar bajo los modelos previos de 'vida animal' y 'vida humana'" (2014: 35).

Las posturas más radicalizadas de esta corriente plantean profundos cambios en todos los niveles de la vida social, que no está exenta sino se correlaciona con el ambiente donde existe y con los seres que en él viven. En el Manifiesto por el Abolicionismo Radical, refiriéndose al movimiento por los animales no humanos, Steve Best concluye que:

Debemos enlazar la liberación de los otros animales a la liberación humana y de la Tierra y construir un movimiento revolucionario suficiente para vencer la hegemonía capitalista y rehacer la sociedad sin los imanes del antropocentrismo, el especismo, patriarquía, racismo, clasismo, estatismo, heterosexismo, ableísmo y cualquier otra perniciosa forma de dominación jerárquica (2009: 7).

Como indica Brian Dominick (1997) el sistema utiliza muchas formas de opresión, a saber: clasismo (opresión económica), estatismo (opresión por la autoridad política), sexismo y patriarcado (opresiones basadas en el sexo), racismo (opresión etnocentrista), etarismo (dominio por la edad), "y, finalmente, las opresiones resultantes del antropocentrismo, a saber, el especismo y la destrucción del ambiente" (1997: 2). Justamente uno de los desafíos con los que se enfrenta el movimiento animalista es la liberación humano-animal, teniendo en cuenta que la raíz de todas las formas de opresión de la época se vinculan al orden social instituido. Construir nuevas representaciones sobre los animales como seres sintientes con otras conductas y códigos comunicativos como las señales y mensajes sonoros, infrasónicos, de ecolocación, las señales químicas, olfativas, gestuales y visuales, pone en cuestión la inferioridad animal en la escala evolutiva, ciertamente, noción que es construida cada vez histórica-socialmente, al igual que lo es el racismo, el clasismo y toda forma de discriminación y opresión.

Finalmente, se dejan planteadas algunas preguntas posibles para continuar investigando el fenómeno: ¿las redes de organizaciones animalistas pueden convertirse en un contrapoder que logre modificar la cadena de producción-distribución-cambio-consumo que organiza el sistema de producción?, ¿de qué manera las organizaciones animalistas argentinas articulan las luchas económicas, sociales, políticas, culturales y ambientales?, ¿es el antiespecismo en Argentina el germen de un nuevo imaginario socio-ambiental?, ¿se constituye una nueva cultura en este proceso?, ¿qué otras perspectivas emergen para entender la relación humano - no humano? Al abordar su análisis es preciso tener en cuenta que este tipo de organizaciones y actores sociales no son estáticos, sino que se caracterizan por estar en un continuo proceso de autorreflexión, reelaboración, consolidación y superación lo que los convierte en objetos de estudio complejos por su grado de heterogeneidad y dinamismo.

El estudio sociológico de las identidades emergentes abocadas al cuestio-namiento de la cultura especista y a la problematización del trato desventajoso que reciben los no humanos por ser seres diferentes a nuestra especie, busca ser un aporte para la construcción de visiones alternativas y nuevos marcos de significación sociocultural acerca de la compleja interacción que se da cada vez entre la sociedad y el ambiente.

Notas

2. En el contexto de este trabajo se entiende por tecnologías digitales a Internet, computadoras de escritorio, notebooks, netbooks, ultrabooks, tablets, celulares GSM, smartphones, filmadoras digitales, cámaras de fotos digitales.

3. Obtenido de https://es-la.facebook.com/libera.buenosaires el 10/03/2016.

4. Otros dos tipos de organizaciones socio-ambientales que se diferencian en varios aspectos de las animalistas o antiespecistas son las ecologistas y las ambientalistas, que a su vez se distinguen en algunas características referentes al tipo de acción y objetivo socio-ambiental. Uno de los objetivos de la tesis de maestría en curso es construir una tipología acerca de las organizaciones socio-ambientales, ya que a partir de investigaciones exploratorias que la autora viene llevando a cabo se ha detectado que cada una de ellas se diferencia de las otras, por lo tanto, es un error englobar bajo el ecologismo o ecologistas a todos los colectivos y movimientos "verdes". A su vez, cada organización socio-ambiental se distingue en su interior coexistiendo varios estilos de antiespecismo, o de ecologismo, o de ambientalismo.

5. La traducción es propia.

6. Por ejemplo, la fundadora de Especismo Cero es bióloga e investigadora y la coordinadora de Libera! Buenos Aires es becaria doctoral CONICET en la rama de las Letras y la Filosofía.

7. Refiere a la actitud ética caracterizada por el rechazo a la explotación de otros seres sensibles como mercancía, herramientas o productos de consumo. El término "VEG" sintetiza al vegetarianismo y al veganismo.

8. Entendida como capacidad ecosistémica del ambiente para renovarse a sí mismo de las modificaciones o perturbaciones, refiere a la capacidad natural de autorregeneración.

9. La traducción es propia.

10. Algunas de las corporaciones denunciadas por las organizaciones socio-ambientales animalistas son: Unilever, Procter&Gamble (P&G), L'Oreal, Reckitt Benckinser, Johnson & Johnson, Estee Lauder, Colgate-Palmolive, GlaxoSmithKline, Laboratorio Beiersdorf, Ariel, Fairy, Ace, Don Limpio, Viakal, Oral-B, Fluocaril, Kukident, Pringles, Eukanuba, lams. Las empresas que experimentan y testean en animales y los productos que fabrican se clasifican bajo el rótulo de "Marcas Crueles o Macabras". Se puede consultar mayor información navegando en las siguientes webs: http://www.prensanimalista.cl/web/; http://www.peta.org/; http://ecomaltratoanimal.blogspot.com.ar/; http://www.animanaturalis.org/ home/ar ; http://www.liberaong.org/old/viviseccion.php Consultado 8/03/2016.

11. Por el concepto de apropiación tecnológica se entiende que "apropiarse no supondría solamente uso o consumo, sino también apropiarse del objeto tecnológico y de los significados que el objeto transfiere, posibilita o desencadena" (Lago Martínez, 2015: 275).

12. EdgeRank es el algoritmo de Facebook que se encarga de definir la relevancia de las publicaciones, y por lo tanto, el orden en el que aparecen en el muro (News Feed) de los usuarios y en los resultados de búsqueda. Este algoritmo es el encargado de decidir qué es lo más interesante para el usuario en cada momento (López y Ciuffoli, 2012: 23).

13. Concretamente, si vemos los datos publicados por la Encuesta Nacional de Consumos Culturales y Entorno Digital de Argentina (2013), el 71% de los argentinos tiene PC, el 68% es usuario, el 65% se conecta a Internet y el 60% tiene conexión en su casa. Aquí se suma que el 24% de la población se conecta a Internet a través de los smartphones. Y con respecto a los contenidos que se consumen en Internet, las redes sociales se ubican primero con un 57% de usuarios, luego le siguen chequear e-mails (54%) e informarse a través de diarios (37%), medios alternativos (36%) y blogs (24%). Es importante destacar que los datos para la población de Buenos Aires -donde para este artículo se han recortado los casos empíricos- son muy superiores: la tenencia de PC y dispositivos inalámbricos están cerca de la cobertura total, y el acceso a Internet sube al 84 %. La ENCCyED fue realizada durante el primer semestre de 2013. Se aplicó a población de 12 años y más residente en localidades de más de 30.000 habitantes de todo el país. Se realizó a través de entrevistas domiciliarias y de aplicación personal, el formato adoptado fue semiestructurado, con predominio de preguntas cerradas, y la extensión alcanzó alrededor de 128 preguntas aproximadamente. El diseño muestral contempló la estratificación según las 6 regiones del país (AMBA, NOA, NEA, Centro, Cuyo y Patagonia). Al interior de cada estrato se realizó una selección aleatoria (con probabilidad proporcional al tamaño) de radios censales y manzanas de viviendas; la selección final del entrevistado al interior del hogar se realizó con cuotas de sexo y edad ajustadas a parámetros censales. El tamaño de la muestra fue de 3.574 casos efectivos, sobre un total de 3.600 casos planificados inicialmente.

14. Para mayores detalles sobre la relación entre las tecnologías digitales y las formas de acción y organización del movimiento animalista en Argentina ver Méndez (2014).

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Sitios web de referencia

Especismo Cero: www.especismocero.org Asociación Animalista Libera!: www.liberaong.org #SinZoo: sinzooargentina.com

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