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Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.18 no.2 Bernal dic. 2014

 

DOSSIER: 50 AÑOS DE PASADO Y PRESENTE. HISTORIA, PERSPECTIVAS Y LEGADOS

¿De la ilustración a la revolución? Apuntes sobre la actividad editorial de Pasado y Presente en los sesenta

 

Diego García

Universidad Nacional de Córdoba

 

Para Olga

1 A principios de 1968 Ediciones Garfio publicó un librito titulado Sade. Filósofo de la perversión. El pie de imprenta informaba que se había terminado de imprimir "en los talleres propios de la editorial el 21 de febrero de 1968", en Montevideo; también que "los trabajos incluidos en el volumen [habían sido] publicados por la revista Tel quel (1966) y traducidos del original francés por Rodolfo Bracco".1 Los escritos, en efecto, pertenecen a tres de las más reconocidas figuras de la vanguardia crítica francesa identificada con aquella publicación: Roland Barthes, Philippe Sollers y Pierre Klosowsky. Todos los demás, como sabemos gracias a las reconstrucciones de Raúl Burgos y de Ignacio Barbeito, son nombres de fantasía que ocultan la verdadera identidad de los involucrados en la publicación: el traductor (Bracco) no es más que un anagrama poco elaborado de Oscar del Barco, Ediciones Garfio -que señala sin rodeos la ilegalidad de la operación- está en lugar de Ediciones Nagelkop, y Montevideo, por último, ocupa el lugar de Córdoba.2 La práctica de publicar libros sin pagar los derechos correspondientes no era extraña en esos años (en Córdoba, pero también en Buenos Aires, Montevideo, Lima o Caracas), pero esta publicación genera un conflicto con la editorial Paidós que había adquirido los derechos de edición y estaba preparando la impresión de un libro que contenía esos ensayos; tras la denuncia, unos cuantos ejemplares son ocultados y se salvan de la guillotina. Tampoco era una práctica inusual para los involucrados en el libro en cuestión: Oscar del Barco, José Aricó y Bernardo Nagelkop,3 aunque en realidad los cómplices de Ediciones Garfio participaban fundamentalmente de emprendimientos editoriales encuadrados en el marco de la ley. A pesar del episodio, la actividad editorial clandestina convivía pacíficamente con la producción legal de libros. No constituía, por lo dicho, un mundo aparte o paralelo. Todo lo contrario: dado un amplio abanico de prácticas más o menos sospechosas de uso frecuente, lo complementaba y se integraba plenamente a él.4
El incidente, a la vez clandestino y público, puede ser un buen punto de partida para ingresar a la serie de experiencias editoriales que animaron en Córdoba durante los años '60 a aquellos que habían participado, de diverso modo, en la publicación de la revista Pasado y presente entre 1963 y 1965. Emprendimientos simultáneos y muchas veces indiferenciados, en ocasiones eran solo un nombre que escondía mal la imperiosa necesidad de dar a imprenta algunos títulos. En otras, por el contrario, suponían organizaciones más estables -aunque siempre reducidas- con un catálogo que expresaba la existencia de un proyecto editorial de pretensiones más amplias. Esa condición habilitaba, asimismo, la multiplicación y combinación de iniciativas: librerías que ampliaban sus actividades a la producción de libros; editoriales universitarias, privadas, clandestinas; colecciones con un definido perfil que se destacaban sobre el fondo de sellos editoriales ya conformados.5

2 La deriva de los títulos anunciados y publicados puede darnos una imagen de la coexistencia y la simultaneidad de los emprendimientos editoriales que mencionamos. Veamos un par de casos.6 En la última página del primer número de la revista Pasado y Presente se anuncia que "Ediciones de Pasado y Presente" tiene ya en prensa tres libros y "en preparación trabajos" de Sartre, Banfi, Merleau Ponty, Della Volpe, Lefort, entre otros autores franceses e italianos.7 En el siguiente número se precisa el título de uno de esos "trabajos": Merleau-Ponty viviente, de J. P. Sartre, aunque ahora en la publicidad de Ediciones Paideia, librería devenida editorial propiedad de B. Nagelkopen en la que, además, Aricó trabajaba. Si bien en el número 4 de la revista, de 1964, se nos informa que el libro ya está en prensa, en el 7-8 nos enteramos de que finalmente se publicó, pero con otro título y bajo otro sello: Historia de una amistad (Merleau- Ponty vivo), de Ediciones Nagelkop.8 Dos títulos y tres editoriales para el mismo texto en un lapso de no más de dos años; aunque siempre los mismos alentando su publicación.
En la misma contratapa del número 7-8, justo arriba del aviso recién mencionado encontramos otro de Ediciones Pasado y Presente que anuncia seis próximos libros organizados en dos colecciones: "Ensayos" y "Breves tratados marxistas". En la primera aparece Moral y sociedad, una compilación que incluye a Sartre y varios más, entre otros títulos de Lucio Colletti, Giulio Pietranera y Galvano Della Volpe; en la segunda, dos textos inéditos de Marx: la Introducción a la crítica de la economía política y Formaciones económicas precapitalistas. Este es comentado por Oscar del Barco en un lúcido e informado ensayo en el noveno número de la revista, que también señala que "la edición de Pasado y Presente es la primera publicación de este texto en castellano" y va acompañada "de una importante introducción de Hobsbawm".9 En la última página de ese número un nuevo aviso de Ediciones de PyP, aunque ahora solo con los dos textos de Marx ya anunciados en una nueva colección "Clásicos del marxismo".10 Formaciones recién se publicará a mediados de 1966 dentro de un libro titulado El modo de producción asiático, por Eudecor (Editorial Universitaria de Córdoba) como el primer título de la "Biblioteca del pensamiento moderno" dirigida por Aricó. El segundo libro de esa colección aparece un año más tarde: el ya comentado Moral y sociedad. La Introducción a la crítica, por último, recién será publicada en 1968, como el primer número de los Cuadernos de Pasado y Presente, colección en la que, finalmente, en 1971 y como el cuaderno número 20, se publican las Formaciones de Marx con el prólogo de Hobsbawm.11
Podríamos considerar otros títulos, pero el recorrido editorial sería igualmente sinuoso. Muy probablemente sea un índice de la inexperiencia de los jóvenes pasadopresentistas en el mundo de la producción de libros. Mundo que, no lo olvidemos, tiene un ritmo específico y ciertas reglas que le son propias -comenzando por la necesidad de financiamiento-. Eudecor parece ser un principio de solución a esas dificultades; exige por eso otra dedicación al trabajo editorial y abre la posibilidad de imaginar un catálogo.

3 Eudecor comenzó a funcionar a mediados de 1966 en un local de la galería Cinerama, en el centro comercial de la ciudad de Córdoba. Además de El modo de producción asiático, ese mismo año publicó dos títulos más que dan una primera imagen de su proyecto: La bella y la bestia. Ensayo sobre lo feo, de Herbert Read, traducido por Enrique Revol, y El sabio y la política, de Max Weber, preparado y prologado por Juan Carlos Torre.
La editorial había tomado su nombre de Eudeba (Editorial Universitaria de Buenos Aires), la exitosa empresa que bajo la dirección de Boris Spivacow había modificado las reglas del mundo editorial tras la caída del peronismo. Conformada casi al mismo tiempo en el que Spivacow se apartaba de la dirección de Eudeba tras el golpe de Estado encabezado por Juan Carlos Onganía, Eudecor parecía compartir con su modelo porteño un grupo de trabajo caracterizado por la colaboración entre viejos referentes del reformismo y jóvenes de lo que se comenzó a conocer -por defecto y ante la ausencia de una identidad más definida- como la "nueva izquierda". La impresión descansa en una mirada rápida sobre aquellos que participaban de la iniciativa: Gregorio Bermann como director de la editorial, Aricó como gerente -un paso marcado hacia su profesionalización en esas tareas-, Juan Carlos Portantiero y Carlos R. Giordano como directores de colección, además de Revol, Oscar del Barco, Juan Carlos Torre, Alfredo Paiva, Ofelia Castillo, María Teresa Poyrazián -entre otros- colaborando en diversas funciones (traducción, prólogos, revisión, etc.). Y entre los que no aparecían en los libros, dos nombres decisivos: Gustavo Roca, hijo de Deodoro, y Natalio Kejner, titular de la constructora Mackentor, principal soporte financiero del sello editorial luego de una brevísima etapa en la que la editorial estuvo vinculada a la Federación Universitaria de Córdoba y a la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Mirando las cosas más de cerca, sin embargo, son las diferencias las que prevalecen. En primer lugar porque Eudeba era en efecto una editorial universitaria que contaba para su proyecto innovador con fondos públicos estables. Su lema "Libros para todos" suponía, más que satisfacer la solicitud de las cátedras, generar una demanda que avanzara más allá de los límites de la universidad, y esto lo hizo combinando diversas estrategias: publicando títulos clásicos y de divulgación, imprimiendo una gran cantidad de ejemplares que ofrecía a bajo precio y, especialmente, renovando el sistema de distribución con sus kioscos desparramados por todo el país. Eudecor no podía materialmente replicar aquel proyecto, pero a su vez el catálogo indica que no era su intención hacerlo. En efecto, y más allá de la heterogeneidad que probablemente exprese las diferencias en el grupo que conformaba la empresa, los títulos -además de un perfil más o menos académico- se ubicaban en general en el ámbito de la renovación de las ciencias sociales y de la vanguardia crítica. Junto a clásicos y nombres establecidos como Marx, Weber, Read o Sartre encontramos a Lévi-Strauss, Ricoeur, Adorno, M. de Michellis, G. Genette y hasta a G. Deleuze. Y en la colección de literatura una novela como Memoria de la aventura metafísica, de Oscar del Barco, de marcado espíritu de ruptura y experimentación. Por otro lado, y para seguir con las diferencias, la figura de Bermann no parece haber tenido demasiado peso en las decisiones editoriales -su rol de director parece ser un cargo meramente simbólico- al contrario de la de Aricó, que hacía, en efecto, las veces de editor, -coordinando, negociando, dirigiendo, traduciendo o corrigiendo-.

4 En un ensayo reciente, Régis Debray sostuvo la tesis de que el ciclo de vida del socialismo -en un sentido amplio, es decir, como construcción ideológica, programa político y ámbito de sociabilidad- había llegado a su fin.12 La escasa originalidad del pronóstico se combinaba, sin embargo, con la novedad del argumento. No hay que buscar el fracaso del socialis mo -sostiene Debray- en la inadecuación de sus ideas o en el contenido de sus variados programas, tampoco en las fallidas y penosas experiencias del "socialismo real" o en la incapacidad crítica de su discurso, sino en la desaparición progresiva del hábitat mediático que enmarcó y promovió su aparición y difusión: el de la palabra impresa, cuya hegemonía en el mundo de la política y la comunicación se extendió desde el siglo XIX hasta los años '60 del siglo XX. Más que en dos afirmaciones de carácter apocalíptico (el fin del socialismo, el fin del libro) repetidas aquí y allá, el acierto de la operación de Debray consiste en postular su íntima vinculación y, de ese modo, volver sobre una serie de problemas clásicos tanto para la historiografía como para la política; problemas que pueden resumirse en el célebre título de uno de los libros de Robert Darnton: edición y subversión. ¿Cuál es el vínculo entre la publicación de libros (o revistas, periódicos, panfletos) y la práctica política? ¿De qué modo sopesar los efectos políticos de la palabra impresa? ¿Bajo qué condiciones los libros se convierten en instrumentos privilegiados de disputa política?
Una de las vías para ingresar al puñado de problemas comprendidos en la relación entre edición y política es considerar la serie de experiencias editoriales a las que nos referimos brevemente y, en especial, los títulos que publicaron, tradujeron y difundieron. Raúl Burgos, a quien debemos una primera e importante reconstrucción (si bien parcial) de esas iniciativas editoriales, ha interpretado la relación del siguiente modo: el trabajo editorial como una de las formas de intervención política. 13 Es posible inscribir su perspectiva en uno de los modelos más transitados para pensar y encarar el problema que nos ocupa, que opera según una lógica más o menos lineal: las ideas se expresan en textos, que adquieren la forma de libros (o de impresos en general: revistas, panfletos) que a su vez afectan las representaciones de los lectores y de esa manera guían su acción. Así, para Burgos, el Cordobazo fue en parte influido por la publicación de los primeros números de los Cuadernos de Pasado y Presente, la colección que Aricó comenzó a dirigir en 1968, cuando la experiencia de Eudecor ya estaba en su declive. 14 El razonamiento supone la subordinación de una práctica -la editorial- a otra -la política-. Así, la operación analítica conjuga una sobrevaloración del papel político de los libros (y de las ideas que parecen transmitir sin dificultades o mediaciones) con un abordaje historiográfico que disuelve la lógica editorial, y cultural en general, en su sentido político y, en definitiva, en la práctica política.15
Reconocer la especificidad de las lógicas que dominan cada uno de esos espacios no implica desconocer que esas iniciativas editoriales estuvieron marcadas por intenciones e intereses políticos. Ni, tampoco, que su existencia fue afectada por los agitados acontecimientos de la década (¿o el golpe del '66 no había cerrado apenas abierta la posibilidad de hacer andar una editorial universitaria y obligado a reformular el proyecto de Eudecor?). Pero esta constatación -las motivaciones y las posibles interpretaciones y demandas políticas que enmarcaban la producción de libros- aún debe ser precisada. En primer lugar, considerando la dificultad para promover una lectura que subordinara esa variedad de títulos al dominio de la política. En segundo lugar, intentando identificar el uso de esos objetos, y no solo sus contenidos.
Vamos al primer punto. ¿Qué enseñanza o impacto se espera obtener de la publicación simultánea -para tomar solo 1968- de Lévi- Strauss, Bataille, inéditos de Marx, Genette, Baran, Sade, Althusser y una novela como Memoria de la aventura metafísica? Sin olvidar, por otro lado, que esa contigüidad muchas veces responde a motivos estrictamente editoriales, lo que dificulta la remisión inmediata a la coyuntura. Dicho esto, la renovación teórica entendida como "arma de la revolución" es una de las posibles y transitadas articulaciones entre política y edición. Por lo demás, Bataille o Sade, irreductibles a un uso ideológico directo, son sin embargo presentados para que sean leídos en un sentido político amplio, aunque en un movimiento no exento de tensiones.16 En ocasiones, empero, la vanguardia parece ser más resistente a la política que al mercado: "la reiterada aparición de textos del Marqués de Sade entre nosotros no responde a una simple moda; parece más bien obedecer a una razón económica: la leyenda que lo rodea hace que sus libros se vendan solos", dice un comentarista en la revista Jerónimo ante la multiplicación de publicaciones del Marqués.17 Probablemente aquí se encuentren los motivos de la denuncia poco común de Paidós que relatamos al comienzo, y que expresaría así la disputa por un nicho del mercado seguramente restringido. Muchos títulos, por otro lado, solo se comprenden cabalmente en el ciclo de renovación y actualización de las ciencias sociales y las humanidades -donde las traducciones cumplen un rol decisivo-. Otros (¿todos?) son objeto de lecturas en varios niveles;18 lo que nos conduce al siguiente punto.
¿Cómo identificar los usos de esos libros? Burgos sostiene que se pueden identificar rastros "del papel de Pasado y Presente en el movimiento que llevó al Cordobazo" en dos direcciones: en la actividad editorial -en especial la colección de los Cuadernos de PyP- y en "el grado de influencia directa que el grupo tuvo durante varios años en el movimiento universitario de la ciudad". En realidad, Burgos privilegia el testimonio de uno de sus entrevistados, del que casi no se aleja: "la influencia de Pasado y Presente se expresa a través de un Cuaderno de Pasado y Presente sobre mayo del '68. Se discute muchísimo el artículo de André Gorz […]".19 El mismo libro se menciona, significativamente, en el semanario Jerónimo poco después de los sucesos de mayo de 1969: "Preocupados intelectuales de izquierda, buscando coincidencias y proyecciones del agitado Cordobazo apelaban al estudio del ensayista europeo A. Gorz publicado en Francia 1968: ¿una revolución fallida? que editó la editorial marxista cordobesa Pasado y Presente […]".20 La coincidencia en el texto de Gorz a su vez indica otra: un modo de leer que es colectivo más que individual, y cuyos espacios y lugares son públicos: grupos de discusión, comisiones, asambleas… un uso que nos alerta sobre la separación apresurada de las formas de comunicación escritas de las orales. Y, sin embargo, esas semejanzas se encuentran sobre la superficie de una profunda divergencia, ya que designan operaciones de lectura exactamente inversas: en el primer caso se presenta la idea libresca de la acción política (que, a su vez, subordina la instancia oral de asamblea a la previa y más importante de discusión reducida que, por fin, remite a la lectura reveladora que indica qué curso de acción seguir); mientras que en la segunda la lectura llega después del acontecimiento, para intentar un juicio comprensivo. Lecturas compartidas y disímiles, pero más o menos públicas, rasgo que no deja de enfrentarlas al recuerdo de otra experiencia grupal pero clandestina, tal como evoca Oscar Terán la lectura del microfilm de ¿Revolución en la revolución?, de Debray, proyectado sobre la pared blanca de un cuarto de Barracas en el verano de 1967.

5 La figura del editor pasa en general inadvertida como agente de la cultura o la política, y lo mismo sucede con el perfil editorial de una figura que es reconocida por otros atributos, sean intelectuales o políticos. Enfocar la mirada en esa faceta, en ese costado, y en las operaciones, contactos y espacios que abarca, permite pensar los libros, su circulación y lectura más allá (o más acá) del contenido textual. Habilita, por otro lado, la recuperación de la potencia de la política para promover los vínculos afectivos, intelectuales y, en no menor medida, profesionales que hicieron posibles aquellas iniciativas y sus derivas.

Notas

1 Roland Barthes, Philippe Sollers y Pierre Klosowsky, Sade. Filósofo de la perversión, Montevideo, Ediciones Garfio, 1968, p. 6.         [ Links ]

2 Raúl Burgos, Los gramscianos argentinos, Buenos Aires, Siglo XXI, 2004, pp. 153-154;         [ Links ] Ignacio Barbeito, "Aportes para una historia del circuito editorial en la Córdoba de los '60 y primeros '70s", Políticas de la Memoria, n° 10/11/12, verano de 2011-2012, pp. 144-145.

3 Ya en 1966 habían publicado una Antología de Sade y, poco después del incidente con Paidós, La filosofía del tocador, bajo el sello La novela filosófica, otro producto de la imaginación editorial.

4 La distinción en el ámbito editorial entre legal e ilegal era flexible y dejaba un espacio fronterizo bastante amplio: no pagar los derechos era una opción de una serie que incluía pagarlos mal, parcialmente o tarde. Otra práctica común era la "sinonimia": modificar palabras aquí y allá de una traducción ya existente para presentarla como nueva.

5 Nos referimos a Ediciones Nagelkop, Eudecor, Ediciones Garfio, Ediciones La Novela Filosófica, Cuadernos de Pasado y Presente, Ediciones Pasado y Presente, la colección "El hombre y su mundo", dirigida por Oscar del Barco en la editorial Calden. Podríamos agregar a comienzos de los '70 Ediciones Signos y Siglo XXI Argentina.

6 Para las referencias utilizaremos la paginación de la reciente edición facsimilar de la revista [Revista Pasado y Presente. Tomo I. Primera época (1965-1963), Buenos Aires, Ediciones de la Biblioteca Nacional, 2014] porque consideramos que la consulta es más simple y porque en varias ocasiones mencionamos las páginas de los avisos publicitarios, en general no numeradas en la edición original.

7 Pasado y Presente, n° 1, abril-junio de 1963, p. 160. De esos tres libros "en prensa" solo será publicado Arte y partidismo, un folleto con contribuciones de Rossana Rossanda y Vittorio Strada -y prólogo de Héctor Schmucler- que discutían el discurso que Nikita Jruschev dedicó a los artistas soviéticos.

8 Pasado y Presente, n° 2-3, julio-diciembre de 1963, p. 292; n° 4, enero-marzo de 1964, p. 407; n° 7-8, octubre de 1964-marzo de 1965, p. 660.

9 Oscar del Barco, "Las formaciones económicas precapitalistas de Karl Marx", PyP, n° 9, abril-septiembre de 1965, p. 746.         [ Links ]

10 Ibid., p. 767.

11 Maurice Godelier, Karl Marx y Friedrich Engels, El modo de producción asiático, Córdoba, Eudecor, 1966; Jean-Paul Sartre, Adam Schaff, Talcott Parsons et. al., Moral y sociedad, Córdoba, Eudecor, 1967; Karl Marx, Introducción general a la crítica de la economía política, Cuadernos de PyP, n° 1, Córdoba, 1968; Karl Marx y Eric Hobsbawm, Formaciones económicas precapitalistas, Cuadernos de PyP, n° 20, Córdoba, 1971. En 1965 la editorial Platina publicó Formaciones, lo que muy probablemente haya provocado la decisión de no sacar el libro como estaba previsto y de incluir el texto en un compendio junto con el ensayo de Godelier y con una serie de textos de Marx y Engels donde hacían referencia al modo de producción asiático, como en efecto apareció en Eudecor.

12 Régis Debray, "El socialismo y la imprenta: un ciclo vital", New Left Review, n° 46, septiembre-octubre de 2007        [ Links ]

13 Raúl Burgos, Los gramscianos argentinos, op. cit., pp. 125-165.

14 Ibid., pp. 137-138.

15 Escritos recientes siguen en apariencia el camino trazado por Burgos, así J. S. Malecki, "Difundir, traducir, producir. Aricó y la difusión del marxismo como problemática", Nombres, n° 27, noviembre de 2013, y Diego Sztulwark, "Pasado y Presente: la (re)invención de Marx", en Revista Pasado y Presente, op. cit., Ediciones de la Biblioteca Nacional, 2014. Sin embargo, mirando las cosas con más atención esa proximidad se desvanece. Malecki, preocupado por el rol en la "difusión y traducción" y la "modernización" del marxismo confunde varios de los libros organizados y traducidos por Oscar del Barco u otros y se los adjudica a Aricó (Bataille, Sade, Derrida, Mallarmé o Braudel); Sztulwark, por su parte, señala que "entre los antecedentes inmediatos" de los Cuadernos de PyP está "la experiencia de Educor" (¿?) que, nos aclara en nota al pie, "publicó una serie de folletos" (¿?), además de Adorno y Godelier. Estas imprecisiones indican, a diferencia de Burgos, una subestimación del rol político y cultural de los libros y la práctica editorial que se resuelve en una aproximación historiográfica donde son tomados como datos de color o meras ilustraciones de lo que se quiere decir.

16 Oscar del Barco, "El enigma Sade", Los Libros, n° 1, julio de 1969, pp. 12-13.         [ Links ] Traté parte del mismo tema en Diego García, "Signos. Notas sobre un momento editorial", Políticas de la Memoria, n° 10-11-12, 2011-2012, p. 154.

17 Jerónimo, N° 5, 4 de febrero de 1969, p. 25 (cursivas en el original).

18 Así, para dar solo un ejemplo, las Formaciones económicas precapitalistas con las lecturas paralelas y concurrentes que sufrió en el ámbito de la historiografía, de la antropología o de la estrategia política.

19 Raúl Burgos, Los gramscianos argentinos, op. cit., p. 137 (toda la cita es importante).

20 Jerónimo, n° 11, junio de 1969, p. 14.

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