SciELO - Scientific Electronic Library Online

 
vol.21 número2Analizando Los fundamentos: retrospectiva y reconsideraciónLa Revolución Soviética desde el exilio: Mijail Yaroshevsky índice de autoresíndice de materiabúsqueda de artículos
Home Pagelista alfabética de revistas  

Servicios Personalizados

Revista

Articulo

Indicadores

  • No hay articulos citadosCitado por SciELO

Links relacionados

  • No hay articulos similaresSimilares en SciELO

Compartir


Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.21 no.2 Bernal dic. 2017

 

Dossier: La Revolución Rusa en la historia intelectual latinoamericana

Presentación

 

Laura Prado Acosta y Ricardo Martínez Mazzola

UNAJ / UNQ
UBA / UNQ / CONICET

 

Los impactos del acontecimiento

El acontecimiento revolucionario de octubre de 1917 en Rusia impactó en los ámbitos político-ideológicos de todo el mundo, e interpeló la dimensión política de los intelectuales. Junto a las noticias, primero desconcertantes y poco confiables, sobre la toma del Palacio de Invierno y el proceso de consolidación soviético se profundizaron las discusiones en torno a tópicos como el antiguerrerismo, el antiimperialismo, el anticapitalismo y sobre las implicaciones de la puesta en marcha de una "dictadura del proletariado". Estos debates fueron ocupando el centro de las expresiones intelectuales ya conmovidas, a nivel global, por la magnitud de la destrucción generada por la Gran Guerra. El presente dossier no busca analizar el acontecimiento ruso, en su centenario, sino que se enfoca en indagar sus impactos en el contexto latinoamericano, en particular atendiendo a los modos en los que esa revolución afectó a las representaciones y las prácticas intelectuales y políticas en la región.

Se trata de centrar el análisis en las estrategias de incorporación de los temas y las preocupaciones generadas por la Revolución Rusa en los ámbitos político-intelectuales locales. Así, los sucesos rusos son enfocados a través de agentes locales que los utilizaron para dirimir sus propias disputas. Estos actores latinoamericanos interpretaron el cambio revolucionario, y emprendieron, en consonancia, y con la efervescencia de este "inicio de siglo", otros procesos de cambio en sus formas organizacionales y en sus modos de autopercibirse como intelectuales en relación con la política. Los doce autores convocados para este dossier son, en algunos casos, especialistas en los comunismos de la región, y, en otros, investigadores dedicados a indagar escenarios intelectuales como la política universitaria o las redacciones de revistas académicas y culturales, que han problematizado el rol que en esos espacios jugó la Revolución Rusa. Con distintas estrategias y preocupaciones, los ensayos que componen el dossier recorren, por un lado, un espectro político que contiene tanto al sector que adhirió a la III Internacional comunista y fundó los nuevos partidos comunistas como al socialismo que se mantuvo crítico y alejado de tal ruptura. Asimismo, atienden a espacios de la cultura de derechas conservadoras que también se vieron movilizados por la revolución y debieron fundamentar sus críticas al bolchevismo posicionándose en el debate por la cuestión social. Por otro lado, otro grupo de trabajos se concentra en los modos en que el acontecimiento ruso permeó en el ámbito académico, en los itinerarios de intelectuales y en revistas culturales. En conjunto, los trabajos abordan aspectos que han sido poco atendidos por la historiografía tradicional sobre comunismos, que, al considerar a Latinoamérica como la "periferia extrema" del entramado de la III Internacional, ha estado mayormente atenta a los actos de obediencia respecto de órdenes de emitidas por Moscú. En cambio, la perspectiva que hilvana los trabajos, ligada a la nueva historia intelectual, se orienta a correr el eje del problema de dilucidar si los desarrollos político intelectuales locales fueron reproducciones fieles o distorsiones de modelos ideales exógenos, para centrarlo en atender a las tramas textuales y contextuales que forjaron sentidos de la acción y del pensamiento en la región.

En esta búsqueda renovadora se encuentra, por ejemplo, el trabajo de Roberto Pittaluga, quien se detiene en una figura específica del proceso de incorporación de informaciones e interpretaciones sobre la revolución en Rusia: la del exiliado traductor. El autor de Soviets en Buenos Aires1 investigación esencial sobre los canales de conexión entre la Revolución Rusa y el mundo político-intelectual porteño– profundiza, para este dossier, en el itinerario de Mijail Yaroshevsky y en su rol de difusor e intérprete del fenómeno revolucionario ruso. Desde febrero de 1917, los escritos del exiliado ruso abarcaron la prensa partidaria socialista pero también revistas como Nosotros, enmarcada en un espacio intelectual amplio y receptivo de la novedad rusa.

La atención al rol mediador de las agencias de noticias también se encuentra presente en el ensayo de Milda Rivarola sobre el impacto de la Revolución Rusa en el Paraguay. Su trabajo se centra en la creación de un partido comunista que buscó adherir a la III Internacional comunista, a través de su relación con el Secretariado Sudamericano y su dirigencia. En este caso, a través de la prensa partidaria se presentan las particularidades que acompañaron a las tres fundaciones del comunismo paraguayo. Su eclecticismo y la variedad de figuras que integraron la prensa partidaria riñeron con las dirigencias argentinas a cargo de la sección sudamericana de la Internacional. En particular, Rivarola resalta que el tópico antiguerrero generó enfrentamientos entre la dirigencia nacional y la regional, principalmente cuando se produjo, ya en los años treinta, la Guerra del Chaco.

También el trabajo de Dainis Karepovs sobre el Brasil atiende a los avatares del surgimiento del comunismo partidario. En particular, su análisis se detiene en las tensiones provenientes de los espacios sindicales y en los problemas que suscitó la incorporación de los cambios organizacionales, propuestos por las veintiuna condiciones leninistas, en una geografía extendida y compleja como la brasileña. Así, Karepovs también recorre las dificultades de la nueva organización para insertarse en la Internacional comunista, y el rol activo que desempeñaron los partidos y los dirigentes del secretariado sudamericano en la adaptación y concreción de tal afiliación.

Por su parte, el análisis de Gerardo Caetano sobre el impacto de la Revolución Rusa en el Uruguay se centra, en cambio, en el itinerario de Emilio Frugoni, una de las figuras dirigentes y primer diputado del partido socialista uruguayo, indagando en los modos en los que lidió con los cuestionamientos y las rupturas que se fomentaron en ese espacio político. Los desacuerdos en torno al destino del gobierno provisional ruso de Kerensky y, principalmente, respecto de la firma del armisticio de Brest-Litovsk por parte de Trotsky y los bolcheviques, fomentaron y funcionaron como catalizadores de una lucha partidaria local, que encontró en Eugenio Gómez al vocero de la tendencia "nueva" que adhería, entre otras formulaciones, al antiguerrerismo.

Caetano reconstruye las vicisitudes del proceso en el cual se delineó el bipartidismo de las izquierdas uruguayas.

En esa dirección se orienta también el trabajo de Patricio Geli sobre el caso argentino. Geli ofrece un minucioso análisis del modo en que la dirigencia del partido socialista se posicionó frente a la Gran Guerra. Señala que fueron las dinámicas interpretativas, fluctuantes, en torno a los debates sobre el pacifismo y la necesidad de fundar una institucionalidad democrática para Rusia luego de la Revolución de febrero de 1917 las que delinearon las posiciones socialistas ante la Revolución Rusa. El trabajo de Geli se destaca por su atención a las herramientas conceptuales que los socialistas argentinos usaron para enfrentar los desafíos de una realidad política-estatal local de la que formaban parte, como miembros elegidos por el voto popular.

Estos trabajos, centrados en los procesos de creación de los partidos comunistas y en los desafíos que la Revolución Rusa produjo en los socialismos en la región, se complementan con aquellos atentos a ámbitos más específicamente intelectuales, como las revistas culturales. Este es el caso del trabajo de Carla Galfione sobre Revista de filosofía, que indaga en los modos en que un sector de intelectuales, ligados al magisterio de José Ingenieros, se refirieron a la Revolución Rusa como un recurso para establecer una posición en el naciente campo de la filosofía académica. Así, la revista, que ha sido considerada expresión del positivismo de inicios de siglo, adquiere otro matiz, al tiempo que figuras tan diversas como Julio V. González y Kantor tematizaron y sentaron sus posturas frente al acontecimiento ruso.

Como lo señala Galfione, este es solo un caso en una constelación de revistas que han sido del mismo modo interpeladas y que disputaron por plasmar un sentido con el cual enfrentar las pugnas políticas, intelectuales y también sociales del ámbito local. Mariela Rubinzal, por ejemplo, ha indagado en otra zona de publicaciones periódicas, la de la cultura decadentista de derecha, y ha analizado cómo la tradición contrarrevolucionaria incorporó imágenes e interpretaciones sobre el proceso ruso para, a través de un juego de espejos, establecer su paralelismo con la creciente conflictividad social argentina. De acuerdo con la autora, el temor a "los obreros con revólveres" y a las "turbas desenfrenadas" no llevó, sin em bargo, solamente al pedido de mayor represión sino que promovió una serie de discusiones y pronunciamientos por parte de figuras como Gustavo Franceschi en favor de atender los problemas sociales, con el fin de evitar la "tiranía del proletariado".

El aporte de Natalia Bustelo se basa en su reconstrucción de las interacciones entre el proceso de Reforma Universitaria -que, como es sabido, se inició en la provincia de Córdoba pero tuvo fuertes repercusiones latinoamericanas- y las recepciones de la Revolución Rusa entre los estudiantes porteños. Bustelo recorre los distintos sectores del mundo de la política universitaria, indaga en sus debates, sus prácticas, publicaciones, estrategias organizacionales, viajes, etcétera. Así, analiza, por ejemplo, la formación de la publicación Bases, "tribuna de la juventud" que al tiempo que saludó a la Revolución Rusa reivindicó el legado de la Generación del 37 y, desde su juvenilismo, presionó a las dirigencias del ps para que aceptaran las veintiuna condiciones organizacionales de la Internacional comunista. En estos espacios universitarios y políticos, Bustelo encuentra las claves con las que el movimiento estudiantil se incorporó a la cultura de izquierdas.

Los trabajos de Martín Bergel y Elvira Concheiro indagan en los itinerarios de dos figuras centrales del denominado "marxismo latinoamericano", por un lado, José Carlos Mariátegui, y, por otro, David Alfaro Siqueiros. El análisis de Bergel sobre el intelectual peruano se diferencia de las lecturas tradicionales sobre esta figura, que –centradas en sus célebres Siete ensayos– lo posicionaron como un pensador del problema nacional e indígena. Bergel agrega otros aspectos incitantes; ampliando el punto de miras, atiende a las alusiones de Mariátegui a la Revolución Rusa y las inscribe en una búsqueda intelectual y de acción política, cuyo "impulso" llevó a este vital pensador a trascender Lima para tornarse un analista global. Pero no solo eso, tal búsqueda y sus intereses respecto de los procesos de modernización incluyeron un posicionamiento en torno a la conexión entre vanguardismo estético y político. Así, Bergel muestra cómo el intelectual peruano indagó en uno de los más ricos aspectos de las derivas de la Revolución Rusa: su tormentoso vínculo con las vanguardias artísticas.

Ese mismo cruce entre arte y política alumbrado con la Revolución Rusa fue el que convocó a Siqueiros, una de las figuras más complejas y activas del entramado de artistas que se hizo comunista en Latinoamérica. Elvira Concheiro, desde su experiencia en el estudio de la historia del comunismo latinoamericano, aborda el recorrido de este artista mexicano atendiendo a su peculiaridad y a sus rasgos "rebeldes": sus antecedentes como combatiente en la Revolución Mexicana, su destacado rol como artista muralista en el grupo convocado por José Vasconcelos, su gestión como secretario general del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores, Escultores, su fuerte presencia en la estructura partidaria del comunismo mexicano; y también aborda los problemas que le ocasionó tal rebeldía, como, por ejemplo, su período de expulsión partidaria. A través del análisis de esta figura, Concheiro logra establecer un vínculo entre la Revolución Rusa y la latinoamericana Revolución Mexicana, considerando que por momentos se produjo entre ellas un diálogo a través del fluir de "imágenes, creaciones y expectativas".

Por último, los ensayos de Manuel Loyola y de Augusto Piemonte indagan sobre diferentes aspectos del legado leninista en Chile y en la Argentina. El investigador chileno se propuso realizar un arqueo de los textos traducidos y publicados en forma de libro con autoría de Lenin en Chile. Loyola propone, así, un análisis extendido temporalmente que encuentra en esa temporalidad las claves de las incidencias del pensamiento leninista en el espacio político de las izquierdas chilenas. Recurriendo a estrategias metodológicas cuantitativas de la sociología de la cultura, Loyola propone una búsqueda de los indicios que ofrece la investigación del mundo editorial para la comprensión del entramado político intelectual chileno.

Por su parte, Augusto Piemonte indaga en uno de los legados conceptuales del pensamiento leninista: su antiimperialismo. Piemonte se propone establecer los modos en los que las publicaciones periódicas y las dirigencias partidarias comunistas argentinas utilizaron los textos y los conceptos leninistas para forjar y consolidar sus posiciones político-intelectuales. De acuerdo con Piemonte, desde la publicación de "El imperialismo, fase superior del capitalismo" de Lenin en La correspondencia sudamericana –órgano de prensa del secretariado sudamericano de la Internacional comunista–, pueden rastrearse los modos en que este concepto fue utilizado como herramienta de fortalecimiento de Victorio Codovilla y de sus interpretaciones políticas, en particular, acerca de la penetración imperialista británica y norteamericana en Sudamérica. Estas intervenciones fueron canales para que Codovilla ofreciera fórmulas políticas de frente único a los comunistas latinoamericanos pero también le permitieron "moldear la mirada de Moscú en torno de una supuesta realidad tipificada para el conjunto de los países latinoamericanos".

Al tematizar el rol de los mediadores, viajeros, exiliados, intérpretes, traductores, delegados, etc., se pone de manifiesto la complejidad de las interacciones y las espacialidades, así como su influencia en los sentidos de las prácticas y las representaciones político intelectuales. Los trabajos reunidos se alejan de la idea de una recepción pasiva, en el sentido de "reproducir lo que es dado", y muestran un proceso activo y múltiple de selecciones y adaptaciones, en el cual se combinaron los intereses de los actores locales con las posibilidades abiertas por los acontecimientos foráneos. Esta mirada es también diacrónica, atenta a las dinámicas de rivalidades, alianzas y a juegos de posicionamiento que no estuvieron predestinados sino que se produjeron en un diálogo epocal.

Temporalidades y espacialidades en las lecturas de la Revolución Rusa

En su temprano análisis sobre los acontecimientos revolucionarios en Rusia, Antonio Gramsci puntualizó aspectos problemáticos que acompañaron a las interpretaciones de tal revolución. Por un lado, señaló la conmoción que "octubre" causó en las filas de las social-democracias marxistas a nivel global; por otro, resaltó la importancia de factores nuevos, inesperados, ligados a las interpretaciones de la Gran Guerra, al rol de la figura de Lenin y a sus posturas antiguerreristas y antiimperialistas: "La Revolución de los bolcheviques está más hecha de ideología que de hechos (por eso, en el fondo, importa poco saber más de lo que sabemos ahora) [...] Marx ha previsto lo previsible. No podía prever la guerra europea".2 Sin embargo, la impronta gramsciana en el modo de "mirar" la Revolución Rusa desde fuera de Rusia, atenta a su importancia ideológica y a la importancia de la voluntad del sujeto, distó de imperar en el emergente comunismo asociado a la III Internacional.

En cambio, tuvieron mayor pregnancia las definiciones de quien se erigió como el cuerpo de la "revolución cumplida".3 En 1924, Stalin se pronunció sobre lo "nuevo" que había aportado la revolución en términos políticos e intelectuales. En su análisis "Sobre los fundamentos del leninismo" observó lo esencial de la obra de Lenin: "El leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de la revolución proletaria. O más exactamente: el leninismo es la teoría y la táctica de la dictadura del proletariado".4Así, la noción de dictadura del proletariado, que remitía a la violencia potencial de un período de transición acotado, al calor del proceso de formación del Estado soviético, sirvió para expresar la concreción "real" del socialismo. Esta resignificación del concepto fue, por un lado, el núcleo de las alertas por parte de las fuerzas conservadoras, cuyo anticomunismo se centró en denunciar sus excesos y fantasmas; por otro lado, fue la noción que generó mayores reticencias por parte de los socialistas marxistas; y, asimismo, marcó a fuego las subjetividades de quienes se vieron interpelados, en términos de Alain Badiou, por la "pasión por lo Real".5

Si la resignificación de la idea de dictadura del proletariado fue una de las grandes fuentes de discordias a lo largo del siglo XX, otros conceptos, ligados al leninismo, fueron los que "hechizaron6 a los sectores intelectuales; en particular, el antiguerrerismo y el anti-imperialismo denuncialista de las guerras como conflictos interimperialistas fueron los que mejor dialogaron con las tradiciones del pensamiento latinoamericano. De igual modo la exaltación de la condición proletaria de la Revolución Rusa influyó en un contexto regional cuya sensibilidad se veía crecientemente afectada por las tensiones relativas a la denominada "cuestión social". Estos aspectos forman parte de los recorridos temáticos que han sido abordados por los autores convocados, que indagaron en algunos de los efectos y los desafíos que produjo en la región el marxismo-leninismo y la nueva subjetividad militante que acompañó su aparición epocal.

Este dossier forma parte de un amplio cambio historiográfico que ha buscado devolverle el rango histórico a un tema que, luego de 1989, parecía cristalizado en una definición unívoca, cuya sinécdoque era el gulag estalinista, a la vez que era asociado a un mentado fin de la historia y [del] último hombre.7 En cambio, el objetivo ha sido, en este caso, indagar en las múltiples formas con las que el acontecimiento fundante del comunismo leninista se incorporó en las historias político-intelectuales de una región no-comunista como la latinoamericana. Este terreno de estudios ha requerido una reflexión sobre las temporalidades y espacialidades que le son específicas, y un análisis que integre y problematice el rol activo de las figuras mediadoras y los modos en que estas funcionaron como prismas a través de los cuales se entablaron diálogos con los problemas y los desafíos de la historia intelectual regional.

 

Notas

1 Roberto Pittaluga, Soviets en Buenos Aires, la izquierda de la Argentina ante la revolución en Rusia, Buenos Aires, Prometeo, 2015.

2 Antonio Gramsci, "La revolución contra Capital", en Antología, selección, traducción y notas de Manuel Sacristán, Buenos Aires, Siglo XXI, 2017, pp. 34-35.

3 El sintagma es de Sheila Fitzpatrick, en La revolución rusa, Buenos Aires, Siglo XXI, 2015.

4 J. Stalin, "Sobre los fundamentos del leninismo. Conferencia pronunciada en la Universidad Sverdov a comienzos de abril de 1924", en Cuestiones del Leninismo, Moscú, Editorial del Estado de Literatura Política (ediciones en lenguas extranjeras, 3ª ed.), 1946.

5 Alain Badiou, El siglo, Buenos Aires, Manantial, 2005.

6 Tomamos el término de François Furet, El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea comunista en el Siglo XX, México, Fondo de Cultura Económica, 1996.

7 Francis Fukuyama, El fin de la historia y el último hombre, Buenos Aires, Planeta, 1995.

Bibliografía

Badiou, Alain, El siglo, Buenos Aires, Manantial, 2005.

Fitzpatrick, Sheila, La Revolución Rusa, Buenos Aires, Siglo XXI, 2015.

Fukuyama, Francis, El fin de la historia y el último hombre, Buenos Aires, Planeta, 1995.

Furet, François, El pasado de una ilusión. Ensayo sobre la idea comunista en el Siglo XX, México, Fondo de Cultura Económica, 1996.

Pittaluga, Roberto, Soviets en Buenos Aires, la izquierda de la Argentina ante la Revolución en Rusia, Buenos Aires, Prometeo, 2015.

Fuentes

Gramsci, Antonio, Antología, Selección, traducción y notas de Manuel Sacristán, Buenos Aires, Siglo XXI, 2017.

Stalin, José, Cuestiones del Leninismo, Editorial del Estado de Literatura Política (ediciones en lenguas extranjeras, 3ª ed.), Moscú, 1946.

Creative Commons License Todo el contenido de esta revista, excepto dónde está identificado, está bajo una Licencia Creative Commons