SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.16 número1"Nosotros". La juventud del Ateneo de MéxicoLas filosofías de la revolución. Mariano Moreno y los jacobinos rioplatenses en la prensa de Mayo: 1810-1815 índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.16 no.1 Bernal jun. 2012

 

RESEÑAS

Ricardo Arias Trujillo, "Los Leopardos": una historia intelectual de los años 1920, Bogotá, Universidad de los Andes, 2007, 411 páginas

 

Este libro tiene por objetivo analizar el campo intelectual, y algunos de sus debates, durante la última década de la República conservadora (1880- 1930) en Colombia: década durante la cual se da "el paso decisivo hacia la modernización del país".1 Para ello toma como objeto conductor a la generación intelectual de "Los Nuevos" (vocera de un incipiente progreso en diversos campos: literario, político y educativo), y se propone analizar, en particular, la trayectoria de uno de sus grupos: "Los Leopardos" (integrado por Silvio Villegas, Augusto Ramírez Moreno, José Camacho Carreño, Eliseo Arango y, brevemente, Joaquín Fidalgo Hermida).

Superando los trabajos que, desde la historia de las ideas, han obstaculizado un análisis verdaderamente profundo de esta generación y, aun más, de esta agrupación de derecha, el autor se acerca a una historia cultural que, apoyándose en la teoría de los campos de Pierre Bourdieu, estudia el surgimiento y desarrollo de este grupo con los diversos elementos que ello implica (mecanismos de creación y promoción de identidad colectiva, estrategias para la subsistencia y el reconocimiento sociales, dispositivos para una injerencia política efectiva, entre otros). Pionero por todas estas razones (es el primer estudio que se propone reconstruir de tal manera este período de la historia de Colombia y, en particular, de esta generación y este grupo), el libro repone los hitos más importantes de la trayectoria de "Los Leopardos" a lo largo de la década, analizando algunos momentos de su labor en décadas posteriores.

La primera parte ("El escenario y los actores") reconstruye el origen y la formación del grupo, integrado por jóvenes de provincia que llegan a la capital de un país que, a pesar de encontrarse en pleno crecimiento económico y demográfico, se hallaba por entonces pasmosamente aislado cultural y geográficamente. Se estudia la educación que reciben en colegios y universidades oficiales o de la élite (educación fuertemente regida, a pesar de la presencia de instituciones liberales, por la Constitución conservadora de 1886 y el concordato de 1887, que ponían la educación en manos de la Iglesia católica), y se reconstruyen algunos espacios de formación y sociabilidad, como las librerías (precios, material importado, España y Francia como fuentes editoriales ineludibles), los cafés y las sociedades literarias (espacios de identidad y de luchas simbólicas que revelan la mezcla de tendencias hispanistas, arielistas, modernistas, tradicionalistas y bohemias), los viajes (su poder simbólico, educativo y cultural) y la prensa (herramienta política con gran poder de capitalización simbólica y económica).

El apartado dedicado a la prensa merece especial atención, no sólo porque brinda un panorama de esa esfera desde principios del siglo XX hasta el inicio de su modernización en los años veinte; la merece, también, porque en él se sientan las bases para analizar, en los apartados posteriores, algunos de los debates clave mantenidos en ella durante la década. Se trata de un aspecto significativo, en vista del incipiente estado de los estudios sobre la prensa del siglo XX en Colombia, un estado que se ha modificado sólo recientemente por trabajos como los de Vallejo Mejía y Núñez Espinel,2 y por la flamante creación de la Red Colombiana de Investigadores de Publicaciones Periódicas en la Universidad de Antioquia en 2011.

De este examen de la prensa hay que destacar, igualmente, el análisis directo de dos revistas poco estudiadas de la nueva generación: Los Nuevos (1925) y Universidad (1921-1922, 1927-1929). El libro de Arias es pionero no sólo porque las analiza ampliamente; también lo es porque indica que "Los Nuevos" no nacieron (según el prejuicio repetido hasta el cansancio por la historiografía literaria) con la revista de 1925 (leída hasta ahora, por tanto, desde perspectivas exclusivamente literarias): venían dándose a conocer, en realidad, desde "finales de los años diez" (p. 55), y cobraron conciencia de grupo, en primer lugar, con las publicaciones estudiantiles dirigidas por el líder reformista Germán Arciniegas (un "nuevo"); publicaciones que reunieron, en un primer momento, a una juventud conservadora (de cuyo seno surgirían por entonces "Los Leopardos") deseosa de renovar el viejo programa de su partido y el sistema educativo que éste sostenía.

Tras subrayar la irrupción de la nueva generación en el panorama nacional a través de la prensa, la segunda parte ("Los Centenaristas y los jóvenes letrados frente a los nuevos debates") supera otro prejuicio ampliamente difundido por la historiografía literaria según el cual "Los Nuevos" habrían estado siempre en disputa con la generación anterior (la del "Centenario"), y estudia algunos medios y espacios compartidos por ambos elencos. Analiza, también, algunos debates promovidos por "Los Nuevos" antes de 1925, subrayando tres hitos en la trayectoria de "Los Leopardos": su separación del movimiento reformista entre 1922 y 1923 (la juventud conservadora, en general, se separa por discrepancias en cuanto a la educación religiosa); el inicio de su ruta hacia una posición dominante en el campo político entre 1923 y 1924 (ofensivas exitosas desde el diario conservador El Nuevo Tiempo contra los partidos republicano y liberal, y contra copartidarios moderados como los directores de la "Página Conservadora" del diario La República); y la publicación de su "manifiesto nacionalista" en 1924 (radicalización de una postura autoritaria inspirada en L'Action Française y en Mussolini que los llevó a atacar fuertemente tanto la "amenaza comunista" como a algunos líderes de su propio partido -el ex presidente Marco Fidel Suárez incluido-, a quienes consideraban traidores del "conservatismo genuino"). Se estudia, además, la autonomía intelectual propugnada por la revista de 1925, la división de "Los Nuevos" en ésta, y el cierre del diario La República en 1926 como síntoma de un nuevo auge del radicalismo bipartidista en el campo político.

La tercera parte ("La militancia del campo católico") refiere el aumento y fortalecimiento de las estrategias de los intelectuales católicos para "recristianizar" a la sociedad y analiza, entre otros elementos, el Congreso de la Juventud Católica (1927) y la ampliación de su prensa y sus redes intelectuales. Se estudia, entonces, la temprana y relevante dirección de Villegas en La Patria de Manizales (1924-1928) y El Debate de Bogotá (1928-1930), este último (apoyado directamente por el arzobispo de Bogotá) considerado el medio en el que se radicalizan las propuestas autoritarias y ultracatólicas de "Los Leopardos" ante la "cuestión social" y el "comunismo" (en 1926 se había fundado el Partido Socialista Revolucionario). Tras estudiar las polémicas entre "Los Leopardos" y el líder conservador "centenarista" Laureano Gómez entre 1921 y 1928, se analizan otros elementos, como las diversas posiciones de la prensa partidista ante la masacre de las bananeras (1928) y ante la propuesta de una ley de "orden social" (1928-1929).

En la cuarta parte ('"Los Leopardos' y el fin de la hegemonía conservadora") se analizan, a través de la segunda época de Universidad, algunos debates del final de la década, como la crisis interna de los partidos tradicionales y la situación política y educativa de la mujer (El Debate se opone al cambio del lugar tradicional de ésta publicando artículos católicos de Gabriela Mistral). Se señala, luego, el arribo de "Los Leopardos" a cargos cada vez más centrales en el campo político y se analizan sus labores durante la campaña presidencial de 1929-1930 (comienzo de su separación: todos menos Camacho apoyan al candidato y poeta conservador Guillermo Valencia; Villegas condena, en gesto paradójico, el autoritarismo y la cercanía a Mussolini del otro candidato: el general Vásquez Cobo, y termina atacando a la Iglesia por su participación en la política). Tras la caída del régimen, "Los Leopardos" (con Villegas y Ramírez, en adelante, como voceros) publican un nuevo manifiesto (1930) para programar el regreso del conservadurismo al poder. El resquebrajamiento del grupo, sin embargo, es inevitable: Camacho no firma el segundo manifiesto, termina colaborando con el gobierno liberal y El Debate cierra sus páginas. "Los Leopardos" restantes, a través de los voceros señalados, continuarán atacando al partido de oposición durante la República liberal (1930-1946).

En la última parte ("¿Un nuevo intelectual?"), se puntualizan algunos de los elementos que, de acuerdo con el examen efectuado, limitaron la autonomía del campo intelectual en la década ("elitismo cultural", Estado, Iglesia, precarios medios de circulación de la producción intelectual, pobre alfabetización y muy limitada profesionalización del escritor), subrayando que la diferencia entre el intelectual del siglo XIX y el de los años veinte no radicó en el compromiso político (para ello cuestiona la imagen del paso del "intelectual aislado" al "intelectual comprometido" que fue sustentada en algunos trabajos anteriores,3 e indica, apoyándose en el trabajo clásico de Jaramillo,4 que "no es cierto que el activismo político del intelectual fuese un fenómeno reciente") (p. 361), sino, más bien, en elementos como la acumulación de un mayor capital cultural por parte de las clases medias (origen de algunos de los intelectuales de esta generación), una mayor preocupación por las clases bajas, la búsqueda de una identidad común y medios de expresión propios, y una mayor militancia.

En definitiva, a pesar de algunos elementos que deben corregirse con urgencia,5 los análisis que lleva a cabo hacen de éste un trabajo clave para la comprensión del campo intelectual colombiano en general, y la generación de "Los Nuevos" en particular, durante los años veinte; trabajo cuyo camino deberá ampliarse y profundizarse.

Sergio Andrés Salgado Pabón

Instituto Pensar / PUJ

Notas

1 Carlos Uribe Celis, Los años veinte en Colombia. Ideología y cultura, Bogotá, Aurora, 1985, p. 20.         [ Links ]

2 Maryluz Vallejo Mejía, A plomo herido. Una crónica del periodismo en Colombia (1880-1980), Bogotá, Planeta, 2006;         [ Links ] Luz Ángela Núñez Espinel, El obrero ilustrado. Prensa obrera y popular en Colombia 1909-1929, Bogotá, Universidad de los Andes, 2006.         [ Links ]

3 Malcolm Deas, Del poder y la gramática y otros ensayos sobre historia, política y literatura colombianas, Bogotá, Tercer Mundo, 1993;         [ Links ] Gonzalo Sánchez, "Intelectuales... poder... y cultura nacional", Análisis Político, Bogotá, No. 34, mayo-agosto de 1998), pp. 115-138.         [ Links ]

4 Jaime Jaramillo Uribe, El pensamiento colombiano en el siglo XIX, Bogotá, Temis, 1964.         [ Links ]

5 El trabajo, por ejemplo, ofrece versiones discutibles de algunas características de la prensa de la época generalizando situaciones de los medios jóvenes, y sobrevalora la precaria apertura cultural del momento (punto a propósito del cual es significativo que no trate el problema de la ausencia de movimientos literarios de vanguardia en Colombia durante la década).

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons