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Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.16 no.2 Bernal dic. 2012

 

DOSSIER: Sociabilidades culturales en Buenos Aires, 1860-1930

El Círculo Científico Literario (¿1878?-1879)

 

Sandra Gasparini

Universidad de Buenos Aires

 

Las dos décadas que van de 1870 a 1890 en la Argentina estuvieron cargadas de innovaciones estéticas y técnicas. Durante este período, las ficciones modernas escritas por autores que compartieron sociabilidades literarias en Buenos Aires fueron atravesadas por el cientificismo y perfilaron nuevos actores para una nación nueva. Esos sujetos textuales interactuaron, indudablemente, con sus referentes históricos, que eran médicos, alienistas, naturalistas y "bohemios". El fervor científico iniciado por Sarmiento con la contratación de profesores extranjeros en 1870 sería sostenido también, desde luego, por la literatura y el periodismo.
Las formas de sociabilidad de la Buenos Aires de la década de 1870 se caracterizaron también por el asociacionismo literario y científico. En los cruces de integrantes de heterogénea procedencia y en la cantidad de nuevas academias y asociaciones se revela la vertiginosidad con que nuevos saberes circulan y se recrean. La característica común de todas ellas es la tendencia juvenilista y la sensación, presente en proclamas y órganos de difusión, de estar fundando las bases de otra sensibilidad estética o científica en sintonía con el proceso modernizador.
La creación de la Academia Argentina de Ciencias y Letras y el Círculo Científico Literario señalaban una carencia en el ámbito
académico aunque parecían la consecuencia lógica de la eficaz iniciativa de la gestión de Sarmiento a principios de esa década. Tanto el Círculo Médico Argentino como la Sociedad Científica Argentina, con los que coexistieron, entre otras asociaciones, organizaron conferencias y, en el último caso, concursos y discusiones sobre temas científicos. Para muchas de sus actividades contaron con el apoyo de los gobiernos provincial y nacional.
En 1891 Martín García Mérou describió el funcionamiento del Círculo Científico Literario en sus Recuerdos literarios como el de un grupo nacido en las aulas del Colegio Nacional de Buenos Aires en el que se disputaban, de modo vehemente, cuestiones como la validez de la lectura de autores clásicos y románticos (1878) o la pertinencia de las traducciones, o se compartía la lectura de literatura francesa y alemana. Formaciones culturales mixtas como el Círculo -cuyo nombre obedece quizás más a las especializaciones de sus integrantes que al carácter de las producciones publicadas en su órgano de difusión, la Revista Literaria- convivieron y dialogaron con otras como la mencionada Academia Argentina de Ciencias y Letras, que se posicionaba contra las lecturas y poéticas "extranjerizantes" de aquél. Su preocupación por la lengua nacional, visible en la elaboración de un Diccionario de argentinismos que quedó
inconcluso, se conjugaba, también, con el interés por el arte y por la ciencia.
A pesar de las polémicas entre estas dos sociedades hubo integrantes compartidos como Martín García Mérou y Eduardo L. Holmberg (una figura vinculada tanto a las ciencias naturales como a la literatura y al periodismo de divulgación), quien, aunque más comprometido con la Academia, redactó, junto con Atanasio Quiroga y Rafael Obligado, los "Principios" a los que debían atenerse los diversos colaboradores de su compendio de voces. La necesidad de instituciones legitimadoras (que querían estar a la altura de las de las grandes capitales mundiales) hizo de las academias un espacio generador de cruces y de producción en esta década, como ocurrió con las consignadas y con sus pares "puramente" científicas. El uso que hicieron los miembros de ambas tanto de las traducciones como de la literatura europea, a la vez que el interés por la singularidad de la lengua nacional, presente inclusive en los textos de viajes científicos, delineó proyectos literarios como los de Holmberg, Monsalve y García Mérou.
El carácter endogámico de las asociaciones y las academias, que compartieron miembros e intereses, revela que la década de 1870 constituye un período fundacional del proceso modernizador. La escena -muchas veces representada- del especialista disertando frente a un auditorio repleto articula en algunas ficciones de este período la antinomia corporativismo/divulgación. Las asimetrías entre la nueva generación que sale de las aulas de la Universidad de Buenos Aires en la década de 1870 y sus antiguos maestros aparece dramatizada, en algunas fantasías científicas contemporáneas, en el incómodo vínculo que establecen los jóvenes ayudantes de científicos con los ancianos "doctores" o "profesores" que luchan por no perder su legitimidad.
Entramado en esta red de lecturas y sociabilidades surge el Círculo Científico Literario como continuación de la Sociedad Estímulo
Literario (26 de diciembre de 1867-3 de abril de 1873),1 hasta su disolución en diciembre de 1879. El año de su creación difiere si te tienen en cuenta las especulaciones de distintos investigadores y los datos aportados por algunos de sus miembros. Martín García Mérou, por ejemplo, afirma que "era el heredero directo de la sociedad Estímulo Literario que acababa de morir" y observa, además, que en un primer momento se denominó Sociedad Ensayos Literarios (que habría publicado una revista inhallable) y que "después de algún tiempo de letargo, volvió a renacer bajo su nuevo nombre, Círculo Científico Literario" (García Mérou, 1973). Lidia Lewkowicz completa esta información indicando que sus actividades comienzan el 29 de mayo de 1873.2 Pedro Luis Barcia, en cambio, le adjudica una corta vida (1878-1879) que coincide con el lapso en que los sueltos en La Nacióny las referencias sobre la asociación en revistas como El Álbum del Hogar aparecen con alguna frecuencia.3
Las actividades desarrolladas por el Círculo Científico Literario pueden reconstruirse, en efecto, por lo que la prensa dijo de él, por las memorias de algunos integrantes o simpatizantes que escriben sobre algunos de sus miembros o bien por las reacciones de las revistas con las que mantuvo alguna polémica. Sin embargo, el principal medio de difusión de su programa fue la Revista Literaria, que se publicó en dieciocho números entre el 8 de junio y el 5 de octubre de 1879, y que se propuso fundamentalmente como intermediaria para que sus integrantes conquistaran un puesto en la literatura "nacional".
La Revista Literariaes realmente un semillero de temas relacionados con el proceso modernizador: inmigración, progreso, educación, spleen y melancolía (como residuales de las lecturas de Schopenhauer y Musset), discusiones sobre lo nacional y lo extranjerizante, el aprovechamiento de la prensa como arena de discusión y puesta a prueba de programas literarios, el interés en los estudios "neuropsiquiátricos" y sus usos en la literatura además del higienismo. También aparecen temas que tendrán un desarrollo intenso en la década siguiente, como los viajes, la ciudad que cambia a ritmo vertiginoso, las discusiones que enfrentan al progreso material con el mundo espiritual como esferas separadas, la medicina y los ambientes sórdidos, marco de la novela naturalista.
La cuestión de la traducción como práctica divulgadora de la literatura europea y como modo de apropiación de repertorios y su ajuste a las problemáticas locales con sus estéticas particulares atraviesa toda la Revista Literariay es una pequeña muestra de un proyecto de la comunidad letrada porteña que se asoma a la década de 1880 y que puede leerse también en otras publicaciones contemporáneas como La Ondina del Plata y El Álbum del Hogar.
Carlos Monsalve, Benigno B. Lugones, Rodolfo Araujo Muñoz, Adolfo Moutier, Adolfo Mitre, Eduardo L. Holmberg, Juan M. Matienzo, Belisario F. Arana son algunos de los nombres de los integrantes del Círculo mencionados por Martín García Mérou que participaron en la Revista Literaria. De
la confrontación de crónicas, comentarios y sueltos que refieren los movimientos del Círculo Científico Literario y sus vínculos con otras sociedades como la tan cercana Academia Argentina y algunas funciones de beneficencia como las organizadas en el Teatro de la Alegría y en el Colón en favor de Gervasio Méndez (el "poeta postrado" que dirigía El Álbum del Hogar) se deduce que la circulación de sus producciones se mueve en esferas limitadas pero que sus participantes son activos y las polémicas, intensas.
Los espacios de circulación de los miembros del Círculo Científico Literario coinciden en algunos puntos con el circuito de la Academia Argentina y la Sociedad Bohemia. El "Café Filips", la "Fonda de Benjamín", el "Café de don Pablo", mencionados en artículos y ficciones, sugieren el carácter de camaradería de estas reuniones en las que abundaban las bebidas alcohólicas y las comidas generosas. Otro lugar transitado, opuesto por estar rodeado de un paisaje natural y por propiciar la intimidad y la presencia de mujeres de familias burguesas, fueron las "quintas" de algunos de los miembros del Círculo Científico Literario, como la de A. Navarro Viola en Parque Patricios o la veraniega del "pueblo" de Belgrano de los García Mérou (donde recaló alguna vez la Sociedad Bohemia, con la que compartía miembros). Alejadas del centro urbano de entonces, representaban un entorno diferente del bullicioso de la fonda o el café, exclusivo de los hombres y expuesto a otro tipo de sociabilidad. Menos informales, las reuniones y disertaciones en las aulas del Colegio Nacional de Buenos Aires -de donde provenía la mayoría de estos jóvenes- y las funciones a favor de sociedades de beneficencia o para ayudar a otros poetas convivieron con las tertulias compartidas con otras asociaciones. La redacción de La Nación y los locales de la calle Lavalle y Salta constituían espacios más cercanos a la materialidad de la revista y a la producción literaria.

Que el Círculo haya tenido más de literario que de científico habla de una voluntad de convocar el saber de la ciencia, en proceso de institucionalización en la Argentina contemporánea, en un marco de sociabilidad más propio de la tertulia literaria o el café que de la academia, con reglamentos más rígidos. Los lugares que transitó la asociación muestran a las claras su condición de umbral entre la gran aldea y la ciudad que Buenos Aires será: los rincones de las redacciones de los diarios en los tiempos muertos, la oficina administrativa y los salones del Colegio Nacional pero también los banquetes y los tés con pasteles en las casas de descanso.
Los "jóvenes viejos" del Círculo (tenían entre 17 y 25 años para ese entonces) pasaron por el fin del siglo XIX como una exhalación que sobrevivió apenas a la fragilidad de esas vidas que quisieron ser extremas entre las largas noches de tabaco y alcohol, los días en los despachos o el Parlamento y los largos viajes de ocio lejos del país como integrantes también de una elite de liberales fugazmente iluminados que dilapidaron fortunas familiares. No obstante, dejaron su huella en los proyectos literarios de la década del ochenta planteando algunos de sus repertorios e imponiendo su entusiasmo en la organización de empresas culturales en el marco del proceso modernizador.

Notas

1 Sus miembros fundadores fueron Enrique S. Quintana, Adolfo Lamarque, Carlos Molina Arrotea, Jorge E. Mitre, Fernando Centeno e Isidoro Peralta Iramain.

2 Lewkowicz no precisa en ningún momento la fuente de esta información. Todos los documentos citados y transcriptos en el artículo están datados, no obstante, entre 1878 y 1879. En un suelto de la Revista Literaria (N° 1, 8 de junio de 1879, p. 16) se hace referencia a una "sesión literaria que celebró el 'Círculo Científico Literario' en el Colegio Nacional la noche del 29 de mayo", en la que se leyeron, entre otros, textos de Juan N. Matienzo. De la lectura se deduce que se trata de mayo de ese mismo año. Véase Lidia Lewkowicz, "Sociedad 'Círculo científico y literario'", en Raúl Castagnino, Sociedades literarias argentinas (1864- 1900), Trabajos, Comunicaciones y Conferencias XI, La Plata, Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, unlp, 1967, pp. 47-62.         [ Links ]

3 Pedro Luis, Barcia, Un inédito Diccionario de Argentinismos del siglo XIX, Buenos Aires, Academia Argentina de Letras, 2006.         [ Links ]

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