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Prismas

On-line version ISSN 1852-0499

Prismas vol.12 no.1 Bernal June 2008

 

RESEÑAS

Emilio de Ípola, Althusser, el infinito adiós, Buenos Aires, Siglo XXI, 2007, 235 páginas

 

La aparición reciente de la obra póstuma de Althusser ha dado lugar, entre otras cosas, a la recuperación de una "última" y hasta hace poco desconocida "filosofía" del autor francés, la cual sería, según se dirá, paradojicamente post-althusseriana –entendiendo por "althusserismo" el proyecto teórico político colectivo "clásico" generado en torno a Althusser en los años sesenta. Una de las tesis principales del libro de De Ípola consiste, básicamente, en que ese "otro pensamiento" filosófico (al que llama "proyecto esotérico") de Althusser, no sólo irrumpiría con mayor claridad durante los últimos años de su producción intelectual "en solitario", sino que el mismo se habría encontrado atravesando, como en sordina, al conjunto de su obra (generando diversos efectos) "desde sus primeros escritos" –lo cual proveería, según de Ípola, una clave indispensable para releer al conjunto de su legado. La particular importancia de recuperar y explorar esa "última filosofía" de Althusser se funda, entre otras razones, de acuerdo con De Ípola, en que la misma se instala en pleno "terreno posmarxista, varios años antes de que ese término fuera forjado" y en que, "en lo esencial", anticipa y "supera en profundidad la producción teórica de sus ex discípulos" (p. 56).

El acento principal de la modulación que permite el contraste entre ambas filosofías althusserianas –y la novedad de su última versión–, tendrá relación, principalmente, con la tensión entre el intento de "reconstruir el materialismo histórico" como Ciencia de la historia de las formas sociales (Althusser clásico) y la introducción de la contingencia, y la historia, en sentido posmarxista (del último Althusser) para intentar pensar "la política".

A mismo tiempo, esa primera tesis se articulará a una segunda: que la problemática medular de la forma de pensamiento posestructural (y por lo tanto del último de Althusser), aquella dentro de la cual dicho horizonte de comprensión aún se debate y despliega en la actualidad, habría tenido su momento inicial de configuración aproximadamente una década antes de que sus más destacados mentores (Lacan, Badiou, etc.) se dedicaran a explorar sus potencialidades en distintos campos; esto es, que la lógica (pos)estructural del "término a doble función" se encontraría ya planteada (y "punto por punto") en los textos tempranos de Lévi-Strauss en torno a algunas intuiciones como la del "significante cero" –textos cuya oclusión o desapego de la problemática posestructural revelaría un aspecto sintomal, observa De Ípola, en la narrativa de autores posteriores.

Si la primera tesis serviría de hilo conductor al conjunto del texto con base en el contraste entre las dos filosofías de Althusser, lo que permite a De Ípola reconstruir el "itinerario filosófico" del autor francés –en un seguimiento que avanza y apunta hacia el capítulo final (el cuarto) en el que se desarrolla la "última" versión althusseriana; la segunda tesis mencionada se condensa en el capítulo dos, en el que a su vez se articula la problemática de la "causalidad estructural" y sus distintas propuestas derivadas, lo que permite a De Ípola reconstruir momentos claves constitutivos del "espacio filosófico" posestructural a través del cruce de los escritos e interpretaciones, posiciones y diferencias (Miller, Badiou, Althusser, Lacan) en el enriquecido clima intelectual francés de los años sesenta –reconstrucción que se apoya por sobre todo en la narrativa y los acentos que Badiou suele introducir en el relato.

Por su parte, el capítulo uno se basa principalmente en los aspectos políticos e históricos (el "clima de época") de "aquellos" años sesenta, lo cual es condimentado con narraciones de la experiencia personal de de Ípola –en su carácter de intelectual que habría vivido ese proceso de manera muy cercana al althusserismo, o bien, podría decirse, "desde su interior"; y el capítulo tres gira en torno al concepto de ideología –y cuyo argumento principal toma consistencia a partir de la disonancia entre el clásico Ideología y aparatos ideológicos de Estado y la introducción del concepto de "lucha de clases" en su polémico "posfacio", generando una serie de tensiones cuyo contraste tenderá a recaer y articularse con el sentido general del libro: la tensión entre los dos pensamientos de Althusser, la necesidad y la contingencia en la historia.

Se podría anotar que tal contraste, en el que se basa buena parte del argumento en torno a la novedad althusseriana –condensada en el capítulo cuarto–, difícilmente cumpla la expectativa de un pensamiento que "en lo esencial", "supere en profundidad" a la producción de los ex discípulos de Althusser en torno a tal "problema" –el término a doble función. Por otra parte, si bien el rastreo de algunas intuiciones de Lévi-Strauss permite ver que no se trataba de un quiebre tan "puro" en el paso al posestructuralismo, la reconstrucción del texto, que toma como punto de partida algunas reflexiones de Badiou

–"el problema de todo estructuralismo es el término a doble función"– en la que hace referencia o apoya su argumento en Lévi-Strauss, permite ver que sería Badiou, por ejemplo, en este caso, quien estaría produciendo un cierto desplazamiento, o un cambio de énfasis o variación, o que comenzaría a hacer de tales "intuiciones" lévi-straussianas un verdadero problema –o una quaestio–, en torno al cual comenzaría a tejer sus reflexiones. La ausencia de Derrida, salvo alguna mención, en la reconstrucción de los momentos claves del espacio filosófico posestructural deja un cierto aire "sintomal" en este sentido, cuyo papel sería muy particular, al observar la necesidad de una "referencia inmediata al objeto" que subyacía a las premisas compartidas por el estructuralismo y la fenomenología en lo relativo justamente a ese (no) lugar estructural. Por último, si el énfasis del texto recae en la distinción entre Leyes de la historia y contingencia en Althusser, esto podría conducir a indagar en el sistema de operatividad del binomio althusseriano mismo (vinculado, por otra parte, a su "ciencia/ideología"); es decir, la especificidad de este paso en relación a la problemática posestructural –considerando que la quiebra de las concepciones evolucionistas a fines del siglo XIX estaría a su vez asociada, justamente, a la concepción de la contingencia de los procesos históricos, aunque no a la inmanencia de la temporalidad, al terreno fenomenológico de las condiciones de (im)posibilidad del ego, en el que la pregunta por la agency (la distancia entre un estado y antecedente) y el "sujeto" se desprenderían. Más allá de estos matizes propios del género, el trabajo se despliega en una interesante contribución a los estudios recientes en torno al último –o "inédito"– Althusser, no sólo en cuanto al atractivo de sus tesis principales, sino por la cantidad de elementos que De Ípola engarza en un agradable trabajo de exploración.

Matías González
UNQ