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Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.19 no.2 Bernal dic. 2015

 

DOSSIER: 20 años de historia intelectual. La historia intelectual hoy: itinerarios latinoamericanos y diálogos transatlánticos

El estudio del pensamiento latinoamericano en nuestros días: notas para una caracterización

 

Andrés Kozel*

Universidad Nacional de San Martín / CONICET

 

Propósito

Tentar un balance de los estudios sobre el pensamiento latinoamericano (EPL) es un desafío tan estimulante como complejo. Porque, ¿cómo podría delinearse con un mínimo de eficacia un balance de algo tan vasto, polifónico-disonante y de contornos tan borrosos? Una parte no menor de los problemas implicados proviene del propio concepto de pensamiento, acertado y fascinante al tiempo que difuso y propenso a la saturación. Introducido, hasta donde sé, por José Gaos en los años cuarenta, el concepto busca dar cuenta de ciertas particularidades de la Filosofía iberoamericana -entre ellas, su carácter asistemático y su inclinación político-pedagógica-, una Filosofía a la cual Gaos, contradiciendo sus propias diltheyanas premisas, le escamoteó rango desde la nomenclatura.1 En virtud de ese sello de origen, la Historia de las ideas en América Latina quedó, en principio, en manos de unos filósofos consagrados a estudiar no solo ideas producidas por filósofos sino además, y sobre todo, ideas producidas por pensadores. Esto tuvo varias consecuencias, entre las cuales se cuentan la apertura casi ilimitada del foco de interés y el entrelazamiento de la noción de pensamiento con la de ensayo, también problemática.2 Por eso, cuando hablamos de EPL hablamos de unos estudios que abarcan, sí, la Filosofía, pero también el Ensayo de ideas, territorio enorme, y que presenta zonas de intersección -a veces, de competencia- con otros tipos de inquietudes historiográficas, a la vez que con prácticamente la totalidad de los saberes existentes en la sociedad.
No hay, desde luego, un modo único y preestablecido de tentar un balance de los EPL. Las vías de acceso son múltiples. Voy a enunciar cuatro, no porque sean todas las posibles, sino porque son las que quisiera transitar, en proporciones disímiles, en esta intervención. Una sería abordar los EPL panorámicos publicados en los últimos tiempos, bosquejando algo así como un "panorama de panoramas". Otra, revisar un conjunto de "balances" previos, con la finalidad de componer algo así como una "urdimbre de balances". Otra, establecer diálogos con algunos de los protagonistas del ámbito, en procura de formalizar una serie de "impresiones calificadas" acerca de su dinámica y perspectivas. Otra más, poner de relieve "líneas polémicas" selectas, cuyo seguimiento ayude a iluminar aspectos relevantes. La presente comunicación se adentra unos pasos en la primera de las sendas mencionadas, sirviéndose de algunos insumos puntuales tomados de las dos siguientes. Luego, en un Escolio, refiere una "línea polémica" no demasiado conocida en nuestro medio. Finalmente, ofrece un bosquejo clasificatorio de las constelaciones implicadas en los EPL, para concluir delineando una reflexión en clave de "moraleja", apenas con el propósito de fijar una inquietud.

Panoramas

¿Cómo era la escena de hace un cuarto de siglo en relación con lo que nos interesa aquí? En términos generales, hay que decir que los años noventa no fueron demasiado propicios para los latinoamericanismos, ni siquiera para los estrictamente filosóficos o historiográficos. No obstante, en aquellos ámbitos donde conseguían articularse disposiciones latinoamericanistas del estilo de las que nos ocupan, gravitaban figuras que, en años anteriores, habían dado a conocer obras de referencia muy importantes: Leopoldo Zea, Arturo Andrés Roig, Arturo Ardao. Ahora bien, en ese tiempo, los supuestos, las orientaciones y las proyecciones de ese "canon", si es que cabe designarlo así, estaban siendo cuestionados desde distintos ángulos; unas veces, por estudiosos que de alguna manera continuaban situados en dicha tradición "canónica" buscando ampliar y/o renovar sus miras; otras, por estudiosos que "habían arribado a" o "se situaban en" tradiciones disciplinares alternativas. De hecho, fue precisamente entonces que se conformaron algunos de los grupos de estudiosos que en los lustros subsiguientes desempeñarían papeles protagónicos. Uno es el de Historia Intelectual de la Universidad Nacional de Quilmes, cuyos veinte años de vida celebramos aquí.3 Otro es el conocido como "Grupo Modernidad/Colonialidad" (GMC), conformado hacia 1998. El GMC ha venido jugando un papel importante en tanto foco generador de categorías críticas -la principal, propuesta inicialmente por Aníbal Quijano, es la de "colonialidad del poder"-, articulando sus afanes con las aspiraciones de distintos movimientos sociales.4 Los planteamientos del gmc, entre cuyos animadores se cuenta Enrique Dussel, de larga trayectoria previa en la Filosofía de la Liberación, movilizaron modalidades específicas de revisión de la historia del pensamiento y la cultura latinoamericanos, desde una clave denunciatoria del eurocentrismo y de la prevalencia de una racionalidad científica y letrada asociada a la reproducción de relaciones de dominación asimétricas y opresivas.5 Otro de los grupos que cobraron vida en ese tiempo es el "Corredor de las Ideas del Cono Sur", animado por estudiosos provenientes de varios espacios sudamericanos, entre los cuales destacan Eduardo Devés Valdés, Hugo Biagini y la Unidad de Historiografía e Historia de las Ideas de Mendoza, dirigida entonces por Arturo A. Roig.6
Un balance satisfactorio de lo acontecido con los EPL en la última década y media debiera ser capaz de eslabonar satisfactoriamente las dinámicas intra- y multidisciplinares, los modos por los cuales se fueron produciendo las transiciones generacionales, los procesos que fueron llevando a la conformación y el desenvolvimiento de los nuevos grupos; también, las transformaciones sociopolíticas que fueron teniendo lugar: con las mediaciones del caso, ellas nunca dejaron de incidir sobre las orientaciones y proyecciones de los EPL. Sin pretensiones de exhaustividad, en lo que sigue se nombran y se caracterizan someramente una decena de epl de carácter panorámico aparecidos en la última década y media.

1. Cerutti Guldberg, Horacio (dir.), Diccionario de Filosofía Latinoamericana, México, Toluca, UAEM, 2000.

Este diccionario de cerca de 400 páginas fue dirigido por Horacio Cerutti Guldberg y coordinado por Mario Magallón Anaya, Isaías Palacios Contreras y María del Rayo Ramírez Fierro. En la elaboración de sus cerca de 130 entradas participaron unos 50 autores, mayor aunque no exclusivamente mexicanos. Como suele suceder en estos casos, los criterios seguidos para establecer las entradas se prestan a debate. Algo desparejo, el resultado es útil como guía de navegación. Interesa atender a los títulos de algunas de las entradas: antropofagia, chicanismo, diferencia sexual, ensayo, ética del desarrollo, etnia, eutopía, feminismo, filosofía afroamericana, imperialismo de las categorías, influencia, inventamos o erramos, mestizaje, movimiento lésbico homosexual, poscolonialismo, racismo, raza cósmica, Tierra sin mal (el yvy-marâeý o la utopía tupí-guaraní), tlamatinime, utopía, verso libre. Hay allí una importante dosis de heterodoxia y, también, una suerte de agenda de época que no ha perdido vigencia con el paso de los años. Interesa revisar el contenido de algunas de las entradas, por lo que implican en términos de autopercepción, de autodefinición colectiva, de contrapunteo polémico. Es el caso de las correspondientes a la "Filosofía de la liberación" -donde se distinguen posiciones y se establece una polémica tácita, que ya contaba con cierto espesor, con Enrique Dussel y otros-, y a la "Historia de las Ideas" -donde, tras las menciones de rigor a José Ortega y Gasset, José Gaos y Francisco Romero, despuntan consideraciones orientadas a distinguir, por ejemplo, las propuestas de Zea y Roig, y donde se hace referencia a la especificidad de la Historia latinoamericana de las Ideas en relación a otras tradiciones disciplinares-.

2. Devés Valdés, Eduardo, El pensamiento latinoamericano del siglo XX. Entre la modernización y la identidad, 3 vols., Buenos Aires, Biblos/Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 2000-2004.

Prologada por Arturo Andrés Roig y cercana a las 900 páginas, la obra de Devés se organiza del modo siguiente: los volúmenes I y II ("Del Ariel de Rodó a la CEPAL " y "De la CEPAL al neoliberalismo"), en tres partes cada uno, compuestas por varios capítulos ordenados cronológicamente; el volumen III ("Las discusiones y las figuras del fin de siglo, los años noventa"), en seis recorridos dispuestos "en espiral", los cuales abordan varios "nudos problemáticos": identidad, memoria, violencia, mujeres/género, indígenas/originarios, ecología y medio ambiente, etc. De acuerdo con el autor, el último tomo es menos una "historia de las ideas" que una suerte de "informe de lectura". La tesis principal de Devés pone de relieve la alternancia del predominio de orientaciones modernizadoras y de orientaciones identitarias en la historia del pensamiento latinoamericano. Los principales factores del cambio en el nivel eidético serían: a) el advenimiento de una nueva generación, b) la aparición de nuevas ideas en el ámbito internacional, y c) la explosión de algún suceso de gran magnitud capaz de operar como precipitador. Es claro que Devés busca evitar las tentaciones de la filosofía de la historia (en particular, de su componente teleológico), así como los deslices hacia la epopeya y la hagiografía. Su tentativa panorámica es lograda, máxime si se considera que se trata de la obra de un único autor, quien además casi no se recuesta sobre la glosa parafrástica, sino que, para usar uno de sus términos preferidos, cartografía. Es cierto que algunas de las pinceladas son algo gruesas; es una limitación inevitable en una obra así; el autor la asume. Una justipreciación del esfuerzo devesiano debe partir de reconocer que no se contaba con una obra parecida desde la reedición, un cuarto de siglo antes, de El pensamiento latinoamericano, de Leopoldo Zea.7

3. Beorlegui, Carlos, Historia del pensamiento filosófico latinoamericano. Una búsqueda incesante de la identidad [2004], 2ª ed., Bilbao, Universidad de Deusto, 2006.

Tomo único de casi 900 páginas, la obra de Beorlegui se presenta como una "humilde introducción" al tema. Está organizada en once capítulos -el primero problematizador/sistemático; los restantes diez siguiendo un orden cronológico, desde la época precolombina a la posmodernidad y la poscolonialidad-. Beorlegui explicita su opción por el americanismo y por el liberacionismo, reconociendo de manera abierta su proximidad a los planteamientos de Enrique Dussel. Acude al clásico esque ma de periodización por generaciones, combinándolo con otros criterios. En el manual predomina una glosa parafrástica mayormente heterónoma. Los abordajes de los distintos temas son desparejos, lo cual es difícilmente evitable en una obra así. La tesis principal es que el empeño que animó a los pensadores iberoamericanos más significativos ha sido la búsqueda de la identidad. La opción por darle preeminencia argumental a la línea de pensamiento americanista de alguna manera debilita la tesis, toda vez que la vuelve casi una petición de principio. Según Beorlegui, el panorama filosófico actual se caracteriza por una disputa entre a) la Filosofía de la Liberación (cuya evolución interna ha sido compleja y diversa), b) la Posmodernidad y c) la Poscolonialidad. La Filosofía de la Liberación es para el autor el punto de mayor originalidad del pensamiento latinoamericano.

4. Piñeiro Iñíguez, Carlos, Pensadores latinoamericanos del siglo XX. Ideas, utopía y destino, Buenos Aires, Siglo XXI, 2006.

El libro de Piñeiro Iñíguez rebasa las 800 páginas. Se presenta dividido en dos grandes secciones: una extensa introducción -titulada "América: ideas, utopía y destino"- y una colección de 46 estudios "sobre autores", agrupados "por país", bajo el título "Pensadores latinoamericanos del siglo XX ". La selección prioriza la primera mitad del siglo XX, "etapa de las cumbres", a juicio del autor. La conformación del inventario es debatible y hay ausencias que se extrañan. Un punto de interés es que el argumento de la Introducción se apoya en buena medida en una recreación inteligente de las tesis planteadas por Richard Morse en su ensayo clásico.8 Para Piñeiro, a partir de la Independencia, tradición, incorporación, comunidad, etc. se refugiaron en las poblaciones no urbanizadas y marginadas. Es una tesis con hondas raíces y con fuertes implicaciones heurísticas y políticas. Piñeiro asegura que la dinámica ascendente del latinoamericanismo se interrumpió a fines de la década de 1950, momento en el que también se truncó la hegemonía del ensayo como modalidad predominante de expresión. Hay en Piñeiro una interrogación algo nostálgica acerca del lugar del ensayo en nuestros días. Su respuesta es doble: por un lado, el cultivo de una prosa caracterizada por giros inscriptos en la tradición que añora; por otro, la puesta de relieve de la valía y el vigor de la literatura de ficción, que posee, a sus ojos, un contenido ensayístico subrepticio; Piñeiro es también autor de varias obras de ficción.

5. Fernández Retamar, Roberto, Pensamiento de Nuestra América. Autorreflexiones y propuestas, Buenos Aires, CLACSO, 2006.

A diferencia de los otros panoramas tratados aquí, este aporte del ensayista cubano Fernández Retamar es breve -unas 80 páginas-, pues se trata de la transcripción de una serie de "lecciones" impartidas en 2004, en el marco de un seminario virtual de CLACSO. Aunque se enuncia la doble aspiración a superar tanto la "arcaica historia de las ideas" como la "concepción pobre" de lo ideológico como meramente superestructural, no deja de apreciarse cierto maniqueísmo y cierta carga teleológica. Si las dimensiones de la tentativa obstan su puesta en relación con las otras tratadas aquí, no puede desconocerse su significación: Fernández Retamar es autor de una obra profusa, en la que destaca Caliban, ensayo clásico; es, además, uno de los portavoces emblemáticos de la Cuba posrevolucionaria, lugar de enunciación peculiar, asociado a las más intensas pasiones políticas del último medio siglo.

6. Altamirano, Carlos (dir.). Historia de los intelectuales en América Latina, Buenos Aires, Katz, 2008-2010, 2 vols. (ed. del primero Jorge Myers; del segundo, el propio Altamirano).

La obra dirigida por Altamirano se acerca a las 1500 páginas. Sus más de 50 "entradas", elaboradas por otros tantos autores, se estructuran en catorce "nudos problemáticos": revistas, empresas editoriales, vanguardias, discurso indigenista, ciencias sociales, etc. El eje de la propuesta es estudiar el comportamiento de las elites culturales periféricas, la historia de su posición en el espacio social, de sus asociaciones, formas de actividad, instituciones, campos y relaciones con el poder. En un pasaje clave de la "Introducción General", Altamirano sostiene que la imagen clásica del hombre de letras como "apóstol secular" ya no corresponde a nuestras exigencias de conocimiento histórico (p. 17 del vol. I). En su opinión, es imperioso salir de esa problemática y buscar otros ángulos de visión para elaborar los temas y los problemas de una historia "más terrenal" de los intelectuales. La obra plantea un vínculo con un linaje determinado de estudios sobre intelectuales -entre las referencias latinoamericanas destaca Ángel Rama, cuya obra La ciudad letrada es recuperada en un sentido distinto al que veremos cuestionado en el Escolio-, tomando distancia de la Historia de las ideas "tradicional". Aunque busca un balance entre lo común y lo diverso, el equilibrio alcanzado gravita hacia una renuncia a los denominadores comunes fuertes. En particular, el volumen II no sigue una "línea recta", sino que está estructurado por ejes, partiendo de la premisa según la cual no habría, para dicho período, una periodización válida para todas las áreas de la región. Destaca en esta obra la alta calidad de los estudios particulares. Su renuncia a la preceptiva va, quizá, en desmedro de la "mística latinoamericanista"; de todos los panoramas tratados aquí, este es, sin duda, el "menos militante". Entre sus eventuales puntos cuestionables se cuenta, una vez más, la conformación del canon, que aparece ampliado y renovado, pero ostentando omisiones, entre ellas la de la casi totalidad del universo textual que venimos considerando.

7. Dussel, Enrique, Eduardo Mendieta y Carmen Bohórquez (eds.), El pensamiento filosófico latinoamericano, del Caribe y "latino" (1300-2000). Historia, corrientes, temas y filósofos, México, CREFAL/Siglo XXI, 2009.

Esta obra de más de 1000 páginas aborda lo que se entiende de modo amplio como pensamiento filosófico latinoamericano, caribeño, latino. Como lo indica el subtítulo, se organiza en cuatro partes: períodos; corrientes filosóficas del siglo XX; temas filosóficos; filósofos y pensadores. Entre sus acentos más particulares figuran los tratamientos de una serie de temas: las filosofías propias de los pueblos originarios; el primer desarrollo de la modernidad con énfasis en la figura de Bartolomé de las Casas; la etapa colonial (filosofía académica, barroca); la modernidad madura; los desarrollos más recientes, incluyendo la teoría feminista, la filosofía ambiental, la filosofía con niños, el indigenismo, la filosofía intercultural, el pensamiento decolonial. La última sección ofrece entradas monográficas sobre casi 400 pensadores y pensadoras. Se trata de "fichas", muy breves, que permiten acceder a información básica sobre una enorme cantidad de figuras. En una reseña, Dante Ramaglia, integrante del grupo de Mendoza antes referido y que participó de esta obra con un texto clave -"La cuestión de la filosofía latinoamericana"-, pone de relieve que la aparición del volumen representa la continuidad de una tarea colectiva asumida desde un pensamiento crítico vigente, que viene proponiéndose renovadamente bajo la perspectiva de contribuir a la autonomía y la in tegración de nuestros países con un claro sentido emancipatorio.9 La obra ha recibido elogios y críticas, entre estas, la inevitable, según la cual todavía "siguen faltando" temas y nombres. También se ha observado la grandilocuencia del acorde inaugural, que presenta la empresa como el inicio de un movimiento filosófico continental. No deja de ser interesante ver cómo se tratan aquí aquellas cuestiones que involucran aristas polémicas o autodefinicionales, como es el caso de la Filosofía de la Liberación.

8. Grüner, Eduardo (coord.), Nuestra América y el pensar crítico. Fragmentos de Pensamiento Crítico de Latinoamérica y el Caribe, Buenos Aires, CLACSO, 2011.

Fruto de las actividades del GT-CLACSO "Pensamiento históricocrítico de América Latina y el Caribe", este libro está integrado por una decena de contribuciones que, según se indica, comparten una posición de compromiso con una teoría crítica emancipatoria (Prólogo, p. 11). Aunque hay, desde luego, algunas conexiones entre los aportes, el libro es, tal como lo anuncia su subtítulo, una colección de fragmentos. El texto de Grüner que lo abre -"Los avatares del pensamiento crítico, hoy por hoy"- ofrece un diagnóstico de época -el proceso sociometabólico del capital ha entrado en una fase terminal, sin que aparezca un sustituto para la instancia sobre la cual se ha articulado el lazo social durante el último medio milenio: la religión de la mercancía-, a la vez que una relectura de una tradición intelectual -la primera Escuela de Frankfurt, la antropología política "maldita", etc.- y un programa de indagación del pensamiento crítico producido en la "periferia pos/neocolonial". Para Grüner, este pensamiento crítico puede y debe ser leído "a contrapelo, o a contratiempo, tal como relampaguea hoy en este instante de peligro, para desandar los caminos tortuosos de la colonialidad del poder/saber" (p. 56).

9. Guadarrama González, Pablo, Pensamiento filosófico latinoamericano. Humanismo, método e historia, 3 vols., Bogotá, Planeta/Università Degli Studi di Salerno/Universidad Católica de Colombia, 2012-2013.

Estas casi 1400 páginas dadas a conocer por el filósofo cubano Pablo Guadarrama constituyen una reedición actualizada de una serie de estudios elaborados por el autor a lo largo de más de treinta años (en la década de 2000 Guadarrama ya había publicado otras compilaciones semejantes). Destaco media docena de cuestiones. En primer lugar, su mirada de la Historia de la filosofía -tanto general como latinoamericana o "en" Latinoamérica, como el autor prefiere decir- en tanto gigantomaquia en la que confrontan humanismo y alienación. En segundo lugar, el hecho de que ofrece, además de estudios particulares sobre temas y figuras clásicos, así como sendas visitas a las rutilancias del caso -José Martí, Enrique José Varona-, algunas aproximaciones a temas y figuras no habituales, ensamblándolos dentro de la gigantomaquia referida; es el caso de Luis Nieto Arteta, Antonio García Nossa, Zaira Rodríguez Ugidos y otros; huelga decir que los abordajes son, aquí también, algo desparejos. En tercer lugar, el autoposicionamiento en el mapa de la Filosofía latinoamericana, el cual busca ser equilibrado, particularmente en relación con el balance de los aportes y los límites de la Filosofía de la Liberación. En cuarto lugar, la autodefinición de Guadarrama como marxista humanista, la que se vincula estrechamente con el cultivo de un robusto optimismo filosófico. En quinto lugar, su insistencia en que el pensamiento latinoamericano ha sido, y es, "más humanista" que "alienante", punto que es, tal vez, uno de los menos convincentes del planteo. Por último, en sus elecciones temáticas, en sus desarrollos y en sus tensiones, la obra testimonia un itinerario intelectual y vital no desprovisto de interés: Guadarrama es uno de los cubanos de la posrevolución que con más denuedo se consagró al estudio de la filosofía latinoamericana (marxista y no), su residencia alternada entre Cuba y Colombia, su profundo conocimiento de otros medios, como el mexicano, contribuyen a hacer de él una figura singular.

10. Funes, Patricia, Historia mínima de las ideas políticas en América Latina. Un recorrido por las ideas, las corrientes, los pensadores y los líderes de la historia intelectual latinoamericana, Madrid, El Colegio de México/Turner Publicaciones, 2014.

Cumple este libro una función importante, en la medida en que logra condensar los avances y los debates recientes asociados a los desarrollos de la Historia de las ideas y de los lenguajes políticos, materia sobre la que no había disponibles demasiados abordajes regionales que cubrieran un arco temporal amplio, y fueran capaces de dar cuenta del creciente refinamiento analítico alcanzado en el abordaje de temáticas particulares. En sus casi 300 páginas, la obra recorre las sucesivas etapas de la historia continental -siglos XIX y XX -, con el foco puesto en las vicisitudes de las ideas políticas dominantes, sobre la base de considerar cuatro coordenadas principales: modernidad, crisis, nación y revolución. Destaca el esfuerzo por pensar desde esta perspectiva los períodos correspondientes a las dictaduras militares -"ideas de plomo"- y a las posdictaduras -"memoria obstinada"-, dando cuenta de los avances registrados en el terreno de la historia reciente. Es recomendable la "Nota bibliográfica" que cierra la obra. Importa mencionar el Diccionario político y social del mundo iberoamericano, iniciativa en curso dirigida por Javier Fernández Sebastián que Funes registra, y donde, sobre la base del nucleamiento de numerosos autores, se busca avanzar en "una historia atlántica de los conceptos políticos".

Escolio: Françoise Perus y su "defensa de la tradición letrada"

En varias contribuciones recientes Françoise Perus ha abordado de manera incisiva y polémica el horizonte problemático asociado a la valía de la tradición letrada en América Latina.10 La autora emprende una embestida crítica contra las implicaciones de la noción de ciudad letrada, acuñada por Ángel Rama. Argumenta que, tal como la perfiló Rama, dicha noción alberga una serie de proyecciones cuestionables, asentadas sobre simplificaciones extremas de raigambre funcionalista y reproductivista del poder instituido sobre las cuales es preciso reflexionar cuidadosamente. Para Perus, los desarrollos de Rama desembocan en la conclusión según la cual "toda la tradición letrada -literaria y no literaria- no ha consistido sino en la legitimación de este poder omnímodo, y en la evicción o la tergiversación de los más genuinos sueños americanos" (p. 170). De este modo, el planteamiento habría terminado operando como "caballo de batalla" para el desmantelamiento de las tradiciones letradas, en nombre de la reivindicación de unas "identidades subalternas" supuestamente emergentes. Según Perus, es un equívoco riesgoso postular que la tradición letrada-culta es exclusiva de las "elites", tanto como lo es pensar que no es más que un dispositivo funcional a la reproducción de los poderes establecidos. Tampoco es adecuado oponer simplificadoramente un "Occidente" pensado como entidad monolítica a unas culturas vernáculas eventualmente "auténticas".11 Lo importante es visualizar la tradición letrada como un conjunto de legados diversos y complejos, al que cada uno tiene el derecho de acceder para disfrutarlo y reelaborarlo. Para esta autora hay un enorme trabajo por hacer en lo que concierne al rescate de aquellas herencias y experiencias que hacen de América Latina un lugar privilegiado -esto es, central- desde el punto de vista de las elaboraciones y reelaboraciones del juego de alteridades y distancias entre las culturas, un juego desplegado en un dialogismo tenso, conflictivo y carente de progresión lineal. La propuesta de Perus entrelaza una interpretación crítica de Rama, un juicio no conservador sobre las simplificaciones en que incurren algunas tendencias "pos", y un programa de trabajo no "esencialista" ni "teleológico", además de sensible a la problemática de la transmisión de los legados. Por eso juzgué pertinente referirla aquí.

Bosquejo clasificatorio y "moraleja"

Los EPL son actualmente un ámbito frondoso, plural y dinámico. Ostentan niveles de acumulación sin precedentes, una suerte de polifonía extrema y un inusitado nivel de actividad: se conforman grupos de investigación, se diseñan y se concretan proyectos y obras, algunos de escala internacional, quizá como nunca antes. En algunos casos, esto se acompaña de niveles considerables de refinamiento analítico. Paralelamente, se dejan sentir tendencias a la fragmentación y a la saturación, elementos casi inevitablemente asociados a la copiosidad. El siguiente bosquejo distingue cuatro constelaciones de estudiosos, sin desconocer la existencia de debates internos, ni, tampoco, de conexiones, transversalidades, copertenencias y deslizamientos:

1. La "Historia de las ideas latinoamericanas", donde, desde la época del Diccionario. mencionado en primer término, se han continuado explorando las problemáticas utopológica, feminista, indianista, entre otras (María del Rayo Martínez Fierro, Francesca Gargallo, Gustavo R. Cruz). En esta constelación han de incluirse asimismo, más o menos problemáticamente, presencias como la de Eduardo Devés, que viene proponiendo una reconfiguración disciplinar bajo la denominación de "Estudios Eidéticos",12 o la de Pablo Guadarrama, ubicable también en otra de las constelaciones -la cuarta-, o la de los estudios sobre el Ensayo, que también se dejarían inscribir en la constelación segunda.

2. La "Historia intelectual", en sentido amplio, incluyendo en ella, obviamente, la "Historia de los intelectuales". Sin confundirse con ellas, pero con innegable proximidad, hay que mencionar las historias de las ideas políticas, de los lenguajes políticos, de los conceptos o conceptual. Aquí se incluyen también los estudios sobre revistas, redes intelectuales, procesos de difusión y recepción, etc.; al respecto, no pueden dejar de mencionarse espacios como el Seminario de Historia Intelectual de El Colegio de México, o nombres como Ricardo Melgar Bao, Horacio Tarcus, Horacio Crespo, Pablo Yankelevich, Regina Crespo y, de nuevo, Eduardo Devés.

3. La "Historia del pensamiento filosófico en clave liberacionista/poscolonial/decolonial". No se trata solamente de que, como vimos, Enrique Dussel et al. publicaran una voluminosa obra, ni de que Walter Mignolo llamara a establecer una nueva relación con las tradiciones intelectuales. Se trata, también, de que unos EPL inspirados en el arsenal categorial propuesto por el GMC implican acentos particulares, a cuyos "efectos" vale la pena atender.

4. La "Historia del pensamiento crítico latinoamericano en clave marxista"; a veces, ligada a la recuperación de alguna determinada vertiente de dicha tradición, como es el caso de los mencionados Roberto Fernández Retamar y Pablo Guadarrama13 -también, por caso, de Néstor Kohan-; otras veces, bajo claves deliberadamente fragmentarias, ligadas a los planteamientos benjaminianos, frankfurtianos y/o de Richard Morse (en El espejo de Próspero, Morse revisitó la neoescolástica en clave frankfurtiano-marcuseana), como pueden ser los casos de Piñeiro Iñíguez, Eduardo Grünner, o Bolívar Echeverría y derivaciones. Varios de los nombres mencionados antes -Melgar Bao, Tarcus, Horacio Crespo; Quijano y Dussel; también Perus- han sostenido a lo largo de sus trayectorias una intensa relación con distintos aspectos de Marx y de la tradición marxista.

La especie de "moraleja" que quisiera plantear es que interesa sobremanera prestar atención a los tipos de vínculos que se establecen con la tradición intelectual y cultural en un ámbito como el de los EPL, frondoso, abigarrado y signado por cierta fragmentación y por el despliegue casi constante de gestos fundacionales. Por un lado, y pese a los vasos comunicantes y a las fluideces que indudablemente existen, los EPL se caracterizan por cierto relativo poco diálogo entre las constelaciones. Por otro lado, en su historia reciente no han sido infrecuentes la promulgación de rupturas, parteaguas, giros y prefijos que se suceden algo frenéticamente, como si se tratara de manifestaciones de una suerte de incurable "síndrome de Copérnico". Este síndrome conduce no solo a cierta vana grandilocuencia, que sería lo de menos, sino también a "dar por muertas" tradiciones enteras que evidentemente gozan de buena salud. Es cierto que este tipo de gestos posee una dimensión estratégica, ligada a los autoposicionamientos individuales y grupales. Sin embargo, también es cierto que tienen algo de pueril, y que sus consecuencias no son necesariamente saludables, máxime porque los EPL están consagrados, por definición, al trabajo sistemático con el legado cultural. No pocos de los que cuestionan la dimensión teleológica o misional de los demás portan puntos de vista que acentúan un tipo de mirada "progresiva simple" -lineal evolutiva o revolutiva- de los EPL, del estilo: "todo era error puro hasta el advenimiento del último 'giro'". En mi opinión, no hay razones para pensar así. El problema no parece ser tanto el de hallar/conducir el novísimo giro cuanto el de preguntarse cómo habremos de dialogar en un espacio así, evitando los abusos interpretativos, los etiquetamientos estereotipados, los relegamientos masivos. Por lo demás, un diagnóstico honesto sobre los EPL no debiera ser únicamente autocomplaciente, sino que debería retomar reflexiones del estilo de las vertidas por Simmel en torno a la tragedia de la cultura contemporánea. Entre otras cosas porque, a medida que se acumulan más y más saberes, no solo se vuelve difícil entender su sentido, sino que también se torna imperioso afrontar con seriedad la compleja problemática relativa a la transmisión de los legados a las nuevas generaciones.

Notas

* El autor deja constancia de su agradecimiento a Pablo Guadarrama González, Eduardo Devés Valdés, Claudio Ingerflom, Gustavo R. Cruz y Juan F. Martínez Peria, quienes amablemente accedieron a ser entrevistados durante la elaboración de la comunicación. Desde luego, la responsabilidad por las limitaciones y falencias del texto es exclusiva del autor.

1 Andrés Kozel, La idea de América en el historicismo mexicano. José Gaos, Edmundo O'Gorman, Leopoldo Zea, México, El Colegio de México, 2012, cap. I.         [ Links ]

2 En el abordaje de la problemática del ensayo destacan los aportes de Liliana Weinberg; véase, por ejemplo, su Situación del ensayo, México, CCYDEL/UNAM, 2006.         [ Links ]

3 Para un panorama sensible a la diversidad y los matices de la propuesta, véase Mara Polgovsky Ezcurra, "La historia intelectual latinoamericana en la era del 'giro lingüístico'", en Nuevo Mundo Mundos Nuevos, octubre de 2010. Disponible en <http://nuevomundo.revues.org/60207>         [ Links ].

4 Un par de años antes el filósofo colombiano Santiago Castro-Gómez había dado a conocer su Crítica de la razón latinoamericana (Barcelona, Puvill, 1996), revulsivo ajuste de cuentas con el entero legado de la historia de las ideas y de la filosofía latinoamericanas. Su embestida crítica incluía la obra de Enrique Dussel, con quien luego convergerían en el gmc. Véase David Sobrevilla, "Nuevas tendencias en la historia de las ideas en América La tina", en Solar, año 8, n° 8, Lima, 2011, pp. 21-22.         [ Links ]

5 Más recientemente se ha introducido una distinción entre poscolonialismo y decolonialidad, en un sentido que tiende a apreciar más la segunda noción por sobre la primera, con consecuencias que interesan aquí. Según Walter Mignolo -otro de los animadores del GMC -, aunque ambos enfoques constituyen respuestas a la "colonialidad del saber", el abordaje decolonial busca eludir las trampas de las modas eurocéntricas y de la concepción lineal del tiempo a las que había quedado atado el enfoque de la poscolonialidad. El concepto de "geopolíticas del conocimiento" significaría, precisamente, que lo más nuevo no necesariamente es lo mejor: el abordaje decolonial promete otro tipo de relación con las tradiciones intelectuales. Walter Mignolo, "(De) Coloniality and Uneasy (Post) Colonialism", Preface to the Dossier "Uneasy Postcolonialisms", edited by Manuela Boatcă, Duke University, vol. 3, noviembre de 2013. Disponible en <https://globalstudies.trinity.duke.edu/volume-3-dossier-3-uneasy-postcolonialisms>         [ Links ].

6 Desde su fundación, el "Corredor" lleva realizadas más de una docena de reuniones académicas. Sobre sus primeros diez años de vida, véase Carlos Pérez Zavala, "El Corredor de las Ideas del Cono Sur, 1998-2008". Disponible en <http://www.corredordelasideas.org/docs/reflexiones/reflexion_corredor.pdf?p=803>         [ Links ].

7 Leopoldo Zea, El pensamiento latinoamericano, Barcelona, Ariel, 1976, reedición ampliada con respecto a la de 1965.         [ Links ]

8 Richard Morse, El espejo de Próspero. Un estudio de la dialéctica del Nuevo Mundo, México, Siglo XXI, 1982.         [ Links ]

9 La reseña de Ramaglia, en Cuyo. Anuario de Filosofía Argentina y Americana, vol. 27, 2010.         [ Links ]

10 Françoise Perus, "¿Qué nos dice hoy La ciudad letrada de Ángel Rama?", en Revista Iberoamericana, LXXI, 211, 2005;         [ Links ] "En defensa de la tradición letrada", en Norma de los Ríos Méndez e Irene Sánchez Ramos (eds.), América Latina: historia, realidades y desafíos, México, UNAM, 2006; "Antonio Cornejo Polar: una política de la lectura", en Anuario del Colegio de Estudios Latinoamericanos 2006, vol. 1, 2007; "Los Estudios Latinoamericanos: ¿de nueva cuenta en busca de sí mismos?, en Nostromo, revista crítica latinoamericana, nº 2, 2009.

11 François Perus, "Antonio Cornejo Polar.", op. cit., 106.

12 "A la hora de la constitución de una disciplina, es decisivo independizar a los Estudios Eidéticos de su identificación con la historiografía. Se trata de una cuestión clave, y que no se resalta suficientemente. Los Estudios Eidéticos no deben asumir la perspectiva diacrónica necesariamente, sino también la sincrónica. Mucho menos deben restringirse al pasado. Si los Estudios Eidéticos quieren contribuir al 'desarrollo eidético' es decisivo que se emancipen de la matriz historiográfica" (E. D. V. , comunicación personal al autor, diciembre de 2014).

13 "Es cierto que siempre me he identificado con el marxismo, o al menos de lo que conflictivamente se entiende por tal cuestionado concepto hasta por el propio Marx. Me formé bajo la influencia del marxismo-leninismo y, aunque luego observé algunas insuficiencias dogmáticas en dicha concepción tras la lectura de otras perspectivas desde el llamado 'marxismo occidental', sigo considerando que el núcleo duro del marxismo o de la concepción dialéctico-materialista de la historia es esencial, aunque no suficiente, para explicar y comprender el desarrollo histórico de la sociedad humana y sus perspectivas" (P. G. G. [Pablo González Guadarrama] comunicación personal al autor, abril de 2015).

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