SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.16 número1Pensar el antiimperialismo. Ensayos de historia intelectual latinoamericana, 1900-1930"Nosotros". La juventud del Ateneo de México índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.16 no.1 Bernal jun. 2012

 

RESEÑAS

Mauricio Tenorio Trillo, Historia y celebración. América y sus centenarios, Barcelona, Tusquets, 2010, 249 páginas

 

Historia y celebración consta de diez capítulos repartidos en cinco partes (De la historia, Del celebrar, De la historia patria, De "México" y sus hacedores, y Del más allá al más acá) publicados previamente en versiones diferentes en revistas especializadas o discutidos en coloquios académicos. La reelaboración de Tenorio Trillo para la edición de Tusquets (en México, en 2009, y en Barcelona, en 2010) no quita a cada capítulo su original autonomía y posee, al mismo tiempo, una extraordinaria unidad. Lejos de ser un paneo de temas diversos, tiene la "clara intención de poner en entredicho y discutir el sentido público y académico de la historia" (p. 16). Esta intención, que otros historiadores tuvieron otrora, no se despliega en un texto académico "clásico" ni tampoco en un ensayo capaz de interpelar con simplicidad a un público amplio. Hay supuestos y guiños cómplices para los entendidos, un erudito estado del arte sobre la revolución y finas apreciaciones sobre el nacionalismo mexicano. Las referencias "inspiradoras" aparecen en un apéndice al final y no hay citas al pie ni trabajo en archivo con fuentes inéditas. Documentos impresos, fotografías que el autor toma de los eventos que frecuenta, y experiencias personalísimas - por ejemplo, con su hija o con sus alumnos mexicanos en un barrio de Chicago- nutren un relato que halla en la pluma heterodoxa de Tenorio Trillo su rasgo más perturbador y estimulante.

Hilarante, directo, erudito y provocador Historia y celebración es un libro que vuelve, con esta diversidad de registros narrativos, sobre temas muy serios: la historia, los historiadores, el Estado y la nación. Comienza con "Las leyes de la Historia", que serían XXVIII. La primera, por ejemplo, es la "Ley de Herodes" que, en dicho popular transcripto al pie para hacerlo comprensible a un público no mexicano, sería: "o te chingas o te jodes" (p. 21). Algo así, creo, pues no soy mexicana, como el continuum en el transcurrir histórico de la sociedad mexicana. La XVIII, por ejemplo, "Ley de la gravitación universal de la historia", recuerda que el conocimiento histórico levita sobre una masa de hechos documentados, pero que tampoco puede constreñirse a ellos. Libre albedrío, pero no absoluto. "Ni toda interpretación va, ni todo lo dicho es canjeable por documentos" (p. 28). En este aparente carácter legalista, no exento de sarcasmo, se adivina la intención de pensar y desmantelar los prejuicios y los presupuestos epistemológicos del historiador. El deseo de resolver las dudas ontológicas que el discurso histórico no retomaba desde hacía tiempo no busca resucitar la añeja pregunta que acompañó a la disciplina desde tiempos idos (¿historia para qué?), sino "afirmar, al preguntar, la utilidad de la historia" (p. 39). Utilidad que encuentra su sentido pleno cuando "el historiador arma una explicación verosímil, útil, y ética acerca del pasado" (p. 43). Este armado implica, necesariamente, desandar a veces los caminos "firmemente" construidos, descubrir lo ignorado, colocar las piezas en otro lugar. Las matrioskas que elabora y reelabora el historiador son el resultado de la interacción necesaria entre presente, pasado y futuro. De la mano de Marc Bloch, y acompañado de ilustraciones de Mónica Herrera, el autor apela a la teoría de los focos eléctricos para formular la pregunta natural: ¿Qué ha pasado con la revolución? ¿Cómo pensar la revolución a la luz del presente? La metáfora, que hubiese sido un deleite para don Benjamin, arranca con el foco de la Independencia, sigue con el de la República Restaurada, continúa con el del Porfiriato, luego con la Revolución, después con la larga post-revolución priísta y, último foco, con el Centenario y Bicentenario, que va de la transición democrática hasta hoy. Hay focos que tienen luz propia y que no variarán con el presente significativamente su luminosidad; otros focos dependen de otros, y los hay también que pretendieron ordenar a partir de sí mismos toda la serie de luces que era la historia nacional mexicana. La alegoría de la luz permite pensar la historia y la historiografía mexicana y recuerda, a lectores no historiadores, que si se piensan los distintos eventos de la historia de México, de la historia de cualquier país, como focos seriados, algunos brillan más que otros. El brillo depende del foco del presente pero, insiste, el presente nunca es sólo nacional. Nunca lo fue.

Historia y celebración milita por una "historia internacional de México". Esta historia, postulada en este caso por un historiador mexicano experto en historia de México que la escribe desde los Estados Unidos, alega por una historia más que nacional que incorpore, indefectiblemente, a los Estados Unidos y a Guatemala y aspira, también, a colocar la historia de México en la historia del mundo. Esta interacción, impostergable y que en distintos grados el individuo de a pie conoce bien, rompe con el historiador nacional y su persistente búsqueda de la especificidad, de lo "típico", de lo "genuinamente propio". No se trata, claro está, de negar las diferencias culturales, sino de poner la lente disciplinar en los rasgos y las historias comunes. Dicho de otro modo: que el "reconocimiento de las diferencias culturales no impida asumir responsablemente un pasado y un futuro compartidos" (p. 209). La integración económica y humana, un hecho, según Tenorio Trillo convive todavía en los escritos con viejos prejuicios simplificadores: el mito de México como un espacio fijo, espacio con un perfil racial diferente, de tiempo inmutable y eterno. El mito de una mexicanidad propia reinventada una y otra vez a partir de una doble ironía: la superioridad racial del mestizo como un ser no gringo, y el envío de remesas desde el otro lado (pp. 212-213). Estos mitos alimentados desde los Estados Unidos y desde México respectivamente, además de absurdos, olvidan que ni México es una civilización ajena ni los Estados Unidos son el anatema de la historia nacional mexicana. La cotidianidad cultural, política y económica de los Estados Unidos es parte de México, y viceversa. Para romper la fe intacta en las diferencias "civilizacionales" es necesaria la "creación de un nuevo sentido de responsabilidad histórica y vida cívica común" (p. 214). Esta fractura y esta creación harán trizas el nativismo estadounidense y el nacionalismo mexicano.

Pensar, repensar, repensarse es responsabilidad especialmente de los gobiernos, los intelectuales en general y los historiadores en particular. Estos últimos, además de trabajar en una perspectiva más allá de la nación que permitirá volver a entender la historia de los países, deberían convertir a la historia "en el lenguaje para leer, entender, montar y desmontar dónde estamos y dónde queremos estar en el futuro" (p. 223). El camino, Tenorio Trillo lo explicita, requiere extranjería, volver a sorprenderse por el pasado, imaginación histórica, desmantelar ideas concretas y acabadas de nación... Camino largo, menos cómodo y más complejo que el autor está ya transitando en su esfuerzo por producir el "surgimiento de la primera generación de historiadores mexicanos de Estados Unidos" (p. 225). Camino que se vería facilitado, además, con la creación de un Instituto Internacional en México a la manera del Wissenschaftskolleg de Berlín, del Institute of Advanced Studies de Princeton o de Jerusalén o, también y más reciente, de París. Este centro podría operar como una suerte de corredor de ideas superador del mexicanismo local e internacional.

Historia y celebración abona en su discurrir la Ley II de la historia, es decir, la ley de la naturaleza festiva de la historia en tanto "síntesis de debates sobre el pasado, una marca en el camino que deja constancias de futuros imaginados en un momento dado, una duda pública sobre el pasado, presente y futuro" (pp. 22-23). La decisión política que implica celebrar está cargada de presente, de puro presente. Celebrar 2010 impone, entonces, la pregunta ¿dónde estamos?, ¿adónde vamos? El libro es un ejemplo cabal de cómo Tenorio Trillo usufructúa la potencialidad de esta coyuntura y de cómo utiliza el frenesí celebratorio para poner en entredicho los incuestionables de la disciplina histórica. Como lo hizo en su bello libro Mexico at the World's Fairs. Crafting a Modern Nation (1996), utiliza las celebraciones como ventana historiográfica. ¿Cómo celebrar 2010?, se pregunta. Evitando, sostiene, el espectáculo disneylandesco de parques temáticos de Hannover 2000 o del Foro Internacional de las Culturas de Barcelona de 2004. No es posible, tampoco, repetir el guión de certezas de la celebración de 1910. ¿Certezas en 2010?, ¿con el país como está? Ni modo. Sí es posible para los historiadores organizar debates y exposiciones públicas desde el "desconsolador fracaso de la utopía revolucionaria decimonónica y desde la actual necesidad de rescatar el Estado de Bienestar en México y Estados Unidos" (p. 51). En 2010, sigue, hay que celebrar futuros posibles y, entonces, el evento se podría "utilizar para una grandísima reflexión sobre la desigualdad y sus soluciones a futuro. Grandes concursos internacionales pero no para regodearse en utopías sino para discutir programas de reforma fiscal, de revolución educativa, de justicia" (p. 54). Soluciones políticas a problemas sociales.

Ideas, aunque sea ideas, clama Tenorio Trillo. Si 2010 queda al menos como un año de ideas, no habrá sido un año perdido (p. 55). No sólo una interpretación más de la Revolución Mexicana, sino una ponderación del aporte mexicano, bueno y malo, a los grandes mitos políticos del siglo XX. Además de las celebraciones de estados y organizaciones civiles, podrían organizarse reflexiones colectivas sobre lo que de México tiene el mundo, y lo de mundial que tiene y ha tenido México por más de cuatro siglos; mostrar cómo todo ícono de la conciencia nacional mexicana no es sólo nacional. La celebración debería incluir de alguna manera una reflexión sobre la historia y la convivencia con Guatemala y gran parte de Centroamérica. También se debería dejar lugar, como en el centenario de 1910, para que "las comunidades judía, libanesa, estadounidense, china, guatemalteca, cubana, española y de otras nacionalidades celebraran México como quieran" (pp. 51-52). Feel free. En este marco el ensayo debería ser rey. Entendido como lo propone Historia y celebración, es decir, como una escritura porosa, llena de ambigüedades que no apuesten a alcanzar la verdad definitiva en el futuro, un texto siempre en movimiento que rechace toda posibilidad de un pensamiento categórico. El libro propone, precisamente, ideas, y está plagado de cavilaciones.

Esta coyuntura sin desperdicio para el historiador fue una oportunidad perdida en cuanto no fue una celebración de Estado sino un evento del gobierno de Felipe Calderón. Mirado desde 2012, el Centenario y Bicentenario mexicano no parece haber considerado ni siquiera parte de la agenda de temas que Tenorio Trillo propone en Historia y celebración. Más bien parece haber sucedido lo que él mismo señaló como un riesgo posible: una celebración del gobierno, varias escaramuzas entre sus diferentes instancias, críticas, silbatinas y muchas críticas.

Historia y celebración marcó el inicio de la colección de efemérides de Tusquets y será analizado seguramente en un futuro, también por los historiadores y los lectores del futuro, como parte de las celebraciones posibles y como parte de las celebraciones que pretende desmontar.

Sandra Gayol

UNGS / CONICET

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons