En 1952, antes de participar en la organización de la carrera de Sociología en la Universidad de Buenos Aires, Gino Germani publicó en el Boletín del Instituto de Sociología el texto “Una década de discusiones metodológicas”. Se trata de un diagnóstico acerca de la situación de la disciplina en la Argentina elaborado a partir de la comparación con el caso norteamericano. Germani sostiene que en la tradición latina adoptada en el país no se enfrenta el problema de la verificación, ya que lo que se acuerda en llamar “sociología”, en esa lectura, ni siquiera llega a plantearse tal cuestión. Dicha situación sería reflejo de una adhesión tácita: la filiación a cierta tradición que, aceptando la división entre ciencias naturales y ciencias del espíritu, ubica a la sociología entre las segundas, y así la priva del contacto con métodos experimentales. En sus propios términos, ello reflejaría “la dificultad de llegar a una problemática de este tipo [verificación] para aquellos que se mueven dentro de la tradición alemana”.1
En este artículo se plantea la hipótesis de que, más allá de la muy debatida crítica a la tradición alemana y de la vinculación de Germani con las tesis de la sociología norteamericana, la reivindicación de la actitud intelectual y de la figura profesional del sociólogo estadounidense, que se advierte a partir de las traducciones y ediciones que Germani propone, es en sí misma una toma de posición práctica en la escena intelectual argentina.2 Además de dirigir la colección Biblioteca de Psicología Social y Sociología de la editorial Paidós, Germani se desempeñó a partir de 1957 como mediador de la publicación oficial del Instituto de Sociología, los Cuadernos de Sociología, a la que este artículo se dedica. Desde una perspectiva comparativa con su congénere anterior (el Boletín del Instituto de Sociología), el análisis de esta publicación pretende brindar elementos para la composición de una cartografía de la circulación de los referentes teóricos de la sociología alemana y la estadounidense en la Argentina. Sugiero que por medio de este procedimiento es posible visualizar las estrategias de publicación que dieron cabida a la inserción de nuevos referentes en el universo sociológico argentino y, comparativamente, analizar el paralelismo entre la ubicación de Germani en una posición central en el campo de la sociología argentina y la ubicación de la sociología norteamericana en una posición correlativa en el espectro mundial de la disciplina, una tendencia que había comenzado en la década de 1940 y que se acentuaría en la siguiente.3 Este estudio se apoya en el planteo de que el editor y, en este caso, el traductor son responsables de la existencia pública del texto,4 y es por ello que se debe considerar la posición estructural de la actividad editorial de Germani así como la correlativa importación de prestigio que se efectuó a partir de las actividades de traducción y divulgación.5
Vinculados ambos al Instituto de Sociología de la Universidad de Buenos Aires,6 los Boletines del Instituto de Sociología y los Cuadernos del Instituto de Sociología corresponden, analíticamente, a dos etapas de la sociología argentina. En el caso de los Boletines, se trata de un período anterior a la institucionalización de la carrera de Sociología, cuando las cátedras dedicadas a temas sociales eran dictadas por diletantes.7 Con la dirección del historiador Ricardo Levene a partir de 1942, el Boletín pretendía fomentar, como se dice en el acta de fundación, “la intensificación de los estudios sociales en el dominio de la ciencia pura, siguiendo las corrientes del pensamiento sociológico contemporáneo y la investigación de la realidad social argentina y americana, en el campo de la ciencia aplicada”.8 El Boletín funcionaba como un vehículo de divulgación de los trabajos del Instituto, publicando investigaciones en marcha y actuando como punto de comunicación entre el Instituto de la Universidad de Buenos Aires y sus pares continentales. Ese primer conjunto de publicaciones, por lo tanto, corresponde en su mayoría a la gestión de Ricardo Levene y abarca desde 1942 hasta 1947. Tras una interrupción y ya en la gestión de Alfredo Poviña,9 se publicaron en el formato del Boletín las actas del Congreso de la Asociación Latinoamericana de Sociología (ALAS)10 de 1951. En 1957, se retoma la publicación, que es rebautizada con el nombre de Cuadernos de Sociología y que funcionaría, en los años siguientes, como órgano oficial del Instituto y de la carrera de Sociología, bajo la dirección de Gino Germani.
El papel de Germani en la formación de la carrera de Sociología en la Universidad de Buenos Aires está bastante documentado.11 Junto con José L. Romero, interventor designado para la normalización de la autonomía universitaria, Germani comenzó a organizar lo que sería en 1957 la primera carrera de Sociología. El interés estudiantil junto al empeño del rector y el entusiasmo de Germani contribuyeron a que la iniciativa estuviese en la delantera del proceso de reorganización universitaria que tuvo lugar tras el fin del gobierno peronista. Más aun, es importante tener en cuenta que en el caso de las carreras más antiguas y, por lo tanto, con mayor prestigio en el campo universitario, como las de Historia y Filosofía, su capacidad de renovación se veía limitada a causa de la reincorporación de los profesores que habían sido expulsados de las cátedras en la década anterior. Considerando, entonces, la relevancia de ese marco institucional en la consolidación de la Sociología como carrera universitaria, analizo a continuación algunos datos acerca de la composición de los Boletines y de los Cuadernos que permitirán observar ciertos matices en los procesos de edición, traducción y circulación de los referentes inaugurales de lo que sería conocido como el proyecto de la “sociología científica”.
En la gestión de Levene, en la que Germani se ocupaba del área de los análisis cuantitativos, se publicaron seis números, de modo ininterrumpido entre 1942 y 1945, y posteriormente en 1947, además de un número especial, en 1952, bajo la dirección de Poviña, que consistía en un compendio de las actas del Congreso mencionado. A pesar de la discontinuidad, las dos publicaciones pueden ser consideradas institucionalmente contiguas, lo que se pone en evidencia, por ejemplo, en la publicación de Gino Germani con Ruth Sautu,12 en la que se dice que los Cuadernos pretenden continuar el Boletín del Instituto de Sociología. En las gestiones de Levene/Poviña, los autores que dictaban materias de sociología y/o estaban identificados como sociólogos formados representaban el 44,3% (35 de un total de 79); con Germani, el número pasa a 83,3%. En el caso de Germani, de las veinticuatro publicaciones analizadas veinte son de sociólogos de oficio. Considerando que la inexistencia de carreras de Sociología en la Argentina influye en ese número, sugiero que es posible plantear preguntas de otra naturaleza con respecto a ese material con el propósito de estimar los cambios editoriales destacados, en particular los que inciden en el número de autores traducidos y, principalmente, en el origen de esas traducciones en términos de consagración internacional.
En la gestión Levene/Poviña hay una traducción del inglés y dos artículos que no están en español y que son comunicaciones del Congreso de la ALAS, uno en portugués y otro en italiano. Con Germani, diez de los veinticuatro artículos son traducciones del inglés de textos de autores como Parsons y Lippit; algunos de ellos, inclusive, traducidos especialmente para su publicación en los Cuadernos. Además, la mayor parte de los textos de no argentinos publicados en la gestión de Germani presenta dos características: con la excepción de C. B. Joynt, todos los autores habían pasado en algún momento por universidades norteamericanas (el propio Lévi-Strauss figura en una coautoría con Radcliffe Brown, de la Universidad de Chicago y de Oxford), y gran parte de los que no son estadounidenses, como Zilsel, se habían exiliado en los Estados Unidos o se habían insertado en las universidades norteamericanas durante la Segunda Guerra y el nazismo. Otra característica es que en los artículos de autores extranjeros predominan las traducciones y no las colaboraciones inéditas, como, por ejemplo, el texto de Parsons y J. Sprott que inaugura los Cuadernos: “La teoría de la acción social”.
En cuanto al enfoque temático, en la gestión de Levene/Poviña, de las 79 publicaciones, 19 están dedicadas a la sociología argentina y a temas argentinos, como revisiones historiográficas o análisis urbanos de la capital, 34 a la sociología latinoamericana, en particular a problemas metodológicos y de institucionalización continental, 6 se refieren al pensamiento europeo (Francia, Alemania e Italia) y solo 3 de ellas mencionan la sociología norteamericana. Además, hay 17 artículos agrupados como sociología formal. En la gestión de Germani, de 24 artículos, hay 21 dedicados a la sociología teórica, 1 sobre sociología argentina, 1 sobre sociología norteamericana y 1 referido a la sociología europea: “Prehistoria de la sociología del conocimiento: Bacon y Dilthey” (escrito por I. Horowitz). Aún en la gestión de Levene, una de las prioridades de Germani, la constancia de trabajos de orientación empírica, adquiere mayor relieve incluso en sus elecciones editoriales: antes de Germani, de 79 estudios, 5 eran deliberadamente empíricos (6,32%) y, de ellos, 2 del propio Germani. En la gestión de Germani, los declaradamente empíricos son 6 de un total de 24.
La actualización teórica que se observa en los Cuadernos indica que, más que un cambio en la orientación de las tesis, la mayor renovación se da en el plano institucional: mayor número de sociólogos profesionales, mayor cantidad de traducciones del inglés y mayor flujo de los nombres dominantes en el circuito internacional de la disciplina. Esa lectura permite que el proyecto llevado a cabo por Germani no se agote en una trasposición de los referentes norteamericanos hacia la Argentina (como eventualmente señalaron sus críticos), ni tampoco en una iniciativa únicamente modernizadora en el sentido institucional (visión que no podría sostenerse dada la heterogeneidad de la actividad de Germani como un todo y no solo en los Cuadernos).13 Por el contrario, su trabajo editorial se muestra como el sismógrafo de un cambio de referencias más amplio que una mera revisión de las tesis: las elecciones editoriales y los trabajos de traducción que diferencian las dos etapas de la publicación confluyen en la afirmación de Mannheim de que nunca se defienden solo tesis, sino siempre, de modo paralelo, un mundo donde las tesis estén en casa.14
Más aun, considero que el cambio del perfil de la publicación, así como las distintas estrategias de traducción que lo sostienen, señalan justamente un cambio en la posición del campo que responde a la trayectoria institucional de Germani: de marginal en la gestión de Levene a dominante en el contexto de la organización de la carrera a partir de 1957. Considerando las implicaciones institucionales de su proyecto, por lo tanto, las elecciones editoriales de Germani parecen indicar menos una adhesión irrestricta a la sociología norteamericana que el propósito de proyectar el punto de vista sociológico en el centro de una universidad que se actualiza dentro de los criterios de los principales patrones de investigación internacionales.
El cambio en la composición de las referencias del origen de los autores traducidos funciona, en virtud de la promoción editorial de autores consagrados en el polo dominante (la sociología norteamericana), como una eficiente transmisión de prestigio de carácter legitimador,15 lo que resulta fundamental para que la sociología pueda proyectarse, en relación con la historia y la filosofía, como un discurso autorizado. Así, la traducción de obras pertenecientes a la tradición de la sociología norteamericana opera, paralelamente, como autoconsagración y, en términos analíticos, como sismógrafo16 de la reconfiguración del campo intelectual argentino, al tiempo que da cuenta de la renovación del espacio de posibilidades17 de la sociología. Se trata de tres procesos correlativos: la proyección de la sociología norteamericana a nivel internacional -a la par que el inglés se convertía, paulatinamente, en la lengua hegemónica, de modo que traducir del inglés significaba vincularse con un idioma en vías de consagración-,18 la proyección de la sociología como disciplina fundamental de la organización de la universidad argentina después del peronismo y, por último, la proyección de Germani hacia la posición dominante en la sociología argentina. Considerando la relación fiduciaria entre esos niveles, las elecciones editoriales adquieren un significado específico y revelan una importante interfaz internacional del proyecto de Germani, a partir de la cual se afianza su lugar prominente en el plano nacional, incluso en un nivel extrateórico, en virtud de la filiación a la poderosa “sociología norteamericana”.