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Prismas

versión On-line ISSN 1852-0499

Prismas vol.23 no.1 Bernal ene. 2019

 

Reseñas

Claudia Roman, Prensa, política y cultura visual. El Mosquito (Buenos Aires, 1863-1893)

Fabio Wasserman* 

*Instituto Ravignani-CONICET / Universidad de Buenos Aires

Roman, Claudia. Prensa, política y cultura visual. El Mosquito (Buenos Aires, 1863-1893). Buenos Aires: Ampersand, 2017. 306p.

Los estudios sobre cultura visual se enriqueceron en los últimos años con la aparición de la Colección Caleidoscópica de ediciones Ampersand, que, bajo la dirección de Sandra Szir, publica trabajos relevantes dentro de ese campo con una cuidadosa presentación en la que se destacan la calidad del papel, las ilustraciones y los índices detallados. En Prensa, política y cultura visual, que forma parte de esa Colección, Claudia Román nos presenta la reelaboración de una zona de su tesis doctoral sobre prensa satírica argentina en el siglo XIX cuyo foco está puesto en el periódico El Mosquito, que se publicó en Buenos Aires entre 1863 y 1893.

Si bien la autora no las explicita, pueden argüirse varias razones de peso que justifican su decisión de concentrar el análisis en El Mosquito. La primera es que su publicación regular durante tres décadas constituye un caso excepcional que amerita un estudio monográfico. La segunda es que, en términos comparativos con otros periódicos análogos, se cuenta con bastante información sobre sus editores, redactores y dibujantes, así como también sobre las estrategias empresariales, sus vínculos con la política y con los anunciantes, etc. La tercera es la centralidad que tuvo en el sistema de la prensa argentina del período y, por lo tanto, en la vida pública en general. La cuarta, y esto es una hipótesis relevante del trabajo, porque Román considera a la prensa satírica en general, y a El Mosquito en particular, como modeladora del relato político al “editar” la información y la opinión de los medios más importantes.

También podría aventurarse otra razón que evidencia el interés que hoy día aún tiene El Mosquito, y es el hecho de que el imaginario visual sobre la vida política y social argentina del último tercio del siglo XIX es tributario en buena medida de esa publicación que constituye un repertorio de caricaturas a las que se recurre una y otra vez para ilustrar episodios o figuras destacadas de ese período como Mitre, Roca y, sobre todo, Sarmiento. La potencia de esas caricaturas que parecieran haber cobrado vida propia más allá de cuándo, cómo, por qué y por quiénes fueron producidas, constituye un desafío para quienes procuren restituirles su historicidad. La autora no solo asumió de frente este problema al llamar la atención sobre el carácter de “figuritas repetidas” que adquirieron sus caricaturas, sino que logró resolverlo en forma magistral al examinar las condiciones de producción y el sentido que esas imágenes tenían o podían tener para sus contemporáneos. Las dificultades que esto entraña se advierten mejor cuando se considera que el sentido de las sátiras puede ser evidente para los contemporáneos que comparten referencias y códigos, pero estos no siempre se hacen explícitos por lo que su interpretación requiere de un trabajo de reconstrucción metódica que, entre otras tareas, debe identificar las alusiones a personas, hechos u otras imágenes, precisar las relaciones con los textos que las acompañan, considerar los modelos que las inspiraron y los géneros a los que pertenecían.

Román examina estas imágenes tomando en cuenta sus condiciones de producción que, según precisa, deben entenderse a la luz de dos procesos que caracterizaron a los últimos decenios del siglo XIX y que han sido tratados en forma exhaustiva por la historia política y cultural: el de consolidación del Estado nacional y el de modernización cultural. Pero, tal como muestra su análisis, el periódico no fue tan solo una expresión o un emergente de esos procesos sino que también debe ser considerado como un actor que incidió en los mismos. En ese sentido, el libro se inscribe en la línea de estudios que renovó la historia de la prensa al procurar trascender su consideración como un mero soporte de ideas, informaciones y representaciones -un medio en un sentido estricto-, para concebirla como un objeto cultural complejo, e incluso como un actor con capacidad para darles forma y producir sentido. En este caso, por ejemplo, se detiene en las estrategias utilizadas por El Mosquito para procurar satisfacer una potencial demanda del público a la vez que apuntaba a modelarlo a través de una “pedagogía de las imágenes” que brindaba elementos para que sus lectores pudieran decodificarlas. Asimismo examina cómo editaba las informaciones, las ideas y las opiniones publicadas en otros medios presentando una versión visualizada y teatralizada de la vida social y política en la que podían reconocerse los distintos actores. Entre ellos el propio El Mosquito, identificado como una especie de duende que interactúa con otros personajes, ya sean personalidades públicas o periódicos.

Estas y otras cuestiones que iluminan los vínculos entre caricatura, cultura visual, prensa y vida pública que durante tres décadas se forjaron en las páginas de El Mosquito -por ejemplo, los avisos comerciales ilustrados cuya publicación contribuyó a sostener la autonomía del periódico, o la ambigüedad valorativa de las caricaturas que si bien eran satíricas también permitían la instalación en la vida pública o la popularización de una figura política o empresarial-, son motivo de una exhaustiva y precisa investigación que se nutre de diversas tradiciones y perspectivas de análisis, como la crítica literaria, los estudios visuales, la historia de la prensa, la historia cultural y la historia política. El resultado es un libro que combinando densidad argumentativa y precisión conceptual con una escritura clara y amena, desarrolla un examen profundo y sistemático del periódico a la luz de las cambiantes relaciones con otros medios y actores políticos, pero también con la sociedad, el público lector y el mercado.

La decisión de exponer los resultados en forma cronológica acompañando la historia de El Mosquito facilita la comprensión de estos vínculos y de su dinámica, ya que cada capítulo tiene ejes precisos cuyo tratamiento, además de avanzar en el tiempo atendiendo a cambios y continuidades, complementa y enriquece el análisis desarrollado en los anteriores. En ese sentido, y antes de reseñar brevemente los contenidos de cada capítulo, resulta necesario señalar que si bien el trabajo brinda mucha información sobre El Mosquito, la autora no pretendió realizar una historia completa o exhaustiva del periódico, sino considerar algunos fenómenos y episodios significativos que le permitieron analizar su trayectoria desde diversos ángulos.

En la Introducción se presentan los temas y problemas que trata el libro a la vez que se ofrecen numerosas ideas e hipótesis referidas al sentido y al funcionamiento de la prensa del período, en particular la satírica. El primer capítulo se centra en los años iniciales de El Mosquito en los que el periódico, que tenía como antecedentes prestigiosos el Charivari de París y el Punch de Londres, logra delinear un perfil propio y afirmarse como empresa de la mano del dibujante francés Henri Meyer y del redactor Luciano Choquet. El hecho de no tener vínculos con los grupos políticos tradicionales contribuyó a que el periódico pudiera tomar distancia de la prensa facciosa y se constituyera en un “espacio político disponible”, en el que se modeló una visualidad de la vida pública caracterizada por la articulación entre palabras e imágenes -aunque estas comenzarían a autonomizarse con el correr de los años-. El segundo capítulo está dedicado a la actuación de Henri Stein desde su incorporación al periódico como dibujante en 1868, considerando además sus diversas actividades y el proceso de su construcción como una “marca” que terminaría asociándose al nombre del periódico, del cual se convertiría primero en editor gerente y luego en director propietario. El análisis se detiene asimismo en los cambios políticos, sociales y tecnológicos (papel más barato, agencias internacionales y cables telegráficos, etc.) que a su vez crearon condiciones para producir modificaciones en la sintaxis, la utilización de nuevos géneros y la profesionalización de los periodistas y los escritores. El capítulo tercero analiza cómo reacciónó El Mosquito ante la publicación de otros medios satíricos durante la década de 1870, cuyo estilo renovador y agresivo puso en cuestión su predominio hasta entonces indisputado. Estos periódicos eran realizados en su mayor parte por escritores e ilustradores españoles republicanos exiliados, cuya actuación en distintas ciudades de América y Europa ameritaría un estudio específico. En el capítulo cuarto se examinan los cambios provocados por la toma de partido que hace Stein apoyando a Roca y luego a Juárez Celman, además de alquilar al periódico durante un período a la facción de Dardo Rocha. La conversión en una suerte de “periódico oficial” coincidió con la puesta en práctica de nuevas estrategias visuales y comerciales, como la publicación con éxito de imágenes no satíricas de personalidades del pasado y del presente. En el capítulo quinto, que trata los últimos años del periódico, se analiza el impacto provocado por la aparición de Don Quijote, un nuevo medio satírico realizado por el exiliado español Eduardo Sojo, que proponía un lenguaje y una visualidad novedosos. Asimismo, se detiene en la decisión de Stein de poner fin a la publicación para concentrarse en sus otras actividades comerciales vinculadas con las imágenes y los impresos. El trabajo no tiene una conclusión que resuma o retome lo tratado a lo largo de sus páginas, sino un Epílogo que hace aun más evidente que además de la trayectoria de El Mosquito el libro tiene otro núcleo: la figura de Henri Stein, de quien se narran sus últimos años de vida.

En suma, el libro de Claudia Román nos presenta una cuidadosa reconstrucción y un análisis exhaustivo y sutil de El Mosquito, esa “fábrica argentina de fama, datos para la historia y conservas para la posteridad” de la cual se ufanaba en la bajada del título a partir de 1890, que además de permitir asomarnos a la vida política y cultural porteña y argentina del último tercio del siglo XIX, también nos incita a plantear nuevos interrogantes sobre las cambiantes formas de construcción de sentido social y el papel que juegan los medios y las imágenes en ese proceso.

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