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Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.18 no.2 Bernal dic. 2014

 

DOSSIER: 50 AÑOS DE PASADO Y PRESENTE. HISTORIA, PERSPECTIVAS Y LEGADOS

El maoísmo en las iniciativas político-editoriales del grupo pasadopresentista (1963-1976)

 

Adrián Celentano

CISH-IdIHCS-UNLP

Hacia comienzos de la década del sesenta, la ruptura entre el Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) y el de China instalaba un nuevo escenario en el comunismo internacional. Los grupos argentinos que emprendían la renovación del pensamiento teórico y político comunista no podían dejar de pronunciarse sobre ese nuevo escenario. Es así que el maoísmo formó parte, junto a la experiencia cubana, el debate teórico de los comunistas italianos y los movimientos de liberación nacional del Tercer Mundo, del horizonte de reflexión de la nueva izquierda argentina.1
Las páginas de la revista Pasado y Presente (PyP) y las iniciativas editoriales vinculadas a ella conformaron uno de los primeros agrupamientos intelectuales que reflexionaron sobre la ruptura entre los dos grandes partidos comunistas, pero además se preocuparon por poner en circulación materiales que permitieran conocer los planteos político-ideológicos que introducía el maoísmo así como las peculiaridades del comunismo que se estaba construyendo en China. En el presente artículo, recorremos los proyectos del grupo pasado-presentista para analizar el tipo de recepción del maoísmo emprendido.

La primera época de Pasado y Presente: la vía revolucionaria china

En junio de 1963 aparecía en Córdoba el primer número de PyP. La revista cordobesa se proponía renovar la discusión del marxismo en el interior del Partido Comunista Argentino, pero pocas semanas después sus jóvenes editores, al igual que lo serán los porteños de La Rosa Blindada, eran expulsados de ese partido. 2 De las seis entregas que componen los nueve números de la primera época de PyP, tres se ocupan de la situación del movimiento comunista internacional y de la polémica chino-soviética que lo recorría. El número 2-3 dedica su sección "Mundo Contemporáneo" al análisis de la crisis del movimiento comunista, vista a través del lente del Partido Comunista Italiano (PCI): junto a la crítica de José Aricó a la burocratización del movimiento comunista producida por el estalinismo, tres artículos provenientes de intelectuales comunistas de Italia señalan el dogmatismo que generaba en ese país el estalinismo. Específicamente, uno de esos artículos se compone de pasajes seleccionados y traducidos por PyP de una nota extensa de Palmiro Togliatti. Allí el secretario general del PCI critica la pretensión del PCUS de subordinar a todos los partidos a su órbita, pero también señala el esquematismo y el izquierdismo de los comunistas albaneses y chinos.3
Si bien esta sección permite advertir una significativa afinidad del grupo cordobés con el partido italiano, en el siguiente número esa afinidad es matizada: la sección "Mundo Contemporáneo" es dedicada al maoísmo y solo uno de sus cinco artículos sostiene las tesis del PCI. La serie comienza con una introducción de Héctor Schmucler, que coloca la crisis del comunismo en el centro de las inquietudes del grupo, y juzga que la polémica chino-soviética toca el núcleo de la acción militante, esto es, "¿para qué hacer la revolución?".4 El siguiente artículo, de André Gorsz, es tomado de la revista Les Temps Modernes (LTM). El francés analiza la polémica desde la perspectiva del movimiento obrero europeo y simpatiza con la política de transición pacífica al socialismo en Europa propuesta por el líder del PCUS Nikita Kruschev. Esa simpatía contrasta abiertamente con los otros textos de la serie.
En efecto, el siguiente texto, perteneciente a Claude Cadart, adhiere a las críticas maoístas a los soviéticos y reconoce el carácter revolucionario de las luchas en el Tercer Mundo. A pesar de adherir a esas críticas, Cadart, al igual que Gorsz y Schmucler, encuentra muy poca renovación en el comunismo chino, especialmente por su defensa del dogmatismo teórico de Stalin. Bajo el seudónimo de Asiáticus, el comunista Ettore Di Robbio plantea que si bien el movimiento comunista debe reconocer el ascenso de la violencia insurreccional en el Tercer Mundo, no debe plantear la lucha armada como vía para la revolución en todo tiempo y lugar. Una línea analítica similar se reconoce en el siguiente artículo, "La revolución colonial", de Michel Figurelli y Franco Petrone. Si bien estos autores comparten el cuestionamiento a la política exterior soviética que realizan los chinos, rechazan la centralidad asignada por los maoístas al Tercer Mundo en la lucha internacional.
Estos artículos sugieren el frágil equilibrio en el que buscaba colocarse la interpretación que proponía PyP de la polémica chino-soviética. Si por esos años todo aquel que se reconociera revolucionario debía definirse ante el conflicto entre los dos grandes partidos comunistas, la revista cordobesa optaba por exponer balances que reivindicaban la vía revolucionaria criticada por los soviéticos, pero esos balances no acordaban en asignarle el mismo peso a la vía armada en la escena internacional. Con ello seguramente PyP tendía a equilibrar las distintas simpatías políticas de los miembros del grupo editor, y también a manifestar su afinidad con los lineamientos que entonces alentaban los dirigentes cubanos, quienes sin asociarse con los maoístas procuraban distanciarse de las posiciones soviéticas y obtener cierta autonomía en América Latina.
El grupo cordobés reformula ese equilibrio entre las distintas tendencias de la nueva izquierda durante los años en que edita los Cuadernos de Pasado y Presente. Este proyecto editorial, que fue uno de los más productivos de la nueva izquierda, dedica algunos Cuadernos al maoísmo, en los que ofrece no solo argumentos para criticar las políticas soviéticas, sino también información sobre un peculiar proceso de construcción del comunismo, que comenzaba a señalarse como una importante referencia política. Y ello en un momento en que Aricó y otros miembros del grupo establecían vínculos con el partido maoísta argentino más numeroso, el Partido Comunista Revolucionario (PCR).

Los Cuadernos maoístas de Pasado y Presente: bajo el signo de la revolución cultural

Desde fines de los sesenta, el grupo cordobés emprende un conjunto de proyectos editoriales que aúnan la rigurosidad analítica sobre la cultura de izquierdas con la difusión entre un público masivo. Los proyectos más importantes fueron: los Cuadernos de Pasado y Presente, la editorial Siglo XXI Argentina, la revista Los Libros (LL) y la segunda época de la revista PyP.5
El número de noviembre de 1971 de LL está dedicado a la situación universitaria. Allí se sugiere cierta coyuntura común entre la revolución cultural china y las experiencias pedagógicas que tenían lugar en las universidades argentinas bajo la conducción de grupos estudiantiles y docentes maoístas. Cinco meses antes, el grupo pasadopresentista había dedicado su Cuaderno 23 a la revolución cultural. La "Advertencia" anónima -probablemente redactada por Aricó- subrayaba la profundidad de la discusión impulsada por el maoísmo: al enfatizar la movilización de las masas, el comunismo chino habría puesto en cuestión el control burocrático de la construcción del socialismo y el modelo de partido leninista. Junto con otros dos aparecidos en esos años, este Cuaderno se inscribe en una serie que arroja una mirada integral sobre el maoísmo: en 1971 el Cuaderno 26 se dedica a la universidad y el 23 a la revolución cultural proletaria, mientras que en 1976 el Cuaderno 65 se ocupa de la construcción económica de China y de la URSS.
A esa difusión del maoísmo se agrega en 1973 el tercero de los tres volúmenes que componen el Cuaderno 38, dedicado a la teoría marxista del partido político. En su análisis de la experiencia obrerista italiana, el tercer volumen se apoya en argumentos maoístas. También en los primeros setenta, los intelectuales ligados al PCR Carlos Altamirano, Santiago Funes, Carlos Echagüe, Oscar Landi y Horacio Ciafardini traducen materiales publicados en varios de los Cuadernos.
Revisemos entonces quiénes son los autores, los grupos y las revistas intelectuales y los documentos chinos seleccionados en los Cuadernos para registrar los elementos que componen el maoísmo producido en este período por el grupo pasadopresentista. Para abordar la revolución cultural el Cuaderno 23 publica artículos de intelectuales franceses e italianos, tomados de LTM y de Il Manifesto (IM), que analizan el fenómeno desde distintas posiciones, junto a un texto de Mao y tres documentos del Partido Comunista chino.
La "advertencia" que abre el Cuaderno es afín a los artículos del libro en tanto todos enfatizan que el maoísmo y la revolución cultural ponen en crisis la pretensión de los partidos comunistas de ser los representantes de la clase obrera. El primer texto pertenece a Enrica Collotti Pischel, una historiadora italiana dedicada a China que sostiene que los maoístas intentaban evitar la involución de la revolución comunista que se estaba produciendo en la URSS. Al igual que otros articulistas de ese Cuaderno, Collotti Pischel reivindica las comunas populares y otros organismos de masas creados durante la revolución cultural. Específicamente, el artículo refrenda la posición entonces sostenida por Mao: a través de la movilización de las masas, la revolución cultural estaría logrando frenar tanto la degeneración burocrática del partido chino como los privilegios en el sistema educativo.
A ese artículo le sucede un reportaje al economista maoísta Charles Bettelheim, de quien la revista PyP había publicado en 1964 su discusión con el Che Guevara sobre la planificación económica cubana. Bettelheim coincide con Mao en la permanencia de la lucha de clases bajo el socialismo. De ahí que reivindique la decisión china de alejarse del modelo de industrialización forzada seguido por la URSS, para priorizar el apoyo campesino y la participación activa de las masas en el debate político para el desarrollo productivo. El interés de los cuadernos cordobeses en estas tesis se advierte en la decisión de publicar en el mismo Cuaderno el texto de Mao citado por Bettelheim, "Sobre las diez grandes relaciones".
En tercer lugar, el artículo del sociólogo Marco Maccio afirma que había surgido en las fábricas chinas, como antes en las soviéticas, una burguesía que defendía sus privilegios mediante la división del trabajo, la justificación ideológica de la "eficiencia" productiva y la aplicación de incentivos materiales. Los seguidores de Mao incentivaban una rebelión obrera para enfrentar a los sindicalistas, los técnicos y los gestores fabriles, y según Maccio el partido debía extender esa rebelión hasta alcanzar relaciones de cooperación, igualdad y ayuda recíproca entre la base obrera y la gestión productiva.
En línea con esta argumentación aparece un artículo firmado por el grupo italiano Classe e Stato. Allí se destaca que el modelo de partido como "vanguardia de masas" propuesta por el maoísmo supera los límites que encontró el modelo del revolucionario profesional promovido por el ¿Qué hacer? de Lenin. En cambio, según el trabajo de Rossana Rossanda, no hay un nuevo modelo de partido. Más bien, Mao sería un continuador del marxismo y la novedad del maoísmo radicaría en la posibilidad de aplicar la revolución cultural a la política de la izquierda europea.
Contra todas estas posturas entusiastas sobre la revolución cultural, el Cuaderno incluye un reportaje a Deutscher en el que se fustiga al maoísmo y a la revolución cultural como un movimiento "ultraizquierdista" desatado contra la intelectualidad y la dirección comunista china. La revolución cultural debería ser enfrentada sobre todo porque la lucha contra el imperialismo norteamericano necesitaría, aunque más no fuera tácticamente, al comunismo soviético y el chino unificados.
En definitiva, no todos los artículos del Cuaderno La revolución cultural china promueven la adopción de las tesis maoístas para organizar la política mundial y local, pero, excepto el reportaje a Deutscher, todos sugieren que la construcción china del comunismo, y sobre todo su intensa movilización de masas, muestran la posibilidad de otras vías que eviten la burocratización soviética.
En septiembre de 1971 el grupo pasadopresentista dedica otro Cuaderno al maoísmo: China: revolución en la universidad se compone de tres estudios sobre la protesta en la Universidad de Pekín, epicentro de la primera fase de la revolución cultural. Los estudios provienen de tres discípulos norteamericanos de Ezra Vogel, de quien la editorial argentina Paidós había publicado en 1967 La revolución cultural china. Victor Nee, Don Laymann y John Collier identifican la protesta china como la continuación del movimiento iniciado en 1958 con la campaña "Las cien flores". Si bien este Cuaderno circuló entre los lectores de la izquierda argentina, no tuvo la repercusión alcanzada por el dedicado a la revolución cultural, quizá porque los autores norteamericanos eran menos reconocidos que los compilados en el Cuaderno 23.

La segunda época de Pasado y Presente: los usos locales del maoísmo

En junio de 1973 reaparece la revista PyP. Los tres números de esta nueva época tienen a Aricó como editor responsable. Allí el grupo declara su apoyo a las organizaciones armadas peronistas y al FREJULI al tiempo que propagandiza el control obrero en las fábricas. Junto a la fuerte presencia de Gramsci y de los intelectuales operaistas, se advierte el uso de argumentos maoístas.
El primer número acompaña su apoyo al peronismo con un artículo sobre la dialéctica de Mao, escrito por Bettelheim al calor del debate sobre el maoísmo que tuvo lugar en las revistas IM y LTM, y dos notas sobre la coyuntura argentina que se apoyan en algunas tesis maoístas: "La larga marcha hacia el socialismo en Argentina", firmada por el colectivo editor, y "Clases dominantes y crisis política en la Argentina actual", de Juan Carlos Portantiero. Por entonces Aricó y otros miembros del grupo se alejan del PCR y su vanguardismo clasista enfrentado al peronismo, y para ello no solo utilizan el análisis gramsciano sobre la autoorganización de las masas y el ejercicio de la democracia obrera, sino también la concepción maoísta de la contradicción y la revolución cultural como prueba de la crisis de las experiencias comunistas. Otras apelaciones a las tesis maoístas se advierten en "Espontaneidad y dirección conciente en el pensamiento de Antonio Gramsci", un artículo teórico de Aricó aparecido en el mismo número de PyP.
En el número siguiente, la revista publica varios artículos que refieren al maoísmo. Además de las citas de Mao que aparecen en "Control obrero y organización", de José Nun, uno de los documentos sobre el control obrero en las empresas estatales argentinas tiene un apartado sobre la autogestión en los países socialistas en el que se reivindica la revolución cultural china por haber permitido "que la clase obrera se librara de la dictadura de cuadros, dirigentes, especialistas y expertos que mantenían relaciones de autoridad abusivas con los trabajadores".6
Además, en 1973 aparecía el fascículo "Mao Tse Tung" en la colección popular "Los hombres", del CEAL; su redactor era José Aricó. Retomando la figura del líder construida por la revolución cultural, el director de PyP proponía una reivindicación biográfica de Mao y el maoísmo que alcanzó una amplia circulación en nuestro país al ser incluido, en 1974, en las colecciones "Transformaciones en el Tercer mundo" y "Hechos y hombres del Tercer Mundo". La difusión del maoísmo alentada por el grupo pasadopresentista se cierra con la edición del último Cuaderno publicado en la Argentina. En enero de 1976 aparecía el Cuaderno 65, en el que bajo el título La construcción del socialismo en la URSS y en China se compilaron artículos de Stalin y de Mao.

A modo de conclusión

El recorrido que realizamos sugiere que en la renovación de la cultura de izquierdas que emprendían los distintos proyectos del grupo pasadopresentista el maoísmo se inscribía, más allá de la productividad analítica que se le reconociera, como un importante acontecimiento. Esta circulación argentina del maoísmo movilizó a destacados intelectuales y a grupos editores europeos y norteamericanos produciendo un doble efecto: las últimas discusiones de la izquierda internacional no solo se volvían accesibles al público argentino, sino que aparecían vinculadas a uno de los grupos de la nueva izquierda intelectual local. Y en este grupo, sobre todo a comienzos de los setenta, el maoísmo gravitaba como una experiencia que probaba la posibilidad de una construcción socialista alternativa a la soviética: en lo que respecta a los partidos y los estados comunistas, señalaba la crisis de representación política del proletariado; en cuanto a la coyuntura argentina, legitimaba el tramado de nexos entre el marxismo y la izquierda peronista.

Notas

1 Oscar Terán, Nuestros años sesentas. La formación de la nueva izquierda intelectual argentina, Buenos Aires, Siglo XXI, 2013.         [ Links ]

2 También el grupo editor de La Rosa Blindada emprenderá la discusión y difusión del maoísmo, e incluso a fines de los sesenta dispone la edición del Libro Rojo, de los Escritos militares y las Obras Escogidas de Mao Tse Tung. Véase Adrián Celentano, "El maoísmo argentino entre 1963 y 1976. Libros, revistas y periódicos para una práctica política", Políticas de la memoria, nº 14, verano de 2014. Sobre el grupo pasadopresentista véase Raúl Burgos, Los gramscianos argentinos, Buenos Aires, Siglo XXI, 2004; José Aricó, La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina, Buenos Aires, Siglo XXI, 2005,         [ Links ] y Adriana Petra, "Pasado y Presente: marxismo y modernización cultural en la Argentina postperonista", Historia y Espacio, nº 41, agosto-diciembre de 2013, pp. 105-131.

3 Palmiro Togliatti, "Sobre el XXII Congreso del PCUS ", en Pasado y Presente, nº 2-3, julio-diciembre de 1963, pp. 207-208.         [ Links ]

4 Héctor Schmucler, "Problemas del tercer mundo", en Pasado y Presente, nº 4, enero-marzo de 1964, p. 291.         [ Links ]

5 Sobre el proyecto editorial de los Cuadernos de Pasado y Presente, véase Horacio Crespo: "En torno a Cuadernos de Pasado y Presente. 1968-1983", en Claudia Hilb (comp.), El político y el científico, Buenos Aires, Siglo XXI, 2011, pp. 169-195.         [ Links ]

6 "Dos documentos sobre control obrero en las empresas", Pasado y Presente, nº 2-3, julio-diciembre de 1973, pp. 264-265.         [ Links ]

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