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Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.17 no.2 Bernal dic. 2013

 

DOSSIER

"Los poetas del interior en el mapa lírico de la nación"
Alberto Díaz Bagú entre poesía y edición (Córdoba, 1944-1959)

 

Ezequiel Grisendi

Universidad Nacional de Córdoba / CONICET

A mediados del siglo xx los reclamos por la profesionalización del "escritor del interior" articularon los esfuerzos de variadas formaciones culturales en distintos lugares del país. En la década de 1940 es posible identificar en Córdoba a una serie de mediadores culturales comprometidos a fomentar acciones tendientes a compensar las condiciones profesionales de los "escritores del interior", que juzgaban desiguales. Vinculados a distintos espacios de sociabilidad intelectual y al mundo periodístico local, estas figuras cifraron el éxito de sus emprendimientos en su cercanía a los ámbitos institucionalizados de la cultura letrada auspiciados por el Estado provincial (como por ejemplo Godofredo Lazcano Colodrero o Carlos H. Carreño). En otros casos, como el de Alberto Díaz Bagú -de quien nos ocuparemos en este texto-, su visibilidad y prestigio se relacionaron con la organización de asociaciones literarias extraacadémicas y con proyectos editoriales centrados en la poesía.

La labor intelectual de Díaz Bagú estuvo animada en gran medida por el objetivo de recolocar a Córdoba, y a las demás provincias, en la geografía literaria nacional. Díaz Bagú nació en 1919 en La Carlota, en el sureste de la provincia de Córdoba. Si bien cursó estudios en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, su actividad laboral se concentró en la docencia en el nivel secundario -fue profesor del Colegio Nacional de Monserrat, de la Escuela Normal Superior y de la Escuela de Comercio "Manuel Belgrano"-. Junto con un importante grupo de poetas de variada procedencia geográfica, aunque ligados a Córdoba, entre mayo y septiembre de 1944 Alberto Díaz Bagú editó la revista Cristal, que reunió a una red de escritores de relativa importancia en el espacio cultural cordobés, entre quienes se contaban Alejandro Nores Martínez, Malvina Rosa Quiroga, Bernabé Serrano, Jorge Vocos Lescano y Emilio Sosa López. El perfil ecléctico de la publicación delineaba un contorno variable, tal como lo sostenían sus editores en el texto de presentación. Cristal no parece recortarse sobre un conjunto delimitado y coherente de principios estéticos o filosóficos sino a partir de la suma de opciones, voluntades y carencias:

[...] un grupo de escritores cordobeses presentamos a la consideración de la intelectualidad argentina, Cristal. Revista literaria en el más amplio sentido del vocablo, nace de una necesidad bien justificada en el ambiente [...]. En la poética sugerencia de su nombre está el reclamo de su identidad.1

Durante los primeros años del peronismo, la vida de este espacio abierto por Díaz Bagú pareció interrumpirse brevemente. Luego de un breve paso por la administración cultural peronista, en 1947 Díaz Bagú relanzó su actividad editorial. Su posterior emprendimiento, CuadernosLiterarios Presencia, lo llevó a la creación de una colección de poesía cordobesa que trascendió la efímera existencia de las publicaciones periódicas. Con el nombre de Ediciones Presencia, el sello se concentró en la difusión de la obra poética de algunos escritores asociados a Cristal, y así editó textos de Efraín U. Bischoff, Alberto F. Arbonés y Alejandro Nores Martínez, después de lo cual tanto Díaz Bagú como los escritores cercanos a él se dispersaron durante casi diez años. El peronismo representó un momento de retracción en la producción literaria del grupo, especialmente entre los escritores que pertenecían al antiperonismo liberal, como Emilio Sosa López y los intelectuales del Ateneo Filosófico local.
Si bien algunos miembros del colectivo literario reunido por Díaz Bagú habían cursado carreras universitarias durante los años peronistas, la gran mayoría de estos jóvenes poetas se declaraban abiertamente antiacademicistas y antiperonistas. El golpe de Estado de 1955 fue por lo tanto motivo de celebración. Mientras los integrantes más cercanos al espacio universitario, como Malvina Rosa Quiroga, participaron de la renovación docente impulsada por las autoridades del gobierno militar posperonista, Díaz Bagú relanzó sus actividades poéticas y literarias de la mano de una nueva editorial, Liro-Lay. El primer título publicado fue el Romancero rebelde, de su autoría, breve saludo "a los estudiantes de Córdoba [por] el admirable ejemplo de rebeldía y heroísmo"2 ante los sucesos de septiembre de 1955.
Luego de 1956, la visibilidad de la actividad editorial del grupo se reactivó junto con la apuesta por intervenir en el espacio cultural provincial y regional, a partir de una publicación literaria de tirada regular. Laurel. Hojasde poesía fue la revista que, a fines de la década de 1950, nucleó a un numeroso grupo de poetas con expectativas de una amplia circulación de su producción "a los cuatro vientos", como sostenía el subtítulo de la publicación. Entre los colaboradores habituales se contaban Carolina Vocos, José B. Caribaux, José A. Santiago, Jorge Vocos Lescano y Rodolfo A. Godino. El primer número de Laurel fue presentado en febrero de 1957 bajo el lema "Desde Córdoba a los cuatro vientos". La intención de relacionarse con otros círculos de escritores se expresó, por un lado, en la publicación de poemas de autores no cordobeses y, por otro lado, en los viajes que efectuaron algunos de sus integrantes a otras provincias. Hacia 1959, el equipo editor se conformaba con un director (Díaz Bagú), un consejo de redacción (José Caribaux, Osvaldo Guevara, Enrique Menoyo, Alejandro Nicotra, Lila Velasco) y consejeros por otras ciudades (Gustavo García Saraví por La Plata, Carlos Alberto Álvarez por Paraná, Julio Ares por San Juan, José A. Lucero por San Luis y Alberto Arbonés por Lima). Los poetas de Laurel establecieron vínculos con Ariel Ferraro y el grupo riojano Calíbar3 y con los poetas puntanos reunidos en torno a Antonio Esteban Agüero. Laurel se presentó como un ámbito alternativo al "círculo vicioso" en que el escritor "no publica porque no es conocido y no es conocido porque no publica".4
Laurel se sumaba a una serie de publicaciones literarias cordobesas presentes en la década de 1950, entre las que se destacaban Derroteros (dirigida por el escritor y periodista Francisco Colombo), Saeta, Córdoba Literaria (editada por Edgar A. Etkin), Cara Verde (organizada por Armando Zárate) o Mediterránea (publicada por Alcides Baldovin, con participación de su hermana Glauce y de Daniel Moyano). Si bien tuvieron existencia efímera, estas publicaciones construyeron un circuito de contacto entre distintos grupos de varias ciudades argentinas.5 Específicamente, Laurel hizo de la denuncia de las condiciones del escritor de provincia el eje principal de su discurso. El nulo apoyo de los gobiernos provinciales a las actividades literarias, el mercado editorial concentrado en Buenos Aires, la escasez de revistas culturales y la desconexión entre las realidades de cada provincia son las principales críticas expresadas en sus páginas. La característica general de su línea poética se definía como "apolítica", aunque sus editoriales señalaban firmemente las desigualdades culturales a las que se veían sometidas las provincias:

La cabeza de Goliat [...] [que] mella nuestros Davides comprovincianos, sigue firme [...]. Nuestros escritores mayores, y la mayoría de nuestros contemporáneos, solo piensan en la Capital Federal, en la misma relación con que los de Buenos Aires piensan en París [...].6

Laurel también planteó la necesidad de organizarse en una institución que nucleara a todos los colegas de provincia y que fuera independiente del control de Buenos Aires. En su texto inicial, Díaz Bagú expresaba que Laurel "nació en Córdoba, pero sus aspiraciones -más ambiciosas-, se extienden a representar de algún modo, y particularmente, a todos los poetas y provincias del interior, sin la hostilidad de Capital Federal, antes bien facilitando el intercambio cultural [...]."7 Como resultado de la acción de Díaz Bagú y del grupo de poetas por él reunido se formaría la "Sociedad de Escritores Cordobeses" (sec), buscando reconstruir el perfil gremial del que carecían otras asociaciones provinciales. De breve existencia, la sec amplió sus horizontes originales integrando a un mayor número de escritores, no sólo cordobeses. A lo largo de la década de los sesenta Díaz Bagú editó más de diez títulos de poesía, y en 1967 concluyó buena parte de su actividad. El significativo lugar del grupo de poetas reunidos a su alrededor fue destacado en 1961 por Nicolás Cócaro.8 La "Córdoba Azul" de Lugones y Capdevila tenía en Sosa López, Vocos Lescano y el editor de Cristal a sus herederos predilectos. En el mapa lírico de la nación trazado por Cócaro, Laurel aparecía como un punto nodal de la poesía de provincias.

Los emprendimientos literarios cuyo punto de apoyo fue la relación entre los representantes de las "letras provinciales" buscaron reforzar en esos circuitos el "federalismo cultural" que reclamaba Díaz Bagú. Activos aunque inestables, estos circuitos de intercambio trazan los contornos de experiencias en que la marca regional de esa literatura era, a la vez, fortaleza y restricción. Si por un lado los apoyos financieros de los estados provinciales para el sostenimiento de estas asociaciones dependieron de la reproducción de un canon literario provincial, la ausencia de ese mecenazgo y la apuesta por una vinculación territorialmente amplia con otros espacios de producción literaria redujeron la vida de esos emprendimientos al esfuerzo de algunas figuras multifacéticas como la que aquí presentamos.

Notas

1 Cristal, nº 1, 1944, p. 3.

2 Alberto Díaz Bagú, Romancero Rebelde, Córdoba, Ediciones Liro-Lay, 1956.

3 El número 20 (junio-agosto de 1959) de Laurel estuvo dedicado especialmente a los poetas de La Rioja.

4 Alberto Díaz Bagú, "Páginas literarias", Laurel. Hojas de poesía, i, 11, diciembre de 1957, p. 1.

5 El intercambio de publicaciones y poemas llevado a cabo por Laurel muestra su vinculación con revistas como Azor y Égloga (Mendoza), Signo (Tucumán), Generación (Santa Fe) o Refugio (San Juan).

6 Alberto Díaz Bagú, "Federalismo cultural", Laurel. Hojas de poesía, i, 5, junio de 1957, p. 5.

7 Alberto Díaz Bagú, "Partida", en ibid., i, 3, abril de 1957, p. 1.

8 Nicolás Cócaro, Provincias y Poesía, Buenos Aires, Ediciones Culturales Argentinas, 1961.

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