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Prismas

On-line version ISSN 1852-0499

Prismas vol.16 no.1 Bernal June 2012

 

RESEÑAS

Claudia Torre, Literatura en tránsito. La narrativa expedicionaria de la conquista del desierto, Buenos Aires, Prometeo Libros, 2010, 311 páginas

 

"En la Argentina de la segunda mitad del siglo XIX, hubo hombres que hicieron 3500 kilómetros a caballo para conocer a intentar dominar un territorio que consideraban parte de la Nación" (p. 11). Así comienza Literatura en tránsito. La narrativa expedicionaria de la conquista del desierto, el apasionante estudio de Claudia Torre sobre los textos escritos alrededor de este evento central de la Argentina moderna. El libro da cuenta del modo en que un grupo de hombres -militares, religiosos, naturalistas- tejieron a través de la práctica de la escritura "la raigambre de la intemperie pero también de la introspección" (p. 11). La autora nos introduce en la vida de la frontera y la cuenta, enfocándose casi obsesivamente en la cotidianidad de la convivencia de los hombres que emprendieron esta campaña y que la contaron en primera persona. Sin romantizarlos ni demonizarlos, Torre busca entenderlos y lograr así comprender la enormidad del territorio, de la empresa y también de la escritura que buscaba retratar este espacio donde tuvieron lugar la campaña militar, las expediciones científicas, la confraternidad de hombres de diferentes clases sociales y regiones geográficas y también el problemático y conflictivo encuentro con el otro.

Torre dedica el libro a sus padres a quienes, dice, les debe "-entre tantas otras cosas- las rutas argentinas" (p. 9). Esta declaración personal sobre el desplazamiento como espacio de conocimiento y exploración, retomada en el principio mismo del libro (en la oración ya citada "hubo hombres que recorrieron 3500 kilómetros a caballo...") introduce dos tropos centrales del libro -el viaje y la nación-. Éste es un libro sobre recorridos inciertos en una cartografía donde las identidades eran todavía inestables, series de gentilicios todavía no definidos: argentino, chileno, blanco, indio, araucano, mapuche. El análisis del desierto y sus construcciones tiene cruces con otro texto que reflexiona sobre la cartografía de lo nacional argentino a fines del siglo XIX: El género gauchesco. Un tratado sobre la patria, de Josefina Ludmer (Buenos Aires, Sudamericana, 1988). Como Torre, Ludmer propone releer un paisaje desde los textos, mostrando las marcas de la lectura y el deseo de imprimir una nueva cartografía sobre ese paisaje. "Trazado de la representación: el dibujo del mapa construye cada vez, el estado", dice Ludmer. Y en Literatura en tránsito vemos ir delineándose un mapa del Estado-nación que va incluyendo la Patagonia haciendo caso omiso de tratados anteriores entre el Estado y los indios, y creando un nuevo y quizá perverso equilibrio. Estos paisajes -el desierto, la pampa- fueron, lo sabemos, centrales en el proyecto nacional. Ambas investigadoras emprenden lecturas del paisaje que abrevan en todo lo que se ha publicado sobre el tema, acuden a todas las bibliotecas y luego plantean un corte y una nueva lectura con una fuerte impronta personal.

A diferencia de hechos similares sucedidos en otros países, la conquista del desierto no produjo una novelística ni géneros de cultura popular como el western en los Estados Unidos, a pesar de que la conceptualización de la frontera fue una operación intelectual importante de la literatura argentina. Torre no se propone contestar la pregunta ya reiterada del por qué de esa falta, sino que estudia la escritura que sí produjo la Campaña y que no ha sido examinada hasta ahora como corpus completo aunque han recibido significativa atención crítica algunos de los autores aquí tratados, como Álvaro Barros, Francisco Moreno y Estanislao Zeballos. El libro analiza los textos del acontecimiento enfocándose en los procesos de escritura, la forma de circulación de los textos y los modos en que se integraron al canon de la literatura y la cultura argentina.

Torre establece un diálogo con Indios, ejército y frontera, de David Viñas (Buenos Aires, Siglo XXI, 1982), libro al que reivindica por "desempolvar el tema" pero critica por su lectura coyuntural en el contexto de la dictadura militar y su generalización de la conquista como genocidio. A diferencia del estudio de Viñas, el de Torre se concentra en un corpus más restringido que es la narrativa vinculada a la expedición de 1879, una guerra moderna que no se reduce a lo bélico y que está íntimamente atada a un programa vinculado de construcción nacional. Este recorte le permite profundizar la investigación, centrarla en años clave del acontecimiento y enfocarse en los participantes. El corpus está compuesto de a) las obras que cuentan los viajes a la frontera en los años precedentes a la expedición al Río Negro de 1879 (como "Cuestión de indios", de Santiago Arcos, y Fronteras y territorios federales de las Pampas del Sur, de Álvaro Barros); b) las obras de los propios expedicionarios (como los naturalistas Alfred Doering y Pablo Lorentz, Antonio Espinosa, el arzobispo Aneiros y los salesianos); c) las obras que son escritas y/o publicadas al mismo tiempo en que el Ejército expedicionario avanza hacia el Río Negro en los meses previos o posteriores a abril de 1879 y cuyos autores, a pesar de estar vinculados a la conquista, no formaron parte de la expedición (las obras de Francisco Moreno, Ramón Lista y Estanislao Zeballos) y d) obras publicadas en la década posterior a la conquista y que narran viajes posteriores son registros evaluadores y auditorías post-factum y obras de expedicionarios que escribieron relatos autobiográficos con posterioridad (las obras de Manuel Prado, José Daza y Alfred Ebelot). Referencias a estudios fundamentales sobre la escritura autobiográfica (Derrida, De Man, Earkin) dan forma al estudio de estos textos complejos en tanto fueron escritos en el cruce entre la demanda del Estado y la experiencia personal.

Los años que transcurren entre los textos que anteceden a la conquista y los que reflexionan sobre la misma a posteriori permiten dar un panorama general de la conquista y de las particularidades políticas, geográficas e históricas que la caracterizaron. La campaña de 1879 fue el final de un proceso largo de relación entre el incipiente Estado y los indios en el que hubo determinantes de muchos tipos. Durante años la relación en la frontera se estableció a través de tratados. Siguiendo los trabajos de Claudia Briones y Morita Carrasco, Torre afirma que "desconocer y/o minimizar la tratadística entre los indios y el Estado fue una práctica vinculada a la campaña militar del '79 que, para justificar sus acciones, necesitó negar las negociaciones previas o acotar las relaciones con los pueblos indios a relaciones de política doméstica o interior, y no al sistema jurídico oficial" (p. 98) Determinados desarrollos económicos como el traslado de ganado a Chile, que eran problemas económicos de un sector de la población, se fueron generalizando hasta transformarse en problemas del Estado que justificaron la necesidad de una campaña militar.

La autora nos hace partícipes de sus estrategias de lectura con una honestidad intelectual admirable. "He tratado de entrenar mi imaginación crítica -nos dice- para pensar cómo era el mundo al que pertenecieron esos hombres" (p. 32). Éste es un mundo, afirma, "en el que el oficio intelectual no era exclusivamente urbano, en el que la aventura y la destreza física se entrelazaban con las habilidades de la escritura y de la política, un mundo en el que la exclusión al otro hablaba de la proximidad del otro" (ibid.). Era, en última instancia, "un mundo clausurado ante nuestro ojos del siglo XXI, pero que todavía pide ser explicado" (ibid.). En la tarea de imaginar ese mundo se van descartando algunos ejes de lectura. Por ejemplo, Torre revela un deseo inicial de incluir a las mujeres de la conquista pero se convence luego de que ésta fue una empresa de hombres. Y así la relata.

La investigadora desenmascara dos paradigmas desde los cuales se leyó la conquista. El primero fue él de la gesta, el segundo el del genocidio. Una tercera lectura planteó una continuidad entre la conquista del desierto y la conquista española. Estas tres lecturas borraron particularidades, cerraron preguntas, generalizaron. La historiografía militar definió la campaña como gesta y produjo una bibliografía laudatoria dedicada a confirmar hipótesis previamente establecidas. La historiografía progresista posterior a 1960 se ha ocupado muy poco del tema y muchos intelectuales de izquierda han presentado la conquista del desierto como antecesora de la violencia política y el terrorismo de Estado del siglo XX. De estos paradigmas surgen dos modos de ver al "otro": el indio salvaje vencido por la civilización; el indio sabio que es arrasado por el Estado genocida. Claudia Torre muestra las limitaciones de ambas conceptualizaciones y realiza una lectura detallada de la cual emerge una verdad mayor y fundamental: la conquista del desierto, hecho central de nuestra historia nacional, no ha sido estudiada, y debe serlo. La dicotomía gesta-genocidio no hace más que echar un manto de olvido sobre un hecho fundamental de la historia argentina. En última instancia, como afirma la investigadora, estos hombres que lucharon contra los indios fueron también quienes más contacto tuvieron con ellos.

Literatura en tránsito. La narrativa expedicionaria de la conquista del desierto es un estudio sólido que se lee con el placer y el dolor con que leemos ficción. Los maravillosos epígrafes de autores como César Aira, Jorge Luis Borges, Jerone Bruner y T. E. Lawrence, entre otros, introducen cada apartado apelando a una reflexión sobre el conflicto central que allí se presentará. A través de las citas y los epígrafes, textos prestados que la acompañan, Torre ejemplifica la máquina creadora y reproductora de la literatura, que puede pensar, imaginar, replicar posibilidades no para pontificar, sino para pensar los intersticios. La lírica narración de la vida de Ceferino Namuncurá, por ejemplo, da cuenta del costo personal de la conquista y nos muestra las limitaciones de los discursos nacionales, históricos y eclesiásticos para asir las problemáticas del cruce de soledades y extranjerías.

El estudio de Claudia Torre nos alerta sobre la necesidad de seguir indagando en este campo. Fragmentos de los textos biográficos estudiados en este libro han sido publicados recientemente en un volumen editado en la Universidad Nacional de Quilmes con el sugerente título de El otro desierto de la nación argentina. Antología de narrativa expedicionaria y un perspicaz estudio preliminar de Torre misma. Ambos libros abrirán el camino para nuevas investigaciones sobre los textos del encuentro en la frontera en nuestro país y también sobre la conquista del desierto como máquina productora de un nuevo orden cultural, social y económico.

Mónica Szurmuk

UBA / CONICET

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