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Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.13 no.1 Bernal jun. 2009

 

RESEÑAS

Andrés Bisso
El antifascismo argentino. Selección documental y estudio preliminar
Buenos Aires, CeDInCI Editores/Buenos Libros, 2007, 680 páginas

En este trabajo, Andrés Bisso ofrece un panorama amplio y revelador sobre el antifascismo en la Argentina entre 1922 y 1946. Socialistas y anarquistas, comunistas y conservadores, inmigrantes y masones, poetas e historiadores, estudiantes y trabajadores, entre otros, desfilan a través de los documentos seleccionados, mostrando el fenómeno antifascista en la Argentina en toda su diversidad y complejidad. El resultado no puede ser más satisfactorio, haciendo de este libro una consulta indispensable tanto para investigadores como para toda persona interesada en la historia de las ideas, la historia política y la historia cultural de la Argentina en este período.
El libro está compuesto por un estudio preliminar dividido en cinco secciones, estructuradas sobre ejes temáticos y cronológicos, que tienen su correlato en otras tantas que dividen los ciento sesenta documentos seleccionados. La primera sección estudia los manifiestos y las declaraciones de distintas agrupaciones que permiten precisar su identidad como antifascistas. La segunda analiza las dos formas principales que asumió la movilización antifascista en la Argentina, en oposición al fascismo criollo y a las supuestas amenazas de dominación extranjera nazifascista. En la tercera sección, Bisso explora las distintas fases en la evolución temporal del antifascismo entre 1922 y 1946, mientras que la cuarta se dedica a estudiar las tensiones y los conflictos que los intentos de unidad de los sectores democráticos y antifascistas generaban dentro de dichos grupos. La última sección está dedicada a la consideración del rol de escritores e historiadores en la prensa antifascista.
Bisso demuestra un sólido conocimiento de fuentes primarias y secundarias sobre el tema, que se pone en evidencia en la selección y organización de los documentos y en la profundidad crítica del ensayo preliminar. De hecho, uno de sus aportes principales consiste en haber puesto en conocimiento de un público más amplio una importante masa documental cuya fuente principal es el Centro de Documentación e Investigación sobre la Cultura de Izquierdas en la Argentina (CeDInCI), reconocido e invaluable centro de archivo y documentación. El criterio temático-cronológico adoptado para organizar el material es adecuado, si bien tiene como contrapartida cierta inevitable repetición y superposición de períodos y argumentos entre las distintas secciones.
Más allá de su valor como obra de referencia, el estudio preliminar hace una serie de aportes relevantes. En él, Bisso propone cambiar el eje de discusión y análisis que ha dominado el estudio del antifascismo argentino, enfocado en la presencia real o imaginaria del fascismo y el nazismo en la Argentina. En su lugar, plantea explorar el surgimiento y la acción de "un movimiento antifascista específicamente argentino" que respondía tanto a desarrollos internacionales como también, y fundamentalmente, a procesos locales. Así, lo importante es la manera en que "una serie de manifestaciones antifascistas [...] supieron funcionar como verdaderos mitos movilizadores políticos y sociales" (p. 18), independientemente de si esas manifestaciones se compadecían con una situación real y verosímil. En segundo lugar, Bisso destaca una tensión que recorre la historia del antifascismo argentino, entre los intentos de conseguir la unidad de los diversos grupos antifascistas y la realidad de su heterogeneidad y diferencias en cuestiones de política, ideología y estrategia, lo que generó permanentes disputas y debates inter e intrapartidarios.
Estas distinciones son importantes, ya que le permiten a Bisso rescatar el objeto de estudio y matizar su comprensión, trascendiendo interpretaciones que enfatizaban ya sea su homogeneidad o su carácter de mera propaganda al servicio de intereses sectarios –percepciones sin duda consolidadas por el fracaso de los sectores antifascistas, autodenominados liberales y democráticos, frente al surgimiento del peronismo en los años cuarenta–. El antifascismo deja de ser sólo un "otro", construido por nacionalistas, católicos o peronistas, para asumir contornos más específicos si bien no menos complejos. De hecho, el autor convincentemente demuestra que la apelación antifascista gozó de una notable flexibilidad, potencia y mutabilidad a lo largo del período analizado, a medida que se adaptaba a peculiares circunstancias históricas.
Desde esta perspectiva, el trabajo de Bisso está en diálogo con la reciente historiografía que ha revisado el período de entreguerras y, más específicamente, el de 1930-1945, en las áreas de historia política, cultural y de las ideas. Entre otros trabajos, se pueden mencionar los de Tulio Halperin Donghi sobre la historia de las ideas del período, Sandra McGee Deutsch sobre la Junta de la Victoria, Flavia Fiorucci sobre el mundo de la cultura durante el peronismo, y los de Daniel Lvovich y Federico Finchelstein, entre otros, sobre el nacionalismo. En particular, y lejos de las oscuras imágenes evocadas por la expresión "década infame" para el período 1930-1943 –rótulo de valor historiográfico nulo y que debería ser abandonado definitivamente, al menos por los historiadores–, Bisso despliega un luminoso escenario de enorme vitalidad y movilización. El avance del fascismo y del nazismo, la crisis económica a nivel nacional y mundial y los problemas políticos locales desde la década de 1920, generaron una multitud de interpretaciones sobre esos fenómenos y de estrategias políticas concretas que pudieran dar sentido a un mundo convulsionado. En este contexto, el antifascismo y el liberalismo político y cultural, a pesar de su progresiva y profunda crisis, cumplieron un rol fundamental en la creación de espacios político-culturales que vincularon a actores de las más variadas filiaciones. Barreras políticas e ideológicas, reales o aparentes, no eran obstáculo para encontrar áreas de consenso, en este caso en torno de un liberalismo político de amplia definición, la democracia y el antifascismo.
Al mismo tiempo, el análisis de Bisso deja en claro la fragilidad de dichos consensos, proporcionando una nueva mirada sobre el proceso de crisis política e ideológica del período de entreguerras que concluiría con el surgimiento del peronismo. En una trayectoria aparentemente paradójica, por una parte, el antifascismo adquirió una mayor definición y logró vincular a distintos grupos políticos en el contexto de la Guerra Civil Española y la Segunda Guerra Mundial. Por otra, se fue reduciendo a objetivos y estrategias cada vez más estrechos, ligados con la restitución de las libertades políticas y la normalización institucional, con el fin de lograr la adhesión de dichos grupos. Antifascismo y liberalismo devinieron, así, en meras apelaciones que se fueron vaciando de contenido concreto y de potencial movilizador. En este sentido, los fracasos de los intentos de unidad de los grupos antifascistas desde la década de 1930 ya señalaban estos problemas que, agravados por el cortoplacismo electoral y el sectarismo político, tendrían su desenlace histórico en la experiencia fallida de la Unión Democrática en 1945-1946.
En opinión de este reseñador, uno de los aspectos más interesantes señalados en el libro es el de las diferencias en los años treinta y cuarenta entre los grupos antifascistas que identificaban el antifascismo con la preservación de las instituciones democráticas y liberales y aquellos para quienes, como los comunistas, era sinónimo de revolución y anticapitalismo. Esta interpretación abre una veta rica para profundizar, por ejemplo, el análisis de la tensa relación entre el antifascismo argentino y las doctrinas económicas de los grupos que se identificaban con él. Los mismos documentos seleccionados señalan que en el aspecto económico había lugar para otras posiciones ubicadas entre un liberalismo clásico y un anticapitalismo revolucionario. Por ejemplo, las resoluciones del primer Cabildo Abierto de Acción Argentina –una de las principales asociaciones antifascistas argentinas en 1940-1943 y exhaustivamente explorada por Bisso en un libro anterior– incluidas en el documento 19 indican que la defensa de las libertades democráticas y las liberales tradicionales podía ser compatible con un programa de capitalismo nacional, semejante al New Deal de Roosevelt, que buscaba conciliar libertades políticas con justicia social e intervención económica del Estado –posición que, por otra parte, ya tenía adeptos en grupos socialistas y radicales que estaban representados en Acción Argentina–. Cabe señalar que por la misma época, el diario La Prensa coincidía con grupos antifascistas tales como Acción Argentina, al mismo tiempo que llevaba a cabo una encendida defensa del liberalismo económico tradicional de libre mercado. Lejos de contradecir las tesis del libro, estas observaciones de Bisso señalan un camino fructífero para explorar la complejidad de los grupos antifascistas.
En síntesis, el trabajo de Bisso se destaca por su rigor crítico y la capacidad de sistematizar y sintetizar el multifacético movimiento antifascista a través de la comparación de una amplia masa documental. Desde el punto de vista historiográfico, representa ciertamente una contribución relevante para una comprensión más detallada de la tumultuosa historia de la Argentina de entreguerras.

Jorge Nállim

University of Manitoba

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