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Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.13 no.1 Bernal jun. 2009

 

RESEÑAS

François Dosse
La apuesta biográfica. Escribir una vida
Valencia, Publicacions de la Universitat de Val ència, 2007, 448 páginas

François Dosse subraya en la introducción de este libro: "todas las generaciones han respondido al desafío biográfico" (p. 11). En las páginas que lo componen, demuestra que, en efecto, el reto biográfico fue enfrentado una y otra vez en el despliegue de la historia occidental. Pero este reto biográfico no siempre fue afrontado con las mismas armas. Por lo tanto, caracterizar las distintas formas de concebir y escribir biografías es uno de los objetivos del autor.
La obra está compuesta por la introducción, un prólogo, seis capítulos, conclusiones, bibliografía e índice onomástico. El prólogo se titula "La fiebre biográfica: una panorámica editorial". Dosse muestra allí un conocimiento exhaustivo del mercado editorial francés y sus vaivenes. Atento a los momentos de furor biográfico, y basándose en un recorrido de catálogos y en entrevistas con editores de renombre, muestra las estrategias y las apuestas de casas editoriales como Fayard, Tallandier, Flammarion y Gallimard, entre otras, a la hora de publicar biografías, elegir y convocar autores con este fin y definir estrategias para publicitar las mismas. El recorrido lo conduce a la conclusión de que en las dos últimas décadas se desató en Francia una "afición colectiva por la biografía", en la que diferentes empresas editoriales manifiestan la necesidad de publicar "biografías sólidas, estructuradas, con anotaciones críticas y situadas bajo la autoridad de universitarios" (p. 38). Mientras este patrón se impone, muy pocas editoriales, entre las que se destaca Pygmalion, continúan apostando a biografías históricas destinadas al gran público, menos eruditas y escritas por autores de renombre.
El capítulo i, titulado "La biografía, un género impuro", está destinado a estudiar los claroscuros del carácter híbrido del registro biográfico; carácter que descansa en una combinación -considerada no del todo armónica por el autor- entre la dimensión histórica y la dimensión ficticia del género biográfico. Dosse sigue en este punto a Paul Ricoeur y considera que toda vida es "una mezcla inestable entre fabulación y experiencia de vida" (p. 55). Partiendo de este supuesto, escribir una vida implica, indefectiblemente, recurrir a la imaginación en tanto herramienta fundamental para transitar el género biográfico. Sin embargo, pese a que la imaginación opera como un pilar necesario, Dosse señala que los biógrafos no deberían dejar de lado el "compromiso con la verdad". Retoma en este punto la noción de "pacto autobiográfico" propuesta por Philippe Lejeune1 y señala que es necesario que entre biógrafo y biografiado se establezca un "pacto biográfico", entendido como un compromiso de veracidad asumido por quien escribe sobre la vida de otro.
Los capítulos ii a v (ii. "La Edad Heroica"; iii. "La Biografìa Modal"; iv. "La Edad Hermenéutica i. La percepción de la unidad a través de lo singular; v. "La Edad Hermenéutica ii. La pluralidad de las identidades") dan cuenta de momentos de la evolución del género biográfico. Para cada una de estas edades, Dosse caracteriza algún modelo dominante de biografía y analiza, por medio de los ejemplos más destacados de cada etapa, los motivos del éxito de las distintas formas biográficas que se sucedieron a lo largo del tiempo.
En el capítulo "La edad heroica", el autor recorre las modalidades biográficas consolidadas entre la Antigüedad clásica y la época moderna. Como el título indica, predominó en esta extendida etapa un género biográfico atravesado por la exaltación de las virtudes ejemplares y la moral edificante de algunas vidas consideradas modélicas. A lo largo del capítulo, Dosse se detiene en el análisis de las Vidas paralelas, de Pluraco y de Vidas de los doce Césares, de Suetonio. Por su parte, analiza las formas de la hagiografía que se consolidaron cuando avanzó la cristianización y el peso que este proceso tuvo en la definición de las vidas ejemplares ligadas a las virtudes religiosas. Este capítulo se cierra con consideraciones acerca de cómo la Ilustración y la Revolución Francesa dieron paso a un tipo de biografía en la cual la figura del "héroe" (generalmente ligada a las virtudes militares y políticas) comenzó a ser reemplazada por una concepción más abarcadora, la del "gran hombre".
El autor destaca que, mientras que el género biográfico, en sus distintas expresiones, había gozado de buena salud por largos siglos, durante el siglo xix, conocido como "el siglo de la historia", la biografía comenzó a ser desplazada hacia un lugar secundario. Esta tendencia se fue profundizando a lo largo del siglo xx, sobre todo cuando los fundadores de Annales asumieron el reto de derribar al "ídolo biográfico" (junto con el "ídolo cronológico" y el "ídolo político") -en palabras de François Simiand-. De este modo, hacia 1930, la edad heroica finalizaba para dar paso a una época de escaso protagonismo para la biografía.
Dosse señala que, a lo largo de cinco décadas, la consolidación de Annales como escuela historiográfica dominante, el avance de la sociología como disciplina y la definición del estructuralismo marginaron al género biográfico para condenarlo al lugar de la "historieta" (p. 181). Así, las intenciones de estos paradigmas de estudiar la sociedad y los procesos históricos en términos generalizadores, estructurales y panorámicos dio paso a lo que el autor denomina "edad modal" de la escritura biográfica. Dosse muestra en este sentido que "la biografía modal se propone, a través de una figura particular, alcanzar el tipo ideal que ésta encarna"; es decir, una vida deja de ser valorada por sus particularidades y comienza a ser pensada en función de lo que permite decir acerca de la sociedad en un sentido general.
El interés por lo colectivo desdibujó, en este movimiento, el interés por el individuo.
Desde la década de 1980 hasta la actualidad, se produjo una revalorización del género biográfico en distintos sentidos. Dosse engloba las tendencias que se inscriben en esta revalorización bajo el rótulo de "edad hermenéutica". Afirma que, mientras se anunciaba la caída de los grandes paradigmas explicativos y la muerte de los sujetos históricos colectivos, el género biográfico recuperó protagonismo y fue una de las formas posibles de "retorno del sujeto". El autor destaca el rol de los representantes de la microhistoria en esta torsión (sobre todo de Giovanni Levi y Calo Ginzburg), en tanto responsables de una renovación en las formas de pensar quiénes eran los hombres y las mujeres pasibles de ser biografiados. Recorre, además, los debates que se generaron en torno al género biográfico2 y diferentes estudios que comenzaron a dar cuenta de una multiplicidad de voces para pensar en el despliegue histórico de la subjetividad (como los de Sabina Loriga y Natalie Zemon Davies), pero también para poner en evidencia que por medio de voces e itinerarios singulares pueden estudiarse procesos generales. Junto con la reivindicación de la microhistoria, las distintas expresiones de la tradición hermenéutica tuvieron, según destaca Dosse, un rol fundamental para dar cuenta de que la biografía es fundamental para comprender la historia. Dosse afirma, recuperando a Wilhelm Dilthey: "la historia universal es la biografía, casi podríamos decir la autobiografía de la humanidad" (p. 407).
La edad hermenéutica, que se extiende hasta la actualidad según el autor, propició la proliferación y pluralización creciente de los modos de enfoque biográfico. Esta pluralidad favoreció, a su vez, que algunos tabúes asociados con la biografía (como la sospecha de que se trataba de un género menor destinado a un público más curioso que culto) cedieran y que numerosos historiadores académicos comenzaran a ocuparse de escribir vidas, implementando todo tipo de novedades metodológicas (como la renuncia a la idea de la existencia de una vida unitaria y lineal, la escritura de biografías de hombres y mujeres que habían sido olvidados por la historia, la descomposición de una biografía en múltiples perfiles que no siempre dan cuenta de un sentido coherente a una trayectoria, entre otras).
En el capítulo vi, titulado "La biografía intelectual", Dosse reflexiona acerca de diferentes modelos de biografías sobre intelectuales y sobre su propio trabajo, en tanto biógrafo de Paul Ricouer3 y de Michel de Certeau.4 Su planteo apunta a responder si es necesario revisar las vidas de los intelectuales o si con el estudio de sus obras sería suficiente para recuperar su valor cultural y su legado. En este sentido, el autor propone dar un espacio a la recepción de las obras de los intelectuales biografiados, pero, a la vez, reparar en las marcas y huellas biográficas que propiciaron que esas obras fueran escritas en momentos particulares e irrepetibles en las trayectorias de los mismos. Destaca, entonces, que la vida de un intelectual y su obra "no pueden tratarse como si estuvieran separadas por tabiques estancos, ni tampoco reducirse a un solo nivel" (p. 387).
Más allá de la organización en capítulos del libro, puede pensarse en dos ejes que atraviesan esta obra. El primero apunta a reflexionar sobre la figura del biógrafo. A lo largo del libro, Dosse releva imágenes acerca de cómo pueden pensarse los biógrafos: artistas, abogados justicieros del biografiado, psicólogos que se tientan con la transferencia, intérpretes o traductores empáticos, huéspedes del cuerpo del biografiado, entre otras. Muestra, además, las distintas tonalidades de escritura que se vinculan con semblanzas diversas de biógrafo: biógrafo/periodista, biógrafo/hombre público, biógrafo/intelectual, biógrafo/político y biógrafo/historiador.
Es la última figura mencionada, la del biógrafo/historiador, la que conduce al segundo eje que acompasa la obra aquí reseñada. Dosse se pregunta frecuentemente por las relaciones entre la biografía y la historia. Parte de la siguiente afirmación: "durante mucho tiempo, una barrera ha separado lo biográfico de lo histórico" (p. 16). A lo largo del libro, destaca que la relación entre historia y biografía estuvo caracterizada por constantes desencuentros que se sostuvieron sobre dos prejuicios: la supuesta "seriedad del oficio del historiador" (p. 23) y la supuesta frivolidad de las biografías como "historietas". Así, durante décadas, el mundo de los historiadores académicos se habría mantenido al margen del universo de los escritores y los consumidores de biografías históricas. En este punto, el autor celebra las tendencias consolidadas en las últimas décadas, que condujeron a los historiadores a adentrarse en el terreno de las biografías. Desde su perspectiva, existen géneros con los que los historiadores deberían comprometerse. Y, huelga aclararlo, considera que el "desafío biográfico" es fundamental para la experimentación del historiador ya que transitándolo "puede valorar el carácter ambivalente de la epistemología de su disciplina, la historia, inevitablemente en tensión entre dos polos: el científico y el de la ficción" (p. 18). Es en este punto en el que el libro, además de presentar un exhaustivo recorrido histórico sobre el género autobiográfico, se posiciona en el marco de una polémica acerca de las coordenadas epistemológicas de la disciplina histórica.5

Paula Bruno

UdeSA / UBA / CONICET

Notas

1 Lejeune, Philippe, Le pacte autobiographique, París, Seuil, 1975.         [ Links ]

2 Son representativos de este debate los siguientes aportes: Arnaud, Claude, "Le retour de la biographie: d'un tabou à l'autre", en Le Dèbat, No. 54, 1989, pp. 40-47;         [ Links ] Bourdieu, Pierre, "L'illusion biograhique", en Actes de la Recherche en Sciences Sociales, No. 62-63, 1986, pp. 69-72;         [ Links ] Le Goff, Jacques, "Comment écrire una biographie historique aujourd'hui?", en Le Dèbat, No. 54, 1989, pp. 48-53;         [ Links ] Levi, Giovanni, "Les usages de la biographie", en Annales. esc, No. 6, 1989, pp. 1325-1336,         [ Links ] y Loriga, Sabina, "La biographie comme problème", en Revel, Jacques (ed.), Jeux d'echelles. La mycro-analyse à l'experience, París, Gallimard/Seuil, 1992, pp. 209-231.         [ Links ]

3 Dosse, François, Paul Ricoeur: les sens d'une vie, París, La Découverte, 1997.         [ Links ]

4 Dosse, François, Michel de Certeau: le marcheur blesse, París, La Découverte, 2002 (hay trad.         [ Links ] al español: Michel de Certeau: el caminante herido, traducción de Claudia Mascarua, México, Universidad Iberoamericana, 2003).

5 Sobre las batallas sostenidas por Dosse en este terreno, puede consultarse la reseña de Jorge Myers a su libro La marcha de las ideas, publicada en Prismas. Revista de Historia Intelectual, No. 11, 2007, pp. 221-225.         [ Links ]

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