SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.20 número2Tocqueville y la biografía intelectualBenedict Anderson (1936-2015) índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.20 no.2 Bernal dic. 2016

 

OBITUARIO

Adolfo Prieto (1928-2016)

 

Adolfo Prieto murió en Rosario, donde se había radicado desde 1958, el 3 de junio de 2016. La permanencia en esa ciudad se interrumpió en dos ocasiones debido a los golpes militares de 1966 y 1976 que lo separaron de sus cargos universitarios. En 1978 se vio obligado a dejar el país y a residir en los Estados Unidos, donde fue profesor titular de Literatura Latinoamericana en la Universidad de Gainesville durante más de quince años. Ya jubilado, regresó en 1996, y salvo unas pocas intervenciones puntuales se retiró de las actividades académicas a las que había dedicado toda su vida con el reconocimiento unánime de los colegas y discípulos que tuvieron el privilegio de compartir o al menos conocer y valorar su trayectoria. En los últimos años fue reduciendo al mínimo sus contactos sociales, aunque siempre estuvo dispuesto a recibir con invariable cortesía las visitas de familiares, amigos y colegas que subían esforzadamente los dos largos pisos de la empinada escalera (Tulio Halperin Donghi lo hizo casi hasta el último de sus periódicos viajes a la Argentina) que conducía a ese hogar que Negra Jarma, su mujer, supo hacer acogedor como pocos.

Hay una especie de enigma en este obstinado ascetismo, que la discreción de Prieto impedía interrogar. Se podrá recordar, al respecto, que un año antes de regresar al país había manifestado en una entrevista la intención de iniciar una investigación sobre el canon de la literatura latinoamericana, proyecto que finalmente nunca desarrolló, aduciendo razones tan parcas como las que formuló en entrevistas posteriores, en las que se limitaba a señalar que no extrañaba la docencia y que se asumía como jubilado tout court, sin más. Y se podría intuir, tal vez, cierto desencanto con la Argentina que encontró a su regreso después de dieciocho años de ausencia forzosa, en los que no solo registraba el horror de los años de plomo de la dictadura militar en los setenta sino además el giro que significaba la política implementada en los noventa. En una de sus escasas intervenciones, en 1998, advertía:

De pronto, los representantes de un gobierno que se ha caracterizado por la celosa defensa del Estado, deciden y llevan a la práctica su minucioso desmantelamiento. De pronto, la consumación de hechos que hubieran provocado incalculables reacciones hasta en la víspera misma de su consumación es aceptada en silencio o asordinada por la indiferencia general. Constato, simplemente, las circunstancias, y me pregunto si los signos que las rodean no pueden ser indicadores también de una divisoria de aguas en un proceso, de un tornante histórico, de una cuenta que se pasa al futuro desde un presente anestesiado.1

Faltaba en verdad muy poco para que un "tornante histórico", la crisis de 2001, estallara con todo su furor. Pero la discreción de Prieto no autoriza a suscribir estas conjeturas.

Felizmente, en los últimos años aceptó que la Editorial Municipal de Rosario publicara una amplia compilación de sus estudios y trabajos dispersos. Y aceptó también que Nora Avaro lo entrevistara asiduamente para la notable biografía intelectual que encabeza el volumen, que resulta de consulta indispensable para calibrar la trayectoria de Prieto. Conocimiento de la Argentina, título derivado de un proyecto editorial que había elaborado en los años setenta para la Editorial Biblioteca de Rosario, apareció en 2015. Llegó a verlo, pero no asistió al homenaje que se le brindó en la presentación.

Un retiro tan drástico como el señalado contrasta vivamente con la activa determinación con que Prieto encaró desde el principio su carrera universitaria. Había nacido en San Juan, en un hogar que no pertenecía a los ámbitos culturales tradicionales. Su padre, inmigrante español, prosperó con una pequeña fábrica que brindó a la familia un cierto bienestar. Hubo que vencer su resistencia para que aceptara la firme decisión del hijo de estudiar letras en la Universidad de Buenos Aires. Una vez ganada esta primera escaramuza, Prieto ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la uba en 1946, avanzó rápidamente en los estudios, se recibió en 1951 y se doctoró en 1953 con una tesis sobre un tema de literatura española. Apenas recibido tuvo oportunidad de ingresar en la docencia universitaria. Eran los años del peronismo, y este último proyecto se reveló rápidamente inviable. Se vinculó muy pronto con los grupos que integraban las revistas Centro, Fichero, Ciudad, Imago Mundi y Contorno y empezó a escribir en ellas sobre literatura argentina. En 1952 hizo su primera publicación en Centro y poco después un artículo sobre Borges que formaría parte de su primer libro, Borges y la nueva generación, que apareció en 1954. Tenía entonces 26 años. Aunque casi no escribió en Contorno, este libro tan atacado, aun con sus falencias fue, por la dureza del juicio y la notoria inflexión sartreana que lo anima, el más representativo de la irrupción de la "generación denuncialista". Algo que no todos los integrantes de la revista (salvo Regina Gibaja y David Viñas) se atreverían a admitir públicamente.

Después de 1955 Prieto se volcó a la crítica literaria y a la docencia universitaria con una intensidad singular que fue más allá de la cátedra. Pasó brevemente por las universidades de Córdoba y de Cuyo, hasta recalar en la Facultad de Filosofía y Letras de Rosario. A través de los cargos que desempeñó allí mostró ser un protagonista cabal de ese período de transformaciones que atravesó la universidad argentina hasta el golpe de 1966. Fue Profesor titular de Literatura Argentina, Director del Instituto de Letras y Decano de la Facultad. Promovió investigaciones y la formación de graduados con miras a que integraran el futuro plantel de docentes locales. Fundó el Boletín de Literaturas Hispánicas, que canalizó las primeras publicaciones de sus discípulos junto a las de profesores ya experimentados, entre ellos las suyas propias, que en 1969 fueron recogidas en Estudios de literatura argentina. Sus seminarios de especialización culminaron en trabajos pioneros sobre temas tales como Proyección del rosismo en la literatura argentina y Encuesta: la crítica literaria en la Argentina.

Esta prodigiosa actividad estuvo jalonada por la publicación de los libros más representativos de esa etapa, que introdujeron nuevas problemáticas y enfoques en la crítica literaria de esos años: en 1956, Sociología del público argentino y en 1968, marcando el final, Literatura y subdesarrollo. En ambos interroga el núcleo de interés que será constante en su obra: las condiciones de formación de la literatura argentina y las de su público lector en relación con las situaciones sociales, culturales y aun económicas en que se inscriben, temas que siempre abordó con métodos originales despojados de todo mecanicismo. En el primero, no se trataba exactamente de lo que el título editorial anunciaba, sino, como advirtió con inteligencia Juan Carlos Portantiero, de "responder a un interrogante mucho más sugeridor: ¿existe un público lector en la Argentina?".2 La pregunta remite en buena parte al Sartre de ¿Qué es la literatura? Pero en busca de la respuesta, Prieto tomaba su propio camino: empezaba por constatar con datos firmes la escualidez de ese público y la escasa repercusión del libro argentino incorporando con acierto las aun precarias herramientas provistas por la reciente sociología, y abordaba la cuestión con una combinación inestable de esas nuevas herramientas con restos de enfoques intuicionistas sobre la idiosincrasia del "hombre argentino". En el segundo, se trataba de explorar los rasgos definitorios de nuestra literatura en la situación cultural derivada de la dependencia económica, apelando a un concepto tan fechado como el de subdesarrollo, ya bien instalado en las ciencias sociales pero hasta entonces ausente en los estudios literarios. Señalaba críticamente una forma del cosmopolitismo a la que llamaba "satelismo cultural" y revisaba las diversas manifestaciones del nacionalismo que solían oponérsele, no sin registrar cómo lo que llamaba "presión nacionalista" permeaba incluso los textos de vanguardia de un Borges o de un Girondo y otras expresiones culturales que parecían bien alejadas de esa tendencia, como la obra de Victoria Ocampo y la revista Sur. Otros aspectos que incorporó fueron el registro de las distorsiones en el proceso de modernización cultural y la inclusión del regionalismo literario, que de algún modo replicaba el satelismo cultural con respecto a la centralidad de Buenos Aires. Examinando brevemente momentos clave de la literatura argentina, como la década del treinta, el peronismo y los años '60, este libro escueto introdujo sin embargo perspectivas renovadoras sobre el funcionamiento de una literatura periférica. En el centro de este período, en 1962, se destaca La literatura autobiográfica argentina, uno de los más originales de sus libros, tanto por abordar por primera vez de modo sistemático un género hasta entonces prácticamente ignorado entre nosotros como por los criterios históricosociales con que analizó el corpus de autores seleccionados, casi todos ellos pertenecientes a una elite cercana al poder en momentos clave de la historia nacional. Todos estos libros han sido recientemente reeditados con valiosos estudios preliminares.

En 1966 Prieto presentó su renuncia a la Universidad en señal de desacuerdo con las condiciones impuestas por la intervención militar. Se interrumpieron así sus proyectos en ese ámbito, pero no la continuidad del núcleo de intereses históricosociológicos que los animaba, que buscaron canalizarse en el trabajo editorial: el primero de ellos, la supervisión de la legendaria primera edición de Capítulo. Historia de la literatura argentina, en el Centro Editor de América Latina. El segundo, el ambicioso plan de Conocimiento de la Argentina para la Editorial Biblioteca de Rosario, que preveía la publicación de una selección de títulos representativos que conformarían una virtual historia social de la literatura argentina, para los que realizaría breves estudios preliminares. Buena parte de los textos seleccionados se vinculaban claramente con sus intereses recurrentes, como las autobiografías, los viajeros ingleses, el estudio de Ernesto Quesada sobre el criollismo y Radiografía de la pampa de Ezequiel Martínez Estrada.3

A poco de iniciada la publicación de los primeros se produjo el golpe de 1976. En 1977 la dictadura militar destruyó las instalaciones de la Editorial e incineró los ejemplares. Muy poco después Prieto emigró a los Estados Unidos.

Esos años tormentosos impusieron un corte radical a su producción, potenciado por la irrupción de las teorías estructuralistas que cuestionaron las premisas del análisis históricosocial de los textos literarios. Es posible afirmar que en esa doble crisis radica una clave explicativa del largo intervalo entre la abundante producción de la etapa anterior, que contrasta con la relativa escasez de lo escrito en esos años, y la publicación de los dos grandes libros que coronan su trayectoria: El discurso criollista en la formación de la Argentina moderna (1988) y Los viajeros ingleses y la emergencia de la literatura argentina (1996). En este punto, cabe señalar que en el trasfondo de las investigaciones de Prieto sigue latente la aspiración, compartida en los años '60 por algunos críticos latinoamericanos como Ángel Rama y Antonio Candido, de escribir historias sociales de la literatura. Esta aspiración, nunca realizada pero nunca olvidada, se fue transformando en una dirección menos totalizante: la de trabajar en profundidad sobre temas puntuales que permitan "iluminar el resto", es decir, pensar articulaciones con otros momentos significativos de la historia literaria. Así, sus libros más relevantes e incluso algunos de sus estudios, como, por ejemplo, los de la primera etapa referidos a Boedo y Florida, o a la literatura gauchesca en la etapa posterior, prestan atención a las condiciones de la escritura, a los contextos históricos, sociales y culturales en que arraigan elecciones formales y aun aspectos psicológicos de los autores, a la formación del público, a los distintos circuitos de producción y de lectura, a la impronta de los textos extranjeros y de la voluntad nacionalista, y pueden ser vistos como realizaciones parciales o "momentos de condensación" que se proyectan hacia una historia social de la literatura.

Esto se hace particularmente evidente en los dos últimos libros mencionados, que tuvieron una amplia recepción en la crítica universitaria.4 El estudio sobre el criollismo, centrado en la producción de esas manifestaciones literarias entre 1880 y 1910, un período decisivo en las transformaciones de la sociedad argentina, presenta una rigurosa reconstrucción de los circuitos culturales letrado y popular, con sus públicos respectivos, en los que se destaca el crecimiento del segundo, y de sus zonas de contacto y de fricción. Prieto interpreta la exitosísima difusión de los folletos populares en función de una trama compleja de campos de lectura y redes textuales que trascienden el ámbito popular y alcanzan la cultura letrada, revelando así la diversidad de usos, apropiaciones y polémicas que generó el criollismo en el campo cultural. Más allá de la atención que la crítica había empezado a dedicar por entonces a las manifestaciones literarias de la cultura popular, los méritos de este libro provienen, en definitiva, de un método que se abstiene de cualquier reivindicación acrítica de las mismas, y que exige pensar esos materiales en las condiciones de lectura generadas por las transformaciones sociales y culturales del público lector en el período de entresiglos. En particular, el crecimiento demográfico producido por la inmigración y el aumento del número de lectores potenciales que resultó de las campañas de alfabetización. Esto quiere decir que los folletos criollistas, materialmente tan efímeros, son colocados en una red compleja que muestra la diversidad de significaciones que revistieron para los diversos sectores sociales que configuraban el campo cultural: objeto de condena para la élite dirigente; prenda de identificación para los sectores populares nativos; ejercicio festivo de asimilación para los inmigrantes, que tendían tanto o más que los nativos a identificarse con esos gauchos tremebundos que hablaban una jerga tan atravesada como la que ellos mismos hablaban. Esta lectura de la literatura criollista no solo renueva la de los textos más representativos del período recortado, como Martín Fierro, Juan Moreira, Santos Vega o El payador, sino que abre perspectivas de mayor alcance para investigar la persistencia y las transformaciones de un género que llegan hasta la literatura contemporánea, como se advierte, por ejemplo, en textos de Leónidas Lamborghini, de César Aira y de Roberto Bolaño.

Por último, Los viajeros ingleses y la emergencia de la literatura argentina es también un libro armado desde una perspectiva de cruce y sobre otro tema de amplia proyección: el de la relación entre un conjunto de textos producidos por los viajeros ingleses que visitaron la Argentina en los años veinte y treinta del siglo XIX y los que a partir de la generación del 37 formaron el núcleo inicial de la literatura nacional. Prieto construye con los textos de esos viajeros una serie, en cuyo origen coloca a un precursor fuerte: Humboldt, creador de los rasgos conceptuales y retóricos que le darán a esa serie su perfil: armonía entre el hombre y la naturaleza; peculiaridad del paisaje americano; mezcla de discurso utilitario y discurso estético; incrustaciones narrativas de peripecias personales; marcas de la subjetividad del narrador. Simétricamente, en el final de la serie, otra figura fuerte: Darwin. Entre ambos extremos despliega una red textual en la que se repiten imágenes que, pensadas inicialmente por europeos para lectores europeos, serán luego características en la representación de los escenarios, los paisajes y las figuras de los primeros románticos que buscaban crear una literatura nacional: la pampa como un mar; la lujuria de los bosques tucumanos; el espectáculo sublime de los Andes; el espectáculo brutal del matadero; el primitivismo del gaucho y del indio. Tópicos decisivos para el objeto central de este libro, el de las relaciones de los textos de Alberdi, Echeverría, Mármol y Sarmiento con los de los viajeros ingleses. Así, ya alejado de aquella inicial evaluación crítica que deploraba el "satelismo cultural", Prieto descubre el valor de la mirada extranjera en la emergencia de la literatura nacional.

Finalmente: calibrar con justicia la trayectoria de Prieto requiere ir más allá de registrar la excelencia de su actividad universitaria y de todas sus publicaciones. Requiere reconocer además una lección de sobriedad y una ética inclaudicable.

María Teresa Gramuglio
Universidad Nacional de Rosario

 

1 "La literatura argentina y su público. De antiguas pre­sunciones", Punto de Vista, nº 60, Buenos Aires, 1998.

2 Juan Carlos Portantiero, "Nuestra literatura y su público", Gaceta Literaria, nº 9, Buenos Aires, abril de 1957.

3 Para un análisis más completo sobre este plan, véase Nora Avaro, "Pasos de un peregrino. Biografía intelectual de Adolfo Prieto" (prólogo), en Conocimiento de la Argentina. Estudios literarios reunidos, Rosario, Editorial Municipal de Rosario, 2015.

4 Véanse, a modo de ejemplo, Carlos Altamirano, El discurso criollista…, en el Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana Dr. Emilio Ravignani, Buenos Aires, 1989, y la "Presentación" de Graciela Silvestri en el Dossier "Literatura, viajeros e historia del paisaje en la Argentina. Comentarios sobre el libro Los viajeros ingleses y la emergencia de la literatura argentina de Adolfo Prieto", Prismas. Revista de Historia Intelectual, nº 4, Bernal, Universidad de Quilmes, 2000.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons