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Relaciones

versión impresa ISSN 0325-2221versión On-line ISSN 1852-1479

Relaciones vol.46 no.2 Buenos Aires dic. 2021

 

Artículos

REVISITANDO LA HIPOTESIS DE FREDERIC ENGEL: COMO LAS LOMAS DETERMINAN LA DISTRIBUCIÓN ARQUEOLÓGICADEL PRECERÁMICO EN LA COSTA SUR DEL PERÚ

REVISITING FREDERIC ENGEL’S HYPOTHESIS: HOW THE LOMAS DETERMINE THE DISTRIBUTION OF PRECERAMIC ARCHAEOLOGY ONPERU’S SOUTHERN COAST

David G. Beresford Jones1 

George Chauca Iparraguirre2 

Kevin J. Lane3 

Oliver Q. Whaley4 

Justin Moat5 

Alexander G. Pullen1 

Susana Arce Torres1 

Alfonso Orellana García1 

Lauren Cadwallader1 

Jorge Rodríguez1 

Delphine Joly1 

Charles A. I. French1 

1Heinz Heinen Centre for Advanced Study, University of Bonn, Alemania, E-mail: david.beresfordjones@gmail.com

2Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Escuela Profesional de Arqueología, Lima, Perú. E-mail: georgechauca@yahoo.com

3Consejo Nacional de Investigación de Ciencia y Tecnología - Instituto de las Culturas (IDECU), Universidad de Buenos Aires, Argentina. E-mail: kevin.lane@cantab.net

4Royal Botanical Gardens Kew, Richmond, Surrey, Reino Unido. E-mail: O.Whaley@kew.org

5Royal Botanical Gardens Kew, Richmond, Surrey, Reino Unido. E-mail: J.Moat@kew.org

Resumen

Frédéric Engel (1981:24), el pionero de los estudios del Precerámico en el Perú, argumentó que la distribución de los sitios arqueológicos durante el Holoceno temprano fue determinada por“la capacidad de las lomas” -oasis estacionales producidos por la humedad oceánica que estánpresentes a lo largo de la costa del Perú- una proposición que aún se encuentra en debate. Nosotros evaluaremos las ideas de Engel basándonos en datos de sitios arqueológicos del PrecerámicoMedio (hasta 4500 años cal AP) ubicados dentro y cerca de las lomas de la costa sur del Perú.

Palabras clave: Precerámico Medio; Arcaico; lomas; costa sur del Perú; cazadores recolectores marinos

ABSTRACT

The pioneer of Preceramic archaeology in Peru, Frédéric Engel (1981: 24), argued that archaeologicalsitedistributionduring theEarlyHolocene, wasdefinedby the fogoasissituation’of lomas -the seasonal oases sustained by ocean fogs that flourish along the arid Pacific coast ofPeru- a proposition that remains much debated. Here we reassess Engel’s ideas using archaeological findings from Middle Preceramic archaeological sites (to c. 4500 cal BP) from alongside and within the lomas of the south coastof Peru.

Keywords: Middle Preceramic; Archaic; lomas; south coast Peru; marine hunter gatherers

Hace casi 50 años desde que Engel (1973:271, nuestra traducción) escribió que “la importancia de las lomas con respecto a la geografía humana prehistórica, en su capacidad como áreas productoras de agua y alimentos, ha sido prácticamente ignorada”. A pesar del tiempo transcurrido,aún se discute el rol que las lomas -“oasis nacido de las brumas”, según Dollfus (1968)- jugaronen la larga historia de la ecología humana de la árida costa del Perú.

Frédéric Engel fue quizá el primer investigador de la prehistoria peruana en colocar en el centro de sus interpretaciones la interacción humana con los cambios ambientales del pasado.Por tanto, fue Engel un pionero de lo que Butzer (1982) definió más tarde como “la arqueologíacomo la ecología humana”. La enorme contribución de Engel a la arqueología peruana aún siguesiendo desconocida y subestimada (Velarde 2002-03; Benfer 2005), en parte porque su ambiciosoproyecto de prospectar vastas áreas culminó -inevitablemente- en reportes breves y sin los detalles necesarios. Sin embargo, sus trabajos son transcendentales porque su equipo y él registraronpor primera vez muchos de los sitios arqueológicos precerámicos más importantes del Perú,incluidos Paloma, El Paraiso, Asia Unidad 1, Quebrada Jaguay y, junto con su director de campoBernandino Ojeda, quizá el sitio precerámico más emblemático del Perú, Caral. Asimismo, sutrabajó coincidió con la primera fase de lo que fue la “revolución del radiocarbono”, obteniendolos primeros fechados de varios sitios muy antiguos, mucho de los cuales son aún muy confiables(Benfer 2005; Sandweiss, comunicación personal). Con el tiempo, su influencia se extendió através del trabajo de los numerosos arqueólogos distinguidos que habían comenzado sus carrerastrabajando para Engel -entre ellos Henning Bischof, Claude Chauchat, Christopher Donnan, yEdward Lanning- o colaboraron con él, como Robert Benfer, Jeffrey Quilter y finalmente, y hastael final de su carrera, Bernardino Ojeda. Además, y debido a la enorme extensión que cubrió consu trabajo de campo, sus interpretaciones de la antigüedad cuentan con elementos que en estostiempos pocos pueden alcanzar.

Engel (1973), junto con otros investigadores pioneros como Lanning (1963, 1967) señalaron que las lomas, formadas por la niebla marina y que florecen de forma estacional a lo largo de laárida costa del Perú, fueron los primeros escenarios donde vivieron los cazadores-recolectoresdel Holoceno temprano y medio. Estos investigadores, además, sugirieron que las lomas fueronmucho más extensas que hoy. Engel argumentó que las lomas proveyeron abundantes recursospara los cazadores-recolectores trashumantes que vivieron allí durante los meses de invierno: loque él llamó el “fog oasis situation” (1981:24). Engel y otros interpretaron las grandes extensiones de restos de plantas desecadas (como Tillandsia spp., ver Hesse 2012, 2014) y conchasde caracol fuera de los límites actuales de las lomas como evidencia de la mayor extensión deéstas en el pasado. Por su parte Lanning (1967:51), consideró que, desde la primera ocupación,en tiempos del Pleistoceno terminal, las lomas estuvieron en constante retroceso debido a loscambios de la corriente de Humboldt, lo que ha llevado a que solo se conserve la décima partede la extensión de lo que en su momento existió, cuando fueron abandonadas abruptamentecerca de los 4500 AP.

Sin embargo, este modelo de Engel y Lanning sobre la ecología de las lomas para la prehistoria temprana del Perú fue rápidamente cuestionado como una “aventura transparente en deterninismo ambiental” (Craig y Psuty 1968:126). Los críticos (Parsons 1970; Craig 1985, 1992)argumentaron, tal como Lynch (1971:140, nuestra traducción) resume, que:

“la vegetación y los animales de las lomas nunca pudieron haber sido importantes para el hombre, que la mayor extensión previa de vegetación de lomas nunca se ha establecido yque... no hay razón para creer que el clima de la costa del Perú haya sido sustancialmentediferente del presente durante los tiempos postglaciales”.

Los extensos relictos de vegetación seca y caracoles fueron interpretados como producto de ocasionales perturbaciones climáticas del Fenómeno del Niño (ENOS) y no como prueba deque las lomas se extendieron de manera permanente fuera de su área actual. De hecho, algunasde estas formaciones extraordinariamente conservadas de Tillandsia desecada se remontan alPleistoceno (Hesse 2014).

Algunos investigadores consideran que existe muy poca evidencia para sostener que hubo temporadas largas con cambios significativos del clima en la costa del Perú durante el Holoceno(p.ej. Craig y Psuty 1968; Parsons 1970; Craig 1985, 1992; Wells y Noller 1999). Estos invocaronotros factores para explicar los cambios en los patrones arqueológicos correspondientes al finaldel Precerámico, los cuales incluyen la excesiva explotación de ecozonas frágiles producto delcrecimiento poblacional (Patterson y Moseley 1968:124; Weir y Derring 1986) y los cambiostecnológicos. Moseley (1975) argumentó que, en vez de sobreexplotar las lomas, las poblacionesconcentraron sus esfuerzos en el uso intensivo de recursos marinos, actividad que fue posiblegracias a la introducción de la agricultura del algodón. Asimismo, el modelo de Lanning fueseñalado como insuficiente porque no consideró los efectos del aumento del nivel del mar en laconservación de los patrones arqueológicos observados en la costa (Richardson 1998), y nuevosdatos sugerían que la adaptación marina es más longeva de lo que se presumía (Sandweiss 2009;Prieto y Sandweiss 2020). De todas formas, estos refinamientos recientes de las discusiones dela década de 1970 aún dejan sin respuesta la pregunta, ¿por qué las lomas de la costa peruanafueron abandonadas?

Entretanto, en los últimos años ha habido avances significativos en la investigación pa-leoclimática. Ahora se reconoce que hubo cambios climáticos a amplia escala en el Perú durante el largo retroceso de los glaciares que marcó la transición entre el Pleistoceno y el Holoceno, locual conllevó una progresiva estabilización del nivel del mar. Todo lo anterior pudo haber afectadosignificativamente la circulación de los monzones y las lluvias tropicales de origen amazónico enlos Andes (p.ej. Machtle y Eitel 2012).

Muchas reconstrucciones paleoclimáticas, utilizando datos (proxy) provenientes de diferentes puntos ubicados a través de los Andes, se han concentrado en la historia de las variaciones delFenómeno del Niño y en sus efectos sobre la corriente de Humboldt a lo largo de la costa del Perú(Sandweiss et al. 1996; Rodbell et al. 1999; Moy et al. 2002; Sandweiss y Kelley 2012; Carré etal. 2014). En la misma costa peruana, donde los registros paleoclimáticos están ausentes o pocodesarrollados (Sandweiss et al. 2020:1873), éstos a menudo involucran datos (proxy) recolectadosde depósitos arqueológicos.

En este artículo, revisitaremos la controversia descrita acerca del rol de las lomas a la luz de los nuevos datos arqueológicos y ecológicos provenientes de las lomas de la costa sur,1 incluyendola presentación de nuevos sitios arqueológicos documentados dentro de ellas. Nuestro trabajosigue el camino trazado por Frédéric Engel para la arqueología de la costa sur, el cual comprendealguna de las más famosas manifestaciones culturales del Perú, como Paracas y Nazca; aunquesus predecesores precerámicos no continuaron siendo investigados (Isla 1990; Gorbahn 2020)desde los pioneros trabajos de Engel en la década de 1950.

Respecto al estudio de las lomas, a la fecha aún no se las comprende de forma adecuada y las pocas referencias a ellas (Parsons 1970; Oka y Ogawa 1984:115; Craig 1985) son inexactasy minimizan el potencial de sus recursos. La ausencia de investigaciones científicas puede explicarse porque las lomas de la costa sur se encuentran alejadas de poblados modernos y de lacarretera Panamericana. Sin embargo, este “aislamiento” ha permitido que se preserve mejor sufrágil biodiversidad, así como el registro arqueológico precerámico y, como veremos, coadyuvaa fortalecer nuestras interpretaciones de la antigua ecología humana.

Usaremos nueva información para evaluar tanto la importancia de los recursos de las lomas en la ecología humana del Precerámico en una zona de la costa peruana que previamente no hasido estudiada; como, en términos más amplios, la “capacidad de las lomas”. Además, considerando las más recientes reconstrucciones paleoclimáticas del Holoceno de la costa sur (Carréet al. 2014), examinaremos la cuestión del “porqué” del cambio en el registro arqueológico através del tiempo.

LAS LOMAS DE LA COSTA SUR

A lo largo de la costa peruana existen dos fuentes de agua que fluyen en diferentes momentos o estaciones del año. Una de ellas se origina a partir de una pequeña porción de las intensas lluvias de verano en el Amazonas que logra pasar el lado occidental de los Andes, recorriéndoloen forma de ríos y arroyos irregulares (Prohaska 1973). El segundo recurso es más efímero -almenos en los años que no ocurre el ENOS- y se presenta en invierno, entre los meses de agostoy noviembre, y se forma por las capas saturadas de humedad (neblina) originadas en los mares yempujadas al interior por los vientos. La neblina cubre la topografía del lado oeste de los Andescuya altitud varía entre 300 a 1.000 m s.n.m. y en su camino desde el mar el fenómeno orográficose va enfriando y generando lloviznas finas (garúas o camanchacas). La neblina es permanentedebido a la reducida evaporación del estrato nuboso, el cual produce “precipitaciones pequeñas”y origina la formación de vegetación de niebla conocida como lomas. La vegetación actúa comouna superficie que condensa y atrapa la niebla, y su crecimiento favorece el aumento de la cantidad de agua que se depositará sobre las laderas yermas (Engel 1973; Walter 1973; Oka 1986;Muenchow et al. 2013). Mientras esto ocurre, las formaciones de lomas florecen a lo largo deldesierto con prados y pastos de un verde intenso.

Coloquialmente el término “lomas” se utiliza en el Perú para referirse a la parte de la cordillera andina que se encuentra a lo largo de la costa del Pacífico. Debido a esto, ecólogos, geógrafos yarqueólogos han seguido utilizando el término de manera idiosincrática, tal como señala Craig(1985:28), para varios nichos ecológicos distintos, incluidos matorrales desérticos que se encuentran a mayor altitud y vegetación a lo largo de quebradas erráticas. En este documento usamos eltérmino stricto sensu para referirnos a las comunidades de plantas que dependen exclusivamentede la neblina, compuestas gran parte del año por una reducida variedad de especies y dominada porla Tillandsia, pero que en los meses de invierno florece con un exuberante y efímero crecimientoherbáceo (Dillon et al. 2003).

Los oasis de neblinas pueden ser encontrados en buena parte de la costa oeste de América del Sur, entre los 6°S y 30°S (Manrique et al. 2010). En el Perú al menos 70 localidades cuentancon lomas y en total cubren un área de 8.000 km2 (Dillon et al. 2003; Dillon 2011). Su comunidad botánica delimita claramente un ecosistema único en la ecología y composición florística deAmérica del Sur (Stafford 1939; Dillon 2011) y está compuesta de una variedad de especies deciclo anual de corta vida y de arbustos, los cuales suman un total de 850 especies, divididos en385 géneros y 83 familias (Dillon 2011). Además, las lomas comprenden una variedad extensade vida animal (Zeballos et al. 2000).

Aproximadamente el 40% de las especies vegetales de las lomas de la costa sur pueden ser clasificadas como plantas perennes y se mantienen durante la temporada seca gracias al almidón vegetal almacenado en órganos de carácter subterráneo (“geofito”, figura 5B y C) comolas raíces, tubérculos y bulbos (en este último caso, el 15% de ellos son monocotiledóneas). Dehecho, nosotros encontramos que muchas de las plantas clasificadas como de ciclo anual, fueronen realidad perennes, creciendo de raíces profundas o, simplemente, volviendo a brotar de talloscon hojas aparentemente secas, pero que mantienen sus raíces.

Cuando retornan las nieblas de invierno, y dependiendo de la densidad y duración de la estación, las plantas perennes vuelven a brotar, y con ello aumenta la captura de la humedad delambiente, ayudando a germinar a las semillas de plantas anuales depositadas el año anterior.Con la llegada de la primavera y el aumento de la radiación solar, toda la loma florece de manerasimultánea para maximizar la polinización rápida y formar semillas, muchas de las cuales estánadaptadas para resistir las altas temperaturas de verano y están esparcidas en toda la superficiedel desierto esperando el regreso de la niebla de invierno.

La vegetación de las lomas es altamente sensible a los cambios climáticos del Fenómeno del Niño y, de hecho, las plantas de las lomas dependen de la periódica recurrencia de El Niñopara propagarse (Cano et al. 1999; Manrique et al. 2010; Dillon 2011; Kalicki et al. 2014). Sinembargo, es importante anotar que nuestra investigación observó que la relación entre la productividad de las lomas y el fenómeno climático del Oscilación del Sur-El Niño (ENOS) es bastantecompleja, sobre todo porque el mismo ENOS se presenta en diversas formas y con diferentesimpactos locales: mientras que algunas partes de las lomas fueron favorecidas por las variacionesclimáticas producidas con el ENOS, otras mostraron un deterioro. Más adelante ampliaremos conrespecto a estas implicancias.

Dentro de las lomas se pueden distinguir grupos cuya composición está determinada por la cantidad de humedad disponible, que depende de la altitud, pero también de la relación de latopografía y textura de la superficie del terreno con la intensidad, dirección y velocidad de laniebla costera (Ono 1986; Muenchow et al. 2013). Las más diversas praderas herbáceas florecen con las nieblas invernales en un cinturón inmediatamente por debajo de la altitud en la quela capa de inversión intercepta la tierra (Muenchow et al. 2013). A lo largo de estas márgenes,específicamente en los lugares donde las condiciones son más áridas, las lomas de la costa surse caracterizan por ser la transición entre los espacios con baja densidad de cactus, y las zonasde alta densidad de especies de Tillandsia, los cuales pueden extenderse por vastas porciones deldesierto (Whaley et al. 2010; Hesse 2012).

A diferencia de las lomas presentes a lo largo de la costa peruana, las de la costa sur están separadas del núcleo de la cordillera de los Andes por una meseta formada por capas sedimentarias que cubren cerca de 60 km de ancho (figura 1). Estas porciones del batolito de granito seextienden a lo largo de los casi 150 km de la costa peruana y se levantan del océano abruptamentepara alcanzar alturas de alrededor de 800 m, 1000 m y 1791 m s.n.m. en las lomas de MorroQuemado, Ullujaya y Amara, y San Fernando, respectivamente. Además, las lomas de la costasur se encuentran aledañas al litoral y bastante lejos de los cursos del río Ica, que fluye de nortea sur, y, más al oeste, del río Grande de Nazca con sus varios afluentes.

Figura 1: Mapa de la costa sur que muestra los sitios precerámicos junto con lomas y otras asociaciones de vegetación. 

NUEVAS INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS Y ECOLÓGICAS

El One River Project de la Universidad de Cambridge y el Royal Botanical Gardens Kew (RGB Kew) colaboraron, desde el 2012 hasta el 2014, de manera estrecha y ejecutando diferentestareas de trabajo de campo:

1. RGB Kew realizó un análisis de la distribución espacial de la vegetación y la composiciónflorística de las lomas de San Fernando y Amara, recolectando especies herbarias sistemáticamente y elaborando mapas de vegetación utilizando como fuentes imágenes Landsat,correspondientes al 8 de marzo de 2014 a marzo de 2015, las cuales fueron complementadascon imágenes de GeoEye, de octubre/noviembre de 2011, para la región de San Fernando.

2. El One River Project de la Universidad de Cambridge realizó investigaciones de la arqueología precerámica asociada con las lomas de la costa sur (Beresford-Jones et al. 2015a). Engel(1981, 1991) identificó 14 sitios precerámicos a lo largo de la línea del litoral que se extiendeentre Morro Quemado y la Bahía de San Nicolás, de los cuales ocho fueron fechados conradiocarbono. Además de investigar con más detalle los sitios registrados por Engel, así comorecolectar muestras, dirigimos nuestros esfuerzos a los sitios que se encuentran al interior delas lomas. En la mayoría de los sitios se registraron los perfiles expuestos, se realizaron nuevasexcavaciones y se recolectó material de superficie. Durante los trabajos de campo se tomaronmuestras para flotación -de donde se extrajeron restos orgánicos y macrorrestos-, análisisgeoquímicos, de radiocarbono, etc.

Las figuras 2 y 8, presentan los resultados del reconocimiento arqueológico hecho en la zona hasta la fecha, mostrando el paisaje precerámico que compone la sección de la costa sur quese ubica entre Morro Quemado y la Bahía San Nicolás. Los fechados que acompañan (tabla 1)fueron calibrados usando la curva de ShCal20 (Hogg et al. 2020) en OxCal versión 4.4.4 (Bronk Ramsey 2009).

Tabla 1 

ECOLOGÍA HUMANA EN LA ÉPOCA PRECERÁMICA, COSTA SUR DEL PERÚ

Los patrones del registro arqueológico precerámico de la costa sur reflejan la distribución de los diferentes recursos alimenticios, combustible y de materia prima. Con todo, el recurso primarioque determina dónde se asentó la gente y por dónde transitaron dentro de un paisaje extremadamente árido fue, por supuesto, el agua (Erlandson 2001). Esto último se observa claramenteen la figura 1, en donde se puede ver que los sitios arqueológicos precerámicos más grandes yvisibles se encuentran próximos a la boca del río Ica y Nazca, mientras que los otros sitios quese encuentran lejos del curso de los ríos están íntimamente asociados con las lomas. De hecho,como veremos, todos estos sitios precerámicos, independientemente de su ubicación, contienenimportantes recursos derivados de las lomas.

Sitios ubicados cerca al estuario

Los sitios arqueológicos más grandes y visibles que se ubican entre Morro Quemado y la bahía de San Nicolás se encuentran cerca de las bocas de los ríos Ica y Nazca. Algunos de losubicados próximo al estuario del río Ica datan de la etapa temprana del periodo Precerámico Medio (tabla 1 y figura 8), entre ellos, los más grandes y visibles son La Yerba II y La Yerba III. Laestratificación de los mencionados sitios está compuesta de una alta densidad de restos asociadoscon la caza, la pesca y la recolección de recursos marinos: mamíferos marinos, aves, peces ymoluscos, particularmente las machas (Mesodesma donacium), que hasta El Niño de 1997-98abundaban cerca de la línea del litoral de las playas. En las capas también se observan restos devegetales muy bien preservados, inter alia, tenemos: algas, rizomas de Cyperacea; petates, postescon restos de esteras como vestigios de casas, líneas y redes elaboradas con fibras de plantas nodomesticadas y botellas de calabaza silvestre (Lagenaria sp., fechado en 6947-6735 años cal AP,OXA-29944, tabla 1), y pallares domesticados (Phaseolus lunatus, fechado en 6275-5999 añoscal AP, OXA-32290, tabla 1). Estos últimos posiblemente cultivados en la ribera del río. Los sitios ubicados cerca del estuario han sido interpretados como campamentos base (sensu Binford 1980) de cazadores-recolectores de movimiento estacional. Sin embargo, es importante anotar que en LaYerba III existe evidencia propia del estilo de vida sedentario (Beresford-Jones et al. 2018, 2021).La ubicación estratégica en el punto de “confluencia” de diferentes hábitats: estuarios, playasarenosas y rocosas, y lomas ecológicamente diversas; habría proporcionado, de manera estacionaly predecible, abundantes recursos que pudieron ser aprovechados por los diferentes miembros delos grupos humanos (hombre, mujeres y niños) en distintos momentos del año (Moseley 1975).

Figura 2: Mapa de las lomas de Amara y Ullujaya que muestra los sitios precerámicos junto con las asociaciones de vegetación de lomas y el Transecto A a través del cual RBG Kew realizó recoleccionessistemáticas de plantas en parcelas. El recuadro B muestra un detalle de las lomas de Amara usando NIRpara mostrar la alta densidad de la vegetación de las lomas como gris oscuro el 10 de febrero de 2010 durante un episodio de El Niño moderado. 

Tierra adentro de los estuarios, se reportan pocos sitios del Precerámicos Medio en la costa sur (Isla 1990; Vogt 2011; Gorbahn 2020), aunque sin duda otros restos han sido tapados porposteriores cambios agrícolas y geomorfológicos. Sin embargo, mucho más allá de los cursos delos ríos, nuestras investigaciones revelan otros componentes del paisaje del Precerámico Medio:todos los cuales dependen directamente de las lomas para proporcionar recursos clave, como elagua y combustible. Estos sitios son de dos tipos generales.

Los sitios ubicados en el litoral adyacente a las lomas

Este primer grupo está compuesto por los sitios Arroyo de Lomitas, Abrigo I y Bahía de San Nicolás, todos identificados originalmente por Engel (1981), y localizados en el límite entre laslomas y el mar, de modo tal que sus ocupantes tuvieron acceso simultáneo tanto a los recursosmarinos como a aquellos propios de las lomas (figura 1 y 4).

Durante la documentación de la estratificación del sitio Arroyo de Lomitas registramos densas capas y fogones delimitados con piedras (figura 3 E y F), lo que nos sugiere que hubouna fuente de agua que pudo ser aprovechada por un pequeño grupo de cazadores-recolectoresdurante temporadas cortas. La estratificación del Arroyo de Lomitas, y los otros sitios, cuentancon abundantes recursos marinos propios de las playas rocosas adyacentes, particularmente losgasterópodos, mejillas y algas. Es llamativo que hasta hoy los pescadores itinerantes conozcan elsitio como “Agua Dulce” (o “Pozo de los Chilenos”, como se puede leer en el plano del InstitutoGeográfico Nacional Peruano, Sheet 1741) y afirmen que es posible obtener agua excavando unpozo. Es conocido, que todos los sitios que se encuentran a lo largo de la costa están asociados afuentes de agua que nacen de las lomas (Strong 1957:8; Engel 1981, 1991:85).

Figura 3: Detalles de los sitios precerámicos a lo largo de la costa de Amara: A) sitio Precerámico Temprano El Abrigo (10204-9540 Cal AP); B) vista norte de la playa que limita con Lomas de Amara;C) y D) vista oeste hacia el mar y este hacia las lomas de Amara, respectivamente, del curso de aguaque pasa por el sitio Precerámico Medio Arroyo de Lomitas (5290-4618 Cal AP); E) detalle del carbónen una fogata de Arroyo de Lomitas; F) sección de Arroyo de Lomitas mostrando capas de basura yconcentraciones de carbón; G) perfil de Arroyo de Lomitas mostrando depósitos clasiticos y aluvionales. 

La cordillera en la costa es una masa de granito de topografía abrupta e impermeable que alcanza los 1000 m s.n.m. y forma una superficie plana y favorable para los procesos de condensación y formación de niebla. En las superficies de las Lomas de Amara y San Fernando seaprecian huellas de múltiples arroyos, a manera de profundas incisiones sobre la terraza marinadel Holoceno, lo cual es evidencia del recorrido periódico de agua. La presencia de materialclástico en los depósitos acumulados por los arroyos sería, quizá, evidencia de la temporalidady del gran dinamismo de los Fenómenos del Niño ocurridos (figura 3G). Incluso, algunas capasdelgadas atestiguan el fluir de agua en años normales y sus cursos cuentan con especies de vegetales perennes como Atriplex rotundifolia (Chenopodiaceae), Croton alnifolius (Euphorphiaceae)y Tiquilia spp. (Boraginaceae), y una variedad de pequeñas hierbas tales como Alternanthera sp.(Amaranthaceae) y Parietaria denilis (Urticaceae), y grandes relictos de cactus Carryaocactusaff. Brochypetalus, cuyos tamaños son evidencia significativa de la disponibilidad del agua.

A diferencia de las lomas costeras, donde están presentes los dos tipos de fuentes de agua descritas arriba, aquí, solo es posible obtener agua de la condensación de las nieblas marinas. Esoscursos de arroyo, alimentados por las nieblas, habrían permitido la ocupación humana precerámica a lo largo del litoral árido y lejos del curso de los ríos (y estuarios), pero en la proximidadinmediata tanto de lomas como de recursos marinos particulares.

Campamentos logísticos en el interior de las lomas

Engel tuvo mucho éxito en registrar y ubicar sitios precerámicos a lo largo de la costa, aunque este mismo éxito no lo acompañó para encontrar asentamientos humanos dentro de laslomas de la costa sur (Engel 1981:27; la sorpresa es mayor si consideramos que la Lomas deAmara solas cubren 400 km2). Sin embargo, tales sitios existen, conspicuos en gran parte comograndes acumulaciones de conchas de caracoles terrestres (figuras 1 y 5).

En las lomas, la preservación de los restos orgánicos es muy reducida debido a la acción de la humedad del invierno sobre el material. En otros lugares de lomas, Craig (1992) interpretaacumulaciones similares de caracoles terrestres como conjuntos de muerte natural. Sin embargo,para nuestro caso, el origen humano de Amara Norte I es indiscutible por la estratificación delos contextos (

E), que cuentan con restos de conchas marinas y erizos de mar, piedras demoler (figura 4 F) y un fogón fechado en 4966-4730 años cal AP (OxA-32350, tabla 1). Alrededordel “conchal” se encuentran restos de puntas de proyectil de obsidiana (figura 4 B) y desechos dereducción de preformas expuestas en superficie por acción del viento.

Otros sitios semejantes identificados durante nuestra investigación en las lomas de Amara son Amara Norte, Valle de Amara y Abra Sur. Ellos habrían cumplido la función de campamentologístico: ocupados por corto tiempo y de forma estacional para cazar y recolectar recursos especifico de las lomas, particularmente plantas geofitas y caracoles de tierra. En la arqueología, estostipos de sitios son raros, pero no desconocidos (p.ej. Engel 1981; Larrain et al. 2001).

En ocasiones, inesperadas precipitaciones forman estanques de corta vida en las lomas de San Fernando y Amara. En tiempos históricos, el agua fue “cosechada” de las neblinas utilizandotejidos, los cuales permiten recolectar cerca de 10 litros por m2 cada día (Klemm et al. 2012). Nose cuenta con evidencia para demostrar si en el Precerámico Medio (8000-5000 años cal AP) seconocía la tecnología de recolección de agua con tejido, pero durante la estación de invierno -momento de mayor productividad de las lomas- en ocasiones el goteo de la neblina que es recogidaen las rocas puede alcanzar cantidades de agua significativa (Larrain et al. 2001).

No existe duda de que durante el Precerámico Medio el agua dulce fue transportada utilizando botellas de calabaza o la piel de animales: restos de botellas fueron recuperados de los campamentos bases ubicados en la desembocadura. En consideración de nuestras observaciones de la hidrología de las lomas y la ubicación de los sitios arqueológicos del Precerámico (figuras 1 y 2), algunos en lugares muy alejados del curso del río (figuras 3 F y 5 A), sugerimos que elagua “originada” de la neblina de la costa fue suficiente para sostener a pequeños grupos de cazadores-recolectores por corto tiempo. En el siguiente apartado evaluaremos el potencial de losrecursos que brindan las lomas a partir de nuestras investigaciones (ecológicas y arqueológicas)en las lomas de la costa sur.

Figura 4: Detalles del sitio Precerámico Amara Norte I en el corazón de lomas de Amara: A) vista norte del sitio; B) selección de puntas de proyectil de obsidiana, Amara Norte I; C) vista sur de Amara NorteI con concentración superficial de conchas de Bostryx ; D) concha de Bostryx conspersus que muestraorificio de punción correspondiente a la presunta extracción de carne con espina de cactus; E) sección deexcavación de Amara Norte I mostrando conchas y carbón aglomerados fechado en 4966-4730 cal AP; F) mortero de piedra (’batan’) de Amara Norte I. 

La fauna de las lomas

A pesar del carácter efímero y estacional de la vegetación de las lomas de la costa sur, este es hogar de una variedad de especies de animales, la cual incluye grandes mamíferos comoel guanaco (Lama guanicoe, Palomino 2006), dos especies de zorros (Lycalopex spp.), roedores,lagartijas y aves, además de invertebrados como insectos y caracoles. Los restos de estos últimosson los elementos más importantes y frecuentes propios de las lomas que componen la estratificación de los sitios del periodo Precerámico Medio de la costa sur, situación que evidencia suimportancia en la dieta humana (Reitz 2003; Beresford-Jones et al. 2015b; Gorbahn 2020).

Figura 5: Recursos de las lomas de la costa sur: A) lomas de Amara, agosto 2013; B) y C) tubérculos de lomas de Amara, Oxalis sp. y Solanum montanum, respectivamente; D) huellas de guanaco (Lamaguanicoe), lomas de Amara; E) fruta comestible de cactus Haageocereus sp., lomas de San Fernando; F) caracol Bostryx conspersus vivo en Atriplex sp., lomas de Amara. 

Actualmente, en las lomas de Ica se encuentran dos especies de caracoles de los cuales el más común es el que nosotros identificamos tentativamente como Bostyrx reentsi (Philippi 1851;Bram Breure, comunicación personal). Los caracoles entran en fase activa cuando las lomas estánen su etapa más productiva (figura 6G), e “invernan” en grupos durante los meses secos (Ramírez1988; Ramírez et al. 2003). Hemos observado caracoles vivos en la vegetación de las lomas,pero también en los límites de la ecozona, donde se alimentan de las algas que crecen sobre lasTillandsia e “invernan” en sus tallos o debajo de sus raíces.

Los sitios arqueológicos como Amara Norte y Abra Sur de Amara, los cuales se ubican próximos a concentraciones de Tillandsia en las lomas de Amara entre 550 y 700 m s.n.m., tienencapas arqueológicas que presentan grandes cantidades de conchas de caracol (figura 5C y D).Mientras tanto, sitios a lo largo del litoral como Arroyo de Lomitas, Abra I y La Yerba II, porlo demás llenos de evidencia de recursos marinos, también contienen caracoles de lomas y, enalgunos contextos, en cantidades considerables (figura 7).

En los contextos Mesolíticos de diferentes lugares del mundo, los caracoles han contribuido a cubrir parte de las necesidades diarias de calorías y proteínas (p.ej. Rizner et al. 2005). Por lasevidencias registradas consideramos que durante el Precerámico Medio los caracoles jugaron unrol importante en la costa sur. Comparados con los moluscos marinos, un caracol proporcionapoco alimento, a lo que además hay que sumarle la dificultad de extraer la parte comestible. Sinembargo, se pueden recolectar grandes cantidades de caracoles en el invierno y, a diferencia delos moluscos marinos, pueden conservarse frescos durante meses por su capacidad de “invernar”sellando la concha con una lámina formada de “baba” que ellos producen (Ramírez 1988). Laimportancia de los caracoles en la dieta precerámica podría establecerse mejor si consideramosque la disponibilidad de los recursos varía con las estaciones, particularmente cuando los efectosde El Niño se hacen sentir en ciertas partes de la vida marina como las machas (Mesodesmasp.), tan evidentes en estos basurales precerámicos, pero intolerantes a cualquier aumento en latemperatura del mar.

La mayoría de las conchas de caracol de tierra están completos y solo muestran pequeñas señales de alteración. Pero, en el caso de los caracoles de Amara Norte I, hemos observado quealgunas conchas cuentan con un agujero pequeño, lo cual sugiere que se extrajo el alimento utilizando una espina de cactus (figura 4D). Al considerar que la variedad de especies de moluscosmarinos y terrestres en los diferentes contextos son similares -relacionado con otra clase de restosorgánicos- nosotros usamos el número mínimo de individuos (MNI), como un “dato” para medirla importancia relativa que tienen los recursos de las lomas en algunos contextos. El procedimientodescrito nos ofrece una estimación básica para comparar el uso de los recursos de las lomas enlos diferentes sitios del periodo Precerámico Medio (figura 6).

Figura 6: Caracoles terrestres (Bostyrx spp.) como proporción del conjunto total de moluscos y crustáceos (por el número mínimo de individuos ‘NMI’) en los sitios del Precerámico. 

Medio de la costa sur

Si bien es posible medir la importancia que tuvieron otras especies de animales para los cazadores-recolectores del Precerámico Medio a través de los restos óseos conservados -aunquees importante tener presente que las diferencias en cada sitio pueden responder a los procesostafonómicos- también es posible conocer el rol de ciertas especies a través del estudio de losinstrumentos de piedra utilizados para la caza o procesamiento de las presas.

Aún viven tropillas de guanacos en las lomas de San Femando y Amara (figura 6D). Los camélidos silvestres son tímidos y se desplazan por zonas de difícil acceso dentro de las lomas.En el pasado los guanacos, empujados por su necesidad de “pasto” y agua, debieron habersedesplazado hacia las lomas en invierno y hacia el río (y los ecosistemas circundantes) en verano.Esta movilidad debe haber establecido las rutas de trashumancia de los cazadores-recolectores(Custred 1979). Los guanacos junto con el venado de cola gris (Odocoileis virginianus) y predadores como el puma (Puma concolor) fueron más numerosos en las lomas y en los bosques delos valles occidentales de la costa peruana (Wheeler et al. 2011; Beresford-Jones 2011). En estosdías los venados de la costa sur solo viven en cautiverio. Sin embargo, los contextos precerámicoscuentan con huesos de venados y camélidos (probablemente guanaco), y otros vestigios asociadocon la práctica de la caza en las lomas (Lavallée y Julien 2012).

En el Precerámico Medio aún es desconocida la tecnología del tejido, por esa razón la caza de mamíferos en las lomas también proporcionó piel y tendones, elementos vitales para la elaboración de “ropa” y “cuerdas”. Una referencia importante es el caso de los cazadores-recolectoresYámana de Tierra del Fuego, quienes prefirieron los cueros de guanaco para elaborar ropa en vezdel cuerpo de mamíferos marinos, ya que la piel del guanaco es más delgada y flexible, lo quepermite que se ajuste mejor a los contornos del cuerpo humano. Además, el pelaje del camélidoes más grueso, lo cual permite preservar mejor el calor y ser más impermeable (Lothrop 1928).Los contextos de La Yerba II contienen buena evidencia de la preparación de pieles en forma denumerosas herramientas raspadoras hechas de concha de Choromytilus y plantas potencialmenteutilizadas para curar cuero (ver abajo).

Dadas las características climáticas de las lomas, la preservación de los restos orgánicos es reducida, a pesar de ello hemos recuperados algunos fragmentos de huesos de ungulados en elsitio Amara Norte I. En La Yerba II el 17% (de MNI) de los huesos de animales corresponden acamélidos y venados. De estos últimos se tienen los huesos de todo su esqueleto, mientras quelos de camélidos, en su mayoría (85%), corresponden a zonas carnosas como las patas traseras.Esto sugiere que los grandes mamíferos fueron cazados lejos de los sitios y regresaron a ellossolo con las partes más carnosas.

A través de las lomas de la costa sur es posible encontrar obsidiana y otras herramientas de piedra, en su mayoría puntas de proyectil para cazar. También se documentaron pequeñasestructuras de piedra próximas a las rutas de transito que usan hoy las tropillas de guanaco. Unejemplo de ese tipo de sitio es el Abra Sur de Amara II, el cual interpretamos como un “punto”de observación para la caza (comparar con Larrain et al. 2001). Sitios ubicados en el interior delas lomas y asociados con grandes cantidades de conchas de caracol, como Amara Norte I, estánrodeados de lascas y puntas de proyectil de obsidiana que, presumiblemente, fueron usados paracazar (figura 5B).

La flora de las lomas como recurso comestible

La importancia que tienen los vegetales dentro de la dieta de cazadores-recolectores que no viven en latitudes extremas es reconocida por los investigadores (p.ej. Cordain et al. 2002).En líneas anteriores hemos señalado que la vegetación de las lomas sobrevive a las temporadasde aridez mediante órganos de almacenamiento (geófitos), los cuales pudieron proveer de uninvalorable recurso para los cazadores-recolectores del Precerámico Medio (Engel 1987). Losrepresentantes más significativos documentados en las lomas de la costa sur son: raíces tuberosasde Aa weddelliana (Orchidaceae), recientemente documentadas en otro lugar de la costa peruana(Trujillo y Delgado Rodríguez 2011), raíces de Alstroemeria sp. (Alstroemeriaceae), otras especies cercanas a las nombradas que en las lomas de Chile proveen alimentos para humanos y sonconocidas como “chuño” (Puga 1921; Muñoz-Schick y Moreira-Muñoz 2003); y los bulbos devarias especies de Oxalis (Oxalidaceae) como O. lomana (Stafford 1939 reportó que su sabores parecido a la avellana; figura 5B). Diversas variedades de papas verdaderas y silvestres seencuentran en la vegetación de lomas en otras partes del Perú (Sandra Knapp, comunicaciónpersonal), aunque solo Solanum montanum, una especie muy variable relacionada lejanamentecon las papas (Bennett 2008), se registra hoy en las lomas de la costa sur (figura 5C). Como todoslos tubérculos de Solanaceae, estos son amargos y deben ser procesados antes de consumirlos.En tiempos históricos estos fueron registrados como un alimento de menor importancia (Hooker1827) y Dillon (2005:141) informó sobre el cultivo de papas domesticadas (Solanum tuberosum)en las lomas durante los eventos de El Niño. Los geófitos de lomas comestibles son más nutritivosantes y después de los períodos de crecimiento activo, pero permanecen disponibles todo el añoy se recolectan fácilmente porque las plantas como Solanum montanum se encuentran en parchesconcentrados y no están profundamente enraizadas (Cohen 1978; Ochoa 1998).

Semillas comestibles, verduras y frutas de las lomas son un recurso estacional que provee importantes vitaminas y micronutrientes. En particular, todos los cactus de las lomas producenun fruto de sabor agradable y contribuye significativamente a la dieta en diferentes momentosdel año. El Corryocactus brachypetalus, que crece únicamente en los farallones rocosos de laslomas que miran hacia el mar, tiene la fruta más grande cuya pulpa tiene un gusto semejante alaguaymanto. Dos especies del cactus Haageocereus (decumbens y aff. Tenuis), que se encuentrangeneralmente en la zona de transición de vegetación de las lomas de Amara, producen frutasde jugo dulce en el mes de enero, momento en el que la niebla de invierno se ha retirado. Losfrutos de Cumulopuntia sphaerica y Eriosyce islayensis son comestibles pero su sabor no estan agradable.

La buena preservación de los restos orgánicos en los contextos del Precerámico Medio de La Yerba II, ubicado cerca al estuario del río Ica, evidencia el uso y consumo de plantas de lomas:tubérculos de Oxalis spp., y frutos y semillas de cactus (Haageocereus spp., figura 7G). Evidencias indirectas del consumo de plantas son las piedras para moler (“batanes”) encontradas en LaYerba II y III (figura 7C), y también en Amara Norte I, ubicado en el corazón de las lomas (figura4F), donde las plantas se conservan solo en forma de carbón. La presencia del tejido parénquimacarbonizado propio de alimentos almidonados está presente en todos los sitios del PrecerámicoMedio. En La Yerba II se registraron espinas de Haageocereus atadas con cuidado, las cualesprobablemente fuero usadas para elaborar anzuelos (Engel 1984).

Hoy en día algunas plantas de las lomas son conocidas por sus propiedades antibacteriales y medicinales, ejemplos de ellas son Ephedra spp. y Plantago spp. (Villagrán y Castro 2003). LaKrameria lappacea es utilizada en tratamientos de inflamación, enfermedades gastrointestinalesy otros propósitos médicos (Simpson 1989; Brack Egg 1999). La Krameria también tiene un altocontenido de taninos y, en ocasiones, es utilizada para curtir pieles de animales. Restos de ellafueron identificados en contextos precerámicos de La Yerba II (figura 7I). La mayoría de estoscontextos arqueológicos también contienen muchos hilos de pesca finamente hilados y fragmentos de redes. Sugerimos que, antes del algodón, estos se hilaban a partir de fibras finas del líber,como las de Asclepias spp., u otra planta estrechamente relacionada de la familia Apocynaceae(Beresford-Jones et al. 2018).

Muchas de estas plantas son importantes en la dieta de los animales que fueron cazados en el Precerámico. Los guanacos, por ejemplo, se alimentan de hierbas leguminosas de las lomascomo la Astragalus, además de raíces y tubérculos de plantas perennes, hierbas fruto de cactus.Además, en invierno y verano pueden alimentarse de líquenes y Tillandsia que predominan en lacosta del sur (Raedeke y Simonetti 1988; Reus et al. 2009).

Figura 7: Recursos de las lomas en los contextos precerámicos del sitio La Yerba II, boca del río Ica: A) contexto Precerámico Medio, Trinchera 3, La Yerba II. Unidad estratigráfica SU 1079 fechado6936-6735 Cal AP; B) vista sur de La Yerba II, 2013; C) mortero de piedra (‘batan’), La Yerba II, SU1001, presumiblemente para procesar plantas alimenticias; D) restos de huesos procesados de venadogris (Odocoileus virginianus), La Yerba II, SU 1001; E) ejemplo de huesos procesados, vertebra decamélido, posible guanaco (Lama guanicoe), La Yerba II, SU 1001; F) conchas de caracol de tierraBostryx sp., La Yerba II, SU 1005; G) fruta desecada del cactus Haagocereus sp., La Yerba II, SU1072; H) Fragmento de tubérculo desecado de Oxalis sp., La Yerba II, SU 1079; I) semilla desecada. 

Krameria sp., La Yerba II, SU 1072

La flora de las lomas como combustible

En todos los sitios precerámicos sus ocupantes utilizaron combustibles para cocinar, abrir las almejas (Waselkov 1987:100), curtir pieles de animales, asar ciertos tubérculos de las lomasy, obviamente, para calentarse porque en los trópicos la costa sur del Perú es notablemente fríaen invierno, cuando las temperaturas bajan considerablemente y los fuertes vientos traen nieblashúmedas cerca de la costa del Pacifico. En las lomas de la costa sur la temperatura promediodurante el invierno es de 7°C.

La evidencia procedente de los sitios precerámicos como La Yerba II y III, ubicados cerca del río, sugiere el uso de especies forestales y del estuario como combustible. En el caso de lossitios ubicados dentro de las lomas, sugerimos que debió utilizarse la vegetación propia del lugarporque los estudios etnográficos indican que los recursos empleados como combustible, como laleña, casi siempre se recolecta dentro de un radio no mayor a dos horas de caminata (Willis y VanAndel 2004:2371). Cantidades considerables de carbón vegetal fueron registrados en el interiorde fogatas documentadas en el Arroyo de las Lomitas (figura 4E). Este conjunto de carbón estácompuesto principalmente por Atriplex rotundifolia (75%), pero también por carbones de árbolesleguminosos (Prosopis o Acacia), sauce (Salix humboldtiana) y varios arbustos leñosos comoBaccharis sp., Grabowskia boerhaaviaefolia, Scutia spicata y Tessaria integrifolia y cactus. Aunquela madera arrastrada por el mar podría haber contribuido a la economía general de combustible,hoy en día es escasa a lo largo de esta costa rocosa. En sitios dentro de las lomas como AmaraNorte I solo se conservan microrrestos de carbón, pero es posible encontrar piedras tiznadas ytermofracturadas como evidencia de continuas fogatas.

En la actualidad, en las lomas de la costa sur no existen árboles y solo se pueden encontrar algunas especies arbustivas como Ephedra americana, A. rotundifolia y C. alnifolius que, comotodas las especies leñosas de lomas, son de crecimiento lento, pero productoras de combustiblede alto valor calorífico, lo que las hace propensas a ser sobreexplotadas. En otros sitios, el carbónprecerámico se ha tomado como evidencia de tal sobreexplotación (Weir y Derring 1986). Losrestos de fogatas registrados en el sitio Arroyo de Lomitas sugieren que las lomas proveyeron demuchos arbustos. Además, grandes áreas de las lomas están cubiertas de Tillansdia spp., especieque fue utilizada como combustible en el Precerámico (Moseley y Willey 1973; Weir y Derring,1986; Quilter 1991). Las fibras suaves de sus semillas hacen una yesca eficiente. Sin embargo, lamayoría de Tillandsia son de crecimiento lento (Craig 1985) y su sobre explotación pudo haberocasionado desestabilización en los sistemas de dunas (Hesse 2012:35), evidente en sitios comoAmara Norte I.

La historia de la ecología humana del Precerámico en las lomas de la costa sur cubre varios milenios, y, sin embargo, es posible ver a través del registro arqueológico los cambios vividos.En la siguiente sección expondremos la evidencia que nos permitirá contribuir a la importantepregunta sobre las causas detrás de tales cambios.

CAMBIOS A TRAVÉS DEL TIEMPO

Las lomas, como otras zonas ecológicas áridas, son frágiles y particularmente sensibles a las perturbaciones climáticas (Masuda 1985) y el impacto humano (Dillon et al. 2003).

Tal como ha sido discutido, el factor climático de mayor relevancia en las lomas consiste en las periódicas perturbaciones que existen a lo largo de la costa del Perú a causa del fenómenodel ENOS (Oscilación del Sur-El Niño) El ENOS se caracteriza por anomalías en la temperaturade la superficie del mar (TSM), las cuales han sido descritas de acuerdo a dos modos espacialesde variabilidad: las anomalías máximas en la TSM localizadas en el Pacífico central (modo ‘PC’o ‘Modoki El Niño’), que implican anomalías negativas en la TSM de la costa peruana y fuerteseventos de La Niña; y las anomalías máximas en la TSM localizadas en el Pacífico oriental (modo‘PO’), vinculadas con fuertes eventos de El Niño (e.g. Carré et al. 2014).

La reconstrucción de la historia de ENOS mediante diversas líneas de datos indirectos (o proxy data), incluidos en sedimentos lacustres y marinos, núcleos de hielo y sitios arqueológicos conllevamuchas complejidades, y fueron recientemente revisadas por Sandweiss et al. (2020). Un modelodel ENOS histórico establecido desde hace un tiempo, basado en datos de sitios arqueológicos enla costa norte del Perú (Sandweiss et al. 1996, 2020; Sandweiss y Kelley 2012) sugiere cerca decuatro milenios de supresión del ENOS durante el Holoceno Temprano, entre los años 9 y 6 ka,después de los cuales ocurrió una baja frecuencia de El Niño hasta el 3 ka, momento en el cual sefue estableciendo el régimen moderno que conocemos como El Niño (Rodbell et al. 1999; Moy etal. 2002). Sin embargo, es evidente que el clima costero y las condiciones oceanográficas demuestran una variación significativa al sur de la latitud 12°S durante los eventos ENOS, con efectos máspronunciados que hacia el norte de esta latitud. Estas variaciones incluyen otras variantes del ENOScomo el ‘El Niño Costero’ que sufrió la costa norte y central en el 2017 (Sandweiss et al. 2020).

Al sur de 12°S se han propuesto variaciones específicas para la costa sur para este modelo, basados en un 518O como indicador (proxy) para la temperatura superficial del mar, registradaen conchas de almejas halladas en depósitos arqueológicos, incluyendo los sitios La Yerba II, loscorales del Pacífico central y foraminíferos de las islas Galápagos (Carré et al. 2014). Todo estosugiere que por más de cinco milenios, entre los años 9,6 y 4,5 ka, las medias anuales de la TSMfueron significativamente más bajas que hoy en día, especialmente al sur del Perú; que antes del8 ka el ENOS era más como el El Niño (modo ‘PO’), mientras que entre los años 7,5 y 6,7 ka elfenómeno se inclinó hacia el modo ‘PC’ con eventos de La Niña más frecuentes e intensos; y entrelos años 5 y 4 ka ocurrió un período de reducción sustancial en la varianza del ENOS. ¿Cómopodría haber impactado entonces este modelo revisado del ENOS en las lomas de la costa sur?¿Cómo fue tal impacto representado en el registro arqueológico?

Las variaciones en el modo espacial y la amplitud del ENOS afectan las temperaturas relativas de la tierra y el mar que impulsan los regímenes de viento de convección y gobiernan otras interacciones mar-atmósfera, como la producción de aerosoles y núcleos de condensación y, porlo tanto, la producción, la intensidad (tamaños de las gotas de lluvia) y la duración de las precipitaciones ocultas en las lomas. En el norte y centro del Perú, El Niño provoca ‘enormes eventos deflorecimiento’ (Muenchow et al. 2013:564) y un aumento explosivo en la población de caracoles(Ramírez et al. 2003) en las lomas (véase también Cano et al. 1999; Dillon et al. 2003; Kalickiet al. 2014). Más al sur también incrementa la vegetación de las lomas, debido a la niebla deadvección que transporta un alto contenido de humedad en aguas más cálidas (Eichler y Londoño2013:1, véase también Muñoz-Shick et al. 2001, Manrique et al. 2010). Dillon (2011) registró unincremento de hasta 13 veces en la productividad primaria de las lomas al sur del Perú, medidoa partir de la cobertura y densidad vegetal, durante el poderoso evento de El Niño de 1997-98.

Los efectos de los eventos de La Niña en las lomas peruanas son menos sencillos de comprender. Tierra adentro, las condiciones oceánicas más frías durante La Niña se traducen en condiciones más secas. Aun así, inmediatamente a lo largo de la costa, La Niña crea neblinas máspersistentes (Manrique et al. 2010; Muenchow et al. 2013; Eichler y Londoño 2013), porque lasmasas de aire húmedo más fríos que transporta son más propensas a la condensación (McPhadenet al. 2006). Muenchow et al. (2013:564) registran “abundantes eventos de florecimiento, una altadiversidad en especies y una alta cobertura en especies”, aunque este registro fue durante un soloaño de La Niña en Casma. Pese a ello, la relación entre un aumento de la neblina y la vegetaciónde las lomas está lejos de ser simple, en particular porque está gobernada también por cambiosen la altitud y temperatura de la capa de neblina (Manrique et al. 2010; Eichler y Londoño 2013;Muenchow et al. 2013). En consecuencia, las especies de plantas de las lomas han evolucionadoen estos regímenes húmedos y nichos topográficamente delimitados para conformar un mosaicocomplejo de vegetación. Las condiciones persistentes de La Niña pueden, por ejemplo, promoverel surgimiento de especies xerófitas y ampliar los cordones de vegetación transicional en perjuiciode las hierbas producidas por las neblinas (Latorre et al. 2011).

Para las lomas de la costa sur, el impacto del ENOS en los recursos de las lomas es bimodal: primero, El Niño tiende a producir una mayor biomasa sobre tierra en zonas efímeras, mientrasque La Niña tiende a producir una mayor biomasa subterránea en forma de geófitos en las zonasde niebla (Beresford-Jones et al. 2015b). En resumen, podemos inferir que, en tiempos pasados,hubo una mayor varianza e intensidad de ENOS durante varios siglos -ya sea de La Niña o ElNiño- que habrían reforzado la extensión, volumen y la altura de la vegetación atrapanieblas delas lomas, influyendo positivamente en la hidrología de la biomasa y produciendo un microclimaautosustentable. Esto habría aumentado de manera importante la biomasa de los recursos de floray fauna explotados por los cazadores-recolectores del Precerámico. Diferentes modos de ENOShubieran promovido diferentes partes del ecosistema de las lomas, lo cual habría conllevado diferentes estrategias de subsistencia, por ejemplo, concentrándose en la caza de guanaco y recolecciónde caracoles a medida que sus poblaciones aumentaban debido a la expansión de la vegetaciónde las lomas durante periodos de gran variación de El Niño, o, concentrándose en recolectar lasplantas geófitos -ricas en almidón- de las lomas perennes cuando prosperaban gracias a nieblasmás persistentes en épocas de mayor variación de La Niña.

En contraste, largos periodos de supresión en la varianza de ENOS hubieran tenido un impacto negativo sobre los ecosistemas de las lomas. De hecho, sin regeneración a través de eventos periódicos de ENOS, algunas especies de lomas podrían haber desaparecido completamente conel paso del tiempo (Dillon 2011). También se incrementaría su vulnerabilidad al impacto delhombre (cf. Ballester y Grimberg 2018). La vegetación en las lomas actúa, en general, no comoconsumidora de agua, sino como un factor de producción de agua debido a las muy mejoradassuperficies que proporcionan para la condensación de agua de niebla.

Esto es particularmente cierto en el caso de los árboles y los arbustos leñosos más altos que aumentan la condensación de la niebla en las lomas por un factor de hasta seis veces (Ellenberg1958); de tal modo que su remoción, digamos, para usos de combustible, actúa reduciendo lahidrología de las lomas y la humedad del suelo y, por lo tanto, el crecimiento y germinación deotras plantas y de la biomasa de las lomas en su totalidad (Engel 1973; Walter 1973; Oka 1986,Muenchow et al. 2013).

La figura 8 muestra el registro arqueológico para las lomas de la costa sur y los últimos datos históricos de clima de ENOS para la misma región, tal como fue sintetizado por Carré etal. (2014). Es importante enfatizar que el análisis de Carré y sus colegas no reconstruye eventosindividuales de ENOS, sino que muestra variaciones en las frecuencias de ENOS durante períodosde tiempo profundos. Es este impacto acumulativo en la variación del ENOS a lo largo del tiempoque podríamos argumentar tiene relevancia para determinar los cambios en los estilos de vida delos cazadores-recolectores marinos representados por el registro arqueológico del PrecerámicoMedio de las lomas en la costa sur del Perú. Hacemos cinco observaciones de esta combinaciónde datos a la luz de la información ecológica que ya fue presentada anteriormente.

En primer lugar, la Figura 8 nos muestra que, en la escala más amplia, todos los sitios arqueológicos precerámicos íntimamente asociados con las lomas de la costa sureña fueron ocupados durante cinco milenios, en los cuales, tal como lo sintetizan Carré et al. (2014:1045), “la mediaTSM anual fue significantemente más baja.. .que hoy en día, especialmente al sur del Perú, unos~3°C más fría, [lo cual implica] un incremento en la intensidad de la marejada costera”. Fue estolo que dio forma a las condiciones de una productividad oceánica mayor y de una hidrología aumentada de las lomas y biomasa debido a las nieblas más persistentes, las cuales brindaron sustentoa los cazadores-recolectores en lo que Engel (1981:24) llama el “fog oasis situation”. Además, elsitio Abrigo I del periodo Precerámico Temprano (10200-9540 años cal AP, tabla 1) nos permiteresaltar otro factor que determina la distribución de los sitios antes de la relevancia de las lomas:el nivel del mar (Noller 1993:11; Dillon 2011). En aquellos tiempos el nivel eustático del mar fue35 m más bajo que en la actualidad. El cambio del nivel ocasionó alteraciones significativas en elrelieve costeño y cubrió muchos sitios arqueológicos del Precerámico Temprano (ver Richardson1998; Sandweiss 2009). Los cambios en el mar también afectaron la distribución de las lomas,ya que ellas están determinadas principalmente por la altitud.

En segundo lugar, hubo, al parecer, un milenio en el cual El Niño era más prevalente (modo PC) antes del 8 ka y al comienzo del período Precerámico Medio, que habría expandido la superficiede vegetación y biomasa de las lomas, pero a la vez, también habría causado choques persistentesen ciertos recursos marinos relevantes para la subsistencia. Solo un sitio junto al estuario, La YerbaI, fue fechado por Engel (1991:54) en esta época, y una calibración posterior implica un margen deincertidumbre de casi un milenio (9018-7693 años cal AP, tabla 1). Engel brinda pocos detalles ynuestras propias investigaciones del mismo sitio -en la medida en se puede determinar- sugierenque tanto la fecha como el contexto arqueológico son, de hecho, similares al sitio adyacente de (Bronk Ramsey 2009).

Figura 8: Comparación de la historia de ENOS (Carré et al. 2014) con fechas de sitios precerámicos en la costa sur de Perú, todos calibrados usando ShCal13 (Hogg et al. 2013) en OxCal versión 4.2. 

La Yerba II (figura 8). De ser así, hay poca evidencia arqueológica visible de ocupación humana de la costa sur durante este periodo, aunque eso también pueden ser el resultado de factores deun cambio eustático y estabilización del nivel del mar, pertinentes a nuestra próxima observación.

En tercer lugar, dentro del extenso rango de cinco milenios de las aguas frías, el comienzo del período Precerámico Medio está marcado por el descubrimiento de diversos sitios arqueológicos de alta visibilidad, el más notable de estos es La Yerba II (7572-6567 años cal AP, tabla 1),situado en el estuario del río Ica. Esto coincide con un período de numerosos siglos adonde se veincrementada la actividad de La Niña (figura 8), lo que resulta en mares aún más fríos y lomascon mayor presencia de niebla: condiciones reflejadas en la ecología, particularmente de aguasfrías, en partes de la colección de moluscos de La Yerba II, tales como Tegula atra y Choromytiluschorus. Este momento es también cuando se estabilizó el nivel eustático del mar, con lo cual seformaron las playas arenosas que favorecieron el crecimiento y reproducción de grandes bancosde machas, recurso marino de alta frecuencia en los conchales de La Yerba II. Por lo tanto, no escasualidad que el establecimiento de la forma de vida propia del Precerámico Medio haya tomadolugar en una época donde los recursos oceánicos y el de las lomas fueron abundantes y predecibles.

En cuarto lugar, en los cerca de quinientos años que bordean el 6 ka, los sitios arqueológicos en los estuarios de los ríos muestran evidencia de un incremento del sedentarismo y un crecimiento de la base de recursos en un espectro de subsistencia mixto de caza y cultivo (compararcon Gorbahn 2020). Mientras que sitios como La Yerba II se caracterizan por refugios contra elviento hechos de junco (comparar con Quilter 1989); sitios fechados posteriormente junto a losestuarios del río, como La Yerba III y Santa Ana (6493-5895 años cal AP y 5656-4980 años calAP, respectivamente, tabla 1) contienen evidencia de aldeas permanentes con una disposiciónmortuoria estructurada (Engel 1981:20-21, 1991:157, comparar con la ‘fase Encanto’ en otrascitas; Lanning 1963; Patterson y Moseley 1968). Estos últimos sitios tienen grandes cantidades deobsidiana, lo cual indica unas esferas de interacción mucho más amplias ya que las fuentes máscercanas están a 250 km, en las tierras altas de la zona de Huanca Sancos en Ayacucho (Tripcevichy Contreras 2011). Esos sitios también tienen la primera evidencia local del desarrollo de unaagricultura de alimentos cultivada en los cienos húmedos de las adyacentes llanuras aluviales delos ríos. En este sentido, recuperamos pallares completamente domesticados (Phaseolus lunatus),mientras que Engel (1981: 20) reportó frejoles Phaseolus y jícama (Pachyrhizus tuberosus) enlos contextos de La Yerba III.

Por último, pero no menos importante, la figura 8 sugiere que, a medida que la larga época de temperaturas marinas más frías terminaba alrededor de 4,5 ka y en sincronía con un Holocenocon un mínimo de varianzas ENOS que duró mil años hasta 4 ka, cada uno perjudicial al ecosistema de lomas y las fuentes de aguas que alimentaban a lo largo del litoral, también llego a su finuna forma de vida del Precerámico Medio que había existido aquí por milenios alrededor de lasestaciones de las lomas y su rico litoral oceánico.

En efecto, la significancia de los recursos de las lomas para el asentamiento humano está clara por el hecho de que no hay sitios arqueológicos precerámicos a lo largo de la costa entreMorro Quemado y Bahía de San Nicolás fechados después del año 4450 años cal AP. La fechaaceptada para el final del período Precerámico Medio en cualquier otra parte del Perú es 4450 añosAP sin calibrar (Quilter 1991). Calibrado usando ShCal20 (Hogg et al. 2020), esto se ubica enaproximadamente 5000 años Cal AP. Parece haber pocos motivos para suponer que un giro haciatemperaturas marítimas promedio, afines a las condiciones modernas, junto con una actividadsuprimida del ENOS, habría sido perjudicial para muchos recursos marinos, en particular, paralas machas (Mesodesma sp.) las cuales por largo tiempo fueron un componente dietético clave.Y, aun así, los únicos sitios en el área de estudio que datan en el subsiguiente periodo del Precerámico Tardío son pequeños campamentos logísticos como Amara Norte o Arroyo de Lomitas.2Aparentemente, faltan en el registro arqueológico Precerámico Tardío, los sitios más grandes enlos estuarios de río, como el campamento base de La Yerba II o los poblados permanentes comoLa Yerba III o Santa Ana. Continuando con el colapso de la “fog oasis situation”, por lo tanto,especulamos que un aumento en la dependencia de agricultura durante el Precerámico Tardíoameritó un traslado de los asentamientos tierra adentro, en las cuencas ribereñas de los ríos costeros del sur del Perú.

Por otro lado, en las costas norte y centro del Perú este cambio crítico llevó al crecimiento de la densidad poblacional y la aparición de arquitectura monumental después de los 5000 años calAP (Shady y Leyva 2003; Alva 2014; Dillehay 2017; Prieto y Sandweiss 2020). Esto no sucedióen la costa sur, probablemente por su configuración geomorfológica distintiva. A diferencia delos valles ribereños al norte, con sus extensas deltas aluviales y tierras frente al mar que garantizan un fácil acceso a recursos marinos y agrícolas, los sistemas fluviales de la costa sur estáncompuestos de cuencas ribereñas repartidas por los largos cursos de río, desviados y separadosdel mar por las mismas formaciones costeñas de las lomas que fueron el primer anfiteatro de laecología humana durante el Precerámico Medio.

En tiempos arqueológicos tardíos, incluso en tiempos históricos, las lomas continuaron siendo visitadas para recolectar caracoles, plantas, hierbas para animales domesticados e, incluso, realizarcacerías de animales (Rostworowski 1981; Masuda 1985; Larrain et al. 2001; Beresford-Jones2011; Kalicki et al. 2014).

Los caminos a través de las lomas de la costa sur eran aún recorridos para acceder a recursos marinos a lo largo del litoral (Engel 1991). Aunque parece claro que, para esos tiempos posteriores, los recursos en las lomas y en el mar fueron estrictamente suplementarios (Carmichaelet al. 2014) y nunca volvieron a dictar los caminos de la existencia humana tal como lo hicierondurante el período Precerámico Medio.

CONCLUSIONES

Es obvio que el mar frio y sus abundantes recursos fueron una fuente inagotable de proteínas para los cazadores-recolectores del periodo Precerámico Medio en la costa del Perú. Sin embargo,y debido a que los recursos marinos se encontraban ubicados en puntos clave a lo largo del litoral,las lomas y sus fuentes de agua dulce fueron los que definieron la configuración de la ecologíahumana en el Precerámico y, por tanto, el patrón de ocupación y rutas de desplazamiento a lolargo de la costa sur entre Morro Quemado y Bahía de San Nicolás: la “fog oasis situation” deEngel (Engel 1981:24; figura 1). En este escenario, las lomas de la costa sur ofrecen las mejorescondiciones para conocer como los cazadores-recolectores explotaron sus recursos.

La flora y fauna de las lomas siempre fueron importantes componentes de la dieta del Precerámico (figura 7) incluso en temporadas críticas, en particular los tubérculos, ungulados ycaracoles de lomas. Además, las lomas proveyeron de combustible, medicina y materia prima.Nuestros datos refutan las opiniones que aseguran que las lomas no fueron importantes para elhombre, o que no se habrían alterado durante el Holoceno. Por el contrario, en las lomas se encuentran los parientes silvestres de la papa andina, el tomate (Solanum spp.) y la papaya (Caricasp.), así como el guanaco, pariente silvestre de la llama. Por lo antes dicho, sugerimos que deberíareevaluarse el rol que jugaron las lomas en el proceso de domesticación, especialmente tomandoen consideración que toda vez que se ha observado la domesticación de camélidos y tubérculosa menudo se han desarrollado en conjunto (Pearsall 2008:113).

El último modelo sobre el comportamiento histórico de los ENOS basados en el registro del isotopo 518O (Carré et al. 2014), junto con los patrones arqueológicos documentados aquíy fechados con gran precisión cronológica, muestran la estrecha relación entre la ocupación delPrecerámico Medio de las lomas de la costa sur y una larga época de un mar significativamentemás frío, con implicancias de mayor intensidad de afloramientos de agua marinas y mayor persistencia de nieblas en las lomas. Los asentamientos humanos incluyen campamentos logísticosdispersos entre el litoral de las lomas y próximos a arroyos alimentados por las nieblas, y sitiosemplazados en el interior de las lomas que sirvieron para cazar y recolectar.

Dentro de esos cinco milenios de mar frio, las primeras ocupaciones del Precerámico Medio fueron establecidas cerca a los estuarios durante un periodo multicentenario de mayor actividadde La Niña, lo que implico aún más abundantes recursos oceánicos y de lomas, coincidiendotambién con el momento en que los niveles eustáticos del mar se estabilizaron y la progradaciónde la costa comenzó a formar el hábitat de playa necesario para la abundante y fácil recolecciónde las macha que dominan los basurales de estos sitios. Estos campamentos logísticos en el estuario del río ofrecieron a los cazadores-recolectores acceso a un mosaico complejo de entornosdiversos y altamente productivos.

Eventualmente, los cinco milenios del periodo del Precerámico Medio definidos por la “fog oasis situation” y la época de mares fríos culminó, dejando el paso a un Holoceno con ENOScuyas características perjudicaron a las lomas y las fuentes de agua que lo sostenían. Este recientedato sobre las lomas de la costa sur comprueba la perspicaz opinión de Lanning (1963:369), quienafirmó hace medio siglo que el cambio climático -específicamente ligado a las alteraciones dela circulación oceánica (por ejemplo, ENOS)- afectaría de manera significativa el potencial delos recursos de las lomas durante el Holoceno y, por tanto, explicaría porque la ecología humanacambio luego de la “fog oasis situation”.

Sin embargo, aunque la propuesta de considerar que el cambio climático afectó la ecología humana del Precerámico Medio es convincente, este no excluye al factor humano de la explicaciónde la culminación de “fog oasis situation”. La actividad humana pudo haber hecho más sensiblesa las lomas frente a los cambios climáticos. La acción humana negativa sobre la vegetación de laslomas y, específicamente, sobre los arbustos leñosos -de crecimiento lento y fácil sobre explotación-que actúan como condensadores de las nieblas pudo profundizar los efectos de cambio climáticoy éste, a su vez, actuar contra el crecimiento de la vegetación. El registro de carbón vegetal enlos fogones del Precerámico Medio en las lomas nos dice que la actual ausencia de especies deárboles y arbustos leñosos es relativamente reciente. Más importante aún, este modelo de decliveclimáticamente inducido de recursos de lomas hacia el final del Precerámico Medio no pareceexplicar el surgimiento de la agricultura en los Andes, como Lanning (1967) y otros propusieron.

Los sitios La Yerba II y III fueron ocupados durante más de un milenio hasta el 6000 AP y en sus contextos arqueológicos hemos documentado evidencia relacionada con los cambiosque acompañan la aparición de la agricultura en muchas partes del mundo. Para referirse a estaetapa de cambios, Flannery (1969) acuñó el término “Broad Spectrum Revolution”. Los cambiosque hemos registrado incluyen arquitectura permanente, tumbas -posibles marcadores de territorialidad-, redes de intercambio muy extensas y dinámicas (gran cantidad de obsidiana) y usocreciente de recursos cultivados en las llanuras aluviales como los frejoles, de alto valor proteico,y, finalmente, algodón, el cual permitió la intensificación de la explotación de recursos marinos(Moseley 1975; Beresford-Jones et al. 2018). No obstante, durante esta época de cambio, laecología humana propia de “fog oasis situation” prevaleció (figura 8).

Por lo tanto, en el caso de la costa sur del Perú el “Broad Spectrum Revolution” se desarrolló, no por la presión demográfica en un contexto de ambientes sobre explotados (Patterson y Moseley 1968), sino, al contrario, como resultado de la abundancia de recursos que la “fog oasissituation” brindó durante todo el Precerámico Medio. Situación que ha sido observada en muchaspartes del mundo (Arnold 1996:98; Zeder 2012:258), donde una combinación entre abundanciay predictibilidad de la estacionalidad de los recursos hizo que los cazadores-recolectores -cadavez más complejos- del Precerámico Medio redujeran su movilidad para instalarse en puntosestratégicos en las zonas de confluencia de múltiples ecosistemas, como los estuarios de los ríos.

Para referirse al periodo cultural de nuestro interés Engel (1987) utilizaba el término ‘Mesolítico’. La arqueología peruana ha dejado de usar este tipo de términos para evitar que lascomparaciones con el Viejo Mundo oscurezcan los aspectos particulares de la trayectoria culturalAndina. Nosotros, por el contrario, estamos a favor de utilizar el término en el contexto andinocon el objetivo de hacer referencia a las conductas humanas que conjuga el “Broad SpectrumRevolution” en otros partes del mundo. Esto, además, coadyuvaría a resaltar la importancia delcaso andino, como uno de los pocos lugares donde se originó de manera independiente la agricultura y la civilización.

AGRADECIMIENTOS

Agradecemos al Ministerio de Cultura del Perú por otorgar el permiso para el trabajo de campo arqueológico (Resolución Directoral N° 933-2012-DGPC-VMPCIC / MC, 19 de diciembrede 2012 y N° 386-2014-DGPA-VMPCIC / MC, 22 de agosto de 2014); Don Alberto BenavidesGanoza y la gente de Samaca por facilitar el trabajo de campo; el Leverhulme Trust, UK y elDon Alberto Benavides de la Quintana para financiar el Proyecto Arqueológico One River de laUniversidad de Cambridge. Este trabajo se basa en una traducción y actualización de un artículopublicado previamente en Quaternary Science Reviews (Beresford-Jones et al. 2015b).

NOTAS

1 Corresponde a los 250 km de la costa del Pacifico que abarca los valles del río Pisco, Ica, Río Grandede Nazca y Acarí. Estos valles comparten una particular geomorfología, clima e hidrología que los hacediferentes a la costa central y norte del Perú (Beresford-Jones 2011) y a la costa que se extiende en dirección a la frontera de Chile (el extremo sur). Por tanto, gran parte de su prehistoria tiene una trayectoriacompartida y distintiva, comúnmente etiquetada como “sur” por los arqueólogos (Willey 1971:78).

2 Los sitios más grandes del Precerámico Tardío que conocemos se ubican al norte de las lomas de la costasur, en Otuma y en la Península de Paracas, ambos notablemente asociados con contextos de lagunas deagua superficial y supuestamente más cálida (Engel 1991).

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Recibido: 28 de Diciembre de 2020; Aprobado: 18 de Junio de 2021

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