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Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.23 no.1 Bernal ene. 2019

 

Reseñas

Lilia Moritz Schwarcz, El espectáculo de las razas. Científicos, instituciones y cuestión racial en el Brasil, 1870-1930

Magdalena Candioti* 

*CONICET-Instituto Ravignani / Universidad Nacional del Litoral

Moritz Schwarcz, Lilia. El espectáculo de las razas. Científicos, instituciones y cuestión racial en el Brasil, 1870-1930. Bernal: Universidad Nacional de Quilmes, 2017. 352p.

Mientras miraba el Museo Nacional de Río de Janeiro arder y consumirse no podía dejar de pensar en este libro. A través de él conocí por primera vez la historia del museo, su nacimiento imperial, su rol como institución científica, su centralidad en la creación de una memoria nacional. En el momento de incendiarse, el Museo era más que eso, era además un centro de formación de posgrado, y se transformó también en lo que la propia Schwarcz llamó “la metáfora fácil, un retrato de la situación vigente de un país que no cuida de su historia, de su memoria”.(1)

El espectáculo de las razas es un libro pionero y señero. Es una obra que abordó de forma original la historia de los discursos raciales en el Brasil y su encuadre institucional. Abrió así toda una agenda renovada de indagaciones sobre la construcción de instituciones, la edición de revistas y el estudio de las formas en las que los intelectuales pensaron el Brasil en términos raciales, políticos y sociales. Es por ello que no podemos sino celebrar la iniciativa de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ) de traducirlo. No es una sorpresa que la publicación se haya realizado en la colección Intersecciones, dirigida por Carlos Altamirano, ya que las colaboraciones entre la autora y el Centro de Historia Intelectual (CHI) de la UNQ tienen un fecundo recorrido.

Lejos de haber perdido actualidad e interés casi 24 años después de su primera edición en portugués, el libro conserva su triple carácter de guía de las doctrinas raciales del siglo XIX (de Gobineau a Darwin pasando por Agassiz), de modelo metodológico sobre el análisis de instituciones, revistas e intelectuales, y, particularmente, de original interpretación de las formas en las que los intelectuales brasileños articularon raza, política y nación entre la independencia, producida en 1822, y la caída de la República vieja, en 1930. En verdad, el título del libro postula 1870-1930 como el período abordado, pero el análisis que realiza la autora transgrede dichas fechas (dado que muchos de los establecimientos analizados tuvieron origen a inicios de siglo XIX) dando lugar a una historia larga de los intelectuales, las élites y sus espacios de interlocución en el Brasil.

El espectáculo de las razas se presenta como una “historia social de las ideas” y una “historia constructivista de la ciencia” (p. 27). Su objetivo es reconstruir la relevancia y las variaciones en la utilización de teorías raciales en el Brasil en el período señalado. El libro es el resultado de la tesis doctoral que Schwarcz, historiadora, realizó en Antropología. En este cruce de disciplinas, la autora señala que el estudio de los argumentos raciales, hasta fines de los ’80 e inicios de los ’90 (cuando su investigación doctoral se desplegó) había sido largamente minimizado en el país y que cuando comenzaron a ser abordados se los estudió bajo el supuesto de que las producciones locales eran meras exportaciones e imitaciones de modelos europeos, balbuceos esquemáticos, sin originalidad y por tanto irrelevantes. Al tomarse en serio la construcción histórica del concepto de raza y sus usos, Schwarcz logra mostrar su centralidad y su carácter de significante constantemente renegociado y experimentado.

Se trata entonces de una historia intelectual pero también de una historia política con un anclaje social ya que la autora da cuenta permanentemente de los perfiles sociales de los agentes que se nuclean en torno a los distintos tipos de instituciones y, al mismo tiempo, articula esas instituciones con los tipos de discursos que allí tienden a producirse. Schwarcz demuestra que las miradas de los miembros de museos, institutos y facultades no nacían de meras especulaciones teóricas sino que se articulaban con una serie de imperativos y configuraciones políticas, económicas y regionales.

En este sentido, el libro es también una historia comparada, ya que Schwartz reconstruye los rasgos de cada institución, de sus publicaciones y de sus miembros, hilvanando su inscripción regional y política. Dibuja, de este modo, un panorama complejo e integrado de la construcción de la nación y la ciencia en el Brasil, reposicionando el lugar de los discursos raciales en ambos procesos.

En el primer capítulo, la autora traza un panorama general del comienzo de las instituciones científicas en el Brasil tras la instalación de los Braganza en 1808 y, especialmente, desde el retorno del rey João VI a Portugal y la declaración de independencia. Contrasta así el perfil relativamente homogéneo en términos de carrera y formación de ese primer grupo de intelectuales, con el más heterogéneo -social, profesional y regionalmente- de quienes hicieron ciencia desde 1870. La transformación, muestra la autora, se vinculó estrechamente con la aceleración de la inmigración, la urbanización, el auge cafetalero paulista y la ley de vientre libre, que aceleró la posibilidad de emancipación de los afrodescendientes. De la mano de estos procesos, también el panorama institucional se transformó y la ciencia se afirmó, primero como “moda” y más tarde como práctica y método. Esa moda entraría por medio de la literatura, para plasmarse luego en la creación de un grupo que se percibiría como “hombres de ciencia” (contrarios a los “hombres de letras”).

Estos intelectuales buscaron establecer explicaciones globalizantes retomando modelos evolucionistas, realizando interpretaciones eclécticas y creando una forma materialista y secular de comprensión del mundo (p. 58). Este proceso, como señalamos, había sido pensado en términos de imitación y en clave difusionista. Schwarcz destaca que lo que importa es pensar “en la originalidad de la copia”, en el trabajo de selección de textos y de apropiación llevado adelante por los pensadores brasileños.

El segundo capítulo contiene un recorrido por las teorías raciales decimonónicas. Schwarcz reconstruye los debates entre poligenismo y monogenismo como formas alternativas de pensar el origen del hombre, y señala su predominio respectivo en la antropología y la etnografía (y en sus instituciones), muestra la centralidad del “mestizaje” en estas producciones y discute algunas de las implicaciones políticas de estas lecturas. Los siguientes capítulos despliegan un recorrido intelectual e institucional de carácter comparado en el que el trabajo de archivo y las habilidades hermenéuticas de la autora se destacan.

El siglo XIX -enfatiza la autora- se destacó como el “siglo de los museos” (enraizado en una “explosión del espíritu conmemorativo”, (p. 96) y la década de 1890 fue la “era brasileña de los museos” (p. 99). En el tercer capítulo Schwarcz aborda historia, perfil y publicaciones de tres de tales museos: el Museo Nacional de Río de Janeiro (creado en 1808), el Museo Paulista o de Ypiranga y el Museo Paraense Emilio Goeldi. Allí se caracterizan los diversos modelos de museo que ellos representaron, de gabinetes de curiosidades a establecimientos de colección, clasificación e investigación; de instituciones de celebración del Imperio o de élites regionales a plataformas de expediciones extranjeras. Schwarcz estudia el papel determinante de los directores, las disciplinas y las orientaciones dominantes en cada una de sus revistas, y presenta incluso cuadros donde clasifica y cuantifica los tipos de enfoque y disciplina dominantes. Esa misma combinación de análisis institucional, de elencos y de orientaciones la realiza, en el capítulo cuarto, en relación a los Institutos Históricos y Geográficos. Ellos fueron otro espacio clave de producción de relatos sobre la nación y de disputa sobre el rol y el peso de cada región en ellos. Schwarcz describe y contrasta las labores del Instituto Histórico y Geográfico Nacional (de Río de Janeiro) -signado por su vinculación con el círculo ilustrado imperial-, el de San Pablo -marcado por su nacimiento republicano-, y el Instituto Pernambucano -preocupado por sostener la grandeza en decadencia de la región nordeste-. Estos rasgos se tradujeron en el diverso perfil socio-económico y profesional de sus miembros, en el predominio de ciertos temas y períodos en los artículos de sus revistas y en el rol de los discursos raciales en cada uno. Esto no significa que hubo una homogeneidad en las visiones sobre “raza” en el interior de estas instituciones ni entre ellas. Si bien las visiones deterministas y de blanqueamiento del Brasil fueron predominantes, Schwarcz da cuenta de que es necesario y posible periodizar, y encontrar énfasis y desplazamientos en el interior de cada establecimiento.

En los capítulos quinto y sexto la autora aborda dos clases de centros de formación: por un lado, las facultades de derecho de Olida (en 1854 trasladada a Recife), y la de San Pablo y, por otro lado, las facultades de medicina, instaladas en Bahía y en Río de Janeiro. Los contrastes que Schwarcz traza son notorios, no solo entre la vocación de formar abogados (y, en definitiva, élites dirigentes) y formar médicos, sino también entre los perfiles dados a sus estudiantes por cada uno de estos centros. La formación de los bacharéis -cuya centralidad había sido ya señalada en los trabajos de Sérgio Adorno y José Murilo de Carvalho-(2) cobra bajo la mirada de la autora una nueva dimensión. Schwarcz analiza en detalle la enseñanza y las revistas de esos centros, y revela así la importancia que la discusión racial tuvo en ellos. En el caso de la enseñanza del derecho en Recife (que opone a la precariedad de la etapa olindense), la autora muestra la primacía de una concepción “científica” del derecho y la gravitación de autores como Silvio Romero, que vieron en el mestizaje “la salida para una posible homogeneidad nacional” (p. 122). Por otra parte, en el análisis de la revista destaca la importancia de la antropología criminal y, desde 1920, de la medicina legal y del higienismo. La facultad de San Pablo, por su parte, también marcada en el inicio por la precariedad edilicia y profesional, sobresalió luego por su cercanía al poder económico regional y por ser “uno de los grandes legitimadores del nuevo juego político vigente”, esto es, del Estado liberal. Se desarrolló allí una mayor cautela, hasta “cierta prevención”, en la recepción de los modelos deterministas, lo que no implicó que se descartaran las perspectivas evolucionistas. La desigualdad se pensaba constitutiva del Brasil y era función del Estado liberal promover la evolución y la perfectibilidad (p. 247).

La orientación de los médicos, afirma la autora, fue diversa. Ellos no se pensaron como los “elegidos para dirigir los destinos de la nación” (p. 255) a diferencia de los abogados, sino como los sanadores de “un país enfermo sobre la base de un proyecto médico-eugenésico” (p. 259). Para dar cuenta de su formación, Schwarcz reconstruye la evolución de los centros médicos. A su vez, retrata el contenido de las enseñanzas y las producciones de las facultades de Bahía y Río de Janeiro y recorre dos importantes revistas: la Gaceta Medica de Bahia y Brasil Médico. Nuevamente se refleja la centralidad de las miradas raciales ya que en ambas publicaciones se fue forjando una idea tanto del carácter patológico de la población local (especialmente negros, indios y mestizos), como de la necesidad de crear un pensamiento y políticas brasileñas para solucionarlo. Schwarcz periodiza intereses y respuestas y da cuenta de algunos debates internos del campo intelectual médico. Por ejemplo, destaca que el arribo de los médicos cariocas a las ideas deterministas y a las eugenésicas fue más tardío que el de los bahienses. También marca el contrapunto de un creciente distanciamiento entre las soluciones imaginadas por juristas y médicos, y por legisladores e higienistas.

Cuando se recolectan muchos tipos de fuentes primarias y se trabaja con muchos casos diversos se corre el riesgo de que la exposición de las interpretaciones no sea ordenada, simétrica o balanceada. Es un mérito del libro -proyecto realmente ambicioso- transmitir de modo claro y conciso abundante información y presentarla organizada en ejes de análisis consistentes. Por su mismo carácter ambicioso, la obra -lejos de agotar el estudio de los autores, las instituciones y las publicaciones que aborda- invita a realizar análisis específicos de cada uno de ellos. Se trata de una labor que en adelante ha sido llevada a cabo por la misma autora3 y por otros historiadores.

La presente publicación de la traducción tiene dos méritos. Por un lado, reproduce la totalidad de las imágenes de intelectuales, revistas e instituciones que contiene el libro original. Por otro lado, utiliza el sistema de citas al pie de página, una práctica en extinción en el mercado editorial argentino.

El espectáculo de las razas es clave para los interesados en historia intelectual, historia de las publicaciones, del libro, de la medicina, del derecho, de los museos, del positivismo; la enumeración podría continuar. Ofrece un camino interesante para pensar, entre otras cuestiones, la incidencia de los marcos institucionales en las producciones intelectuales, la relación entre la construcción de instituciones con sus contextos políticos, económicos y regionales y el rol de las narrativas raciales en la formación de la nación. Este último punto, estimo, es una tarea en gran parte pendiente en la historia intelectual en la Argentina, y la obra de Schwarcz puede servir de gran inspiración y orientación.

1Lilia Schwarcz, “Políticos promovem monumentos sem conteúdo, enquanto Museu Nacional vive à míngua”, Folha de São Paulo, 3 de septiembre de 2018, https://www1.folha.uol.com.br/cotidiano/2018/09/politicos-promovem-monumentos-sem-conteudo-enquanto-museu-nacional-vive-a-mingua.shtml.

2Sérgio Adorno, Os aprendizes do poder: o bacharelismo liberal na política brasileira, Río de Janeiro, Paz e Terra, 1988; José Murilo de Carvalho, A construção da ordem. A elite político-imperial, Río de Janeiro, Campus, 1980 y del mismo autor, La formación de las almas. El imaginario de la República en el Brasil, Bernal, Universidad Nacional de Quilmes, 1997.

3Lilia M. Schwarcz, Lima Barreto, Triste Visionário, San Pablo, Companhia das Letras, 2017.

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